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miércoles, 13 de abril de 2022

Miércoles 18 mayo 2022, Miércoles de la V semana de Pascua, feria o san Juan I, papa y mártir, memoria libre.

SOBRE LITURGIA

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL "PASTORES GREGIS"
DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

María, Madre de la esperanza y maestra de vida espiritual


14. La presencia maternal de la Virgen María, Mater spei et spes nostra, como la invoca la Iglesia, debe ser también un apoyo para la vida espiritual del Obispo. Ha de sentir, pues, por ella una devoción auténtica y filial, considerándose llamado a hacer suyo el fiat de María, a revivir y actualizar cada día la entrega que hizo Jesús de María al discípulo, al pie de la Cruz, así como la del discípulo amado a María (cf. Jn 19, 26-27). Igualmente, ha de sentirse reflejado en la oración unánime y perseverante de los discípulos y apóstoles del Hijo, con su Madre, cuando esperaban Pentecostés. En este icono de la Iglesia naciente se expresa la unión indisoluble entre María y los sucesores de los apóstoles (cf. Hch 1, 14).

La santa Madre de Dios debe ser, pues, para el Obispo maestra en escuchar y cumplir prontamente la Palabra de Dios, en ser discípulo fiel al único Maestro, en la estabilidad de la fe, en la confiada esperanza y en la ardiente caridad. Como María, «memoria» de la encarnación del Verbo en la primera comunidad cristiana, el Obispo ha de ser custodio y transmisor de la Tradición viva de la Iglesia, en comunión con los demás Obispos, unidos bajo la autoridad del Sucesor de Pedro.

La sólida devoción mariana del Obispo debe estar siempre orientada por la Liturgia, en la cual la Virgen María está particularmente presente en la celebración de los misterios de la salvación y es para toda la Iglesia modelo ejemplar de escucha y de oración, de entrega y de maternidad espiritual. Más aún, el Obispo debe procurar que «con respecto a la piedad mariana del pueblo de Dios, la Liturgia aparezca como 'forma ejemplar', fuente de inspiración, punto de referencia constante y meta última» [64]. Respetando este principio, el Obispo ha de alimentar su piedad mariana personal y comunitaria con los ejercicios piadosos aprobados y recomendados por la Iglesia, especialmente con el rezo de ese compendio del Evangelio que es el Santo Rosario. Además de experto de esta oración, basada en la contemplación de los acontecimientos salvadores de la vida de Cristo, a los que su santa Madre estuvo íntimamente asociada, cada Obispo está invitado también a promoverla diligentemente [65].

Encomendarse a la Palabra

15. La Asamblea del Sínodo de los Obispos indicó algunos medios necesarios para alimentar y hacer progresar la propia vida espiritual [66]. Entre ellos está, en primer lugar, la lectura y meditación de la Palabra de Dios. Todo Obispo debe encomendarse siempre y sentirse encomendado «a Dios y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio y daros la herencia con todos los santificados» (Hch 20, 32). Por tanto, antes de ser transmisor de la Palabra, el Obispo, al igual que sus sacerdotes y los fieles, e incluso como la Iglesia misma [67], tiene que ser oyente de la Palabra. Ha de estar como «dentro de» la Palabra, para dejarse proteger y alimentar como en un regazo materno. Con san Ignacio de Antioquía, el Obispo exclama también: «me he refugiado en el Evangelio, como si en él estuviera corporalmente presente el mismo Cristo» [68]. Así pues, tendrá siempre presente aquella conocida exhortación de san Jerónimo, citada por el Concilio Vaticano II: «Desconocer la Escritura es desconocer a Cristo» [69]. En efecto, no hay primacía de la santidad sin escucha de la Palabra de Dios, que es guía y alimento de la santidad.

Encomendarse a la Palabra de Dios y custodiarla, como la Virgen María que fue Virgo audiens [70], comporta algunas prácticas útiles que la tradición y la experiencia espiritual de la Iglesia han sugerido siempre. Se trata, ante todo, de la lectura personal frecuente y del estudio atento y asiduo de la Sagrada Escritura. El Obispo sería un predicador vano de la Palabra hacia fuera, si antes no la escuchara en su interior [71]. Sería incluso un ministro poco creíble de la esperanza sin el contacto frecuente con la Sagrada Escritura, pues, como exhorta san Pablo, «con la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza» (Rm 15, 4). Así pues, sigue siendo válido lo que escribió Orígenes: «Estas son las dos actividades del Pontífice: o aprender de Dios, leyendo las Escrituras divinas y meditándolas repetidamente, o enseñar al pueblo. En todo caso, que enseñe lo que él mismo ha aprendido de Dios» [72].

El Sínodo recordó la importancia de la lectio y de la meditatio de la Palabra de Dios en la vida de los Pastores y en su ministerio al servicio de la comunidad. Como he escrito en la Carta apostólica Novo millennio ineunte, «es necesario, en particular, que la escucha de la Palabra se convierta en un encuentro vital, en la antigua y siempre válida tradición de la lectio divina, que permite encontrar en el texto bíblico la palabra viva que interpela, orienta y modela la existencia» [73]. En los momentos de la meditación y de la lectio, el corazón que ya ha acogido la Palabra se abre a la contemplación de la obra de Dios y, por consiguiente, a la conversión a Él tanto de pensamiento como de obra, acompañada por la petición suplicante de su perdón y su gracia.

Alimentarse de la Eucaristía

16. Así como el misterio pascual es el centro de la vida y misión del Buen Pastor, la Eucaristía es también el centro de la vida y misión del Obispo, como la de todo sacerdote.

Con la celebración cotidiana de la Santa Misa, el Obispo se ofrece a sí mismo junto con Cristo. Cuando esta celebración se hace en la catedral, o en otras iglesias, especialmente parroquiales, con asistencia y participación activa de los fieles, el Obispo aparece además ante todos tal cual es, es decir, como Sacerdos et Pontifex, ya que actúa en la persona de Cristo y con la fuerza de su Espíritu, y como el hiereus, el sacerdote santo, dedicado a realizar los sagrados misterios del altar, que anuncia y explica con la predicación [74].

El Obispo muestra también su amor a la Eucaristía cuando, durante el día, dedica largos ratos de su tiempo a la adoración ante el Sagrario. Entonces abre su alma al Señor para impregnarse totalmente y configurarse por la caridad derramada en la Cruz por el gran Pastor de las ovejas, que dio su sangre por ellas al entregar la propia vida. A Él eleva también su oración, intercediendo por las ovejas que le han sido confiadas.

[64] Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Directorio sobre la piedad popular y la liturgia. Principios y orientaciones, (17 diciembre 2001), 184.
[65] Cf. Carta ap. Rosarium Virginis Mariae (16 octubre 2002), 43: AAS 95 (2003), 35-36.
[66] Cf. Propositio 8.
[67] Cf. Pablo VI, Exhort. ap. Evangelii nuntiandi (8 diciembre 1975), 59: AAS 68 (1976), 50.
[68] A los Filadelfios, 5: PG 5, 700.
[69] Comm. in Is., Prol.: PL 24, 17; cf. Conc. Ecum. Vat. II, Cost. dogm. Dei Verbum, sobre la divina revelación, 25.
[70] Cf. Pablo VI, Exhort. ap. Marialis cultus (2 febrero 1974), 17: AAS 66 (1974), 128.
[71] Cf. S. Agustín, Sermo 179, 1: PL 38, 966.
[72] Homilías sobre Lev., VI: PG 12, 474 C.
[73] N. 39: AAS 93 (2001), 294.
[74] Cf. Pseudo Dionisio Areopagita, Sobre la jerarquía eclesiástica, III: PG 3, 512; S. Tomás de Aquino, S. Th. II-II, q. 184, a. 5.

CALENDARIO

18 MIÉRCOLES DE LA V SEMANA DE PASCUA, feria o SAN JUAN I, papa y mártir, memoria libre

Misa
de feria (blanco) o de la memoria (rojo).
MISAL: para la feria ants. y oracs. props. / para la memoria 1.ª orac. prop. y el resto del común de mártires (para un mártir en TP) o de pastores (para un papa), o de la feria; Pf. Pasc. o de la memoria.
LECC.: vol. II.
- Hch 15, 1-6.
Se decidió que subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia.
- Sal 121. R. Vamos alegres a la casa del Señor.
- Jn 15, 1-8. El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante.
o bien:
cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de feria o de la memoria.

Martirologio: elogs. del 19 de mayo, pág. 316.
CALENDARIOS: Esclavas del Sagrado Corazón: Santa Rafaela María Porras (S).
Josefinos de Murialdo: San Leonardo Murialdo, presbítero (S). Familia Salesiana: (ML).
Siervas de Jesús de la Caridad: Santa María Josefa del Sagrado Corazón Sancho de Guerra, virgen (S). Bilbao: (MO).
Vitoria: Santa María Josefa del Sagrado Corazón Sancho de Guerra, virgen (ML), o san Juan I, papa (ML).
Barbastro-Monzón y Córdoba: Dedicación de la iglesia-catedral (F).
OFM Cap.: San Félix de Cantalicio, religioso (F). Familia Franciscana y Hermanas de La Cruz: (ML).
Tarragona: San Próspero, obispo (MO).
Orden de San Juan de Jerusalén: Beato Gerardo Mecatti de Villamagna, religioso (MO).
Agustinos: Beato Guillermo de Tolosa, presbítero (ML).
Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei: Beata Guadalupe Ortiz de Landázuri (ML).
Mallorca: Aniversario de la muerte de Mons. Teodoro Úbeda Gramage, obispo (2003).

TEXTOS MISA

Miércoles de la V Semana de Pascua.

Antífona de entrada Cf. Sal 70, 8. 23
Llena estaba mi boca de tu alabanza para poder cantar. Te aclamarán mis labios, Señor. Aleluya.
Repleátur os meum laude tua, ut possim cantáre; gaudébunt lábia mea, dum cantávero tibi, allelúia.

Oración colecta
Oh, Dios, que amas la inocencia y la devuelves a quien la ha perdido, atrae hacia ti los corazones de tus siervos, para que nunca se aparten de la luz de tu verdad los que han sido liberados de las tinieblas del error. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, innocéntiae restitútor et amátor, dírige ad te tuórum corda famulórum, ut, quos de incredulitátis ténebris liberásti, numquam a tuae veritátis luce discédant. Per Dóminum.

En la memoria:
18 de mayo
San Juan I, papa y mártir

Oración colecta propia, y el resto de la feria de Pascua.

Monición de entrada

Hacemos memoria en esta celebración de san Juan I, papa y mártir, que nació en Italia a finales del siglo V. Víctima de la hostilidad y los celos del emperador arriano Teodorico y obligado por él a permanecer en la ciudad de Rávena, murió allí tal día como hoy en el año 526 a causa de los malos tratos recibidos.

Oración colecta
Oh, Dios, recompensa de las almas fieles, que has consagrado este día con el martirio del papa san Juan, escucha las oraciones de tu pueblo y concédenos imitar la constancia en la fe de aquel cuyos méritos veneramos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, fidélium remunerátor animárum, qui hunc diem beáti Ioánnis papae martyrio consecrásti, exáudi preces pópuli tui, et praesta, ut, qui eius mérita venerámur, fídei constántiam imitémur. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Miércoles de la V semana de Pascua (Lec. II).

PRIMERA LECTURA Hch 15, 1-6
Se decidió que subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia. Ellos, pues, enviados por la Iglesia provistos de lo necesario, atravesaron Fenicia y Samaría, contando cómo se convertían los gentiles, con lo que causaron gran alegría a todos los hermanos. Al llegar a Jerusalén, fueron acogidos por la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, se levantaron, diciendo:
«Es necesario circuncidarlos y ordenarles que guarden la ley de Moisés».
Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 121, 1bc-2. 3-4b. 4c-5 (R.: cf. 1bc)
R. 
Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini lætántes íbimus.
O bien: Aleluya.

V. ¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestro pies
tus umbrales, Jerusalén.
R. Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini lætántes íbimus.

V. 
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor.
R. Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini lætántes íbimus.

V. Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.
R. Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini lætántes íbimus.

Aleluya Jn 15, 4a. 5b
R.
 Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Permaneced en mí, y yo en vosotros –dice el Señor–; el que permanece en mí da fruto abundante. R.
Manéte in me, et ego in vobis, dicit Dóminus; qui manet in me fert fructum multum.

EVANGELIO Jn 15, 1-8
El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante
╬ 
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Ángelus 27-diciembre-2017
Cristo resucitado, de hecho, es el Señor y es el único mediador entre Dios y los hombres, no solamente en la hora de nuestra muerte, sino también en cada instante de la vida: sin Él no podemos hacer nada (cf. Jn 15, 5). Por lo tanto, también nosotros (...) podemos rezar así: «Señor, Jesús, te confiamos nuestro espíritu, acógelo», para que nuestra existencia sea realmente una vida buena según el Evangelio.
Jesús es nuestro mediador y nos reconcilia no solamente con el Padre, sino también entre nosotros. Él es la fuente de amor, que nos abre a la comunión con los hermanos, a amarnos entre nosotros, eliminando cada conflicto y resentimiento. Sabemos que los resentimientos son algo feo, hacen tanto daño ¡y nos hacen tanto daño! Y Jesús elimina todo esto y hace que nos amemos. Este es el milagro de Jesús. Pidamos a Jesús, nacido por nosotros, que nos ayude a asumir este doble comportamiento de confianza en el Padre y de amor por el prójimo; es un comportamiento que transforma la vida y la hace más hermosa, más fructuosa.

Oración de los fieles
Presentemos al Padre nuestras súplicas, en nombre del Señor Jesús.
- Para que se acuerde de los que se han consagrado al ministerio pastoral en su Iglesia. Roguemos al Señor.
- Para que conceda espíritu de justicia y de paz a los que gobiernan las naciones. Roguemos al Señor.
- Para que los pobres y los necesitados puedan disfrutar también de los bienes de la tierra. Roguemos al Señor.
- Para que todos nosotros vivamos en comunión con Cristo y con los hermanos. Roguemos al Señor.
Padre santo, acógenos en nombre de Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, y concédenos permanecer unidos a él, y dar fruto abundante de vida. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, alegramos siempre por estos misterios pascuales y que la actualización continua de tu obra redentora sea para nosotros fuente de gozo incesante. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Concéde, quaesumus, Dómine, semper nos per haec mystéria paschália gratulári, ut contínua nostrae reparatiónis operátio perpétuae nobis fiat causa laetítiae. Per Christum.

PREFACIO PASCUAL V
CRISTO, SACERDOTE Y VÍCTIMA
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él, con la inmolación de su cuerpo en la cruz, dio pleno cumplimiento a lo que anunciaban los antiguos sacrificios y, ofreciéndose a sí mismo por nuestra salvación, se manifestó, a la vez, como sacerdote, altar y víctima.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria diciendo sin cesar:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre: Te quidem, Dómine, omni témpore confitéri, sed in hoc potíssimum gloriósius praedicáre, cum Pascha nostrum immolátus est Christus.
Qui, oblatióne córporis sui, antíqua sacrifícia in crucis veritáte perfécit, et, seípsum tibi pro nostra salúte comméndans, idem sacérdos, altáre et agnus exhíbuit.
Quaprópter, profúsis paschálibus gáudiis, totus in orbe terrárum mundus exsúltat. Sed et supérnae virtútes atque angélicae potestátes hymnum glóriae tuae cóncinunt, sine fine dicéntes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA I o CANON ROMANO

Antífona de comunión
Ha resucitado el Señor e ilumina a los que hemos sido redimidos con su sangre. Aleluya.
Surréxit Dóminus et illúxit nobis, quos redémit sánguine suo, allelúia.

Oración después de la comunión
Escucha, Señor, nuestras oraciones para que el santo intercambio de nuestra redención nos sostenga durante la vida presente y nos dé las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Exáudi, Dómine, preces nostras, ut redemptiónis nostrae sacrosáncta commércia et vitae nobis cónferant praeséntis auxílium et gáudia sempitérna concílient. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 19 de mayo
1. En Roma y en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, san Urbano I, papa, que gobernó fielmente la Iglesia Romana durante ocho años, tras el martirio de san Calixto. (230)
2. En la misma ciudad, santos Parteno y Calócero, mártires, que dieron insigne testimonio de Cristo en tiempo del emperador Diocleciano. (304)
3. En Arras, en el territorio de Neustria, actualmente Francia, san Adolfo, obispo a la vez de esta ciudad y de Cambrai. (728)
4. En Cantorbery, en Inglaterra, san Dunstán, obispo, que, como abad de Glastonbury, restauró y propagó la vida monástica. Fue promovido a la sede episcopal de Worcester, luego a la de Londres y, finalmente, a la de Cantorbery, trabajando siempre en todas ellas para promover la concordia de los monjes y de las monjas prescrita en las reglas. (988)
5*. En Florencia, en la región de Toscana, en Italia, beata Humiliana, de la Tercera Orden Regular de San Francisco, que como esposa soportó muy malos tratos con una paciencia y una mansedumbre admirables, y luego, habiendo enviudado, se entregó de lleno a la oración y a las obras de caridad. (1246)
6. En Funone, cerca de Alatri, en la región también italiana del Lacio, muerte de san Pedro Celestino, el cual, después de haber abrazado la vida eremítica en el territorio de los Abruzos, célebre por su fama de santidad y conocido por sus milagros, fue elegido, ya octogenario, Romano Pontífice tomando el nombre de Celestino V, pero antes de que hubiese transcurrido un solo año, renunció al cargo y prefirió retirarse de nuevo a la soledad. (1296)
7. En un castillo cercano a Tréguier, en Bretaña Menor, en Francia, san Ivo, presbítero, que por el amor de Cristo ejerció la justicia sin distinción de personas, fomentó la concordia, defendió las causas de los huérfanos, viudas y pobres, y acogió en su casa a los desfavorecidos. (1303)
8*. En Siena, en la región de Toscana, en Italia, beato Agustín Novelli, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, cultivador de la verdadera humildad y amante de la observancia religiosa. (1310)
9*. En Granada, en la región hispánica de Andalucía, martirio de los beatos Juan Lorenzo de Cetina, presbítero, y Pedro de Dueñas, religioso, ambos de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, que fueron degollados por mano del propio monarca, al haber ido a aquel reino musulmána predicar a Cristo. (1397)
10*. En Suzuta, en Japón, beato Juan de Santo Domingo Martínez, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que por Cristo murió en la cárcel. (1619)
11*. En Londres, en Inglaterra, beato Pedro Wright, presbítero y mártir, que habiendo abrazado la fe de la Iglesia católica e ingresando en la Orden de la Compañía de Jesús, donde fue promovido a las órdenes sagradas, en tiempo de la República padeció el martirio en el patíbulo de Tyburn. (1651)
12. En Fucecchio, lugar de Toscana, san Teófilo de Corte, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que propagó de modo especial las casas de retiro para los frailes, y mostró una gran devoción a la Pasión del Señor y a la Virgen María. (1740)
13. En Roma, san Crispín de Viterbo, religioso de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que mientras recorría los pueblos de las montañas para mendigar limosna, enseñaba los rudimentos de la fe a los campesinos. (1750)
14*. En un barco prisión frente a Rochefort, en Francia, beato Juan Bautista Javier (Juan Luis) Loir, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos y mártir, el cual, casi octogenario, encarcelado durante la Revolución Francesa por ser sacerdote, fue encontrado muerto de rodillas, en actitud de orar. (1794)
15*. En Cartagena de Nueva Granada, en Colombia, beata María Bernarda (Verena) Bütler, virgen, que, de origen suizo, fundó el Instituto de Hermanas Misioneras Franciscanas de María Auxiliadora. (1924)
16*. En el campo de concentración de Dachau, cercano a la ciudad de Munich, en Alemania, beato José Czempiel, presbítero y mártir, el cual, natural de Polonia, en tiempo de guerra pereció en la cámara de gas, asociado al sacrificio de Cristo. (1942)
- Beata Pina Suriano (Partinico, Palermo, Italia 1915-1950). Laica, catequista y miembro de la Acción católica.
- Beato Raphaël-Louis Rafiringa (1856-Fianarantsoa, Madagascar 1919). Nació en Antananarivo (Madagascar). Religioso de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Su incansable actividad misionera en su propia patria fue puesta de relieve durante dos guerras, la de 1883 y la de 1895. Expulsados en esos años de la isla todos los misioneros, supo afrontar con valentía y éxito la difícil situación. Por su notable actividad literaria fue nombrado miembro de la Academia malgache.
- Beata Elzbieta (Róża) Czacka (1876-Laski, Polonia 1961). Religiosa polaca, que fundó las Hermanas Franciscanas Siervas de la Cruz. Ciega después de cumplir 22 años; adaptó la fonética polaca al alfabeto Braille que terminó siendo obligatorio en todas las escuelas para ciegos desde 1934. En 1950 se retiró de su cargo de superiora general de su orden (había ocupado el cargo desde alrededor de 1923) debido al deterioro de su salud.

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