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sábado, 26 de marzo de 2022

Sábado 30 abril 2022, Sábado de la II semana de Pascua o san Pío V, papa, memoria libre.

SOBRE LITURGIA

PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL

Biblioteca del Palacio Apostólico. Miércoles, 5 de mayo de 2021

Catequesis 32. La oración contemplativa

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Seguimos con las catequesis sobre la oración y en esta catequesis quisiera detenerme en la oración de contemplación.

La dimensión contemplativa del ser humano —que aún no es la oración contemplativa— es un poco como la “sal” de la vida: da sabor, da gusto a nuestros días. Se puede contemplar mirando el sol saliendo por la mañana, o los árboles que visten de verde la primavera; se puede contemplar escuchando música o el canto de los pájaros, leyendo un libro, delante de una obra de arte o esa obra maestra que es el rostro humano… Carlo María Martini, enviado como obispo a Milán, tituló su primera Carta pastoral “La dimensión contemplativa de la vida”: de hecho, quien vive en una gran ciudad, donde todo —podemos decir— es artificial, donde todo es funcional, corre el riesgo de perder la capacidad de contemplar. Contemplar no es en primer lugar una forma de hacer, sino que es una forma de ser: ser contemplativo.

Ser contemplativos no depende de los ojos, sino del corazón. Y aquí entra en juego la oración, como acto de fe y de amor, como “respiración” de nuestra relación con Dios. La oración purifica el corazón, y con eso, aclara también la mirada, permitiendo acoger la realidad desde otro punto de vista. El Catecismo describe esta transformación del corazón por parte de la oración citando un famoso testimonio del Santo Cura de Ars: «La oración contemplativa es mirada de fe, fijada en Jesús. “Yo le miro y él me mira”, decía a su santo cura un campesino de Ars que oraba ante el Sagrario. […] La luz de la mirada de Jesús ilumina los ojos de nuestro corazón; nos enseña a ver todo a la luz de su verdad y de su compasión por todos los hombres» (Catecismo de la Iglesia Católica, 2715). Todo nace de ahí: de un corazón que se siente mirado con amor. Entonces la realidad es contemplada con ojos diferentes.

“¡Yo le miro, y Él me mira!”. Es así: en la contemplación amorosa, típica de la oración más íntima, no son necesarias muchas palabras: basta una mirada, basta con estar convencidos de que nuestra vida está rodeada de un amor grande y fiel del que nada nos podrá separar.

Jesús ha sido maestro de esta mirada. En su vida no han faltado nunca los tiempos, los espacios, los silencios, la comunión amorosa que permite a la existencia no ser devastada por las pruebas inevitables, sino de custodiar intacta la belleza. Su secreto era la relación con el Padre celeste.

Pensemos en el suceso de la Transfiguración. Los Evangelios colocan este episodio en el momento crítico de la misión de Jesús, cuando crecen en torno a Él la protesta y el rechazo. Incluso entre sus discípulos muchos no lo entienden y se van; uno de los Doce alberga pensamientos de traición. Jesús empieza a hablar abiertamente de los sufrimientos y de la muerte que le esperan en Jerusalén. En este contexto Jesús sube a lo alto del monte con Pedro, Santiago y Juan. Dice el Evangelio de Marcos: «Y se transfiguró delante de ellos, y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo» (9,2-3). Precisamente en el momento en el que Jesús es incomprendido —se iban, le dejaban solo porque no entendían—, y en este momento que Él es incomprendido, precisamente cuando todo parece ofuscarse en un torbellino de malentendidos, es ahí que resplandece una luz divina. Es la luz del amor del Padre, que llena el corazón del Hijo y transfigura toda su Persona.

Algunos maestros de espiritualidad del pasado han entendido la contemplación como opuesta a la acción, y han exaltado esas vocaciones que huyen del mundo y de sus problemas para dedicarse completamente a la oración. En realidad, en Jesucristo en su persona y en el Evangelio no hay contraposición entre contemplación y acción, no. En el Evangelio en Jesús no hay contradicción. Esta puede que provenga de la influencia de algún filósofo neoplatónico, pero seguramente se trata de un dualismo que no pertenece al mensaje cristiano.

Hay una única gran llamada en el Evangelio, y es la de seguir a Jesús por el camino del amor. Este es el ápice, es el centro de todo. En este sentido, caridad y contemplación son sinónimos, dicen lo mismo. San Juan de la Cruz sostenía que un pequeño acto de amor puro es más útil a la Iglesia que todas las demás obras juntas. Lo que nace de la oración y no de la presunción de nuestro yo, lo que es purificado por la humildad, incluso si es un acto de amor apartado y silencioso, es el milagro más grande que un cristiano pueda realizar. Y este es el camino de la oración de contemplación: ¡yo le miro, Él me mira! Este acto de amor en el diálogo silencioso con Jesús ha hecho mucho bien a la Iglesia.

CALENDARIO

30 SÁBADO. Hasta la Hora Nona: 
SÁBADO DE LA II SEMANA DE PASCUA o SAN PIO V, papa, memoria libre

Misa
de sábado o de la memoria (blanco).
MISAL: para el sábado ants. y oracs. props. / para la memoria 1.ª orac. prop. y el resto del común de pastores (para un papa) o del sábado; Pf. Pasc. o de la memoria.
LECC.: vol. II.
- Hch 6, 1-7.
Eligieron a siete hombres llenos del Espíritu Santo.
- Sal 32. R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
- Jn 6, 16-21. Vieron a Jesús caminando sobre el mar.
o bien:
cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de sábado o de la memoria.

Martirologio: elogs. del 1 de mayo, pág. 285.
CALENDARIOS: Coria-Cáceres: Nuestra Señora de la Montaña (S).
Plasencia-ciudad: Nuestra Señora del Puerto (S).
Barbastro-Monzón: Nuestra Señora del Pueyo (MO).
Dominicos: San Pío V (MO).
Hijos de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, Misioneras de la Caridad y Sacramentinas Ciegas: San José Benito Cottolengo, presbítero (MO).
Burgos: San Indalecio, obispo y mártir (ML).
Córdoba: Santos Amador, presbítero, Pedro, religioso, y Luis, mártires (ML).
Vitoria: San Pío V, papa (ML), o san Pedro Chanel (ML), presbítero y mártir, o san Luis María Grignion de Montfort, presbítero (ML).
Canónigos Regulares de Letrán: San Aldobrando, obispo (ML).
OFM Cap.: Beato Benito de Urbino, presbítero (ML).

30 SÁBADO. Después de la Hora Nona:
TERCERA SEMANA DE PASCUA
Tercera semana del Salterio
Misa
vespertina del III Domingo de Pascua (blanco).
Liturgia de las Horas: I Vísp. del oficio dominical. Comp. Dom. I.

TEXTOS MISA

Sábado de la II Semana de Pascua.

Antífona de entrada Cf.1 Pe 2, 9
Pueblo adquirido por Dios, anunciad las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa. Aleluya.
Pópulus acquisitiónis, annuntiáte virtútes eius, qui vos de ténebris vocávit in admirábile lumen suum, allelúia.

Oración colecta
Destruye, Señor, el documento escrito por la ley del pecado, que anulaste para nosotros en el Misterio pascual por la resurrección de Jesucristo, tu Hijo. Él, que vive y reina contigo.
Depélle, Dómine, conscríptum peccáti lege chirógraphum, quod in nobis pascháli mystério per resurrectiónem Christi Fílii tui vacuásti. Qui tecum.
O bien:
Oh, Dios, que, por los misterios pascuales, has querido abrir a tus fieles la puerta de la misericordia, míranos y ten piedad de nosotros, para que no nos desviemos nunca del sendero de la vida los que, con tu benevolencia, seguimos el camino de tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui misericórdiae iánuam fidélibus tuis per paschália mystéria patére voluísti, réspice in nos et miserére nostri, ut, qui voluntátis tuae viam, te donánte, séquimur, a vitae numquam sémitis deviémur. Per Dóminum.

En la memoria:
30 de abril
San Pío V, papa

Oración colecta propia, el resto de la feria de Pascua.

Monición de entrada
Conmemoramos en esta celebración a san Pío V, papa, de la Orden de Predicadores, que nació en el norte de Italia el año 1504. Elevado a la sede de Pedro, se esforzó con gran piedad y tesón apostólico en poner en práctica los decretos del Concilio de Trento acerca del culto divino, la doctrina cristiana y la disciplina eclesiástica, promoviendo también la propagación de la fe. Murió en Roma, el día primero del mes de mayo del año 1572.

Oración colecta
Oh, Dios, que suscitaste providencialmente en tu Iglesia al papa san Pío, para proteger la fe y darte culto más dignamente, concédenos, por su intercesión, participar en tus misterios con fe viva y caridad fecunda. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui in Ecclésia tua beátum Pium papam ad fidem tuéndam ac te dígnius coléndum próvidus excitásti, da nobis, ipso intercedénte, vívida fide ac fructuósa caritáte mysteriórum tuórum esse partícipes. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Sábado de la II semana de Pascua (Lec. II).

PRIMERA LECTURA Hch 6, 1-7
Eligieron a siete hombres llenos del Espíritu Santo
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea,
porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas.
Los Doce, convocando a la asamblea de los discípulos, dijeron:
«No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos del servicio de las mesas. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea; nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra».
La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo; a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando.
La palabra de Dios iba creciendo y en Jerusalén se multiplicaba el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 32, 1-2. 4-5. 18-19 (R.: 22)
R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Fiat misericórdia tua, Dómine, super nos, quemádmodum sperávimus in te.
O bien: Aleluya.

V. Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas.
R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Fiat misericórdia tua, Dómine, super nos, quemádmodum sperávimus in te.

V. La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.
R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Fiat misericórdia tua, Dómine, super nos, quemádmodum sperávimus in te.

V. Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.
R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Fiat misericórdia tua, Dómine, super nos, quemádmodum sperávimus in te.

Aleluya
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Ha resucitado Cristo, que creó todas las cosas, y se ha compadecido del género humano. R.
Surréxit Christus, qui creávit ómnia et misértus est humáno géneri.

EVANGELIO Jn 6, 16-21
Vieron a Jesús caminando sobre el mar
 Lectura del santo Evangelio según san Juan.
R. Gloria a ti, Señor.

Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al mar, embarcaron y empezaron la travesía hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos veinticinco o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron.
Pero él les dijo:
«Soy yo, no temáis».
Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio adonde iban.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Santo Tomás de Aquino, Comentario sobre S. Juan, in loc.
Aquel viento es figura de las tentaciones y de la persecución que padecerá la Iglesia por falta de amor. Porque, como dice San Agustín, cuando se enfría el amor, aumentan las olas y la nave zozobra. Sin embargo el viento, la tempestad, las olas y las tinieblas no conseguirán que la nave se aparte de su rumbo y quede destrozada.

Oración de los fieles
Jesucristo, el Señor, está sentado a la derecha del Padre e intercede por nosotros. Oremos con confianza, animados por su mediación.
- Por el papa, los obispos, los sacerdotes y los diáconos, para que realicen su misión en la Iglesia animados por un espíritu de servicio. Roguemos al Señor.
- Por la Iglesia, para que todos los cristianos sientan la importancia de su colaboración en la extensión del reino de Dios. Roguemos al Señor.
- Por los que se preparan para recibir por vez primera la eucaristía, para que se dispongan a ser testigos de Cristo en la familia, en la escuela y en los diversos ambientes en que se mueven. Roguemos al Señor.
- Por los que pasan hambre, para que todos los ayudemos a salir de su difícil situación. Roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor, haz que la Palabra de Jesucristo, tu Hijo se difunda, y crezca el número de sus discípulos. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Santifica, Señor, estos dones, acepta la ofrenda de este sacrificio espiritual y a nosotros transfórmanos en oblación perenne. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Propítius, Dómine, quaesumus, haec dona sanctífica, et, hóstiae spiritális oblatióne suscépta, nosmetípsos tibi pérfice munus aetérnum. Per Christum.


Antífona de comunión Jn 17, 24
Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste. Aleluya.
Pater, quos dedísti mihi, volo ut ubi sum ego, et illi sint mecum, ut vídeant claritátem quam dedísti mihi, allelúia.

Oración después de la comunión
Señor, después de recibir el don sagrado del sacramento, te pedimos humildemente que nos haga crecer en el amor lo que tu Hijo nos mandó realizar en memoria suya. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Súmpsimus, Dómine, sacri dona mystérii, humíliter deprecántes, ut, quae in sui commemoratiónem nos Fílius tuus fácere praecépit, in nostrae profíciant caritátis augméntum. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 1 de mayo
S
an José Obrero
, el carpintero de Nazaret, que con su laboriosidad proveyó la subsistencia de María y de Jesús e inició al Hijo de Dios en los trabajos de los hombres. Por esta razón, en el día de hoy, en el que se celebra la fiesta del trabajo en muchas partes del mundo, todos los obreros cristianos honran a san José como modelo y patrono suyo.
2. Conmemoración de san Jeremías, profeta, que vivió en tiempo de Joaquim y Sedecías, reyes de Judá. Profetizó la ruina de la Ciudad Santa, así como la deportación del pueblo, y sufrió muchas persecuciones a causa de ello, por lo que es considerado por la Iglesia como figura del Cristo sufriente. Predijo, además, que la nueva y eterna Alianza alcanzaría su plenitud en el mismo Cristo Jesús; más aún, que, por medio de Él, Dios Padre todopoderoso escribiría su ley en el corazón de los hijos de Israel, a fin de que Él mismo fuese su Dios y ellos fuesen su pueblo.
3. En la región de Viviers, en la Galia, hoy Francia, san Andéolo, mártir. (s. inc.)
4. En Hispania meridional, conmemoración de san Torcuato, obispo de Acci (Guadix), y otros seis obispos más, que se establecieron en distintas ciudades: Tesifonte, obispo de Bergium (Berja); Esicio, obispo de Carcer (Carcesa); Indalecio, obispo de Urci (Almería); Segundo, obispo de Ábula (Abla); Eufrasio, obispo de Iliturgi (Andújar), y Cecilio, obispo de Illiberis (Elvira). (s. III/IV)
5. En Auxerre, de la Galia, hoy Francia, san Amador, obispo, que trabajó con empeño para extirpar de su ciudad las supersticiones de los paganos y instituyó el culto de los santos mártires. (418)
6. En Auch, población de Aquitania, también en Francia, san Orencio, obispo, que se esforzó en erradicar de su ciudad las costumbres paganas y en procurar la paz entre los romanos y el rey visigodo de Tolosa. (c. 440)
7*. En Bretaña Menor, de nuevo en Francia, san Brieuc, obispo y abad, natural de Cambria, que fundó un monasterio en la costa armórica de Bretaña, posteriormente elevado a la dignidad de sede episcopal. (c. 500)
8. En Saint-Maurica-en Valais, Lugar de Recia, hoy Suiza, sepultura de san Segismundo, rey de los burgundios, el cual, convertido de la herejía arriana a la fe católica, instituyó en ese lugar una comunidad de monjes que debía entonar sin interrupción la salmodia ante los sepulcros de los mártires, expiando con penitencia, lágrimas y ayunos los delitos cometidos, y encontró la muerte en la región de Orleans, donde fue arrojado a un pozo por sus enemigos. (524)
9*. En una isla de Bretaña Menor, actualmente Francia, san Marculfo, ermitaño, luego monje y abad del monasterio de Nanteuil. (c. 558)
10. En Llanelwy, en Cambria, hoy Reino Unido, san Asaf, abad y obispo de la sede que después llevó su nombre. (s. VI ex.)
11*. En Gap, en la región de Provenza, en Francia, san Arigio, obispo, que se distinguió por su paciencia en las adversidades, por su celo en enfrentarse a los simoníacos y por su caridad para con los monjes que habían sido enviados desde Roma para evangelizar Inglaterra. (604)
12*. En la región de Montauban, en la Galia Narbonense, de nuevo en Francia, muerte de san Teodardo, obispo de Narbona, que restauró la iglesia catedral de esta sede, sobresalió por su diligente magisterio y, finalmente, minado por la enfermedad, murió en un monasterio, rindiendo su alma a Dios. (893)
13*. En Fossombrone, del Piceno, actual región de Las Marcas, en Italia, beato Aldebrando, obispo, insigne por su austeridad de vida y por su espíritu apostólico. (1170)
14*. En Arouca, en Portugal, beata Mafalda, virgen, hija del rey Sancho I, que después de quedar libre de un contrato matrimonial previamente acordado, se hizo monja e introdujo en su monasterio la reforma cisterciense. (1257)
15*. En Montaione, lugar de Toscana, en Italia, beato Vivaldo (o Ubaldo) de San Geminiano, ermitaño de la Tercera Orden Regular de San Francisco, insigne por su vida de austeridad, de paciencia y de caridad en el cuidado de los enfermos. (c. 1320)
16*. En Castello di Valle d’Istria, en Istria, hoy Croacia, beato Julián Cesarello, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, cuya vida fue un continuo peregrinar por aldeas y plazas, sembrando la palabra de Dios y esforzándose en aplacar los enfrentamientos entre las facciones ciudadanas. (c. 1349)
17. En Forlí, lugar de Emilia-Romaña, en Italia, san Peregrino Laziosi, religioso de la Orden de los Siervos de María, que, desde su dedicación a la Madre de Dios, se distinguió por su amor a Jesucristo y por su solicitud hacia los pobres. (1345)
18*. En Moncel, en la región de Beauvais, en Francia, beata Petronila, virgen, primera abadesa del monasterio de las Clarisas de aquel lugar (1355).
19. En Roma, muerte del papa san Pío V, cuya memoria se celebra el día treinta de abril. (1572)
20. En la aldea de Son-Tay, en Tonkín, hoy Vietnam, san Agustín Schoeffler, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, el cual, encarcelado después de haber ejercido durante tres años su ministerio, por orden del emperador Tu Duc, fue finalmente decapitado en un paraje denominado Cinco Yugadas, y obtuvo así la gracia del martirio que cada día había pedido a Dios. (1851)
21. Cerca de la ciudad de Nam Dinh, también en Tonkín, san Juan Luis Bonnard, presbítero de la misma Sociedad de Misiones Extrajeras de París, que, condenado a muerte por haber bautizado a veinticinco niños, alcanzó la corona del martirio al ser decapitado. (1852)
22. En Milán, en Italia, san Ricardo (Herminio Felipe) Pampuri, que, después de haber ejercido generosamente en el mundo su profesión de médico, ingresó en la Orden Hospitalaria San Juan de Dios, y al cabo de casi dos años descansó piadosamente en el Señor. (1928)
23*. En la ciudad de Wladimir, en Rusia, beato Clemente Septyckyj, presbítero y mártir, superior del monasterio de monjes Estuditas de Univ, que durante el régimen hostil a Dios perseveró en la fe, y  mereció su morada en el santuario del cielo. (1951)

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