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Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

martes, 18 de octubre de 2022

Lunes 21 noviembre 2022, Presentación de la Bienaventurada Virgen María, memoria obligatoria.

SOBRE LITURGIA

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POST-SINODAL RECONCILIATIO ET PAENITENTIA (2-Diciembre-1984)
DE JUAN PABLO II

TERCERA PARTE. LA PASTORAL DE LA PENITENCIA Y DE LA RECONCILIACIÓN

Promover la penitencia y la reconciliación


23. Suscitar en el corazón del hombre la conversión y la penitencia y ofrecerle el don de la reconciliación es la misión connatural de la Iglesia, continuadora de la obra redentora de su divino Fundador. Esta es una misión que no acaba en meras afirmaciones teóricas o en la propuesta de un ideal ético que no esté acompañado de energías operativas, sino que tiende a expresarse en precisas funciones ministeriales en orden a una práctica concreta de la penitencia y la reconciliación.

A este ministerio, basado e iluminado por los principios de la fe, más arriba ilustrados, orientado hacia objetivos precisos y sostenido por medios adecuados, podemos dar el nombre de pastoral de la penitencia y de la reconciliación. Su punto de partida es la convicción de la Iglesia de que el hombre, al que se dirige toda forma de pastoral, pero principalmente la pastoral de la penitencia y la reconciliación, es el hombre marcado por el pecado, cuya imagen más significativa se puede encontrar en el rey David. Reprendido por el profeta Natán, acepta enfrentarse con sus propias infamias y confiesa: «He pecado contra Yavé» [115] y proclama: «Reconozco mi transgresión, y mi pecado está siempre delante de mí» [116]; pero reza a la vez: «Rocíame con hisopo, y seré puro; lávame, y seré más blanco que la nieve» [117], recibiendo la respuesta de la misericordia divina: «Yavé ha perdonado tu pecado. No morirás» [118].

La Iglesia se encuentra, por tanto, frente al hombre —a toda la humanidad— herido por el pecado y tocado en lo más íntimo de su ser, pero, a la vez movido hacia un incoercible deseo de liberación del pecado y, especialmente si es cristiano, consciente de que el misterio de piedad, Cristo Señor, obra ya en él y en el mundo con la fuerza de la Redención.

La función reconciliadora de la Iglesia debe desarrollarse así según aquel íntimo nexo que une profundamente el perdón y la remisión del pecado de cada hombre a la reconciliación plena y fundamental de la humanidad, realizada mediante la Redención. Este nexo nos hace comprender que, siendo el pecado el principio activo de la división —división entre el hombre y el Creador, división en el corazón y en el ser del hombre, división entre los hombres y los grupos humanos, división entre el hombre y la naturaleza creada por Dios— , sólo la conversión ante el pecado es capaz de obrar una reconciliación profunda y duradera, donde quiera que haya penetrado la división.

No es necesario repetir lo que he dicho sobre la importancia de este «ministerio de la reconciliación» [119] y de la relativa pastoral que lo realiza en la conciencia y en la vida de la Iglesia. Esta erraría en un aspecto esencial de su ser y faltaría a una función suya indispensable, si no pronunciara con claridad y firmeza, a tiempo y a destiempo, la «palabra de reconciliación» [120] y no ofreciera al mundo el don de la reconciliación. Conviene repetir aquí que la importancia del servicio eclesial de reconciliación se extiende, más allá de los confines de la Iglesia, a todo el mundo.

Por tanto, hablar de pastoral de la penitencia y reconciliación quiere decir referirse al conjunto de las tareas que incumben a la Iglesia, a todos los niveles, para la promoción de ellas. Más en concreto, hablar de esta pastoral quiere decir evocar todas las actividades, mediante las cuales la Iglesia, a través de todos y cada uno de sus componentes —Pastores y fieles, a todos los niveles y en todos los ambientes— y con todos los medios a su disposición —palabra y acción, enseñanza y oración— conduce a los hombres, individualmente o en grupo, a la verdadera penitencia y los introduce así en el camino de la plena reconciliación.

Los Padres del Sínodo, como representantes de sus hermanos en el Episcopado y como guías del pueblo a ellos encomendado, se han ocupado de esta pastoral en sus elementos más prácticos y concretos. Yo me alegro de hacerles eco, asociándome a sus inquietudes y esperanzas, acogiendo los frutos de sus búsquedas y experiencias, animándoles en sus proyectos y realizaciones. Ojalá puedan encontrar en esta parte de la Exhortación Apostólica la aportación que ellos mismos han ofrecido al Sínodo, aportación cuya utilidad quiero ofrecer, mediante estas páginas, a toda la Iglesia.

Estoy pues convencido de destacar lo esencial de la pastoral de la penitencia y reconciliación, poniendo de relieve, con la Asamblea del Sínodo, los dos puntos siguientes:Los medios usados y los caminos seguidos por la Iglesia para promover la penitencia y la reconciliación.
El Sacramento por excelencia de la penitencia y la reconciliación.

[115] 2 Sam 12, 13.
[116] Sal 51 [50], 5.
[117] Sal 51 [50], 9.
[118] 2 Sam 12, 13.
[119] Cf. 2 Cor 5, 18.
[120] 2 Cor 5, 19.

CALENDARIO

21 LUNES. PRESENTACIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA, memoria obligatoria 

Misa de la memoria (blanco). 
MISAL: 1.ª orac. prop. y el resto del común de la BVM, o de un domingo del T.O., Pf. común o de la memoria. 
LECC.: vol. III-par. 
- Ap 14, 1-3. 4b-5. Llevaban grabados en la frente el nombre de Cristo y el de su Padre. 
- Sal 23. R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor. 
- Lc 21, 1-4. Vio una viuda pobre que echaba dos monedillas. 
o bien: cf. vol. IV. 

Liturgia de las Horas: oficio de la memoria. 

Martirologio: elogs. del 22 de noviembre, pág. 681. 
CALENDARIOS: Asuncionistas, Pasionistas, HH. de la Presentación de María y Salesas: Presentación de la bienaventurada Virgen María (F).

TEXTOS MISA

21 de noviembre
La Presentación de la santísima Virgen
Memoria

Oración colecta propia. El resto del común de la bienaventurada Virgen María: I. Tiempo ordinario 3.

Antífona de entrada Cf. Jdt 13, 18-19
El Señor Dios altísimo te ha bendecido, Virgen María, entre todas las mujeres de la tierra, porque ha sido glorificado tu nombre de tal modo que tu alabanza está siempre en la boca de todos.
Benedícta es tu, Virgo María, a Dómino Deo excélso prae ómnibus muliéribus super terram; quia nomen tuum ita magnificávit, ut non recédat laus tua de ore hóminum.

Monición de entrada
Se celebra hoy la memoria de la Presentación de la bienaventurada Virgen María al Señor en el templo de Jerusalén, según la tradición venerable. María fue el verdadero templo de Dios, llena de gracia desde su concepción.

Oración colecta
Concédenos, Señor, a cuantos honramos la gloriosa memoria de la santísima Virgen María, por su intercesión, participar como ella de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Sanctíssimae venerántibus Vírginis Maríae memóriam gloriósam, ipsíus nobis, quaesumus, Dómine, intercessióne concéde, ut de plenitúdine grátiae tuae nos quoque mereámur accípere. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Lunes de la XXXIV semana del Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA Ap 14, 1-3. 4b-5
Llevaban grabado en la frente el nombre de Cristo y el de su Padre

Lectura del libro del Apocalipsis.

Yo, Juan, miré y he aquí que el Cordero estaba de pie sobre el monte Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que llevaban grabados en la frente su nombre y el nombre de su Padre. Oí también como una voz del cielo, como voz de muchas aguas y como voz de un trueno poderoso; y la voz que escuché era como de citaristas que tañían sus citaras.
Estos siguen al Cordero adondequiera que vaya. Estos fueron rescatados como primicias de los hombres para Dios y el Cordero. En su boca no se halló mentira: son intachables.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6 (R.: cf. 6)
R.
 Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Hæc est generátio quæréntium fáciem tuam, Dómine.

V. Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Hæc est generátio quæréntium fáciem tuam, Dómine.

V. ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Hæc est generátio quæréntium fáciem tuam, Dómine.

V. Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob.
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Hæc est generátio quæréntium fáciem tuam, Dómine.

Aleluya Mt 24, 42a. 44
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Estad en vela y preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. R.
Vigiláte et estóte parati, quia qua nescítis hora Filius hóminis ventúrus est.

EVANGELIO Lc 21, 1-4
Vio una viuda pobre que echaba dos monedillas
 Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo:
«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Josemaría Escrivá, Camino 829
¿No has visto las lumbres de la mirada de Jesús cuando la pobre viuda deja en el templo su pequeña limosna? –Dale tú lo que puedas dar: no está el mérito en lo poco ni en lo mucho, sino en la voluntad con que lo des.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario XLVIII

Oremos al Señor, Dios de nuestros padres, para que nos escuche y tenga piedad de nosotros.
- Por la unidad y libertad de la santa Iglesia católica y apostólica. Roguemos al Señor.
- Por la vida, el ministerio y la salud de nuestro padre el papa N. y de nuestro obispo N., y por el clero y el pueblo que ama a Cristo. Roguemos al Señor.
- Por la paz y el progreso de las naciones. Roguemos al Señor
- Por el perdón de nuestros pecados y la liberación de toda violencia, división y peligro. Roguemos al Señor.
- Por esta comunidad, congregada en el nombre de Jesucristo, y por cuantos no han podido venir a esta celebración. Roguemos al Señor.
Te pedimos, Dios de bondad, que escuches nuestras oraciones y derrames sobre nosotros la abundancia de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

O bien en la memoria:
LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas propias de la memoria de la Presentación de la bienaventurada Virgen María (Lec. IV).

PRIMERA LECTURA Zac 2, 14-17
Alégrate, hija de Sión, que yo vengo
Lectura del libro del profeta Zacarías.

Alégrate y goza, Sion,
pues voy a habitar en medio de ti
—oráculo del Señor—.
Aquel día se asociarán al Señor
pueblos sin número;
ellos serán mi pueblo,
y habitaré en medio de ti.
Entonces reconocerás
que el Señor del universo
me ha enviado a ti.
Judá será la herencia del Señor,
su lote en la tierra santa,
y volverá a elegir a Jerusalén.
¡Silencio todo el mundo
ante el Señor que se levanta
de su morada santa!

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Lc 1, 46-47. 48-49. 50-51. 52-53. 54-55 (R.: 49)
R. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
Fecit mihi magna qui potens est, et sanctum nomen eius.
O bien: Bienaventurada eres Virgen María, que llevaste en tu seno al Hijo del Padre eterno.
Beáta Virgo María, quæ portásti ætérni Patris Fílium!

V. Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.
R. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
Fecit mihi magna qui potens est, et sanctum nomen eius.
O bien: Bienaventurada eres Virgen María, que llevaste en tu seno al Hijo del Padre eterno.
Beáta Virgo María, quæ portásti ætérni Patris Fílium!

V. Porque ha mirado la humildad de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo.
R. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
Fecit mihi magna qui potens est, et sanctum nomen eius.
O bien: Bienaventurada eres Virgen María, que llevaste en tu seno al Hijo del Padre eterno.
Beáta Virgo María, quæ portásti ætérni Patris Fílium!

V. Y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón.
R. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
Fecit mihi magna qui potens est, et sanctum nomen eius.
O bien: Bienaventurada eres Virgen María, que llevaste en tu seno al Hijo del Padre eterno.
Beáta Virgo María, quæ portásti ætérni Patris Fílium!

V. Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
R. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
Fecit mihi magna qui potens est, et sanctum nomen eius.
O bien: Bienaventurada eres Virgen María, que llevaste en tu seno al Hijo del Padre eterno.
Beáta Virgo María, quæ portásti ætérni Patris Fílium!

V. Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
R. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
Fecit mihi magna qui potens est, et sanctum nomen eius.
O bien: Bienaventurada eres Virgen María, que llevaste en tu seno al Hijo del Padre eterno.
Beáta Virgo María, quæ portásti ætérni Patris Fílium!

Aleluya Lc 11, 28
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplenR.
Beáti qui áudiunt verbum Dei et custódiunt illud.

EVANGELIO Mt 12, 46-50
Extendiendo su mano hacia los discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos»
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó:
«Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo».
Pero él contestó al que le avisaba:
«¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?».
Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo:
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Vigilia Mariana 8-octubre-2016
A lo largo de su vida, María ha realizado lo que se pide a la Iglesia: hacer memoria perenne de Cristo. En su fe, vemos cómo abrir la puerta de nuestro corazón para obedecer a Dios; en su abnegación, descubrimos cuánto debemos estar atentos a las necesidades de los demás; en sus lágrimas, encontramos la fuerza para consolar a cuantos sufren. En cada uno de estos momentos, María expresa la riqueza de la misericordia divina, que va al encuentro de cada una de las necesidades cotidianas.

Oración de los fieles
Dios, Padre de los pobres y de los humildes, ha elegido a María para templo de su gloria. A él dirigimos nuestra confiada oración.
- Por la santa Iglesia, para que acogiendo con humildad y fe el don de la salvación, sea, cada vez más, canal de gracia y de perdón para la humanidad. Roguemos al Señor.
- Por todos los pueblos de la tierra, para que al compartir los bienes materiales, culturales y espirituales descubran el camino de fraternidad que Dios quiere para nosotros. Roguemos al Señor.
- Por los más necesitados de nuestra sociedad, para que reciban la ayuda y el calor por parte de quienes, como María, consagran su vida al servicio de los demás. Roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, para que el espíritu de gratitud y de alabanza que brilló en la Virgen María nos haga fieles y agradecidos tanto en los momentos de prueba como en los de alegría. Roguemos al Señor.
Padre misericordioso, tú que conoces nuestro corazón, ven en ayuda de nuestra debilidad y, por intercesión de María, virgen orante, escucha nuestras súplicas. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Gozosos al venerar la memoria de la Madre de tu Hijo, te ofrecemos, Señor, el sacrificio de alabanza, y te pedimos, por este sagrado intercambio, que se acrecienten en nosotros los frutos de la redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Laudis tibi, Dómine, hóstias offérimus, de Genetrícis Fílii tui commemoratióne laetántes; praesta, quaesumus, ut per haec sacrosáncta commércia ad redemptiónis aetérnae proficiámus augméntum. Per Christum.


Antífona de la comunión Cf. Lc 1, 48
Me felicitarán todas las generaciones, porque Dios ha mirado la humildad de su esclava.
Beátam me dicent omnes generatiónes, quia ancíllam húmilem respéxit Deus.

Oración después de la comunión
Fortalecidos, Señor, con el alimento del cielo, te pedimos humildemente reconocer de palabra y seguir con nuestras obras a tu Hijo, nacido de la Virgen fecunda, al que hemos recibido en este sacramento. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Refécti, Dómine, caeléstibus alimóniis, te súpplices exorámus, ut Fílium tuum, ex alma Vírgine natum, quem sacraménto suscépimus, confiteámur verbis et móribus teneámus. Qui vivit et regnat in saecula saeculórum.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 22 de noviembre
Memoria de santa Cecilia, virgen y mártir, que, según la tradición, consiguió la doble palma por amor a Jesucristo, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia de Roma. El título de una iglesia en el Transtíber romano lleva desde antiguo su nombre. (s. inc.)
2. Conmemoración de san Filemón, de Colosas, en la actual Turquía, de cuyo amor a Cristo Jesús se goza el apóstol san Pablo, y que recibe culto al lado de santa Apia, su esposa. (s. I)
3. En Arbela, lugar de Persia, hoy Irán, san Ananías, mártir, que, en tiempo de la persecución bajo el rey Sapor II, por mandato del archimago Ardisag fue hecho prisionero; tres veces le apalearon con tanta crueldad, que los verdugos, creyendo que ya había muerto, lo dejaron tirado en la plaza, pero por la noche los cristianos lo llevaron a su casa, donde finalmente, exhaló su espíritu. (345)
4. En Milán, en la región italiana de Liguria, san Benigno, obispo, que en la contienda provocada por las invasiones dirigió, con gran tesón y religiosidad, la Iglesia a él encomendada. (c. 470)
5. En Autún, en la Galia Lugdunense, actual Francia, san Pragmacio, obispo. (c. 517)
6*. Junto al río Zihun, cerca en ciudad de Maras, en Cilicia, hoy territorio de la moderna Turquía, beatos Salvador Lillo, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, Juan, hijo de Balzi, y otros seis compañeros de familia armenia*, todos mártires, que, ante la imposición de los soldados otomanos de renegar de Cristo, por no acceder a traicionar su fe, emigraron al reino eterno alanceados. (1895)
*He aquí sus nombres: beatos K´adir, hijo de Xodianin; Cerun, hijo de K´urazi; Vardavar, hijo Dimbalac; Pablo, hijo de Jeremías; David y Teodoro, hermanos, hijos de David.
7*. En la aldea de Triora, en la región de Liguria, en Italia, beato Tomás Reggio, obispo de Génova, quien a la austeridad de vida supo unir una admirable mansedumbre, logró mantener la concordia entre los ciudadanos y atendió de mil maneras a los necesitados, haciendo lo indecible por solventar las dificultades de la convivencia humana. (1901)
8. En la ciudad de Teocaltitlán, en México, san Pedro Esqueda Ramírez, presbítero y mártir, que, por ser sacerdote, durante la Revolución mexicana, fue encarcelado y fusilado. (1927)
9*. En Paterna, en la provincia española de Valencia, beatos Elías (Julián) Torrijo Sánchez y Bertrán (Francisco) Lahoz Moliner, religiosos del Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas y mártires, los cuales, sostenidos por el ejemplo de Cristo, durante la persecución religiosa merecieron conseguir el premio eterno prometido a los que perseveran. (1936)
- Beata Anna Kolesárová (1928- Vysoká nad Uhom, Eslovaquia 1944). Laica, mártir, asesinada por defender su castidad.

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