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sábado, 31 de julio de 2021

Sábado 4 septiembre 2021, Lecturas Sábado XXII semana del Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Sábado de la XXII semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA Col 1, 21-23
Dios os ha reconciliado para ser admitidos a su presencia santos y sin mancha

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses.

Hermanos:
Vosotros, en otro tiempo, estabais también alejados y erais enemigos por vuestros pensamientos y malas acciones; ahora en cambio, por la muerte que Cristo sufrió en su cuerpo de carne, Dios os ha reconciliado para ser admitidos a su presencia santos, sin mancha y sin reproche, a condición de que permanezcáis cimentados y estables en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio que habéis escuchado: el mismo que se proclama en la creación entera bajo el cielo, del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 53, 3-4. 6 y 8 (R.: 3a)
R.
Dios es mi auxilio.
Ecce Deus ádiuvat me.

V. Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mi con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras.
R. Dios es mi auxilio.
Ecce Deus ádiuvat me.

V. Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno.
R. Dios es mi auxilio.
Ecce Deus ádiuvat me.

Aleluya Jn 14, 6bc
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo soy el camino y la verdad y la vida -dice el Señor-; nadie va al Padre sino por mí. R.
Ego sum via, véritas et vita, dicit Dóminus, nemo venit ad Patrem, nisi per me.

EVANGELIO Lc 6, 1-5
¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

Un sábado, iba Jesús caminando por medio de un sembrado y sus discípulos arrancaban y comían espigas, frotándolas con las manos.
Unos fariseos dijeron:
«¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?».
Respondiendo Jesús, les dijo:
«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros sintieron hambre?
Entró en la casa de Dios, y tomando los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, comió él y dio a los que estaban con él».
Y les decía:
«El Hijo del hombre es señor del sábado».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Benedicto XVI, Jesús de Nazaret I
En el "Hijo del hombre" se pone de manifiesto el hombre, tal como debería ser en realidad. Según el "Hijo del hombre", según el criterio de Jesús, el hombre es libre y sabe usar rectamente el sábado como día de la libertad a partir de Dios y para Dios.
"El Hijo del hombre es el señor del sábado": se aprecia aquí toda la grandeza de la reivindicación de Jesús, que interpreta la Ley con plena autoridad porque Él mismo es la Palabra originaria de Dios. Y se aprecia en consecuencia qué tipo de nueva libertad le corresponde al hombre en general: una libertad que nada tiene que ver con la simple arbitrariedad. En las palabras sobre el sábado es importante el enlace entre "hombre" e "Hijo del hombre"; vemos cómo esta palabra, de por sí genérica, se convierte en expresión de la dignidad especial de Jesús.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario XI

Oremos al Señor. Dios de nuestros padres, para que nos escuche y tenga piedad de nosotros.
- Por la unidad y libertad de la santa Iglesia católica y apostólica. Roguemos al Señor.
- Por la vida. el ministerio y la salud de nuestro padre el papa N. y de nuestro obispo N., y por el clero y el pueblo que ama a Cristo. Roguemos al Señor.
- Por la paz y el progreso de las naciones. Roguemos al Señor.
- Por el perdón de nuestros pecados y la liberación de toda violencia, división y peligro. Roguemos al Señor.
- Por esta comunidad, congregada en el nombre de Jesucristo, y por cuantos no han podido venir a esta celebración. Roguemos al Señor.
Te pedimos, Dios de bondad, que escuches nuestras oraciones y derrames sobre nosotros la abundancia de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

viernes, 30 de julio de 2021

Viernes 3 septiembre 2021, Lecturas Viernes XXII semana del Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Viernes de la XXII semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar)).

PRIMERA LECTURA Col 1, 15-20
Todo fue creado por él y para él
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses.

Cristo Jesús es imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura;
porque en él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles.
Tronos y Dominaciones, Principados y Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas, las del cielo y las de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 99, 2. 3. 4. 5
R. Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Introíte in conspéctu Dómini in exsultatióne.

V. Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.
R. Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Introíte in conspéctu Dómini in exsultatióne.

V. Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
R. Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Introíte in conspéctu Dómini in exsultatióne.

V. Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre.
R. Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Introíte in conspéctu Dómini in exsultatióne.

V. El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.
R. Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Introíte in conspéctu Dómini in exsultatióne.

Aleluya Jn 8, 12b
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo soy la luz del mundo -dice el Señor-; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R.
Ego sum lux mundi, dicit Dóminus; qui séquitur me, habébit lumen vitæ.

EVANGELIO Lc 5, 33-39
Les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán
 Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, los fariseos y los escribas dijeron a Jesús:
«Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber».
Jesús les dijo:
«¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán en aquellos días».
Les dijo también una parábola:
«Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque, si lo hace, el nuevo se rompe y al viejo no le cuadra la pieza del nuevo.
Nadie echa vino nuevo en odres viejos: porque, si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se estropearán. A vino nuevo, odres nuevos. Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: “El añejo es mejor”».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Agustín, de quaest. evang. 2, 18
Los apóstoles también son comparados a los pellejos antiguos, porque cuando reciben el vino nuevo de los preceptos espirituales, más bien se rompen que lo contienen. De aquí prosigue: "Porque de otra manera el vino nuevo rompe los odres, y el vino se vierte", etc. Fueron ya odres nuevos cuando fueron renovados por medio de la oración y de la esperanza, después de la ascensión del Señor, y cuando recibieron el Espíritu Santo, por el deseo que tenían de ser consolados. De donde prosigue: "Mas el vino nuevo debe echarse en odres nuevos, para que ambos se conserven".

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario X

Pidamos, hermanos, a Dios nuestro Padre, en cuyas manos están los destinos del universo, que escuche las oraciones de su pueblo.
- Por la santa Iglesia de Dios: para que sea fiel a la voluntad de Cristo y se purifique de sus faltas y debilidades. Roguemos al Señor.
- Por los que gobiernan las naciones: para que trabajen por la paz del mundo, a fin de que todos los pueblos puedan vivir y progresar en justicia, en paz y en libertad. Roguemos al Señor.
- Por los pobres y los afligidos, por los enfermos y los moribundos, y por todos los que sufren: para que encuentren el consuelo y la salud. Roguemos al Señor.
- Por todos los que estamos aquí reunidos: para que perseveremos en la verdadera fe y crezcamos siempre en la caridad. Roguemos al Señor.
Dios todopoderoso y eterno, que por tu Hijo y Señor nuestro Jesucristo nos has dado el conocimiento de tu verdad: mira con bondad al pueblo que te suplica, líbralo de toda ignorancia y de todo pecado para que llegue a la gloria del reino eterno. Por Jesucristo nuestro Señor.

miércoles, 28 de julio de 2021

Jueves 2 septiembre 2021, Lecturas Jueves XXII semana del Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Jueves de la XXII semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA Col 1, 9-14
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses.

Hermanos:
No dejamos de orar por vosotros y de pedir que consigáis un conocimiento perfecto de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual.
De esa manera vuestra conducta será digna del Señor, agradándole en todo; fructificando en toda obra buena, y creciendo en el conocimiento de Dios, fortalecidos plenamente según el poder de su gloria para soportar todo con paciencia Y magnanimidad, con alegría, dando gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado
al reino del Hijo de su amor,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 97, 2-3ab. 3cd-4. 5-6 (R.: 2a)
R. El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dóminus salutáre suum.

V. El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.
R. El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dóminus salutáre suum.

V. Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.
R. El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dóminus salutáre suum.

V. Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor.
R. El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dóminus salutáre suum.

Aleluya Mt 4, 19
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Venid en pos de mí -dice el Señor-, y os haré pescadores de hombres. R.
Veníte post me, dicit Dóminus, et fáciam vos fìeri piscátores hóminum.

EVANGELIO Lc 5, 1-11
Dejándolo todo, lo siguieron
 Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en ¡a orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes. Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
«Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».
Respondió Simón y dijo:
«Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».
Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:
«Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».
Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Y Jesús dijo a Simón:
«No temas; desde ahora serás pescador de hombres».
Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Josemaría Escrivá, Camino 792
"Duc in altum". –¡Mar adentro! –Rechaza el pesimismo que te hace cobarde. "Et laxate retia vestra in capturam" –y echa tus redes para pescar.
¿No ves que puedes decir, como Pedro: "in nomine tuo, laxabo rete". –Jesús, en tu nombre, buscaré almas?


Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario IX

Suba nuestra oración a Dios Padre todopoderoso, que quiere iluminar y salvar a todos los hombres.
- Por nuestro santo padre el papa N y por todos los obispos, para que guíen fielmente al pueblo de Dios. Roguemos al Señor.
- Por los que rigen los destinos de los pueblos: para que protejan la libertad de los ciudadanos y gobiernen con rectitud y justicia. Roguemos al Señor.
- Por los hambrientos y los enfermos, por los emigrantes y los que no tienen trabajo, por todos los que sufren: para que sean aliviados en su necesidad. Roguemos al Señor.
- Por los que estamos aquí reunidos: para que vivamos en amor fraterno y formemos una comunidad de fe, esperanza y amor en el seno de la Iglesia. Roguemos al Señor.
Escucha, Dios todopoderoso, las súplicas de tu pueblo; y concédenos lo que te pedimos, confiados en tu bondad. Por Jesucristo nuestro Señor.

Miércoles 1 septiembre 2021, Lecturas Miércole XXII semana del Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Miércoles de la XXII semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar)

PRIMERA LECTURA Col 1, 1-8
El mensaje de la verdad ha llegado a vosotros y al mundo entero
Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses.

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y Timoteo, el hermano, a los santos y fieles hermanos en Cristo que residen en Colosas: gracia y paz a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre.
Damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando siempre por vosotros, al tener noticia de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está reservada en los cielos y de la que oísteis hablar cuando se os anunció la verdad del Evangelio de Dios, que llegó hasta vosotros.
Este sigue dando fruto y propagándose por todo el mundo como ha ocurrido también entre vosotros desde el día en que escuchasteis y comprendisteis la gracia de Dios en la verdad.
Así os lo enseñó Epafras, nuestro querido compañero de servicio, fiel servidor de Cristo en lugar nuestro. Él es quien nos ha informado del amor que sentís por nosotros en el Espíritu.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 51, 10. 11 (R.: 10b)
R. Confío en tu misericordia, Señor, por siempre jamás.
Sperávit in misericórdia tua, Dómine, in ætérnum.

V. Yo, como verde olivo,
en la casa de Dios,
confío en la misericordia de Dios
por siempre jamás.
R. Confío en tu misericordia, Señor, por siempre jamás.
Sperávit in misericórdia tua, Dómine, in ætérnum.

V. Te daré siempre gracias
porque has actuado;
proclamaré delante de tus fieles:
«Tu nombre es bueno».
R. Confío en tu misericordia, Señor, por siempre jamás.
Sperávit in misericórdia tua, Dómine, in ætérnum.

Aleluya Lc 4, 18
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad. R.
Evangelizáre paupéribus misit me Dóminus, predicáre captívis remissiónem.

EVANGELIO Lc 4, 38-44
Es necesario que evangelice también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado
 Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en la casa de Simón.
La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le rogaron por ella.
El, inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose enseguida, se puso a servirles.
Al ponerse el sol, todos cuantos tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban, y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los iba curando.
De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban y decían:
«Tú eres el Hijo de Dios».
Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.
Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar desierto. La gente lo andaba buscando y, llegando donde estaba, intentaban retenerlo para que no se separara de ellos.
Pero él les dijo:
«Es necesario que proclame el reino de Dios también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado».
Y predicaba en las sinagogas de Judea.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Ex. Ap. Evangelii gaudium 180. 
Leyendo las Escrituras queda por demás claro que la propuesta del Evangelio no es sólo la de una relación personal con Dios. Nuestra respuesta de amor tampoco debería entenderse como una mera suma de pequeños gestos personales dirigidos a algunos individuos necesitados, lo cual podría constituir una «caridad a la carta», una serie de acciones tendentes sólo a tranquilizar la propia conciencia. La propuesta es el Reino de Dios (cf. Lc 4, 43); se trata de amar a Dios que reina en el mundo. En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos. Entonces, tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario VIII

Al celebrar estos sagrados misterios, pidamos al Dios de la salvación que escuche misericordiosamente nuestras plegarias.
- Para que conceda a la Iglesia la libertad y la paz. Roguemos al Señor.
- Para que se digne establecer y conservar la justicia en todas las naciones. Roguemos al Señor.
- Para que descubra a los poderosos que mandar es servir. Roguemos al Señor.
- Para que dé a los súbditos una obediencia sin servilismo. Roguemos al Señor.
- Para que perdone a los pecadores, proteja a los justos, consuele a los que sufren y dé la salud a los enfermos. Roguemos al Señor.
- Para que conceda la bienaventuranza eterna a nuestros hermanos difuntos. Roguemos al Señor.
- Para que despierte en nosotros el amor a los pobres y el deseo del cielo. Roguemos al Señor.
Oh, Dios, que derramas sobre los corazones de tus fieles el don de la caridad; concede a tus siervos la salud del alma y del cuerpo para que vivan en tu amor, cumpliendo tus mandatos. Por Jesucristo nuestro Señor.

martes, 27 de julio de 2021

Martes 31 agosto 2021, Lecturas Martes XXII semana del Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Martes de la XXII semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA 1 Tes 5, 1-6. 9-11
Murió por nosotros para que vivamos con él
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses.

Hermanos:
En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis que os escriba, pues vosotros sabéis perfectamente que el Día del Señor llegará como un ladrón en la noche.
Cuando estén diciendo: «paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar.
Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, de forma que ese día os sorprenda como un ladrón; porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Así, pues, no nos entreguemos al sueño como los demás, sino estemos en vela y vivamos sobriamente.
Porque Dios no nos ha destinado al castigo, sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros para que, despiertos o dormidos, vivamos con él.
Por eso, animaos mutuamente y edificaos unos a otros, como ya lo hacéis.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial
R. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida
Credo vidére bona Dómini in terra vivéntium.

V. El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
R. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida
Credo vidére bona Dómini in terra vivéntium.

V. Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo.
R. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida
Credo vidére bona Dómini in terra vivéntium.

V. Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.
R. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida
Credo vidére bona Dómini in terra vivéntium.

Aleluya
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. R.
Prophéta magnus surréxit in nobis, et Deus visitávit plebem suam.

EVANGELIO
Sé quien eres: el Santo de Dios
 Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.
Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz:
«¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Pero Jesús le increpó diciendo:
«¡Cállate y sal de él!».
Entonces el demonio, tirando al hombre por tierra en medio de la gente, salió sin hacerle daño.
Quedaron todos asombrados y comentaban entre sí:
«¿Qué clase de palabra es esta? Pues da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen».
Y su fama se difundía por todos los lugares de la comarca.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Homilía en santa Marta 2-septiembre-2014
"Lo que da autoridad, lo que da identidad es el Espíritu Santo, la unción del Espíritu Santo". Por eso,  "el pueblo no amaba a los predicadores, a los doctores de la ley, porque hablaban, en verdad, de teología, pero no llegaban al corazón, no daban libertad, no eran capaces de hacer que el pueblo encontrase la propia identidad, porque no estaban ungidos por el Espíritu Santo". En cambio, "la autoridad de Jesús -y la autoridad del cristiano- viene precisamente de esta capacidad de entender las cosas del Espíritu, de hablar la lengua del Espíritu; viene de esta unción del Espíritu Santo".
Señor danos "la identidad cristiana, la que Tú tenías: danos tu Espíritu; danos tu modo de pensar, de sentir, de hablar: es decir, Señor, danos la unción del Espíritu Santo".

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario VII

Oremos, hermanos, por todo el pueblo santo de Dios.
- Para que introduzca en la plenitud de su santa Iglesia a los no cristianos y a lo no creyentes. Roguemos al Señor.
- Para que inspire a los gobernantes pensamientos de servicio y entrega al bien común. Roguemos al Señor.
- Para que libre al mundo del hambre, del paro y de la guerra. Roguemos al Señor.
- Para que conceda a nuestra(o) ciudad (pueblo) la paz, la justicia, la libertad y el bienestar. Roguemos al Señor.
- Para que acoja siempre nuestra oración. Roguemos al Señor.
Oh, Dios, que sabes que la vida del hombre está sujeta a tanta necesidad: escucha las preces de los que te suplican y cumple los anhelos de los que ponen en ti toda su esperanza. Por Jesucristo nuestro Señor.

lunes, 26 de julio de 2021

Lunes 30 agosto 2021, Lecturas Lunes XXII semana del Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Lunes de la XXII semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA 1 Tes 4, 13-18
A los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con él
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses.

Hermanos, no queremos que ignoréis la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los que no tienen esperanza.
Pues si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual modo Dios llevará con él, por medio de Jesús, a los que han muerto.
Esto es lo que os decimos apoyados en la palabra del Señor:
Nosotros, los que quedemos hasta la venida del Señor, no precederemos a los que hayan muerto; pues el mismo Señor, a la voz del arcángel y al son de la trompeta divina, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar; después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos llevados con ellos entre nubes al encuentro del Señor por los aires.
Y así estaremos siempre con el Señor.
Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 95, 1 y 3. 4-5. 11-12a. 12b-13 (R.: 13b)
R. El Señor llega a regir la tierra.
Venit Dóminus iudicáre terram.

V. Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.
R. El Señor llega a regir la tierra.
Venit Dóminus iudicáre terram.

V. Porque es grande el Señor,
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles no son nada,
mientras que el Señor ha hecho el cielo.
R. El Señor llega a regir la tierra.
Venit Dóminus iudicáre terram.

V. Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos.
aclamen los árboles del bosque.
R. El Señor llega a regir la tierra.
Venit Dóminus iudicáre terram.

V. Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad.
R. El Señor llega a regir la tierra.
Venit Dóminus iudicáre terram.

Aleluya Cf. Lc 4, 18
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado a evangelizar a los pobres. R.
Spíritus Dómini super me, evangelizáre paupéribus misti me.

EVANGELIO Lc 4, 16-30
Me ha enviado a evangelizar a los pobres...Ningún profeta es aceptado en su pueblo
 Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque él me ha ungido.
Me ha enviado a evangelizar a los pobres,
a proclamar a los cautivos la libertad,
y a los ciegos, la vista;
a poner en libertad a los oprimidos;
a proclamar el año de gracia del Señor».
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó.
Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.
Y él comenzó a decirles:
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.
Y decían:
«¿No es este el hijo de José?».
Pero Jesús les dijo:
«Sin duda me diréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”, haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún».
Y añadió:
«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo, Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio».
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Homilía en santa Marta 3-septiembre-2018
El silencio de Jesús. Cuántas veces en las familias comienzan discusiones sobre política, deporte, dinero…, y una y otra vez esas familias acaban rotas por esas discusiones en las que se ve que el diablo está ahí queriendo destruir. ¡Silencio! Decir lo que haya que decir y luego callarse. Porque la verdad es mansa, la verdad es silenciosa, la verdad no es ruidosa. No es fácil lo que hizo Jesús; pero tenemos la dignidad del cristiano que está anclada en la fuerza de Dios. Con las personas que no tienen buena voluntad, con las personas que buscan solo el escándalo, que solo buscan la división, que buscan solo la destrucción, también en las familias, ¡silencio! ¡Y oración!
Que el Señor nos dé la gracia de discernir cuándo debemos hablar y cuando debemos callar. Y esto en toda la vida: en el trabajo, en casa, en la sociedad…, en toda la vida. Así seremos más imitadores de Jesús.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario VI

Elevemos, hermanos, fervientes oraciones a Dios nuestro Padre.
- Para que proteja y guíe a su Iglesia santa. Roguemos al Señor.
- Para que el Señor llene de su gracia a los obispos, sacerdotes y ministros. Roguemos al Señor.
- Para que conceda a todo el mundo la justicia y la paz. Roguemos al Señor.
- Para que socorra a los que están en algún peligro. Roguemos al Señor.
- Para que a nosotros mismos nos conforte y conserve en su servicio. Roguemos al Señor.
Te pedimos, Dios de bondad, que te muestres favorable a las oraciones de los que te suplican. Por Jesucristo nuestro Señor.

domingo, 25 de julio de 2021

Domingo 29 agosto 2021, XXII Domingo del Tiempo Ordinario, Lecturas ciclo B.

XXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Monición de entrada
Año B

Celebrar bien la eucaristía exige un corazón bien dispuesto para acoger la Palabra de Dios y participar en su banquete de amor. Necesitamos pedir la conversión del corazón para aceptar los mandatos del Señor, desterrando nuestra pretensión de autosuficiencia. Que nuestro culto a Dios no sea solo de cumplimiento, sino que nazca de un verdadero deseo del corazón.

Acto penitencial
Todo como en el Ordinario de la Misa. Para la tercera fórmula pueden usarse las siguientes invocaciones:
Año B

- Que no te honremos con los labios sino con el corazón: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
- Que siempre aceptemos tu Palabra y la llevemos a la práctica: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
- Que ninguna maldad salga de nuestro corazón y nos haga impuros en tu presencia: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición y de la aspersión del agua bendita.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del XXII Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo B (Lec. I B).

PRIMERA LECTURA Dt 4, 1-2. 6-8
No añadáis nada a lo que yo os mando.... observaréis los preceptos del Señor

Lectura del libro del Deuteronomio.

Moisés habló al pueblo, diciendo:
«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os enseño para que, cumpliéndolos, viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar.
No añadáis nada a lo que yo os mando ni suprimáis nada; observaréis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy.
Observadlos y cumplidlos, pues esa es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos, los cuales, cuando tengan noticia de todos estos mandatos, dirán:
“Ciertamente es un pueblo sabio e inteligente esta gran nación”.
Porque ¿dónde hay una nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como el Señor, nuestro Dios, siempre que lo invocamos?
Y ¿dónde hay otra nación tan grande que tenga unos mandatos y decretos tan justos como toda esta ley que yo os propongo hoy?».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5 (R.: 1b)
R.
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
Dómine quis habitábit in tabernáculo tuo?

V. El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.
R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
Dómine quis habitábit in tabernáculo tuo?

V. El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.
R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
Dómine quis habitábit in tabernáculo tuo?

V. El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
Dómine quis habitábit in tabernáculo tuo?

SEGUNDA LECTURA Sant 1, 16b-18. 21b-22. 27
Poned en práctica la palabra

Lectura de la carta del apóstol Santiago.

Mis queridos hermanos:
Todo buen regalo y todo don perfecto viene de arriba, procede del Padre de las luces, en el cual no hay ni alteración ni sombra de mutación.
Por propia iniciativa nos engendró con la palabra de la verdad, para que seamos como una primicia de sus criaturas.
Acoged con docilidad esa palabra, que ha sido injertada en vosotros y es capaz de salvar vuestras vidas.
Poned en práctica la palabra y no os contentéis con oírla, engañándoos a vosotros mismos.
La religiosidad auténtica e intachable a los ojos de Dios Padre es esta: atender a huérfanos y viudas en su aflicción y mantenerse incontaminado del mundo.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Aleluya St 1, 18
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Por propia iniciativa el Padre nos engendró con la palabra de la verdad, para que seamos como una primicia de sus criaturas. R.
Voluntárie génuit nos Pater verbo veritátis, ut simus inítium áliquod creatúræ eius.

EVANGELIO Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres
Lectura del santo evangelio según san Marcos.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Y los fariseos y los escribas le preguntaron:
«¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?».
Él les contestó:
«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:
“Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
El culto que me dan está vacío,
porque la doctrina que enseñan
son preceptos humanos”.
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».
Llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.
Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco
ÁNGELUS. Domingo, 2 de septiembre de 2018.
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
En este domingo retomamos la lectura del Evangelio de Marcos. En el pasaje de hoy (cfr Mc 7, 1-8.14-15.21-23), Jesús afronta un tema importante para todos nosotros creyentes: la autenticidad de nuestra obediencia a la Palabra de Dios, contra toda contaminación mundana o formalismo legalista. El pasaje se abre con la objeción que los escribas y los fariseos dirigen a Jesús, acusando a sus discípulos de no seguir los preceptos rituales según las tradiciones. De esta manera, los interlocutores pretendían golpear la confiabilidad y la autoridad de Jesús como maestro porque decían: «Pero este maestro deja que los discípulos no cumplan las prescripciones de la tradición». Pero Jesús replica fuerte y replica diciendo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según esta escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres"» (Mc 7, 6-7). Así dice Jesús, ¡Palabras claras y fuertes! Hipócrita es, por así decir, uno de los adjetivos más fuertes que Jesús usa en el Evangelio y lo pronuncia dirigiéndose a los maestros de la religión: doctores de la ley, escribas… «Hipócrita», dice Jesús.
Jesús de hecho quiere sacudir a los escribas y los fariseos del error en el que han caído, ¿y cuál es este error? El de alterar la voluntad de Dios, descuidando sus mandamientos para cumplir las tradiciones humanas. La reacción de Jesús es severa porque es mucho lo que hay en juego: se trata de la verdad de la relación entre el hombre y Dios, de la autenticidad de la vida religiosa. El hipócrita es un mentiroso, no es auténtico.
También hoy el Señor nos invita a huir del peligro de dar más importancia a la forma que a la sustancia. Nos llama a reconocer, siempre de nuevo, eso que es el verdadero centro de la experiencia de fe, es decir el amor de Dios y el amor del prójimo, purificándola de la hipocresía del legalismo y del ritualismo. El mensaje del Evangelio hoy está reforzado también por la voz del apóstol Santiago, que nos dice en síntesis como debe ser la verdadera religión, y dice así: la verdadera religión es «visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y conservarse incontaminado del mundo» (Mc 7, 27). «Visitar a los huérfanos y a las viudas» significa practicar la caridad hacia el prójimo a partir de las personas más necesitadas, más frágiles, más a los márgenes. Son las personas de las cuales Dios cuida de forma especial, y nos pide a nosotros hacer lo mismo. «No dejarse contaminar de este mundo» no quiere decir aislarse y cerrarse a la realidad. No. Tampoco aquí debe ser una actitud exterior sino interior, de sustancia: significa vigilar para que nuestra forma de pensar y de actuar no esté contaminada por la mentalidad mundana, o sea de la vanidad, la avaricia, la soberbia. En realidad, un hombre o una mujer que vive en la vanidad, en la avaricia, en la soberbia y al mismo tiempo cree que se hace ver como religiosa e incluso llega a condenar a los otros, es un hipócrita. Hagamos un examen de conciencia para ver cómo acogemos la Palabra de Dios. El domingo la escuchamos en la misa. Si la escuchamos de forma distraída o superficial, esta no nos servirá de mucho. Debemos, sin embargo, acoger la Palabra con mente y corazón abiertos, como un terreno bueno, de forma que sea asimilada y lleve fruto en la vida concreta. Así la Palabra misma nos purifica el corazón y las acciones y nuestra relación con Dios y con los otros es liberada de la hipocresía.
El ejemplo y la intercesión de la Virgen María nos ayuden a honrar siempre al Señor con el corazón, testimoniando nuestro amor por Él en las elecciones concretas por el bien de los hermanos.
ÁNGELUS, Plaza de San Pedro, Domingo 30 de agosto de 2015
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de este domingo presenta una disputa entre Jesús y algunos fariseos y escribas. La discusión se refiere al valor de la «tradición de los antepasados» (Mc 7, 3) que Jesús, refiriéndose al profeta Isaías, define «preceptos humanos» (v. 7) y que nunca deben ocupar el lugar del «mandamiento de Dios» (v. 8). Las antiguas prescripciones en cuestión comprendían no sólo los preceptos de Dios revelados a Moisés, sino también una serie de dictámenes que especificaban las indicaciones de la ley mosaica. Los interlocutores aplicaban tales normas de manera muy escrupulosa y las presentaban como expresión de auténtica religiosidad. Por eso recriminan a Jesús y a sus discípulos la transgresión de éstas, en particular las que se refieren a la purificación exterior del cuerpo (cf. v. 5). La respuesta de Jesús tiene la fuerza de un pronunciamiento profético: «Dejáis a un lado el mandamiento de Dios —dice— para aferraros a la tradición de los hombres» (v. 8). Son palabras que nos llenan de admiración por nuestro Maestro: sentimos que en Él está la verdad y que su sabiduría nos libra de los prejuicios.
Pero ¡atención! Con estas palabras, Jesús quiere ponernos en guardia también a nosotros, hoy, del pensar que la observancia exterior de la ley sea suficiente para ser buenos cristianos. Como entonces para los fariseos, existe también para nosotros el peligro de creernos en lo correcto, o peor, mejores que los demás por el sólo hecho de observar las reglas, las costumbres, aunque no amemos al prójimo, seamos duros de corazón, soberbios y orgullosos. La observancia literal de los preceptos es algo estéril si no cambia el corazón y no se traduce en actitudes concretas: abrirse al encuentro con Dios y a su Palabra, buscar la justicia y la paz, socorrer a los pobres, a los débiles, a los oprimidos. Todos sabemos, en nuestras comunidades, en nuestras parroquias, en nuestros barrios, cuánto daño hacen a la Iglesia y son motivo de escándalo, las personas que se dicen muy católicas y van a menudo a la iglesia, pero después, en su vida cotidiana, descuidan a la familia, hablan mal de los demás, etc. Esto es lo que Jesús condena porque es un antitestimonio cristiano.
Continuando su exhortación, Jesús se centra sobre un aspecto más profundo y afirma: «Nada que entra de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre» (v. 15). De esta manera subraya el primado de la interioridad, es decir, el primado del «corazón»: no son las cosas exteriores las que nos hacen o no santos, sino que es el corazón el que expresa nuestras intenciones, nuestras elecciones y el deseo de hacerlo todo por amor de Dios. Las actitudes exteriores son la consecuencia de lo que hemos decidido en el corazón y no al revés: con actitudes exteriores, si el corazón no cambia, no somos verdaderos cristianos. La frontera entre el bien y el mal no está fuera de nosotros sino más bien dentro de nosotros. Podemos preguntarnos: ¿dónde está mi corazón? Jesús decía: «tu tesoro está donde está tu corazón». ¿Cuál es mi tesoro? ¿Es Jesús, es su doctrina? Entonces el corazón es bueno. O ¿el tesoro es otra cosa? Por lo tanto, es el corazón el que debe ser purificado y convertirse. Sin un corazón purificado, no se pueden tener manos verdaderamente limpias y labios que pronuncian palabras sinceras de amor —todo es doble, una doble vida—, labios que pronuncian palabras de misericordia, de perdón. Esto lo puede hacer sólo el corazón sincero y purificado.
Pidamos al Señor, por intercesión de la Virgen Santa, que nos dé un corazón puro, libre de toda hipocresía. Este es el adjetivo que Jesús da a los fariseos: «hipócritas», porque dicen una cosa y hacen otra. Un corazón libre de toda hipocresía, para que así seamos capaces de vivir según el espíritu de la ley y alcanzar su finalidad, que es el amor.

Papa Benedicto XVI
ÁNGELUS. Castelgandolfo. Domingo 2 de septiembre de 2012
Queridos hermanos y hermanas:
En la liturgia de la Palabra de este domingo destaca el tema de la Ley de Dios, de su mandamiento: un elemento esencial de la religión judía e incluso de la cristiana, donde encuentra su plenitud en el amor (cf. Rm 13, 10). La Ley de Dios es su Palabra que guía al hombre en el camino de la vida, lo libera de la esclavitud del egoísmo y lo introduce en la "tierra" de la verdadera libertad y de la vida. Por eso en la Biblia la Ley no se ve como un peso, como una limitación que oprime, sino como el don más precioso del Señor, el testimonio de su amor paterno, de su voluntad de estar cerca de su pueblo, de ser su Aliado y escribir con él una historia de amor.
El israelita piadoso reza así: "Tus decretos son mi delicia, no olvidaré tus palabras. (...) Guíame por la senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo" (Sal 119, 16.35). En el Antiguo Testamento, es Moisés quien en nombre de Dios transmite la Ley al pueblo. Él, después del largo camino por el desierto, en el umbral de la tierra prometida, proclama: "Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os enseño para que, cumpliéndolos, viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar" (Dt 4, 1).
Y aquí está el problema: cuando el pueblo se establece en la tierra, y es depositario de la Ley, siente la tentación de poner su seguridad y su gozo en algo que ya no es la Palabra del Señor: en los bienes, en el poder, en otros "dioses" que en realidad son vanos, son ídolos.
Ciertamente, la Ley de Dios permanece, pero ya no es lo más importante, ya no es la regla de la vida; se convierte más bien en un revestimiento, en una cobertura, mientras que la vida sigue otros caminos, otras reglas, intereses a menudo egoístas, individuales y de grupo.
Así la religión pierde su auténtico significado, que es vivir en escucha de Dios para hacer su voluntad –que es la verdad de nuestro ser–, y así vivir bien, en la verdadera libertad, y se reduce a la práctica de costumbres secundarias, que satisfacen más bien la necesidad humana de sentirse bien con Dios. Y este es un riesgo grave para toda religión, que Jesús encontró en su tiempo, pero que se puede verificar, por desgracia, también en el cristianismo.
Por eso, las palabras de Jesús en el evangelio de hoy contra los escribas y los fariseos nos deben hacer pensar también a nosotros. Jesús hace suyas las palabras del profeta Isaías: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos" (Mc 7, 6-7; cf. Is 29, 13). Y luego concluye: "Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres" (Mc 7, 8).
También el apóstol Santiago, en su carta, pone en guardia contra el peligro de una falsa religiosidad. Escribe a los cristianos: "Poned en práctica la palabra y no os contentéis con oírla, engañándoos a vosotros mismos" (St 1, 22). Que la Virgen María, a la que nos dirigimos ahora en oración, nos ayude a escuchar con un corazón abierto y sincero la Palabra de Dios, para que oriente todos los días nuestros pensamientos, nuestras decisiones y nuestras acciones.

DIRECTORIO HOMILÉTICO
Ap. I. La homilía y el Catecismo de la Iglesia Católica.
Ciclo B. Vigésimo segundo domingo del Tiempo Ordinario
Cristo y la Ley
577
Al comienzo del Sermón de la montaña, Jesús hace una advertencia solemne presentando la Ley dada por Dios en el Sinaí con ocasión de la Primera Alianza, a la luz de la gracia de la Nueva Alianza:
"No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o un ápice de la Ley sin que todo se haya cumplido. Por tanto, el que quebrante uno de estos mandamientos menores, y así lo enseñe a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; en cambio el que los observe y los enseñe, ese será grande en el Reino de los cielos" (Mt 5, 17-19).
578 Jesús, el Mesías de Israel, por lo tanto el más grande en el Reino de los cielos, se debía sujetar a la Ley cumpliéndola en su totalidad hasta en sus menores preceptos, según sus propias palabras. Incluso es el único en poderlo hacer perfectamente (cf. Jn 8, 46). Los judíos, según su propia confesión, jamás han podido cumplir jamás la Ley en su totalidad, sin violar el menor de sus preceptos (cf. Jn 7, 19; Hch 13, 38-41; Hch 15, 10). Por eso, en cada fiesta anual de la Expiación, los hijos de Israel piden perdón a Dios por sus transgresiones de la Ley. En efecto, la Ley constituye un todo y, como recuerda Santiago, "quien observa toda la Ley, pero falta en un solo precepto, se hace reo de todos" (St 2, 10; cf. Ga 3, 10; Ga 5, 3).
579 Este principio de integridad en la observancia de la Ley, no sólo en su letra sino también en su espíritu, era apreciado por los fariseos. Al subrayarlo para Israel, muchos judíos del tiempo de Jesús fueron conducidos a un celo religioso extremo (cf. Rm 10, 2), el cual, si no quería convertirse en una casuística "hipócrita" (cf. Mt 15, 3-7; Lc 11, 39-54) no podía más que preparar al pueblo a esta intervención inaudita de Dios que será la ejecución perfecta de la Ley por el único Justo en lugar de todos los pecadores (cf. Is 53, 11; Hb 9, 15).
580 El cumplimiento perfecto de la Ley no podía ser sino obra del divino Legislador que nació sometido a la Ley en la persona del Hijo (cf Ga 4, 4). En Jesús la Ley ya no aparece grabada en tablas de piedra sino "en el fondo del corazón" (Jr 31, 33) del Siervo, quien, por "aportar fielmente el derecho" (Is 42, 3), se ha convertido en "la Alianza del pueblo" (Is 42, 6). Jesús cumplió la Ley hasta tomar sobre sí mismo "la maldición de la Ley" (Ga 3, 13) en la que habían incurrido los que no "practican todos los preceptos de la Ley" (Ga 3, 10) porque, ha intervenido su muerte para remisión de las transgresiones de la Primera Alianza" (Hb 9, 15).
581 Jesús fue considerado por los Judíos y sus jefes espirituales como un "rabbi" (cf. Jn 11, 28; Jn 3, 2; Mt 22, 23; Mt 24, 34-36). Con frecuencia argumentó en el marco de la interpretación rabínica de la Ley (cf. Mt 12, 5; Mt 9, 12; Mc 2, 23-27; Lc 6, 6-9; Jn 7, 22-23). Pero al mismo tiempo, Jesús no podía menos que chocar con los doctores de la Ley porque no se contentaba con proponer su interpretación entre los suyos, sino que "enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas" (Mt 7, 28-29). La misma Palabra de Dios, que resonó en el Sinaí para dar a Moisés la Ley escrita, es la que en él se hace oír de nuevo en el Monte de las Bienaventuranzas (cf. Mt 5, 1). Esa palabra no revoca la Ley sino que la perfecciona aportando de modo divino su interpretación definitiva: "Habéis oído también que se dijo a los antepasados … pero yo os digo" (Mt 5, 33-34). Con esta misma autoridad divina, desaprueba ciertas "tradiciones humanas" (Mc 7, 8) de los fariseos que "anulan la Palabra de Dios" (Mc 7, 13).
582 Yendo más lejos, Jesús da plenitud a la Ley sobre la pureza de los alimentos, tan importante en la vida cotidiana judía, manifestando su sentido "pedagógico" (cf. Ga 3, 24) por medio de una interpretación divina: "Todo lo que de fuera entra en el hombre no puede hacerle impuro … - así declaraba puros todos los alimentos - … Lo que sale del hombre, eso es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas" (Mc 7, 18-21). Jesús, al dar con autoridad divina la interpretación definitiva de la Ley, se vio enfrentado a algunos doctores de la Ley que no recibían su interpretación a pesar de estar garantizada por los signos divinos con que la acompañaba (cf. Jn 5, 36; Jn 10, 25. 37-38; Jn 12, 37). Esto ocurre, en particular, respecto al problema del sábado: Jesús recuerda, frecuentemente con argumentos rabínicos (cf. Mt 12, 25-27; Jn 7, 22-24), que el descanso del sábado no se quebranta por el servicio de Dios (cf. Mt 12, 5; Nm 28, 9) o al prójimo (cf. Lc 13, 15-16; Lc 14, 3-4) que realizan sus curaciones.
La Ley antigua y el Evangelio
LA LEY ANTIGUA

1961
Dios, nuestro Creador y Redentor, eligió a Israel como su pueblo y le reveló su Ley, preparando así la venida de Cristo. La Ley de Moisés contiene muchas verdades naturalmente accesibles a la razón. Estas están declaradas y autentificadas en el interior de la Alianza de la salvación.
1962 La Ley antigua es el primer estado de la Ley revelada. Sus prescripciones morales están resumidas en los Diez mandamientos. Los preceptos del Decálogo establecen los fundamentos de la vocación del hombre, formado a imagen de Dios. Prohíben lo que es contrario al amor de Dios y del prójimo, y prescriben lo que le es esencial. El Decálogo es una luz ofrecida a la conciencia de todo hombre para manifestarle la llamada y los caminos de Dios, y para protegerle contra el mal:
"Dios escribió en las tablas de la ley lo que los hombres no leían en sus corazones" (S. Agustín, Sal 57, 1).
1963 Según la tradición cristiana, la Ley santa (cf. Rm 7, 12), espiritual (cf Rm 7, 14) y buena (cf Rm 7, 16) es todavía imperfecta. Como un pedagogo (cf Ga 3, 24) muestra lo que es preciso hacer, pero no da de suyo la fuerza, la gracia del Espíritu para cumplirlo. A causa del pecado, que ella no puede quitar, no deja de ser una ley de servidumbre. Según S. Pablo tiene por función principal denunciar y manifestar el pecado, que forma una "ley de concupiscencia" (cf Rm 7) en el corazón del hombre. No obstante, la Ley constituye la primera etapa en el camino del Reino. Prepara y dispone al pueblo elegido y a cada cristiano a la conversión y a la fe en el Dios Salvador. Proporciona una enseñanza que subsiste para siempre, como la Palabra de Dios.
1964 La Ley antigua es una preparación para el Evangelio. "La ley es profecía y pedagogía de las realidades venideras" (S. Ireneo, haer. 4, 15, 1). Profetiza y presagia la obra de liberación del pecado que se realizará con Cristo; suministra al Nuevo Testamento las imágenes, los "tipos", los símbolos para expresar la vida según el Espíritu. La Ley se completa mediante la enseñanza de los libros sapienciales y de los profetas, que la orientan hacia la Nueva Alianza y el Reino de los Cielos.
"Hubo… , bajo el régimen de la antigua alianza, gentes que poseían la caridad y la gracia del Espíritu Santo y aspiraban ante todo a las promesas espirituales y eternas, en lo cual se adherían a la ley nueva. Y al contrario, existen, en la nueva alianza, hombres carnales, alejados todavía de la perfección de la ley nueva: para incitarlos a las obras virtuosas, el temor del castigo y ciertas promesas temporales han sido necesarias, incluso bajo la nueva alianza. En todo caso, aunque la ley antigua prescribía la caridad, no daba el Espíritu Santo, por el cual "la caridad es difundida en nuestros corazones" (Rm 5, 5)" (S. Tomás de Aquino, s. th. 1-2, 107, 1 ad 2).
LA LEY NUEVA O LEY EVANGÉLICA
1965
La ley nueva o Ley evangélica es la perfección aquí abajo de la ley divina, natural y revelada. Es obra de Cristo y se expresa particularmente en el Sermón de la montaña. Es también obra del Espíritu Santo, y por él viene a ser la ley interior de la caridad: "Concertaré con la casa de Israel una alianza nueva… pondré mis leyes en su mente, en sus corazones las grabaré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo" (Hb 8, 8-10; cf Jr 31, 31-34).
1966 La ley nueva es la gracia del Espíritu Santo dada a los fieles mediante la fe en Cristo. Obra por la caridad, utiliza el Sermón del Señor para enseñarnos lo que hay que hacer, y los sacramentos para comunicarnos la gracia de hacerlo:
"El que quiera meditar con piedad y perspicacia el Sermón que nuestro Señor pronunció en la montaña, según lo leemos en el Evangelio de S. Mateo, encontrará en él sin duda alguna la carta perfecta de la vida cristiana… Este Sermón contiene todos los preceptos propios para guiar la vida cristiana" (S. Agustín, serm. Dom. 1, 1).
1967 La Ley evangélica "da cumplimiento" (cf Mt 5, 17-19), purifica, supera, y lleva a su perfección la Ley antigua. En las "Bienaventuranzas" da cumplimiento a las promesas divinas elevándolas y ordenándolas al "Reino de los Cielos". Se dirige a los que están dispuestos a acoger con fe esta esperanza nueva: los pobres, los humildes, los afligidos, los limpios de corazón, los perseguidos a causa de Cristo, trazando así los caminos sorprendentes del Reino.
1968 La Ley evangélica lleva a plenitud los mandamientos de la Ley. El Sermón del monte, lejos de abolir o devaluar las prescripciones morales de la Ley antigua, extrae de ella las virtualidades ocultas y hace surgir de ella nuevas exigencias: revela toda su verdad divina y humana. No añade preceptos exteriores nuevos, pero llega a reformar la raíz de los actos, el corazón, donde el hombre elige entre lo puro y lo impuro (cf Mt 15, 18-19), donde se forman la fe, la esperanza y la caridad, y con ellas las otras virtudes. El Evangelio conduce así la Ley a su plenitud mediante la imitación de la perfección del Padre celestial (cf Mt 5, 48), mediante el perdón de los enemigos y la oración por los perseguidores, según el modelo de la generosidad divina (cf Mt 5, 44).
1969 La Ley nueva practica los actos de la religión: la limosna, la oración y el ayuno, ordenándolos al "Padre que ve en lo secreto" por oposición al deseo "de ser visto por los hombres" (cf Mt 6, 1-6. 16-18). Su oración es el Padre Nuestro (Mt 6, 9-13).
1970 La Ley evangélica entraña la elección decisiva entre "los dos caminos" (cf Mt 7, 13-14) y la práctica de las palabras del Señor (cf Mt 7, 21-27); está resumida en la regla de oro: "Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros; porque esta es la Ley y los profetas" (Mt 7, 12; cf Lc 6, 31).
Toda la Ley evangélica está contenida en el "mandamiento nuevo" de Jesús (Jn 13, 34): amarnos los unos a los otros como él nos ha amado (cf Jn 15, 12).
1971 Al Sermón del monte conviene añadir la catequesis moral de las enseñanzas apostólicas, como Rm 12-15; 1Co 12-13; Col 3-4; Ef 4-5, etc. Esta doctrina trasmite la enseñanza del Señor con la autoridad de los apóstoles, especialmente exponiendo las virtudes que se derivan de la fe en Cristo y que anima la caridad, el principal don del Espíritu Santo. "Vuestra caridad sea sin fingimiento… amándoos cordialmente los unos a los otros… con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración; compartiendo las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad" (Rm 12, 9-13). Esta catequesis nos enseña también a tratar los casos de conciencia a la luz de nuestra relación con Cristo y con la Iglesia (cf Rm 14; 1Co 5-10).
1972 La Ley nueva es llamada ley de amor, porque hace obrar por el amor que infunde el Espíritu Santo más que por el temor; ley de gracia, porque confiere la fuerza de la gracia para obrar mediante la fe y los sacramentos; ley de libertad (cf St 1, 25; St 2, 12), porque nos libera de las observancias rituales y jurídicas de la Ley antigua, nos inclina a obrar espontáneamente bajo el impulso de la caridad y nos hace pasar de la condición del siervo "que ignora lo que hace su señor", a la de amigo de Cristo, "porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer" (Jn 15, 15), o también a la condición de hijo heredero (cf Ga 4, 1-7. 21-31; Rm 8, 15).
1973 Más allá de los preceptos, la Ley nueva contiene los consejos evangélicos. La distinción tradicional entre mandamientos de Dios y consejos evangélicos se establece por relación a la caridad, perfección de la vida cristiana. Los preceptos están destinados a apartar lo que es incompatible con la caridad. Los consejos tienen por fin apartar lo que, incluso sin serle contrario, puede constituir un impedimento al desarrollo de la caridad (cf S. Tomás de Aquino, s. th. 2-2, 184, 3).
1974 Los consejos evangélicos manifiestan la plenitud viva de una caridad que nunca se sacia. Atestiguan su fuerza y estimulan nuestra prontitud espiritual. La perfección de la Ley nueva consiste esencialmente en los preceptos del amor de Dios y del prójimo. Los consejos indican vías más directas, medios más apropiados, y han de practicarse según la vocación de cada uno:
"(Dios) no quiere que cada uno observe todos los consejos, sino solamente los que son convenientes según la diversidad de las personas, los tiempos, las ocasiones, y las fuerzas, como la caridad lo requiera. Porque es ésta la que, como reina de todas las virtudes, de todos los mandamientos, de todos los consejos, y en suma de todas leyes y de todas las acciones cristianas, la que da a todos y a todas rango, orden, tiempo y valor" (S. Francisco de Sales, amor 8, 6).


Se dice Credo.

Oración de los fieles
Año B

Oremos al Señor, nuestro Dios. Él está cerca de los que lo invocan.
- Por la Iglesia, para que sepa guardar y actualizar lo que ha recibido del Señor y prescindir de todo lo que impide o dificulta su misión en el mundo. Roguemos al Señor.
- Por los dirigentes de los países más pobres, para que promuevan la justicia social y eviten cualquier tentación de corrupción. Roguemos al Señor
- Por la juventud de nuestro tiempo, para que descubra los valores evangélicos que guíen su vida. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos, para que nuestro culto a Dios sea en espíritu y en verdad. Roguemos al Señor.
Escucha, Señor, la oración de tu pueblo, que te honra con los labios y desea honrarte con sincero corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.

sábado, 24 de julio de 2021

Sábado 28 agosto 2021, San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia, memoria obligatoria. Lecturas Sábado XXI semana del Tiempo Ordinario, año impar.

TEXTOS MISA

28 de agosto
San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia
Memoria

Antífona de entrada Cf. Eclo 15, 5
En medio de la asamblea le abrirá la boca y el Señor lo llenará del espíritu de sabiduría y de inteligencia, lo revestirá con un vestido de gloria.
In médio Ecclésiae apéruit os eius, et implévit eum Dóminus spíritu sapiéntiae et intelléctus, stolam glóriae índuit eum.

Monición de entrada
Celebramos hoy la memoria de san Agustín, obispo y doctor de la Iglesia. Nació en Tagaste (Africa) el año 354. Convertido a la fe católiса después de una adolescencia inquieta por los principios doctrinales y las costumbres, fue bautizado en Milán por san Ambrosio y, vuelto a su patria, llevó con algunos amigos una vida ascética y entregada al estudio de las Sagradas Escrituras. Elegido después obispo de Hipona, en la actual Argelia, durante treinta y cuatro años fue maestro de su grey, a la que instruyó con sermones y numerosos escritos, con los cuales también combatió valientemente los errores de su tiempo y expuso con sabiduría la recta fe. Murió el año 430.

Oración colecta
Renueva, Señor, en tu Iglesia el espíritu que infundiste en tu obispo san Agustín, para que, llenos de ese mismo espíritu, tengamos sed solamente de ti, fuente de la verdadera sabiduría, y te busquemos como creador del amor supremo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Innova, quaesumus, Dómine, in Ecclésia tua spíritum, quo beátum Augustínum epíscopum imbuísti, ut, eódem nos repléti, te solum verae fontem sapiéntiae sitiámus, et supérni amóris quaerámus auctórem. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Sábado de la XXI semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).


PRIMERA LECTURA 1 Tes 4, 9-11
Dios mismo nos ha enseñado a amarnos los unos a los otros
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses.

Hermanos:
Acerca del amor fraterno, no hace falta que os escriba, porque Dios mismo os ha enseñado a amaros los unos a los otros; y así lo hacéis con todos los hermanos de Macedonia. Sin embargo os exhortamos, hermanos, a seguir progresando:
esforzaos por vivir con tranquilidad, ocupándoos de vuestros asuntos y trabajando con vuestras propias manos, como os lo tenemos mandado.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 97, 1. 7-8. 9 (R.: cf. 9)
R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.
Venit Dóminus iudicáre pópulus in æquitáte.

V. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.
Venit Dóminus iudicáre pópulus in æquitáte.

V. Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos,
aclamen los montes.
R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.
Venit Dóminus iudicáre pópulus in æquitáte.

V. Al Señor, que llega
para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud.
R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.
Venit Dóminus iudicáre pópulus in æquitáte.

Aleluya Jn 13, 34
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Os doy un mandamiento nuevo -dice el Señor-: que os améis unos a otros, como yo os he amado. R.
Mandátum novum do vobis, dicit Dóminus, ut diligátis ínvicem, sicut diléxi vos.

EVANGELIO Mt 25, 14-30
Como has sido fiel en lo poco, entra en el gozo de tu Señor
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
“Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”.
Su señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”. Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
“Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”. Su señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
Se acercó también el que había recibido un talento y dijo:
“Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.
El señor le respondió:
“Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Homilía, 19-noviembre-2019
El siervo malvado, a pesar del talento recibido del Señor, el cual ama compartir y multiplicar los dones, lo ha custodiado celosamente, se ha conformado con preservarlo. Pero quien se preocupa sólo de conservar, de mantener los tesoros del pasado, no es fiel a Dios. En cambio, la parábola dice que quien añade nuevos talentos, ese es verdaderamente «fiel» (Mt 25, 21.23), porque tiene la misma mentalidad de Dios y no permanece inmóvil: arriesga por amor, se juega la vida por los demás, no acepta el dejarlo todo como está. Sólo una cosa deja de lado: su propio beneficio. Esta es la única omisión justa.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario V

Imploremos. hermanos, la piedad de Dios Padre todopoderoso, y pidámosle que escuche nuestra oración.
- Para que conceda a la Iglesia el gozo del Espíritu Santo. Roguemos al Señor.
- Para que dé a los gobernantes el sentido de la justicia, de la libertad y de la paz. Roguemos al Señor.
- Para que otorgue a los pueblos la concordia leal y pacifica. Roguemos al Señor-
- Para que dé a los desterrados el gozo del retorno. Roguemos al Señor.
- Para que a nosotros, su pueblo, nos haga crecer en la fe, nos purifique el corazón y nos abra la puerta del reino eterno. Roguemos al Señor.
Muestra, Padre celestial, tu bondad al pueblo que te suplica, para que reciba sin tardanza lo que pide confiadamente, siguiendo tu inspiración. Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

Oración sobre las ofrendas
Al celebrar el memorial de nuestra salvación, suplicamos, Señor, tu clemencia, para que este sacramento de piedad sea para nosotros signo de unidad y vínculo de caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Salútis nostrae memoriále celebrántes, cleméntiam tuam, Dómine, supplíciter exorámus, ut hoc sacraméntum pietátis fiat nobis signum unitátis et vínculum caritátis. Per Christum.

PREFACIO DE LOS SANTOS PASTORES
LA PRESENCIA DE LOS SANTOS PASTORES EN LA IGLESIA
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque nos concedes la alegría de celebrar hoy la fiesta de san N., fortaleciendo a tu Iglesia con el ejemplo de su vida santa, instruyéndola con su palabra y protegiéndola con su intercesión.
Por eso, con los ángeles y la multitud de los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Quia sic tríbuis Ecclésiam tuam sancti N. festivitáte gaudére, ut eam exémplo piae conversatiónis corróbores, verbo praedicatiónis erúdias, gratáque tibi supplicatióne tueáris.
Et ídeo, cum Angelórum atque Sanctórum turba, hymnum laudis tibi cánimus, sine fine dicéntes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA III

Antífona de comunión Cf. Mt 23, 10. 8
Dice el Señor: «Uno solo es vuestro maestro, Cristo. Todos vosotros sois hermanos».
Dicit Dóminus: Magíster vester unus est, Christus. Omnes autem vos fratres estis.

Oración después de la comunión
Te rogamos, Señor, que nos santifique la participación en la mesa de Cristo para que, hechos miembros suyos, seamos lo que recibimos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Sanctíficet nos, quaesumus, Dómine, mensae Christi participátio, ut, eius membra effécti, simus quod accépimus. Per Christum.

viernes, 23 de julio de 2021

Viernes 27 agosto 2021, Lecturas Viernes XXI semana de Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Viernes de la XXI semana de Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA 1 Tes 4, 1-8
Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses.

Hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús:
ya habéis aprendido de nosotros cómo comportarse para agradar a Dios; pues comportaos así y seguid adelante.
Ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús.
Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación, que os apartéis de la impureza, que cada uno de vosotros trate u cuerpo con santidad y respeto, no dominado por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios.
Y que en este asunto nadie pase por encima de su hermano ni se aproveche con engaño, porque el Señor venga todo esto, como ya os dijimos y os aseguramos: Dios no nos ha llamado a una vida impura, sino santa. Por tanto, quien esto desprecia, no desprecia a un hombre, sino a Dios, que os ha dado su Espíritu Santo.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 96, 1 y 2b. 5-6. 10. 11-12 (R.: 12a)
R. Alegraos, justos, con el Señor.
Lætámini iusti, in Dómino.

V. El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Justicia y derecho sostienen su trono.
R. Alegraos, justos, con el Señor.
Lætámini iusti, in Dómino.

V. Los montes se derriten como cera ante el Señor,
ante el Señor de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
R. Alegraos, justos, con el Señor.
Lætámini iusti, in Dómino.

V. Odiad el mal los que amáis al Señor:
él protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados.
R. Alegraos, justos, con el Señor.
Lætámini iusti, in Dómino.

V. Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.
R. Alegraos, justos, con el Señor.
Lætámini iusti, in Dómino.

Aleluya Lc 21, 36
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Estad despiertos en todo tiempo, pidiendo manteneros en pie ante el Hijo del hombre. R.
Vigiláte, omni témpore orántes, ut digni habeámini stare ante Filium hóminis.

EVANGELIO Mt 25, 1-13
¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz:
“¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”.
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las prudentes:
“Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”.
Pero las prudentes contestaron:
“Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”.
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:
Señor, señor, ábrenos.
Pero él respondió:
“En verdad os digo que no os conozco”.
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Josemaría, Amigos de Dios 41.
Pensemos valientemente en nuestra vida. ¿Por qué no encontramos a veces esos minutos, para terminar amorosamente el trabajo que nos atañe y que es el medio de nuestra santificación? ¿Por qué descuidamos las obligaciones familiares? ¿Por qué se mete la precipitación en el momento de rezar, de asistir al Santo Sacrificio de la Misa? ¿Por qué nos faltan la serenidad y la calma, para cumplir los deberes del propio estado, y nos entretenemos sin ninguna prisa en ir detrás de los caprichos personales? Me podéis responder: son pequeñeces. Sí, verdaderamente: pero esas pequeñeces son el aceite, nuestro aceite, que mantiene viva la llama y encendida la luz.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario IV

Nos hemos reunido aquí, hermanos, para conmemorar el misterio de nuestra redención; roguemos, por lo tanto, a Dios todopoderoso, para que todo el mundo se llene de bendiciones y de vida.
- Por todos los consagrados a Dios, para que con su ayuda puedan cumplir fielmente su propósito. Roguemos al Señor.
- Por la paz de los pueblos, para que, sin ninguna perturbación, puedan servirle en libertad de espíritu. Roguemos al Señor.
- Por los ancianos que viven en soledad o enfermedad, para que sean confortados por nuestra fraternal caridad. Roguemos al Señor
- Por nosotros, aquí congregados, para que sepamos usar de tal modo los bienes presentes, con los que Dios no deja de favorecernos, que merezcamos alcanzar los eternos. Roguemos al Señor.
Sé propicio, Señor, con tu pueblo suplicante, para que reciba con prontitud lo que te pide bajo tu inspiración. Por Jesucristo, nuestro Señor.