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martes, 5 de abril de 2022

Martes 10 mayo 2022, San Juan de Ávila, presbítero y doctor de la Iglesia, memoria obligatoria.

SOBRE LITURGIA

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL "PASTORES GREGIS"
DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

SOBRE EL OBISPO SERVIDOR DEL EVANGELIO DE JESUCRISTO PARA LA ESPERANZA DEL MUNDO

INTRODUCCIÓN

1. Los Pastores de la grey son conscientes de que, en el cumplimiento de su ministerio de Obispos, cuentan con una gracia divina especial. En el Pontifical Romano, durante la solemne oración de ordenación, el Obispo ordenante principal, después de invocar la efusión del Espíritu que gobierna y guía, repite las palabras del antiguo texto de la Tradición Apostólica: «Padre Santo, tú que conoces los corazones, concede a este servidor tuyo, a quien elegiste para el episcopado, que sea un buen pastor de tu santa grey» [1]. Sigue cumpliéndose así la voluntad del Señor Jesús, el Pastor eterno, que envió a los Apóstoles como Él fue enviado por el Padre (cf. Jn 20, 21), y ha querido que sus sucesores, es decir los Obispos, fueran los pastores de su Iglesia hasta el fin de los siglos [2].

La imagen del Buen Pastor, tan apreciada ya por la iconografía cristiana primitiva, estuvo muy presente en los Obispos venidos de todo el mundo, los cuales se reunieron del 30 de septiembre al 27 de octubre de 2001 para la X Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Cerca de la tumba del apóstol Pedro, reflexionaron conmigo sobre la figura del Obispo, servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo. Todos estuvieron de acuerdo en que la figura de Jesús, el Buen Pastor, es una imagen privilegiada en la cual hay que inspirarse continuamente. En efecto, nadie puede considerarse un pastor digno de este nombre «nisi per caritatem efficiatur unum cum Christo» [3]. Ésta es la razón fundamental por la que «la figura ideal del obispo con la que la Iglesia sigue contando es la del pastor que, configurado con Cristo en la santidad de vida, se entrega generosamente por la Iglesia que se le ha encomendado, llevando al mismo tiempo en el corazón la solicitud por todas las Iglesias del mundo (cf. 2 Co 11, 28)» [4].

X Asamblea del Sínodo de los Obispos

2. Agradecemos, pues, al Señor que nos haya concedido la gracia de celebrar una vez más una Asamblea del Sínodo de los Obispos y tener en ella una profunda experiencia de ser Iglesia. A la X Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tuvo lugar cuando estaba aún vivo el clima del Gran Jubileo del año dos mil, al comienzo del tercer milenio cristiano, se llegó después de una larga serie de asambleas; unas especiales, con la perspectiva común de la evangelización en los diferentes continentes: África, América, Asia, Oceanía y Europa; y otras ordinarias, las más recientes, dedicadas a reflexionar sobre la gran riqueza que suponen para la Iglesia las diversas vocaciones suscitadas por el Espíritu en el Pueblo de Dios. En esta perspectiva, la atención prestada al ministerio propio de los Obispos ha completado el cuadro de esa eclesiología de comunión y misión que es necesario tener siempre presente.

A este respeto, los trabajos sinodales hicieron constantemente referencia a la doctrina del Concilio Vaticano II sobre el episcopado y el ministerio de los Obispos, especialmente en el capítulo tercero de la Constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen gentium y en el Decreto sobre el ministerio pastoral de los Obispos Christus Dominus. De esta preclara doctrina, que resume y desarrolla los elementos teológicos y jurídicos tradicionales, mi predecesor de venerada memoria Pablo VI pudo afirmar justamente: «Nos parece que la autoridad episcopal sale del Concilio reafirmada en su institución divina, confirmada en su función insustituible, revalorizada en su potestad pastoral de magisterio, santificación y gobierno, dignificada en su prolongación a la Iglesia universal mediante la comunión colegial, precisada en su propio lugar jerárquico, reconfortada por la corresponsabilidad fraterna con los otros Obispos respecto a las necesidades universales y particulares de la Iglesia, y más asociada, en espíritu de unión subordinada y colaboración solidaria, a la cabeza de la Iglesia, centro constitutivo del Colegio episcopal» [5].

Al mismo tiempo, según lo establecido por el tema señalado, los Padres sinodales examinaron de nuevo el propio ministerio a la luz de la esperanza teologal. Este cometido se consideró en seguida especialmente apropiado para la misión del pastor, que en la Iglesia es ante todo portador del testimonio pascual y escatológico.

[1] Ordenación episcopal: Oración consecratoria.
[2] Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, sobre la Iglesia, 18.
[3] S. Tomás de Aquino, Super Ev. Joh., X, 3.
[4] Homilía durante la Misa de clausura de la X Asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos (27 octubre 2001), 3: AAS 94 (2002), 114.
[5] Discurso a los Cardenales, Arzobispos y Obispos de Italia (6 diciembre 1965): AAS 58 (1966), 68.

CALENDARIO

10 MARTES. SAN JUAN DE ÁVILA, presbítero y doctor de la Iglesia, memoria obligatoria

Misa
de la memoria (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Pasc. o de la memoria.
LECC.: vol. II.
- Hch 11, 19-26. Se pusieron a hablar a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús.
- Sal 86. R. Alabad al Señor todas las naciones.
- Jn 10, 22-30. Yo y el Padre somos uno. 
o bien: cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de la memoria.

Martirologio: elogs. del 11 de mayo, pág. 304.
CALENDARIOS: Ciudad Real, Córdoba y Sevilla: San Juan de Ávila, presbítero y doctor de la Iglesia (F).
Congregación de los Sagrados Corazones: San Damián de Veuster, presbítero (MO).
Dominicos: San Antonio de Florencia, obispo (MO). RR.
Camilos: Beato Enrique Rebuschini, presbítero (MO).
Clérigos Regulares de Somasca: Santa Benita Cambiario (ML).

TEXTOS MISA

San Juan de Ávila, presbítero.
Memoria

Antífona de entrada Cf. Eclo 44, 15. 14
El pueblo cuenta la sabiduría de los santos, la asamblea pregona su alabanza; vive su fama por generaciones. Aleluya.

Monición de entrada
Celebramos hoy la memoria de san Juan de Ávila, presbítero. Nació en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) el año 1500. Recorrió toda Andalucía predicando a Cristo, y después, habiendo sido acusado injustamente de herejía, fue recluido en la cárcel, donde escribió la parte más importante de su doctrina espiritual. Fundó colegios para la formación del clero, anticipándose así a la decisión del Concilio de Trento de instituir seminarios. Mantuvo relaciones epistolares con sus contemporáneos Ignacio de Loyola, Francisco de Borja y Teresa de Jesús, que apreciaban su sabiduría cristiana y acudían a él en demanda de consejo. Murió en Montilla (Córdoba) el año 1569. Fue canonizado por Pablo VI el 31 de mayo de 1970. Pío XII lo había nombrado patrono del clero secular español el 2 de julio de 1946.

Oración colecta
Oh Dios, que hiciste de san Juan de Ávila un maestro ejemplar para tu pueblo por la santidad de su vida y por su celo apostólico; haz que también en nuestros días crezca la Iglesia en santidad por el celo ejemplar de tus ministros. Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Martes de la IV semana de Pascua (Lec. II).

PRIMERA LECTURA Hch 11, 19-26
Se pusieron a hablar a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor.
Llegó la noticia a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró y exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño, porque era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una multitud considerable se adhirió al Señor.
Bernabé salió para Tarso en busca de Saulo; cuando lo encontró, se lo llevó a Antioquía. Durante todo un año estuvieron juntos en aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 86, 1b-3, 4-5. 6-7 (R.: 116, 1a)
R.
 Alabad al Señor, todas las naciones.
Laudáte Dóminum, omnes gentes.
O bien: Aleluya.

V. Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
R. Alabad al Señor todas las naciones.
Laudáte Dóminum, omnes gentes.

V. «Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí».
Se dirá de Sión: «Uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado».
R. Alabad al Señor todas las naciones.
Laudáte Dóminum, omnes gentes.

V. El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti».
R. Alabad al Señor todas las naciones.
Laudáte Dóminum, omnes gentes.

Aleluya Jn 10, 27
R.
 Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor–, y yo las conozco, y ellas me siguen. R.
Oves meae vocem meam áudiunt, dicit Dóminus; et ego cognósco eas, et sequúntur me.

EVANGELIO Jn 10, 22-30
Yo y el Padre somos uno
╬ 
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
R. Gloria a ti, Señor.

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».
Jesús les respondió:
«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Homilía en santa Marta 24-abril-2018
Cerrazón y apertura: dos polos opuestos que describen cómo el hombre puede reaccionar ante el soplo del Espíritu Santo. El segundo es propio de los discípulos, de los apóstoles: la resistencia inicial no es solo humana, sino también garantía de que no se dejan engañar por cualquier cosa, y luego, con la oración y el discernimiento, encuentran el camino. Siempre habrá resistencias al Espíritu Santo, siempre, siempre hasta el fin del mundo. Que el Señor nos dé la gracia de saber resistir lo que debemos resistir, lo que viene del maligno, lo que nos quita la libertad, y sepamos abrirnos a las novedades, pero solo a las que vienen de Dios, con la fuerza del Espíritu Santo, y nos dé la gracia de discernir los signos del tiempo para tomar las decisiones que debamos tomar en ese momento.

Oración de los fieles
Presentemos nuestras peticiones al Señor en esta fiesta de san Juan de Ávila. Oremos.
- Por la santa Iglesia de Dios, para que el Señor suscite en ella predicadores de la fe apostólica que lleven la salvación hasta el confín del tierra. Roguemos al Señor.
- Por los sacerdotes, hoy especialmente por los de España, para que, imitando al Buen Pastor en el ejercicio de su ministerio, crezcan cada vez más en la santidad. Roguemos al Señor.
- Por las vocaciones, para que surjan jóvenes que a ejemplo de san Juan de Ávila sean sabios maestros en el espíritu. Roguemos al Señor.
- Por los sacerdotes que sufren crisis espiritual, están enfermos o se sienten solos en su ancianidad, para que, caminando por cañadas oscuras, confíen en que el Señor va con ellos. Roguemos al Señor.
- Por nuestra Iglesia diocesana de N., para que valoremos el ministerio de nuestros sacerdotes y colaboremos con ellos en ser sal y luz del mundo. Roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras súplicas, que hoy te dirigimos confiando en la valiosa intercesión de san Juan de Ávila, y concédenos lo que te pedimos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Por este sacrificio de salvación que te ofrecemos con reverenda profunda, enciende, Señor, nuestros corazones en el fuego del Espíritu Santo con que encendiste el alma, llena de caridad pastoral, de san Juan de Ávila. Por Jesucristo, nuestro Señor

PREFACIO PASCUAL I
EL MISTERIO PASCUAL
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca exaltarte en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó nuestra muerte, y resucitando restauró la vida.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria diciendo sin cesar:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre: Te quidem, Dómine, omni témpore confitéri, sed in hoc potíssimum gloriósus praedicáre, cum Pascha nostrum immolátus est Christus.
Ipse enim verus est Agnus qui ábstulit peccáta mundi. Qui mortem nostram moriéndo destrúxit, et vitam resurgéndo reparávit.
Quaprópter, profúsis paschálibus gáudiis, totus in orbe terrárum mundus exsúltat. Sed et supérnae virtútes atque angélicae potestátes hymnum glóriae tuae cóncinunt, sine fine dicéntes:

Santo, Santo, Santo…


Antífona de comunión Cor 1, 23-24
Nosotros predicamos a Cristo crucificado, fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Aleluya.

Oración después de la comunión
Saciados con la dulzura del manjar de vida, te suplicamos, Señor, que nos unamos más a tu Hijo formando parte más perfectamente de su Cuerpo místico. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 11 de mayo
1. En la región de Bizacena, hoy Túnez, san Mayulo, mártir en Adrumeto, que fue condenado a ser devorado por las fieras. (s. II/III)
2. En Roma, en la vigésima segunda milla de la vía Salaria, san Antimo, mártir. (s. III)
3. En Bizancio, actual Estambul, en Turquía, san Mocio, presbítero y mártir. (s. inc.)
4. En Vienne, en la Galia Lugdunense, hoy Francia, san Mamerto, obispo, que, ante una inminente desgracia, instituyó en esta ciudad unas solemnes letanías para el triduo preparatorio de la fiesta de la Ascensión del Señor. (c. 475)
5. En Varennes, de la región de Langres, también en la Galia, san Gangulfo. (s. VIII)
6. Cerca de Souvigny, en Borgoña, de nuevo en la Francia actual, san Mayolo, abad de Cluny, quien, firme en la fe, seguro en la esperanza y repleto de una doble caridad, reformó numerosos monasterios de Francia e Italia. (994)
7*. En el monasterio de Esterp, cerca de Limoges, nuevamente en la Galia, san Gualterio, presbítero, que fue superior de los canónigos, y educado desde su infancia en el servicio de Dios, resplandeció por su mansedumbre para con sus hermanos y por su caridad hacia los pobres. (1070)
8*. En Verucchio, cerca de Forli, en la región italiana de Emilia-Romaña, beato Gregorio Celli, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, de quien se dice que, rechazado por sus hermanos de religión, se retiró al monte Carnerio con los Hermanos Menores, en donde murió. (1343)
9*. En York, en Inglaterra, beatos Juan Rochester y Jacobo Walworth, presbíteros y monjes de la Cartuja de Londres, quienes, durante el reinado de Enrique VIII, por haberse mantenido fieles a la Iglesia católica, fueron colgados con cadenas en las almenas de la muralla de la ciudad hasta que murieron. (1537)
10. En Nápoles, ciudad de Campania, en Italia, san Francisco de Gerónimo, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, que se dedicó a predicar misiones populares y al servicio pastoral de los marginados. (1716)
11. En Cagliari, en la isla de Cerdeña, san Ignacio de Laconi, religioso de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, quien, por plazas y tabernas del puerto, pedía incansablemente limosnas para socorrer las necesidades de los pobres. (1781)
12. En Saigón, en Conchinchina, actual Vietnam, san Mateo Lê Van Gâm, mártir, que, detenido por haber introducido con su barca en la región a los misioneros provenientes de Europa, al cabo de un año de estar en la cárcel fue decapitado por orden del emperador Thiêu Tri. (1847)
- Beato Ceferino Namuncurá (Roma, 1886-1905). Laico, aspirante salesiano, muerto por tuberculosis a los 19 años; es el primer beato indio de Sudamérica.
- Beato Mamerto de la Ascensión Esquiú (1826 - El Suncho, Catamarca, Argentina 1883). Obispo de Córdoba, Argentina, fraile de la Orden de los Hermanos Menores. Fue para su fieles un padre humilde y austero, y recorrió casi todos las ciudades y pueblos de la diócesis. Fomentó en su país la convivencia y concordia social, y defendió los derechos de la Iglesia.

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