Misal Romano (3ªed.)
PREFACIOS
PREFACIO I DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
LA
MATERNIDAD DE MARÍA
75.
Este prefacio se dice en las misas de la bienaventurada Virgen María.
En verdad
es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno.
Y alabar,
bendecir y proclamar tu gloria en la (maternidad,
Natividad, fiesta, veneración)
de santa María, siempre virgen.
Porque
ella concibió a tu único Hijo por obra del Espíritu Santo, y, sin
perder la gloria de su virginidad, derramó sobre el mundo la luz
eterna, Jesucristo, Señor nuestro.
Por él,
los ángeles alaban tu gloria, te adoran las dominaciones, tiemblan
las potestades, los cielos, sus virtudes y los santos serafines te
celebran unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus
voces cantando humildemente tu alabanza:
Vere
dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque
grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Et te in
(Festum, memoria, veneratione)
beátae Maríae semper Vírginis collaudáre, benedícere et
praedicáre.
Quae et
Unigénitum tuum Sancti Spíritus obumbratióne concépit, et,
virginitátis glória permanénte, lumen aetérnum mundo effúdit,
Iesum Christum Dóminum nostrum.
Per quem
maiestátem tuam laudant Angeli, adórant Dominatiónes, tremunt
Potestátes. Caeli caelorúmque Virtútes, ac beáta Séraphim, sócia
exsultatióne concélebrant. Cum quibus et nostras voces ut admítti
iúbeas, deprecámur, súpplici confessióne dicéntes:
Santo,
Santo, Santo...
PREFACIO II DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN
MARÍA
LA IGLESIA ALABA A
DIOS INSPIRÁNDOSE EN LAS PALABRAS DE MARÍA
76. Este prefacio
se dice en las misas de la bienaventurada Virgen María.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias, Señor, y proclamar tus
maravillas en la perfección de tus santos; y, al conmemorar a la
bienaventurada Virgen María, exaltar especialmente tu generosidad
inspirándonos en su mismo cántico de alabanza.
En verdad hiciste obras grandes en
favor de todos los pueblos, y has mantenido tu misericordia de
generación en generación, cuando, al mirar la humildad de tu
esclava, por ella nos diste al autor de la salvación humana,
Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro.
Por él, los coros de los ángeles
adoran tu gloria eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos
asociarnos a sus voces cantando con ellos tu alabanza:
Vere dignum et iustum est, aequum et
salutáre, in ómnium Sanctórum provéctu te mirábilem confitéri,
et potíssimum, beátae Vírginis Maríae memóriam recoléntes,
cleméntiam tuam ipsíus grato magnificáre praecónio.
Vere namque in omnes terrae fines
magna fecísti, ac tuam in saecula prorogásti misericórdiae
largitátem, cum, ancíllae tuae humilitátem aspíciens, per eam
dedísti humánae salútis auctórem, Fílium tuum, Iesum Christum,
Dóminum nostrum.
Per quem maiestátem tuam adórat
exércitus Angelórum, ante conspéctum tuum in aeternitáte
laetántium. Cum quibus et nostras voces ut admítti iúbeas,
deprecámur, sócia exsultatióne dicéntes:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO III
DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
(Prefacio
de la misa votiva B de la bienaventurada Virgen María)
MARÍA,
MODELO Y MADRE DE LA IGLESIA
77.
Este prefacio se dice en las misas de la bienaventurada Virgen María.
En verdad
es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, y alabarte debidamente en esta celebración en honor de la
Virgen María.
Ella, al
aceptar a tu Verbo con inmaculado corazón, mereció concebirlo en su
seno virginal, y, al dar a luz al Creador, preparó el nacimiento de
la Iglesia. Ella, al recibir junto a la cruz el testamento de tu amor
divino, tomó como hijos a todos los hombres, nacidos a la vida
sobrenatural por la muerte de Cristo. Ella, esperando con los
apóstoles la venida del Espíritu, al unir sus oraciones a las de
los discípulos, se convirtió en el modelo de la Iglesia suplicante.
Desde su asunción a los cielos, acompaña con amor materno a la
Iglesia peregrina y protege sus pasos hacia la patria celeste, hasta
la venida gloriosa del Señor.
Por eso,
con los santos y todos los ángeles, te alabamos, proclamando sin
cesar:
Vere dignum et iustum est, aequum et
salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine,
sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: Et te in celebratióne
beátae Maríae Vírginis débitis magnificáre praecóniis.
Quae Verbum tuum immaculáto corde
suscípiens virgíneo méruit sinu concípere atque, páriens
Conditórem, Ecclésiae fovit exórdia. Quae iuxta crucem testaméntum
divínae caritátis accípiens, univérsos hómines in fílios
assúmpsit, Christi morte ad supérnam vitam generátos. Quae, cum
Apóstoli Promíssum exspectárent tuum, supplicatiónem suam
discipulórum précibus iungens, exémplar éxstitit orántis
Ecclésiae. Ad glóriam autem evécta caelórum, Ecclésiam
peregrinántem matérno proséquitur amóre eiúsque gressus ad
pátriam tuétur benígna, donec dies Dómini gloriósus advéniat.
Et ídeo cum Sanctis et Angelis
univérsis te collaudámus, sine fine dicéntes:
Santo,
Santo, Santo…
PREFACIO IV
DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
MARÍA,
SIGNO DE CONSUELO Y DE ESPERANZA
78.
Este prefacio se dice en las misas de la bienaventurada Virgen María.
En verdad
es justo darte gracias, es bueno cantar tu gloria, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno.
Te
alabamos y te bendecimos, por Jesucristo, tu Hijo, en esta
celebración de la bienaventurada Virgen María. Ella, como humilde
sierva, escuchó tu palabra y la conservó en su corazón;
admirablemente unida al misterio de la redención, perseveró con los
apóstoles en la plegaria, mientras esperaban al Espíritu Santo, y
ahora brilla en nuestro camino como signo de consuelo y de firme
esperanza.
Por este
don de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, te
entonamos nuestro canto y proclamamos tu alabanza:
Santo,
Santo Santo…
PREFACIO
V DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
MARÍA,
IMAGEN DE LA HUMANIDAD NUEVA
79.
Este prefacio se dice en las misas de la bienaventurada Virgen María.
En verdad
es justo darte gracias, Padre santo, fuente de la vida y de la
alegría.
Porque en
esta etapa final de la historia has querido revelarnos el misterio
escondido desde siglos, para que así el mundo entero retorne a la
vida y recobre la esperanza.
En Cristo,
nuevo Adán, y en María, nueva Eva, se revela el misterio de tu
Iglesia, como primicia de la humanidad redimida.
Por este
inefable don la creación entera, con la fuerza del Espíritu Santo,
emprende de nuevo su camino hacia la Pascua eterna.
Por eso,
nosotros, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el
himno de tu gloria:
Santo,
Santo, Santo…
PREFACIO DE LOS ÁNGELES
LA GLORIA DE DIOS
MANIFESTADA EN LOS ÁNGELES
80. Este prefacio
se dice en las misas de los santos ángeles.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Y proclamar tus alabanzas en tus
ángeles y los arcángeles pues lo que se honra verdaderamente en
ellos redunda en tu grandeza y gloria. Siendo ellos dignísimos de
todo honor, tu eres inmenso y has de ser reconocido sobre todas las
cosas, por Cristo Señor nuestro.
Por él, la multitud de los ángeles
celebra tu majestad; a ellos nos unimos en gozosa adoración cantando
a una sola voz tu alabanza:
Vere dignum et iustum est, aequum et
salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine,
sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Et in Archángelis Angelísque tuis
tua praecónia non tacére, quia ad excelléntiam tuam recúrrit et
glóriam quod angélica creatúra tibi probábilis honorétur: et,
cum illa sit amplo decóre digníssima, tu quam sis imménsus et
super ómnia praeferéndus osténderis, per Christum Dóminum
nostrum.
Per quem multitúdo Angelórum tuam
célebrat maiestátem, quibus adorántes in exsultatióne
coniúngimur, una cum eis laudis voce clamántes:
Santo, Santo, Santo...
PREFACIO DE SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA
BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
LA MISIÓN DE SAN
JOSÉ
81. Este prefacio
se dice en las misas de san José.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Y alabar, bendecir y
proclamar tu gloria en la [solemnidad,
conmemoración, al venerar a]
de san José.
Porque él es el hombre justo que
diste por esposo a la Virgen Madre de Dios; el servidor fiel y
prudente que pusiste al frente de tu familia para que, haciendo las
veces de padre, cuidara a tu Unigénito, concebido por obra del
Espíritu Santo, Jesucristo, Señor nuestro.
Por él, los ángeles alaban tu
gloria, te adoran las dominaciones y tiemblan las potestades, los
cielos, sus virtudes y los santos serafines te celebran unidos en
común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando
humildemente tu alabanza:
Vere dignum et iustum est, aequum et
salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine,
sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: Et te in (solemnitate,
commemoratione, veneratióne) beáti
Ioseph débitis magnificáre praecóniis, benedícere et praedicáre.
Qui et vir iustus, a te Deíparae
Vírgini Sponsus est datus, et fidélis servus ac prudens, super
Famíliam tuam est constitútus, ut Unigénitum tuum, Sancti Spíritus
obumbratióne concéptum, patérna vice custodíret, Iesum Christum
Dóminum nostrum.
Per quem maiestátem tuam laudant
Angeli, adórant Dominatiónes, tremunt Potestátes. Caeli
caelorúmque Virtútes, ac beáta Séraphim, sócia exsultatióne
concélebrant. Cumquibus et nostras voces, ut admítti iúbeas,
deprecámur, súpplici confessióne dicéntes:
Santo, Santo, Santo...
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