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viernes, 25 de marzo de 2022

29 abril 2022, Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia, patrona de Europa, fiesta.

SOBRE LITURGIA

PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL

Biblioteca del Palacio Apostólico. Miércoles, 28 de abril de 2021

Catequesis 31. La meditación

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy hablamos de esa forma de oración que es la meditación. Para un cristiano “meditar” es buscar una síntesis: significa ponerse delante de la gran página de la Revelación para intentar hacerla nuestra, asumiéndola completamente. Y el cristiano, después de haber acogido la Palabra de Dios, no la tiene cerrada dentro de sí, porque esa Palabra debe encontrarse con «otro libro», que el Catecismo llama «el de la vida» (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, 2706). Es lo que intentamos hacer cada vez que meditamos la Palabra.

La práctica de la meditación ha recibido en estos años una gran atención. De esta no hablan solamente los cristianos: existe una práctica meditativa en casi todas las religiones del mundo. Pero se trata de una actividad difundida también entre personas que no tienen una visión religiosa de la vida. Todos necesitamos meditar, reflexionar, reencontrarnos a nosotros mismos, es una dinámica humana. Sobre todo, en el voraz mundo occidental se busca la meditación porque esta representa un alto terraplén contra el estrés cotidiano y el vacío que se esparce por todos lados. Ahí está, por tanto, la imagen de jóvenes y adultos sentados en recogimiento, en silencio, con los ojos medio cerrados… Pero podemos preguntarnos: ¿qué hacen estas personas? Meditan. Es un fenómeno que hay que mirar con buenos ojos: de hecho nosotros no estamos hechos para correr en continuación, poseemos una vida interior que no puede ser siempre pisoteada. Meditar es por tanto una necesidad de todos. Meditar, por así decir, se parecería a detenerse y respirar hondo en la vida.

Pero nos damos cuenta que esta palabra, una vez acogida en un contexto cristiano, asume una especificidad que no debe ser cancelada. Meditar es una dimensión humana necesaria, pero meditar en el contexto cristiano va más allá: es una dimensión que no debe ser cancelada. La gran puerta a través de la cual pasa la oración de un bautizado —lo recordamos una vez más— es Jesucristo. Para el cristiano la meditación entra por la puerta de Jesucristo. También la práctica de la meditación sigue este sendero. Y el cristiano, cuando reza, no aspira a la plena transparencia de sí, no se pone en búsqueda del núcleo más profundo de su yo. Esto es lícito, pero el cristiano busca otra cosa. La oración del cristiano es sobre todo encuentro con el Otro, con el Otro pero con la O mayúscula: el encuentro trascendente con Dios. Si una experiencia de oración nos dona la paz interior, o el dominio de nosotros mismos, o la lucidez sobre el camino que emprender, estos resultados son, por así decir, efectos colaterales de la gracia de la oración cristiana que es el encuentro con Jesús, es decir meditar es ir al encuentro con Jesús, guiados por una frase o una palabra de la Sagrada Escritura.

El término “meditación” a lo largo de la historia ha tenido significados diferentes. También dentro del cristianismo se refiere a experiencias espirituales diferentes. Sin embargo, se pueden trazar algunas líneas comunes, y en esto nos ayuda también el Catecismo, que dice así: «Los métodos de meditación son tan diversos como diversos son los maestros espirituales. […] Pero un método no es más que un guía; lo importante es avanzar, con el Espíritu Santo, por el único camino de la oración: Cristo Jesús» (n. 2707). Y aquí se señala un compañero de camino, uno que nos guía: el Espíritu Santo. No es posible la meditación cristiana sin el Espíritu Santo. Es Él quien nos guía al encuentro con Jesús. Jesús nos había dicho: “Os enviaré el Espíritu Santo. Él os enseñará y os explicará. Os enseñará y os explicará”. Y también en la meditación, el Espíritu Santo es la guía para ir adelante en el encuentro con Jesucristo.

Por tanto, son muchos los métodos de meditación cristiana: algunos muy sobrios, otros más articulados; algunos acentúan la dimensión intelectual de la persona, otros más bien la afectiva y emotiva. Son métodos. Todos son importantes y todos son dignos de ser practicados, en cuanto que pueden ayudar a la experiencia de la fe a convertirse en un acto total de la persona: no reza solo la mente, reza todo el hombre, la totalidad de la persona, como no reza solo el sentimiento. En la antigüedad se solía decir que el órgano de la oración es el corazón, y así explicaban que es todo el hombre, a partir de su centro, del corazón, que entra en relación con Dios, y no solamente algunas facultades suyas. Por eso se debe recordar siempre que el método es un camino, no una meta: cualquier método de oración, si quiere ser cristiano, forma parte de esa sequela Christi que es la esencia de nuestra fe. Los métodos de meditación son caminos a recorrer para llegar al encuentro con Jesús, pero si tú te detienes en el camino y miras solamente el camino, no encontrarás nunca a Jesús. Harás del camino un dios, pero el camino es un medio para llevarte a Jesús. El Catecismo precisa: «La meditación hace intervenir al pensamiento, la imaginación, la emoción y el deseo. Esta movilización es necesaria para profundizar en las convicciones de fe, suscitar la conversión del corazón y fortalecer la voluntad de seguir a Cristo. La oración cristiana se aplica preferentemente a meditar “los misterios de Cristo”» (n. 2708).

Esta es por tanto la gracia de la oración cristiana: Cristo no está lejos, sino que está siempre en relación con nosotros. No hay aspecto de su persona divino-humana que no pueda convertirse para nosotros en lugar de salvación y de felicidad. Cada momento de la vida terrena de Jesús, a través de la gracia de la oración, se puede convertir para nosotros en contemporáneo, gracias al Espíritu Santo, la guía. Pero vosotros sabéis que no se puede rezar sin la guía del Espíritu Santo. ¡Es Él quien nos guía! Y gracias al Espíritu Santo, también nosotros estamos presentes en el río Jordán, cuando Jesús se sumerge en él para recibir el bautismo. También nosotros somos comensales de las bodas de Caná, cuando Jesús dona el vino más bueno para la felicidad de los esposos, es decir, es el Espíritu Santo quien nos une con estos misterios de la vida de Cristo porque en la contemplación de Jesús hacemos experiencia de la oración para unirnos más a Él. También nosotros asistimos asombrados a las muchas sanaciones realizadas por el Maestro. Tomamos el Evangelio, hacemos la meditación de esos misterios del Evangelio y el Espíritu nos guía para estar presentes ahí. Y en la oración —cuando rezamos— todos nosotros somos como el leproso purificado, el ciego Bartimeo que recupera la vista, Lázaro que sale del sepulcro… También nosotros somos sanados en la oración como fue sanado el ciego Bartimeo, ese otro, el leproso... También nosotros hemos resucitado, como resucitó Lázaro, porque la oración de meditación guiada por el Espíritu Santo, nos lleva a revivir estos misterios de la vida de Cristo y a encontrarnos con Cristo y a decir, con el ciego: “Señor, ¡ten piedad de mí! Ten piedad de mí” — “¿Y qué quieres?” — “Ver, entrar en ese diálogo”. Y la meditación cristiana, guiada por el Espíritu nos lleva este diálogo con Jesús. No hay página del Evangelio en la que no haya lugar para nosotros. Meditar, para nosotros cristianos, es una forma de encontrar a Jesús. Y así, solo así, reencontrarnos con nosotros mismos. Y esto no es un encerrarnos en nosotros mismos, no: ir a Jesús y en Jesús encontrarnos a nosotros mismos, sanados, resucitados, fuertes por la gracia de Jesús. Y encontrar a Jesús salvador de todos, también mío. Y esto gracias a la guía del Espíritu Santo.

CALENDARIO

29 VIERNES. SANTA CATALINA DE SIENA, virgen y doctora de la Iglesia, patrona de Europa, fiesta


Fiesta de santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia, que, habiendo ingresado en las Hermanas de la Penitencia de Santo Domingo, deseosa de conocer a Dios en sí misma y a sí misma en Dios, se esforzó en asemejarse a Cristo crucificado. Trabajó también enérgica e incansablemente por la paz, por el retorno del Romano Pontífice a la Urbe y por la unidad de la Iglesia, y dejó espléndidos documentos llenos de doctrina espiritual (elog. del Martirologio Romano).

Misa de la fiesta (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Pf. de vírgenes. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. IV.
- 1 Jn 1, 5 — 2, 2.
La sangre de Jesús nos limpia de todo pecado.
- Sal 102. R. Bendice, alma mía, al Señor.
- Mt 11, 25-30. Has escondido estas cosas a los sabios, y las has revelado a los pequeños.

* Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.

Liturgia de las Horas: oficio de la fiesta. Te Deum.

Martirologio: elogs. del 30 de abril, pág. 282.
CALENDARIOS: Canarias: San Pedro de Verona, mártir (S).
Vitoria: Dedicación de la iglesia-catedral (F).
Pasionistas: Las Llagas de Nuestro Señor Jesucristo (MO).

TEXTOS MISA

29 de abril
SANTA CATALINA DE SIENA, VIRGEN Y DOCTORA DE LA IGLESIA, PATRONA DE EUROPA
Fiesta

Antífona de entrada
Esta es una virgen sabia y una del número de las prudentes, que salió a recibir a Cristo con la lámpara encendida. Aleluya.
Haec est virgo sápiens, et una de número prudéntum, quae óbviam Christo cum lámpade accénsa éxiit, allelúia.

Monición de entrada
Celebramos hoy la fiesta de santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia. Nació el año 1347 y fue religiosa dominica. Supo conjugar su intensa vida contemplativa con una incesante actividad al servicio de la Iglesia. Trabajó enérgica e incansablemente por la paz, por el retorno del papa a Roma y por la unidad de la Iglesia. Dejó espléndidos escritos llenos de doctrina espiritual. Murió el año 1380. El beato papa Pablo VI la elevó a la condición de doctora de la Iglesia en 1970. Y el año 1999, bajo el pontificado de san Juan Pablo II, fue declarada una de las santas patronas de Europa.

Se dice Gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que inflamaste de amor divino a santa Catalina de Siena en la contemplación de la pasión del Señor y en el servicio a tu Iglesia, concede a tu pueblo, por su intercesión, que, unido al misterio de Cristo, se alegre siempre por la manifestación de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui beátam Catharínam in contemplatióne domínicae passiónis et in Ecclésiae tuae servítio divíno amóre flagráre fecísti, ipsíus intercessióne concéde, ut pópulus tuus, Christi mystério sociátus, in eius glóriae revelatióne semper exsúltet. Qui tecum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas propias de Santa Catalina de Siena, virgen y doctora, patrona de Europa (Lec. IV)

PRIMERA LECTURA 1 Jn 1, 5-2, 2
La sangre de Jesús nos limpia los pecados
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan.

Queridos hermanos:
Este es el mensaje que hemos oído de Jesucristo y que os anunciamos: Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que estamos en comunión con él y vivimos en las tinieblas, mentimos y obramos la verdad. Pero, si caminamos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.
Sí decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no la verdad no está en nosotros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros.
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 102, 1b-2. 8-9. 13-14. 17-18a (R.: 1b)
R. Bendice, alma mía, al Señor.
Bénedic anima mea Dómino.

V. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
R. Bendice, alma mía, al Señor.
Bénedic anima mea Dómino.

V. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo.
R. Bendice, alma mía, al Señor.
Bénedic anima mea Dómino.

V. Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por los que lo temen;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.
R. Bendice, alma mía, al Señor.
Bénedic anima mea Dómino.

V. La misericordia del Señor
dura desde siempre y por siempre,
para aquellos que lo temen;
su justicia pasa de hijos a nietos,
para los que guardan la alianza.
R. Bendice, alma mía, al Señor.
Bénedic anima mea Dómino.

Aleluya Cf. Mt 11, 25
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.
Benedictus es , Pater, Dómine caeli et térrea, quia mysteria regni párvulis revelasti.

EVANGELIO Mt 11, 25-30
Has escondido estas cosas a los sabios, y las has revelado a los pequeños
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mí yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Josemaría Escrivá, Camino 590
No quieras ser como aquella veleta dorada del gran edificio: por mucho que brille y por alta que esté, no importa para la solidez de la obra.
–Ojalá seas como un viejo sillar oculto en los cimientos, bajo tierra, donde nadie te vea: por ti no se derrumbará la casa.

Oración de los fieles
Oremos, hermanos, a Dios Padre lleno de misericordia, por la intercesión de santa Catalina de Siena.
- Para que la Iglesia de Cristo contribuya a reconstruir la unidad espiritual de Europa en un clima de respeto a las otras religiones y a las genuinas libertades. Roguemos al Señor.
- Para que el episcopado de las distintas Iglesias locales de Europa, unido en torno al sucesor de Pedro, mantenga viva la luz del Evangelio y acierte a iluminar los problemas de nuestro tiempo. Roguemos al Señor.
- Para que, a ejemplo de santa Catalina, los cristianos sepamos ejercer una intensa actividad en el mundo desde una profunda vida de oración. Roguemos al Señor
- Para que nuestra comunidad aquí reunida encuentre en la eucaristía la fuente de toda caridad y misericordia. Roguemos al Señor.
Señor misericordioso, te rogamos que nos concedas lo que con fe te hemos pedido. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, el sacrificio de salvación que te ofrecemos en la conmemoración de santa Catalina de Siena, y haz que instruidos con sus enseñanzas podamos darte gracias a ti, Dios verdadero, con fervor creciente. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Súscipe, Dómine, quam in beátae Catharínae commemoratióne offérimus hóstiam salutárem, ut, illíus mónitis erudíti, tibi vero Deo fervéntius grátias ágere valeámus. Per Christum.

PREFACIO DE SANTAS VÍRGENES Y RELIGIOSOS
SIGNIFICADO DE LA VIDA DE CONSAGRACIÓN EXCLUSIVA A DIOS
En verdad es justo y necesario que te alaben, es nuestro deber y salvación darte gracia siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque celebramos tu providencia admirable en los santos que se entregaron a Cristo por el reino de los cielos. Por ella llamas de nuevo a la humanidad a la santidad primera que de ti había recibido, y la conduces a gustar los dones que espera recibir en el cielo.
Por eso, con los santos y todos ángeles, te alabamos proclamando sin cesar:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
In Sanctis enim, qui Christo se dedicavérunt propter regnum caelórum, tuam decet providéntiam celebráre mirábilem, qua humánam substántiam et ad primae oríginis révocas sanctitátem, et perdúcis ad experiénda dona, quae in novo saeculo sunt habénda.
Et ídeo, cum Sanctis et Angelis univérsis, te collaudámus, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo...


Antífona de comunión Cf. 1 Jn 1, 7
Si vivimos en la luz, lo mismo que Dios está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo limpia de todo pecado. Aleluya.
Si in luce ambulámus, sicut Deus est in luce, societátem habémus ad ínvicem, et sanguis Iesu Christi, Fílii eius, emúndat nos ab omni peccáto, allelúia.

Oración después de la comunión
Señor, la mesa del cielo en la que hemos sido alimentados, y que sustentó a santa Catalina de Siena en su vida temporal, nos obtenga la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Aeternitátem nobis, Dómine, cónferat, qua pasti sumus, mensa caeléstis, quae beátae Catharínae vitam étiam áluit temporálem. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 30 de abril
S
an Pío V, papa
, de la Orden de Predicadores, que, elevado a la sede de Pedro, se esforzó con gran piedad y tesón apostólico en poner en práctica los decretos del Concilio de Trento acerca del culto divino, la doctrina cristiana y la disciplina eclesiástica, promoviendo también la propagación de la fe. Se durmió en el Señor en Roma, el día primero del mes de mayo. (1572)
2. En Fermo, en el Piceno, actualmente región de Las Marcas, en Italia, santa Sofía, virgen y mártir. (s. inc.)
3. En Roma, en el cementerio de Pretextato, en la vía Apia, san Quirino, mártir, el cual, siendo tribuno, coronó su confesión de fe con el martirio. (c. s. III)
4. En Saintes, en la región de Aquitania, hoy Francia, san Eutropio, primer obispo de esta ciudad, que, según la tradición, había sido enviado a la Galia por el Romano Pontífice. (s. III)
5. En Afrodisia, lugar de Caria, en la actualidad Turquía, santos Diodoro y Rodopiano, mártires, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano fueron lapidados por sus conciudadanos. (s. IV)
6. En Evorea, en la región de Epiro, en la Grecia actual, san Donato, obispo, que en tiempo del emperador Teodosio brilló por su eximia santidad. (s. IV)
7. En Novara, ciudad de Liguria, en Italia, san Lorenzo, presbítero y mártir, que construyó una fuente bautismal en la que bautizaba a los niños que le confiaban para su educación. Un día, después de haber llevado a un número elevado de niños a Dios mediante el bautismo, unos impíos lo mataron junto con los neófitos. (s. IV)
8. En Forlí, en Emilia-Romaña, también en la Italia actual, san Mercurial, obispo, a quien la tradición considera como el instaurador de esta sede episcopal. (s. IV)
9. En Nápoles, en la región igualmente italiana de Campania, san Pomponio, obispo, que dentro de esta ciudad construyó una iglesia dedicada a la Santísima Virgen, y en tiempo de la ocupación por los godos defendió a su grey contra la herejía arriana. (s. VI)
10*. En Roma, beato Pedro Diácono (o Levita), monje del monasterio del Celio, que por mandato del papa san Gregorio Magno administró con prudencia el patrimonio de la Iglesia Romana y, ordenado diácono, sirvió con fidelidad al pontífice. (605)
11*. En Viviers, junto al río Ródano, en Neustria, hoy Francia, san Aulo o Augulo, obispo, que, según cuenta la tradición, fundó en esta ciudad un hospital y consiguió la libertad de muchos esclavos. (s. VII)
12. En Barking, lugar de Inglaterra, muerte de san Earconvaldo, obispo de Londres, que fundó dos monasterios, uno de varones, que presidió él mismo, y otro de mujeres, que puso bajo la autoridad de su hermana, santa Ethelburga. (693)
13. En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, santos mártires Amador, presbítero, Pedro, monje, y Luis, los cuales, durante la persecución desencadenada por los musulmanes, fueron cruelmente martirizados por predicar insistentemente el evangelio de Cristo. (855)
14*. En Verona, en la región actualmente italiana de Venecia, san Gualfardo, que, oriundo de Alemania y guarnicionero de profesión, después de pasar varios años en la soledad fue recibido por los monjes del monasterio de San Salvador, cercano a esta ciudad. (1127)
15*. En Vernon, cerca del río Sena, en Francia, san Adiutor, que, hecho prisionero en tiempo de guerra, fue martirizado por razón de su fe y, vuelto a su patria, se retiró a un lugar apartado practicando una vida de penitente. (c. 1131)
16*. En Newcastle upon Tyne, en Inglaterra, beato Guillermo Southerne, presbítero y mártir, que, tras haber estudiado en Lituania, España y Douai, una vez ordenado sacerdote se dirigió a Inglaterra para ejercer su ministerio, razón por la cual, en tiempo del rey Jacobo I, sufrió atroces suplicios que le causaron la muerte. (1618)
17*. En Fossombrone, en la antigua región del Piceno, hoy Las Marcas, en Italia, beato Benito de Urbino, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que fue compañero de san Lorenzo de Bríndisi en la predicación entre husitas y luteranos. (1625)
18*. En Québec, en Canadá, santa María de la Encarnación Guyart Martin, la cual, siendo madre de familia, después de la muerte de su esposo confió su hijo, aún pequeño, a los cuidados de su hermana, e ingresó en las Ursulinas. Estableció la primera casa de este Instituto en Canadá,  donde se distinguió por su actividad. (1672) Canonizada 2014
19. En Chieri, cerca de Torino, en la región de Piamonte, en Italia, san José Benito Cottolengo, presbítero, que, confiando solamente en el auxilio de la Divina Providencia, abrió una casa para acoger a pobres, enfermos y marginados de toda clase. (1842)
20. En la aldea de An Bái, en Tonkín, hoy Vietnam, san José Tuan, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que, detenido a causa de una delación por haber administrado a su madre enferma los sacramentos, en tiempo del emperador Tu Duc, fue cruelmente decapitado. (1861)
21*. En Paderborn, en Alemania, beata Paulina von Mallinckrodt, virgen, fundadora de la Congregación de Hermanas de la Caridad Cristiana, para atender a los niños pobres y ciegos y auxiliar a los enfermos y menesterosos. (1881)

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