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Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

jueves, 27 de octubre de 2022

Jueves 1 diciembre 2022, Jueves de la I semana de Adviento, feria.

SOBRE LITURGIA

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POST-SINODAL RECONCILIATIO ET PAENITENTIA
(2-Diciembre-1984)
DE JUAN PABLO II

DESEO CONCLUSIVO


35. Al final de este Documento, se hace eco en mí y deseo repetir a todos vosotros la exhortación que el primer Obispo de Roma, en una hora crítica al principio de la Iglesia, dirigió «a los elegidos extranjeros en la diáspora ... elegidos según la presciencia de Dios Padre». «Todos tengan un mismo sentir, sean compasivos, fraternales, misericordiosos, humildes» [200]. El Apóstol recomendaba: «Tengan todos un mismo sentir...»; pero en seguida proseguía señalando los pecados contra la concordia y la paz, que es necesario evitar: «No devolviendo mal por mal ni ultraje por ultraje; al contrario, bendiciendo, que para esto hemos sido llamados, para ser herederos de la bendición». Y concluía con una palabra de aliento y de esperanza: «¿Y quién os hará mal si fuereis celosos promovedores del bien?» [201].

Me atrevo a relacionar mi Exhortación, en una hora no menos crítica de la historia, con la del Príncipe de los Apóstoles, que se sentó el primero en esta Cátedra romana, como testigo de Cristo y pastor de la Iglesia, y aquí «presidió en la caridad» ante el mundo entero. También yo, en comunión con los Obispos sucesores de los Apóstoles, y confortado por la reflexión colegial que muchos de ellos, reunidos en el Sínodo, han dedicado a los temas y problemas de la reconciliación, he querido comunicaros con el mismo espíritu del pescador de Galilea todo lo que él decía a nuestros hermanos en la fe, lejanos en el tiempo pero muy unidos en el corazón: «Tengan todos un mismo sentir..., no devolviendo mal por mal ..., sean promovedores del bien» [202]. Y añadía: «Que mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal» [203].

Esta consigna está impregnada por las palabras que Pedro había escuchado del mismo Jesús, y por conceptos que eran parte de su «gozosa nueva»: el nuevo mandamiento del amor mutuo; el deseo y el compromiso de unidad; las bienaventuranzas de la misericordia y de la paciencia en la persecución por la justicia; el devolver bien por mal; el perdón de las ofensas; el amor a los enemigos. En estas palabras y conceptos está la síntesis original y transcendente de la ética cristiana o, mejor y más profundamente, de la espiritualidad de la Nueva Alianza en Jesucristo.

Confío al Padre, rico en misericordia; confío al Hijo de Dios, hecho hombre como nuestro redentor y reconciliador; confío al Espíritu Santo, fuente de unidad y de paz, esta llamada mía de padre y pastor a la penitencia y a la reconciliación. Que la Trinidad Santísima y adorable haga germinar en la Iglesia y en el mundo la pequeña semilla que en esta hora deposito en la tierra generosa de tantos corazones humanos.

Para que en un día no lejano produzca copiosos frutos, os invito a volver conmigo los ojos al corazón de Cristo, signo elocuente de la divina misericordia, «propiciación por nuestros pecados», «nuestra paz y reconciliación» [204] para recibir el empuje interior a fin de detestar el pecado y convertirse a Dios, y encuentren en ella la benignidad divina que responde amorosamente al arrepentimiento humano.

Os invito al mismo tiempo a dirigiros conmigo al Corazón Inmaculado de María, Madre de Jesús, en la que «se realizó la reconciliación de Dios con la humanidad..., se realizó verdaderamente la obra de la reconciliación, porque recibió de Dios la plenitud de la gracia en virtud del sacrificio redentor de Cristo» [205]. Verdaderamente, María se ha convertido en la «aliada de Dios» en virtud de su maternidad divina, en la obra de la reconciliación [206].

En las manos de esta Madre, cuyo «Fiat» marcó el comienzo de la «plenitud de los tiempos», en quien fue realizada por Cristo la reconciliación del hombre con Dios y en su Corazón Inmaculado —al cual he confiado repetidamente toda la humanidad, turbada por el pecado y maltrecha por tantas tensiones y conflictos— pongo ahora de modo especial esta intención: que por su intercesión la humanidad misma descubra y recorra el camino de la penitencia, el único que podrá conducirlo a la plena reconciliación.

A todos vosotros, que con espíritu de comunión eclesial en la obediencia y en la fe [207] acogeréis las indicaciones, sugerencias y directrices contenidas en este Documento, tratando de convertirlas con una vital praxis pastoral, imparto gustosamente la confortadora Bendición Apostólica.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el día 2 de diciembre, Primer Domingo de Adviento, del año 1984, séptimo de mi Pontificado.

JOHANNES PAULUS II

[200] Cf. 1 Pe 3, 8.
[201] 1 Pe 3, 9. 13.
[202] 1 Pe 3, 8- 9. 13
[203] 1 Pe 3, 17.
[204] Letanías del Sagrado Corazón; cf. 1 Jn 2, 2; Ef 2, 14; Rom 3, 25; 5, 11.
[205] Juan Pablo II, Discurso en la Audiencia General del 7 de diciembre de 1983, n. 2: L'Osservatore Romano, edic. en lengua española, 9 de diciembre, 1983.
[206] Cf. Juan Pablo II, Discurso en la Audiencia General del 4 de enero de 1984: L'Osservatore Romano, edic. en lengua española, 8 de enero, 1984.
[207] Cf. Rom 1, 5; 16, 26.

CALENDARIO

MES DE DICIEMBRE 2022 

1 JUEVES DE LA I SEMANA DE ADVIENTO, feria 

Misa de feria (morado). 
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. I o III Adv. 
LECC.: vol. II. 
- Is 26, 1-6. Que entre un pueblo justo, que observa la lealtad. 
- Sal 117. R. Bendito el que viene en nombre del Señor. 
- Mt 7, 21. 24-27. El que hace la voluntad del Padre entrará en el reino de los cielos. 

Liturgia de las Horas: oficio de feria.

Martirologio: elogs. del 2 de diciembre, pág. 701. 
CALENDARIOS: Granada y Tui-Vigo: Dedicación de la iglesia-catedral (F). 
Jesuitas: Santos Edmundo Campion, Roberto Southwell, presbíteros, y compañeros, mártires (MO). 
Huesca: Beato José de Otín, mártir (ML). 
Dominicos: Beato Juan de Vercelli, presbítero (ML).
 
TEXTOS MISA

Jueves de la I semana de Adviento

Antífona de entrada Cf. Sal 118, 151-152
Tú, Señor, estás cerca Y todos tus caminos son verdaderos; hace tiempo comprendí tus preceptos, porque tú eres eterno.
Prope es tu, Dómine, et omnes viae tuae véritas; inítio cognóvi de testimóniis tuis, quia in aetérnum tu es.

Oración colecta
Despierta tu poder, Señor, y ven a socorrernos con tu fuerza, para que la gracia de tu bondad apresure la salvación que retrasan nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo.
Excita, Dómine, poténtiam tuam, et magna nobis virtúte succúrre, ut, quod nostra peccáta praepédiunt, grátia tuae propitiatiónis accéleret. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Jueves de la I semana de Adviento, feria (Lec. II).

PRIMERA LECTURA Is 26, 1-6
Que entre un pueblo justo, que observa la lealtad
Lectura del libro de Isaías.

Aquel día, se cantará este canto en la tierra de Judá:
«Tenemos una ciudad fuerte, ha puesto para salvarla murallas y baluartes.
Abrid las puertas para que entre un pueblo justo, que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en ti.
Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua. Doblegó a los habitantes de la altura, a la ciudad elevada; la abatirá, la abatirá hasta el suelo, hasta tocar el polvo. La pisarán los pies, los pies del oprimido, las pasos de los pobres».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 117, 1 y 8-9. 19-21. 25-27a (R.: 26 a)
R. Bendito el que viene en nombre del Señor.
Benedíctus qui venit in nómine Dómini.
O bien: R. Aleluya.

V. Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de loa jefes.
R. Bendito el que viene en nombre del Señor.
Benedíctus qui venit in nómine Dómini.

V. Abridme las puertas de la salvación,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mí salvación.
R. Bendito el que viene en nombre del Señor.
Benedíctus qui venit in nómine Dómini.

V. Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina.
R. Bendito el que viene en nombre del Señor.
Benedíctus qui venit in nómine Dómini.

Aleluya Is 55, 6
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Buscad al Señor mientras se deja encontrar, invocadlo mientras esté cerca. R.
Quærite Dóminum, dum inveníri potest, invocáte eum, dum prope est.

EVANGELIO Mt 7, 21. 24-27
El que hace la voluntad del Padre entrará en el reino de los cielos
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Homilía en santa Marta, Jueves 6 de diciembre de 2018
La arena no es sólida, es una consecuencia del decir, un disfrazarse de cristiano, una vida construida sin cimientos. La roca, en cambio, es el Señor. Él es la fuerza. Pero muchas veces, quien confía en el Señor no aparece, no tiene éxito, está escondido…, pero está firme. No tiene su esperanza en el decir, en la vanidad, en el orgullo, en los efímeros poderes de la vida… «Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua». El Señor es la roca. La concreción de la vida cristiana nos hace avanzar y construir sobre esa roca que es Dios, que es Jesús; sobre la solidez de la divinidad. No sobre las apariencias o sobre la vanidad, el orgullo, las recomendaciones… No: ¡sobre la verdad!

Oración de los fieles
Oremos a Dios, nuestro Padre: su misericordia es eterna.
Para que la Iglesia sea, edificada sobre la roca, que es Cristo, reciba de él firmeza y cohesión. Roguemos al Señor.
Para que la fe no sea marginada en la vida social, y el testimonio de los cristianos sea fecundo para la construcción de un mundo más justo y digno. Roguemos al Señor.
Para que todos los cristianos, a la luz de la Palabra de Dios, vivan en entrega generosa a los humildes y pobres de la tierra. Roguemos al Señor.
Para que nosotros cumplamos la voluntad del Padre no solo con palabras, sino con obras. Roguemos al Señor.
Señor, en ti confiamos, tú eres nuestra roca perpetua, acoge nuestras plegarias. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, los dones que te ofrecemos, escogidos de los bienes que hemos recibido de ti, y lo que nos concedes celebrar con devoción durante nuestra vida mortal, sea para nosotros premio de tu redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Súscipe, quaesumus, Dómine, múnera, quae de tuis offérimus colláta benefíciis, et, quod nostrae devotióni concédis éffici temporáli, tuae nobis fiat praemium redemptiónis aetérnae. Per Christum.

PREFACIO I DE ADVIENTO
LAS DOS VENIDAS DE CRISTO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Quien, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación eterna, para que cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Qui, primo advéntu in humilitáte carnis assúmptae, dispositiónis antíquae munus implévit, nobísque salútis perpétuae trámitem reserávit: ut, cum secúndo vénerit in suae glória maiestátis, manifésto demum múnere capiámus, quod vigilántes nunc audémus exspectáre promíssum.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:

Santo, santo Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA II

Antífona de comunión Tit 2, 12-13
Llevemos ya desde ahora una vida sobria, justa y piadosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación de la gloria del gran Dios.
Iuste et pie vivámus in hoc saeculo, exspectántes beátam spem et advéntum glóriae magni Dei.

Oración después de la comunión
Fructifique en nosotros, Señor, la celebración de estos sacramentos, con los que tú nos enseñas, ya en este mundo que pasa, a descubrir el valor de los bienes del cielo y a poner en ellos nuestro corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prosint nobis, quaesumus, Dómine, frequentáta mystéria, quibus nos, inter praetereúntia ambulántes, iam nunc instítuis amáre caeléstia et inhaerére mansúris. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del 2 de diciembre

1. Conmemoración de san Habacuc, profeta, el cual, ante la iniquidad y violencia de los hombres, anunció el juicio de Dios, pero también su misericordia, diciendo: «El justo vivirá por su fe».
2. En Roma, santa Bibiana, mártir, a quien el papa san Simplicio dedicó una basílica en el Esquilino. (s. inc.)
3. También en Roma, en el cementerio de Ponciano, en la vía Portuense, san Pimenio, presbítero y mártir(s. III/IV)
4. En Aquilea, en el territorio de Venecia, actualmente Italia, san Cromacio, obispo, auténtico artífice de la paz, que, arrasadas las fronteras de Italia por Alarico, remedió las penas de los pueblos, y, explicando exquisitamente los misterios de la divina palabra, elevó las almas a la contemplación. (c. 407)
5. En la isla de Palmarola, también en Italia, tránsito de san Silverio, papa y mártir, el cual, al no querer rehabilitar a Antimo, obispo herético de Constantinopla depuesto por su predecesor san Agapito, por orden de la emperatriz Teodora fue privado de su sede y enviado al destierro, donde murió agotado por los sufrimientos. (537)
6*. En el monasterio de Groenendaal, cerca de Bruselas, en la actual Bélgica, beato Juan Ruysbroeck, presbítero y canónigo regular, que enseñó las grandezas de los varios grados de la vida espiritual. (1381)
7*. En Murcia, ciudad de España, beata María Ángela Astorch, abadesa de la Orden de Clarisas, la cual, muy humilde y entregada a las penitencias, daba buenos consejos y ayuda, tanto a las monjas como a los laicos. (1665)
8*. En Logiewniki, en Polonia, beato Rafael (Melchor) Chylinski, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, que en tiempo de peste visitaba a los enfermos de Cracovia, para asistirlos piadosamente y procurarles una honesta y cristiana muerte. (1741)
9*. En Ivano- Frankivski, en Ucrania, beato Iván Slezyuk, obispo y mártir, a quien el Señor otorgó la palma eterna por su ministerio clandestino, llevado a cabo infatigablemente entre los fieles de Rito bizantino bajo un régimen contrario a Dios, y por su impávida constancia en Cristo ante los perseguidores. (1973)

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