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Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

viernes, 18 de octubre de 2019

Prefacios: Dominical del Tiempo Ordinario.

Misal Romano (3ªed.)

PREFACIOS

PREFACIO I DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO.
EL MISTERIO PASCUAL Y EL PUEBLO DE DIOS
56. Este prefacio se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Quien, por su Misterio pascual, realizó la obra maravillosa de llamarnos de la esclavitud del pecado y de la muerte, al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su propiedad, para que, trasladados de las tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Cuius hoc miríficum fuit opus per paschále mystérium, ut de peccáto et mortis iugo ad hanc glóriam vocarémur, qua nunc genus eléctum, regále sacerdótium, gens sancta et acquisitiónis pópulus dicerémur, et tuas annuntiarémus ubíque virtútes, qui nos de ténebris ad tuum admirábile lumen vocásti.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo…
Los domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el recuerdo dominical propio.

PREFACIO II DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO
EL PLAN DIVINO DE LA SALVACIÓN
57. Este prefacio se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
El cual, compadecido del extravío de los hombres, quiso nacer de la Virgen; sufriendo la cruz, nos libró de eterna muerte, y, resucitando de entre los muertos, nos dio vida eterna.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Qui, humánis miserátus erróribus, de Vírgine nasci dignátus est. Qui, crucem passus, a perpétua morte nos liberávit et, a mórtuis resúrgens, vitam nobis donávit aetérnam.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo…
Los domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el recuerdo dominical propio.

PREFACIO III DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO
EL HOMBRE SALVADO POR UN HOMBRE
58. Este prefacio se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque reconocemos como obra de tu poder admirable no sólo socorrer a los mortales con tu divinidad, sino haber previsto el remedio en nuestra misma condición humana, y de lo que era nuestra ruina haber hecho nuestra salvación, por Cristo, Señor nuestro.
Por él, los coros de los ángeles adoran tu gloria eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos asociarnos a sus voces cantando con ellos tu alabanza:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Ad cuius imménsam glóriam pertinére cognóscimus ut mortálibus tua deitáte succúrreres; sed et nobis providéres de ipsa mortalitáte nostra remédium, et pérditos quosque unde períerant, inde salváres, per Christum Dóminum nostrum.
Per quem maiestátem tuam adórat exércitus Angelórum, ante conspéctum tuum in aeternitáte laetántium. Cum quibus et nostras voces ut admítti iúbeas, deprecámur, sócia exsultatióne dicéntes:
Santo, Santo, Santo…
Los domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el recuerdo dominical propio.

PREFACIO IV DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO
LAS ETAPAS DE LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN EN CRISTO
59. Este prefacio se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque él, con su nacimiento, renovó la vieja condición humana; con su pasión destruyó nuestro pecado; al resucitar de entre los muertos, nos aseguró el acceso a la vida eterna; y en su ascensión al Padre, abrió las puertas del cielo.
Por eso, con los ángeles y la multitud de los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Ipse enim nascéndo vetustátem hóminum renovávit, patiéndo delévit nostra peccáta, aetérnae vitae áditum praestitit a mórtuis resurgéndo, ad te Patrem ascendéndo caeléstes iánuas reserávit.
Et ídeo, cum Angelórum atque Sanctórum turba, hymnum laudis tibi cánimus, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo…
Los domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el recuerdo dominical propio.

PREFACIO V DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO
LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN
60. Este prefacio se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque creaste el universo entero y estableciste el continuo retorno de las estaciones, y al hombre, formado a tu imagen y semejanza, sometiste las maravillas del mundo, para que, en tu nombre, dominara la creación
y, al contemplar tus grandezas, en todo momento te alabara, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso, te alabamos con todos los ángeles, aclamándote llenos de alegría:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Qui ómnia mundi eleménta fecísti, et vices disposuísti témporum variári; hóminem vero formásti ad imáginem tuam, et rerum ei subiecísti univérsa mirácula, ut vicário múnere dominarétur ómnibus quae creásti, et in óperum tuórum magnálibus iúgiter te laudáret, per Christum Dóminum nostrum.
Unde et nos cum ómnibus Angelis te laudámus, iucúnda celebratióne clamántes:
Santo, Santo, Santo…
Los domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el recuerdo dominical propio.

PREFACIO VI DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO
LA PRENDA DE NUESTRA PASCUA ETERNA
61. Este prefacio se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
En ti vivimos, nos movemos y existimos; y, todavía en nuestro cuerpo, no sólo experimentamos las pruebas cotidianas de tu amor, sino que poseemos ya en prenda la vida futura; pues esperamos gozar de la Pascua eterna, porque tenemos las primicias del Espíritu, por el que resucitaste a Jesús de entre los muertos.
Por eso, te alabamos con todos los ángeles, aclamándote llenos de alegría:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
In quo vívimus, movémur et sumus, atque in hoc córpore constitúti non solum pietátis tuae cotidiános experímur efféctus, sed aeternitátis étiam pígnora iam tenémus. Primítias enim Spíritus habéntes, per quem suscitásti Iesum a mórtuis, paschále mystérium sperámus nobis esse perpétuum.
Unde et nos cum ómnibus Angelis te laudámus, iucúnda celebratióne clamántes:
Santo, Santo, Santo…
Los domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el recuerdo dominical propio.

PREFACIO VII DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO
LA SALVACIÓN, FRUTO DE LA OBEDIENCIA DE CRISTO
62. Este prefacio se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque tu amor al mundo fue tan misericordioso que nos enviaste como redentor a tu propio Hijo, Y en todo lo quisiste semejante a nosotros, menos en el pecado, para poder así amar en nosotros lo que amabas en él. Con su obediencia has restaurado aquellos dones que por nuestra desobediencia habíamos perdido.
Por eso, Señor, nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y con todos los santos, diciendo:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Quia sic mundum misericórditer dilexísti, ut ipsum nobis mítteres Redemptórem, quem absque peccáto in nostra voluísti similitúdine conversári, ut amáres in nobis quod diligébas in Fílio, cuius oboediéntia sumus ad tua dona reparáti, quae per inobodiéntiam amiserámus peccándo.
Unde et nos, Dómine, cum Angelis et Sanctis univérsis tibi confitémur, in exsultatióne dicéntes:
Santo, Santo, Santo…
Los domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el recuerdo dominical propio.

PREFACIO VIII DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO
LA IGLESIA UNIFICADA POR VIRTUD YA IMAGEN DE LA TRINIDAD
63. Este prefacio se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque has querido reunir de nuevo, por la sangre de tu Hijo y la fuerza del Espíritu, a los hijos dispersos por el pecado; de este modo tu Iglesia, unificada por virtud y a imagen de la Trinidad, aparece ante el mundo como cuerpo de Cristo y templo del Espíritu, para alabanza de tu infinita sabiduría.
Por eso, unidos a los coros angélicos, te alabamos proclamando llenos de alegría:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Quia fílios, quos longe peccáti crimen abstúlerat, per sánguinem Fílii tui Spiritúsque virtúte, in unum ad te dénuo congregáre voluísti: ut plebs, de unitáte Trinitátis adunáta, in tuae laudem sapiéntiae multifórmis Christi corpus templúmque Spíritus noscerétur Ecclésia.
Et ídeo, choris angélicis sociáti, te laudámus in gáudio confiténtes:
Santo, Santo, Santo…
Los domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el recuerdo dominical propio.

PREFACIO IX DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO
(Prefacio II del Espíritu Santo)
LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU EN LA IGLESIA
64. Este prefacio se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque nos concedes en cada momento lo que más conviene y diriges sabiamente la nave de tu Iglesia, asistiéndola siempre con la fuerza del Espíritu Santo, para que, a impulso de su amor confiado, no abandone la plegaria en la tribulación, ni la acción de gracias en el gozo, por Cristo, Señor nuestro.
A quien alaban los cielos y la tierra, los ángeles y los arcángeles, proclamando sin cesar:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Qui síngulis quibúsque tempóribus aptánda dispénsas, mirísque modis Ecclésiae tuae gubernácula moderáris. Virtúte enim Spíritus Sancti ita eam adiuváre non désinis, ut súbdito tibi semper afféctu nec in tribulatióne supplicáre defíciat, nec inter gáudia grátias reférre desístat, per Christum Dóminum nostrum.
Et ídeo, choris angélicis sociáti, te laudámus in gáudio confiténtes:
Santo, santo Santo…
Los domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el recuerdo dominical propio.

PREFACIO X DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO
EL DÍA DEL SEÑOR
65. Este prefacio se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad es justo bendecirte y darte gracias, Padre santo, fuente de la verdad y de la vida, porque nos has convocado en tu casa en este domingo.
Hoy, tu familia, reunida en la escucha de tu palabra y en la comunión del pan de vida único y partido, celebra el memorial del Señor resucitado, mientras espera el domingo sin ocaso en el que la humanidad entrará en tu descanso. Entonces contemplaremos tu rostro y alabaremos por siempre tu misericordia.
Con esta gozosa esperanza, y unidos a los ángeles y a los santos, cantamos unánimes el himno de tu gloria:
Santo, santo Santo…
Los domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el recuerdo dominical propio.

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