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Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

viernes, 29 de abril de 2022

Viernes 3 junio 2022, Santos Carlos Luanga y compañeros, mártires, memoria obligatoria.

SOBRE LITURGIA

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL "PASTORES GREGIS"
DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

El Obispo y los diáconos permanentes


49. Como dispensadores de las sagradas Órdenes, los Obispos tienen también una responsabilidad directa respecto a los Diáconos permanentes, que la Asamblea sinodal reconoce como auténticos dones de Dios para anunciar el Evangelio, instruir a las comunidades cristianas y promover el servicio de la caridad en la familia de Dios [194].

Por tanto, el Obispo debe cuidar de estas vocaciones, de cuyo discernimiento y formación es el último responsable. Aunque normalmente tenga que ejercer esta responsabilidad a través de colaboradores de su total confianza, comprometidos en actuar conforme a las disposiciones de la Santa Sede [195], el Obispo ha de tratar en lo posible de conocer personalmente a cuantos se preparan para el Diaconado. Después de haberlos ordenado, seguirá siendo para ellos un verdadero padre, animándolos al amor del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de los que son ministros, y a la Santa Iglesia que han aceptado servir; a los que estén casados, les exhortará a una vida familiar ejemplar.

Solicitud para con las personas de vida consagrada

50. La Exhortación apostólica postsinodal Vita consecrata ya subrayó la importancia que tiene la vida consagrada en el ministerio del Obispo. Apoyándose en aquel testo, los Padres recordaron en este último Sínodo que, en la Iglesia como comunión, el Obispo ha de estimar y promover la vocación y misión específicas de la vida consagrada, que pertenece estable y firmemente a la vida y a la santidad de la Iglesia [196].

También en la Iglesia particular ha de ser presencia ejemplar y ejercer una misión carismática. Por tanto, el Obispo ha de comprobar cuidadosamente si hay personas consagradas que hayan vivido en la diócesis y dado muestras de un ejercicio heroico de las virtudes y, si lo cree oportuno, proceder a iniciar el proceso de canonización.

En su atenta solicitud por todas las formas de vida consagrada, que se expresa tanto en la animación como en la vigilancia, el Obispo ha de tener una consideración especial con la vida contemplativa. A su vez, los consagrados, deben acoger cordialmente las indicaciones pastorales del Obispo, con vistas a una comunión plena con la vida y la misión de la Iglesia particular en la que se encuentran. En efecto, el Obispo es el responsable de la actividad pastoral en la diócesis: con él han de colaborar los consagrados y consagradas para enriquecer, con su presencia y su ministerio, la comunión eclesial. A este propósito, se ha de tener presente el documento Mutuae relationes y todo lo que concierne al derecho vigente.

También se recomendó un cuidado particular con los Institutos de derecho diocesano, sobre todo con los que se encuentran en serias dificultades: el Obispo ha de tener con ellos una especial atención paterna. En fin, en el iter para aprobar nuevos Institutos nacidos en su diócesis, el Obispo ha de esmerarse en proceder según lo indicado y prescrito en la Exhortación Vita consecrata y en las otras instrucciones de los Dicasterios competentes de la Santa Sede [197].

Los fieles laicos en el cuidado pastoral del Obispo

51. En los fieles laicos, que son la mayoría del Pueblo de Dios, debe sobresalir la fuerza misionera del Bautismo. Para ello necesitan el apoyo, aliento y ayuda de sus Obispos, que los lleven a desarrollar el apostolado según su propia índole secular, basándose en la gracia de los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación. Por eso es necesario promover programas específicos de formación que los capaciten para asumir responsabilidades en la Iglesia dentro de las estructuras de participación diocesana y parroquial, así como en los diversos servicios de animación litúrgica, catequesis, enseñanza de la religión católica en las escuelas, etc.

Corresponde sobre todo a los laicos –y se les debe alentar en este sentido– la evangelización de las culturas, la inserción de la fuerza del Evangelio en la familia, el trabajo, los medios de comunicación social, el deporte y el tiempo libre, así como la animación cristiana del orden social y de la vida pública nacional e internacional. En efecto, al estar en el mundo, los fieles laicos pueden ejercer una gran influencia en los ambientes de su entorno, ampliando las perspectivas del horizonte de la esperanza a muchos hombres y mujeres. Por otra parte, ocupados por su opción de vida en las realidades temporales, los fieles laicos están llamados, como corresponde a su condición secular específica, a dar cuenta de la esperanza (cf. 1 Pe 3, 15) en sus respectivos campos de trabajo, cultivando en el corazón la «espera de una tierra nueva» [198]. Los Obispos, por su parte, han de estar cerca de los fieles laicos que, insertos directamente en el torbellino de los complejos problemas del mundo, están particularmente expuestos a la desorientación y al sufrimiento, y los deben de apoyar para que sean cristianos de firme esperanza, anclados sólidamente en la seguridad de que Dios está siempre con sus hijos.Se debe tener en cuenta también la importancia del apostolado laical, tanto el de antigua tradición como el de los nuevos movimientos eclesiales. Todas estas realidades asociativas enriquecen a la Iglesia, pero necesitan siempre de una labor de discernimiento que es propia del Obispo, a cuya misión pastoral corresponde favorecer la complementariedad entre movimientos de diversa inspiración, velando por su desarrollo, la formación teológica y espiritual de sus animadores, su inserción en la comunidad diocesana y en las parroquias, de las cuales no deben separarse [199]. El Obispo ha de procurar también que las asociaciones laicales apoyen la pastoral vocacional en la diócesis, favoreciendo la acogida de todas las vocaciones, especialmente al ministerio ordenado, la vida consagrada y el compromiso misionero [200].

[194] Cf. Propositio 42.
[195] Cf. Congregación para la Educación Católica, Ratio fundamentalis institutionis Diaconorum permanentium (22 febrero 1998): AAS 90 (1998), 843-879; Congregación para el Clero, Directorium pro ministerio et vita Diaconorum permanentium (22 febrero 1998): AAS 90 (1998),879-926.
[196] Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, sobre la Iglesia, 44.
[197] Cf. Propositio 43.
[198] Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, 39.
[199] Cf. Propositiones 45, 46 y 49.
[200] Cf. Propositio 52.

CALENDARIO

3 VIERNES. SANTOS CARLOS LUANGA y compañeros, mártires, memoria obligatoria

Misa
de la memoria (rojo).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Pasc., de la Ascensión, después de la Ascensión o de la memoria.
LECC.: vol. II.
- Hch 25, 13b-21. De un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo.
- Sal 102. R. El Señor puso en el cielo su trono.
- Jn 21, 15-19. Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas.
o bien:
cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de la memoria.

Martirologio: elogs. del 4 de junio, pág. 348.
CALENDARIOS: Asidonia-Jerez: San Juan Grande, religioso (F). Hospitalarios de San Juan de Dios: (MO).
Valladolid: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Luis Javier Argüello García, obispo auxiliar (2016)

TEXTOS MISA

3 de junio
San Carlos Luanga y compañeros, mártires
Memoria

Antífona de entrada Cf. Sab 3, 6-7. 9
El Señor probó a los elegidos como oro en el crisol, y los aceptó como sacrificio de holocausto; en el día del juicio resplandecerán porque la gracia y la misericordia son para los elegidos de Dios. Aleluya.
Tamquam aurum in fornáce probávit eléctos Dóminus, et quasi holocáusti hóstiam accépit illos; et in témpore erit respéctus illórum: quóniam donum et pax erit eléctis Dei. Allelúia.

Monición de entrada
Celebramos hoy la memoria de los santos mártires Carlos Luanga y de sus compañeros. A finales del siglo XIX, en los comienzos de la evangelización de Uganda, apenas transcurridos siete años desde la llegada de los primeros misioneros cristianos a aquellas tierras, un centenar de cristianos, católicos y anglicanos, fueron torturados y asesinados, o con Cristo para ser glorificados con él. El papa Pablo VI os declaró santos; entre ellos sobresalen Carlos Luanga -patrono de la juventud africana de raza negra- y Matías Mulumba.

Oración colecta
Oh, Dios, tú has hecho que la sangre de los mártires fuese semilla de cristianos, concédenos, por tu bondad, que el campo de tu Iglesia, regado por la sangre de los santos Carlos Luanga y compañeros, sea fecundo en abundante cosecha para ti. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui sánguinem mártyrum semen christianórum esse fecísti, concéde propítius, ut tuae ager Ecclésiae, beatórum Cároli eiúsque sociórum cruóre rigátus, in amplam tibi messem iúgiter fecundétur. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Viernes de la VII semana de Pascua (Lec. II).

PRIMERA LECTURA Hch 25, 13-21
De un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para cumplimentar a Festo. Como se quedaron allí bastantes días, Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole:
«Tengo aquí un hombre a quien Félix ha dejado preso y contra el cual, cuando fui a Jerusalén, presentaron acusación los sumos sacerdotes y los ancianos judíos, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana entregar a un hombre arbitrariamente; primero, el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse de la acusación. Vinieron conmigo, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre.
Pero, cuando los acusadores comparecieron, no presentaron ninguna acusación de las maldades que yo suponía; se trataba solo de ciertas discusiones acerca de su propia religión y de un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí de esto. Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel para que decida el Augusto, he dado orden de que se le custodie hasta que pueda remitirlo al César».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 102, 1bc-2. 11-12. 19-20ab (R.: 19a)
R. 
El Señor puso en el cielo su trono.
Dóminus in cælo parávit sedem suam.

V. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
R. El Señor puso en el cielo su trono.
Dóminus in cælo parávit sedem suam.

V. Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que le temen;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
R. El Señor puso en el cielo su trono.
Dóminus in cælo parávit sedem suam.

V. El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
Bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes.
R. El Señor puso en el cielo su trono.
Dóminus in cælo parávit sedem suam.

Aleluya Jn 14, 26
R.
 Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El Espíritu Santo será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. R.
Spíritus Sanctus vos docébit ómnia; súggeret vobis ómnia quæcúmque díxero vobis.

EVANGELIO Jn 21, 15-19
Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas
 Lectura del santo Evangelio según san Juan.
R. Gloria a ti, Señor.

Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, le dice a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le contestó:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
Él le contesta:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Él le dice:
«Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó:
«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras».
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió:
«Sígueme».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios 267
Jesucristo interroga a Pedro, por tres veces, como si quisiera darle una repetida posibilidad de reparar la triple negación. Pedro ya ha aprendido, escarmentado en su propia miseria: está hondamente convencido de que sobran aquellos temerarios alardes, consciente de su debilidad. Por eso, pone todo en manos de Cristo. Señor, tú sabes que te amo. Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo (Jn 21, 15-17). Y ¿qué responde Cristo? Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas (Jn 21, 15-17). No las tuyas, no las vuestras: ¡las mías! Porque El ha creado al hombre, El lo ha redimido, El ha comprado cada alma, una a una, al precio -lo repito- de su Sangre.
Cuando los donatistas, en el siglo V, organizaban sus ataques contra los católicos, defendían la imposibilidad de que el obispo de Hipona, Agustín, profesase la verdad, porque había sido un gran pecador. Y San Agustín sugería, a sus hermanos en la fe, cómo habían de replicar: Agustín es obispo en la Iglesia Católica; él lleva su carga, de la que ha de dar cuenta a Dios. Lo conocí entre los buenos. Si es malo, él lo sabe; si es bueno, ni siquiera en él he depositado mi esperanza. Porque lo primero que he aprendido en la Iglesia Católica es a no poner mi esperanza en un hombre (S. Agustín, Enarrationes in Psalmos, 36, 3, 20 (PL 36, 395).
No hacemos nuestro apostolado. En ese caso, ¿qué podríamos decir? Hacemos -porque Dios lo quiere, porque así nos lo ha mandado: id por todo el mundo y predicad el Evangelio (Mc 16, 15)- el apostolado de Cristo. Los errores son nuestros; los frutos, del Señor.

Oración de los fieles
Jesucristo, intercede por nosotros ante el Padre, para que derrame sobre su Iglesia y sobre el mundo al Espíritu Santo consolador. Oremos pues, en su nombre, diciendo:
R. Te lo pedimos, Señor.
- Para que envíe al Espíritu sobre el papa, sucesor de Pedro, y sobre todos los pastores de la Iglesia. Oremos.
- Para que envíe sobre todos los hombres su Espíritu de fortaleza y paciencia, de fidelidad y constancia, de alegría y esperanza. Oremos.
- Para que ilumine con la luz del Espíritu las mentes de los gobernantes y mueva sus corazones en la búsqueda sincera del bien. Oremos.
- Para que todos nosotros estemos abiertos a recibir al Espíritu y a ser en el mundo testigos de la resurrección de Cristo. Oremos.
Te lo pedimos, Padre, en nombre y por intercesión de tu Hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas
Te ofrecemos, Señor, estos dones y te suplicamos humildemente que, así como concediste a los santos mártires morir antes que pecar, nos concedas servir a tu altar consagrados tan solo a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Hóstias tibi, Dómine, offérimus, supplíciter exorántes, ut, sicut beátis martyribus magis mori quam peccáre tribuísti, ita nos fácias, tibi soli déditos, altári tuo ministráre. Per Christum.

PREFACIO II DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
EL MISTERIO DE LA ASCENSIÓN
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
El cual, después de su resurrección, se apareció visiblemente a todos sus discípulos y, ante sus ojos, fue elevado al cielo para hacernos partícipes de su divinidad.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria diciendo sin cesar:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Qui post resurrectiónem suam ómnibus discípulis suis maniféstus appáruit, et ipsis cernéntibus est elevátus in caelum, ut nos divinitátis suae tribúeret esse partícipes.
Quaprópter, profúsis paschálibus gáudiis, totus in orbe terrárum mundus exsúltat. Sed et supérnae virtútes atque angélicae potestátes hymnum glóriae tuae cóncinunt, sine fine dicéntes:

Santo, Santo, Santo…

PLEGARIA EUCARÍSTICA III

Antífona de la comunión Cf. Sal 115, 15
Es preciosa a los ojos del Señor la muerte de sus santos. Aleluya.
Pretiósa in conspéctu Dómini; mors sanctórum eius. Allelúia.

Oración después de la comunión
Recordando la victoria de tus santos mártires, hemos recibido, Señor, los sacramentos divinos; te pedimos que, así como a ellos les llevaron a soportar los suplicios, nos den a nosotros constancia en la fe y amor en las adversidades. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Súmpsimus, Dómine, divína sacraménta, sanctórum mártyrum tuórum victóriam recoléntes: quaesumus, ut, quae ipsis ad perferénda supplícia contulérunt, ea nobis inter advérsa praebeant fídei caritatísque constántiam. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 4 de junio
1. En Sabaria, lugar de Panonia, hoy Hungría, pasión de san Quirino, obispo de Siscia y mártir, que bajo el emperador Galerio, por la fe en Cristo, fue arrojado a un río con una rueda de molino atada al cuello. (308)
2. En Constantinopla, actual Estambul, en Turquía, san Metrófano, obispo de Bizancio, que consagró al Señor la Nueva Roma. (325)
3. En Milevi, lugar de Numidia, actualmente Argelia, conmemoración de san Optato, obispo, que en sus escritos trató sobre la universalidad de la Iglesia, la necesidad de la íntima unidad de los cristianos y los errores de los donatistas. (s. IV)
4*. En Cornualles, en la actual Inglaterra, san Petroco de Gales, abad. (594)
5*. En Servigliano, en el Piceno, actualmente región de Las Marcas, en Italia, san Gualtero, abad del monasterio de este lugar. (1250)
6*. En la región también italiana de Cerdeña, santos Nicolás y Trano, eremitas. (s. XII)
7*. En Sassari, igualmente en Cerdeña, beato Pacífico Ramati, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que predicó en defensa de los cristianos y murió en el Señor. (1482)
8. En Agnone, en la región italiana de los Abruzos, san Francisco Caracciolo, presbítero, fundador de la Orden de Clérigos Regulares Menores, que amó de modo admirable a Dios y al próximo. (1608)
9*. En Lecce, población de Apulia, de nuevo en Italia, san Felipe Smaldone, presbítero, que se dedicó a atender a los sordos y ciegos indigentes, y para instruirlos humana y cristianamente fundó el Instituto de Hermanas Salesianas de los Sagrados Corazones. (1923) (Canonizado 15-octubre-2006).
10*. Cerca de la ciudad de Munich, en la región de Baviera, en Alemania, beatos Antonio Zawistowski, presbítero, y Estanislao Starowieyski, mártires, los cuales, detenidos en el campo de concentración de Dachau en tiempo de guerra, murieron por Cristo después de atroces torturas. (1942)
- Beato Francesco Pianzola (1881- Mortara 1943). Sacerdote diocesano. Fundador de los Padres Oblatos diocesanos de la Inmaculada y de las Hermanas Misioneras de la Inmaculada Regina della Pace; incansable predicador del Evangelio y apasionado educador de la juventud.
- Beata Margherita Lucía Szewczyk (1828- Nieszawa, Polonia 1905). Fundadora de la Congregación de las Hija de la Bienaventurada Virgen María de los Dolores, dedicada a la contemplación y a la atención de los más necesitados.
- Beato José María Gran Cirera, sacerdote Misionero del Sagrado Corazón, y compañeros* (1980-1991), mártires, en Guatemala, asesinados durante la guerra civil por odio a la fe,
* Faustino Villanueva, Juan Alonso, también sacerdotes Misioneros del Sagrado Corazón; Domingo del Barrio Batz, Tomás Ramírez, Nicolás Castro, Reyes Us Hernández, Juan Barrera, Rosalío Benito y Miguel Tiu Imul, laicos.

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