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martes, 24 de mayo de 2022

Martes 28 junio 2022, San Ireneo, obispo y mártir, memoria obligatoria.

SOBRE LITURGIA

JUAN PABLO II
AUDIENCIA GENERAL

Miércoles 14 de abril de 1982

El don total de sí «por el reino de los cielos»

1. Ahora continuamos las reflexiones de los capítulos precedentes sobre las palabras acerca de la continencia «por el reino de los cielos», que, según el Evangelio de Mateo (19, 10-12), Cristo dirigió a sus discípulos.

Digamos una vez más que estas palabras, en toda su concisión, son maravillosamente ricas y precisas; son ricas por un conjunto de implicaciones, tanto de naturaleza doctrinal, como pastoral; pero, al mismo tiempo, indican un justo límite en la materia. Así, pues, cualquier interpretación maniquea queda decididamente fuera de ese límite, como también queda fuera de él, según lo que Cristo dijo en el sermón de la montaña, el deseo concupiscente «en el corazón» (cf. Mt 5, 27-28).

En las palabras de Cristo sobre la continencia «por el reino de los cielos», no hay alusión alguna referente a la «inferioridad» del matrimonio respecto al «cuerpo», o sea, respecto a la esencia del matrimonio, que consiste en el hecho de que el hombre y la mujer se unen en él de tal modo que se hacen una «sola carne» (cf. Gén 2, 24; «los dos serán una sola carne»). Las palabras de Cristo referidas en Mateo 19, 11-12 (igual que las palabras de Pablo en la primera Carta a los Corintios, cap. 7) no dan fundamento ni para sostener la «inferioridad» del matrimonio, ni la «superioridad» de la virginidad o del celibato, en cuanto éstos, por su naturaleza, consisten en abstenerse de la «unión conyugal en el cuerpo». Sobre este punto resultan decididamente límpidas las palabras de Cristo. El propone a sus discípulos el ideal de la continencia y la llamada a ella, no a causa de la inferioridad o con perjuicio de la «unión» conyugal «en el cuerpo», sino sólo por el «reino de los cielos».

2. A esta luz resulta particularmente útil una aclaración más profunda de la expresión misma «por el reino de los cielos»; y es lo que trataremos de hacer a continuación, al menos de modo sumario. Pero, por lo que respecta a la justa comprensión de la relación entre le matrimonio y la continencia de la que habla Cristo, y de la comprensión de esta relación como la ha entendido toda la tradición, merece la pena añadir que esa «superioridad» e «inferioridad» están contenidas en los límites de la misma complementariedad del matrimonio y de la continencia por el reino de Dios. El matrimonio y la continencia ni se contraponen el uno a la otra, ni dividen, de por sí, la comunidad humana (y cristiana) en dos campos (diríamos: los «perfectos» a causa de la continencia, y los «imperfectos» o menos perfectos a causa de la realidad de la vida conyugal). Pero estas dos situaciones fundamentales, o bien, como solía decirse, estos dos «estados», en cierto sentido se explican y completan mutuamente, con relación a la existencia y a la vida (cristiana) de esta comunidad, que en su conjunto y en todos sus miembros se realiza en la dimensión del reino de Dios y tiene una orientación escatológica, que es propia de ese reino. Ahora bien, respecto a esta dimensión y a esta orientación —en la que debe participar por la fe toda la comunidad, esto es, todos los que pertenecen a ella—, la continencia «por el reino de los cielos» tiene una importancia particular y una particular elocuencia para los que viven la vida conyugal. Por otra parte, es sabido que estos últimos forman la mayoría.

3. Parece, pues, que una complementariedad así entendida tiene su fundamento en las palabras de Cristo según Mateo 19, 11-12 (y también en la primera Carta a los Corintios, cap. 7). En cambio, no hay base alguna para una supuesta contraposición, según la cual los célibes (o las solteras), sólo a causa de la continencia constituirían la clase de los «perfectos» y, por el contrario, las personas casadas formarías la clase de los «no perfectos» (o de los «menos perfectos»). Si, de acuerdo con una cierta tradición teológica, se habla del estado de perfección (status perfectionis), se hace no a causa de la continencia misma, sino con relación al conjunto de la vida fundada sobre los consejos evangélicos (pobreza, castidad y obediencia), ya que esta vida corresponde a la llamada de Cristo a la perfección («Si quieres ser perfecto...» Mt 19, 21). La perfección de la vida cristiana se mide, por lo demás, con el metro de la caridad. De donde se sigue que una persona que no viva en el «estado de perfección» (esto es, en una institución que establezcan su plan de vida sobre los votos de pobreza, castidad y obediencia), o sea, que no viva en un instituto religioso, sino en el «mundo», puede alcanzar de hecho un grado superior de perfección —cuya medida es la caridad— respecto a la persona que viva en el «estado de perfección» con un grado menor de caridad. Sin embargo, los consejos evangélicos ayudan indudablemente a conseguir una caridad más plena. Por tanto, el que la alcanza, aún cuando no viva en un «estado de perfección» institucionalizado, llega a esa perfección que brota de la caridad, mediante la fidelidad al espíritu de esos consejos. Esta perfección es posible y accesible a cada uno de los hombres, tanto en un «instituto religioso» como en el «mundo».

4. Parece, pues, que a las palabras de Cristo, referidas por Mateo (19, 11-12) corresponde adecuadamente la complementariedad del matrimonio y de la conciencia «por el reino de los cielos» en su significado y en su múltiple alcance. En la vida de una comunidad auténticamente cristiana, las actitudes y los valores propios de uno a otro estado —esto es, de una u otra opción esencial y consciente como vocación para toda la vida terrena y en la perspectiva de la «Iglesia celeste»—, se completan y, en cierto sentido, se compenetran mutuamente. El perfecto amor conyugal debe estar marcado por esa fidelidad y esa donación al único Esposo (y también por la fidelidad y donación del Esposo a la única Esposa) sobre las cuales se fundan la profesión religiosa y el celibato sacerdotal. En definitiva, la naturaleza de uno y otro amor es «esponsalicia», es decir, expresada a través del don total de sí. Uno y otro amor tienden a expresar el significado esponsalicio del cuerpo, que «desde el principio» está grabado en la misma estructura personal del hombre y de la mujer.

Reanudaremos más adelante este tema.

5. Por otra parte, el amor esponsalicio que encuentra su expresión en la continencia «por el reino de los cielos», debe llevar en su desarrollo normal a «la paternidad» o «maternidad» en sentido espiritual (o sea, precisamente a esa «fecundidad del Espíritu Santo», de la que ya hemos hablado), de manera análoga al amor conyugal que madura en la paternidad y maternidad física y en ellas se confirma precisamente como amor esponsalicio. Por su parte, incluso la generación física sólo responde plenamente a su significado si se completa con la paternidad y maternidad en el espíritu, cuya expresión y cuyo fruto es toda la obra educadora de los padres respecto a los hijos, nacidos de su unión conyugal corpórea.

Como se ve, son numerosos los aspectos y las esferas de la complementariedad entre la vocación, en sentido evangélico, de los que «toman mujer y marido» (Lc 20, 34) y de los que consciente y voluntariamente eligen la continencia «por el reino de los cielos» (Mt 19, 12).

San Pablo, en su primera Carta a los Corintios (que analizaremos en nuestras posteriores consideraciones), escribirá sobre este tema: «Cada uno tiene de Dios su propia gracia; éste, una; aquél, otra» (1 Cor 7, 7).

CALENDARIO

28 MARTES. Hasta la Hora Nona: 
SAN IRENEO, obispo y mártir, memoria obligatoria

Misa
de la memoria (rojo).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. III-par.
- Am 3, 1-8; 4, 11-12.
El Señor Dios ha hablado, ¿quién no profetizará?
- Sal 5. R. Señor, guíame con tu justicia.
- Mt 8, 23-27. Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma.
o bien:
cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de la memoria.

Martirologio: elogs. del 29 de junio, pág. 387.
CALENDARIOS: Iesu Communio: San Ireneo, obispo y mártir (S).
Redentoristas: Beatos Nicolás Charnetskyj, obispo, y compañeros, mártires (ML).
Vic: Aniversario de la muerte de Mons. José María Guix Ferreres, obispo, emérito (2009).

TEXTOS MISA

28 de junio
San Ireneo, obispo y mártir
Memoria

Antífona de entrada Mal 2, 6
Transmitía la ley con fidelidad y no se encontraba fallo alguno en sus labios; caminaba conmigo en paz y en rectitud, y apartaba del pecado a mucha gente.
Lex veritátis fuit in ore eius et iníquitas non est invénta in lábiis eius; in pace et in aequitáte ambulávit mecum, et multos avértit ab iniquitáte.

Monición de entrada
Celebramos hoy la memoria de san Ireneo, obispo. Nació en Asia Menor hacia el año 130. En su niñez conoció a san Policarpo de Esmirna, discípulo de los apóstoles. Ordenado presbítero en Lion, por entonces colonia griega, pronto sucedió al obispo en dicha sede como pastor de la comunidad cristiana. En sus célebres escritos salió al paso de las nacientes herejías del aquel tiempo. Selló con la sangre el testimonio de su fe hacia el año 200.

Oración colecta
Oh, Dios, que otorgaste al obispo san Ireneo mantener felizmente la doctrina verdadera y la paz de la Iglesia, concédenos, por su intercesión, renovados en la fe y en la caridad, fomentar siempre la unidad y la concordia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui beáto Irenaeo epíscopo tribuísti, ut veritátem doctrínae pacémque Ecclésiae felíciter confirmáret, concéde, quaesumus, eius intercessióne, ut nos, fide et caritáte renováti, ad unitátem concordiámque fovéndam semper simus inténti. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Martes de la XIII semana de Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA Am 3, 1-8; 4, 11-12
El Señor Dios ha hablado, ¿quién no profetizará?

Lectura de la profecía de Amós.

Escuchad la palabra que el Señor ha pronunciado contra vosotros, hijos de Israel, contra toda tribu que saqué de Egipto:
«Solo a vosotros he escogido
de entre todas las tribus de la tierra.
Por eso os pediré cuentas
de todas vuestras transgresiones».
¿Acaso dos caminan juntos
sin haberse puesto de acuerdo?
¿Acaso ruge el león en la foresta
si no tiene una presa?
¿Deja el cachorro oír su voz desde el cubil
si no ha apresado nada?
¿Acaso cae el pájaro en la red,
a tierra, si no hay un lazo?
¿Salta la trampa del suelo
si no tiene una presa?
¿Se toca el cuerno en una ciudad
sin que se estremezca la gente?
¿Sucede una desgracia en una ciudad
sin que el Señor la haya causado?
Ciertamente, nada hace el Señor Dios
sin haber revelado su designio
a sus servidores los profetas.
Ha rugido el león,
¿quién no temerá?
El Señor Dios ha hablado,
¿quién no profetizará?
Os trastorné
como Dios trastornó a Sodoma y Gomorra,
y quedasteis como tizón sacado del incendio.
Pero no os convertisteis a mí —oráculo del Señor—.
Por eso, así voy a tratarte, Israel.
Sí, así voy a tratarte:
prepárate al encuentro con tu Dios.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 5, 5-6a. 6b-7. 8 (R.: 9a)
R. 
Señor, guíame con tu justicia.
Domine, deduc me in iustitia tua.

V. Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.
R. Señor, guíame con tu justicia.
Domine, deduc me in iustitia tua.

V. Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor.
R. Señor, guíame con tu justicia.
Domine, deduc me in iustitia tua.

V. Pero yo, por tu gran bondad,
entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo santo
con toda temor.
R. Señor, guíame con tu justicia.
Domine, deduc me in iustitia tua.

Aleluya Cf. Sal 129, 5
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Espero en el Señor, espero en su palabra. R.
Spero in Dominum, spero in verbum eius.

EVANGELIO Mt 8, 23-27
Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma
╬ 
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.
En esto se produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron y lo despertaron gritándole:
«¡Señor, sálvanos, que perecemos!».
Él les dice:
«¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?».
Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma. Los hombres se decían asombrados:
«¿Quién es este, que hasta el viento y el mar lo obedecen?».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Josemaría Escrivá, Camino 59.
Conviene que conozcas esta doctrina segura: el espíritu propio es mal consejero, mal piloto, para dirigir el alma en las borrascas y tempestades, entre los escollos de la vida interior.
Por eso es Voluntad de Dios que la dirección de la nave la lleve un Maestro, para que, con su luz y conocimiento, nos conduzca a puerto seguro.

Oración de los fieles.
Ferias del Tiempo Ordinario XXIII.

Oremos a Dios Padre.
- Para que proteja y guíe a su Iglesia. Roguemos al Señor.
- Para que conceda al mundo la justicia y la paz. Roguemos al Señor.
- Para que socorra a los necesitados. Roguemos al Señor.
- Para que nos conforte y conserve en su servicio. Roguemos al Señor.
Te pedimos, Señor que te muestres favorable a la oración de los que te suplican. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Señor, que este sacrificio que te ofrecemos con gozo en el tránsito de san Ireneo, te glorifique y nos otorgue el amor a la verdad, para que mantengamos intacta la fe de la Iglesia y estable su unidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Glóriam tibi, Dómine, cónferat sacrifícium, quod in natáli beáti Irenaei tibi laetánter offérimus, et praebeat nobis dilígere veritátem, ut et inviolátam Ecclésiae fidem teneámus, et stábilem unitátem. Per Christum.

PREFACIO I DE LOS SANTOS MÁRTIRES
SIGNIFICADO Y EJEMPLARIDAD DEL MARTIRIO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque la sangre del glorioso mártir san N., derramada, como la de Cristo, para confesar tu nombre, manifiesta las maravillas de tu poder; pues en su martirio, Señor, has sacado fuerza de lo débil, haciendo de la fragilidad tu propio testimonio; por Cristo, Señor nuestro.
Por eso, con las virtudes del cielo te aclamamos continuamente en la tierra, alabando tu gloria sin cesar:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Quóniam beáti mártyris N. pro confessióne nóminis tui, ad imitatiónem Christi, sanguis effúsus tua mirabília maniféstat, quibus pérficis in fragilitáte virtútem, et vires infírmas ad testimónium róboras, per Christum Dóminum nostrum.
Et ídeo, cum caelórum Virtútibus, in terris te iúgiter celebrámus, maiestáti tuae sine fine clamántes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA III

Antífona de comunión Cf. Jn 15, 45

Permaneced en mí, y yo en vosotros, dice el Señor; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante.
Manéte in me, et ego in vobis, dicit Dóminus. Qui manet in me et ego in eo, hic fert fructum multum.

Oración después de la comunión
Por estos santos misterios aumenta, compasivo, nuestra fe que, profesada hasta el martirio, glorifica al obispo san Ireneo, para que nos santifique también a nosotros, viviéndola en toda su verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Per haec sacra mystéria, quaesumus, Dómine, da nobis fídei miserátus augméntum, ut, quae beátum Irenaeum epíscopum usque ad mortem reténta gloríficat, nos étiam iustíficet veráciter hanc sequéntes. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 29 de junio
S
olemnidad de san Pedro y san Pablo, apóstoles. Simón, hijo de Jonás y hermano de Andrés, fue el primero entre los discípulos que confesó a Cristo como Hijo de Dios vivo, y por ello fue llamado Pedro. Pablo, apóstol de los gentiles, predicó a Cristo crucificado a judíos y griegos. Los dos, con la fuerza de la fe y el amor a Jesucristo, anunciaron el Evangelio en la ciudad de Roma, donde, en tiempo del emperador Nerón, ambos sufrieron el martirio: Pedro, como narra la tradición, crucificado cabeza abajo y sepultado en el Vaticano, cerca de la vía Triunfal, y Pablo, degollado y enterrado en la vía Ostiense. En este día, su triunfo es celebrado por todo el mundo con honor y veneración. (s. I)
2. En Génova, en la actual región italiana de Liguria, san Siro, venerado como obispo. (c. 330)
3. En Narni, en la región de Umbría, también en la Italia actual, san Casio, obispo, que, como refiere el papa san Gregorio Magno, cada día ofrecía a Dios el sacrificio de reconciliación bañado en lágrimas, y entregaba en limosna todo lo que tenía. Finalmente, en el día en que se celebra la solemnidad de los Apóstoles, en el cual todos los años acostumbraba ir a Roma, después de celebrar la Eucaristía en su ciudad y haber distribuido a todos el Cuerpo de Cristo, retornó al Señor. (558)
4*. En Gurk, en el territorio de Carintia, actualmente Austria, santa Emma, condesa, que vivió cuarenta años como viuda y dio muchas limosnas a los pobres y a la Iglesia. (c. 1045)
5*. En una nave frente a las costas de la isla hoy española de Mallorca, beato Ramón Llull, religioso de la Tercera Orden regular de San Francisco y mártir, el cual, varón de gran cultura e iluminada doctrina, para propagar el Evangelio de Cristo estableció un diálogo fraterno con los sarracenos. (1316)
6. En la aldea de Xiaoluyi, cerca de Shenxian, en la provincia china de Hebei, santos mártires Pablo Wu Juan, su hijo Juan Bautista Wu Mantang y su sobrino Pablo Wu Wanshu, que, en la persecución llevada a cabo por la secta de los Yihetuan, recibieron juntos la corona del martirio por confesar que eran cristianos. (1900)
7. En la aldea de Dujiadun, también cerca de Shenxian, en la provincia china de Hebei, santas mártires María Du Tianshi y su hija Magdalena Du Fengju, que, en la misma persecución, sacadas de un cañizal donde se habían ocultado, murieron por su fe en Cristo, siendo Magdalena enterrada cuando aún no había fallecido. (1900)

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