Para dar gracias a
Dios
28 de noviembre, aniversario de la erección de la Prelatura personal de la santa Cruz y Opus Dei
Antífona
de entrada Ef 5, 19-20
Cantad y tocad con toda
el alma para el Señor. Dad siempre gracias a Dios
Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Cantáte et psállite
in córdibus vestris Dómino, grátias agéntes semper pro ómnibus
in nómine Dómini nostri Iesu Christi Deo et Patri.
Se
puede decir Gloria.
Oración
colecta
Oh, Dios, Padre de
todos los dones, de quien procede cuanto somos y tenemos, enséñanos
a reconocer los beneficios de tu inmensa bondad y a amarte con
sincero corazón y con todas nuestras fuerzas. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Deus, Pater donórum
ómnium, a quo descéndere confitémur quidquid habémus aut sumus,
benefícia doce nos imménsae tuae pietátis agnóscere, ac te
sincéro corde totáque nostra virtúte dilígere. Per Dóminum.
LITURGIA
DE LA PALABRA
Lecturas
para dar gracias a Dios (Lec. VI):
PRIMERA
LECTURA 1 Re 8, 55-61
Bendito
sea el Señor que ha dado descanso a su pueblo
Lectura del primer libro
de los Reyes.
En aquellos días, el rey
Salomón se alzó y, puesto en pie, bendijo a toda la asamblea de
Israel, diciendo en voz alta:
«Bendito sea el Señor
que ha dado el descanso a su pueblo Israel, según todas sus
promesas; no ha fallado ni una sola de las palabras de bondad que
prometió por medio de Moisés su siervo.
Que el Señor, nuestro
Dios, esté con nosotros como estuvo con nuestros padres, que no nos
abandone ni nos rechace. Que incline nuestros corazones hacia él,
para que marchemos por sus caminos y guardemos todos los mandatos,
preceptos y decretos que ordenó a nuestros padres.
Que estas palabras mías
con las que he suplicado ante el Señor permanezcan cercanas al
Señor, nuestro Dios, día y noche, para que haga justicia a su
siervo y a su pueblo Israel, según las necesidades de cada día,
para que todos los pueblos de la tierra reconozcan que el Señor es
Dios y no hay otro, y vuestros corazones estén enteramente con el
Señor, nuestro Dios, marchando según sus decretos y guardando sus
mandatos como en este día».
Palabra de Dios
R.
Te alabamos, Señor.
O
bien:
PRIMERA
LECTURA
Ef 1, 3-14
Para
alabanza de la gloria de su gracia
Lectura de la carta de san
Pablo a los Efesios.
Hermanos:
Bendito sea Dios, Padre de
Nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en
Cristo
con toda clase de
bendiciones espirituales en los cielos.
Él nos eligió en Cristo
antes de la fundación del mundo
para que fuésemos santos
e intachables ante él por el amor.
Él nos ha destinado por
medio de Jesucristo,
según el beneplácito de
su voluntad,
a ser sus hijos,
para alabanza de la gloria
de su gracia,
que tan generosamente nos
ha concedido en el Amado.
En él, por su sangre,
tenemos la redención,
el perdón de los pecados,
conforme a la riqueza de
la gracia
que en su sabiduría y
prudencia
ha derrochado sobre
nosotros,
dándonos a conocer el
misterio de su voluntad:
el plan que había
proyectado realizar por Cristo,
en la plenitud de los
tiempos:
recapitular en Cristo
todas las cosas del cielo y de la tierra.
En él hemos heredado
también
los que ya estábamos
destinados por decisión
del que lo hace todo según
su voluntad,
para que seamos alabanza
de su gloria
quienes antes esperábamos
en el Mesías.
En él también vosotros,
después de haber
escuchado la palabra de la verdad
—el evangelio de vuestra
salvación—,
creyendo en él
habéis sido marcados con
el sello del Espíritu Santo prometido.
Él es la prenda de
nuestra herencia,
mientras llega la
redención del pueblo de su propiedad,
para alabanza de su
gloria.
Palabra de Dios.
R.
Te alabamos, Señor.
Salmo
responsorial 1 Crón 29, 10bc. 11. 12 (R.: 13b)
R.
Alabamos tu nombre glorioso, Señor.
Laudámus nomem tuum
ínclitum, Dómine.
V.
Bendito eres, Señor, Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.
por los siglos de los siglos.
R.
Alabamos tu nombre glorioso, Señor.
Laudámus nomem tuum
ínclitum, Dómine.
V.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
tú eres rey y soberano de todo.
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
tú eres rey y soberano de todo.
R.
Alabamos tu nombre glorioso, Señor.
Laudámus nomem tuum
ínclitum, Dómine.
V.
De ti, Señor, viene la riqueza y la gloria.
Tu eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tu engrandeces y confortas a todos.
Tu eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tu engrandeces y confortas a todos.
R.
Alabamos tu nombre glorioso,
Señor.
Laudámus nomem tuum
ínclitum, Dómine.
Aleluya
Lc 1, 49
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V.
El Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es santo.
R.
Fecit mihi magna qui
potens est, et sanctum nomen eius.
EVANGELIO
Lc 1, 39-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor
╬
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R.
Gloria a ti, Señor.
En aquellos días, María
se levantó y puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad
de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto
Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se
llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó:
«¡Bendita tú entre las
mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que
me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a
mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor
se cumplirá».
María dijo:
En aquel tiempo, María dijo:
María dijo:
En aquel tiempo, María dijo:
«Proclama mi alma la
grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en
Dios, mi salvador;
porque ha mirado la
humildad de su esclava.
Desde ahora me felicitarán
todas las generaciones,
porque el Poderoso ha
hecho obras grandes en mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a
sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su
brazo:
dispersa a los soberbios
de corazón,
derriba del trono a los
poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los
colma de bienes
y a los ricos los despide
vacíos.
Auxilia a Israel, su
siervo, acordándose de la misericordia
-como lo había prometido
a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su
descendencia por siempre».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor
Jesús.
Oración
sobre las Ofrendas
Te ofrecemos, Señor,
el sacrificio de alabanza para darte gracias por los beneficios
recibidos, y te suplicamos que, lo que nos diste sin merecerlo, lo
ofrezcamos a gloria de tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Pro collátis donis
sacrifícium tibi, Dómine, laudis offérimus, supplíciter
deprecántes, ut, quod imméritis contulísti, ad nóminis tui
glóriam referámus. Per Christum.
PREFACIO COMÚN IV
NUESTRA MISMA
ACCIÓN DE GRACIAS ES UN DON DE DIOS
93. Este prefacio
se dice en las misas que carecen de prefacio propio y no deben tomar
un prefacio del tiempo.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues aunque no necesitas nuestra
alabanza, ni nuestras bendiciones te enriquecen, tú inspiras y haces
tuya nuestra acción de gracias, para que nos sirva de salvación,
por Cristo, Señor nuestro.
Por eso, unidos a los coros
angélicos, te alabamos proclamando llenos de alegría:
Vere dignum et iustum est, aequum et
salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine,
sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Quia, cum nostra laude non égeas,
tuum tamen est donum quod tibi grates rependámus, nam te non augent
nostra praecónia, sed nobis profíciunt ad salútem, per Christum
Dóminum nostrum.
Et ídeo, choris angélicis sociáti,
te laudámus in gáudio confiténtes:
Santo, Santo, Santo...
PLEGARIA
EUCARÍSTICA III o D 2.
Antífona
de comunión Sal 137, 1
Te doy
gracias, Señor, de todo corazón, porque escuchaste las palabras de
mi boca.
Confitébor
tibi, Dómine, in toto corde meo, quóniam audísti verba oris mei.
O
bien: Sal 115, 12-13
¿Cómo
pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la
salvación, invocando el nombre del Señor.
Quid retríbuam Dómino
pro ómnibus quae retríbuit mihi? Cálicem salutáris accípiam, et
nomen Dómini invocábo.
Oración
después de la Comunión
Oh, Dios, tú nos
entregaste como alimento espiritual este sacramento salvador de tu
Hijo que te hemos ofrecido en acción de gracias; confírmanos de tal
manera con los dones de tu poder y de tu gozo, que te sirvamos
devotamente y merezcamos conseguir nuevos beneficios. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Deus, qui nobis in
cibum spiritálem reddidísti Fílii tui sacraméntum salutáre, quod
tibi in actiónem obtúlimus gratiárum, da nobis ita virtútis et
gáudii munéribus confirmári, ut tibi servíre devótius et nova
benefícia cónsequi mereámur. Per Christum.
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