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lunes, 30 de mayo de 2022

Lunes 4 julio 2022, Lunes de la XIV semana del Tiempo Ordinario, feria o santa Isabel de Portugal, memoria libre.

SOBRE LITURGIA

JUAN PABLO II
AUDIENCIA GENERAL

Miércoles 7 de julio de 1982

La preocupación de «agradar al Señor»

1. En el encuentro del capítulo anterior tratamos de ahondar en la argumentación que emplea San Pablo en la primera Carta a los Corintios para convencer a sus destinatarios de que quien elige el matrimonio hace «bien», y el que elige la virginidad (es decir, la continencia según el espíritu del consejo evangélico) hace «mejor» (1Cor 7, 32). Prosiguiendo hoy esta meditación, recordemos que según San Pablo «el célibe se cuida... de cómo agradar al Señor» (1Cor 7, 32).

«Agradar al Señor» tiene por trasfondo el amor. Este trasfondo se ve claro a través de una ulterior confrontación: quien no está casado se cuida de agradar a Dios, mientras que el hombre casado debe procurar también contentar a la mujer. En cierto sentido aparece aquí el carácter nupcial de la «continencia por el reino de Dios». El hombre procura agradar siempre a la persona amada. El «agradar a Dios» no carece por tanto de este carácter que distingue la relación interpersonal entre los esposos. Por una parte, es un esfuerzo del hombre que tiende a Dios y procura complacerle, o sea, expresar prácticamente el amor; por otra, a esta aspiración corresponde el agrado de Dios, que acoge los esfuerzos del hombre y corona su obra dándole una gracia nueva: de hecho desde el principio esta aspiración ha sido don de Dios. «Cuidarse de agradar a Dios» es, pues, una aportación del hombre al diálogo continuo de salvación entablado por Dios, evidentemente todo cristiano que vive de fe toma parte en este diálogo.

2. Pero Pablo observa que el hombre ligado con vínculo matrimonial «está dividido» (1Cor 7, 34) a causa de sus deberes familiares (cf. 1Cor 7, 34). Por consiguiente, de esta constatación parece desprenderse que la persona no casada debería caracterizarse por una integración interior una unificación, que le permitan dedicarse enteramente al servicio del reino de Dios en todas sus dimensiones. Esta actitud presupone la abstención del matrimonio exclusivamente «por el reino de Dios», y una vida dedicada sólo a este fin. Y, sin embargo, también puede entrar furtivamente «la división» en la vida de una persona no casada, que al verse privada de la vida matrimonial por una parte y, por otra, de una meta clara por la que renunciar a esta, podría encontrarse ante un cierto vacío.

3. El Apóstol parece conocer bien todo esto y se apresura a puntualizar que no quiere «tender un lazo» a quien aconseja no casarse, sino que lo hace para encaminarlo a lo que es digno y lo mantiene unido al Señor sin distracciones (cf. 1Cor 7, 35). Estas palabras traen a la memoria lo que dijo Cristo a los Apóstoles en la última Cena, según el Evangelio de Lucas: «Vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas (literalmente «en las tentaciones»); y yo dispongo del reino en favor vuestro, como mi Padre ha dispuesto de él en favor mío» (Lc 22, 28-29). El no casado «estando unido al Señor», puede tener certeza de que sus dificultades serán comprendidas: «No es nuestro Pontífice tal que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, antes fue tentado en todo a semejanza nuestra, fuera del pecado» (Heb 4, 15). Esto permite a la persona no casada englobar sus eventuales problemas personales en la gran corriente de los sufrimientos de Cristo y de su Cuerpo, que es la Iglesia, en vez de sumergirse exclusivamente en ellos.

4. El Apóstol enseña cómo se puede estar unido al Señor; esto se llega alcanzar aspirando a permanecer con Él de continuo, a gozar de su presencia (eupáredron), sin dejarse distraer por las cosas que no son esenciales (aperispástos) (cf. 1Cor 7, 35).

Pablo puntualiza este pensamiento con mayor claridad todavía cuando habla de la situación de la mujer casada y de la que ha optado por la virginidad o ya no tiene marido. Mientras la mujer casada debe cuidarse de «cómo agradar a su marido», la que no está casada «sólo tiene que preocuparse de las cosas del Señor, de ser santa en cuerpo y en espíritu» (1Cor 7, 34).

5. Para captar adecuadamente toda la profundidad del pensamiento de Pablo hay que hacer notar que la «santidad» es un estado más bien que una acción, según la concepción bíblica; y tiene ante todo carácter ontológico y luego también moral. Especialmente en el Antiguo Testamento es una «separación» de lo que no está sujeto a la influencia de Dios, lo que es «profanum» a fin de pertenecer exclusivamente a Dios. La «santidad en el cuerpo y en el espíritu» significa también, por tanto, la sacralidad de la virginidad o celibato aceptados por el «reino de Dios». Y, al mismo tiempo, lo que está ofrecido a Dios debe distinguirse por la pureza moral y, por tanto, presupone un comportamiento «sin mancha ni arruga», «santo e inmaculado», según el modelo virginal de la Iglesia que está ante Cristo (Ef 5, 27).

El Apóstol, en este capítulo de la Carta a los Corintios, trata de los problemas del matrimonio y del celibato o virginidad de modo sumamente humano y realista, teniendo en cuenta la mentalidad de sus destinatarios. En una cierta medida la argumentación de Pablo es ad hominem. El mundo nuevo, el nuevo orden de valores que anuncia, en el ambiente de sus destinatarios de Corinto va a encontrarse con otro «mundo», otra jerarquía de valores distinta de aquella a la que llegaron por primera vez las palabras pronunciadas por Cristo.

6. Si con su doctrina sobre el matrimonio y la continencia Pablo hace referencia también a la caducidad del mundo y de la vida humana en él, lo hace sin duda aplicándolo a un ambiente que en cierta manera estaba orientado de modo programático al «uso del mundo». Bajo este punto de vista es muy significativo su llamamiento a los que «disfrutan del mundo» para que lo hagan «como si no disfrutaran plenamente» (1Cor 7, 31). Del contexto inmediato se desprende que incluso el matrimonio estaba concebido en este ambiente como una manera de «disfrutar del mundo», al contrario de cómo había sido en toda la tradición israelita (no obstante algunas descentralizaciones que señaló Jesús en la conversación con los fariseos y también en el sermón de la montaña). No hay duda de que todo explica el estilo de la respuesta de Pablo. El Apóstol se daba perfecta cuenta de que al estimular a la abstención del matrimonio, al mismo tiempo debía exponer un modo de entender el matrimonio que estuviera conforme con toda la jerarquía evangélica de valores. Y había de hacerlo con realismo máximo, es decir, teniendo ante los ojos el ambiente a que se dirigía y las ideas y modos de valorar las cosas que dominaban en él.

7. Ante hombres que vivían en un ambiente donde el matrimonio sobre todo era considerado uno de los modos de «usar del mundo», Pablo se pronuncia con palabras significativas sobre la virginidad y el celibato (como ya hemos visto) y también sobre el mismo matrimonio: «A los no casados y a las viudas les digo que les es mejor permanecer como yo. Pero si no pueden guardar continencia, cásense, que mejor es casarse que abrasarse» (1Cor 7, 8-9). Igual idea casi había expresado ya Pablo anteriormente: «Comenzando a tratar de lo que me habéis escrito, bueno es al hombre no tocar mujer; mas por evitar la fornicación, tenga cada uno su mujer, y cada una tenga su marido» (1Cor 7, 1-2).

8. ¿Acaso en la primera Carta a los Corintios considera el Apóstol el matrimonio exclusivamente desde el punto de vista de un «remedium concupiscentiae», como se solía decir en el lenguaje teológico tradicional? Las citas hechas podrían dar la impresión de atestiguarlo. En proximidad inmediata a las formulaciones precedentes, leamos una frase que nos lleva a enfocar de manera diferente el conjunto de enseñanzas de San Pablo contenidas en el capítulo 7 de la primera Carta a los Corintios: «Quisiera yo que todos los hombres fuesen como yo (repite su argumento preferido en favor de la abstención del matrimonio); pero cada uno tiene de Dios su propia gracia: éste, una; aquél, otra» (1Cor 7, 7). Por lo tanto, incluso los que optan por el matrimonio y viven en él, reciben de Dios un «don», «su don», es decir, la gracia propia de esta opción, de este modo de vivir, de dicho estado. El don que reciben las personas que viven en el matrimonio es distinto del que reciben las personas que viven en virginidad y han elegido la continencia por el reino de Dios; no obstante, es verdadero «don de Dios», don «propio», destinado a personas concretas, y «específico», o sea, adecuado a su vocación de vida.

9. Así, pues, se puede decir que mientras en la caracterización del matrimonio en su parte «humana» (o más aún quizá, en la situación local que dominaba en Corinto), el Apóstol pone muy de relieve la motivación que tenía en cuenta la concupiscencia de la carne; y, a la vez con no menor fuerza persuasiva, destaca su carácter sacramental y «carismático». Con la misma claridad con que ve la situación del hombre respecto de la concupiscencia de la carne, ve también la situación de la gracia de cada hombre, en quien vive en el matrimonio e igualmente en el que ha elegido voluntariamente la continencia, teniendo presente que «pasa la apariencia de este mundo».

CALENDARIO

4 LUNES DE LA XIV SEMANA DEL T. ORDINARIO, feria o SANTA ISABEL DE PORTUGAL, memoria libre

Misa
de feria (verde) o de la memoria (blanco).
MISAL: para la feria cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5) / para la memoria 1.ª orac. prop. y el resto del común de santos (santos que practicaron obras de misericordia), o de un domingo del T.O.; Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. III-par.
- Os 2, 16. 17b-18. 21-22.
Me desposaré contigo para siempre.
- Sal 144. R. El Señor es clemente y misericordioso.
- Mt 9, 18-26. Mi hija acaba de morir, pero ven tú y vivirá.
o bien:
cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de feria o de la memoria.

Martirologio: elogs. del 5 de julio, pág. 398.
CALENDARIOS: Bilbao: San Valentín de Berriochoa, obispo y mártir (F).
Tarragona: Dedicación de la iglesia-catedral (F).
Zaragoza: Santa Isabel de Portugal (MO).
Mínimos: Beato Gaspar de Bono, presbítero (MO).
Sevilla: San Laureano, obispo y mártir (ML).
Vic: San Antonio María Zaccaría, presbítero (ML).
Carmelitas: Beata María Crucificada Curcio, virgen (ML).
Dominicos: Beato Pedro Jorge Frassatti o Beata Catalina Jarrigue, virgen (ML).
Servitas: Beato Ubaldo de Borgo Sansepolcro, presbítero (ML).

TEXTOS MISA

Misa de la feria: del XIV Domingo del T. Ordinario (o de otro Domingo del T. Ordinario).

Misa de la memoria:
4 de julio
Santa Isabel de Portugal

Oración colecta propia, resto del común de santos y santas: III. Para santos que practicaron obras de misericordia.

Antífona de entrada Cf. Mt 25, 34. 36. 40
Venid vosotros, benditos de mi Padre, dice el Señor. Estaba enfermo y me visitasteis. En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis.
Veníte, benedícti Patris mei, dicit Dóminus: infírmus eram, et visitástis me. Amen dico vobis, quámdiu fecístis uni ex his frátribus meis mínimis, mihi fecístis.
O bien: Sal 111, 9
Reparte limosna a los pobres, su caridad dura por siempre, y alzará la frente con dignidad.
Dispérsit, dedit paupéribus: iustítia eius manet in saeculum saeculi, cornu eius exaltábitur in glória.

Monición de entrada
Conmemoramos en esta celebración a santa Isabel, reina de Portugal. Nació el año 1271, hija del rey Pedro III de Aragón. Fue admirable por su desvelo en conseguir que reyes enfrentados hiciesen las paces por su caridad en favor de los pobres. Muerto su esposo, abrazó la vida religiosa en el monasterio de monjas de la Tercera Orden de las Clarisas de Estremoz, en Portugal, que ella misma había fundado y en el cual murió cuando se esforzaba por conseguir la reconciliación entre un hijo y un nieto suyos que estaban enfrentados. Murió en el Señor el año 1336.

Oración colecta
Oh, Dios, que creas la paz y amas la caridad, haciendo brillar a santa Isabel de Portugal con la gracia admirable de reconciliar a los enemigos; concédenos, por su intercesión, ser constructores de paz para que podamos ser llamados hijos de Dios. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, auctor pacis et amátor caritátis, qui beátam Elísabeth mira dissidéntes componéndi grátia decorásti, da nobis, eius intercessióne, pacis ópera exercére, ut fílii Dei nominári possímus. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Lunes de la XIV semana de Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA Os 2, 16. 17b-18. 21-22
Me desposaré contigo para siempre

Lectura de la profecía de Oseas.

Esto dice el Señor:
«Yo la persuado,
la llevo al desierto, le hablo al corazón.
Allí responderá como en los días de su juventud,
como el día de su salida de Egipto.
Aquel día —oráculo del Señor—
me llamarás «esposo mío”,
y ya no me llamarás «mi amo”.
Me desposaré contigo para siempre,
me desposaré contigo
en justicia y en derecho,
en misericordia y en ternura,
me desposaré contigo en fidelidad
y conocerás al Señor».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 144, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 8a)
R. 
El Señor es clemente y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus.

V. Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza.
R. El Señor es clemente y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus.

V. Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas.
R. El Señor es clemente y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus.

V. Encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.
R. El Señor es clemente y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus.

V. El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.
R. El Señor es clemente y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus.

Aleluya Cf. 2 Tm 1, 10
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. R.
Salvátor noster Iesus Christus destrúxit mortem, et illuminávit vitam per Evangélium.

EVANGELIO Mt 9, 18-26
Mi hija acaba de morir, pero ven tú y vivirá
╬ 
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo:
«Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá».
Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.
Entre tanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió y al verla le dijo:
«¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado».
Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús Llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo:
«¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida». Se reían de él.
Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano y ella se levantó.
La noticia se divulgó por toda aquella comarca.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios 199.
Tocó delicadamente el ruedo del manto, se acercó con fe, creyó y supo que había sido sanada... Así nosotros, si queremos ser salvados, toquemos con fe el vestido de Cristo (S. Ambrosio, Expositio Evangelii secundum Lucam, 6, 56, 58). ¿Te persuades de cómo ha de ser nuestra fe? Humilde. ¿Quién eres tú, quién soy yo, para merecer esta llamada de Cristo? ¿Quiénes somos, para estar tan cerca de El? Como a aquella pobre mujer entre la muchedumbre, nos ha ofrecido una ocasión. Y no para tocar un poquito de su vestido, o un momento el extremo de su manto, la orla. Lo tenemos a El. Se nos entrega totalmente, con su Cuerpo, con su Sangre, con su Alma y con su Divinidad. Lo comemos cada día, hablamos íntimamente con El, como se habla con el padre, como se habla con el Amor. Y esto es verdad. No son imaginaciones.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario XXVIII

Confiando en el amor misericordioso del Padre, que abre sus brazos para acoger a todos los hombres, pidamos por nosotros y por el mundo entero.
- Por la santa Iglesia, para que presente ante el mundo el rostro acogedor del Padre para con los pobres, los que sufren, los que dudan y los que se equivocan. Roguemos al Señor.
- Por las familias que se encuentran en graves dificultades económicas, por los matrimonios que están en peligro de romperse, por las madres que tienen miedo de recibir un nuevo hijo, para que encuentren ayuda y apoyo en los hermanos. Roguemos al Señor.
- Por los que viven sumergidos en el mundo de la droga, de la delincuencia, de la marginación, de la miseria, para que hallen el camino y el valor necesario para salvarse de esta su situación. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, para que celebremos con fe esta eucaristía y vivamos con agradecimiento por la misericordia que Dios nos ofrece. Roguemos al Señor.
Escucha, Padre, nuestras plegarias y no rechaces a los que solo en ti confían. Por Jesucristo. nuestro Señor.

Misa de la memoria:
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, los dones de tu pueblo y concede a quienes celebramos las maravillas del inmenso amor de tu Hijo, reafirmamos, a ejemplo de santa N., en el amor a ti y al prójimo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Súscipe, Dómine, múnera pópuli tui, et praesta, ut, qui Fílii tui imménsae caritátis opus recólimus, in tui et próximi dilectióne, beátae N. exémplo, confirmémur. Per Christum.

PREFACIO COMÚN VII
CRISTO, HUÉSPED Y PEREGRINO EN MEDIO DE NOSOTROS
En verdad es justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios de la alianza y de la paz.
Porque tú llamaste a Abrahán y le mandaste salir de su tierra, para constituirlo padre de todas las naciones. Tú suscitaste a Moisés para librar a tu pueblo y guiarlo a la tierra de promisión.
Tú, en la etapa final de la historia, has enviado a tu Hijo, como huésped y peregrino en medio de nosotros, para redimirnos del pecado y de la muerte; y has derramado el Espíritu, para hacer de todas las naciones un solo pueblo nuevo, que tiene como meta tu reino, como estado, la libertad de tus hijos, como ley, el precepto del amor.
Por estos dones de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con gozo el himno de tu gloria:
Santo, santo Santo…


PLEGARIA EUCARÍSTICA II

Antífona de comunión Jn 15, 13

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Maiórem hac dilectiónem nemo habet, ut ánimam suam ponat quis pro amícis suis.
O bien: Cf. Jn 13, 35
En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros, dice el Señor.
In hoc cognóscent omnes quia discípuli mei estis: si dilectiónem habuéritis ad ínvicem, dicit Dóminus.

Oración después de la comunión
Alimentados con estos sagrados misterios, concédenos, Señor, seguir los ejemplos de santa N., que te dio culto con devoción constante y enriqueció a tu pueblo con un amor sin medida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Sacris mystériis reféctos, da nos, quaesumus, Dómine, beátae N. exémpla sectári, qui te indeféssa pietáte cóluit, et pópulo tuo imménsa prófuit caritáte. Per Christum.
O bien:
Después de gustar el sacramento de salvación, invocamos tu misericordia, Señor, para que, imitando la caridad de santa N., participemos también de su gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Sacraménti salutáris, Dómine, pasti delíciis, tuam súpplices deprecámur pietátem, ut, beátae N. caritátis imitatóres effécti, consórtes simus et glóriae. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 5 de julio.
San Antonio María Zaccaria
, presbítero, fundador de la Orden de Clérigos Regulares de San Pablo o "Barnabitas", para la renovar las costumbres de los fieles cristianos, y que en Cremona, en la región italiana de Lombardía voló al encuentro del Salvador. (1539)
2. En Reggio Calabria, también en la Italia actual, san Esteban de Nicea, obispo y mártir. (s. I)
3. En Cirene, en Libia, santa Ciprila, mártir, que, según la tradición, durante la persecución bajo Diocleciano retuvo en sus manos durante largo tiempo carbones ardiendo junto con incienso, para no dar la impresión, si los tiraba, de querer ofrecer culto a los dioses, y seguidamente, despedazados cruelmente sus miembros, su alma, engalanada con su propia sangre, voló al encuentro del Esposo. (s. IV)
4. Conmemoración de san Atanasio de Jerusalén, diácono de la iglesia de la Resurrección y mártir, cruelmente atormentado por el monje hereje Teodosio por haberle reprobado su impiedad y por haber defendido el Concilio de Calcedonia contra quienes lo impugnaban. (451/452)
5. Conmemoración de san Domicio, de sobrenombre “Médico”, eremita en el monte Quros, en la antigua Armenia, actual Turquía. (s. V)
6*. En el monte Admirable, en Siria, santa Marta, madre de san Simeón Estilita el Joven. (551)
7*. En el monasterio de Santa María de Terreto, cercano a Reggio Calabria, en Italia, santo Tomás, abad. (1000)
8*. En el monte Athos, en Grecia, san Atanasio, abad, humilde y pacífico, que estableció en la Gran Laura una regla de vida cenobítica. (c. 1004)
9*. En Wexford, en Irlanda, beatos Mateo Lambert, Roberto Meyler, Eduardo Cheevers y Partricio Cavanagh, mártires, panadero el primero y marineros los demás, que en tiempo de la reina Isabel I, por su fidelidad a la Iglesia Romana y por ayudar a los católicos perseguidos, fueron ahorcados y descuartizados. (1581)
10*. En Oxford, ciudad de Inglaterra, beatos Jorge Nichols y Ricardo Yaxley, presbíteros, Tomás Belson, que se preparaba para el sacerdocio, y Hunfredo Pritchard, todos los cuales, también en tiempo de la misma reina Isabel I, por haber entrado el primero en Inglaterra como sacerdote, y los otros por colaborar con él, fueron condenados a muerte y sufrieron el suplicio en el patíbulo. (1589)
11. Cerca de Huangeryin, en la región de Ningjinxian, en la provincia china de Hebei, santas hermanas Teresa Chen Jinxie y Rosa Chen Aixie, vírgenes y mártires, quienes, en la persecución desencadenada por el movimiento de los Yihetuan, para salvaguardar el honor de su virginidad y su fe cristiana hicieron frente valientemente a las atrocidades de sus perseguidores y murieron alanceadas por sus verdugos. (1900)

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