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miércoles, 6 de abril de 2022

Miércoles 11 mayo 2022, Miércoles de la IV semana de Pascua, feria.

SOBRE LITURGIA

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL "PASTORES GREGIS"
DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

Una esperanza fundada en Cristo


3. En efecto, cada Obispo tiene el cometido de anunciar al mundo la esperanza, partiendo de la predicación del Evangelio de Jesucristo: la esperanza «no solamente en lo que se refiere a las realidades penúltimas sino también, y sobre todo, la esperanza escatológica, la que espera la riqueza de la gloria de Dios (cf. Ef 1, 18) que supera todo lo que jamás ha entrado en el corazón del hombre (cf. 1 Co 2, 9) y en modo alguno es comparable a los sufrimientos del tiempo presente (cf. Rm 8, 18)» [6]. La perspectiva de la esperanza teologal, junto con la de la fe y la caridad, ha de moldear por completo el ministerio pastoral del Obispo.

A él corresponde, en particular, la tarea de ser profeta, testigo y servidor de la esperanza.

Tiene el deber de infundir confianza y proclamar ante todos las razones de la esperanza cristiana (cf. 1 P 3, 15). El Obispo es profeta, testigo y servidor de dicha esperanza sobre todo donde más fuerte es la presión de una cultura inmanentista, que margina toda apertura a la trascendencia. Donde falta la esperanza, la fe misma es cuestionada. Incluso el amor se debilita cuando la esperanza se apaga. Ésta, en efecto, es un valioso sustento para la fe y un incentivo eficaz para la caridad, especialmente en tiempos de creciente incredulidad e indiferencia. La esperanza toma su fuerza de la certeza de la voluntad salvadora universal de Dios (cf. 1 Tm 2, 3) y de la presencia constante del Señor Jesús, el Emmanuel, siempre con nosotros hasta al final del mundo (cf. Mt 28, 20).

Sólo con la luz y el consuelo que provienen del Evangelio consigue un Obispo mantener viva la propia esperanza (cf. Rm 15, 4) y alimentarla en quienes han sido confiados a sus cuidados de pastor. Por tanto, ha de imitar a la Virgen María, Mater spei, la cual creyó que las palabras del Señor se cumplirían (cf. Lc 1, 45). Basándose en la Palabra de Dios y aferrándose con fuerza a la esperanza, que es como ancla segura y firme que penetra en el cielo (cf. Hb 6, 18-20), el Obispo es en su Iglesia como centinela atento, profeta audaz, testigo creíble y fiel servidor de Cristo, «esperanza de la gloria» (cf. Col 1, 27), gracias al cual «no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas» (Ap 21, 4).

La Esperanza, cuando fracasan las esperanzas

4. Todos recordarán que las sesiones del Sínodo de los Obispos se desarrollaron durante días muy dramáticos. En los Padres sinodales estaba aún muy vivo el eco de los terribles acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, que causaron innumerables víctimas inocentes e hicieron surgir en el mundo graves e inusitadas situaciones de incertidumbre y de temor por la civilización humana misma y la pacífica convivencia entre las naciones. Se perfilaban nuevos horizontes de guerra y muerte que, sumándose a las situaciones de conflicto ya existentes, manifestaban en toda su urgencia la necesidad de invocar al Príncipe de la Paz para que los corazones de los hombres volvieran a estar disponibles para la reconciliación, la solidaridad y la paz [7].

Junto con la plegaria, la Asamblea sinodal hizo oír su voz para condenar toda forma de violencia e indicar en el pecado del hombre sus últimas raíces. Ante el fracaso de las esperanzas humanas que, basándose en ideologías materialistas, inmanentistas y economicistas, pretenden medir todo en términos de eficiencia y relaciones de fuerza o de mercado, los Padres sinodales reafirmaron la convicción de que sólo la luz del Resucitado y el impulso del Espíritu Santo ayudan al hombre a poner sus propias expectativas en la esperanza que no defrauda. Por eso proclamaron: «no podemos dejarnos intimidar por las diversas formas de negación del Dios vivo que, con mayor o menor autosuficiencia, buscan minar la esperanza cristiana, parodiarla o ridiculizarla. Lo confesamos en el gozo del Espíritu: Cristo ha resucitado verdaderamente. En su humanidad glorificada ha abierto el horizonte de la vida eterna para todos los hombres que aceptan convertirse» [8].

La certeza de esta profesión de fe ha de ser capaz de hacer cada día más firme la esperanza de un Obispo, llevándole a confiar en que la bondad misericordiosa de Dios nunca dejará de abrir caminos de salvación y de ofrecerlos a la libertad de cada hombre. La esperanza le anima a discernir, en el contexto donde ejerce su ministerio, los signos de vida capaces de derrotar los gérmenes nocivos y mortales. La esperanza le anima también a transformar incluso los conflictos en ocasiones de crecimiento, proponiendo la perspectiva de la reconciliación. En fin, la esperanza en Jesús, el Buen Pastor, es la que llena su corazón de compasión impulsándolo a acercarse al dolor de cada hombre y mujer que sufre, para aliviar sus llagas, confiando siempre en que podrá encontrar la oveja extraviada. De este modo el Obispo será cada vez más claramente signo de Cristo, Pastor y Esposo de la Iglesia. Actuando como padre, hermano y amigo de todos, estará al lado de cada uno como imagen viva de Cristo, nuestra esperanza, en el que se realizan todas las promesas de Dios y se cumplen todas las esperanzas de la creación [9].

[6] Propositio 3.
[7] Cf. Oración al final de la audiencia general (12 septiembre 2001): L'Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (14 septiembre 2001), p. 12.
[8] Sínodo de los Obispos, X Asamblea General Ordinaria, Mensaje (25 octubre 2001), 8: L'Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (2 noviembre 2001), p. 9; cf. Pablo VI, Carta ap. Octogesima adveniens (14 mayo 1971), 41: AAS 63 (1971), 429-430.
[9] Cf. Propositio 6.

CALENDARIO

11 MIÉRCOLES DE LA IV SEMANA DE PASCUA, feria

Misa
de feria (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Pasc.
LECC.: vol. II.
- Hch 12, 24 — 13, 5a.
Apartadme a Bernabé y a Saulo.
- Sal 66. R. Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
- Jn 12, 44-50. Yo he venido al mundo como luz.

Liturgia de las Horas: oficio de feria.

Martirologio: elogs. del 12 de mayo, pág. 305.
CALENDARIOS: Lleida-ciudad: San Anastasio, mártir (S). Lleida-diócesis: (MO).
Huesca: Santos Orencio y Paciencia, padres de san Lorenzo (MO).
Benedictinos, O. Cist. y OCSO: Santos Odón, Máyolo, Odilón, Hugo y beato Pedro El Venerable, abades de Cluny (MO).
Dominicos: San Juan de Ávila, presbítero y doctor de la Iglesia (MO).
Hijos de la Sagrada Familia: Beato Santiago Puig Mirosa, presbítero y mártir (MO).
Trinitarios: Beato Domingo Iturrate, presbítero (MO). Bilbao y Cuenca: (ML).
Calahorra y La Calzada-Logroño: Santos Nereo, Aquiles y Pancracio, mártires (ML).
OFM Cap.: San Ignacio de Láconi, religioso (ML).
Servitas: Beato Juan Benincasa, religioso (ML).
Granada: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Francisco Javier Martínez Fernández, arzobispo (1985).
Jaén: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Sebastián Chico Martínez, obispo (2019).
Málaga: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Jesús Esteban Catalá Ibáñez, obispo (1996).
Orihuela-Alicante: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Jesús Murgui Soriano, obispo (1996).

TEXTOS MISA

Miércoles de la IV semana de Pascua.

Antífona de entrada Cf. Sal 17, 50; 21, 23
Te daré gracias ante las naciones, Señor; contaré tu fama a mis hermanos. Aleluya.
Confitébor tibi in pópulis, Dómine, et narrábo nomen tuum frátribus meis, allelúia.

Oración colecta
Oh, Dios, vida de los fieles, gloria de los humildes y felicidad de los justos, escucha con bondad nuestras súplicas, para que se vean siempre colmados de tus dones los que tienen sed de las promesas de tu generosidad. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, vita fidélium, glória humílium, beatitúdo iustórum, ad preces súpplicum benígnus inténde, ut, qui promíssa tuae sítiunt largitátis, de tua semper abundántia repleántur. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Miércoles de la IV semana de Pascua (Lec. II).

PRIMERA LECTURA Hch 12, 24-13, 5
Apartadme a Bernabé y a Saulo

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días, la palabra de Dios iba creciendo y se multiplicaba. Cuando cumplieron su servicio, Bernabé y Saulo se volvieron de Jerusalén, llevándose con ellos a Juan, por sobrenombre Marcos.
En la Iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, llamado Níger; Lucio, el de Cirene; Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo.
Un día que estaban celebrando el culto al Señor y ayunaban, dijo el Espíritu Santo:
«Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado».
Entonces, después de ayunar y orar, les impusieron las manos y los enviaron. Con esta misión del Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí zarparon para Chipre.
Llegados a Salamina, anunciaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8 (R.: 4)
R.
 
Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Confiteántur tibi pópuli, Deus, confiteántur tibi pópuli omnes.

V. El Señor tenga piedad nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
R. Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Confiteántur tibi pópuli, Deus, confiteántur tibi pópuli omnes.

V. Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
y gobiernas las naciones de la tierra.
R. Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Confiteántur tibi pópuli, Deus, confiteántur tibi pópuli omnes.

V. Oh, Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
todos los confines de la tierra.
R. Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Confiteántur tibi pópuli, Deus, confiteántur tibi pópuli omnes.

Aleluya Cf. Jn 8, 12b
R.
 Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo soy la luz del mundo –dice el Señor–; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R.
Ego sum lux mundi, dicit Dóminus; qui séquitur me, habébit lumen vitae.

EVANGELIO Jn 12, 44-50
Yo he venido al mundo como luz
 
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús gritó diciendo:
«El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado.
Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Agustín, In Ioannem tract., 54. 
El manifiesta de una manera clara, que ha encontrado a todo el mundo en las tinieblas; mas a fin de que no permanezca en las tinieblas, en que lo encontró, debe creer en la luz que vino al mundo. En otro lugar había dicho a sus discípulos ( Mt 5, 14): "Vosotros sois la luz del mundo". Pero no les había dicho: vosotros, luz, vinisteis al mundo, para que todo el que crea en vosotros no permanezca en las tinieblas. Todos los santos son luces, pero con su fe (creyendo) son iluminados por Aquel de quien si alguno se apartase caerá en las tinieblas.

Oración de los fieles
Invoquemos a Dios Padre, que por la resurrección de su Hijo de entre los muertos nos ha abierto el camino de la vida eterna.
- Por los pastores de la Iglesia, para que sean iluminados y confortados en su servicio. Roguemos al Señor.
- Por los jóvenes, para que aumenten entre ellos los llamados a una entrega más radical al servicio de Cristo y de los hombres de hoy. Roguemos al Señor.
- Por los gobernantes, para que busquen siempre el bien de los pueblos y de los hombres, a pesar de las dificultades. Roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, para que sigamos dócilmente a Jesucristo, luz del mundo. Roguemos al Señor.
Ten piedad, Señor, de todos los hombres, redimidos con la sangre de Cristo, y derrama sobre nosotros los dones de tu Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Oh, Dios, que nos haces partícipes de tu única y suprema divinidad por el admirable intercambio de este sacrificio, concédenos alcanzar en una vida santa la realidad que hemos conocido en ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Deus, qui nos, per huius sacrifícii veneránda commércia, uníus summaeque divinitátis partícipes effecísti, praesta, quaesumus, ut, sicut tuam cognóvimus veritátem, sic eam dignis móribus assequámur. Per Christum.

PREFACIO PASCUAL IV
LA RESTAURACIÓN DEL UNIVERSO POR EL MISTERIO PASCUAL
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque, demolida nuestra antigua miseria, fue reconstruido cuanto estaba derrumbado y renovada en plenitud nuestra vida en Cristo.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria diciendo sin cesar:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre: Te quidem, Dómine, omni témpore confitéri, sed in hoc potíssimum gloriósius praedicáre, cum Pascha nostrum immolátus est Christus.
Quia, vetustáte destrúcta, renovántur univérsa deiécta, et vitae nobis in Christo reparátur intégritas.
Quaprópter, profúsis paschálibus gáudiis, totus in orbe terrárum mundus exsúltat. Sed et supérnae virtútes atque angélicae potestátes hymnum glóriae tuae cóncinunt, sine fine dicéntes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA I o CANON ROMANO.

Antífona de la comunión Cfr Jn 15, 16.19

Dice el Señor: «Yo os he escogido sacándoos del mundo y os he destinado para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca». Aleluya.
Dicit Dóminus: Ego elégi vos de mundo et pósui vos ut eátis, et fructum afferátis, et fructus vester máneat, allelúia.

Oración después de la comunión
Asiste, Señor, a tu pueblo y haz que pasemos del antiguo pecado a la vida nueva los que hemos sido alimentados con los sacramentos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Pópulo tuo, quaesumus, Dómine, adésto propítius, et, quem mystériis caeléstibus imbuísti, fac ad novitátem vitae de vetustáte transíre. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 12 de mayo
Santos Nereo y Aquileo, mártires, los cuales, según refiere el papa san Dámaso, eran dos jóvenes que se habían enrolado como soldados y que, coaccionados por el miedo, estaban dispuestos a obedecer las órdenes impías del magistrado. Sin embargo, después de convertirse al Dios verdadero, abandonaron el servicio y, arrojando sus escudos, armas y uniformes, aceptaron el sacrificio contentos de su triunfo como confesores de Cristo. Sus cuerpos fueron sepultados en este día en el cementerio de Domitila, situado en la vía Ardeatina de Roma. (s. III ex.)
San Pancracio, mártir, que, según la tradición, murió también en Roma en plena adolescencia por su fe en Cristo, y fue sepultado en la segunda milla de la vía Aurelia. El papa san Símaco levantó una célebre basílica sobre su sepulcro y el papa san Gregorio Magno convocó a menudo al pueblo en torno al mismo sepulcro, para que allí recibiera el testimonio del verdadero amor cristiano. En este día se conmemora la sepultura de este mártir romano. (s. IV in.)
3. En Galatz, en Mesia, actual Rumanía, san Cirilo, mártir, que fue martirizado junto con seis compañeros. (c. s. III)
4. En Salamina, en Chipre, san Epifanio, obispo, que sobresalió por su vasta erudición y conocimiento de las ciencias sagradas, y fue admirable también por su santidad de vida, por su celosa defensa de la fe católica, por su generosidad para con los pobres y por su poder taumatúrgico. (403)
5. En Agira, lugar de Sicilia, en la actual Italia, san Felipe, presbítero, el cual, oriundo de Tracia, se estableció en esta ciudad. (s. V)
6. En Tréveris, en el territorio de Renania, en Austrasia, actual Alemania, san Modoaldo, obispo, que fundó y ornamentó varias iglesias y monasterios, y constituyó también diversas agrupaciones de vírgenes. Fue sepultado junto a su hermana Severa. (c. 647)
7*. En el monasterio de Marchiennes, en la región de Cambray, en Francia, santa Rictrudis, abadesa, que, después de la violenta muerte de su esposo Adalbaldo, tomó el velo religioso por consejo de san Amando, y gobernó con gran acierto a sus monjas en el citado monasterio. (c. 688)
8. En Constantinopla, actual Estambul, en Turquía, san Germán, obispo, el cual, insigne por su doctrina y virtudes, refutó con gran persuasión el edicto contra las imágenes sagradas promulgado por el emperador León el Isáurico. (733)
9. En la región de Castilla, en España, en la localidad posteriormente designada con su nombre, santo Domingo de la Calzada, presbítero, que construyó puentes y caminos empedrados para uso de los peregrinos jacobeos y, movido por su inmensa piedad, edificó también un hospital de peregrinos, provisto de salas destinadas a socorrerlos. (1060/1109)
10*. En Bolonia, en la región italiana de Emilia-Romaña, beata Imelda Lambertini, virgen, aceptada desde muy pequeña como monja en la Orden de Predicadores, donde, siendo aún joven, después de haber recibido de modo admirable la Eucaristía, entregó de inmediato su espíritu. (1333)
11*. En Aveiro, en Portugal, beata Juana, virgen, hija del rey Alfonso V, que renunció a contraer matrimonio en varias ocasiones y prefirió servir en la Orden de Predicadores e ingresar en el monasterio de Aveiro. Se convirtió, así, en refugio de pobres, huérfanos y viudas. (1490)
- En Roma, beato Álvaro del Portillo (1914-1994) obispo, Prelado del Opus Dei.

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