Misal Romano (3ªed.)
PREFACIOS
PREFACIO I DE ADVIENTO
PREFACIOS
PREFACIO I DE ADVIENTO
LAS DOS VENIDAS
DE CRISTO
33. Este prefacio
se dice en las misas del tiempo, desde el primer domingo de Adviento
hasta el día 16 de diciembre, y en las restantes misas que se
celebran durante este mismo tiempo y no tienen prefacio propio.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor
nuestro.
Quien, al venir por vez primera en la
humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado
desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación eterna, para
que cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria, revelando así
la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que
ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar.
Por eso, con los ángeles y arcángeles,
tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos
sin cesar el himno de tu gloria:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.Qui, primo advéntu in humilitáte carnis assúmptae, dispositiónis antíquae munus implévit, nobísque salútis perpétuae trámitem reserávit: ut, cum secúndo vénerit in suae glória maiestátis, manifésto demum múnere capiámus, quod vigilántes nunc audémus exspectáre promíssum.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:
Santo, santo Santo...
PREFACIO II DE ADVIENTO
LA DOBLE
EXPECTACIÓN DE CRISTO
34. Este
prefacio se dice en las misas del tiempo, desde el 17 al 24 de
diciembre, y en las restantes misas que se celebran durante este
mismo tiempo y no tienen prefacio propio.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor
nuestro.
A quien todos los profetas anunciaron,
la Virgen esperó con inefable amor de madre, Juan lo proclamó ya
próximo y señaló después entre los hombres.
El mismo Señor nos concede ahora
prepararnos con alegría al misterio de su nacimiento, para
encontrarnos así, cuando llegue, velando en oración y cantando su
alabanza.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Por eso, con los ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Quem praedixérunt cunctórum praecónia prophetárum, Virgo Mater ineffábili dilectióne sustínuit, Ioánnes cécinit affutúrum et adésse monstrávit. Qui suae nativitátis mystérium tríbuit nos praeveníre gaudéntes, ut et in oratióne pervígiles et in suis invéniat láudibus exsultántes.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:
Santo, santo Santo...
CRISTO,
SEÑOR Y JUEZ DE LA HISTORIA
35.
Este prefacio se dice en las misas del tiempo, desde el primer
domingo de Adviento hasta el día 16 de diciembre, y en las restantes
misas que se celebran durante este mismo tiempo y no tienen prefacio
propio.
En verdad es
justo darte gracias, es nuestro deber cantar en tu honor himnos de
bendicion y de alabanza, Padre todopoderoso, principio y fin de todo
lo creado.
Tú nos has
ocultado el día y la hora en que Cristo, tu Hijo, Señor y Juez de
la historia, aparecerá, revestido de poder y de gloria, sobre las
nubes del cielo.
En aquel día
terrible y glorioso pasará la figura de este mundo y nacerán los
cielos nuevos y la tierra nueva.
El mismo
Señor que se nos mostrará entonces lleno de gloria viene ahora a
nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que
lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la espera
dichosa de su reino.
Por eso,
mientras aguardamos su última venida, unidos a los ángeles y a los
santos, cantamos el himno de tu gloria:
Santo,
Santo, Santo…
MARÍA,
NUEVA EVA
36.
Este prefacio se dice en las misas del tiempo, desde el 17 al 24 de
diciembre, y en las restantes misas que se celebran durante este
mismo tiempo y no tienen prefacio propio.
En verdad es
justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Te alabamos,
te bendecimos y te glorificamos por el misterio de la Virgen Madre.
Porque, si
del antiguo adversario nos vino la ruina, en el seno virginal de la
hija de Sion ha germinado aquel que nos nutre con el pan de los
ángeles, y ha brotado para todo el género humano la salvación y la
paz.
La gracia que
Eva nos arrebató nos ha sido devuelta en María.
En ella,
madre de todos los hombres, la maternidad, redimida del pecado y de
la muerte, se abre al don de una vida nueva.
Así, donde
había crecido el pecado, se ha desbordado tu misericordia
en Cristo,
nuestro Salvador.
Por eso
nosotros, mientras esperamos la venida de Cristo, unidos a los
ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria:
Santo,
Santo, Santo…
CRISTO, LUZ DEL
MUNDO
37. Este prefacio
se dice en las misas del día de Navidad y de su octava; durante la
octava, se dice incluso en aquellas misas que, si se celebraran en
otro tiempo, tendrían prefacio propio, a no ser que se trate de la
misa de un misterio o Persona divina, que tiene prefacio propio.
También se dice en las ferias del tiempo de Navidad.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque, gracias al misterio del Verbo
hecho carne, la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos con nuevo
resplandor, para que, conociendo a Dios visiblemente, él nos lleve
al amor de lo invisible.
Por eso, con los ángeles y arcángeles,
tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos
sin cesar el himno de tu gloria:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Quia per incarnáti Verbi mystérium nova mentis nostrae óculis lux tuae claritátis infúlsit: ut, dum visibíliter Deum cognóscimus, per hunc in invisibílium amórem rapiámur.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo…
I. Cuando
se utiliza el Canon romano, se dice Reunidos en comunión
propio. En la misa que se celebra en la vigilia
o en la noche de Navidad se dice: para celebrar la noche
santa; después se dice siempre: para
celebrar el día santo.
II.
Cuando se utiliza la plegaria eucarística II, se dice la intercesión
Acuérdate, Señor propia. En la misa
que se celebra en la vigilia o en la
noche de Navidad se dice:
reunida aquí en la noche santa;
después se dice siempre: reunida aquí en el día santo.
III.
Cuando se utiliza la plegaria eucarística III, se dice el recuerdo
propio en la intercesión Atiende los deseos.
En la misa que se celebra en la vigilia o en la noche de Navidad se
dice: en tu presencia en la noche santa;
después se dice siempre: en tu presencia en el día santo.
LA RESTAURACIÓN
DEL UNIVERSO EN LA ENCARNACIÓN
38.
Este prefacio se dice en las misas del día de Navidad y de su
octava; durante la octava, se dice incluso en aquellas misas que, si
se celebraran en otro tiempo, tendrían prefacio propio, a no ser que
se trate de la misa de un misterio o Persona divina, que tiene
prefacio propio. También se dice en las ferias del tiempo de
Navidad.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro
Señor.
Porque en el misterio santo que hoy
celebramos, el que era invisible en su naturaleza se hace visible al
adoptar la nuestra; el Eterno, engendrado antes del tiempo, comparte
nuestra vida temporal para reconstruir todo el universo al asumir en
sí todo lo caído, para llamar de nuevo al reino de los cielos al
hombre descarriado.
Por eso, te alabamos con todos los
ángeles, aclamándote llenos de alegría:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Qui, in huius venerándi festivitáte mystérii, invisíbilis in suis, visíbilis in nostris appáruit, et ante témpora génitus esse copit in témpore; ut, in se érigens cuncta deiécta, in íntegrum restitúeret univérsa, et hóminem pérditum ad caeléstia regna revocáret.
Unde et nos, cum ómnibus Angelis te laudámus, iucúnda celebratióne clamántes:
Santo, Santo, Santo…
I. Cuando
se utiliza el Canon romano, se dice Reunidos en comunión
propio. En la misa que se celebra en la vigilia
o en la noche de Navidad se dice: para celebrar la noche
santa; después se dice siempre: para
celebrar el día santo.
II.
Cuando se utiliza la plegaria eucarística II, se dice la intercesión
Acuérdate, Señor propia. En la misa
que se celebra en la vigilia o en la
noche de Navidad se dice:
reunida aquí
en la noche santa; después se dice siempre:
reunida aquí en el día santo.
III.
Cuando se utiliza la plegaria eucarística III, se dice el recuerdo
propio en la intercesión Atiende los deseos.
En la misa que se celebra en la vigilia o en la noche de Navidad se
dice: en tu presencia en la noche santa;
después se dice siempre: en tu presencia en el día
santo.
EL INTERCAMBIO
REALIZADO EN LA ENCARNACIÓN DEL VERBO
39.
Este prefacio se dice en las misas del día de Navidad y de su
octava; durante la octava, se dice incluso en aquellas misas que si
se celebraran en otro tiempo, tendrían prefacio propio, a no ser que
se trate de la misa de un misterio o Persona divina, que tiene
prefacio propio. También se dice en las ferias del tiempo de
Navidad.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro
Señor.
Por él, hoy resplandece el maravilloso
intercambio de nuestra redención: porque al asumir tu Verbo nuestra
debilidad, no sólo asume dignidad eterna nuestra naturaleza humana,
sino que esta unión admirable nos hace a nosotros eternos.
Por eso, unidos a los coros angélicos,
te alabamos proclamando llenos de alegría:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Per quem hódie commércium nostrae reparatiónis effúlsit, quia, dum nostra fragílitas a tuo Verbo suscípitur, humána mortálitas non solum in perpétuum transit honórem, sed nos quoque, mirándo consórtio, reddit aetérnos.
Et ídeo, choris angélicis sociáti, te laudámus in gáudio confiténtes:
Santo, Santo, Santo…
I.
Cuando se utiliza el Canon romano, se dice Reunidos en
comunión propio. En la misa que se celebra en
la vigilia o en la noche de Navidad se dice: para celebrar la
noche santa; después se dice siempre:
para celebrar el día santo.
II.
Cuando se utiliza la plegaria eucarística II, se dice la intercesión
Acuérdate, Señor propia. En la misa
que se celebra en la vigilia o en la
noche de Navidad se dice:
reunida
aquí en la noche santa;
después se dice siempre: reunida aquí en el día
santo.
III.
Cuando se utiliza la plegaria eucarística III, se dice el recuerdo
propio en la intercesión Atiende los deseos. En la misa que se
celebra en la vigilia o en la noche de Navidad se dice:
en tu presencia en la noche santa;
después se dice siempre: en tu presencia en el día
santo.
CRISTO, LUZ DE LOS
PUEBLOS
40. Este prefacio
se dice en las misas de la solemnidad de la Epifanía. También puede
decirse este prefacio, o bien uno de los de Navidad, en los días que
van desde la solemnidad de la Epifanía hasta el sábado antes del
domingo del Bautismo del Señor.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque hoy has revelado en Cristo, para
luz de los pueblos, el verdadero misterio de nuestra salvación; y al
manifestarse Cristo en nuestra carne mortal nos renovaste con la
gloria de su inmortalidad.
Por eso, con los ángeles y arcángeles,
tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos
sin cesar el himno de tu gloria:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Quia ipsum in Christo salútis nostrae mystérium hódie ad lumen géntium revelásti, et, cum in substántia nostrae mortalitátis appáruit, nova nos immortalitátis eius glória reparásti.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo…
En
la solemnidad de la Epifanía:
I.
Cuando se utiliza el Canon romano, se dice Reunidos en comunión propio.
II.
Cuando se utiliza la plegaria eucarística II, se dice la
intercesión Acuérdate, Señor propia.
lII.
Cuando se utiliza la plegaria eucarística III, se dice el recuerdo
propio en la intercesión Atiende los deseos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No publico comentarios anónimos.