Entrada destacada

Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

martes, 31 de mayo de 2022

Martes 5 julio 2022, Martes de la XIV semana del Tiempo Ordinario, feria o san Antonio María Zaccaría, presbítero, memoria libre.

SOBRE LITURGIA

JUAN PABLO II
AUDIENCIA GENERAL

Miércoles 14 de julio de 1982

Virginidad y matrimonio
en la perspectiva escatológica del «otro mundo»


1. En mis anteriores reflexiones, analizando el capítulo 7 de la primera Carta a los Corintios, he tratado de captar y comprender las enseñanzas y los consejos que San Pablo da a los destinatarios de su Carta, sobre las cuestiones referentes al matrimonio y a la continencia voluntaria (o sea, la abstención del matrimonio ). Afirmando que quien elige el matrimonio «hace bien», pero el que escoge la virginidad «hace mejor», el Apóstol se refiere a la caducidad del mundo, o sea, a todo lo que es temporal.

Es fácil intuir que el motivo de la caducidad y fugacidad de lo temporal tiene, en este caso, más fuerza que la referencia a la realidad del «otro mundo». El Apóstol encuentra cierta dificultad para exponer su pensamiento; sin embargo, es claro que en la base de la interpretación paulina del tema «matrimonio-virginidad» está no sólo la metafísica misma del ser accidental (y por consiguiente pasajero), sino sobre todo la teología de una gran esperanza de la que Pablo fue entusiasta defensor. El destino eterno del hombre no es el «mundo», sino el reino de Dios. El hombre no debe apegarse demasiado a los bienes del mundo perecedero.

2. También el matrimonio está ligado a la «escena de este mundo» que pasa; y en esto nos encontramos, en cierto sentido, muy cerca de la perspectiva abierta por Cristo en su enunciación sobre la resurrección futura (cf. Mt 22, 23-32; Mc 12, 18-27; Lc 20, 27-40). Por eso el cristiano, según las enseñanzas de Pablo, debe vivir el matrimonio desde el punto de vista de su vocación definitiva. Y, mientras el matrimonio está ligado a la escena de este mundo que pasa y por lo tanto impone, en un cierto sentido, la necesidad de «encerrarse» en esta caducidad; la abstención del matrimonio, en cambio, está libre —se puede decir— de esa necesidad. Precisamente por esto el Apóstol afirma que «hace mejor» quien elige la continencia. Y aunque su argumentación sigue por este camino, sin embargo aparece claramente en primer plano (como hemos constatado ya) sobre todo el problema de «agradar al Señor» y «preocuparse de las cosas del Señor».

3. Se puede admitir que las mismas razones valen para lo que el Apóstol aconseja a las mujeres que se han quedado viudas: «La mujer está ligada por todo el tiempo de vida a su marido; mas una vez que se duerme el marido, queda libre para casarse con quien quiera, pero en el Señor. Más feliz será si permanece así, conforme a mi consejo, pues también creo tener yo el espíritu de Dios» (1Cor 7 39-40).

Así pues permanezca en la viudez en lugar de contraer un nuevo matrimonio.

4. En lo que descubrimos con una lectura atenta de la Carta a los Corintios (especialmente del cap. 7) aparece todo el realismo de la teología paulina sobre el cuerpo. El Apóstol en la Carta afirma que «vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros» (1Cor 6, 19), pero al mismo tiempo es plenamente consciente de la debilidad y de la pecabilidad a las que el hombre está sujeto, precisamente a causa de la concupiscencia de la carne.

Sin embargo, esta conciencia no ofusca en él de modo alguno la realidad del don de Dios, del que participan tanto los que se abstienen del matrimonio, como los que toman mujer o marido. En el capítulo 7 de la primera Carta a los Corintios encontramos un claro estímulo a la abstención del matrimonio, la convicción de que «hace mejor» quien opta por ella; sin embargo, no encontramos ningún fundamento para considerar a los casados personas «carnales» y a los que, por motivos religiosos, han elegido la continencia «espirituales». Efectivamente, en uno y en otro modo de vida —hoy diríamos, en una y en otra vocación—, actúa ese «don» que cada uno recibe de Dios, es decir, la gracia, la cual hace que el cuerpo se convierta en «templo del Espíritu Santo» y que permanezca tal, así en la virginidad (en la continencia), como también en el matrimonio, si el hombre se mantiene fiel al propio don y, en conformidad con su estado, o sea, con la propia vocación, no «deshonra» este «templo del Espíritu Santo», que es su cuerpo.

5. En las enseñanzas de Pablo, contenidas sobre todo en el capítulo 7 de la primera Carta a los Corintios, no encontramos ninguna premisa para lo que más tarde se llamará «maniqueísmo». El Apóstol es plenamente consciente de que —aunque la continencia por el reino de los cielos sea siempre digna de recomendación— la gracia, es decir, «el don propio de Dios» ayuda también a los esposos en esa convivencia, en la cual (según las palabras del Gén 2, 24) ellos se unen tan estrechamente que forman «una sola carne». Así, pues, esta convivencia carnal está sometida a la potencia del «don propio de Dios» que cada uno recibe. El Apóstol escribe sobre esto con el mismo realismo que caracteriza toda su argumentación en el capítulo 7 de esta Carta: «El marido otorgue lo que es debido a la mujer, e igualmente la mujer al marido. La mujer no es dueña de su propio cuerpo: es el marido, e igualmente el marido no es dueño de su propio cuerpo: es la mujer» (vv. 3-4).

6. Se puede decir que estas enunciaciones son un comentario claro, por parte del Nuevo Testamento, a las palabras del libro del Génesis (Gén 2, 24) que acabo de recordar. Sin embargo, los términos usados aquí, en particular las expresiones «lo que es debido» y «no es dueña (dueño)» no se pueden explicar prescindiendo de la justa dimensión de la alianza matrimonial, como traté de aclarar cuando analicé los textos del libro del Génesis; procuraré hacerlo más ampliamente aún cuando hable de la sacramentalidad del matrimonio según la Carta a los Efesios (cf. Ef 5, 22-23). En su momento, será necesario volver sobre estas expresiones significativas que del vocabulario de San Pablo han pasado a toda la teología del matrimonio.

7. Por ahora, sigamos fijando la atención en las otras frases del mismo párrafo del capítulo 7 de la primera Carta a los Corintios, en el que el Apóstol dirige a los esposos las siguientes palabras: «No os defraudéis uno al otro, a no ser de común acuerdo por algún tiempo, para daros a la oración, y de nuevo volved a lo mismo a fin de que no os tiene Satanás de incontinencia. Esto os lo digo condescendiendo, no mandando» (1Cor 7, 5-6). Es un texto muy significativo, al que habrá que referirse de nuevo en el contexto de las meditaciones sobre otros temas.

En toda su argumentación sobre el matrimonio y la continencia, el Apóstol hace, como Cristo, una clara distinción entre el mandamiento y el consejo evangélico: por eso, es muy significativo el hecho de que sienta la necesidad de referirse también a la «condescendencia» como a una regla suplementaria, y esto precisamente sobre todo con referencia a los esposos y a su recíproca convivencia. San Pablo dice claramente que tanto la convivencia conyugal como la voluntaria y periódica abstención de los esposos, debe ser fruto de ese «don de Dios» que es «propio» de ellos, y que, cooperando conscientemente con él, los mismos cónyuges pueden mantener y reforzar ese recíproco vínculo personal y al mismo tiempo esa dignidad que el hecho de ser «templo del Espíritu Santo, que está en vosotros» (cf. 1Cor 6, 19), confiere a su cuerpo.

8. Parece que la regla paulina de «condescendencia» indica la necesidad de tomar en consideración todo lo que, de alguna manera, corresponde al carácter subjetivo tan diferenciado del hombre y de la mujer. Todo lo que en este aspecto subjetivo es de naturaleza no sólo espiritual sino también psicosomática, toda la riqueza subjetiva del hombre —la cual entre su naturaleza espiritual y su naturaleza corporal, se expresa en la sensibilidad específica tanto del hombre como de la mujer—, todo esto debe permanecer bajo la influencia del don que cada uno recibe de Dios, don que es propio de cada uno.

Como se ve, en el capítulo 7 de la primera Carta a los Corintios, San Pablo interpreta las enseñanzas de Cristo sobre la continencia por el reino de los cielos en esa forma, tan pastoral, que le es característica, acentos naturalmente muy personales. Él interpreta las enseñanzas sobre la continencia, sobre la virginidad, en línea paralela a la doctrina sobre el matrimonio, conservando el realismo propio de un pastor y, al mismo tiempo, los parámetros que encontramos en el Evangelio, en las palabras del mismo Cristo.

9. En la enunciación paulina se encuentra esa fundamental estructura-cuadro de la doctrina revelada sobre el hombre que esta destinado, también con su cuerpo, a la «vida futura». Esta estructura-cuadro constituye la base de todas las enseñanzas evangélicas sobre la continencia por el reino de Dios (cf. Mt 19, 12); pero al mismo tiempo en ella se basa también el cumplimiento definitivo (escatológico) de la doctrina evangélica sobre el matrimonio (cf. Mt 22, 30; Mc 12, 25; Lc 20, 36). Estas dos dimensiones de la vocación humana no se oponen entre sí, sino que se complementan. Ambas dan respuesta plena a uno de los interrogantes fundamentales del hombre: el interrogante sobre el significado del «ser cuerpo», es decir, sobre el significado de la masculinidad y feminidad, de ser «en el cuerpo» un hombre o una mujer.

10. Lo que generalmente llamamos teología del cuerpo aparece como algo verdaderamente fundamental y constitutivo para toda la hermenéutica antropológica, y al mismo tiempo igualmente para la ética y para la teología del ethos humano. En cada uno de estos sectores, hay que tener muy presentes las palabras de Cristo, en las que Él se remite al «principio» (cf. Mt 19, 4) o al «corazón» como lugar interior y contemporáneamente «histórico» (cf. Mt 5, 28) del encuentro con la concupiscencia de la carne; pero hay que tener también bien presentes las palabras con las que Cristo se ha referido a la resurrección, para injertar en el mismo inquieto corazón del hombre las primeras semillas de la respuesta al interrogante sobre el significado de ser «carne» en la perspectiva del «otro mundo».

CALENDARIO

5 MARTES DE LA XIV SEMANA DEL T. ORDINARIO, feria o SAN ANTONIO MARÍA ZACCARÍA, presbítero, m. libre

Misa
de feria (verde) o de la memoria (blanco).
MISAL: para la feria cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5) / para la memoria 1.ª orac. prop. y el resto del común de pastores o de santos (para educadores o para religiosos), o de un domingo del T.O.; Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. III-par.
- Os 8, 4-7. 11-13.
Siembran viento, cosecharán tempestades.
- Sal 113. R. Israel confía en el Señor.
- Mt 9, 32-38. La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos.
o bien:
cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de feria o de la memoria.

Martirologio: elogs. del 6 de julio, pág. 400.
CALENDARIOS: Bernabitas y HH. Angélicas de San Pablo: San Antonio María Zaccaría, presbítero (S).
Vic-ciudad: San Miguel de los Santos, presbítero (S). Vic-diócesis y Valladolid: (MO).
Bilbao: San Antonio María Zaccaría, presbítero (ML), o Santa Isabel de Portugal (ML).
Tarragona: Santa Isabel de Portugal (ML).
Almería: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Adolfo González Montes, obispo emérito (1997).

TEXTOS MISA

Misa de la feria: del XIV Domingo del T. Ordinario (o de otro Domingo del T. Ordinario).

Misa de la memoria:

5 de julio
San Antonio María Zaccaría, presbítero

Oración colecta propia, resto del común de Pastores: III. Pastores; B. Para un pastor 2.

Antífona de entrada Cf. Lc 4, 18

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres y curar a los contritos de corazón.
Spíritus Dómini super me: propter quod unxit me, evangelizáre paupéribus misit me, sanáre contrítos corde.
O bien: Cf. Eclo 45, 16
El Señor lo eligió como su sacerdote, para ofrecer el sacrificio de alabanza.
Elégit eum Dóminus sacerdótem sibi, ad sacrificándum ei hóstiam laudis.

Monición de entrada
Conmemoramos hoy a san Antonio María Zaccaría, presbítero. Nació en Cremona, ciudad de Lombardía, el año 1502. Estudió Medicina en Padua y después fue ordenado sacerdote. Fundó la Orden de Clérigos Regulares de San Pablo, conocidos como «barnabitas», para renovar la vida cristiana de los fieles cristianos. Murió en la misma ciudad donde había nacido el año 1539.

Oración colecta
Concédenos, Señor, según el espíritu de san Pablo apóstol, avanzar en el conocimiento incomparable de Jesucristo, que movió a san Antonio María a predicar continuamente la palabra de salvación en tu Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Da nobis, Dómine, ut supereminéntem Iesu Christi sciéntiam spíritu Pauli apóstoli prosequámur, qua beátus Antónius María erudítus verbum salútis in Ecclésia tua iúgiter praedicávit. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Martes de la XIV semana de Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA Os 8, 4-7. 11. 13
Siembran viento, cosecharán tempestades

Lectura de la profecía de Oseas.

Esto dice el Señor:
«Han constituido reyes en Israel, sin contar conmigo,
autoridades, y yo no sabía nada.
Con su plata y con su oro
se hicieron ídolos para establecer pactos.
¡Tu becerro te ha rechazado, Samaría!
Mi ira se inflamó contra ellos.
¿Hasta cuándo serán culpables
de la suerte de Israel?
¡Un artesano lo ha hecho,
pero eso no es un Dios!
Sí, terminará hecho pedazos
el becerro de Samaría.
Puesto que siembran viento,
cosecharán tempestades;
“espiga sin brote no produce harina”.
Tal vez la produzca,
pero la devorarán extranjeros.
Efraín multiplicó los altares de pecado,
y fueron para él altares de pecado.
Para él escribo todos mis preceptos,
son considerados cosa de otros.
Sacrificios de carne asada!
Sacrificaron la carne y se la comieron.
El Señor no los acepta.
Tiene presente su perversión
y castiga sus pecados:
deberán retornar a Egipto».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 113 B, 3-4. 5-6. 7ab-8. 9-10 (R.: 9a)
R. 
Israel confía en el Señor.
Domus Israel sperávit in Dómino.
O bien: Aleluya.

V. Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas.
R. Israel confía en el Señor.
Domus Israel sperávit in Dómino.

V. Tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen.
R. Israel confía en el Señor.
Domus Israel sperávit in Dómino.

V. Tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan.
Que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
R. Israel confía en el Señor.
Domus Israel sperávit in Dómino.

V. Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
R. Israel confía en el Señor.
Domus Israel sperávit in Dómino.

Aleluya Jn 10, 14
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo soy el buen Pastor -dice el Señor-, que conozco a mis ovejas, y las mías me conocen. R.
Ego sum pastor bonus, dicit Dóminus; et cognósco oves meas, et cognóscunt me meæ.

EVANGELIO Mt 9, 32-38
La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos
 Lectura del santo evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló. La gente decía admirada:
«Nunca se ha visto en Israel cosa igual».
En cambio, los fariseos decían:
«Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.
Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».
Entonces dice a sus discípulos:
«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Discurso a la asamblea diocesana de Roma 16-junio-2014
Debemos tener el corazón de Jesús, quien "al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas como ovejas que no tienen pastor" (Mt 9, 36). Al ver a las muchedumbres, sintió compasión. A mí me gusta soñar una Iglesia que viva la compasión de Jesús. Compasión es "padecer con", sentir lo que sienten los demás, acompañar en los sentimientos. Es la Iglesia madre, como una madre que acaricia a sus hijos con la compasión. Una Iglesia que tenga un corazón sin confines, pero no sólo el corazón: también la mirada, la dulzura de la mirada de Jesús, que a menudo es mucho más elocuente que tantas palabras. Las personas esperan encontrar en nosotros la mirada de Jesús, a veces sin ni siquiera saberlo, esa mirada serena, feliz, que entra en el corazón.


Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario XXIX

Jesús ha venido para curar las enfermedades y las tristezas de los hombres. Sintiéndonos solidarios con los anhelos de nuestro mundo, presentemos al Padre nuestra oración.
- Para que entre los hombres crezcan el amor y la solidaridad. Roguemos al Señor.
- Para que el Señor libere al mundo de la guerra y del hambre. Roguemos al Señor.
- Para que los países ricos dejen su egoísmo y respondan a la llamada de los pobres. Roguemos al Señor.
- Para que los que entre nosotros sufren la pobreza, la enfermedad y la soledad reciban la ayuda de los hermanos. Roguemos al Señor.
- Para que los enfermos incurables y los que sienten cercana la muerte puedan experimentar la paz del Señor y la compañía de sus familiares y amigos. Roguemos al Señor.
- Para que los médicos, enfermeros y todos los que se dedican al cuidado de los enfermos sepan transmitir ánimo y esperanza. Roguemos al Señor.
- Para que la Iglesia entera y cada uno de nosotros seamos testigos del amor de Dios, de palabra y de obra. Roguemos al Señor.
Acoge, Señor, nuestras esperanzas y anhelos. Que tu Espíritu de amor y fortaleza renueve el corazón de todos los hombres, para que el mundo entero reciba la Buena Noticia que vino a realizar entre nosotros tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Misa de la memoria:
Oración sobre las ofrendas
Dios todopoderoso, humildemente imploramos de tu divina Majestad que, así como estos dones ofrecidos en honor de san N. manifiestan la gloria de tu poder divino, del mismo modo nos alcancen el fruto de tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Maiestátem tuam supplíciter implorámus, omnípotens Deus, ut, sicut glóriam divínae poténtiae múnera pro beáto N. obláta testántur, sic nobis efféctum tuae salvatiónis impéndant. Per Christum.

PREFACIO DE LOS SANTOS PASTORES
LA PRESENCIA DE LOS SANTOS PASTORES EN LA IGLESIA
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque nos concedes la alegría de celebrar hoy la fiesta de san N., fortaleciendo a tu Iglesia con el ejemplo de su vida santa, instruyéndola con su palabra y protegiéndola con su intercesión.
Por eso, con los ángeles y la multitud de los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Quia sic tríbuis Ecclésiam tuam sancti N. festivitáte gaudére, ut eam exémplo piae conversatiónis corróbores, verbo praedicatiónis erúdias, gratáque tibi supplicatióne tueáris.
Et ídeo, cum Angelórum atque Sanctórum turba, hymnum laudis tibi cánimus, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA III

Antífona de comunión Mt 28, 20

Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos, dice el Señor.
Ecce ego vobíscum sum ómnibus diébus usque ad consummatiónem saeculi, dicit Dóminus.

Oración después de la comunión
Señor, que los sacramentos que hemos recibido nos preparen a los gozos eternos que mereció san N., tu servidor fiel. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Sumpta mystéria, quaesumus, Dómine, aetérnis nos praeparent gáudiis, quae beátus N. fidéli dispensatióne proméruit. Per Christum.
O bien:
Fortalecidos con el alimento santo, te rogamos, Dios todopoderoso, que, siguiendo siempre el ejemplo de san N., nos concedas servirte con entrega constante y progresar en el amor incansable hacia todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Refectióne sacra enutrítos, fac nos, omnípotens Deus, exémpla beáti N. iúgiter sequéntes, te pérpeti devotióne cólere, et indeféssa ómnibus caritáte profícere. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 6 de julio
S
anta María Goretti
, virgen y mártir, que en el transcurso de una infancia difícil, ayudando a su madre en las labores de la casa, se distinguió ya por su piedad. Cuando no contaba más que doce años, murió en defensa de su castidad a causa de las puñaladas que le asestó un joven que intentaba violarla cuando estaba sola en su casa, cercana a la localidad de Nettuno, en la región del Lacio, de Italia. (1902)
2*. En Nicomedia, en Bitinia, hoy Turquía, santa Ciriaca, virgen, mártir en tiempo del emperador Diocleciano, que es objeto de gran veneración en Tropea, en Calabria. (s. IV)
3. En Fiésole, en la región italiana de Toscana, san Rómulo, diácono, celebrado como primer mártir de esta ciudad. (s. inc.)
4*. En Egipto, san Sísoes, de sobrenombre “Magno”, ermitaño, muy insigne por la perfección con que practicó la vida monástica. (c. 429)
5*. En Escocia, conmemoración de san Paladio, obispo, el cual, enviado desde Roma a Irlanda, murió en Inglaterra, en la misma época en que san Germán de Auxerre estaba combatiendo la herejía pelagiana.(432)
6*. En el territorio de Armagh, en Irlanda, santa Monena, abadesa del monasterio de Killeevy, fundado por ella misma. (517)
7*. En la región de Condat, en el macizo del Jura, en Burgundia, hoy Francia, san Justo, monje(s. VI)
8. A orillas del Rin, en la actual Alemania, san Goar, presbítero, oriundo de Aquitania, el cual, con el apoyo del obispo de Tréveris, construyó un hospital y un oratorio para recibir a los peregrinos y proveer a la salvación de sus almas. (s. VI)
9. En Londres, en Inglaterra, martirio de santo Tomás Moro, que es conmemorado, junto con san Juan Fisher, el día veintidós de junio (1535).
10*. También en Londres, beato Tomás Alfield, presbítero y mártir, que abjuró de la fe católica bajo torturas, pese a lo cual fue expulsado de Inglaterra, aunque después, arrepentido, volvió a la patria, y bajo el reinado de Isabel I, por haber divulgado una Apología en favor de los católicos, sufrió en Tyburn el suplicio del patíbulo. (1585)
11*. Frente a la costa de Rochefort, en Francia, beato Agustín José (Elías) Desgardin, monje cisterciense y mártir, el cual, durante la Revolución Francesa, en odio a la fe fue sacado de su monasterio de Sept-fontaines y encerrado en una vieja nave, en la que, entregado al cuidado de sus compañeros enfermos, murió también él al contagiarse. (1794)
12*. En Orange, también en Francia, beata Susana Águeda (María Rosa) de Loye, virgen de la Orden de San Benito y mártir, que durante la Revolución Francesa, encarcelada junto con otras treinta y dos monjas de varias órdenes y comunidades religiosas, perseveró fiel a su vocación monástica, y fue ella la primera, entre todas las condenadas a muerte por quienes odiaban el cristianismo, en subir impávida al patíbulo. (1794)
13. En Shuangzhong, cerca de Jixian, en la provincia de Hebei, en China, san Pedro Wang Zuolong, mártir, que, en la persecución llevada a cabo por los seguidores del movimiento Yihetuan, fue ahorcado por negarse a dar culto a los ídolos y a abjurar de la fe cristiana. (1900)
14*. En Roma, beata María Teresa Ledochowska, virgen, que, entregada totalmente al cuidado de los africanos oprimidos por la esclavitud, fundó el Instituto de Misioneras del Sodalicio de San Pedro Claver. (1922)
15*. En Buenos Aires, en Argentina, santa Nazaria (Ignacia) de Santa Teresa de Jesús March Mesa, virgen, nacida en España y emigrante con su familia a México, que, llena de celo misionero, consagró su vida a la evangelización de los pobres y necesitados en varias naciones de América latina y fundó el Instituto de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia. (1943) Canonizada 2018

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No publico comentarios anónimos.