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jueves, 20 de octubre de 2022

Jueves 24 noviembre 2022, Santos Andrés Dung-Lac, presbítero, y compañeros, mártires, memoria obligatoria.

SOBRE LITURGIA

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POST-SINODAL RECONCILIATIO ET PAENITENTIA (2-Diciembre-1984)
DE JUAN PABLO II

Los Sacramentos

27. El segundo medio de institución divina que la Iglesia ofrece a la pastoral de la penitencia y de la reconciliación, lo constituyen los Sacramentos.

En el misterioso dinamismo de los Sacramentos, tan rico de simbolismos y de contenidos, es posible entrever un aspecto no siempre aclarado: cada uno de ellos, además de su gracia propia, es signo también de penitencia y reconciliación y, por tanto, en cada uno de ellos es posible revivir estas dimensiones del espíritu.

El Bautismo es, ciertamente, un baño salvífico cuyo valor —como dice San Pedro— está «no quitando la suciedad de la carne, sino demandando a Dios una buena conciencia» [151]. Es muerte, sepultura y resurrección con Cristo muerto, sepultado y resucitado [152]. Es don del Espíritu Santo por mediación de Cristo [153]. Pero este elemento esencial y original del Bautismo cristiano, lejos de eliminar, enriquece el aspecto penitencial ya presente en el bautismo, que Jesús mismo recibió de Juan, para cumplir toda justicia [154]: es decir, un hecho de conversión y de reintegración en el justo orden de las relaciones con Dios, de reconciliación con Él, con la cancelación de la mancha original y la consiguiente inserción en la gran familia de los reconciliados.

Igualmente la Confirmación, también como ratificación del Bautismo —y con él sacramento de iniciación— al conferir la plenitud del Espíritu Santo y al llevar a su madurez la vida cristiana, significa y realiza por eso mismo una mayor conversión del corazón y una pertenencia más íntima y efectiva a la misma asamblea de los reconciliados, que es la Iglesia de Cristo.

La definición que San Agustín da de la Eucaristía como sacramentum pietatis, signum unitatis, vinculum caritatis [155], ilumina claramente los efectos de santificación personal (pietas) y de reconciliación comunitaria (unitas y caritas), que derivan de la esencia misma del misterio eucarístico, como renovación incruenta del sacrificio de la Cruz, fuente de salvación y de reconciliación para todos los hombres. Es necesario sin embargo recordar que la Iglesia, guiada por la fe en este augusto Sacramento, enseña que ningún cristiano, consciente de pecado grave, puede recibir la Eucaristía antes de haber obtenido el perdón de Dios. Como se lee en la Instrucción Eucharisticum mysterium, la cual, debidamente aprobada por Pablo VI, confirma plenamente la enseñanza del Concilio Tridentino: «La Eucaristía sea propuesta a los fieles también "como antídoto, que nos libera de las culpas cotidianas y nos preserva de los pecados mortales", y les sea indicado el modo conveniente de servirse de las partes penitenciales de la liturgia de la Misa. "A quien desea comulgar debe recordársele... el precepto: Examínese, pues, el hombre a sí mismo (1 Cor 11, 28). Y la costumbre de la Iglesia muestra que tal prueba es necesaria, para que nadie, consciente de estar en pecado mortal, aunque se considere arrepentido, se acerque a la santa Eucaristía sin hacer previamente la confesión sacramental". Que, si se encuentra en caso de necesidad y no tiene manera de confesarse, debe antes hacer un acto de contrición perfecta» [156].

El sacramento del Orden está destinado a dar a la Iglesia los Pastores que, además de ser maestros y guías, están llamados a ser testigos y operadores de unidad, constructores de la familia de Dios, defensores y preservadores de la comunión de esta familia contra los fermentos de división y dispersión.

El sacramento del Matrimonio, elevación del amor humano bajo la acción de la gracia, es signo del amor de Cristo a la Iglesia y también de la victoria que Él concede a los esposos de alcanzar sobre las fuerzas que deforman y destruyen el amor, de modo que la familia, nacida de tal Sacramento, se hace signo también de la Iglesia reconciliada y reconciliadora para un mundo reconciliado en todas sus estructuras e instituciones.

La Unción de los Enfermos, finalmente, en la prueba de la enfermedad y de la ancianidad, y especialmente en la hora final del cristiano, es signo de la conversión definitiva al Señor, así como de la aceptación total del dolor y de la muerte como penitencia por los pecados. Y en esto se realiza la suprema reconciliación con el Padre.

Sin embargo, entre los Sacramentos hay uno que, aunque a menudo ha sido llamado de la confesión a causa de la acusación de los pecados que en él se hace, más propiamente puede considerarse el sacramento de la Penitencia por antonomasia, como de hecho se le llama, y por tanto es el sacramento de la conversión y de la reconciliación. De ese sacramento se ha ocupado particularmente la reciente Asamblea del Sínodo por la importancia que tiene de cara a la reconciliación.

[151] 1 Pe 3, 21.
[152] Cf Rom 6, 3 s.; Col 2, 12.
[153] Cf. Mt 3, 11; Lc 3, 16; Jn 1, 26. 33; Act 1, 5; 11, 16
[154] Cf. Mt 3, 15.
[155] S. Agustín, In Ioannis Evangelium tractatus, 26, 13: CCL 36, 266.
[156] S. Congregación de Ritos, Instruc. Euraristicum mysterium sobre el culto del Misterio Eucarístico (25 mayo 1967), 35: AAS 59 (1967), 560 s.


CALENDARIO

24 JUEVES. SANTOS ANDRÉS DUNG-LAC, presbítero, y compañeros, mártires, memoria obligatoria 

Misa de la memoria (rojo). 
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. común o de la memoria. 
LECC.: vol. III-par. 
- Ap 18, 1-2. 21-23; 19, 1-3. 9a. Cayó la gran Babilonia. 
- Sal 99. R. Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero. 
- Lc 21, 20-28. Jerusalén será pisoteada por gentiles, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles. 
o bien: cf. vol. IV. 

Liturgia de las Horas: oficio de la memoria. 

Martirologio: elogs. del 25 de noviembre, pág. 688. 
CALENDARIOS: Valladolid: Santos Mateo Alonso de Leciñana y José Fernández de Ventosa, presbíteros y mártires (MO). 
Dominicos: Santos Ignacio Delgado, obispo, y compañeros, mártires (MO). 
Tenerife: Aniversario de la muerte de Mons. Damián Iguacén Borau, obispo, emérito (2020).

TEXTOS MISA

24 de noviembre
San Andrés Dung-Lac, presbítero, y compañeros, mártires
Memoria

Antífona de entrada Cf. Ga 6, 14 a; 1Co 1, 18
Nosotros hemos de gloriamos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo. El mensaje de la cruz, para los que se salvan, es fuerza de Dios.
Nobis absit gloriári nisi in cruce Dómini nostri Iesu Christi. Verbum enim crucis nobis, qui salvi facti sumus, virtus Dei est.

Monición de entrada
Celebramos hoy la memoria de los santos Andrés Dung-Lac, presbítero, y de sus compañeros, mártires. Durante el siglo XVI varias familias religiosas anunciaron el Evangelio en Vietnam y mucha gente del pueblo recibió con alegría la Buena Noticia. Esta fe enseguida fue probada por la persecución y durante los siglos XVII, XVIII y XIX muchos cristianos fueron martirizados. A todos ellos los recordamos en esta misma celebración. El grupo canonizado está formado por noventa y seis vietnamitas, ocho de ellos obispos, otros muchos presbíteros, junto con otros muchos fieles de ambos sexos y de toda condición y edad, que prefirieron el destierro, las cárceles, los tormentos y, finalmente, la tortura, antes que pisotear la cruz y abandonar la fe cristiana.

Oración colecta
Oh, Dios, fuente y origen de toda paternidad, tú hiciste que los santos mártires Andrés y sus compañeros fueran fieles a la cruz de tu Hijo hasta el derramamiento de su sangre, concédenos, por su intercesión, difundir tu amor entre los hermanos y que nos llamemos y seamos de verdad hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, omnis paternitátis fons et orígo, qui beátos mártyres Andréam et sócios eius Cruci Fílii tui usque ad sánguinis effusiónem fidéles effecísti, eórum intercessióne concéde, ut amórem tuum inter fratres propagántes fílii tui nominári et esse valeámus. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Jueves de la XXXIV semana del Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA Ap 18, 1-2. 21-23; 19, 1-3. 9a
Cayó la gran Babilonia

Lectura del libro del Apocalipsis.

Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo con gran autoridad, y la tierra se deslumbró con su resplandor. Y gritó con fuerte voz:
«Cayó, cayó la gran Babilonia. Y se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo, en guarida de todo pájaro inmundo y abominable.
Un ángel vigoroso levantó una piedra grande como una rueda de molino y la precipitó al mar diciendo:
«Así, con este ímpetu será precipitada Babilonia, la gran ciudad, y no quedará rastro de ella. No se escuchará más en ti la voz de citaristas ni músicos, de flautas y trompetas. No habrá más en ti artífices de ningún arte; y ya no se escuchará en ti el ruido del molino; ni brillará más en ti luz de lámpara; ni se escuchará más en ti la voz del novio y de la novia, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra y con tus brujerías embaucaste a todas las naciones».
Después de esto oí en el cielo como el vocerío de una gran muchedumbre, que decía:
«Aleluya. La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos. Él ha condenado a la gran prostituta que corrompía la tierra con sus fornicaciones, y ha vengado en ella la sangre de sus siervos».
Y por segunda vez dijeron:
«¡Aleluya!».
Y el humo de su incendio sube por los siglos de los siglos.
Y me dijo:
«Escribe: “Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero”».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 99, 1b-2. 3. 4. 5 (R.: Ap 19, 9a)
R. 
Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero.
Beáti qui ad cenam nuptiárum Agni vocáti sunt.

V. Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.
R. Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero.
Beáti qui ad cenam nuptiárum Agni vocáti sunt.

V. Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
R. Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero.
Beáti qui ad cenam nuptiárum Agni vocáti sunt.

V. Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre.
R. Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero.
Beáti qui ad cenam nuptiárum Agni vocáti sunt.

V. El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.
R. Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero.
Beáti qui ad cenam nuptiárum Agni vocáti sunt.

Aleluya Lc 21, 28
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. R.
Respícite et leváte cápita vestra, quóniam appropínquat redémptio vestra.

EVANGELIO Lc 21, 20-28
Jerusalén será pisoteada por gentiles, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles
╬ 
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción.
Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días!
Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo.
“Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Homilía en santa Marta 29-noviembre-2018
En la condena de las dos ciudades se oirá la voz del Señor y, tras la destrucción, vendrá la salvación: Y el ángel dirá: Venid: "Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero". La gran fiesta, la verdadera fiesta. Hay tragedias, también en nuestra vida, pero ante estas, mirar al horizonte, porque hemos sido redimidos y el Señor vendrá a salvarnos. Y esto nos enseña a vivir las pruebas del mundo no con un pacto con la mundanidad o con la paganismo que nos lleva a la destrucción, sino con esperanza, separándonos de esa seducción mundana y pagana y mirando el horizonte, esperando a Cristo, el Señor. La esperanza es nuestra fuerza: sigamos adelante. Pero debemos pedirlo al Espíritu Santo.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario II a

Hermanos, en esta oración pública y comunitaria que vamos a hacer, no se limite cada uno a orar por sí mismo o por sus necesidades, sino oremos a Cristo, el Señor, por todo el pueblo.
1a. Pidamos para todo el pueblo cristiano la abundancia de la bondad divina.
R. Cristo, óyenos. (O bien: Cristo, escúchanos.)
2a. Supliquemos la fortaleza del Señor para todos los que gobiernan las naciones.
R. Cristo, óyenos. (O bien: Cristo, escúchanos.)
3a. Roguemos al Señor por todos nuestros hermanos que no han podido venir a esta celebración.
R. Cristo, óyenos. (O bien: Cristo, escúchanos.)
4a. Pidamos la clemencia del Salvador para todos nosotros, que imploramos con fe la misericordia del Señor.
R. Cristo, óyenos. (O bien: Cristo, escúchanos.)
Atiende en tu bondad nuestras súplicas, Señor, y escucha las oraciones de tus fieles. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Recibe, Padre santo, los dones que te ofrecemos al venerar la pasión de los santos mártires, para que, en medio de las dificultades de nuestra vida, permanezcamos siempre fieles a ti y hagamos de nosotros mismos una ofrenda agradable a tus ojos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Súscipe, sancte Pater, múnera quae offérimus, passiónem venerántes sanctórum mártyrum, ut inter advérsa vitae nostrae, fidéles tibi semper inveníri mereámur et hóstiam tibi acceptábilem nosmetípsos exhibére. Per Christum.

PREFACIO II DE LOS SANTOS MÁRTIRES
LAS MARAVILLAS DE DIOS EN LA VICTORIA DE LOS MÁRTIRES
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque tú eres ensalzado en la alabanza de tus santos y, cuanto pertenece a su pasión, es obra admirable de tu poder: tú, bondadosamente, otorgas el ardor de su fe, das firmeza en la perseverancia y concedes la victoria en el combate, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra te adoran, cantando un cántico nuevo, y también nosotros, con todo el ejército de los ángeles, te aclamamos por siempre diciendo:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Quóniam tu magnificáris in tuórum laude Sanctórum, et quidquid ad eórum pértinet passiónem, tuae sunt ópera miránda poténtiae: qui huius fídei tríbuis cleménter ardórem, qui súggeris perseverántiae firmitátem, qui largíris in agóne victóriam, per Christum Dóminum nostrum.
Propter quod caeléstia tibi atque terréstria cánticum novum cóncinunt adorándo, et nos cum omni exércitu Angelórum proclamámus, sine fine dicéntes:

Santo, Santo, Santo....

PLEGARIA EUCARÍSTICA III

Antífona de la comunión Mt 5, 10

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti qui persecutiónem patiúntur propter iustítiam, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Oración después de la comunión
Alimentados con un mismo pan en la conmemoración de los santos mártires, te pedimos humildemente, Señor, que nos mantengamos unidos en tu amor y merezcamos alcanzar el premio eterno a la perseverancia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Uníus panis alimónia refécti, in commemoratióne sanctórum mártyrum, te, Dómine, supplíciter deprecámur, ut, in tua dilectióne unánimes manéntes, patiéntiae praemium mereámur cónsequi aetérnum. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del 25 de noviembre
S
anta Catalina, mártir
, que, según la tradición, fue una virgen de Alejandría dotada tanto de agudo ingenio y sabiduría como de fortaleza de ánimo. Su cuerpo se venera piadosamente en el célebre monasterio del monte Sinaí, en el actual Egipto. (s. inc.)
2. En Cesarea de Capadocia, actualmente en Turquía, san Mercurio, mártir(250)
3. En Roma, conmemoración de san Moisés, presbítero y mártir, que en la persecución desencadenada bajo el emperador Decio, al ser martirizado el papa san Fabián, cuidó, junto con el colegio de presbíteros, de los hermanos en la Iglesia, y determinó que debía otorgarse la reconciliación a los lapsos que estuviesen enfermos y moribundos, a quienes consolaba frecuentemente con las cartas de san Cipriano de Cartago durante el largo tiempo que estuvo retenido en la cárcel. Fue coronado, finalmente, con un martirio glorioso y admirable. (251)
4. En Alejandría de Egipto, san Pedro, obispo y mártir, que, dotado de todas las virtudes, al ser decapitado por mandato del emperador Galerio Maximiano, fue la última víctima de la gran persecución y como el sello de los mártires. Con él se conmemoran tres obispos egipcios, a saber, Hesiquio, Pacomio y Teodoro, junto con otros muchos que, también en Alejandría, sufrieron en la misma persecución y subieron al cielo por medio de cruel espada. (305/311)
5. En Numidia, actual Argelia, san Márculo, obispo, que, según la tradición, murió mártir en tiempo del emperador Constante, despeñado desde una roca por un tal Macario. (347)
6*. En la región de Agen, en Aquitania, hoy Francia, san Maurino, mártir, que, dedicado a la evangelización de la gente del campo, fue despiadadamente destrozado por los paganos, según dicen las crónicas. (s. VI)
7*. En el territorio de Valence, en la Galia, también en la actual Francia, beata Beatriz de Ornacieux, virgen de la Orden Cartuja, insigne por el amor a la Cruz, que vivió y murió con pobreza extrema en el monasterio de Eymeu, fundado por ella misma. (1303/1309)
8*. En Reute, en la región de Suabia, en Germania, Alemania en la actualidad, beata Isabel Achler, por sobrenombre “Buena”, virgen, que, viviendo como recluida de la Tercera Orden Regular de San Francisco, cultivó en grado admirable la humildad, la pobreza y la mortificación corporal. (1420)
9. En Seúl, en Corea, san Pedro Yi Ho-yong, mártir, que, siendo catequista, fue hecho prisionero por unos sicarios, juntamente con su hermana santa Águeda Yi So-sa, y permanecer firme en la confesión de la fe, después de quebrarle por tres veces los huesos, le mantuvieron cuatro años en la cárcel, donde finalmente murió. Fue el primero del glorioso escuadrón de mártires de ese país. (1838)
10*. En Puebla de Híjar, población cercana a Teruel, en España, beato Jacinto Ignacio Serrano López, de la Orden de Predicadores y mártir, que fue fusilado en la persecución contra la Iglesia. Junto a él se hace conmemoración del beato mártir Santiago Meseguer Burillo, presbítero de la misma Orden, que por Cristo realizó su glorioso combate en Barcelona, no se sabe exactamente en qué fecha. (1936)

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