Misal Romano (3ªed.)
PREFACIOS
PREFACIO I DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO.
EL
MISTERIO PASCUAL Y EL PUEBLO DE DIOS
56.
Este prefacio se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad
es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Quien, por
su Misterio pascual, realizó la obra maravillosa de llamarnos de la
esclavitud del pecado y de la muerte, al honor de ser estirpe
elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su propiedad,
para que, trasladados de las tinieblas a tu luz admirable,
proclamemos ante el mundo tus maravillas.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones, y con todos
los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Vere
dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque
grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
per Christum Dóminum nostrum.
Cuius hoc
miríficum fuit opus per paschále mystérium, ut de peccáto et
mortis iugo ad hanc glóriam vocarémur, qua nunc genus eléctum,
regále sacerdótium, gens sancta et acquisitiónis pópulus
dicerémur, et tuas annuntiarémus ubíque virtútes, qui nos de
ténebris ad tuum admirábile lumen vocásti.
Et ídeo
cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque
omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus,
sine fine dicéntes:
Santo,
Santo, Santo…
Los
domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el
recuerdo dominical propio.
PREFACIO II DOMINICAL DEL TIEMPO
ORDINARIO
EL PLAN DIVINO DE
LA SALVACIÓN
57. Este prefacio
se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
El cual, compadecido del extravío de
los hombres, quiso nacer de la Virgen; sufriendo la cruz, nos libró
de eterna muerte, y, resucitando de entre los muertos, nos dio vida
eterna.
Por eso, con los ángeles y
arcángeles, tronos y dominaciones, y con todos los coros
celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Vere dignum et iustum est, aequum et
salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine,
sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum
nostrum.
Qui, humánis miserátus erróribus,
de Vírgine nasci dignátus est. Qui, crucem passus, a perpétua
morte nos liberávit et, a mórtuis resúrgens, vitam nobis donávit
aetérnam.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis,
cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis
exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo…
Los
domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el
recuerdo dominical propio.
PREFACIO III DOMINICAL DEL TIEMPO
ORDINARIO
EL HOMBRE SALVADO
POR UN HOMBRE
58. Este prefacio
se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque reconocemos como obra de tu
poder admirable no sólo socorrer a los mortales con tu divinidad,
sino haber previsto el remedio en nuestra misma condición humana, y
de lo que era nuestra ruina haber hecho nuestra salvación, por
Cristo, Señor nuestro.
Por él, los coros de los ángeles
adoran tu gloria eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos
asociarnos a sus voces cantando con ellos tu alabanza:
Vere dignum et iustum est, aequum et
salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine,
sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Ad cuius imménsam glóriam pertinére
cognóscimus ut mortálibus tua deitáte succúrreres; sed et nobis
providéres de ipsa mortalitáte nostra remédium, et pérditos
quosque unde períerant, inde salváres, per Christum Dóminum
nostrum.
Per quem maiestátem tuam adórat
exércitus Angelórum, ante conspéctum tuum in aeternitáte
laetántium. Cum quibus et nostras voces ut admítti iúbeas,
deprecámur, sócia exsultatióne dicéntes:
Santo, Santo, Santo…
Los
domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el
recuerdo dominical propio.
PREFACIO IV DOMINICAL DEL TIEMPO
ORDINARIO
LAS ETAPAS DE LA
HISTORIA DE LA SALVACIÓN EN CRISTO
59. Este prefacio
se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor
nuestro.
Porque él, con su nacimiento, renovó
la vieja condición humana; con su pasión destruyó nuestro pecado;
al resucitar de entre los muertos, nos aseguró el acceso a la vida
eterna; y en su ascensión al Padre, abrió las puertas del cielo.
Por eso, con los ángeles y la
multitud de los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin
cesar:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre,
nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater,
omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Ipse enim nascéndo vetustátem hóminum
renovávit, patiéndo delévit nostra peccáta, aetérnae vitae
áditum praestitit a mórtuis resurgéndo, ad te Patrem ascendéndo
caeléstes iánuas reserávit.
Et ídeo, cum Angelórum atque
Sanctórum turba, hymnum laudis tibi cánimus, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo…
Los
domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el
recuerdo dominical propio.
PREFACIO V DOMINICAL DEL TIEMPO
ORDINARIO
LAS MARAVILLAS DE
LA CREACIÓN
60. Este prefacio
se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque creaste el universo entero y
estableciste el continuo retorno de las estaciones, y al hombre,
formado a tu imagen y semejanza, sometiste las maravillas del mundo,
para que, en tu nombre, dominara la creación
y, al contemplar tus grandezas, en
todo momento te alabara, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso, te alabamos con todos los
ángeles, aclamándote llenos de alegría:
Vere dignum et iustum est, aequum et
salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine,
sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Qui ómnia mundi eleménta fecísti,
et vices disposuísti témporum variári; hóminem vero formásti ad
imáginem tuam, et rerum ei subiecísti univérsa mirácula, ut
vicário múnere dominarétur ómnibus quae creásti, et in óperum
tuórum magnálibus iúgiter te laudáret, per Christum Dóminum
nostrum.
Unde et nos cum ómnibus Angelis te
laudámus, iucúnda celebratióne clamántes:
Santo, Santo, Santo…
Los
domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el
recuerdo dominical propio.
PREFACIO VI DOMINICAL DEL TIEMPO
ORDINARIO
LA PRENDA DE
NUESTRA PASCUA ETERNA
61. Este prefacio
se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
En ti vivimos, nos movemos y
existimos; y, todavía en nuestro cuerpo, no sólo experimentamos las
pruebas cotidianas de tu amor, sino que poseemos ya en prenda la vida
futura; pues esperamos gozar de la Pascua eterna, porque tenemos las
primicias del Espíritu, por el que resucitaste a Jesús de entre los
muertos.
Por eso, te alabamos con todos los
ángeles, aclamándote llenos de alegría:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre,
nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater,
omnípotens aetérne Deus:
In quo vívimus, movémur et sumus, atque in hoc
córpore constitúti non solum pietátis tuae cotidiános experímur
efféctus, sed aeternitátis étiam pígnora iam tenémus. Primítias
enim Spíritus habéntes, per quem suscitásti Iesum a mórtuis,
paschále mystérium sperámus nobis esse perpétuum.
Unde et nos cum ómnibus Angelis te
laudámus, iucúnda celebratióne clamántes:
Santo, Santo, Santo…
Los
domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el
recuerdo dominical propio.
PREFACIO VII DOMINICAL DEL TIEMPO
ORDINARIO
LA SALVACIÓN,
FRUTO DE LA OBEDIENCIA DE CRISTO
62. Este prefacio
se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque tu amor al mundo fue tan
misericordioso que nos enviaste como redentor a tu propio Hijo, Y en
todo lo quisiste semejante a nosotros, menos en el pecado, para poder
así amar en nosotros lo que amabas en él. Con su obediencia has
restaurado aquellos dones que por nuestra desobediencia habíamos
perdido.
Por eso, Señor, nosotros, llenos de
alegría, te aclamamos con los ángeles y con todos los santos,
diciendo:
Vere dignum et iustum est, aequum et
salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine,
sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Quia sic mundum misericórditer
dilexísti, ut ipsum nobis mítteres Redemptórem, quem absque
peccáto in nostra voluísti similitúdine conversári, ut amáres in
nobis quod diligébas in Fílio, cuius oboediéntia sumus ad tua dona
reparáti, quae per inobodiéntiam amiserámus peccándo.
Unde et nos, Dómine, cum Angelis et
Sanctis univérsis tibi confitémur, in exsultatióne dicéntes:
Santo, Santo, Santo…
Los
domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el
recuerdo dominical propio.
PREFACIO VIII
DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO
LA
IGLESIA UNIFICADA POR VIRTUD YA IMAGEN DE LA TRINIDAD
63.
Este prefacio se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad
es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno.
Porque has
querido reunir de nuevo, por la sangre de tu Hijo y la fuerza del
Espíritu, a los hijos dispersos por el pecado; de este modo tu
Iglesia, unificada por virtud y a imagen de la Trinidad, aparece ante
el mundo como cuerpo de Cristo y templo del Espíritu, para alabanza
de tu infinita sabiduría.
Por eso,
unidos a los coros angélicos, te alabamos proclamando llenos de
alegría:
Vere
dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque
grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Quia
fílios, quos longe peccáti crimen abstúlerat, per sánguinem Fílii
tui Spiritúsque virtúte, in unum ad te dénuo congregáre voluísti:
ut plebs, de unitáte Trinitátis adunáta, in tuae laudem sapiéntiae
multifórmis Christi corpus templúmque Spíritus noscerétur
Ecclésia.
Et ídeo,
choris angélicis sociáti, te laudámus in gáudio confiténtes:
Santo,
Santo, Santo…
Los
domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el
recuerdo dominical propio.
PREFACIO IX
DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO
(Prefacio II
del Espíritu Santo)
LA
ACCIÓN DEL ESPÍRITU EN LA IGLESIA
64.
Este prefacio se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad
es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno.
Porque nos
concedes en cada momento lo que más conviene y diriges sabiamente la
nave de tu Iglesia, asistiéndola siempre con la fuerza del Espíritu
Santo, para que, a impulso de su amor confiado, no abandone la
plegaria en la tribulación, ni la acción de gracias en el gozo, por
Cristo, Señor nuestro.
A quien
alaban los cielos y la tierra, los ángeles y los arcángeles,
proclamando sin cesar:
Vere
dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque
grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Qui
síngulis quibúsque tempóribus aptánda dispénsas, mirísque modis
Ecclésiae tuae gubernácula moderáris. Virtúte enim Spíritus
Sancti ita eam adiuváre non désinis, ut súbdito tibi semper
afféctu nec in tribulatióne supplicáre defíciat, nec inter gáudia
grátias reférre desístat, per Christum Dóminum nostrum.
Et ídeo,
choris angélicis sociáti, te laudámus in gáudio confiténtes:
Santo,
santo Santo…
Los
domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el
recuerdo dominical propio.
PREFACIO
X DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO
EL
DÍA DEL SEÑOR
65.
Este prefacio se dice en los domingos del tiempo ordinario.
En verdad
es justo bendecirte y darte gracias, Padre santo, fuente de la verdad
y de la vida, porque nos has convocado en tu casa en este domingo.
Hoy, tu
familia, reunida en la escucha de tu palabra y en la comunión del
pan de vida único y partido, celebra el memorial del Señor
resucitado, mientras espera el domingo sin ocaso en el que la
humanidad entrará en tu descanso. Entonces contemplaremos tu rostro
y alabaremos por siempre tu misericordia.
Con esta
gozosa esperanza, y unidos a los ángeles y a los santos, cantamos
unánimes el himno de tu gloria:
Santo,
santo Santo…
Los
domingos en las plegarias eucarísticas I, II y III se puede hacer el
recuerdo dominical propio.
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