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sábado, 19 de octubre de 2019

Prefacios: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Ordenaciones, Penitencia, Unción de enfermos.

Misal Romano (3ªed.)

PREFACIOS

PREFACIO DEL BAUTISMO
EL BAUTISMO, INICIO DE LA VIDA NUEVA
66. Este prefacio se puede decir en la misa del bautismo.
En verdad es justo darte gracias y exaltar tu nombre, Padre santo y misericordioso, por Jesucristo, Señor y Redentor nuestro.
Te alabamos, te bendecimos y te glorificamos por el sacramento del nuevo nacimiento. Tú has querido que del corazón abierto de tu Hijo manara para nosotros el don nupcial del Bautismo, primera Pascua de los creyentes, puerta de nuestra salvación, inicio de la vida en Cristo, fuente de la humanidad nueva.
Del agua y del Espíritu engendras en el seno de la Iglesia, virgen y madre, un pueblo de sacerdotes y reyes, congregado de entre todas las naciones en la unidad y santidad de tu amor.
Por este don de tu benevolencia tu familia te adora y, unida a los ángeles y a los santos, canta el himno de tu gloria:
Santo, Santo Santo…
En las plegarias eucarísticas se hace mención de los bautizados.
I. Cuando se utiliza el Canon romano en el memento de vivos se hace mención de los padrinos y se dice Acepta, Señor, en tu bondad propio.
II. Cuando se utiliza la plegaria eucarística II, se añade la intercesión Acuérdate también de los neófitos, o en la misa del bautismo de niños: Acuerdate también de nuestros hermanos.
III. Cuando se utiliza la plegaria eucarística III, se añade la intercesión Confirma en el santo propósito a tus hijos, o en la misa del bautismo de niños: Ayuda a nuestros hermanos.

PREFACIO DE LA CONFIRMACIÓN
MARCADOS CON EL SELLO DEL ESPÍRITU
67. Este prefacio se puede decir en la misa de la confirmación.
En verdad es justo darte gracias, es bueno cantar tu gloria, Padre santo, fuente y origen de todo bien.
Tú, en el Bautismo, das nueva vida a los creyentes y los haces partícipes del Misterio pascual de tu Hijo. Tú los confirmas con el sello de tu Espíritu,
mediante la imposición de manos y la unción real del crisma.
Así, renovados a imagen de Cristo, el ungido por el Espíritu Santo y enviado para anunciar la buena nueva de la salvación, los haces tus comensales en el banquete eucarístico y testigos de la fe en la Iglesia y en el mundo.
Por eso, nosotros, reunidos en esta asamblea festiva para celebrar los prodigios de un renovado Pentecostés, y unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria:
Santo, Santo Santo…
En las plegarias eucarísticas se hace mención de los confirmados.
I. Cuando se utiliza el Canon romano se dice Acepta, Señor, en tu bondad propio.
II. Cuando se utiliza la plegaria eucarística II, se añade la intercesión Acuérdate también, Señor, de tus siervos.
III. Cuando se utiliza la plegaria eucarística III, se añade la intercesión Acuérdate también, Señor, de estos siervos tuyos.

PREFACIO I DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA
EL SACRIFICIO Y EL SACRAMENTO DE CRISTO
68. Este prefacio se dice en la misa de la Cena del Señor; puede decirse también en la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo y en las misas votivas de la Santísima Eucaristía.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
El cual, verdadero y único sacerdote, al instituir el sacrificio de la eterna alianza se ofreció el primero a ti como víctima de salvación, y nos mandó perpetuar esta ofrenda en memoria suya. Su carne, inmolada por nosotros, es alimento que nos fortalece; su sangre, derramada por nosotros, es bebida que nos purifica.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, con los tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Qui, verus aeternúsque Sacérdos, formam sacrifícii perénnis instítuens, hóstiam tibi se primus óbtulit salutárem, et nos, in sui memóriam, praecépit offérre. Cuius carnem pro nobis immolátam dum súmimus, roborámur, et fusum pro nobis sánguinem dum potámus, ablúimur.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo...

PREFACIO II DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA
LOS FRUTOS DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA
69. Este prefacio se dice en la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo y en las misas votivas de la Santísima Eucaristía.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
El cual, en la última cena con sus apóstoles, para perpetuar a través de los siglos el memorial de la cruz salvadora, se entregó a ti como Cordero inmaculado y ofrenda perfecta de alabanza. Con este sacramento alimentas y santificas a tus fieles, para que una misma fe ilumine, y un mismo amor congregue, a todos los hombres que habitan un mismo mundo. Así, pues, nos acercamos a la mesa de este sacramento admirable, para que, impregnados de la suavidad de tu gracia, nos transformemos según el modelo celestial.
Por eso, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra te adoran cantando un cántico nuevo, y también nosotros, con todo el ejército de los ángeles, te aclamamos por siempre diciendo:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Qui cum Apóstolis suis in novíssima cena convéscens, salutíferam crucis memóriam prosecutúrus in saecula, Agnum sine mácula se tibi óbtulit, perféctae laudis munus accéptum. Quo venerábili mystério fidéles tuos aléndo sanctíficas, ut humánum genus, quod cóntinet unus orbis, una fides illúminet, cáritas una coniúngat. Ad mensam ígitur accédimus tam mirábilis sacraménti, ut, grátiae tuae suavitáte perfúsi, ad caeléstis formae imáginem transeámus.
Propter quod caeléstia tibi atque terréstria cánticum novum cóncinunt adorándo, et nos cum omni exércitu Angelórum proclamámus, sine fine dicéntes:
Santo, Santo Santo...

PREFACIO III DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA
LA EUCARISTÍA, VIÁTICO PARA LA PASCUA ETERNA
70. Este prefacio se puede decir en la misa del viático.
En verdad es justo darte gracias, es bueno bendecir tu nombre, Padre santo, Dios de misericordia y de paz.
Porque has querido que tu Hijo, obediente hasta la muerte de cruz, nos precediera en el camino del retorno a ti, término de toda esperanza humana.
En la Eucaristía, testamento de su amor, él se hace comida y bebida espiritual, para alimentarnos en nuestro viaje hacia la Pascua eterna.
Con esta prenda de la resurrección futura, en la esperanza participamos ya de la mesa gloriosa de tu reino y, unidos a los ángeles y a los santos, proclamamos el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…

PREFACIO I DE LAS ORDENACIONES
EL SACERDOCIO DE CRISTO Y EL MINISTERIO DE LOS SACERDOTES
71. Este prefacio se dice en la misa crismal y en la misa de la fiesta de Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote.
Se puede decir también en la misa de la ordenación de obispos y presbíteros.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Que constituiste a tu Unigénito pontífice de la alianza nueva y eterna por la unción del Espíritu Santo, y determinaste, en tu designio salvífico, perpetuar en la Iglesia su único sacerdocio.
Él no solo confiere el honor del sacerdocio real a todo su pueblo santo, sino también, con amor de hermano, elige a hombres de este pueblo, para que, por la imposición de las manos, participen de su sagrada misión.
Ellos renuevan en nombre de Cristo el sacrificio de la redención, preparan a tus hijos el banquete pascual, preceden a tu pueblo santo en el amor, lo alimentan con tu palabra y lo fortalecen con los sacramentos.
Tus sacerdotes, Señor, al entregar su vida por ti y por la salvación de los hermanos, van configurándose a Cristo, y han de darte testimonio constante de fidelidad y amor.
Por eso, Señor, nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y con todos los santos, diciendo:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: Qui Unigénitum tuum Sancti Spíritus unctióne novi et aetérni testaménti constituísti Pontíficem, et ineffábili dignátus es dispositióne sancíre, ut únicum eius sacerdótium in Ecclésia servarétur.
Ipse enim non solum regáli sacerdótio pópulum acquisitiónis exórnat, sed étiam fratérna hómines éligit bonitáte, ut sacri sui ministérii fiant mánuum impositióne partícipes. Qui sacrifícium rénovent, eius nómine, redemptiónis humánae, tuis apparántes fíliis paschále convívium, et plebem tuam sanctam caritáte praevéniant, verbo nútriant, refíciant sacraméntis. Qui, vitam pro te fratrúmque salúte tradéntes, ad ipsíus Christi nitántur imáginem conformári, et constánter tibi fidem amorémque testéntur.
Unde et nos, Dómine, cum Angelis et Sanctis univérsis tibi confitémur, in exsultatióne dicéntes:
Santo, Santo Santo…

PREFACIO II DE LAS ORDENACIONES
CRISTO, FUENTE DE TODO MINISTERIO EN LA IGLESIA
72. Este prefacio se puede decir en la misa en la ordenación de diáconos.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Que constituiste a tu único Hijo pontífice de la alianza nueva y eterna por la unción del Espíritu Santo, y determinaste, en tu designio salvífico, que hubiese variedad de ministerios en la Iglesia.
Él no solo confiere el honor del sacerdocio real a todo su pueblo santo,
sino también, con amor de hermano, elige a hombres de este pueblo,
para que, por la imposición de manos, participen de su sagrada misión.
Ellos preceden a tu pueblo santo en el amor, lo alimentan con tu palabra y lo fortalecen con los sacramentos. Ellos, al entregar su vida por ti y por la salvación de los hermanos, van configurándose a Cristo, y han de darte así testimonio constante de fidelidad y amor.
Por eso, Señor, nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y con todos los santos, diciendo:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: Qui Unigénitum tuum Sancti Spíritus unctióne novi et aetérni testaménti constituísti Pontíficem, et ineffábili dignátus es dispositióne sancíre, ut multa ministéria in Ecclésia exerceréntur.
Ipse enim non solum regáli sacerdótio pópulum acquisitiónis exórnat, sed étiam fratérna hómines éligit bonitáte, ut sacri sui ministérii fiant mánuum impositióne partícipes. Qui plebem sanctam caritáte praevéniant, verbo nútriant, refíciant sacraméntis. Qui, vitam pro te fratrúmque salúte tradéntes, ad ipsíus Christi nitántur imáginem conformári, et constántes tibi fidem amorémque testéntur.
Unde et nos, Dómine, cum Angelis et Sanctis univérsis tibi confitémur, in exsultatióne dicentes:
Santo, Santo Santo…

PREFACIO DE LA PENITENCIA
EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN EN EL ESPÍRITU
73. Este prefacio se puede decir en el tiempo de Cuaresma. Se dice también en las misas de reconciliación y en las otras misas de carácter penitencial.
En verdad es justo alabarte y darte gracias, Padre santo, Dios todopoderoso, por tus beneficios, sobre todo por la gracia del perdón.
Al hombre, náufrago a causa del pecado, con el sacramento de la reconciliación
le abres el puerto de la misericordia y de la paz, en Cristo muerto y resucitado.
Con el poder de tu Espíritu, has dispuesto para la Iglesia, santa y al mismo tiempo necesitada de penitencia, una segunda tabla de salvación después del bautismo, y así la renuevas incesantemente, para congregarla en el banquete festivo de tu amor.
Por este don de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos, a una voz, el himno de tu gloria:
Santo, Santo Santo…

PREFACIO DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
EL SUFRIMIENTO, PARTICIPACIÓN EN LA PASCUA DE CRISTO
74. Este prefacio se puede decir en las misas de unción de los enfermos.
En verdad es justo darte gracias, Dios de misericordia, Señor todopoderoso, por Jesucristo, Señor y Redentor nuestro.
Porque has querido que tu único Hijo, autor de la vida, médico de los cuerpos y de las almas, tomase sobre sí nuestras debilidades, para socorrernos en los momentos de prueba y santificarnos en la experiencia del dolor.
En el signo sacramental de la unción, por la oración de la Iglesia, nos libras del pecado, nos confortas con la gracia del Espíritu Santo y nos haces partícipes de la victoria pascual.
Por este signo de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos, a una voz, el himno de tu gloria:
Santo, Santo Santo…

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