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sábado, 30 de abril de 2022

Sábado 4 junio 2022, Sábado de la VII semana de Pascua.

SOBRE LITURGIA

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL "PASTORES GREGIS"
DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

Solicitud por la familia


52. Los Padres sinodales hablaron muchas veces en favor de la familia, llamada justamente «iglesia doméstica», espacio abierto a la presencia del Señor Jesús, santuario de la vida. Fundada en el sacramento del Matrimonio, es una comunidad de primordial importancia, pues en ella tanto los esposos como sus hijos viven su propia vocación y se perfeccionan en la caridad. La familia cristiana –se subrayó en el Sínodo– es comunidad apostólica, abierta a la misión [201].

Es cometido del Obispo preocuparse de que en la sociedad civil se defiendan y apoyen los valores del matrimonio mediante opciones políticas y económicas apropiadas. En el seno de la comunidad cristiana ha de impulsar la preparación de los novios al matrimonio, el acompañamiento de los jóvenes esposos, así como la formación de grupos de familias que apoyen la pastoral familiar y estén dispuestas a ayudar a las familias en dificultad. La cercanía del Obispo a los esposos y a sus hijos, incluso mediante iniciativas diocesanas de diverso tipo, será un gran apoyo para ellos.

Refiriéndose a las tareas educativas de la familia, los Padres sinodales reconocieron unánimemente el valor de las escuelas católicas para la formación integral de las nuevas generaciones, la inculturación de la fe y el diálogo entre las diversas culturas. Por tanto, es necesario que el Obispo apoye y ponga de relieve la obra de las escuelas católicas, promoviendo su constitución donde no existan y urgiendo, en lo que de él dependa, a las instituciones civiles para que favorezcan una efectiva libertad de enseñanza en el país [202].

Los jóvenes, una prioridad pastoral de cara al futuro

53. El Obispo, pastor y padre de la comunidad cristiana, ha de prestar una atención particular a la evangelización y acompañamiento espiritual de los jóvenes. Un ministerio de esperanza no puede dejar de construir el futuro junto con aquellos a quienes está confiado el porvenir, es decir, los jóvenes. Como « centinelas de la mañana», esperan la aurora de un mundo nuevo. La experiencia de las Jornadas Mundiales de la Juventud, que los Obispos apoyan con entusiasmo, nos enseña cuántos jóvenes están dispuestos a comprometerse en la Iglesia y en el mundo si se les propone una auténtica responsabilidad y se les ofrece una formación cristiana integral.

En esta perspectiva, haciéndome intérprete del pensamiento de los Padres sinodales, hago un llamamiento especial a las personas consagradas de los numerosos Institutos empeñados en la formación y educación de los niños y jóvenes para que no se desanimen ante las dificultades del momento y no cejen en su benemérita obra, sino que la intensifiquen dando cada vez mayor calidad a sus esfuerzos [203].

Mediante una relación personal con sus pastores y formadores, se ha de impulsar a los jóvenes a crecer en la caridad, educándolos para una vida generosa, disponible al servicio de los otros, sobre todo de los necesitados y enfermos. Así es más fácil hablarles también de las otras virtudes cristianas, especialmente de la castidad. De este modo llegarán a entender que una vida es «bella» cuando se entrega, a ejemplo de Jesús. Y estarán en condiciones de hacer opciones responsables y definitivas, tanto respecto al matrimonio como al ministerio sagrado o la vida consagrada.

Pastoral vocacional

54. Es preciso promover una cultura vocacional en su más amplio sentido, es decir, hay que educar a los jóvenes a descubrir la vida misma como vocación. Por tanto, conviene que el Obispo inste a las familias, comunidades parroquiales e institutos educativos para que ayuden a los jóvenes a descubrir el proyecto de Dios sobre su vida, acogiendo la llamada a la santidad que Dios dirige a cada uno de manera original [204].

A este propósito, es muy importante fortalecer la dimensión vocacional de toda la acción pastoral. Por eso, el Obispo ha de procurar que se confíe la pastoral juvenil y vocacional a sacerdotes y personas capaces de transmitir, con entusiasmo y con el ejemplo de su vida, el amor a Jesús. Su cometido es acompañar a los jóvenes mediante una relación personal de amistad y, si es posible, de dirección espiritual, para ayudarlos a percibir los signos de la llamada de Dios y buscar la fuerza necesaria para corresponder a ella con la gracia de los Sacramentos y la vida de oración, que es ante todo escuchar a Dios que habla.Estos son algunos de los ámbitos en los que el Obispo ejerce su ministerio de gobierno y manifiesta a la porción del Pueblo de Dios que le ha sido confiada la caridad pastoral que lo anima. Una de las formas características de dicha caridad es la compasión, a imitación de Cristo, Sumo Sacerdote, el cual supo compadecerse de las flaquezas, puesto que él mismo fue probado en todo igual que nosotros, aunque, a diferencia nuestra, no en el pecado (cf. Hb 4, 15). Dicha compasión está siempre unida a la responsabilidad que el Obispo ha asumido ante Dios y la Iglesia. De este modo realiza las promesas y los deberes asumidos el día de su Ordenación episcopal, cuando ha dado su libre consentimiento a la llamada de la Iglesia para que cuide, con amor de padre, del Pueblo santo de Dios y lo guíe por la vía de la salvación; para que sea siempre acogedor y misericordioso, en nombre de Dios, para con los pobres, los enfermos y todos los que necesitan consuelo y ayuda, y esté dispuesto también, como buen pastor, a ir en busca de las ovejas extraviadas para devolverlas al redil del Señor [205].

[201] Cf. Propositio 51.
[202] Cf. ibíd.
[203] Cf. Propositio 53.
[204] Cf. Propositio 52.
[205] Cf. Pontifical Romano, Ordenación Episcopal: Examen.


CALENDARIO

4 SÁBADO. Hasta la Hora Nona: 
SÁBADO DE LA VII SEMANA DE PASCUA

Misa
de sábado (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Pasc., de la Ascensión o después de la Ascensión.
LECC.: vol. II.
- Hch 28, 16-20. 30-31.
Permaneció en Roma, predicando el reino de Dios.
- Sal 10. R. Los buenos verán tu rostro, Señor.
- Jn 21, 20-25. Este es el discípulo que ha escrito esto, y su testimonio es verdadero.

Liturgia de las Horas: oficio de sábado.

Martirologio: elog. prop. de la solem. de Pentecostés, pág. 44, y elogs. del 5 de junio, pág. 349.
CALENDARIOS: Palotinos y Misioneras Cruzadas de la Iglesia: Bienaventurada Virgen María, Reina de los Apóstoles (S). Familia Paulina: (F). Monfortianos: (MO).
Agustinos: Beato Santiago de Viterbo, obispo (MO).
Burgos: San Íñigo, abad (ML).
Sevilla: San Juan Grande, religioso (ML).
Albacete: Aniversario de la muerte de Mons. Ireneo García Alonso, obispo, emérito (2012).

TEXTOS MISA

Sábado de la VII Semana de Pascua
Misa matutina

Antífona de entrada Cf. Hch 1, 14
Los discípulos perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y María, la madre de Jesús, y con sus hermanos. Aleluya.
Erant discípuli perseverántes unanímiter in oratióne, cum muliéribus et María Matre Iesu, et frátribus eius, allelúia.

Oración colecta
Concédenos, Dios todopoderoso, a los que hemos celebrado las fiestas de Pascua, conservarlas por tu gracia, en las costumbres y en la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.
Praesta, quaesumus, omnípotens Deus, ut, qui paschália festa perégimus, haec, te largiénte, móribus et vita teneámus. Per Dóminum.

MARTIROLOGIO

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Sábado de la VII semana de Pascua. Misa de la mañana (Lec. II).

PRIMERA LECTURA Hch 28,16-20. 30-31
Permaneció en Roma, predicando el reino de Dios

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con el soldado que lo vigilaba.
Tres días después, convocó a los judíos principales y, cuando se reunieron, les dijo:
«Yo, hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni contra las tradiciones de nuestros padres, fui entregado en Jerusalén como prisionero en manos de los romanos. Me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, me vi obligado a apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo, pues, os he llamado para veros y hablar con vosotros; pues por causa de la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas».
Permaneció allí un bienio completo en una casa alquilada, recibiendo a todos los que acudían a verlo, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 10, 4. 5 y 7 (R.: cf. 7b)
R.
 Los buenos verán tu rostro, Señor.
Recti vidébunt vultum tuum, Dómine.
O bien: Aleluya.

V. El Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres.
R. Los buenos verán tu rostro, Señor.
Recti vidébunt vultum tuum, Dómine.

V. El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia él lo odia.
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro.
R. Los buenos verán tu rostro, Señor.
Recti vidébunt vultum tuum, Dómine.

Aleluya Jn 16, 7. 13
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Os enviaré el Espíritu de la verdad –dice el Señor–; él os guiará hasta la verdad plena. R.
Mittam ad vos Spíritum veritátis, dicit Dóminus; ille docébit vos omnem veritátem.

EVANGELIO Jn 21, 20-25
Éste es el discípulo que ha escrito esto, y su testimonio es verdadero
 Lectura del santo Evangelio según san Juan.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?».
Al verlo, Pedro dice a Jesús:
«Señor, y este, ¿qué?».
Jesús le contesta:
«Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme».
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?».
Este es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.
Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo entero podría contener los libros que habría que escribir.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Homilía 29-junio-2014
El amor de Jesús debe ser suficiente para Pedro. Él no debe ceder a la tentación de la curiosidad, de la envidia, como cuando, al ver a Juan cerca de allí, preguntó a Jesús: "Señor, y éste, ¿qué?" (Jn 21, 21). Pero Jesús, frente a estas tentaciones, le respondió: "¿A ti qué? Tú, sígueme" (Jn 21, 22). Esta experiencia de Pedro es un mensaje importante también para nosotros, queridos hermanos arzobispos. El Señor repite hoy, a mí, a ustedes y a todos los Pastores: "Sígueme". No pierdas tiempo en preguntas o chismes inútiles; no te entretengas en lo secundario, sino mira a lo esencial y sígueme. Sígueme a pesar de las dificultades. Sígueme en la predicación del Evangelio. Sígueme en el testimonio de una vida que corresponda al don de la gracia del Bautismo y la Ordenación. Sígueme en el hablar de mí a aquellos con los que vives, día tras día, en el esfuerzo del trabajo, del diálogo y de la amistad. Sígueme en el anuncio del Evangelio a todos, especialmente a los últimos, para que a nadie le falte la Palabra de vida, que libera de todo miedo y da confianza en la fidelidad de Dios. Tú, sígueme.

Oración de los fieles
Jesucristo, el Señor, intercede por nosotros ante el Padre. Oremos llenos de confianza.
- Para que envíe al Espíritu Santo sobre la Iglesia, sobre el papa, los obispos, sacerdotes y diáconos. Oremos.
- Para que envíe sobre todos los hombres su Espíritu de sabiduría y entendimiento, de ciencia y piedad, de amor y temor de Dios. Oremos.
- Para que ilumine las mentes de los gobernantes y mueva sus corazones con la luz y la fuerza del Espíritu de la verdad. Oremos.
- Para que todos lleguemos a formar, según el deseo de Jesús, un único redil, cuyo guía y pastor sea él. Oremos.
Te lo pedimos, Padre, por la mediación de tu Hijo que vive y reina contigo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que la venida del Espíritu Santo prepare nuestras almas con los sacramentos divinos, porque él mismo es el perdón de todos los pecados. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Mentes nostras, quaesumus, Dómine, Spíritus Sanctus advéniens divínis praeparet sacraméntis, quia ipse est remíssio ómnium peccatórum. Per Christum.

PLEGARIA EUCARÍSTICA IV.

Antífona de comunión Cf. Jn 16, 14
El Espíritu Santo me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará, dice el Señor. Aleluya.
Spíritus Sanctus, ille me clarificábit, quia de meo accípiet, et annuntiábit vobis, dicit Dóminus, allelúia.

Oración después de la comunión
Asiente compasivo, Señor, a nuestras súplicas, para que, abandonada la vieja condición, nos renovemos con el alma santificada, como nos has hecho pasar de los antiguos sacramentos a los nuevos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Annue, Dómine, nostris précibus miserátus, ut, sicut de praetéritis ad nova sumus sacraménta transláti, ita, vetustáte depósita, sanctificátis méntibus innovémur. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogio propio de la solemnidad de Pentecostés
D
ía de Pentecostés, en el que se concluyen los sagrados cincuenta días de la Pascua y se conmemoran, junto con la efusión del Espíritu Santo sobre los discípulos en Jerusalén, los orígenes de la Iglesia y el inicio de la misión apostólica a todas la tribus, lenguas, pueblos y naciones.
Elogios del día 5 de junio
Memoria de san Bonifacio, obispo y mártir. Monje en Inglaterra con el nombre de Wifrido por el bautismo, al llegar a Roma el papa san Gregorio II le ordenó obispo y cambió su nombre de pila por el de Bonifacio, enviándolo después a Germania para anunciar la fe de Cristo a aquellos pueblos, donde logró ganar para la religión cristiana a mucha gente. Rigió la sede de Maguncia y, hacia el final de su vida, al visitar a los frisios en Dokkum, en la actual Holanda, consumó su martirio al ser asesinado por unos paganos. (754)
2. En Egipto, santos Marciano, Nicandro, Apolonio y compañeros, mártires, de quienes se cuenta que, por haber confesado la fe cristiana, después de diversos tormentos fueron emparedados, y quedaron expuestos al sol ardiente hasta morir extenuados de calor, sed y hambre. (s. III)
3. En Tiro, en Fenicia, hoy Líbano, san Doroteo, obispo, que ya como simple presbítero padeció mucho bajo el emperador Diocleciano, y en tiempo del emperador Juliano, con más de ciento siete años de edad, honró su ancianidad con el martirio, que consumó en Tracia. (s. IV)
4. En Clermont-Ferrand, en Aquitania, actualmente Francia, san Ilidio, obispo, que llamado por el emperador a Tréveris para que liberase a su hija de un espíritu inmundo, al regreso del viaje falleció en el Señor. (384)
5*. En Como, en la región italiana de Liguria, san Eutiquio, obispo, insigne por su vida de oración y su amor a Dios y a la soledad. (539)
6. En Dokkum, en Frisia, hoy Holanda, santos Eoban, obispo, Adelario y nueve compañeros*, que, junto con san Bonifacio, culminaron gloriosamente su vida con el martirio. (754)
Sus nombres: Vintrungo y Gualterio, presbíteros; Amundo, Sevibaldo y Bosa, diáconos; Vacaro. Gundecaro, Eluro y Atevulfo, monjes.
7. En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, beato Sancho, mártir, el cual, oriundo de Albi, lugar de la Galia, aún adolescente fue hecho cautivo y educado en el palacio real sarraceno, pero en la persecución suscitada por los musulmanes no dudó en asumir el martirio por su fe en Cristo. (851)
8*. Cerca de Assergi, en la región italiana de los Abruzos, san Franco, eremita, que se construyó una pequeña celda en una cueva entre abruptas rocas, donde llevó una vida de austeridad y sencillez. (s. XII)
9*. En Ciano, cerca de Mileto, en Calabria, de nuevo en Italia, san Pedro Spanò, eremita, insigne por su pobreza y espíritu de compunción. (s. XII)
10. En Hanoi, en Tonkín, hoy Vietnam, san Lucas Vu Bá Loan, presbítero y mártir, decapitado en tiempo del emperador Minh Mang por su fe en Cristo. (1840)
11. En la ciudad de Tang Gia, también en Tonkín, santos Domingo Toai y Domingo Huyen, mártires, que, siendo padres de familia y pescadores, bajo el emperador Tu Duc consumaron su martirio al ser quemados vivos tras los tormentos sufridos en la cárcel, donde exhortaban a los compañeros a mantener la fe. (1862)

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