Entrada destacada

Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

viernes, 8 de abril de 2022

Viernes 13 mayo 2022, Viernes dela IV semana de Pascua, feria o Bienaventurada Virgen María de Fátima, memoria libre.

SOBRE LITURGIA

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL "PASTORES GREGIS"
DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

CAPÍTULO I. MISTERIO Y MINISTERIO DEL OBISPO

«... y eligió doce de entre ellos» (Lc 6, 13)

6. El Señor Jesús, durante su peregrinación terrena, anunció el Evangelio del Reino y lo inauguró en sí mismo, revelando su misterio a todos los hombres [15]. Llamó a hombres y mujeres para que lo siguieran y eligió entre sus discípulos a doce para que «estuvieran con Él» (Mc 3, 14). El Evangelio según san Lucas precisa que Jesús hizo esta elección tras una noche de oración en el monte (cf. Lc 6, 12). El Evangelio según san Marcos, por su parte, parece calificar dicha acción de Jesús como una decisión soberana, un acto constitutivo que otorga identidad a los elegidos: «Instituyó Doce» (Mc 3, 14). Se desvela así el misterio de la elección de los Doce: es un acto de amor, querido libremente por Jesús en unión profunda con el Padre y con el Espíritu Santo.

La misión confiada por Jesús a los Apóstoles debe durar hasta el fin del mundo (cf. Mt 28, 20), ya que el Evangelio que se les encargó transmitir es la vida para la Iglesia de todos los tiempos. Precisamente por esto los Apóstoles se preocuparon de instituir sucesores, de modo que, como dice san Ireneo, se manifestara y conservara la tradición apostólica a través de los siglos [16].

La especial efusión del Espíritu Santo que recibieron los Apóstoles por obra de Jesús resucitado (cf. Hch 1, 5.8; 2, 4; Jn 20, 22-23), ellos la transmitieron a sus colaboradores con el gesto de la imposición de las manos (cf. 1 Tm 4, 14; 2 Tm 1, 6-7). Éstos, a su vez, con el mismo gesto, la transmitieron a otros y éstos últimos a otros más. De este modo, el don espiritual de los comienzos ha llegado hasta nosotros mediante la imposición de las manos, es decir, la consagración episcopal, que otorga la plenitud del sacramento del orden, el sumo sacerdocio, la totalidad del sagrado ministerio. Así, a través de los Obispos y de los presbíteros que los ayudan, el Señor Jesucristo, aunque está sentado a la derecha de Dios Padre, continúa estando presente entre los creyentes. En todo tiempo y lugar Él predica la palabra de Dios a todas las gentes, administra los sacramentos de la fe a los creyentes y dirige al mismo tiempo el pueblo del Nuevo Testamento en su peregrinación hacia la bienaventuranza eterna. El Buen Pastor no abandona su rebaño, sino que lo custodia y lo protege siempre mediante aquéllos que, en virtud de su participación ontológica en su vida y su misión, desarrollando de manera eminente y visible el papel de maestro, pastor y sacerdote, actúan en su nombre en el ejercicio de las funciones que comporta el ministerio pastoral y son constituidos como vicarios y embajadores suyos [17].

Fundamento trinitario del ministerio episcopal

7. Considerada en profundidad, la dimensión cristológica del ministerio pastoral lleva a comprender el fundamento trinitario del ministerio mismo. La vida de Cristo es trinitaria. Él es el Hijo eterno y unigénito del Padre y el ungido por el Espíritu Santo, enviado al mundo; es Aquél que, junto con el Padre, envía el Espíritu a la Iglesia. Esta dimensión trinitaria, que se manifiesta en todo el modo de ser y de obrar de Cristo, configura también el ser y el obrar del Obispo. Con razón, pues, los Padres sinodales quisieron ilustrar explícitamente la vida y el ministerio del Obispo a la luz de la eclesiología trinitaria de la doctrina del Concilio Vaticano II.

Es muy antigua la tradición que presenta al Obispo como imagen del Padre, el cual, como escribió san Ignacio de Antioquía, es como el Obispo invisible, el Obispo de todos. Por consiguiente, cada Obispo ocupa el lugar del Padre de Jesucristo, de tal modo que, precisamente por esta representación, debe ser respetado por todos [18]. Por esta estructura simbólica, la cátedra episcopal, que especialmente en la tradición de la Iglesia de Oriente recuerda la autoridad paterna de Dios, sólo puede ser ocupada por el Obispo. De esta misma estructura se deriva para cada Obispo el deber de cuidar con amor paternal al pueblo santo de Dios y conducirlo, junto con los presbíteros, colaboradores del Obispo en su ministerio, y con los diáconos, por la vía de la salvación [19]. Viceversa, como exhorta un texto antiguo, los fieles deben amar a los Obispos, que son, después de Dios, padres y madres [20]. Por eso, según una costumbre común en algunas culturas, se besa la mano al Obispo, como si fuera la del Padre amoroso, dador de vida.

Cristo es el icono original del Padre y la manifestación de su presencia misericordiosa entre los hombres. El Obispo, actuando en persona y en nombre de Cristo mismo, se convierte, para la Iglesia a él confiada, en signo vivo del Señor Jesús, Pastor y Esposo, Maestro y Pontífice de la Iglesia [21]. En eso está la fuente del ministerio pastoral, por lo cual, como sugiere el esquema de homilía propuesto por el Pontifical Romano, ha de ejercer la tres funciones de enseñar, santificar y gobernar al Pueblo de Dios con los rasgos propios del Buen Pastor: caridad, conocimiento de la grey, solicitud por todos, misericordia para con los pobres, peregrinos e indigentes, ir en busca de las ovejas extraviadas y devolverlas al único redil.La unción del Espíritu Santo, en fin, al configurar al Obispo con Cristo, lo capacita para continuar su misterio vivo en favor de la Iglesia. Por el carácter trinitario de su ser, cada Obispo se compromete en su ministerio a velar con amor sobre toda la grey en medio de la cual lo ha puesto el Espíritu Santo para regir a la Iglesia de Dios: en el nombre del Padre, cuya imagen hace presente; en el nombre de Jesucristo, su Hijo, por el cual ha sido constituido maestro, sacerdote y pastor; en el nombre del Espíritu Santo, que vivifica la Iglesia y con su fuerza sustenta la debilidad humana [22].

[15] Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, sobre la Iglesia, 3.
[16] Cf. Ireneo, Contra las herejías. III, 2,2; III, 3,1: PG 7, 847-848; Propositio 2.
[17] Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, sobre la Iglesia, 21; 27.
[18] Cf. A los Magnesios, 6,1: PG 5,764; A los Trallanos, 3,1: PG 5,780; A los Esmirniotas, 8,1: PG 5,852.
[19] Cf. Pontifical Romano, Ordenación Episcopal: Examen.
[20] Cf. Didascalia Apostolorum, II, 33, 1: ed. F.X. Funk, I, 115.
[21] Cf. Propositio 6.
[22] Cf. Pontifical Romano, Ordenación Episcopal: Alocución.

CALENDARIO

13 VIERNES DE LA IV SEMANA DE PASCUA, feria o BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA DE FÁTIMA, memoria libre

Misa
de feria o de la memoria (blanco).
MISAL: para la feria ants. y oracs. props. / para la memoria 1.ª orac. prop. y el resto del común de la bienaventurada Virgen María o de la feria; Pf. Pasc. o de la memoria.
LECC.: vol. II.
- Hch 13, 26-33.
Dios ha cumplido su promesa resucitando a Jesús.
- Sal 2. R. Tú eres mi hijo: yo te he engendrado hoy.
- Jn 14, 1-6. Yo soy el camino y la verdad y la vida.
o bien:
cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de feria o de la memoria.

Martirologio: elogs. del 14 de mayo, pág. 308.
CALENDARIOS: Valladolid-ciudad: San Pedro Regalado, religioso (S). Valladolid-diócesis: (F). OFM y Familia Franciscana: (MO). Burgos: (ML).
Salesianas: Santa María Dominica Mazzarello, virgen (S). Salesianos: (F).
Salamanca: Dedicación iglesia-catedral (F).
Heraldos del Evangelio: Bienaventurada Virgen María de Fátima (F).
Sacramentinos: Nuestra Señora del Santísimo Sacramento (F).
Bilbao: San Miguel Garikoitz, presbítero (ML).
Agustinos: Nuestra Señora del Socorro (ML).
Dominicos: Beata Imelda Lambertino, virgen (ML).

TEXTOS MISA

Viernes de la IV Semana de Pascua.

Antífona de entrada Ap 5, 9-10
Señor, con tu sangre has adquirido para Dios hombres de toda tribu, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes. Aleluya.
Redemísti nos, Dómine, in sánguine tuo, ex omni tribu, et lingua, et pópulo, et natióne, et fecísti nos Deo nostro regnum et sacerdótes, allelúia.

Oración colecta
Oh, Dios, autor de nuestra libertad y salvación, escucha las súplicas de quienes te invocamos y, pues nos has salvado con la Sangre derramada de tu Hijo, haz que vivamos siempre por ti y en ti gocemos al encontrar la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui et libertátis nostrae auctor es et salútis, exáudi supplicántium voces, et, quos sánguinis Fílii tui effusióne redemísti, fac, ut per te vívere et perpétua in te váleant incolumitáte gaudére. Per Dóminum.

En la memoria:
13 de mayo
La Bienaventurada Virgen María de Fátima

La oración colecta es propia, el resto del común de santa María Virgen en tiempo Pascual.

Antífona de entrada Cf. Sal 29, 12

Cambiaste, Señor, mi luto en danzas, y me has vestido de fiesta. Aleluya.
Convertísti, Dómine, planctum meum in gáudium mihi, et circumdedísti me laetítia, allelúia.

Monición de entrada
Hacemos hoy memoria de la bienaventurada Virgen María de Fátima, en Portugal. Con esta advocación mariana el pueblo cristiano expresa su fe en la intercesión de la Virgen María, Madre de misericordia, en favor de los pecadores y ora por la conversión de los corazones.

Oración colecta
Oh, Dios, que hiciste a la Madre de tu Hijo también Madre nuestra, concédenos que, perseverando en la penitencia y en la plegaria por la salvación del mundo, podamos promover cada día con mayor eficacia el reino de Cristo. Él, que vive y reina contigo.
Deus, qui Genetrícem Fílii tui Matrem quoque nostram constituísti, concéde nobis, ut, in paeniténtia et oratióne pro mundi salúte perseverántes, in dies valeámus regnum Christi efficácius promovére. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Viernes de la IV semana de Pascua (Lec. II).

PRIMERA LECTURA Hch 13, 26-33
Dios ha cumplido la promesa resucitando a Jesús

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días, cuando llegó Pablo a Antioquía de Pisidia, decía en la sinagoga:
«Hermanos, hijos del linaje de Abrahán y todos vosotros los que teméis a Dios: a nosotros se nos ha enviado esta palabra de salvación. En efecto, los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús ni entendieron las palabras de los profetas que se leen los sábados, pero las cumplieron al condenarlo. Y, aunque no encontraron nada que mereciera la muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y, cuando cumplieron todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del madero y lo enterraron. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. También nosotros os anunciamos la Buena Noticia de que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo:
“Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy”».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 2, 6-7. 8-9. 10-11 y 12a (R.: 7bc)
R. 
Tú eres mi hijo: yo te he engendrado hoy.
Fílius meus es tu: ego hódie génuit te.
O bien: Aleluya.

V. «Yo mismo he establecido a mi Rey
en Sión, mi monte santo».
Voy a proclamar el decreto del Señor;
él me ha dicho: «Tú eres mi Hijo:
yo te he engendrado hoy.
R. Tú eres mi hijo: yo te he engendrado hoy.
Fílius meus es tu: ego hódie génuit te.

V. Pídemelo:
te daré en herencia las naciones,
en posesión, los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro,
los quebrarás como jarro de loza».
R. Tú eres mi hijo: yo te he engendrado hoy.
Fílius meus es tu: ego hódie génuit te.

V. Y ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad, los que regís la tierra:
servid al Señor con temor,
rendidle homenaje temblando.
R. Tú eres mi hijo: yo te he engendrado hoy.
Fílius meus es tu: ego hódie génuit te.

Aleluya Jn 14, 6bc
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo soy el camino, y la verdad, y la vida – dice el Señor–; nadie va al Padre, sino por mí. R.
Ego sum via, véritas et vita, dicit Dóminus; nemo venit ad Patrem, nisi per me.

EVANGELIO Jn 14, 1-6
Yo soy el camino y la verdad y la vida
╬ 
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Benedicto XVI, Regina coeli 22-mayo-2011
La fe en Jesús conlleva seguirlo cada día, en las sencillas acciones que componen nuestra jornada. "Es propio del misterio de Dios actuar de manera discreta. Sólo poco a poco va construyendo su historia en la gran historia de la humanidad. Se hace hombre, pero de tal modo que puede ser ignorado por sus contemporáneos, por las fuerzas de renombre en la historia. Padece y muere y, como Resucitado, quiere llegar a la humanidad solamente mediante la fe de los suyos, a los que se manifiesta. No cesa de llamar con suavidad a las puertas de nuestro corazón y, si le abrimos, nos hace lentamente capaces de "ver"" (Jesús de Nazaret II, p. 321). San Agustín afirma que "era necesario que Jesús dijese: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14, 6), porque una vez conocido el camino faltaba por conocer la meta" (Tractatus in Ioh., 69, 2: ccl 36, 500), y la meta es el Padre. Para los cristianos, para cada uno de nosotros, por tanto, el camino al Padre es dejarse guiar por Jesús, por su palabra de Verdad, y acoger el don de su Vida. Hagamos nuestra la invitación de san Buenaventura: "Abre, por tanto, los ojos, tiende el oído espiritual, abre tus labios y dispón tu corazón, para que en todas las criaturas puedas ver, escuchar, alabar, amar, venerar, glorificar y honrar a tu Dios" (Itinerarium mentis in Deum, I, 15).

Oración de los fieles
Dirijamos nuestra oración a Dios Padre, que por el Espíritu Santo resucitó a Jesucristo de entre los muertos, y dará vida también a nuestros cuerpos mortales.
- Por todos los que integramos la Iglesia de Cristo, para que, siguéndolo a él y escuchando su voz, proclamamos ante el mundo su verdad. Roguemos al Señor.
- Por todos los que ignoran o rechazan a Cristo, para que lleguen, por la gracia del Espíritu, a experimentar que Cristo es la verdad, el camino y la vida plena. Roguemos al Señor.
- Por los misioneros y por los que anuncian el Evangelio, para que vivan ellos también la verdad y la vida que predican. Roguemos al Señor.
- Por los que gobiernan las naciones, para que en todas sus decisiones sean iluminados y guiados por el Espíritu de Dios. Roguemos al Señor.
Escúchanos, Dios de bondad, y haz que los que esperamos el cielo nuevo y la tierra nueva trabajemos con empeño también por la edificación del mundo presente. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Acoge, Señor, con bondad las ofrendas de tu familia, para que, bajo tu protección, no pierda los dones ya recibidos y alcance los eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oblatiónes famíliae tuae, quaesumus, Dómine, súscipe miserátus, ut, sub tuae protectiónis auxílio, et colláta non perdant, et ad aetérna dona pervéniant. Per Christum.

PREFACIO PASCUAL IV
LA RESTAURACIÓN DEL UNIVERSO POR EL MISTERIO PASCUAL
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque, demolida nuestra antigua miseria, fue reconstruido cuanto estaba derrumbado y renovada en plenitud nuestra vida en Cristo.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria diciendo sin cesar:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre: Te quidem, Dómine, omni témpore confitéri, sed in hoc potíssimum gloriósius praedicáre, cum Pascha nostrum immolátus est Christus.
Quia, vetustáte destrúcta, renovántur univérsa deiécta, et vitae nobis in Christo reparátur intégritas.
Quaprópter, profúsis paschálibus gáudiis, totus in orbe terrárum mundus exsúltat. Sed et supérnae virtútes atque angélicae potestátes hymnum glóriae tuae cóncinunt, sine fine dicéntes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA III

Antífona de comunión Rom 4, 2
Cristo nuestro Señor fue entregado por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación. Aleluya.
Tráditus est Christus Dóminus noster propter delícta nostra, et resurréxit propter iustificatiónem nostram, allelúia.

Oración después de la comunión
Guarda, Señor, con tu amor constante a los que has salvado, para que los redimidos por la pasión de tu Hijo se alegren con su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Contínua, quaesumus, Dómine, quos salvásti pietáte custódi, ut, qui Fílii tui passióne sunt redémpti, eius resurrectióne laeténtur. Qui vivit et regnat in saecula saeculórum.

En la memoria:
Oración sobre las ofrendas
Al celebrar la memoria de la bienaventurada Virgen María, recibe, Padre santo, la ofrenda de nuestra humildad, que te presentamos alegres, y concédenos que, asociados al sacrificio de Cristo, sea para nosotros consuelo temporal y causa de salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Súscipe, sancte Pater, oblatiónem humilitátis nostrae, quam tibi laeti exhibémus, commemoratiónem beátae Maríae Vírginis celebrántes, et praesta, ut nobis, sacrifício Christi sociátis, temporális fiat consolátio et aetérna salvátio. Per Christum.

PREFACIO PASCUAL IV
LA RESTAURACIÓN DEL UNIVERSO POR EL MISTERIO PASCUAL
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque, demolida nuestra antigua miseria, fue reconstruido cuanto estaba derrumbado y renovada en plenitud nuestra vida en Cristo.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria diciendo sin cesar:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre: Te quidem, Dómine, omni témpore confitéri, sed in hoc potíssimum gloriósius praedicáre, cum Pascha nostrum immolátus est Christus.
Quia, vetustáte destrúcta, renovántur univérsa deiécta, et vitae nobis in Christo reparátur intégritas.
Quaprópter, profúsis paschálibus gáudiis, totus in orbe terrárum mundus exsúltat. Sed et supérnae virtútes atque angélicae potestátes hymnum glóriae tuae cóncinunt, sine fine dicéntes:

Santo, Santo, Santo...


Antífona de la comunión
Alégrate, Virgen Madre, porque Cristo ha resucitado del sepulcro. Aleluya.
Laetáre, Virgo Mater, quia surréxit Christus de sepúlcro, allelúia.

Oración después de la comunión
Alimentados con los sacramentos pascuales, te pedimos, Señor, que, quienes hemos celebrado la memoria de la Madre de tu Hijo, manifestemos en nuestra carne mortal la vida de Jesucristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Paschálibus sacraméntis refécti, quaesumus, Dómine, ut, qui Genetrícis Fílii tui memóriam recólimus, vitam Iesu in carne nostra mortáli manifestémus. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 14 de mayo
F
iesta de san Matías, apóstol, que siguió al Señor Jesús desde el bautismo de Juan hasta el día en que Cristo subió a los cielos y, por esta razón, después de la Ascensión del Señor fue puesto por los apóstoles en el lugar que había ocupado Judas, el traidor, para que, formando parte del grupo de los Doce, fuese testigo de la Resurrección.
2. En la provincia romana de Asia Menor, actual Turquía, san Máximo, mártir durante la persecución bajo el emperador Decio, y de quien se cuenta que murió lapidado. (c. 250)
3. En Cimiez, en la región de Provenza, actualmente Francia, san Poncio, mártir. (c. s. III)
4. En Siria, santos Víctor y Corona, compañeros mártires. (c. s. III)
5. En la isla griega de Quío, en el mar Egeo, san Isidoro, mártir, que, según la tradición, fue arrojado a un pozo. (s. III)
6. En Aquileia, en el territorio de Venecia, en la Italia actual, santos Félix y Fortunato, mártires, cuya ciudad honraron con su glorioso martirio. (s. IV)
7. En la región también italiana de Cerdeña, conmemoración de las santas Justa y Enedina, mártires(s. III/IV)
8*. En Clermont-Ferrand, en el territorio de Aquitania, actualmente Francia, san Abrúnculo, obispo, quien, expulsado de su sede de Langres por Gundebaldo, rey de los burgundios, fue puesto al frente de la iglesia de Clermont-Ferrand. (488)
9. En la misma ciudad citada anteriormente, san Gallo, obispo, varón humilde y bondadoso, tío paterno de san Gregorio de Tours.  (551)
10*. En Lismore, en Irlanda, san Cartago, obispo y abad(638)
11*. En el monasterio de Fontenelle, en Neustria, hoy Francia, san Eremberto, que, habiendo sido obispo de Tolouse, abrazó después la disciplina monástica. (674)
12*. En Santarem, en Portugal, beato Gil de Vaozela, presbítero, que, docente de medicina en París, abandonó a una vida disoluta que llevaba y, tras ingresar en la Orden de Predicadores, con lágrimas, oración y sacrificios, superó todas las tentaciones. (1265)
13*. En la aldea de Saint Mary of the Woods, de Indianápolis, en los Estados Unidos de Norteamérica, santa Teodora (Ana Teresa) Guérin, virgen de la Congregación de Hermanas de la Providencia, la cual, oriunda de Francia, residió y murió en esa pequeña ciudad. Era de naturaleza compasiva y, aún en medio de las mayores dificultades, confió siempre en la divina providencia y se preocupó con solicitud de la naciente comunidad. (1856) (Canonizada 2006).
14. En el lugar de Bétharram, cerca de Pau, en los Bajos Pirineos franceses, san Miguel Garikoitz, presbítero, que fundó la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús. (1863)
15. En Nizza Monferrato, en la región de Piamonte, en Italia, santa María Dominica Mazzarello, fundadora, junto con san Juan Bosco, del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, dedicadas a la instrucción de niñas pobres. Sobresalió por su humildad, prudencia y caridad. (1881)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No publico comentarios anónimos.