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lunes, 16 de mayo de 2022

Martes 21 junio 2022, San Luis Gonzaga, religioso, memoria obligatoria.

SOBRE LITURGIA

JUAN PABLO II
AUDIENCIA GENERAL

Miércoles 17 de marzo de 1982

Las palabras de Jesús referentes a la virginidad o celibato

1. Continuamos la reflexión sobre la virginidad o celibato por el reino de los cielos: tema importante incluso para una completa teología del cuerpo.

En el contexto inmediato de las palabras sobre la continencia por el reino de los cielos, Cristo hace un paralelo muy significativo; y esto nos confirma aún mejor en la convicción de que Él quiere arraigar profundamente la vocación a esta continencia en la realidad de la vida terrena, abriéndose así camino en la mentalidad de sus oyentes. Efectivamente, enumera tres clases de eunucos.

Este término se refiere a los defectos físicos que hacen imposible la procreación del matrimonio. Precisamente estos defectos explican las dos primeras clases, cuando Jesús habla tanto de los defectos congénitos: «eunucos que nacieron así del vientre de su madre» (Mt 19, 12), como de los defectos adquiridos, causados por intervención humana: «hay eunucos que fueron hechos por los hombres» (Mt 19, 12). En ambos casos se trata, pues, de un estado de coacción, por lo tanto, no voluntario. Si Cristo, en su paralelo, habla después de aquellos «que a sí mismos se han hecho tales por amor al reino de los cielos» (Mt 19, 12), como de una tercera clase, ciertamente hace esta distinción para poner de relieve aún más su carácter voluntario y sobrenatural. Voluntario, porque los que pertenecen a esta clase «se han hecho a sí mismos eunucos»; sobrenatural, en cambio, porque lo han hecho «por el reino de los cielos».

2. La distinción es muy clara y muy fuerte. No obstante, es fuerte y elocuente también el paralelo. Cristo habla a hombres a quienes la tradición de la Antigua Alianza no había transmitido el ideal del celibato o de la virginidad. El matrimonio era tan común, que sólo una impotencia física podía ser una excepción para el mismo. La respuesta dada a los discípulos en Mateo (19, 10-12) es a la vez una revolución, en cierto sentido, de toda la tradición del Antiguo Testamento. Lo confirma un solo ejemplo, tomado del Libro de los Jueces, al que nos referimos aquí no tanto por motivo del desarrollo del hecho, cuanto por las palabras significativas que lo acompañan, «Déjame que... vaya... llorando mi virginidad» (Jue 11, 37), dice la hija de Jefté a su padre, después de haber sabido por él que estaba destinada a la inmolación a causa de un voto hecho al Señor. (En el texto bíblico encontramos la explicación de cómo se llegó a tanto). «Ve, —leemos luego— y ella se fue por los montes con sus compañeras y lloró por dos meses sus virginidad. Pasados los dos meses volvió a su casa y él cumplió en ella el voto que había hecho. No había conocido varón» (Jue 11, 38-39).

3. En la tradición del Antiguo Testamento, por lo que se deduce, no hay lugar para este significado del cuerpo, que ahora Cristo, al hablar de la continencia por el reino de Dios, quiere presentar y poner de relieve a los propios discípulos. Entre los personajes que conocemos como guías espirituales del pueblo de la Antigua Alianza, no hay ni uno que haya proclamado esta continencia con las palabras o con la conducta [1]. Entonces el matrimonio no era sólo un estado común, sino, además, en aquella tradición había adquirido un significado consagrado por la promesa que el Señor había hecho a Abraham: «He aquí mi pacto contigo: serás padre de una muchedumbre de pueblos... Te acrecentaré muy mucho, y te daré pueblos, y saldrán de ti reyes; yo establezco contigo, y con tu descendencia después de ti por sus generaciones, mi pacto eterno de ser tu Dios y el de tu descendencia después de ti» (Gén 17, 4. 6-7). Por esto, en la tradición del Antiguo Testamento el matrimonio, como fuente de fecundidad y de procreación con relación a la descendencia, era un estado religiosamente privilegiado: y privilegiado por la misma revelación. En el fondo de esta tradición, según la cual el Mesías debía ser «hijo de David» (Mt 20, 30), era difícil entender la idea de la continencia. Todo hablaba en favor del matrimonio: no sólo las razones de naturaleza humana, sino también las del reino de Dios [2].

4. Las palabras de Cristo señalan en este ámbito un cambio decisivo. Cuando habla a sus discípulos, por primera vez, sobre la continencia por el reino de los cielos, se da cuenta claramente de que ellos, como hijos de la tradición de la Ley antigua, deben asociar el celibato y la virginidad a la situación de los individuos, especialmente del sexo masculino, que a causa de los defectos de naturaleza física no pueden casarse («los eunucos»), y por esto, se refiere a ellos directamente. Esta referencia tiene un fondo múltiple: tanto histórico como psicológico, tanto ético como religioso. Con esta referencia Jesús toca —en cierto sentido— todos estos fondos, como si quisiera hacer notar: Sé que todo lo que os voy a decir ahora, suscitará gran dificultad en vuestra conciencia, en vuestro modo de entender el significado del cuerpo; de hecho, os voy a hablar de la continencia, y esto, sin duda, se asociará a vosotros al estado de deficiencia física, tanto innata como adquirida por causa humana. Yo, en cambio, quiero deciros que la continencia también puede ser voluntaria, y el hombre puede elegirla «por el reino de los cielos».

5. Mateo en el cap. 19 no anota ninguna reacción inmediata de los discípulos a estas palabras. Sólo la encontramos más tarde en los escritos de los Apóstoles, sobre todo en Pablo [3]. Esto confirma que tales palabras se habían grabado en la conciencia de la primera generación de los discípulos de Cristo, y fructificaron luego repetidamente y de múltiples modos en las generaciones de sus confesores en la Iglesia (y quizá también fuera de ella). Desde el punto de vista, pues, de la teología —esto es, de la revelación del significado del cuerpo, totalmente nuevo respecto a la tradición del Antiguo Testamento—, estas son palabras de cambio. Su análisis demuestra cuán precisas y sustanciales son, a pesar de su concisión. (Lo constataremos todavía mejor cuando hagamos el análisis del texto paulino de la primera Carta a los Corintios, capítulo 7). Cristo habla de la continencia «por» el reino de los cielos. De este modo quiere subrayar que este estado, elegido conscientemente por el hombre en la vida temporal, donde de ordinario los hombres «toman mujer o marido», tiene una singular finalidad sobrenatural. La continencia, aún cuando elegida conscientemente y decidida personalmente, pero sin esa finalidad, no entra en el contenido de este enunciado de Cristo. Al hablar de los que han elegido conscientemente el celibato o la virginidad por el reino de los cielos (esto es, «se han hecho a sí mismos eunucos»), Cristo pone de relieve —al menos de modo indirecto— que esta opción, en la vida terrena, va unida a la renuncia y también a un determinado esfuerzo espiritual.

6. La misma finalidad sobrenatural —«por el reino de los cielos»— admite una serie de interpretaciones más detalladas, que Cristo no enumera en este pasaje. Pero se puede afirmar que, a través de la fórmula lapidaria de la que se sirve, indica indirectamente todo lo que se ha dicho sobre ese tema en la Revelación, en la Biblia y en la Tradición; todo lo que ha venido a ser riqueza espiritual de la experiencia de la Iglesia, donde el celibato y la virginidad por el reino de los cielos ha fructificado de muchos modos en las diversas generaciones de los discípulos y seguidores del Señor.

Notas
[1]. Es verdad que Jeremías debía observar el celibato por orden expresa del Señor (cf. Jer 16, 1-2); pero esto fue un «signo profético», que simbolizaba el futuro abandono y la destrucción del país y del pueblo.
[2] Es verdad, como sabemos por las fuentes extra bíblicas, que en el período intertestamentario el celibato se mantenía en el ámbito del judaísmo por algunos miembros de la secta de los esenios (cf. Flavio Josefo, Bell. Jud., II 8-2: 120-121; Filón Al. Hypothet., 11, 14); por esto se realizaba al margen del judaísmo oficial y probablemente no persistió más allá de comienzos del siglo II. En la comunidad de Qumrán el celibato no obligaba a todos, pero algunos miembros lo mantenían hasta la muerte, poniendo en práctica sobre el terreno de la convivencia pacífica la prescripción de Deuteronomio (23, 10-14) sobre la pureza ritual que obligaba durante la guerra santa. Según las creencias de los qumranianos, esta guerra duraba siempre «entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas»; el celibato, pues, para ellos fue la expresión de estar dispuestos a la batalla (cf. 1 Qm 7, 5-7).
[3]. Cf. 1Cor 7, 25-40; cf. también Apoc 14, 4.

CALENDARIO

21 MARTES. SAN LUIS GONZAGA, religioso, m. obligatoria

Misa
de la memoria (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. III-par.
- 2 Re 19, 9b-11. 14-21. 31-35a. 36.
Yo haré de escudo a esta ciudad para salvarla, por mi honor y el de David.
- Sal 47. R. Dios ha fundado su ciudad para siempre.
- Mt 7, 6. 12-14. Lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo con ellos.
o bien:
cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de la memoria.

Martirologio: elogs. del 22 de junio, pág. 375.
CALENDARIOS: Barbastro-Monzón, en la ciudad de Barbastro: San Ramón, obispo (S). Barbastro-Monzón, diócesis: (F). Lleida: (MO).
HH. de Belén: San Luis Gonzaga, religioso (F). Jesuitas: (MO).

TEXTOS MISA

21 de junio
San Luis Gonzaga, religioso
Memoria

Antífona de entrada Cf. Sal 23, 4. 3
El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor y estará en su recinto sacro.
Innocens mánibus et mundo corde ascéndet in montem Dómini, et stabit in loco sancto eius.

Monición de entrada
Celebramos hoy la memoria de san Luis Gonzaga, religioso. Hijo de los príncipes de Castiglione, renunció en favor de su hermano al principado que le correspondía e ingresó en la Orden de la Compañía de Jesús. Su vida es ejemplo admirable de austeridad y dominio de sí y sobre todo, de entrega al servicio de los demás. Asistiendo a los enfermos durante una epidemia de cólera, murió en Roma a la edad de veintitrés años, en 1591.

Oración colecta
Dios, autor de los dones del cielo, que en san Luis Gonzaga has unido penitencia con admirable pureza de vida, concédenos, por sus méritos e intercesión, que, si no le hemos seguido en la castidad, lo imitemos como penitente. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, caeléstium auctor donórum, qui in beáto Aloísio miram vitae innocéntiam cum paeniténtia sociásti, eius méritis et intercessióne concéde, ut, innocéntem non secúti, paeniténtem imitémur. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Martes de la XII semana del Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA 2 Re 19, 9b-11. 14-21. 31-35a. 36
Yo haré de escudo a esta ciudad para salvarla, por mi honor y el de David

Lectura del segundo libro de los Reyes.

En aquellos días, Senaquerib, rey de Asiria, envió mensajeros a Ezequías a decirle:
«Así hablaréis a Ezequías, rey de Judá: “Que tu Dios, en el que confías, no te engañe diciendo: ‘Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria’. Tú mismo has oído cómo han tratado los reyes de Asiria a todos los países entregándolos al anatema, ¿y vas a librarte tú solo?”».
Ezequías tomó la carta de manos de los mensajeros y la leyó. Subió al templo del Señor y abrió la carta ante el Señor. Y elevó esta plegaria ante él:
«Señor, Dios de Israel, entronizado sobre los querubines:
Tú solo eres el Dios para todos los reinos de la tierra.
Tú formaste los cielos y la tierra.
Inunda tu oído, Señor, y escucha!
¡Abre tus ojos, Señor, y mira!
Escucha las palabras de Senaquerib 
enviadas para insulto del Dios vivo.
Es verdad, Señor, los reyes asirios han exterminado las naciones, 
han arrojado sus dioses al fuego y los han destruido.
Pero no eran dioses, sino hechura de mano humana,
de piedra, de madera.
Pero ahora, Señor, Dios nuestro, líbranos de sus manos
y sepan todos los reinos de la tierra
que solo tú eres Señor Dios».
Entonces Isaías, hijo de Amós, envió a Ezequías este mensaje:
«Así dice el Señor, Dios de Israel: “He escuchado tu plegaria acerca de Senaquerib, rey de Asiria”.
Esta es la palabra que el Señor pronuncia contra él:
“Te desprecia, se burla de ti la doncella, hija de Sion,
menea la cabeza a tu espalda la hija de Jerusalén.
Ha de brotar de Jerusalén un resto,
y supervivientes del monte Sion.
El celo del Señor del universo lo realizará.
Por eso, esto dice el Señor acerca del rey de Asiria:
‘No entrará en esta ciudad,
no disparará contra ella ni una flecha,
no avanzará contra ella con escudos,
ni levantará una rampa contra ella.
Regresará por el camino por donde vino
y no entrará en esta ciudad —palabra del Señor—.
Yo haré de escudo a esta ciudad para salvarla,
por mi honor y el de David, mi siervo’”».
Aquella misma noche el ángel del Señor avanzó y golpeó en el campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil hombres.
Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento y regresó a Nínive, quedándose allí.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 47, 2. 3-4. 10-11 (R.: cf. 9d)
R. 
Dios ha fundado su ciudad para siempre.
Deus fundávit civitátem suam in æternum.

V. Grande es el Señor
y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra.
R. Dios ha fundado su ciudad para siempre.
Deus fundávit civitátem suam in æternum.

V. El monte Sion, confín del cielo
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar.
R. Dios ha fundado su ciudad para siempre.
Deus fundávit civitátem suam in æternum.

V. Oh, Dios, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo:
como tu nombre, oh, Dios,
tu alabanza llega al confín de la tierra.
Tu diestra está llena de justicia.
R. Dios ha fundado su ciudad para siempre.
Deus fundávit civitátem suam in æternum.

Aleluya Jn 8, 12b
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo soy la luz del mundo -dice el Señor-; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R.
Ego sum lux mundi, dicit Dóminus; qui séquitur me habébit lumen vitæ.

EVANGELIO Mt 7, 6. 12-14
Lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo con ellos
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros.
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.
¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Josemaría Escrivá, Forja 312 
La santidad está en la lucha, en saber que tenemos defectos y en tratar heroicamente de evitarlos.
La santidad -insisto- está en superar esos defectos..., pero nos moriremos con defectos: si no, ya te lo he dicho, seríamos unos soberbios.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario XVII

Oremos al Señor nuestro Dios.
- Para que la Iglesia sepa anunciar a Cristo. Roguemos al Señor.
- Para que los políticos acierten en la solución de los graves problemas. Roguemos al Señor.
- Para que crezca entre todos los ciudadanos el sentido de la solidaridad. Roguemos al Señor.
- Para que sepamos dar un buen testimonio cristiano. Roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor, y concédenos lo que te pedimos. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas.
Señor, haz que nos acerquemos siempre al convite del cielo con la vestidura nupcial, como san Luis Gonzaga, para que la participación en este sacramento nos llene de las riquezas de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Caelésti convívio fac nos, Dómine, exémplo beáti Aloísii, nuptiáli veste semper indútos accúmbere, ut ex huius participatióne mystérii grátia tua dívites efficiámur. Per Christum.

PREFACIO DE SANTAS VÍRGENES Y RELIGIOSOS
SIGNIFICADO DE LA VIDA DE CONSAGRACIÓN EXCLUSIVA A DIOS
En verdad es justo y necesario que te alaben, es nuestro deber y salvación darte gracia siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque celebramos tu providencia admirable en los santos que se entregaron a Cristo por el reino de los cielos. Por ella llamas de nuevo a la humanidad a la santidad primera que de ti había recibido, y la conduces a gustar los dones que espera recibir en el cielo.
Por eso, con los santos y todos ángeles, te alabamos proclamando sin cesar:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
In Sanctis enim, qui Christo se dedicavérunt propter regnum caelórum, tuam decet providéntiam celebráre mirábilem, qua humánam substántiam et ad primae oríginis révocas sanctitátem, et perdúcis ad experiénda dona, quae in novo saeculo sunt habénda.
Et ídeo, cum Sanctis et Angelis univérsis, te collaudámus, sine fine dicéntes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA III

Antífona de la comunión Sal 77, 24-25
Les dio pan del cielo y el hombre comió pan de ángeles.
Panem caeli dedit eis, panem Angelórum manducávit homo.

Oración después de la comunión
Señor, alimentados con el pan de los ángeles, haz que, a ejemplo de san Luis Gonzaga, te sirvamos con una vida pura y permanezcamos en continua acción de gracias. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Angelórum esca nutrítos, fac nos, Dómine, pura tibi conversatióne servíre, et, eius quem hódie cólimus exémplo, in gratiárum semper actióne manére. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 22 de junio
S
an Paulino, obispo
, que, recibido el bautismo en Burdeos, renunció a la dignidad consular y, de noble y rico, se hizo pobre y humilde por Cristo. Habiéndose trasladado a Nola, en Italia, cerca del sepulcro de san Félix, presbítero, para seguir el ejemplo de su conducta, practicó una forma de vida ascética con su mujer y sus compañeros. Ordenado obispo, se distinguió por su erudición y santidad, por acoger a los peregrinos y por ayudar a los desvalidos. (431)
San Juan Fisher, obispo, y santo Tomás Moro, mártires, que, por haberse opuesto al rey Enrique VIII en la controversia sobre su matrimonio y sobre la primacía del Romano Pontífice, fueron encarcelados en la Torre de Londres, en Inglaterra. Juan Fisher, obispo de Rochester, varón conocido por su erudición y por la dignidad de su vida, por mandato del rey fue decapitado este día frente a la cárcel, y Tomás Moro, padre de familia de vida integérrima y presidente del consejo real, por mantenerse fiel a la Iglesia católica murió el día 6 de julio, uniéndose así al martirio del obispo. (1535)
3. En Roma, conmemoración de san Flavio Clemente, mártir, a quien el emperador Domiciano, con el cual había compartido el consulado, condenó bajo la acusación de ateísmo, aunque realmente fue por su fe en Cristo. (96)
4. En Verulamio, en Gran Bretaña, hoy Inglaterra, san Albano, mártir, que, según narra la tradición, todavía no bautizado se entregó ocupando el lugar de un clérigo que acogió en su casa, y de quien había recibido instrucción en la fe cristiana, cambiando sus vestidos por los de él, motivo por el cual, después de ser azotado y torturado, fue finalmente decapitado. (c. 287)
5. En Caerleon, en Gales, actual Francia, santos Julio y Aarón, mártires, que, en la persecución bajo el emperador Diocleciano,  consumaron su pasión después de san Albano, al mismo tiempo que otros numerosos cristianos que, torturados de diversas formas y cruelmente ejecutados, terminaron su combate entrando gozosamente en la ciudad celeste. (s. IV inc.)
6. En Dólica de Siria, en la Turquía actual, san Eusebio, obispo de Samosata, que en tiempos del emperador arriano Constancio, vestido de militar, visitaba de incógnito las iglesias de Dios para confirmarlas en la fe católica. Posteriormente fue desterrado a Tracia por el emperador Valente, pero, recuperada la paz de la Iglesia, regresó del exilio y volvió a recorrer las comunidades, hasta murió mártir herido en la cabeza por una teja que desde una altura le arrojó una mujer arriana. (379)
7. Conmemoración de san Nicetas, obispo de Remesiana, en Dacia, actual Rumanía, a quien alaba san Paulino de Nola en uno de sus poemas por haber pacificado a los bárbaros al enseñarles el Evangelio, por convencerles de vivir unidos en paz y por haber obtenido que gente inculta y desalmada aprendiese a cantar a Cristo con un corazón romano. (c. 414)
8*. En Roma, en Letrán, beato Inocencio V, papa, el cual, perteneciente primero a la Orden de Predicadores, enseñó teología en París y ocupó, a su pesar, la sede episcopal de Lyon. Junto con san Buenaventura, preparó el II Concilio Ecuménico de Lyon, para tratar de la unión entre latinos y griegos. Elevado a la cátedra de san Pedro, desempeñó su magisterio por breve tiempo, apenas sin poder manifestarse a la Iglesia Romana. (1276)
- Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento (Manuela de Jesús Arias Espinosa), (1904- Roma 1981). Madre fundadora de las Congregaciones de Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento y de los Misioneros de Cristo para la Iglesia Universal.

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