Entrada destacada

Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

sábado, 1 de octubre de 2022

Sábado 5 noviembre 2022, Sábado de la XXXI semana del Tiempo Ordinario o santa María en sábado, memoria libre o santa Ángela de la Cruz Guerrero González, virgen, memoria libre.

SOBRE LITURGIA

VIAJE APOSTÓLICO A ZARAGOZA, SANTO DOMINGO Y PUERTO RICO
DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
AL CLERO DE PUERTO RICO

Pabellón de Deportes de la Universidad de Puerto Rico. Viernes 12 de octubre de 1984

Amadísimos sacerdotes,
religiosos, religiosas y seminaristas:


1. Un motivo de particular satisfacción para mi en esta visita a Puerto Rico, que deseaba desde hace tiempo, es el encuentro con vosotros, las fuerzas vivas de la Iglesia en esta hermosa Isla, a la que Colón bautizó con el nombre del Precursor del Mesías: San Juan Bautista.

El Papa es bien consciente de lo que vosotros significáis para la Iglesia, y de la entrega y sacrificios con que lleváis a cabo vuestra misión pastoral como mensajeros del Evangelio, testigos de la fe y servidores de los hermanos. Por ello, durante este viaje apostólico con el que se inicia la preparación de los actos conmemorativos del V centenario del descubrimiento y de la evangelización de América, no podía dejar de reservar un tiempo especial, aunque forzosamente breve, a vosotros, los consagrados al Señor o que lo seréis un día.

Me gustaría poder saludaros personalmente, uno por uno; saber de vuestras actividades apostólicas, conocer vuestras inquietudes, vuestros problemas, vuestras penas y alegrías: oír vuestras confidencias y esperanzas, los deseos de vuestro corazón lleno de amor a Cristo y a su Iglesia.

Pero desearía, sobre todo, que este encuentro fuera para vosotros un momento de consuelo, de estímulo en vuestra vida de testigos de Cristo, de Apóstoles, de personas que han dedicado sus vidas al servicio de Dios y de los hermanos. Sed, pues, plenamente conscientes de que, en buena parte, la edificación de la Iglesia en Puerto Rico depende de vuestra actividad apostólica, como cotidianos mensajeros y distribuidores unidos a vuestros obispos y superiores, sed de verdad en el mundo de hoy, cada cual en su ambiente propio, “sal de la tierra y luz del mundo” (Mt 5, 13-14). Sal que dé una inspiración nueva a la sociedad, luz que oriente hacia horizontes que no son los sugeridos por meras razones humanas.

2. Queridos sacerdotes diocesanos y religiosos: no dejéis de miraros interiormente con ojos de fe renovada cada día. Sois los elegidos, los amigos de Jesús, los servidores de su plan de salvación. Dispensadores de los misterios de Dios en favor de vuestras comunidades; enriquecidos con poderes que superan vuestras personas, en virtud de la potestad recibida por la imposición de las manos (2Tm. 1, 6), sois los brazos, la voz, el corazón de Cristo que continúa salvando al hombre de hoy a través de vuestro ministerio eclesial.

Reavivad, pues, en vosotros la ilusión, la esperanza, la gracia recibida en vuestra ordenación sacerdotal. Recordad que actuáis tantas veces “in persona Christi”, “in virtute Spiritus Sancti”. Una fuerza interior que supera las capacidades humanas y que ha de llevaros —con humildad, pero con gran confianza— hacia vuestra propia plenitud interior, hecha madurez de vida en Cristo: “Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza. No te avergüences pues . . . del testimonio que has de dar de Nuestro Señor” (Ibíd. 1, 7-8).

Sí, mis queridos hermanos en el sacerdocio: mirando a Cristo como modelo y como fuerza que puede renovar cada día vuestra juventud de espíritu, sentíos gozosos de vuestra propia identidad de sacerdotes. Y no cedáis nunca a la duda sobre el valor de vuestra vida y sobre la posibilidad de ser perseverantemente fieles a ella. No estáis solos con vuestras únicas fuerzas humanas: “Dios es para nosotros refugio y fortaleza, un socorro en la angustia siempre a punto. Por eso no tememos” (Ps. 45 (46), 2 s.).

Pero sed a la vez conscientes de vuestra flaqueza, para superar la cual necesitáis imprescindiblemente una constante y decidida unión con Cristo en la oración; necesitáis la gracia de los sacramentos, que también para vosotros son fuente de renovación y de gracia. Así, alimentados en ese hontanar inagotable que es Cristo, fieles a la meditación diaria, al rezo de la liturgia de las horas y con un profundo amor filial a la Madre de Jesús y nuestra, mantendréis inalterada la robustez y frescura de vuestra entrega.

3. Las almas a vosotros confiadas esperan mucho de vosotros. No las defraudéis en la donación generosa: “Gratis lo recibisteis, dadlo gratis” (Mt 10, 8).

El amor a Cristo ha de inspirar eficazmente vuestro amor al hombre, sobre todo a quienes están más necesitados. Pero que todos vean en primer lugar en vosotros a los amigos y maestros en la fe, a los seguidores de Cristo, a los constructores de la Iglesia, a los predicadores de hermandad y diálogo, que en ese espíritu se entregan también generosamente a la obra del progreso y promoción del hombre.

En vuestro ministerio concreto, permaneced siempre unidos a vuestros obispos, centros de la vida eclesial diocesana. La unidad que nace del núcleo mismo de nuestra fe cristiana y que pertenece a la esencia íntima de la Iglesia, se hace aún más necesaria cuando surgen dificultades. Por ello no cedáis nunca a la tentación —en aras de una pretendida mayor eficacia pastoral— de desoír o actuar contra las directrices de vuestros Pastores.

Y cuando en el ejercicio de vuestro ministerio encontréis cuestiones que tocan opciones concretas de carácter político, no dejéis de proclamar los principios morales que rigen todo campo de la actividad humana. Pero dejad a los laicos, bien formados en su conciencia moral, la ordenación según el plan de Dios de las cosas temporales. Vosotros habéis de ser creadores de comunión y fraternidad, nunca de división en nombre de opciones que el pueblo fiel puede elegir legítimamente en sus diversas expresiones. Esta consideración que dirijo a vosotros, sacerdotes diocesanos y religiosos, es igualmente aplicable a los otros miembros de las familias religiosas.

4. ¿Qué decir ahora como más específico para vosotros, religiosos y religiosas de Puerto Rico? Recordando palabras del Apocalipsis os repetiría con gozo: “Conozco tus obras, tu caridad, tu fe, tu ministerio, tu paciencia” (Ap 2, 19). Sé de vuestra presencia cualificada en los diversos campos del apostolado eclesial: en las parroquias, con los niños, los estudiantes, los enfermos, los necesitados de asistencia, los pobres, los marginados, los hombres de cultura, o con tantos otros que confiadamente acuden a vosotros buscando consejo y aliento.

Me alegra toda esta presencia eclesial que vosotros ofrecéis con vuestra labor y vuestro amor al hombre por Cristo. Permitidme que a este propósito os recuerde que, como almas consagradas a Dios, habéis de ser ante todo especialistas del Evangelio de Jesús, seguidores de la caridad perfecta hacia Dios y hacia el prójimo en la que se resume la esencia del Evangelio.

Es en este dinamismo de la santidad, en la línea del carisma de cada instituto, donde encuentra la vocación religiosa su verdadero sentido y realización. En una fundamental actitud de servicio: “Schola dominici servitii”, como indica la bella fórmula de la regla de San Benito (San Benito, Regla, 45).

Tened bien en cuenta en todo momento que así como corresponde al laico dar testimonio cristiano en la esfera de las realidades temporales, así el alma consagrada ha de darlo recorriendo en su vida el itinerario de las bienaventuranzas, encarnando con alegría las exigencias de castidad, pobreza y obediencia, participando activamente en la vida de su propia comunidad, manteniendo una intensa vida de oración porque “toda dádiva buena y todo don desciende del Padre de las luces” (St 1, 17).

Por ello, no os dejéis deslumbrar por el espejismo de un activismo desproporcionado que pueda impediros el contacto con el Señor. No cedáis tampoco a la fácil tentación de infravalorar la vida en común o de permitir que motivaciones no evangélicas empañen vuestra propia identidad religiosa o inspiren vuestra conducta.

5. Sé que está también aquí presente un grupo de jóvenes, que representan a esos más de 300 alumnos del seminario mayor y de diversos institutos religiosos, en fase de formación. Ellos alegran profundamente mi corazón de Pastor, porque encarnan las esperanzas puestas en el futuro de la Iglesia en esta Isla.

No necesito muchas palabras para manifestaros, queridos jóvenes, mi gran afecto y mi deseo de confirmaros en vuestro camino. Os exhorto a no apagar vuestra generosidad y a manteneros fieles a la llamada que Dios ha dejado en vuestras almas. Ante la tarea exigente pero grandiosa que os espera, sed conscientes de la importancia de este tiempo de preparación y, como el siervo fiel y prudente del Evangelio, haced fructificar al máximo los talentos que habéis recibido (Mt 25, 14-22), para ponerlos a disposición de la Iglesia y de quienes aguardan vuestro futuro ministerio.

6. Es consolador para mí y motivo de agradecimiento al Padre, constatar la esperanzadora floración de vocaciones sacerdotales y religiosas de Puerto Rico. Ello prueba que la Iglesia hunde cada vez más sus raíces en el alma buena del pueblo puertorriqueño. Y esto mismo ha permitido llegar a la hermosa meta de que todos los obispos de la Isla sean nativos y que Puerto Rico tenga su primer cardenal.

Pero este crecimiento no es suficiente y por ello hay que seguir cultivando con todos los medios las vocaciones a la vida consagrada. Un esfuerzo que corresponde a toda la comunidad cristiana.

Esta Isla que va a cumplir sus 500 años de evangelización ha recibido y sigue recibiendo la ayuda sacrificada y preciosa de otros hermanos en la fe, que viniendo de otras tierras, han dado y dan lo mejor de sí a esta Iglesia. A ellos quiero decir: ¡Gracias en nombre de Cristo! ¡Gracias por vuestra generosidad! ¡Gracias por vuestra apertura de corazón! Seguid trabajando en esta Iglesia hospitalaria que es también la vuestra, la de Cristo en América Latina.

7. Termino pidiendo al Señor que el “Plan nacional pastoral con ocasión del V centenario del comienzo de la evangelización de América” preparado por vuestros obispos, produzca abundantes frutos para la Iglesia que peregrina en tierra borinqueña, y en primer lugar para vosotros.

A vuestras plegarias confío las responsabilidades del mi ministerio como Sucesor de Pedro, y os aseguro que pido a la Madre de la Divina Providencia, para que os ayude, os consuele maternalmente y os haga fieles a vuestra entrega eclesial. Con estos deseos, a vosotros y a todos los que aquí representáis doy con gran afecto mi bendición apostólica.

CALENDARIO

5 SÁBADO. Hasta la Hora Nona:
SÁBADO DE LA XXXI SEMANA DEL T. ORDINARIO o SANTA MARÍA EN SÁBADO, memoria libre o SANTA ÁNGELA DE LA CRUZ GUERRERO GONZÁLEZ, virgen, memoria libre

Misa
de sábado (verde) o de una de las memorias (blanco).
MISAL: para el sábado cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5) / para la memoria de santa María en sábado del común de la bienaventurada Virgen María o de las «Misas de la Virgen María», o de un domingo del T.O. / para la memoria de santa Ángela 1.ª orac. prop. y el resto del común de vírgenes (para una virgen), o de un domingo del T.O.; Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. III-par.
- Flp 4, 10-19.
Todo lo puedo en aquel que me conforta.
- Sal 111. R. Dichoso quien teme al Señor.
- Lc 16, 9-15. Si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera?
o bien:
cf. vol. IV, o bien cf. Leccionario de las «Misas de la Virgen María».

Liturgia de las Horas: oficio de sábado o de una de las memorias.

Martirologio: elogs. del 6 de noviembre, pág. 652.
CALENDARIOS: Hermanas de la Cruz: Santa Ángela de la Cruz Guerrero González, virgen (S). Sevilla: (F). Asidonia-Jerez y Huelva: (MO).
Toledo: Santos cuyas reliquias se guardan en las iglesias de la archidiócesis: (F).
Hermanas de la Caridad de Santa Ana: Beata María Rafols, virgen (F). Huesca, Sant Feliu de Llobregat y Zaragoza: (ML).
Jesuitas: Todos los santos y beatos de la Compañía de Jesús (F).
Misioneros Javerianos: San Guido María Conforti, obispo (F).
Astorga y León: Santos de la diócesis y santos cuyas reliquias se conservan en la diócesis (MO).
Mínimos: Santos cuyas reliquias se veneran en las iglesias de la Orden (MO).
Trinitarios: San Carlos Borromeo, obispo (MO).
Solsona y Urgell: San Martín de Porres, religioso (ML).
Canónigos Regulares de Letrán: San Geraldo, obispo (ML).
Carmelitas: Beata Francisca de Amboise, religiosa (ML).
Dominicos: Beato Simón Ballacchi (ML).
Brígidas, Calasancias, Escolapias, Escolapios, Hijas e Hijos de la Sagrada Familia, Hospitalarios de San Juan de Dios y Pasionistas: Conmemoración de los difuntos de la Orden.
Claretianos: Conmemoración de los difuntos de las congregaciones, familiares y bienhechores.

5 SÁBADO. Después de la Hora Nona:
TRIGESIMOSEGUNDA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Cuarta semana del Salterio
Misa
vespertina del XXXII Domingo del tiempo ordinario (verde).
Liturgia de las Horas: I Vísp. del oficio dominical. Comp. Dom. I.

TEXTOS MISA

Misa del sábado: del XXXI Domingo del T. Ordinario (o de otro Domingo del T. Ordinario).

Memoria de santa María:
Común de la B. V. María. I. Tiempo ordinario 6.

Antífona de entrada
Ha florecido el tronco de Jesé: la Virgen concibió al Dios y hombre, Dios restituyó la paz, reconciliando en sí el cielo y la tierra.
Virga Iesse flóruit: Virgo Deum et hóminem génuit; pacem Deus réddidit, in se reconcílians ima summis.

Monición de entrada
Celebramos hoy la memoria de la Virgen María, Madre en la gracia, intercesora nuestra ante Dios, modelo de orante y Virgen de la acogida profunda, la Madre de Dios presenta los rasgos que nos hacen venerarla en la Iglesia, de la que es miembro excelente modelo y Madre.

Oración colecta
Te rogamos, Señor, que venga en nuestra ayuda la intercesión poderosa de santa María, siempre Virgen, para que, libres de todo peligro, podamos gozar de tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo.
Adiuvet nos, quaesumus, Dómine, beátae Maríae semper Vírginis intercéssio veneránda, et a cunctis perículis absolútos in tua fáciat pace gaudére. Per Dóminum.

Memoria de santa Ángela de la Cruz:
5 de noviembre
Santa Ángela de la Cruz Guerrero González, virgen

Oración colecta propia en castellano. El resto del común de vírgenes: II. Para una virgen 2.

Antífona de entrada

Alegrémonos, exultemos, porque el Señor ha amado a esta virgen santa y gloriosa.
Gaudeámus et exsultémus, quia Dóminus ómnium diléxit vírginem sanctam atque gloriósam.
O bien:
Esta es la virgen sabia que el Señor encontró vigilante, con el aceite de su lámpara preparado y, al llegar el Señor, entró con él en el banquete de bodas.
Haec est virgo sápiens, quam Dóminus vigilántem invénit, quae accéptis lampádibus sumpsit secum óleum et, veniénte Dómino, introívit cum eo ad núptias.

Monición de entrada
Celebramos hoy a santa Ángela de la Cruz, virgen, que nació en Sevilla en 1846. Con una escasa formación y una débil salud, no consiguió entrar en cuantas congregaciones religiosas recibieron su petición. Durante cinco años estuvo madurando su proyecto fundacional a la vez que experimentaba en su vida la llamada a hacerse pobre con los pobres, a ayudar a los pobres desde dentro, siendo ella rigurosamente pobre. Años más tarde fundó el instituto de la Compañía de la Cruz, cuyo carisma es dar testimonio evangélico desde dentro de la pobreza, la necesidad y la renuncia. Murió en 1932, ya anciana, rodeada del afecto de la ciudad donde nació. Fue canonizada por san Juan Pablo II el 4 de mayo de 2003.

Oración colecta
Oh, Dios, que iluminaste a santa Ángela de la Cruz, virgen, con la sabiduría de la Cruz, para que reconociese a Cristo, tu Hijo, en los pobres y en los enfermos, y los sirviese como humilde esclava, concédenos que, imitando el ejemplo de su caridad, podamos llegar a ti, junto con nuestros hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Sábado de la XXXI semana del Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par)

PRIMERA LECTURA Fil 4, 10-19
Todo lo puedo en aquel que me conforta

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses.

Hermanos:
Me alegré muchísimo en el Señor de que ahora, por fin, haya vuelto a florecer vuestro interés por mí; siempre lo habíais sentido, pero os faltaba la ocasión. Aunque ando escaso de recursos, no lo digo por eso; yo he aprendido a bastarme con lo que tengo. Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy avezado en todo y para todo: a la hartura y al hambre, a la abundancia y a la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien en compartir mis tribulaciones. Vosotros, filipenses, sabéis además que, desde que salí de Macedonia y empecé la misión, ninguna iglesia, aparte de vosotros, me abrió una cuenta de haber y debe. Ya me mandasteis a Tesalónica, más de una vez, un subsidio para aliviar mi necesidad; no es que yo busque regalos, busco que los intereses se acumulen en vuestra cuenta. Tengo lo necesario, y me sobra. Estoy plenamente satisfecho habiendo recibido de Epafrodito vuestro donativo, que es suave olor, sacrificio aceptable y grato a Dios.
En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su riqueza en Cristo Jesús.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 111, 1b-2. 5-6. 8a y 9 (R.: 1b)
R.
 Dichoso quien teme al Señor.
Beátus vir qui timet Dóminum.
O bien: Aleluya.

V. Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
R. Dichoso quien teme al Señor.
Beátus vir qui timet Dóminum.

V. Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
R. Dichoso quien teme al Señor.
Beátus vir qui timet Dóminum.

V. Su corazón está seguro, sin temor.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad.
R. Dichoso quien teme al Señor.
Beátus vir qui timet Dóminum.

Aleluya 2 Cor 8, 9
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriqueceros con su pobreza. R.
Iesus Christus egénus factus est, cum esset dives, ut illíus inópia vos dívites essétis.

EVANGELIO Lc 16, 9-15
Si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera?
 Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:
«Ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.
Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».
Los fariseos, que eran amigos del dinero, estaban escuchando todo esto y se burlaban de él.
Y les dijo:
«Vosotros os las dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa 77
Oigamos al Señor, que nos dice: quien es fiel en lo poco, también lo es en lo mucho, y quien es injusto en lo poco, también lo es en lo mucho (Lc 16, 10). Que es como si nos recordara: lucha cada instante en esos detalles en apariencia menudos, pero grandes a mis ojos; vive con puntualidad el cumplimiento del deber; sonríe a quien lo necesite, aunque tú tengas el alma dolorida; dedica, sin regateo, el tiempo necesario a la oración; acude en ayuda de quien te busca; practica la justicia, ampliándola con la gracia de la caridad.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario XXXV

Oremos insistentemente a Dios, nuestro Padre.
- Por la Iglesia universal y por nuestra comunidad (parroquia). Roguemos al Señor.
- Por la paz del mundo y por la prosperidad de nuestra ciudad (nuestro pueblo). Roguemos al Señor,
- Por los enfermos, los pobres y todos los que padecen. Roguemos al Señor.
- Por el buen tiempo y la abundancia de las cosechas. Roguemos al Señor.
- Por todos los que participamos en esta eucaristía. Roguemos al Señor.
Que nuestra oración, Dios de bondad, suba a tu presencia y que nuestras peticiones obtengan fruto abundante. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Memoria de santa María:
Oración de los fieles
Elevemos nuestra oración a Dios, fuente de la sabiduría, que revela sus misterios a los pobres y sencillos. Lo hacemos animados por la mediación de María, la humilde hija de Sion.
R. Danos, Señor, la sabiduría del corazón.
- Por los pastores del pueblo de Dios, para que sean fieles dispensadores de la palabra de verdad y no se dejen contagiar por la mentalidad engañosa del mundo. Oremos. R.
- Por los pobres y los que sufren, para que, experimentando el misterio de la cruz, sientan también la presencia cercana y maternal de María, madre nuestra. Oremos. R.
- Por las familias, para que guarden íntegro el sentido cristiano de la vida y resuelvan en el amor los problemas que surgen entre padres e hijos. Oremos. R.
- Por los jóvenes, para que busquen la verdad con corazón libre y puro, asumiendo las dificultades que conlleva la fidelidad al Evangelio. Oremos. R.
Acoge, Padre, nuestras súplicas y derrama sobre nosotros la luz de tu Espíritu para que, como María, sepamos glorificar tu nombre con la santidad de la vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Te ofrecemos, Señor, los dones de reconciliación y alabanza y te pedimos humildemente que, siguiendo el ejemplo de la bienaventurada Virgen María, nos presentemos como ofrenda santa, agradable a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Múnera tibi placatiónis et laudis offérimus, Dómine, humíliter deprecántes, ut, beátae Maríae Vírginis sequéntes exémpla, nosmetípsos exhibeámus hóstiam sanctam, tibi placéntem. Per Christum.

PREFACIO II DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
LA IGLESIA ALABA A DIOS INSPIRÁNDOSE EN LAS PALABRAS DE MARÍA
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Señor, y proclamar tus maravillas en la perfección de tus santos; y, al conmemorar a la bienaventurada Virgen María, exaltar especialmente tu generosidad inspirándonos en su mismo cántico de alabanza.
En verdad hiciste obras grandes en favor de todos los pueblos, y has mantenido tu misericordia de generación en generación, cuando, al mirar la humildad de tu esclava, por ella nos diste al autor de la salvación humana, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro.
Por él, los coros de los ángeles adoran tu gloria eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos asociarnos a sus voces cantando con ellos tu alabanza:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, in ómnium Sanctórum provéctu te mirábilem confitéri, et potíssimum, beátae Vírginis Maríae memóriam recoléntes, cleméntiam tuam ipsíus grato magnificáre praecónio.
Vere namque in omnes terrae fines magna fecísti, ac tuam in saecula prorogásti misericórdiae largitátem, cum, ancíllae tuae humilitátem aspíciens, per eam dedísti humánae salútis auctórem, Fílium tuum, Iesum Christum, Dóminum nostrum.
Per quem maiestátem tuam adórat exércitus Angelórum, ante conspéctum tuum in aeternitáte laetántium. Cum quibus et nostras voces ut admítti iúbeas, deprecámur, sócia exsultatióne dicéntes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA II

Antífona de la comunión Sal 44, 3

En tus labios se derrama la gracia: el Señor te bendice eternamente.
Diffúsa est grátia in lábiis tuis: proptérea benedíxit te Deus in aetérnum.

Oración después de la comunión
Robustecidos con el alimento celestial, haz, Señor, que te sirvamos con una vida santa, a ejemplo de santa María, la Virgen, y que con ella proclamemos tu grandeza con sinceras alabanzas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Caelésti alimónia nutrítos, fac nos, Dómine, exémplo beátae Vírginis Maríae, pura tibi conversatióne servíre, et cum ipsa te sincéris láudibus magnificáre. Per Christum.

Memoria de santa Ángela de la Cruz:
Oración sobre las ofrendas
Señor, concédenos recibir el fruto de estas ofrendas que te presentamos, para que, a ejemplo de santa N., limpios de la antigua condición pecadora, nos renovemos con la prenda de la vida celestial. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dicátae, quaesumus, Dómine, capiámus oblatiónis efféctum, ut, beátae N. exémplo, terrénae vetustátis conversatióne mundáti, caeléstis vitae proféctibus innovémur. Per Christum.

PREFACIO COMÚN V
PROCLAMACIÓN DEL MISTERIO DE CRISTO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque con amor celebramos su muerte, con fe viva proclamamos su resurrección, y con firme esperanza anhelamos su venida gloriosa.
Por eso, con los santos y todos los ángeles, te alabamos, proclamando sin cesar:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Cuius mortem in caritáte celebrámus, resurrectiónem fide vívida confitémur, advéntum in glória spe firmíssima praestolámur.
Et ídeo, cum Sanctis et Angelis univérsis, te collaudámus, sine fine dicéntes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA II

Antífona de comunión Cf. Mt 25, 4. 6
Las cinco vírgenes prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. A media noche se oyó una voz: «Que llega el esposo, salid al encuentro de Cristo, el Señor».
Quinque prudéntes vírgines accepérunt óleum in vasis suis cum lampádibus. Média autem nocte clamor factus est: Ecce sponsus venit, exíte óbviam Christo Dómino.

Oración después de la comunión
Señor, que la santa comunión del Cuerpo y de la Sangre de tu Unigénito nos aparte de todas las cosas perecederas, para que, a ejemplo de santa N., podamos servirte en la tierra con amor sincero y gozar eternamente de tu contemplación en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Córporis et Sánguinis Unigéniti tui sacra percéptio, Dómine, ab ómnibus nos cadúcis rebus avértat, ut exémplo beátae N. valeámus tui et sincéra in terris caritáte profícere, et perpétua in caelis visióne gaudére. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del 6 de noviembre

Memoria de los santos Pedro Poveda e Inocencio de la Inmaculada, presbíteros y compañeros, mártires del siglo XX en España.
1. En Toniza, lugar de Numidia, Túnez en la actualidad, san Félix, mártir, del que habló san Agustín cuando, dirigiéndose al pueblo, dijo: «Verdaderamente feliz en el nombre y en la corona. Porque confesó y fue atormentado; pero otro día se encontró en la cárcel su cuerpo exánime». (s. IV)
2. Conmemoración de san Pablo, obispo de Constantinopla, hoy Estambul, en Turquía, el cual por mantener la fe de Nicea, los arrianos expulsaron muchas veces de su sede, pero al retornar siempre de nuevo a ella, el emperador Constancio le relegó, finalmente, a Cucuso, pequeña población de Capadocia, donde, según la tradición, fue cruelmente estrangulado por insidias de los arrianos. (350)
3. En Rennes, en Bretaña Menor, actual Francia, san Melanio, obispo, que pasó al encuentro del Señor en el lugar llamado Placio, a la vera del río Vicenon, donde él mismo, con sus propias manos, había construido una iglesia y congregado a monjes para el servicio de Dios. (c. 511)
4*. En el monasterio de Llanilltud Fawr, en Cambria, Reino Unido en la actualidad, que lleva su nombre, san Iltuto, abad, que fundó un cenobio, donde la fama de su santidad y eximia doctrina congregó gran número de discípulos. (511)
5. En Noblac, cerca de Limoges, en Aquitania, francia actualmente, san Leonardo, ermitaño. (559)
6. En Jerusalén, santos mártires Calinizo, Himerio, Teodoro, Esteban, Pedro, otro Teodoro, Juan, otro Juan y alguno más cuyo nombre se desconoce, todos los cuales eran soldados en Gaza, y al ser ocupada la ciudad por los sarracenos, fueron encarcelados, pero, animados por el obispo san Sofronio, confesaron a Cristo, y coronaron así su martirio por decapitación. (638)
7. En Barcelona, en Hispania, san Severo, obispo, que, según la tradición, obtuvo la corona del martirio. (633)
8. Entre los helvecios, en el reino de Burgundia, en la actual Suiza, san Protasio, al que se venera como obispo de Lausanne. (s. VII)
9. En el territorio de Théouanne, en Austrasia, hoy Francia, san Winoco, de origen bretón, que primero fue recibido por san Bertino en la comunidad de monjes de Sithiu, y después construyó el monasterio de Wormhoudt, que dirigió santamente como prior, trabajando mucho con sus propias manos. (717)
10*. En Apt, lugar de Provenza, en la Galia, también en Francia, san Esteban, obispo, famoso por su mansedumbre, que organizó dos peregrinaciones a Jerusalén y restauró la iglesia catedral. (1046)
11*. En el monasterio de Dorat, en la región de Limoges, en Aquitania, de nuevo en Francia, san Teobaldo, presbítero, que, siendo canónigo regular fue encargado de la iglesia y nunca salía del cenobio más que para ponerse al servicio de los enfermos y atender a sus necesidades. (1070)
12*. Cerca de Colonia, en la región de Lotaringia, en Germania, hoy Alemania, beata Cristina de Stommeln, virgen, que superó las tentaciones del mundo viviendo en comunión con la pasión de Cristo. (1321)
- Beata María Bárbara de la Santísima Trinidad Maix (1818- Catumbi, Rio de Janeiro 1873). Fundadora de la congregación de las hermanas del Inmaculado Corazón de María.
Mártires españoles del s. XX, beatificados después de 2004
- Beatos José María Ruiz Cano y 521 compañeros (1936-1937), mártires españoles, asesinados por odio a la fe en España a comienzos de la guerra civil. 
- Beatos Federico de Berga (Martí Tarrés Paigpelat) y 25 compañeros*, españoles, sacerdotes y hermanos laicos de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, asesinados por odio a la fe en 1936, en distintas localidades de Catalunya.
* P. Modest de Mieres (Joan Bover Teixidó), P. Zacaries de Llorenç del Penedés (Sebastiá Sonet Romeu), P. Remigi de Papiol (Esteve Santacana Armengol), P. Anselm d’Olot (Laurentí Basil Matas), P. Benigne de Canet de Mar (Miquel Sagré Fornaguera), P. Josep de Calella de la Costa (Joan Vila Colomé), P. Martí de Barcelona (Jaume Boguñá Casanova), P. Rafael Maria de Mataró (Francesc de Paula Soteras Culla), P. Agustí de Montclar de Donzell (Josep Alsina Casas), P. Doroteu de Vilalba dels Arcs (Jordi Sampé Tarragó), P. Alexandre de Barcelona (Jaume Nájera Gherna), P. Tarsici de Miralcamp (Josep Vilalta Saumell), P. Vincenç de Besalú (Julià Gebrat Marcé), P. Timoteu de Palafrugell (Jesús Miquel Girbau), Fr. Miquel de Bianya (Pelai Ayats Vergés), Fr. Jordi de Santa Pau (Manuel Collellmir Senties), Fr. Bonaventura de Arroyo Cerezo (Tomás Díaz Díaz), Fr. Marçal del Penedès (Carles Canyes Santacana), Fr. Eudald d’Igualada (Lluís Estruch Vives), Fr. Paciá Maria de Barcelona (Francesc Maria Colomer Presas), Fr. Ángel de Ferreries (Josep Coll Martí), Fr. Cebrià de Terrassa (Ramon Gros Ballvé), Fr. Eloi de Bianya (Joan Ayats Plantalech), Fr. Prudenci de Pomar de Cinca (Gregori Charlez Ribera), Fr. Félix de Tortosa (Joan Bonavida Dellà).
- Beatos Vicente Queralt Lloret y 20 compañeros, entre los cuales seis sacerdotes profesos de la Congregación de la Misión, cinco sacerdotes diocesanos, dos religiosas Hijas de la Caridad y siete laicos de la Asociación Hijos de María de la Medalla Milagrosa, asesinados por odio a la fe durante la guerra civil en España entre 1936 y 1937.
- Beatos José Maria Fernández Sánchez y 32 compañeros, sacerdotes y hermanos coadjutores de la Congregación de la Misión, así como de 6 laicos de la Asociación de de la Medalla Milagrosa de la Bienaventurada Virgen María, asesinados por odio a la fe en 1936 durante la Guerra Civil española.
- Beatos Teodoro Illera del Olmo, sacerdote, y 15 compañeros* (1936-37), mártires. Fueron víctimas de la persecución religiosa en Cataluña, al inicio de la Guerra Civil española.
*Joaquín (Jacinto) Gómez Peña, José (Máximo) Franco Ruiz, Joaquín Puente González, Bernardo (Emilio) Puente González, Estanislao (Ismael) Tajadura Marzo, Ángel de la Iglesia Ociña, Ricardo (Albino) Guerra Villaizán y. Acacio (Acacio María) Calleja Santamaría, todos ellos religiosos de la Congregación de San Pedro “ad Víncula; Gregorio Díez y Camila Diez, hermanos, y Eliseo Moravillo, laicos colaboradores de la congregación; Carlota de la Visitació (Baudelia Duque Belloso) religiosa de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones; Patrocinio (María) Vilanova Alsina, Andrea (Ramona) Solans Ballestér y María Auxilio (Josefa) Noguera Manubens, religiosas de las Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor.
- Beatos Ángel Cuartas Cristóbal y 8 compañeros* alumnos del Seminario de Oviedo, asesinados por odio a la fe entre 1934 y 1937.
* Mariano Suárez Fernández, Jesús Prieto López, César Gonzalo Zurro Fanjul, José María Fernández Martínez, Juan José Castañón Fernández, Manuel Olay Colunga, Sixto Alonso Hevia y Luis Prado García.
- Beatas María del Carmen (Isabel) Lacaba Andia y 13 compañeras* (Madrid, 1936), religiosas concepcionistas franciscanas y mártires, asesinadas por odio a la fe a principios de la guerra civil española.
* María del Pilar de los Desamparados, María de la Asunción, María del Santísimo Sacramento, María Balbina de San José, María Guadalupe de la Ascensión, María del Pilar, María de Jesús, María Juana de San Miguel, María Beatriz de Santa Teresa; Inés de San José, María del Carmen de la Purísima Concepción; María de San José y María de la Asunción.
- Beato Juan Roig y Diggle (1917- Santa Coloma de Gramanet, España 1936). Laico mártir, perteneciente a la Federación de Jóvenes cristianos de Cataluña. Asesinado por quienes odiaban la fe cristiana.
- Beatas María Pilar Gullón Yturriaga, Octavia Iglesias Blanco y Olga Pérez-Monteserín Núñez (Somiedo, Asturias, España 1936), laicas, enfermeras de la Cruz Roja, mártires, asesinadas por odio a la Fe.
- Beatos Juan Elías Medina, sacerdote, y 126 compañeros (1936-1939), mártires, en la provincia de Córdoba asesinados por odio a la fe, durante la guerra civil española.
- Beatos Francisco Cástor Sojo López y 3 compañeros* (1936), sacerdotes Operarios diocesanos, mártires, asesinados por odio a la fe al comienzo de la guerra civil española.
* Millán Garde Serrano, Manuel Galcerá Videllet y Aquilino Pastor Cambero.
- Beatos Benet da Santa Coloma de Gramenet (Josep Domènech Bonet), Josep Oriol da Barcellona (Jaume Barjau Martì) y Domènec da Sant Pere de Ruidebitllets (Joan Romeu Canadell), sacerdotes de los Hermanos Menores Capuchinos y mártires, asesinados por odio a la fe al comienzo de la guerra civil española (1936).
- Beatos Cayetano Giménez Martín, presbítero, y 15 compañeros mártires* (1936), asesinados durante la guerra civil española, en la provincia de Granada, por odio a la fe.
* Manuel Vázquez Alfalla, Ramón Cervilla Luis, Lorenzo Palomino Villaescusa, Pedro Ruiz de Valdivia Pérez, José Frías Ruiz, José Becerra Sánchez, Francisco Morales Valenzuela, José Rescalvo Ruiz, José Jiménez Reyes, Manuel Vílchez Montalvo, José María Polo Rejón, Juan Bazaga Palacios, Miguel Romero Rojas, presbíteros; Antonio Caba Pozo, seminarista; José Muñoz Calvo, laico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No publico comentarios anónimos.