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Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

martes, 11 de octubre de 2022

Martes 15 noviembre 2022, Martes de la XXXIII semana del Tiempo Ordinario, feria o san Alberto Magno, obispo y doctor de la Iglesia, memoria libre (o misa por los difuntos).

SOBRE LITURGIA

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POST-SINODAL RECONCILIATIO ET PAENITENTIA (2-Diciembre-1984)
DE JUAN PABLO II

SEGUNDA PARTE. EL AMOR MÁS GRANDE QUE EL PECADO

El drama del hombre


13. Como escribe el apóstol San Juan: «Si decimos que estamos sin pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está con nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, Él que es fiel y justo nos perdonará los pecados» [56]. Estas palabras inspiradas, escritas en los albores de la Iglesia, nos introducen mejor que cualquier otra expresión humana en el tema del pecado, que está íntimamente relacionado con el de la reconciliación. Tales palabras enfocan el problema del pecado en su perspectiva antropológica como parte integrante de la verdad sobre el hombre, mas lo encuadran inmediatamente en el horizonte divino, en el que el pecado se confronta con la verdad del amor divino, justo, generoso y fiel, que se manifiesta sobre todo con el perdón y la redención. Por ello, el mismo San Juan escribe un poco más adelante que «si nuestro corazón nos reprocha algo, Dios es más grande que nuestro corazón» [57].

Reconocer el propio pecado, es más, —yendo aún más a fondo en la consideración de la propia personalidad— reconocerse pecador, capaz de pecado e inclinado al pecado, es el principio indispensable para volver a Dios. Es la experiencia ejemplar de David, quien «tras haber cometido el mal a los ojos del Señor», al ser reprendido por el profeta Natán [58] exclama: «Reconozco mi culpa, mi pecado está siempre ante mí. Contra ti, contra ti sólo pequé, cometí la maldad que aborreces» [59]. El mismo Jesús pone en la boca y en el corazón del hijo pródigo aquellas significativas palabras: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti» [60].

En realidad, reconciliarse con Dios presupone e incluye desasirse con lucidez y determinación del pecado en el que se ha caído. Presupone e incluye, por consiguiente, hacer penitencia en el sentido más completo del término: arrepentirse, mostrar arrepentimiento, tomar la actitud concreta de arrepentido, que es la de quien se pone en el camino del retorno al Padre. Esta es una ley general que cada cual ha de seguir en la situación particular en que se halla. En efecto, no puede tratarse sobre el pecado y la conversión solamente en términos abstractos.

En la condición concreta del hombre pecador, donde no puede existir conversión sin el reconocimiento del propio pecado, el ministerio de reconciliación de la Iglesia interviene en cada caso con una finalidad claramente penitencial, esto es, la de conducir al hombre al «conocimiento de sí mismo» según la expresión de Santa Catalina de Siena [61]; a apartarse del mal, al restablecimiento de la amistad con Dios, a la reforma interior, a la nueva conversión eclesial. Podría incluso decirse que más allá del ámbito de la Iglesia y de los creyentes, el mensaje y el ministerio de la penitencia son dirigidos a todos los hombres, porque todos tienen necesidad de conversión y reconciliación [62].

Para llevar a cabo de modo adecuado dicho ministerio penitencial, es necesario, además, superar con los «ojos iluminados» [63] de la fe, las consecuencias del pecado, que son motivo de división y de ruptura, no sólo en el interior de cada hombre, sino también en los diversos círculos en que él vive: familiar, ambiental, profesional, social, como tantas veces se puede constatar experimentalmente, y como confirma la página bíblica sobre la ciudad de Babel y su torre [64]. Afanados en la construcción de lo que debería ser a la vez símbolo y centro de unidad, aquellos hombres vienen a encontrarse más dispersos que antes, confundidos en el lenguaje, divididos entre sí, e incapaces de ponerse de acuerdo.

¿Por qué falló aquel ambicioso proyecto? ¿Por qué «se cansaron en vano los constructores»? [65] Porque los hombres habían puesto como señal y garantía de la deseada unidad solamente una obra de sus manos olvidando la acción del Señor. Habían optado por la sola dimensión horizontal del trabajo y de la vida social, no prestando atención a aquella vertical con la que se hubieran encontrado enraizados en Dios, su Creador y Señor, y orientados hacia Él como fin último de su camino.

Ahora bien, se puede decir que el drama del hombre de hoy —como el del hombre de todos los tiempos— consiste precisamente en su carácter babélico.

[56] 1 Jn 1, 8 s.
[57] 1 Jn 3, 20; cf. la referencia que he hecho a este fragmento en el discurso durante la Audiencia general del 14 de marzo de 1984: L'Osservatore Romano, edic. en lengua española 18 de. marzo, 1984, p. 3.
[58] Cf. 2 Sam 11-12.
[59] Sal 51 [50], 5 s.
[60] Lc 15, 18. 21.
[61] Cartas, Florencia 1970, I, pp. 3 s.; El Diálogo de la Divina Providencia, Roma 1980, passim.
[62] Cf. Rom 3, 23-26.
[63] Cf. Ef 1, 18.
[64] Cf. Gén 11, 1-9.
[65] Cf. Sal 127 [126], 1.


CALENDARIO

15 MARTES DE LA XXXIII SEMANA DEL T. ORDINARIO, feria o SAN ALBERTO MAGNO, obispo y doctor de la Iglesia, memoria libre

Misa
de feria (verde) o de la memoria (blanco).
MISAL: para la feria cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5) / para la memoria 1.ª orac. prop. y el resto del común de pastores (para un obispo) o de doctores, o de un domingo del T.O.; Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. III-par.
- Ap 3, 1-6. 14-22.
Si alguien escucha la puerta, entraré en su casa y cenaré con él.
- Sal 14. R. Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono.
- Lc 19, 1-10. El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
o bien:
cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de feria o de la memoria.

Martirologio: elogs. del 16 de noviembre, pág. 670.
CALENDARIOS: Bernabitas y HH. Angélicas de San Pablo: Santa María Virgen, Madre de la Divina Providencia (S). Monfortianos: (MO). 
Toledo: San Eugenio de Toledo, obispo (F).
Dominicos: San Alberto Magno, obispo y doctor de la Iglesia (F).
Franciscanas Misioneros de María: Beata María de la Pasión, virgen (F).
Hijos de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad y Hermanas Sacramentinas Ciegas: Nuestra Señora de la Divina Providencia (F).
Salesianas: Beata Magdalena Morano, virgen (MO). Salesianos: (ML).
Jesuitas: San Leandro, obispo (ML).
Carmelitas: Conmemoración de todos los difuntos de la Orden.

TEXTOS MISA

Misa de la feria: del XXXIII Domingo del T. Ordinario (o de otro Domingo del T. Ordinario).

Misa de la memoria:
15 de noviembre
San Alberto Magno, obispo y doctor de la Iglesia

Oración colecta propia. El resto está tomado del común de Pastores, II. Para un obispo 2.

Antífona de entrada Cf. 1 Sam 2, 35
Suscitaré un sacerdote fiel, que obre según mi corazón y mis deseos, dice el Señor.
Suscitábo mihi sacerdótem fidélem, qui iuxta cor meum et ánimam meam fáciet, dicit Dóminus.
O bien: Cf. Lc 12, 42
Este es el administrador fiel y prudente a quien el Señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas.
Fidélis et prudens dispensátor in magni patrisfamílias domo constitútus erat, ut consérvis suis mensúram trítici erogáret.

Monición de entrada
Conmemoramos en esta celebración a san Alberto, llamado «Magno», obispo y doctor de la Iglesia. Nació en Alemania, alrededor del año 1206. Ingresó en la Orden de Predicadores y fue maestro de santo Tomás de Aquino en la Universidad de París. Años después se vio obligado a aceptar la sede episcopal de Ratisbona, desde la cual se esforzó en fortalecer la paz entre los pueblos y, al cabo de un año, prefirió la pobreza de la Orden a toda clase de honores. Murió en Colonia el año 1280.

Oración colecta
Oh, Dios, que has hecho grande al obispo san Alberto Magno al conciliar la sabiduría humana con la fe divina, concédenos aceptar de tal modo el magisterio de su doctrina que, a través del progreso de las ciencias, lleguemos a conocerte y a amarte más profundamente. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui beátum Albértum epíscopum in humána sapiéntia cum divína fide componénda magnum effecísti, da nobis, quaesumus, ita eius magistérii inhaerére doctrínis, ut per scientiárum progréssus ad profundiórem tui cognitiónem et amórem perveniámus. Per Dóminum.

Misa de difuntos:
III. EN DIVERSAS CONMEMORACIONES
B. Por varios o por todos los difuntos 9. Otras oraciones

Antífona de entrada Ap 14, 13
Bienaventurados los que mueren en el Señor. Que descansen de sus fatigas, porque sus obras los acompañan.
Beáti mórtui, qui in Dómino moriúntur. Amodo requiéscant a labóribus suis: ópera enim illórum sequúntur illos.

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, a quien suplicamos siempre con esperanza de alcanzar misericordia, muéstrate compasivo con tus siervos [N. y N.], que dejaron este mundo confesando tu nombre, y admítelos en la asamblea de tus santos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Omnípotens sempitérne Deus, cui numquam sine spe misericórdiæ supplicátur, propitiáre fámulis tuis (N. et N.) ut, qui de hac vita in tui nóminis confessióne discessérunt, Sanctórum tuórum número fácias aggregári. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Martes de la XXXIII semana del Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA Ap 3, 1-6. 14-22
Si alguien escucha la puerta, entraré en su casa y cenaré con él

Lectura del libro del Apocalipsis.

Yo, Juan, escuché al Señor que me decía:
«Escribe al ángel de la Iglesia en Sardes:
“Esto dice el que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas. Conozco tus obras, tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto. Sé vigilante y reanima lo que te queda y que estaba a punto de morir, pues no he encontrado tus obras perfectas delante de mi Dios. Acuérdate de cómo has recibido y escuchado mi palabra, y guárdala y conviértete. Si no vigilas, vendré como ladrón y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Pero tienes en Sardes unas cuantas personas que no han manchado sus vestiduras, y pasearán conmigo en blancas vestiduras, porque son dignos.
El vencedor será vestido de blancas vestiduras, no borraré su nombre del libro de la vida y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.
Escribe al ángel de la Iglesia en Laodicea:
“Esto dice el Amén, el testigo fiel y veraz, el principio de la creación de Dios. Conozco tus obras: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero porque eres tibio, ni frío ni caliente, estoy a punto de vomitarte de mi boca. Porque dices: ‘Yo soy rico, me he enriquecido, y no tengo necesidad de nada’; y no sabes que tú eres desgraciado, digno de lástima, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres oro acrisolado al fuego para que te enriquezcas; y vestiduras blancas para que te vistas y no aparezca la vergüenza de tu desnudez; y colirio para untarte los ojos a fin de que veas. Yo, a cuantos amo, reprendo y corrijo; ten, pues, celo y conviértete. Mira, estoy de pie a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo.
Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.
El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias»».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5 (R.: Ap 3, 21a)
R. 
Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono.
Qui vícerit, dabo ei sedére mecum in throno meo.

V. El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.
R. Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono.
Qui vícerit, dabo ei sedére mecum in throno meo.

V. El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino.
El que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.
R. Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono.
Qui vícerit, dabo ei sedére mecum in throno meo.

V. El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
R. Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono.
Qui vícerit, dabo ei sedére mecum in throno meo.

Aleluya 1 Jn 4, 10b
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Dios nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados. R.
Deus prior diléxit nos, et misit Fílium suum propitiatiónem pro peccátis nostris.

EVANGELIO Lc 19, 1-10
El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido
╬ 
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:
«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban diciendo:
«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:
«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo:
«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Ángelus 3-noviembre-2019
La acogida y la atención de Jesús hacia él lo condujo a un claro cambio de mentalidad: en un momento se dio cuenta de lo mezquina que es una vida esclava del dinero, a costa de robar a los demás y recibir su desprecio. Tener al Señor allí, en su casa, le hace ver todo con otros ojos, incluso con un poco de la ternura con la que Jesús lo miraba. Y su manera de ver y de usar el dinero también cambia: el gesto de arrebatar es reemplazado por el de dar. De hecho, decide dar la mitad de lo que posee a los pobres y devolver el cuádruple a los que ha robado (cf. Lc 19, 8). Zaqueo descubre de Jesús que es posible amar gratuitamente: hasta entonces era tacaño, y ahora se vuelve generoso; le gustaba acopiar, y ahora se regocija en el compartir. Encontrándose con el Amor, descubriendo que es amado a pesar de sus pecados, se vuelve capaz de amar a los demás, haciendo del dinero un signo de solidaridad y de comunión.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario XLIII

Imploremos, hermanos, la piedad de Dios Padre todopoderoso, y pidámosle que escuche nuestra oración.
- Para que conceda a la Iglesia el gozo del Espíritu Santo, Roguemos al Señor
- Para que dé a los gobernantes el sentido de la justicia, de la libertad y de la paz. Roguemos al Señor.
- Para que otorgue a los pueblos la concordia leal y pacífica. Roguemos al Señor.
- Para que dé a los desterrados el gozo del retorno. Roguemos al Señor.
- Para que a nosotros, su pueblo, nos haga crecer en la fe, nos purifique el corazón y nos abra, a nosotros y a nuestros hermanos difuntos, la puerta del reino eterno. Roguemos al Señor.
Muestra, Padre celestial, tu bondad al pueblo que te suplica, para que reciba sin tardanza lo que pide confiadamente, siguiendo tu inspiración. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Misa de la memoria:
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, estos dones de tu pueblo ofrecidos en la fiesta de san N., para que, por medio de ellos, percibamos confiadamente el auxilio d tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Súscipe, Dómine, haec múnera pópuli tui, quae tibi in beáti N. festivitáte offérimus, ut per éadem, sicut confídimus, tuae pietátis sentiámus auxílium. Per Christum.

PREFACIO COMÚN VII
CRISTO, HUÉSPED Y PEREGRINO EN MEDIO DE NOSOTROS
En verdad es justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios de la alianza y de la paz.
Porque tú llamaste a Abrahán y le mandaste salir de su tierra, para constituirlo padre de todas las naciones. Tú suscitaste a Moisés para librar a tu pueblo y guiarlo a la tierra de promisión.
Tú, en la etapa final de la historia, has enviado a tu Hijo, como huésped y peregrino en medio de nosotros, para redimirnos del pecado y de la muerte; y has derramado el Espíritu, para hacer de todas las naciones un solo pueblo nuevo, que tiene como meta tu reino, como estado, la libertad de tus hijos, como ley, el precepto del amor.
Por estos dones de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con gozo el himno de tu gloria:
Santo, santo Santo…


PLEGARIA EUCARÍSTICA II

Antífona de la comunión Cf. Jn 10, 10
Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante, dice el Señor.
Ego veni ut vitam hábeant, et abundántius hábeant, dicit Dóminus.
O bien: Cf. Mc 16, 17-18
A los que crean en mí, dice el Señor, les acompañarán estos signos: echarán demonios, impondrán las manos a los enfermos y quedarán sanos.
Signa eórum qui in me credunt, dicit Dóminus, haec sequéntur: daemónia eícient, super aegros manus impónent, et bene habébunt.

Oración después de la comunión
Saciados con la comunión del Cuerpo santo y la Sangre preciosa de tu Hijo, te pedimos, Señor y Dios nuestro, que lo que hemos celebrado con piedad sincera produzca en nosotros frutos de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Córporis sacri et pretiósi Sánguinis alimónia repléti, quaesumus, Dómine Deus noster, ut, quod pia devotióne gérimus, certa redemptióne capiámus. Per Christum.

Misa de difuntos:
Oración sobre las ofrendas
Señor Dios, tu Hijo se ofreció a ti como víctima viva; acepta el sacrificio de tu Iglesia, para que tus siervos [N. y N.], absueltos de todos los pecados, merezcan alcanzar el premio de la inmortalidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dómine Deus, cuius Fílius se tibi óbtulit hóstiam vivam, áccipe, quǽsumus, Ecclésiæ tuæ sacrifícium, ut fámuli tui (N. et N.) a peccátis ómnibus absolúti, ad prǽmium immortalitátis mereántur pertíngere. Per Christum.

PREFACIO IV DE DIFUNTOS
LA VIDA TERRENA Y LA GLORIA CELESTE
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Bajo tu poder hemos nacido, con tu libertad nos gobernamos, y por un mandato tuyo a causa del pecado, somos devueltos a la tierra de la que habíamos sido sacados.
Y los redimidos por la muerte de tu Hijo, por una señal tuya, seremos despertados a la gloria de su misma resurrección.
Por eso, con los ángeles y con la multitud de los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Cuius império náscimur, cuius arbítrio régimur, cuius praecépto in terra, de qua sumpti sumus, peccáti lege absólvimur. Et, qui per mortem Fílii tui redémpti sumus, ad ipsíus resurrectiónis glóriam tuo nutu excitámur.
Et ídeo, cum Angelórum atque Sanctórum turba, hymnum laudis tibi cánimus, sine fine dicéntes:

Santo, Santo, Santo…

PLEGARIA EUCARÍSTICA II.

Antífona de la comunión
Concede, Señor, el descanso eterno a aquellos en cuyo recuerdo comulgamos el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Pro quorum memória Corpus et Sanguis Christi súmitur, dona eis, Dómine, réquiem sempitérnam.

Oración después de la comunión
Dios omnipotente y misericordioso, haz que los sacramentos recibidos nos purifiquen, y concede que este sacrificio sea fuente de perdón para nosotros, fortaleza de los débiles, auxilio en los peligros, remisión de los pecados para vivos y difuntos, y prenda de la redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puríficent nos, quǽsumus, omnípotens et miséricors Deus, sacraménta quæ súmpsimus, et præsta, ut hoc sacrifícium sit nobis intercéssio ad véniam, sit fortitúdo fragílium, sit in perículis firmaméntum, sit vivis atque defúnctis remíssio ómnium peccatórum, et pignus redemptiónis ætérnæ. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del 16 de noviembre
Santa Margarita, nacida en Hungría y casada con Malcolm III, rey de Escocia, que dio a luz ocho hijos, y fue sumamente solícita por el bien del reino y de la Iglesia; a la oración y a los ayunos añadía la generosidad para con los pobres, dando así un óptimo ejemplo como esposa, madre y reina. (1093)
Santa Gertrudis, apellidada “Magna”, virgen, que entregada desde su infancia, con mucho fervor y decisión, a la soledad y al estudio de las letras, y convertida totalmente a Dios, ingresó en el monasterio cisterciense de Helfta, cerca de Eisleben, en Sajonia, en la actual Alemania, donde progresó de modo admirable por el camino de perfección, consagrándose a la oración y contemplación de Cristo crucificado. Falleció el día diecisiete. (1301/1302)
3 . En Capua, lugar de Campania, santos Agustín y Felicidad, mártires, que, según la tradición, padecieron en tiempo del imperio de Decio. (c. 250)
4. En Dol, en el territorio de Bourges, en la Galia, hoy Francia, conmemoración de los santos Leocadio y Lusor, el primero de los cuales, siendo senador de las Galias y aún pagano, recibió a los primeros pregoneros de la fe en este territorio y convirtió en iglesia su propia casa; del segundo, hijo suyo, se dice que falleció cuando aún llevaba las vestiduras blancas del bautismo. (s. IV)
5. En Lyon, también en la Galia, san Euquerio, del orden senatorial, que primero se retiró con su familia a la vida ascética en una isla junto a Lérins, y después, elegido obispo de Lyon, consignó por escrito muchas pasiones de santos mártires. (449)
6. En la región de Helvecia, actual Suiza, san Otmar, abad, que junto a la celda construida por san Galo fundó un pequeño hospital para leprosos y un cenobio bajo la observancia de la Regla de san Benito, y por defender sus derechos, fue deportado por vecinos poderosos a una isla del Rin, donde falleció. (759)
7*. En el monasterio de Cava de' Tirreni, en Campania, región de la actual Italia, beato Simeón, abad(1141)
8. En la villa de Soisy, en Francia, muerte de san Edmundo Rich, obispo de Canterbury, que, desterrado por defender los derechos de la Iglesia, llevó una vida santa entre los monjes cistercienses de Pontigny. (1240)
9*. En Asís, población de Umbría, en Italia, en el convento de san Damián, santa Inés, virgen, que en la flor de la juventud, siguiendo a su hermana santa Clara, se abrazó de todo corazón a la pobreza, bajo la dirección de san Francisco. (1253)
10*. En York, en Inglaterra, beato Eduardo Osbaldeston, presbítero de Lancaster y mártir, el cual, alumno del Colegio de los Ingleses de Reims, al volver a Inglaterra como sacerdote fue condenado a muerte y ahorcado, en tiempo de la reina Isabel I. (1594)

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