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martes, 20 de marzo de 2012

Misa en el aniversario de la muerte del ultimo obispo

Cada año, según venerable tradición, se recuerda con la celebración de la misa el aniversario del último Obispo fallecido, a no ser que haya sido trasladado a otra sede. (Ceremonial de los Obispos n. 1168).

MISA DE DIFUNTOS. EN EL ANIVERSARIO. Fuera del tiempo pascual. Oraciones por el obispo de la diócesis. MISSA DEFUNCTORUM. IN ANNIVERSARIO. Extra tempus paschale. Orationes pro Episcopo diocesano.
Antífona de entrada Ap 21, 4
Dios enjugará las lágrimas de sus ojos, y ya no habrá más muerte, ni duelo, ni llanto, ni dolor, porque lo primero ha desaparecido.
Antiphona ad introitum Ap 21,4
Abstérget Deus omnem lácrimam ab óculis eórum, et mors ultra non erit, neque luctus, neque clamor, neque dolor erit ultra, quia prima transiérunt.
Oración colecta
Te pedimos, Dios todopoderoso, por el alma de tu siervo N., obispo, a quien encomendaste el cuidado de tu familia, para que entre en los gozos eternos de su Señor, acompañado del abundante fruto de su trabajo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Collecta
Da, quaesumus, omnípotens Deus, ut ánima fámuli tui N. epíscopi, cui famíliae tuae curam tradidísti, cum multíplici labóris fructu gáudia Dómini sui ingrediátur aetérna. Qui tecum.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Job 1, 23-27

Respondió Job: ¡Ojalá se escribieran mis palabras, ojalá se grabaran en cobre, con cincel de hierro y en plomo se escribieran para siempre en la roca! «Yo sé que está vivo mi Vengador y que al final se alzará sobre el polvo: después que me arranquen la piel, ya sin carne, veré a Dios; yo mismo lo veré, y no otro, mis propios ojos lo verán.» ¡Desfallezco de ansias en mi pecho!

Palabra de Dios
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
129,1-2.3-4.5-6a. 6b-7.8
R.
Espero en el Señor, espero en su palabra. Spero in Dóminum, spero in verbum eius.

Desde lo hondo a ti grito, Señor:
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R.
Espero en el Señor, espero en su palabra. Spero in Dóminum, spero in verbum eius.

Si llevas cuentas de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto. R.
Espero en el Señor, espero en su palabra. Spero in Dóminum, spero in verbum eius.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora. R.
Espero en el Señor, espero en su palabra. Spero in Dóminum, spero in verbum eius.

Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa. R.
Espero en el Señor, espero en su palabra. Spero in Dóminum, spero in verbum eius.

Y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R.
Espero en el Señor, espero en su palabra. Spero in Dóminum, spero in verbum eius.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta de S. Pablo a los Romanos 8,14-23

Hermanos:
Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: ¡Abba! (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y si somos hijos, también herederos, herederos de Dios y coherederos con Cristo.
Considero que los trabajos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

ALELUYA
Cf. Mt 11, 25
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti. Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.

EVANGELIO
+ Lectura del santo Evangelio según S. Mateo 11, 25-30
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús exclamó: te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las ofrendas
Señor, imploramos humildemente tu inagotable clemencia, para que este sacrificio sirva ahora de perdón a tu siervo N., obispo, que lo ofreció a tu divina majestad durante su vida mortal por la salvación de los fieles. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Super oblata
Imménsam cleméntiam tuam, Dómine, supplíciter implorámus, ut hoc sacrifícium, quod fámulus tuus N. epíscopus, dum esset in córpore, maiestáti tuae pro salúte fidélium óbtulit, ipsi nunc prosit ad véniam. Per Christum.

PREFACIO I DE DIFUNTOS
La esperanza de la resurrección en Cristo.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
En él brilla la esperanza de nuestra feliz resurrección; y así, aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad.
Porque la vida de tus fieles, Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
PRAEFATIO I DE DEFUNCTIS
De spe resurrectionis in Christo
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
In quo nobis spes beátae resurrectiónis effúlsit, ut, quos contrístat certa moriéndi condício, eósdem consolétur futúrae immortalitátis promíssio.
Tuis enim fidélibus, Dómine, vita mutátur, non tóllitur, et, dissolúta terréstris huius incolátus domo, aetérna in caelis habitátio comparátur.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:
Sanctus, Sanctus, Sanctus...
PLEGARIA EUCARÍSTICA III. PREX EUCHARISTICA III.
Antífona de comunión Cf. Jn 11, 25; 3, 36; 5, 24
Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor; el que cree en mí posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.
Antiphona ad communionem Jn 11,25; 3,36; 5,24
Ego sum resurréctio et vita, dicit Dóminus. Qui credit in me, habet vitam aetérnam, et in iudícium non venit, sed tránsiet de morte ad vitam.
Oración después de la comunión
Señor, la implorada clemencia de tu misericordia sea provechosa al alma de tu siervo N., obispo, para que alcance, por este sacrificio, la unión eterna con Cristo, en quien esperó y a quien predicó. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Post communionem
Prosit, quaesumus, Dómine, ánimae fámuli tui N. epíscopi misericórdiae tuae implórata cleméntia, ut Christi, in quo sperávit et quem praedicávit, aetérnum cápiat, his sacrifíciis, consórtium. Qui vivit et regnat in saecula saeculórum.