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Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

martes, 29 de marzo de 2022

Martes 3 mayo 2922, Santos Felipe y Santiago, apóstoles, fiesta.

SOBRE LITURGIA

PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL

Patio de San Dámaso. Miércoles, 19 de mayo de 2021

Catequesis 34. Distracciones, sequedad, acedia

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Siguiendo las líneas del Catecismo, en esta catequesis nos referimos a la experiencia vivida de la oración, tratando de mostrar algunas dificultades muy comunes, que deben ser identificadas y superadas. Rezar no es fácil: hay muchas dificultades que vienen en la oración. Es necesario conocerlas, identificarlas y superarlas.

El primer problema que se presenta a quien reza es la distracción (cfr. CIC, 2729). Tú empiezas a rezar y después la mente da vueltas, da vueltas por todo el mundo; tu corazón está ahí, la mente está ahí… la distracción de la oración. La oración convive a menudo con la distracción. De hecho, a la mente humana le cuesta detenerse durante mucho tiempo en un solo pensamiento. Todos experimentamos este continuo remolino de imágenes y de ilusiones en perenne movimiento, que nos acompaña incluso durante el sueño. Y todos sabemos que no es bueno dar seguimiento a esta inclinación desordenada.

La lucha por conquistar y mantener la concentración no se refiere solo a la oración. Si no se alcanza un grado de concentración suficiente no se puede estudiar con provecho y tampoco se puede trabajar bien. Los atletas saben que las competiciones no se ganan solo con el entrenamiento físico sino también con la disciplina mental: sobre todo con la capacidad de estar concentrados y de mantener despierta la atención.

Las distracciones no son culpables, pero deben ser combatidas. En el patrimonio de nuestra fe hay una virtud que a menudo se olvida, pero que está muy presente en el Evangelio. Se llama “vigilancia”. Y Jesús lo dice mucho: “Vigilad. Rezad”. El Catecismo la cita explícitamente en su instrucción sobre la oración (cfr. n. 2730). A menudo Jesús recuerda a los discípulos el deber de una vida sobria, guiada por el pensamiento de que antes o después Él volverá, como un novio de la boda o un amo de un viaje. Pero no conociendo el día y ni la hora de su regreso, todos los minutos de nuestra vida son preciosos y no se deben perder con distracciones. En un instante que no conocemos resonará la voz de nuestro Señor: en ese día, bienaventurados los siervos que Él encuentre laboriosos, aún concentrados en lo que realmente importa. No se han dispersado siguiendo todas las atracciones que les venían a la mente, sino que han tratado de caminar por el camino correcto, haciendo el bien y haciendo el proprio trabajo. Esta es la distracción: que la imaginación da vueltas, vueltas, vueltas… Santa Teresa llamaba a esta imaginación que da vueltas, vueltas en la oración, “la loca de la casa”: es una como una loca que te hace dar vueltas, vueltas… Tenemos que pararla y enjaularla, con la atención

Un discurso diferente se merece el tiempo de la aridez. El Catecismo lo describe de esta manera: «El corazón está desprendido, sin gusto por los pensamientos, recuerdos y sentimientos, incluso espirituales. Es el momento en que la fe es más pura, la fe que se mantiene firme junto a Jesús en su agonía y en el sepulcro» (n. 2731). La aridez nos hace pensar en el Viernes Santo, en la noche y el Sábado Santo, todo el día: Jesús no está, está en la tumba; Jesús está muerto: estamos solos. Y este es el pensamiento-madre de la aridez. A menudo no sabemos cuáles son las razones de la aridez: puede depender de nosotros mismos, pero también de Dios, que permite ciertas situaciones de la vida exterior o interior. O, a veces, puede ser un dolor de cabeza o un dolor de hígado que te impide entrar en la oración. A menudo no sabemos bien la razón. Los maestros espirituales describen la experiencia de la fe como un continuo alternarse de tiempos de consolación y de desolación; momentos en los que todo es fácil, mientras que otros están marcados por una gran pesadez. Muchas veces, cuando encontramos un amigo, decimos. “¿Cómo estás?” – “Hoy estoy decaído”. Muchas veces estamos “decaídos”, es decir no tenemos sentimientos, no tenemos consolaciones, no podemos más. Son esos días grises... ¡y los hay, muchos, en la vida! Pero el peligro está en tener el corazón gris: cuando este “estar decaído” llega al corazón y lo enferma… y hay gente que vive con el corazón gris. Esto es terrible: ¡no se puede rezar, no se puede sentir la consolación con el corazón gris! O no se puede llevar adelante una aridez espiritual con el corazón gris. El corazón debe estar abierto y luminoso, para que entre la luz del Señor. Y si no entra, es necesario esperarla con esperanza. Pero no cerrarla en el gris.

Después, algo diferente es la acedia, otro defecto, otro vicio, que es una auténtica tentación contra la oración y, más en general, contra la vida cristiana. La acedia es «una forma de aspereza o de desabrimiento debidos a la pereza, al relajamiento de la ascesis, al descuido de la vigilancia, a la negligencia del corazón» (CIC, 2733). Es uno de los siete “pecados capitales” porque, alimentado por la presunción, puede conducir a la muerte del alma.

¿Qué hacer entonces en esta sucesión de entusiasmos y abatimientos? Se debe aprender a caminar siempre. El verdadero progreso de la vida espiritual no consiste en multiplicar los éxtasis, sino en el ser capaces de perseverar en tiempos difíciles: camina, camina, camina… Y si estás cansado, detente un poco y vuelve a caminar. Pero con perseverancia. Recordemos la parábola de san Francisco sobre la perfecta leticia: no es en las infinitas fortunas llovidas del Cielo donde se mide la habilidad de un fraile, sino en caminar con constancia, incluso cuando no se es reconocido, incluso cuando se es maltratado, incluso cuando todo ha perdido el sabor de los comienzos. Todos los santos han pasado por este “valle oscuro” y no nos escandalicemos si, leyendo sus diarios, escuchamos el relato de noches de oración apática, vivida sin gusto. Es necesario aprender a decir: “También si Tú, Dios mío, parece que haces de todo para que yo deje de creer en Ti, yo sin embargo sigo rezándote”. ¡Los creyentes no apagan nunca la oración! Esta a veces puede parecerse a la de Job, el cual no acepta que Dios lo trate injustamente, protesta y lo llama a juicio. Pero, muchas veces, también protestar delante de Dios es una forma de rezar o, como decía esa viejecita, “enfadarse con Dios es una forma de rezar, también”, porque muchas veces el hijo se enfada con el padre: es una forma de relación con el padre; porque lo reconoce “padre”, se enfada…

Y también nosotros, que somos mucho menos santos y pacientes que Job, sabemos que finalmente, al concluir este tiempo de desolación, en el que hemos elevado al Cielo gritos mudos y muchos “¿por qué?”, Dios nos responderá. No olvidar la oración del “¿por qué?”: es la oración que hacen los niños cuando empiezan a no entender las cosas y los psicólogos la llaman “la edad del por qué”, porque el niño pregunta al padre: “Papá, ¿por qué…? Papá, ¿por qué…? Papá, ¿por qué…?” Pero estemos atentos: el niño no escucha la respuesta del padre. El padre empieza a responder y el niño llega con otro por qué. Solamente quiere atraer sobre sí la mirada del padre; y cuando nosotros nos enfadamos un poco con Dios y empezamos a decir por qué, estamos atrayendo el corazón de nuestro Padre hacia nuestra miseria, hacia nuestra dificultad, hacia nuestra vida. Pero sí, tened la valentía de decir a Dios: “Pero ¿por qué…?” Porque a veces, enfadarse un poco hace bien, porque nos hace despertar esta relación de hijo a Padre, de hija a Padre, que nosotros debemos tener con Dios. Y también nuestras expresiones más duras y más amargas, Él las recogerá con el amor de un padre, y las considerará como un acto de fe, como una oración.

CALENDARIO

3 MARTES. SANTOS FELIPE y SANTIAGO, apóstoles, fiesta 

Fiesta de san Felipe y Santiago, apóstoles. Felipe, que, al igual que Pedro y Andrés, había nacido en Betsaida, era discípulo de Juan Bautista y fue llamado por el Señor para que le siguiera. Por su parte, Santiago, de sobrenombre «Justo», hijo de Alfeo y considerado en occidente como el pariente del Señor, fue el primero que rigió la Iglesia de Jerusalén. Al suscitarse la controversia sobre la circuncisión, se apartó hacia el criterio de Pedro, a fin de que no se impusiese a los discípulos venidos de la gentilidad aquel antiguo yugo. Muy pronto coronó su apostolado con el martirio (elog. del Martirologio Romano).

Misa de la fiesta (rojo). 
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Pf. Apóstoles, conveniente PE I. No se puede decir la PE IV. 
LECC.: vol. IV. 
- 1 Cor 15, 1-8. El Señor se apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles. 
- Sal 18. R. A toda la tierra alcanza su pregón. 
- Jn 14, 6-14. Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces? Continúa en la página siguiente.

* Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial. 

Liturgia de las Horas: oficio de la fiesta. Te Deum. 

Martirologio: elogs. del 4 de mayo, pág. 291. 
CALENDARIOS: Hermanas Hospitalarias de la Santa Cruz: La Santa Cruz (S). Granada: (F).

TEXTOS MISA

3 de mayo
SANTOS FELIPE Y SANTIAGO, APÓSTOLES
Fiesta

Antífona de entrada
Estos son los varones santos a quienes eligió el Señor amorosamente y les dio la gloria eterna. Aleluya.
Isti sunt viri sancti, quos elégit Dóminus in caritáte non ficta, et dedit illis glóriam sempitérnam, allelúia.

Monición de entrada
Celebramos hoy la fiesta de los santos apóstoles Felipe y Santiago. Felipe ere natural de Betsaida al igual que Pedro y Andrés; fue discípulo de Juan Bautista y el Señor lo llamó para que lo siguiera. Ignoramos las circunstancias de su misión apostólica y su muerte en Cristo. Santiago, apellidado «el Menor», hijo de Alfeo, considerado en Occidente como el pariente del Señor, fue el primero que rigió la Iglesia de Jerusalén. Muy pronto recibió la corona del martirio en la misma ciudad.

Se dice Gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que nos alegras todos los años con la fiesta de los apóstoles Felipe y Santiago, concédenos, por su intercesión, participar en la pasión y resurrección de tu Unigénito, para que merezcamos llegar a contemplarte eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui nos ánnua apostolórum Philíppi et Iacóbi festivitáte laetíficas, da nobis, ipsórum précibus, in Unigéniti tui passióne et resurrectióne consórtium, ut ad perpétuam tui visiónem perveníre mereámur. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas de la Fiesta de San Felipe y Santiago, apóstoles (Lec. IV).

PRIMERA LECTURA 1 Co 15, 1-8
El Señor se le apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os anuncié y que vosotros aceptasteis, en el que además estáis fundados, y que os está salvando, si os mantenéis en la palabra que os anunciamos; de lo contrario, creísteis en vano.
Porque yo os transmití en primer lugar, lo que también yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles; por último, como a un aborto, se me apareció también a mí.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 18, 2-3. 4-5b (R.: 5a)
R. A toda la tierra alcanza su pregón.
In omnem terram exívit sonus eórum.
O bien: Aleluya.

V. El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.
R. A toda la tierra alcanza su pregón.
In omnem terram exívit sonus eórum.

V. Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón,
y hasta los límites del orbe su lenguaje.
R. A toda la tierra alcanza su pregón.
In omnem terram exívit sonus eórum.

Aleluya Jn 14, 6b. 9c
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo soy el camino y la verdad y la vida –dice el Señor–; Felipe, quien me ha visto a mí ha visto al Padre. R.
Ego sum via, véritas et vita, dicit Dóminus; Philíppe, qui videt me, videt et Patrem.

EVANGELIO Jn 14, 6-14
Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces?
 Lectura del santo Evangelio según san Juan.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».
«Si me conocéis a mi, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.»
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Del Catecismo de la Iglesia Católica
2614 Cuando Jesús confía abiertamente a sus discípulos el misterio de la oración al Padre, les desvela lo que deberá ser su oración, y la nuestra, cuando haya vuelto, con su humanidad glorificada, al lado del Padre. Lo que es nuevo ahora es "pedir en su Nombre" (Jn 14, 13). La fe en El introduce a los discípulos en el conocimiento del Padre porque Jesús es "el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 14, 6). La fe da su fruto en el amor: guardar su Palabra, sus mandamientos, permanecer con El en el Padre que nos ama en El hasta permanecer en nosotros. En esta nueva Alianza, la certeza de ser escuchados en nuestras peticiones se funda en la oración de Jesús (cf Jn 14, 13-14).

Oración de los fieles
Oremos a Dios Padre, por Jesucristo su Hijo, su Enviado, que eligió a san Felipe y Santiago, para ser apóstoles suyos.
- Por la Iglesia, fundada sobre el cimiento de los apóstoles: para que observe con fidelidad el mensaje y la doctrina que de ellos ha recibido. Roguemos al Señor.
- Por los obispos en comunión con el papa, sucesores del colegio apostólico: para que sepan ser, con su magisterio y su testimonio intérpretes veraces del Evangelio. Roguemos al Señor.
- Por todos los que en la Iglesia han recibido el encargo de predicar la Palabra de Dios: para que transmitan en el lenguaje apropiado la tradición viva que los apóstoles nos entregaron. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos: para que vivamos la apostolicidad de la Iglesia, sintiéndonos en comunión con la Iglesia universal. Roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras súplicas en la fiesta de san Felipe y Santiago, que hacen suya nuestra plegaria e interceden ante ti. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, las ofrendas que te presentamos en la fiesta de tus santos apóstoles Felipe y Santiago, y concédenos practicar una religión pura y sincera. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Súscipe, Dómine, múnera quae pro apostolórum Philíppi et Iacóbi festivitáte deférimus, et immaculátam nobis religiónem mundámque largíre. Per Christum.

PREFACIO I DE LOS APÓSTOLES
Los Apóstoles, pastores del pueblo de Dios.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque tú, Pastor eterno, no abandonas nunca a tu rebaño, sino que por medio de los santos apóstoles lo proteges y conservas, y quieres que tenga siempre por guías a los mismos pastores a quienes tu Hijo estableció como enviados suyos.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Qui gregem tuum, Pastor aetérne, non déseris, sed per beátos Apóstolos contínua protectióne custódis, ut iísdem rectóribus gubernétur, quos Fílii tui vicários eídem contulísti praeésse pastóres.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:
R. Santo, Santo, Santo...


Antífona de comunión Jn 14, 8-9
Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Felipe, quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. Aleluya.
Dómine, osténde nobis Patrem, et súfficit nobis. Philíppe, qui videt me, videt et Patrem meum, allelúia.

Oración después de la comunión
Señor, dígnate purificar nuestros corazones por estos dones santos que hemos recibido, y haz que, contemplándote en tu Hijo, con los apóstoles Felipe y Santiago, merezcamos poseer la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Purífica, quaesumus, Dómine, mentes nostras per haec sancta quae súmpsimus, ut, cum apóstolis Philíppo et Iacóbo te in Fílio contemplántes, vitam habére mereámur aetérnam. Per Christum.

Se puede utilizar la bendición solemne de los Apóstoles.
Dios que os ha edificado sobre el cimiento de los apóstoles, por la intercesión gloriosa de los santos apóstoles N. y N., os llene de sus bendiciones.
Deus, qui vos in apostólicis tríbuit consístere fundaméntis, benedícere vobis dignétur beatórum Apostolórum N. et N. méritis intercedéntibus gloriósis.
R. Amén.
Quien os ha enriquecido con la palabra y el ejemplo de los apóstoles os conceda su ayuda para que seáis testigos de la verdad ante el mundo.
Et apostólicis praesídiis vos pro cunctis fáciat testes veritátis, qui vos eórum munerári documéntis vóluit et exémplis.
R. Amén.
Para que así obtengáis la heredad del reino eterno, por la intercesión de los apóstoles, por cuya palabra os mantenéis firmes en la fe.
Ut eórum intercessióne ad aetérnae pátriae hereditátem perveníre possítis, per quorum doctrínam fídei firmitátem possidétis.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y os acompañe siempre.
Et benedíctio Dei omnipoténtis, Patris, et Fílii,  et Spíritus Sancti, descéndat super vos et máneat semper.
R. Amén.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 4 de mayo

1. En Cirta, población de Numidia, hoy Argelia, conmemoración de los santos mártires Agapio y Secundino, obispos, los cuales, después de un prolongado destierro en dicha ciudad, llegaron a ser mártires gloriosos a causa de su condición episcopal durante la persecución bajo el emperador Valeriano, en la que se pretendía suscitar el furor de los gentiles para poner a prueba la fe de los justos. Fueron también martirizados con ellos san Emiliano, soldado, santas Tertula y Antonia, vírgenes consagradas a Dios, y una mujer con sus hijos gemelos. (258/259)
2. En Nicea, en Bitinia, Turquía actualmente, santa Antonina, mártir, que fue cruelmente torturada y atormentada con distintos suplicios, luego estuvo tres días colgada y después encarcelada durante dos años. Por último, bajo el gobernador Prisciliano y por la confesión de su fe en Cristo, fue quemada viva. (s. III/IV)
3. En Lorch, en la región de Nórico, Alemania en la actualidad, cerca del Danubio, san Florián, mártir, que durante la persecución bajo Diocleciano, y por orden del gobernador Aquilino, fue arrojado desde el puente al río Enns con una piedra atada al cuello. (304)
4. En las minas de Fennes, en Palestina, donde estaban condenados, san Silvano, obispo de Gaza, y treinta y nueve compañeros, mártires, todos ellos coronados con el suplicio durante la misma persecución, al ser decapitados por orden del césar Maximino Daya. (c. 304)
5*. En Varsovia, en Polonia, beato Ladislao de Gielniow, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que predicaba con fervor extraordinario la Pasión del Señor y la celebraba con piadosos himnos. (1505)
6*. En Londres, en Inglaterra, santos Juan Houghton, Roberto Lawrence y Agustín Webster, presbíteros y mártires, priores respectivamente de las cartujas de Londres, Beauvalle y Axholme, y san Ricardo Reynolds, de la Orden de Santa Brígida, todos los cuales, durante el reinado de Enrique VIII, y después de haber profesado valerosamente la fe de los Padres, fueron arrastrados vivos hasta el lugar de su suplicio en Tyburn, donde perecieron ahorcados juntamente con Juan Haile, presbítero, párroco de la cercana localidad de Isleworth. (1535)
7*. En Tréveris, en Alemania, beato Juan Martín Moyë, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París, que en la localidad de Lorena, en Francia, fundó el Instituto de Hermanas de la Divina Providencia, y en China reunió en régimen de vida común a unas vírgenes dedicadas a la enseñanza. Se mostró siempre inflamado por el celo de las almas, aún después de verse obligado a abandonar su patria durante la Revolución Francesa. (1793)
- Beato Tomasso Acerbis da Olera (1563- Innsbruck, Austria 1631). Religioso de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos. Destacó como predicador, consejero espiritual y por su humildad y caridad.
- Beato Michal Giedrojc (c. 1420- Cracovia, Polonia 1485). Lituano de nacimiento. Religioso de la Orden de canónigos regulares de San Agustín.
- Beata Edvige Carboni (1880- Roma 1952). Virgen, laica, mística, perteneció a la Tercera orden Franciscana.
- Beato Victor Emilio Moscoso Cárdenas (1846- Riobamba, Ecuador 1897). Sacerdote de la Compañía de Jesús y mártir en un clima de persecución contra la Iglesia católica.
- Beata Sandra Sabattini (1961- Bolonia, Italia 1984), fue una estudiante de medicina italiana, con el deseo de formar parte de las misiones médicas en África para trabajar junto a los pobres y enfermos. Vivió un noviazgo ejemplar. Murió atropellada por un coche.

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