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sábado, 2 de abril de 2022

Sábado 7 mayo 2022, Sábado de la III semana de Pascua.

SOBRE LITURGIA

PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL

Patio de San Dámaso. Miércoles, 16 de junio de 2021

Catequesis 38. La oración pascual de Jesús por nosotros

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En esta serie de catequesis hemos recordado en varias ocasiones cómo la oración es una de las características más evidentes de la vida de Jesús: Jesús rezaba, y rezaba mucho. Durante su misión, Jesús se sumerge en ella, porque el diálogo con el Padre es el núcleo incandescente de toda su existencia.

Los Evangelios testimonian cómo la oración de Jesús se hizo todavía más intensa y frecuente en la hora de su pasión y muerte. Estos sucesos culminantes de su vida constituyen el núcleo central de la predicación cristiana: esas últimas horas vividas por Jesús en Jerusalén son el corazón del Evangelio no solo porque a esta narración los evangelistas reservan, en proporción, un espacio mayor, sino también porque el evento de la muerte y resurrección —como un rayo— arroja luz sobre todo el resto de la historia de Jesús. Él no fue un filántropo que se hizo cargo de los sufrimientos y de las enfermedades humanas: fue y es mucho más. En Él no hay solamente bondad: hay algo más, está la salvación, y no una salvación episódica – la que me salva de una enfermedad o de un momento de desánimo – sino la salvación total, la mesiánica, la que hace esperar en la victoria definitiva de la vida sobre la muerte.

En los días de su última Pascua, encontramos por tanto a Jesús, plenamente inmerso en la oración.

Él reza de forma dramática en el huerto del Getsemaní —lo hemos escuchado—, asaltado por una angustia mortal. Sin embargo, Jesús, precisamente en ese momento, se dirige a Dios llamándolo “Abbà”, Papá (cfr. Mc 14,36). Esta palabra aramea —que era la lengua de Jesús— expresa intimidad, expresa confianza. Precisamente cuando siente la oscuridad que lo rodea, Jesús la atraviesa con esa pequeña palabra: Abbà, Papá.

Jesús reza también en la cruz, envuelto en tinieblas por el silencio de Dios. Y sin embargo en sus labios surge una vez más la palabra “Padre”. Es la oración más audaz, porque en la cruz Jesús es el intercesor absoluto: reza por los otros, reza por todos, también por aquellos que lo condenan, sin que nadie, excepto un pobre malhechor, se ponga de su lado. Todos estaban contra Él o indiferentes, solamente ese malhechor reconoce el poder. «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34). En medio del drama, en el dolor atroz del alma y del cuerpo, Jesús reza con las palabras de los salmos; con los pobres del mundo, especialmente con los olvidados por todos, pronuncia las palabras trágicas del salmo 22: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (v. 2): Él sentía el abandono y rezaba. En la cruz se cumple el don del Padre, que ofrece el amor, es decir se cumple nuestra salvación. Y también, una vez, lo llama “Dios mío”, “Padre, en tus manos pongo mi espíritu”: es decir, todo, todo es oración, en las tres horas de la Cruz.

Por tanto, Jesús reza en las horas decisivas de la pasión y de la muerte. Y con la resurrección el Padre responderá a la oración. La oración de Jesús es intensa, la oración de Jesús es única y se convierte también en el modelo de nuestra oración. Jesús ha rezado por todos, ha rezado también por mí, por cada uno de vosotros. Cada uno de nosotros puede decir: “Jesús, en la cruz, ha rezado por mí”. Ha rezado. Jesús puede decir a cada uno de nosotros: “He rezado por ti, en la Última Cena y en el madero de la Cruz”. Incluso en el más doloroso de nuestros sufrimientos, nunca estamos solos. La oración de Jesús está con nosotros. “Y ahora, padre, aquí, nosotros que estamos escuchando esto, ¿Jesús reza por nosotros?”. Sí, sigue rezando para que Su palabra nos ayude a ir adelante. Pero rezar y recordar que Él reza por nosotros.

Y esto me parece lo más bonito para recordar. Esta es la última catequesis de este ciclo sobre la oración: recordar la gracia de que nosotros no solamente rezamos, sino que, por así decir, hemos sido “rezados”, ya somos acogidos en el diálogo de Jesús con el Padre, en la comunión del Espíritu Santo. Jesús reza por mí: cada uno de nosotros puede poner esto en el corazón, no hay que olvidarlo. También en los peores momentos. Somos ya acogidos en el diálogo de Jesús con el Padre en la comunión del Espíritu Santo. Hemos sido queridos en Cristo Jesús, y también en la hora de la pasión, muerte y resurrección todo ha sido ofrecido por nosotros. Y entonces, con la oración y con la vida, no nos queda más que tener valentía, esperanza y con esta valentía y esperanza sentir fuerte la oración de Jesús e ir adelante: que nuestra vida sea un dar gloria a Dios conscientes de que Él reza por mí al Padre, que Jesús reza por mí.

CALENDARIO

7 SÁBADO. Hasta la Hora Nona:
SÁBADO DE LA III SEMANA DE PASCUA

Misa
de sábado (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Pasc.
LECC.: vol. II.
- Hch 9, 31-42.
Se iba construyendo la Iglesia, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo.
- Sal 115. R. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
- Jn 6, 60-69. ¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna.

Liturgia de las Horas: oficio de sábado.

Martirologio: elogs. del 8 de mayo, pág. 298.
CALENDARIOS: Coria-Cáceres, ciudad de Coria: Nuestra Señora de Argame (S). Coria-Cáceres, diócesis: (F).
Capuchinas de la Madre del Divino Pastor y Terciarias del Rebaño de María: Madre del Divino Pastor (S). OFM Cap.: (F). Hijos de la Sagrada Familia: (MO). Sevilla y Asidonia-Jerez: (ML).
Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor: Virgen María, Madre del Buen Pastor (S).
Orihuela-Alicante, Segorbe-Castellón y Tortosa (territorio de la Comunidad Valenciana): Nuestra Señora de los Desamparados (F).
Segorbe-Castellón, Castellón-ciudad: Nuestra Señora del Lledó (F).
Trinitarios: Traslado de las reliquias de san Juan de Mata (MO).
Dominicos: Beato Alberto de Bérgamo (ML).
Orden Premonstratense: Traslación de san Norberto, obispo (ML).
León: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Luis Ángel de las Heras Berzal, obispo (2016).

7 SÁBADO. Después de la Hora Nona:
CUARTA SEMANA DE PASCUA
Cuarta semana del Salterio
Misa
vespertina del IV Domingo de Pascua (blanco).
Liturgia de las Horas: I Vísp. del oficio dominical. Comp. Dom. I.

TEXTOS MISA

Sábado de la III Semana de Pascua.

Antífona de entrada Col 2, 12
Por el bautismo, fuisteis sepultados con Cristo, y habéis resucitados con él por la fe en la fuerza de Dios, que lo resucitó de entre los muertos. Aleluya.
Consepúlti estis Christo in baptísmo, in quo et resurrexístis per fidem operatiónis Dei, qui suscitávit illum a mórtuis, allelúia.

Oración colecta
Oh, Dios, que has renovado en la fuente bautismal a los que creen en ti, guarda a los renacidos en Cristo, para que, vencida toda clase de engaños, conserven fielmente tu gracia santificadora. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui credéntes in te fonte baptísmatis innovásti, hanc renátis in Christo concéde custódiam, ut, omni erróris incúrsu devícto, grátiam tuae benedictiónis fidéliter servent. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Sábado de la III semana de Pascua (Lec. II).

PRIMERA LECTURA Hch 9, 31-42
Se iba construyendo la Iglesia, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba construyendo y progresaba en el temor del Señor, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo. Pedro, que estaba recorriendo el país, bajó también a ver a los santos que residían en Lida. Encontró allí a un cierto Eneas, un paralítico que desde hacía ocho años no se levantaba de la camilla.
Pedro le dijo:
«Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate y arregla tu lecho». 
Se levantó inmediatamente. Lo vieron todos los vecinos de Lida y de Sarón, y se convirtieron al Señor. 
Había en Jafa una discípula llamada Tabita, que significa Gacela. Tabita hacía infinidad de obras buenas y de limosnas. Por entonces cayó enferma y murió. La lavaron y la pusieron en la sala de arriba.
Como Lida está cerca de Jafa, al enterarse los discípulos de que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres a rogarle:
«No tardes en venir a nosotros».
Pedro se levantó y se fue con ellos. Al llegar, lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron todas las viudas, mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que hacía Gacela mientras estuvo con ellas. Pedro, mandando salir fuera a todos, se arrodilló, se puso a rezar y, volviéndose hacia el cuerpo, dijo:
«Tabita, levántate».
Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. Él, dándole la mano, la levantó y, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.
Esto se supo por todo Jafa, y muchos creyeron en el Señor.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 115, 12-13. 14-15. 16-17 (R.: 12)
R. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Quid retríbuam Dómino pro ómnibus quae retríbuit mihi?
O bien: Aleluya.

V. ¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor.
R. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Quid retríbuam Dómino pro ómnibus quae retríbuit mihi?

V. Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
R. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Quid retríbuam Dómino pro ómnibus quae retríbuit mihi?

V. Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor.
R. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Quid retríbuam Dómino pro ómnibus quae retríbuit mihi?

Aleluya Cf. Jn 6, 63c. 68C
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna. R.
Verba tua, Dómine, spíritus et vita sunt; verba vitae aetérnae habes.

EVANGELIO Jn 6, 60-69
¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna
 Lectura del santo Evangelio según san Juan.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús dijeron:
«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?».
Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen».
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.
Y dijo:
«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede».
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
«¿También vosotros queréis marcharos?».
Simón Pedro le contestó:
«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Del Papa Francisco, Ángelus 23-agosto-2015
El problema de fondo no es ir y abandonar la obra emprendida, sino a quién ir. De esa pregunta de Pedro, nosotros comprendemos que la fidelidad a Dios es una cuestión de fidelidad a una persona, a la cual nos adherimos para recorrer juntos un mismo camino. Y esta persona es Jesús. Todo lo que tenemos en el mundo no sacia nuestra hambre de infinito. ¡Tenemos necesidad de Jesús, de estar con Él, de alimentarnos en su mesa, con sus palabras de vida eterna! Creer en Jesús significa hacer de Él el centro, el sentido de nuestra vida. Cristo no es un elemento accesorio: es el «pan vivo», el alimento indispensable. Adherirse a Él, en una verdadera relación de fe y de amor, no significa estar encadenados, sino ser profundamente libres, siempre en camino.

Oración de los fieles
Por Jesucristo hemos renacido a una vida nueva. Por eso nos atrevemos a presentar al Padre nuestras oraciones.
- Por la Iglesia, para que goce de paz en todo el mundo y por la fuerza del Espíritu se multipliquen sus hijos. Roguemos al Señor.
- Por los enfermos y por todos los que sufren, para que tengan fe en la acción sanadora de Jesús y en la caridad de los hermanos. Roguemos al Señor.
- Por los que dudan y vacilan en su fe, para que experimenten que Jesús, el Señor, tiene realmente palabras de vida eterna. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, para que mantengamos firme la fe en Cristo que da plenitud a nuestras vidas. Roguemos al Señor.
Acoge benigno, Padre santo, nuestras súplicas y haz que seamos discípulos fieles de tu Hijo, a pesar de todas las dificultades. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Acoge, Señor, en tu bondad las ofrendas de tu familia, para que, bajo tu protección, no pierda los dones ya recibidos y alcance los eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oblatiónes famíliae tuae, quaesumus, Dómine, súscipe miserátus, ut, sub tuae protectiónis auxílio, et colláta non perdant, et ad aetérna dona pervéniant. Per Christum.


Antífona de comunión Jn 17, 20-21
Padre, por ellos ruego, para que todos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado, dice el Señor. Aleluya.
Pater, pro eis rogo, ut ipsi in nobis unum sint, ut credat mundus quia tu me misísti, dicit Dóminus, allelúia.

Oración después de la comunión
Guarda, Señor, con tu amor constante a los que has salvado, para que los redimidos por la pasión de tu Hijo se alegren con su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Contínua, quaesumus, Dómine, quos salvásti pietáte custódi, ut, qui Fílii tui passióne sunt redémpti, eius resurrectióne laeténtur. Qui vivit et regnat in saecula saeculórum.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 8 de mayo
1. En Milán, en la región italiana de Liguria, conmemoración de san Víctor, mártir, el cual, originario de Mauritania, era soldado del ejército imperial, y al imponer el emperador Maximiano la obligación de sacrificar a los ídolos, depuso sus armas, por lo que le llevaron a la ciudad de Lodi, donde fue decapitado. (c. 304)
2. En Bizancio, actual Estambul, en Turquía, san Acacio, soldado y mártir. (s. IV)
3. En Auxerre, en la Galia Lugdunense, hoy Francia, san Heladio, obispo. (s. IV)
4. Cerca del monte Scete, en Egipto, san Arsenio, que, según la tradición, fue diácono de la Iglesia de Roma, y en tiempo del emperador Teodosio se retiró a la vida de soledad, donde, lleno de todas las virtudes, rindió su espíritu a Dios. (s. IV/V)
5*. En el territorio de Châlons, en la Galia, actualmente Francia, san Gibriano, presbítero, quien, originario de Irlanda, recorrió la Galia como peregrino por amor a Cristo. (c. 515)
6*. En Bourges, población de Aquitania, de nuevo en la actual Francia, san Desiderato, obispo, que habiendo desempeñado con anterioridad el cargo de canciller en la corte, como obispo dotó a su Iglesia con reliquias de mártires. (550)
7. En Saujon, en la región de Saintes, también en Aquitania, san Martín, presbítero y abad. (s. VI) 
8. En Roma, junto a la basílica de San Pedro, san Bonifacio IV, papa, que obtuvo del emperador Focas el templo del Panteón, el cual transformó en iglesia dedicada a la santísima Virgen y a todos los mártires, y fomentó mucho la disciplina monástica. (615)
9. También en Roma, igualmente junto a San Pedro, san Benedicto II, papa, el cual, de espíritu humilde, manso y paciente, se distinguió por su amor a la pobreza y fue insigne también por sus limosnas. (685)
10*. En Verona, en la región de Venecia, actualmente en Italia, san Metrón, ermitaño, de quien se dice que llevó una vida áspera y penitente. (c. s. VIII)
11. En Roermond, junto al río Mosa, en el territorio de Brabante, de Austrasia, hoy Holanda, san Wiro, que, según la tradición, se dedicó a evangelizar dicho territorio junto con sus compañeros Plechelmo y Odgero. (c. 700)
12*. En Saludecio, en la actual región italiana de Emilia-Romaña, beato Amato Ronconi, que se distinguió por su dedicación a la hospitalidad y a la atención espiritual de los peregrinos. (s. XIII ex.)
13*. En el monasterio de Santa María della Serra, en el Piceno, hoy región de Las Mascas, también en Italia, beato Ángel de Massaccio, presbítero de la Orden Camaldulense y mártir, que fue un incansable defensor de la observancia del precepto dominical. (c. 1458)
14*. En Randazzo, lugar de Sicilia, de nuevo en Italia, beato Luis Rabatá, presbítero de la Orden del Carmen, fidelísimo en su observancia de la Regla y resplandeciente en su amor a los enemigos. (1490)
15*. En Quebec, en el dominio de Canadá, beata María Catalina de san Agustín (Catalina Symon de Longprey), virgen, religiosa de las Hermanas Hospitalarias de la Misericordia de la Orden de San Agustín, que, hasta su muerte, vivió dedicada al cuidado de los enfermos, distinguiéndose por el consuelo que les proporcionaba y la esperanza que les infundía. (1668)
16*. En el lugar llamado Hegne, en la región de Baden, en Alemania, beata Ulrica (Francisca) Nisch, virgen, religiosa de la Congregación de Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz, quien, como infatigable sierva del Señor, vivió siempre entregada a los trabajos más humildes, principalmente en la labor de ayudante de cocinera. (1913)
17*. En el campo de concentración de Auschwitz, cerca de Cracovia, en Polonia, beato Antonio Bajewski, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, que alcanzó la gloria del Señor en tiempo de guerra, terriblemente quebrantado por los tormentos sufridos en dicha cárcel a causa de su fe. (1941)
- Beata María Teresa Demjanovich (1901- New Jersey 1927). Religiosa de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Isabel.
- Beata Clara Fey (1815- Simpelveld, Holanda 1894). Fundadora de la Congregación de las Hermanas del Niño Jesús Pobre.
- Beato Pierre Claverie, de la Orden de los Hermanos Predicadores, obispo de Oran, y 18 compañeros* (1994-2002) religiosos y religiosas; asesinado, por odio a la Fe, en Argelia.
* Henri Vergès, religioso de los Hermanos Maristas; Paul-Hélène Saint Raymond, religiosa de las Hermanitas de la Asunción; Caridad Álvarez Martínez y Esther Paniagua Alonso, religiosas de las Hermanas Misioneras Agustinas; Jean Chevillard, Alain Dieulangard, Christian Chessel, Charles Decker, sacerdotes de los Misioneros de África (Padres Blancos); Bibiane Leclerc, Angèle-Marie Littlejohn, religiosas Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de los Apóstoles; Odette Prévost, religiosa de las Hermanitas del Sagrado Corazón; Bruno Lemerchand, Célestin Ringeard, Christian de Chergé, sacerdotes trapenses; Paul Favre-Miville, Luc Dochier, Cristophe Lebretón y Michel Fleury, religiosos trapenses.

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