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Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

miércoles, 13 de julio de 2022

Miércoles 17 agosto 2022, Miércoles de la XX semana del Tiempo Ordinario, feria (o misa votiva de Todos los Santos).

SOBRE LITURGIA

CARTA APOSTÓLICA SPIRITUS ET SPONSA
DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

EN EL XL ANIVERSARIO DE LA CONSTITUCIÓN SACROSANCTUM CONCILIUM SOBRE LA SAGRADA LITURGIA (4-Diciembre-2003).

1. "El Espíritu y la Esposa dicen: "Ven". Y el que escuche, diga: "Ven". Y el que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratis el agua de la vida" (Ap 22, 17). Estas palabras del Apocalipsis resuenan en mi espíritu al recordar que hace cuarenta años, exactamente el 4 de diciembre de 1963, mi venerado predecesor el Papa Pablo VI promulgó la constitución Sacrosanctum Concilium sobre la sagrada liturgia. En efecto, ¿qué es la liturgia sino la voz unísona del Espíritu Santo y la Esposa, la santa Iglesia, que claman al Señor Jesús: "Ven"? ¿Qué es la liturgia sino la fuente pura y perenne de "agua viva" a la que todos los que tienen sed pueden acudir para recibir gratis el don de Dios? (cf. Jn 4, 10).

Verdaderamente, en la Constitución sobre la sagrada liturgia, primicia de la "gran gracia que la Iglesia ha recibido en el siglo XX" (Novo millennio ineunte, 57; cf. Vicesimus quintus, 1), el concilio Vaticano II, el Espíritu Santo habló a la Iglesia, guiando sin cesar a los discípulos del Señor "hacia la verdad completa" (Jn 16, 13). Celebrar el cuadragésimo aniversario de ese acontecimiento constituye una feliz ocasión para redescubrir los temas de fondo de la renovación litúrgica impulsada por los padres del Concilio, comprobar de algún modo su recepción y mirar al futuro.

Una mirada a la Constitución conciliar

2. Con el paso del tiempo, a la luz de los frutos que ha producido, se ve cada vez con mayor claridad la importancia de la constitución Sacrosanctum Concilium. En ella se delinean luminosamente los principios que fundan la praxis litúrgica de la Iglesia e inspiran su correcta renovación a lo largo del tiempo (cf. n. 3). Los padres conciliares sitúan la liturgia en el horizonte de la historia de la salvación, cuyo fin es la redención humana y la perfecta glorificación de Dios. La redención tiene su preludio en las maravillas que hizo Dios en el Antiguo Testamento, y fue realizada en plenitud por Cristo nuestro Señor, especialmente por medio del misterio pascual de su bienaventurada pasión, de su resurrección de entre los muertos y de su gloriosa ascensión (cf. n. 5).

Con todo, no sólo es necesario anunciar esa redención, sino también actuarla, y es lo que lleva a cabo "mediante el sacrificio y los sacramentos, en torno a los cuales gira toda la vida litúrgica" (n. 6). Cristo se hace presente, de modo especial, en las acciones litúrgicas, asociando a sí a la Iglesia.

Toda celebración litúrgica es, por consiguiente, obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo místico, "culto público íntegro" (n. 7), en el que se participa, pregustándola, en la liturgia de la Jerusalén celestial (cf. n. 8). Por esto, "la liturgia es la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza" (n. 10).

3. La perspectiva litúrgica del Concilio no se limita al ámbito interno de la Iglesia, sino que se abre al horizonte de la humanidad entera. En efecto, Cristo, en su alabanza al Padre, une a sí a toda la comunidad de los hombres, y lo hace de modo singular precisamente a través de la misión orante de la "Iglesia, que no sólo en la celebración de la Eucaristía, sino también de otros modos, sobre todo recitando el Oficio divino, alaba a Dios sin interrupción e intercede por la salvación del mundo entero" (n. 83).

La vida litúrgica de la Iglesia, tal como la presenta la constitución Sacrosanctum Concilium, asume una dimensión cósmica y universal, marcando de modo profundo el tiempo y el espacio del hombre. Desde esta perspectiva se comprende también la atención renovada que la Constitución da al Año litúrgico, camino a través del cual la Iglesia hace memoria del misterio pascual de Cristo y lo revive (cf. n. 5).

Si todo esto es la liturgia, con razón el Concilio afirma que toda acción litúrgica "es acción sagrada por excelencia cuya eficacia, con el mismo título y en el mismo grado, no iguala ninguna otra acción de la Iglesia" (n. 7). Al mismo tiempo, el Concilio reconoce que "la sagrada liturgia no agota toda la acción de la Iglesia" (n. 9). En efecto, la liturgia, por una parte, supone el anuncio del Evangelio; y, por otra, exige el testimonio cristiano en la historia. El misterio propuesto en la predicación y en la catequesis, acogido en la fe y celebrado en la liturgia, debe modelar toda la vida de los creyentes, que están llamados a ser sus heraldos en el mundo (cf. n. 10).

4. Con respecto a las diversas realidades implicadas en la celebración litúrgica, la Constitución presta atención especial a la importancia de la música sagrada. El Concilio la exalta, indicando que tiene como fin "la gloria de Dios y la santificación de los fieles" (n. 112). En efecto, la música sagrada es un medio privilegiado para facilitar una participación activa de los fieles en la acción sagrada, como ya recomendaba mi venerado predecesor san Pío X en el motu proprio Tra le sollecitudini, cuyo centenario se celebra este año. Precisamente este aniversario me ha brindado recientemente la ocasión de reafirmar la necesidad de que la música, según las directrices de la Sacrosanctum Concilium (cf. n. 6), conserve e incremente su función dentro de las celebraciones litúrgicas, teniendo en cuenta tanto el carácter propio de la liturgia como la sensibilidad de nuestro tiempo y las tradiciones musicales de las diversas regiones del mundo.

5. Otro tema de gran importancia, que se afronta en la Constitución conciliar, es el que atañe al arte sacro. El Concilio ofrece indicaciones claras para que siga teniendo, en nuestros días, un espacio notable, de forma que el culto pueda brillar también por el decoro y la belleza del arte litúrgico. Convendrá prever, con ese fin, iniciativas para la formación de los diversos maestros de obras y artistas, llamados a ocuparse de la construcción y del embellecimiento de los edificios destinados a la liturgia (cf. n. 127). En la base de esas orientaciones se encuentra una visión del arte, y en particular del arte sagrado, que lo pone en relación "con la infinita belleza divina, que se intenta expresar, de algún modo, en las obras humanas" (n. 122).

CALENDARIO

17 MIÉRCOLES DE LA XX SEMANA DEL T. ORDINARIO, feria

Misa
de feria (verde).
MISAL: cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5), Pf. común.
LECC.: vol. III-par.
- Ez 34, 1-11.
Libraré mi rebaño de sus fauces, para que no les sirva de alimento.
- Sal 22. R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
- Mt 20, 1-16. ¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?

Liturgia de las Horas: oficio de feria.

Martirologio: elogs. del 18 de agosto, pág. 496.
CALENDARIOS: Concepcionistas: Santa Beatriz de Silva, virgen (S). Toledo, Ceuta y Familia Franciscana: (MO).
Agustinos: Santa Clara de Montefalco, virgen (F).
Asidonia-Jerez: Beato Bartolomé Laurel, religioso y mártir (MO).
Girona: Beato Enrique Canadell, presbítero y mártir (MO).
León: Santa Clara, virgen (MO).
Canónigos Regulares de Letrán: Santos Alipio y Posidio, obispos (MO).
Dominicos: San Jacinto de Polonia, presbítero (MO).
Sevilla: Beatos Luis de Sotelo, Pedro de Zúñiga y Bartolomé Laurel, religioso, y mártires (ML).
Carmelitas (excepto C. Descalzos): Beato Ángel-Agustín Mazzinghi, presbítero (ML).

TEXTOS MISA

Misa de la feria: del XX Domingo del T. Ordinario (o de otro Domingo del T. Ordinario).

Misa votiva:
De Todos los Santos
Esta misa se dice con vestiduras de color blanco.

Antífona de entrada
Las almas de los santos, que siguieron las huellas de Cristo, se alegran en el cielo: por eso exultan con Cristo para siempre.
Gaudent in caelis ánimae Sanctórum, qui Christi vestígia sunt secúti: ídeo cum Christo exsúltant sine fine.

Monición de entrada
En nuestra celebración eucarística de hoy tenemos presente a todos aquellos hermanos nuestros que han llegado ya al final de su peregrinación en este mundo y gozan para siempre del descanso y la felicidad plena. Su recuerdo ha de ser un estímulo y un motivo de esperanza para los que somos aún la Iglesia peregrina, que va caminando y luchando en la tierra. Si ellos, frágiles como nosotros, fueron capaces de vencer en Cristo, también lo somos nosotros. La misma fuerza de Cristo que los sostenía a ellos, nos sostiene a nosotros. Con esta confianza y este ánimo, en la eucaristía que celebramos, nos unimos a la muchedumbre inmensa que forma la Iglesia celestial y participamos, ahora en prenda, de los que ellos ya gozan plenamente en el cielo.

Oración colecta
Oh, Dios, fuente de toda santidad, haz que cada uno de nosotros caminemos dignamente en nuestra vocación, por los méritos de tus santos, a quienes concediste en la tierra diversidad de carismas y un mismo premio de gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, omnis fons sanctitátis, fac nos in nostra unumquémque vocatióne digne ambuláre, intercedéntibus Sanctis tuis, quibus divisiónes gratiárum in terra et unam in caelo mercédem gloriósam contulísti. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Miércoles de la XX semana de Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA Ez 34, 1-11
Libraré mi rebaño de sus fauces, para que no les sirva de alimento

Lectura de la profecía de Ezequiel.

Me fue dirigida esta palabra del Señor:
«Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel, profetiza y diles:
“¡Pastores!, esto dice el Señor: Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar las ovejas?
Os coméis las partes mejores, os vestís con su lana; matáis las más gordas, pero no apacentáis el rebaño. No habéis robustecido a las débiles, ni curado a la enferma, ni vendado a la herida; no habéis recogido a la descarriada, ni buscado a la que se había perdido, sino que con fuerza y violencia las habéis dominado.
Sin pastor, se dispersaron para ser devoradas por las fieras del campo. Se dispersó mi rebaño y anda errante por montes y altos cerros; por todos los rincones del país se dispersó mi rebaño y no hay quien lo siga ni lo busque.
Por eso, pastores, escuchad la palabra del Señor: ¡por mi vida! —oráculo del Señor Dios—; porque mi rebaño ha sido expuesto al pillaje, y a ser devorado por las fieras del campo por falta de pastor; porque mis pastores no cuidaron mi rebaño, y se apacentaron a sí mismos pero no apacentaron mi rebaño, por eso, pastores, escuchad la palabra del Señor: Esto dice el Señor Dios: Me voy a enfrentar con los pastores:
les reclamaré mi rebaño, dejarán de apacentar el rebaño, y ya no podrán apacentarse a sí mismos. Libraré mi rebaño de sus fauces, para que no les sirva de alimento”».
Porque esto dice el Señor Dios:
«Yo mismo buscaré mi rebaño y lo cuidaré».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 22, 1b-3a. 3b-4. 5. 6 (R.: 1b)
R. 
El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.

V. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.

V. Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.

V. Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.

V. Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.

Aleluya Heb 4, 12ad
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. La palabra de Dios es viva y eficaz; juzga los deseos e intenciones del corazón. R.
Vivus est sermo Dei, et éfficax, et discrétor cogitatiónum et intentiónum cordis.

EVANGELIO Mt 20, 1-16a
¿Vas a tener a tú envidia porque yo soy bueno?
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña.
Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo:
“Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido”. 
Ellos fueron.
Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:
“¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?».
Le respondieron:
“Nadie nos ha contratado”.
Él les dijo:
“Id también vosotros a mi viña”.
Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz:
“Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”.
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo:
“Estos últimos han trabajado solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”.
Él replicó a uno de ellos:
“Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”.
Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios 52
No existen fechas malas o inoportunas: todos los días son buenos, para servir a Dios. Sólo surgen las malas jornadas cuando el hombre las malogra con su ausencia de fe, con su pereza, con su desidia que le inclina a no trabajar con Dios, por Dios. ¡Alabaré al Señor, en cualquier ocasión! (Sal 34, 2). El tiempo es un tesoro que se va, que se escapa, que discurre por nuestras manos como el agua por las peñas altas. Ayer pasó, y el hoy está pasando. Mañana será pronto otro ayer. La duración de una vida es muy corta. Pero, ¡cuánto puede realizarse en este pequeño espacio, por amor de Dios!
No nos servirá ninguna disculpa. El Señor se ha prodigado con nosotros: nos ha instruido pacientemente; nos ha explicado sus preceptos con parábolas, y nos ha insistido sin descanso. Como a Felipe, puede preguntarnos: hace años que estoy con vosotros, ¿y aún no me habéis conocido? (Jn 14, 9). Ha llegado el momento de trabajar de verdad, de ocupar todos los instantes de la jornada, de soportar -gustosamente y con alegría- el peso del día y del calor (Mt 20, 12).

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario XVI

Hermanos: En esta oración pública y comunitaria que vamos a hacer, no se limite cada uno a orar por sí mismo o por sus necesidades, sino oremos a Cristo el Señor por todo el pueblo.
R. Cristo óyenos.
- Pidamos para todo el pueblo cristiano la abundancia de la bondad divina. R.
- Imploremos la largueza de los dones espirituales para todos los no creyentes. R.
- Supliquemos la fortaleza del Señor para todos los que gobiernan las naciones. R.
- Pidamos al Señor, que gobierna el mundo, tiempo bueno y maduración de los frutos. R.
- Roguemos al Señor por todos nuestros hermanos que no han podido venir a esta celebración. R.
- Oremos al juez de todos los hombres por el descanso eterno de los fieles difuntos. R.
- Pidamos la clemencia del Salvador para todos nosotros, que imploramos con fe la misericordia del Señor. R.
- Imploremos la misericordia de Cristo, el Señor, en favor nuestro y de nuestros familiares, confiando en la bondad del Señor. R.
Atiende benignamente nuestras súplicas, Señor, y escucha las oraciones de tus fieles. Por Jesucristo nuestro Señor.

Misa votiva:
Oración de los fieles
Por intercesión de los santos que reinan con Cristo, presentemos al Padre nuestra oración por todos los hombres.
- Por la Iglesia, santificada en la sangre de Cristo, para que sea conducida fielmente por sus pastores hasta la santidad de su Cabeza. Roguemos al Señor.
- Por el papa, los obispos, sacerdotes, diáconos y laicos, para que el gozo de conseguir el reino de los cielos les infunda valor para vivir según el espíritu de las bienaventuranzas. Roguemos al Señor.
- Por aquellos que siguen el camino de la pobreza, la castidad y la obediencia, para que, fieles a su vocación, sean estímulo santificador para los hermanos. Roguemos al Señor.
- Por la justicia y la paz en todo el mundo, por los gobernantes, para que sean ejemplo de honestidad ante los demás ciudadanos. Roguemos al Señor.
- Por cuantos estamos reunidos celebrando esta solemnidad, para que mantengamos cada día nuestros compromisos bautismales. Roguemos al Señor.
Concede a tu pueblo, Dios todopoderoso, la protección de todos los santos, a fin de que, por su intercesión, obtenga los beneficios que te implora. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Sean agradables a tus ojos, Señor, los dones que te ofrecemos en honor de todos los santos, y haz que sintamos interceder por nuestra salvación a los que creemos ya seguros en la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Grata tibi sint, Dómine, múnera, quae pro cunctórum offérimus honóre Sanctórum, et concéde, ut, quos iam crédimus de sua immortalitáte secúros, sentiámus de nostra salúte sollícitos. Per Christum.

PREFACIO II DE LOS SANTOS
EFICACIA DE LA ACCIÓN DE LOS SANTOS
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque mediante el testimonio admirable de tus santos fecundas sin cesar a tu Iglesia con vitalidad siempre nueva, y nos das así pruebas evidentes de tu amor. Su insigne ejemplo nos anima, y a su permanente intercesión nos confiamos para que se cumplan tus designios de salvación.
Por eso, Señor, nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y con todos los santos, diciendo:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Tu enim Sanctórum tuórum confessióne mirábili Ecclésiam tuam nova semper virtúte fecúndas, nobísque certíssima praebes tuae dilectiónis indícia. Sed étiam, ad mystéria salútis implénda, et ipsórum insígni incitámur exémplo et pia intercessióne perpétuo commendámur.
Unde et nos, Dómine, cum Angelis et Sanctis univérsis tibi confitémur, in exsultatióne dicéntes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA I o CANON ROMANO

Antífona de comunión Mt 5, 8-10

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti mundo corde, quóniam ipsi Deum vidébunt; beáti pacífici, quóniam fílii Dei vocabúntur; beáti qui persecutiónem patiúntur propter iustítiam, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Oración después de la comunión
Oh, Dios, que nos alimentas con un mismo pan y nos confortas con una misma esperanza, danos también fuerza con tu gracia para que todos juntos, formando con tus santos un solo cuerpo y un solo espíritu en Cristo, resucitemos a la gloria con él. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Deus, qui nos uno pane réficis et una spe susténtas, tua nos páriter grátia corróbora, ut omnes, cum Sanctis tuis unum in Christo corpus et unus spíritus, ad glóriam cum ipso resurgámus. Qui vivit et regnat in saecula saeculórum.

MARTIROLOGIO

Elogios del 18 de agosto

1. En Palestrina, en la región del Lacio, actualmente Italia, san Agapito, mártir. (s. inc.)
2. En Utica, en la actual Túnez, santos mártires llamados de la “Masa Cándida”, que, más numerosos que los peces recogidos en sus redes por los apóstoles, aceptaron la muerte con gran fortaleza de fe por permanecer fieles a su obispo Cuadrado y confesar, a la vez, a Cristo como Hijo de Dios. (s. III/IV)
3. En Myra, lugar de Licia, hoy Turquía, san León, mártir. (s. III/IV)
4. En Roma, en la vía Labicana, santa Elena, madre del emperador Constantino, que, entregada con singular empeño a ayudar a los pobres, acudía piadosamente a la iglesia mezclada entre los fieles, y habiendo peregrinado a Jerusalén para descubrir los lugares del Nacimiento de Cristo, de su Pasión y Resurrección, honró el pesebre y la cruz del Señor con veneradas basílicas. (c. 329)
5. En Metz, en la Galia Bélgica, actual Francia, san Fermín, obispo. (s. IV)
6*. En Arlés, en la región de Provenza, también en Francia, san Eonio, obispo, que defendió a su iglesia de la herejía pelagiana y recomendó a su pueblo como sucesor suyo a san Cesáreo, que él mismo había ordenado de presbítero. (502)
7. En Bitinia, hoy Turquía, muerte de san Macario, abad del monasterio de Pelecete, que en tiempo del emperador León V, sufrió muchas pruebas por la defensa de las sagradas imágenes, y falleció finalmente en el destierro. (850)
8*. En el monasterio de Cava de'Tirreni, en Campania, región actualmente italiana, beato Leonardo, abad, extraordinario hombre de paz. (1255)
9*. En Ravena, ciudad de Emilia-Romaña, también en Italia, beato Reinaldo de Concorégio, obispo, insigne por su celo, prudencia y caridad. (1321)
10*. En Mantua, población de Lombardía, de nuevo en Italia, beata Paula Montaldi, virgen, abadesa de la Orden de las Clarisas, que se distinguió por su devoción a la pasión del Señor y por su constante oración y austeridad. (1514)
11*. En una nave anclada frente a la costa de Rochefort, en Francia, beato Antonio Banassat, presbítero y mártir, que, por ser párroco, en el furor de la Revolución Francesa fue detenido por quienes odiaban la fe, y emigró al Señor consumido por el hambre. (1794)
12*. En Valdemoro, cerca de Madrid, en España, beato Francisco Arias Martín, presbítero y mártir, que, siendo novicio en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, durante la persecución religiosa cumplió en breve tiempo su camino de perfección. (1936)
13*. En Barbastro, cerca de Huesca, también en España, beatos Jacobo Falguerona Vilanova y Atanasio Bidaurreta Labra, religiosos de la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, mártires en la misma persecución, junto con otros compañeros que les habían precedido en días anteriores. (1936)
14*. En Alcañiz, cerca de la región de Tortosa, otra vez en España, beato Martín Martínez Pascual, presbítero y mártir, miembro de la Sociedad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, que en la misma persecución y en el mismo día recibió la corona de la gloria. (1936)
15*. En la localidad llamada Rafelbunyol, en la región de Valencia, de nuevo en España, beato Vicente María Izquierdo Alcón, presbítero y mártir, que recibió la muerte por parte de quienes odiaban la fe. (1936)
16. En Santiago de Chile, san Alberto Hurtado Cruchaga, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, que fundó una obra para que los pobres que sin techo y los vagabundos, sobre todo niños, pudiesen encontrar un verdadero y familiar hogar. (1952) (Canonizado 2005)

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