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miércoles, 23 de marzo de 2022

Miércoles 27 abril 2022, Miércoles de la II semana de Pascua, feria.

SOBRE LITURGIA

PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL

Biblioteca del Palacio Apostólico. Miércoles, 14 de abril de 2021

Catequesis 29. La Iglesia, maestra de oración

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

La Iglesia es una gran escuela de oración. Muchos de nosotros han aprendido a silabear las primeras oraciones estando sobre las rodillas de los padres o los abuelos. Quizá custodiamos el recuerdo de la madre y del padre que nos enseñaban a recitar las oraciones antes de ir a dormir. Esos momentos de recogimiento son a menudo aquellos en los que los padres escuchan de los hijos alguna confidencia íntima y pueden dar su consejo inspirado en el Evangelio. Después, en el camino del crecimiento, se hacen otros encuentros, con otros testigos y maestros de oración (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, 2686-2687). Hace bien recordarlos.

La vida de una parroquia y de toda comunidad cristiana está marcada por los tiempos de la liturgia y de la oración comunitaria. Ese don que en la infancia hemos recibido con sencillez, nos damos cuenta de que es un patrimonio grande, un patrimonio muy rico, y que la experiencia de la oración merece ser profundizada cada vez más (cfr. ibíd., 2688). El hábito de la fe no es almidonado, se desarrolla con nosotros; no es rígido, crece, también a través de momentos de crisis y resurrecciones; es más, no se puede crecer sin momentos de crisis, porque la crisis te hace crecer: entrar en crisis es un modo necesario para crecer. Y la respiración de la fe es la oración: crecemos en la fe tanto como aprendemos a rezar. Después de ciertos pasajes de la vida, nos damos cuenta de que sin la fe no hubiéramos podido lograrlo y que la oración ha sido nuestra fuerza. No solo la oración personal, sino también la de los hermanos y de las hermanas, y de la comunidad que nos ha acompañado y sostenido, de la gente que nos conoce, de la gente a la cual pedimos rezar por nosotros.

También por esto en la Iglesia florecen continuamente comunidades y grupos dedicados a la oración. Algún cristiano siente incluso la llamada a hacer de la oración la acción principal de sus jornadas. En la Iglesia hay monasterios, hay conventos, ermitas, donde viven personas consagradas a Dios y que a menudo se convierten en centros de irradiación espiritual. Son comunidades de oración que irradian espiritualidad. Son pequeños oasis en los que se comparte una oración intensa y se construye día a día la comunión fraterna. Son células vitales, no solo para el tejido eclesial sino para la sociedad misma. Pensemos, por ejemplo, en el rol que tuvo el monacato para el nacimiento y el crecimiento de la civilización europea, y también en otras culturas. Rezar y trabajar en comunidad lleva adelante el mundo. Es un motor.

Todo en la Iglesia nace en la oración, y todo crece gracias a la oración. Cuando el Enemigo, el Maligno, quiere combatir la Iglesia, lo hace primero tratando de secar sus fuentes, impidiéndole rezar. Por ejemplo, lo vemos en ciertos grupos que se ponen de acuerdo para llevar adelante reformas eclesiales, cambios en la vida de la Iglesia… Están todas las organizaciones, están los medios de comunicación que informan a todos… Pero la oración no se ve, no se reza. “Tenemos que cambiar esto, tenemos que tomar esta decisión que es un poco fuerte…”. Es interesante la propuesta, es interesante, solo con la discusión, solo con los medios de comunicación, pero ¿dónde está la oración? La oración es la que abre la puerta al Espíritu Santo, que es quien inspira para ir adelante. Los cambios en la Iglesia sin oración no son cambios de Iglesia, son cambios de grupo. Y cuando el Enemigo —como he dicho— quiere combatir la Iglesia, lo hace en primer lugar tratando de secar sus fuentes, impidiéndole rezar, e [induciéndola a] hacer estas otras propuestas. Si cesa la oración, por un momento parece que todo pueda ir adelante como siempre —por inercia—, pero poco después la Iglesia se da cuenta de haberse convertido en un envoltorio vacío, de haber perdido el eje de apoyo, de no poseer más la fuente del calor y del amor.

Las mujeres y los hombres santos no tienen una vida más fácil que los otros, es más, ellos también tienen sus problemas que afrontar y, además, a menudo son objeto de oposiciones. Pero su fuerza es la oración, que sacan siempre del “pozo” inagotable de la madre Iglesia. Con la oración alimentan la llama de su fe, como se hacía con el aceite de las lámparas. Y así van adelante caminando en la fe y en la esperanza. Los santos, que a menudo a los ojos del mundo cuentan poco, en realidad son los que lo sostienen, no con las armas del dinero y del poder, de los medios de comunicación, etc., sino con las armas de la oración.

En el Evangelio de Lucas, Jesús plantea una pregunta dramática que siempre nos hace reflexionar: «Cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?» (Lc 18,8), ¿o encontrará solamente organizaciones, como un grupo de “empresarios de la fe”, todos bien organizados, que hacen beneficencia, muchas cosas…, o encontrará fe? «Cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?». Esta pregunta está al final de una parábola que muestra la necesidad de rezar con perseverancia, sin cansarse (cfr. vv. 1-8). Por tanto, podemos concluir que la lámpara de la fe estará siempre encendida sobre la tierra mientras esté el aceite de la oración. La lámpara de la verdadera fe de la Iglesia estará siempre encendida en la tierra mientras esté el aceite de la oración. Es eso que lleva adelante la fe y lleva adelante nuestra pobre vida, débil, pecadora, pero la oración la lleva adelante con seguridad. Es una pregunta que nosotros cristianos tenemos que hacernos: ¿rezo? ¿Rezamos? ¿Cómo rezo? ¿Cómo los loros o rezo con el corazón? ¿Cómo rezo? ¿Rezo seguro de que estoy en la Iglesia y rezo con la Iglesia, o rezo un poco según mis ideas y hago que mis ideas se conviertan en oración? Esta es una oración pagana, no cristiana. Repito: podemos concluir que la lámpara de fe estará siempre encendida en la tierra mientras esté el aceite de la oración.

Y esta es una tarea esencial de la Iglesia: rezar y educar a rezar. Transmitir de generación en generación la lámpara de la fe con el aceite de la oración. La lámpara de la fe que ilumina, que organiza las cosas realmente cómo son, pero que puede ir adelante solo con el aceite de la oración. De lo contrario se apaga. Sin la luz de esta lámpara, no podremos ver el camino para evangelizar, es más, no podremos ver el camino para creer bien; no podremos ver los rostros de los hermanos a los que acercarse y servir; no podremos iluminar la habitación donde encontrarnos en comunidad… Sin la fe, todo se derrumba; y sin la oración, la fe se apaga. Fe y oración, juntas. No hay otro camino. Por esto la Iglesia, que es casa y escuela de comunión, es casa y escuela de fe y de oración.

CALENDARIO

27 MIÉRCOLES DE LA II SEMANA DE PASCUA, feria

Misa
de feria (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Pasc. LECC.: vol. II.
- Hch 5, 17-26. Mirad, los hombres que metisteis en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo.
- Sal 33. R. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
- Jn 3, 16-21. Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por él.

Liturgia de las Horas: oficio de feria.

Martirologio: elogs. del 28 de abril, pág. 279.
CALENDARIOS: Cataluña: Nuestra Señora de Montserrat (S).
León: Santo Toribio de Mogrovejo, obispo (F). Valladolid: (MO).
Vitoria: Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia (F).
Burgos y Palencia: San Rafael Arnáiz, religioso (MO). Oviedo, O. Cist. y OCSO: (ML).
Hijas de Jesús: Beata María Antonia Bandrés y Elósegui, virgen (MO). San Sebastián: (ML).
Jesuitas: San Pedro Canisio, presbítero y doctor de la Iglesia (MO).
Mercedarios: San Pedro Armengol, religioso y mártir (MO).
Astorga: San Valerio, monje (ML).
Barbastro-Monzón: Beatos Domingo y Gregorio, presbíteros (ML).
Bilbao, Calahorra y La Calzada-Logroño: San Pedro Chanel, presbítero y mártir, o san Luis María Grignion de Montfort, presbítero (ML).
Canónigos Regulares de Letrán: Beato Achardi, obispo (ML).
Dominicos: Beata Hosanna de Kotor, virgen (ML).
Heraldos del Evangelio: San Pedro Chanel, presbítero y mártir (ML).
HH. de las Escuelas Cristianas: Beato Nicolás Roland, presbítero (ML).

TEXTOS MISA

Miércoles de la II Semana de Pascua.

Antífona de entrada Cf. Sal 17, 50; 21, 23
Te daré gracias entre las naciones, Señor; contaré tu fama a mis hermanos. Aleluya.
Confitébor tibi in pópulis, Dómine, et narrábo nomen tuum frátribus meis, allelúia.

Oración colecta
Al celebrar un año más los misterios en los que la humanidad recibió la esperanza de la resurrección recuperando la dignidad original, invocamos, Señor, tu compasión, para que percibamos siempre en el amor lo que hemos celebrado con fe. Por nuestro Señor Jesucristo.
Annua recoléntes mystéria, quibus per renovátam oríginis dignitátem humána substántia spem resurrectiónis accépit, cleméntiam tuam, Dómine, supplíciter exorámus, ut, quod fide recólimus, perpétua dilectióne capiámus. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Miércoles de la II semana de Pascua (Lec. II).

PRIMERA LECTURA Hch 5, 17-26
Mirad, los hombres que metisteis en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días, el sumo sacerdote y todos los suyos, que integran la secta de los saduceos, en un arrebato de celo, prendieron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública. Pero, por la noche, el ángel del Señor les abrió las puertas de la cárcel y los sacó fuera, diciéndoles:
«Marchaos y, cuando lleguéis al templo, explicad al pueblo todas estas palabras de vida».
Entonces ellos, al oírlo, entraron en el templo al amanecer y se pusieron a enseñar. Llegó entre tanto el sumo sacerdote con todos los suyos, convocaron el Sanedrín y el pleno de los ancianos de los hijos de Israel, y mandaron a la prisión para que los trajesen. Fueron los guardias, no los encontraron en la cárcel, y volvieron a informar, diciendo:
«Hemos encontrado la prisión cerrada con toda seguridad, y a los centinelas en pie a las puertas; pero, al abrir, no encontramos a nadie dentro».
Al oír estas palabras, ni el jefe de la guardia del templo ni los sumos sacerdotes atinaban a explicarse qué había pasado. Uno se presentó, avisando:
«Mirad, los hombres que metisteis en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo».
Entonces el jefe salió con los guardias y se los trajo, sin emplear la fuerza, por miedo a que el pueblo los apedrease.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 7ab)
R. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Pauper clamávit, et Dóminus exaudívit eum.
O bien: Aleluya.

V. Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
R. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Pauper clamávit, et Dóminus exaudívit eum.

V. Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
R. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Pauper clamávit, et Dóminus exaudívit eum.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.
R. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Pauper clamávit, et Dóminus exaudívit eum.

V. El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles
y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.
R. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Pauper clamávit, et Dóminus exaudívit eum.

Aleluya Cf. Jn 3, 16
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito; todo el que cree en él tiene vida eterna. R.
Sic Deus diléxit mundum, ut Fílium suum unigénitum daret; omnis qui credit in eum habet vitam aetérnam.

EVANGELIO Jn 3, 16-21
Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por él
 Lectura del santo evangelio según san Juan.
R. Gloria a ti, Señor.

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Ángelus 11-junio-2017
En el diálogo nocturno con el Nazareno, Nicodemo comprende finalmente ser ya buscado y esperado por Dios, ser amado personalmente por Él. Dios siempre nos busca antes, nos espera antes, nos ama antes. Es como la flor del almendro; así dice el Profeta: «florece antes» (cf. Jr 1, 11-12). Así efectivamente habla Jesús: «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna» (Jn 3, 16). ¿Qué es esta vida eterna? Es el amor desmesurado y gratuito del Padre que Jesús ha donado en la cruz, ofreciendo su vida por nuestra salvación. Y este amor con la acción del Espíritu Santo ha irradiado una luz nueva sobre tierra y en cada corazón humano que le acoge; una luz que revela los rincones oscuros, las durezas que nos impiden llevar los frutos buenos de la caridad y de la misericordia.

Oración de los fieles
Por Jesucristo, el Señor, hemos renacido del agua y del Espíritu. Oremos, como hijos, al Padre que nos ama y escucha.
- Por la Iglesia, para que se deje guiar siempre por la luz de Cristo. Roguemos al Señor.
- Por los adultos recién bautizados, para que, iluminados por Cristo sean sus testigos en los diversos ambientes en que viven. Roguemos al Señor
- Por todos los servidores del orden y de la seguridad ciudadana, para que busquen el bien de todos y la paz. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, que celebramos con gozo la Pascua del Señor, para que seamos luz de Cristo en medio del mundo. Roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor, y concédenos ser en todo momento portadores de la salvación que nos mereció Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas
Oh, Dios, que nos haces partícipes de tu única y suprema divinidad por el admirable intercambio de este sacrificio, concédenos alcanzar en una vida santa la realidad que hemos conocido en ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Deus, qui nos, per huius sacrifícii veneránda commércia, uníus summaeque divinitátis partícipes effecísti, praesta, quaesumus, ut, sicut tuam cognóvimus veritátem, sic eam dignis móribus assequámur. Per Christum.

PREFACIO PASCUAL II
LA NUEVA VIDA EN CRISTO
49. Este prefacio se dice durante el tiempo pascual.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Por él, los hijos de la luz amanecen a la vida eterna, y se abren a los fieles las puertas del reino de los cielos; porque en la muerte de Cristo nuestra muerte ha sido vencida, y en su gloriosa resurrección hemos resucitado todos.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria diciendo sin cesar:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre: Te quidem, Dómine, omni témpore confitéri, sed in hoc potíssimum gloriósius praedicáre, cum Pascha nostrum immolátus est Christus. Per quem in aetérnam vitam fílii lucis oriúntur, et regni caeléstis átria fidélibus reserántur.
Quia mors nostra est eius morte redémpta, et in eius resurrectióne vita ómnium resurréxit.
Quaprópter, profúsis paschálibus gáudiis, totus in orbe terrárum mundus exsúltat. Sed et supérnae virtútes atque angélicae potestátes hymnum glóriae tuae cóncinunt, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo...


Antífona de comunión Cf. Jn 15, 16. 19
Dice el Señor: «Yo os he escogido sacándoos del mundo y os he destinado para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca». Aleluya.
Dicit Dóminus: Ego elégi vos de mundo et pósui vos ut eátis, et fructum afferátis, et fructus vester máneat, allelúia.

Oración después de la comunión
Asiste, Señor, a tu pueblo y haz que pasemos del antiguo pecado a la vida nueva los que hemos sido alimentados con los sacramentos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Pópulo tuo, quaesumus, Dómine, adésto propítius, et, quem mystériis caeléstibus imbuísti, fac ad novitátem vitae de vetustáte transíre. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 28 de abril
San Pedro Chanel, presbítero de la Sociedad de María y mártir, que dedicó su ministerio a atender a campesinos y niños, pero enviado después con algunos compañeros a evangelizar la Oceanía occidental, llegó a la isla francesa de Futuna, donde no había aún comunidad cristiana, y a pesar de las muchas dificultades que encontró, con su singular mansedumbre convirtió a algunos a la fe, entre los cuales estaba el hijo del rey del lugar, el cual, furioso, lo mandó matar, convirtiéndole en el primer mártir de Oceanía. (1716)
San Luis María Grignon de Montfort, presbítero, que evangelizó las regiones occidentales de Francia, anunciando el misterio de la Sabiduría Eterna, y fundó dos congregaciones. Predicó y escribió acerca de la Cruz de Cristo y de la verdadera devoción hacia la Santísima Virgen, y, después de convertir a muchos, descansó de su peregrinación terrena en la aldea de Saint-Laurent-sur-Sèvre. (1841)
3. En Béziers, en la Galia Narbonense, actualmente Francia, san Afrodisio, considerado como el primer obispo de esta sede. (s. inc.)
4. En Nicomedia, en la actual Turquía, santos Eusebio, Catalampo y compañeros, mártires. (s. inc.)
5. En la ciudad de Rávena, en la actual región italiana de Emilia-Romaña, conmemoración de san Vital. En este día, según la tradición, fue dedicada a Dios la célebre basílica de esta ciudad, en la cual, por haber defendido tenazmente la fe, este santo es venerado desde tiempo inmemorial junto a los santos mártires Valeria, Gervasio, Protasio y Ursicino. (s. inc.)
6. En Silistra, en Mesia (hoy Rumanía), santos Máximo, Dadas y Quintiliano, mártires en la persecución desencadenada por el emperador Diocleciano. (s. IV inc.)
7. En Tarazona, en la Hispania Tarraconense, san Prudencio de Armentia, obispo. (861)
8. En Sulmona, en la región de los Abruzos, en la actual Italia, sepultura de san Pánfilo, obispo de Corfinio (c. 700).
9*. En Poggibonsi, en la región también italiana de Toscana, beato Luquesio, que, primero ávido de riquezas, al convertirse vistió el hábito de la Tercera Orden Regular de la Penitencia de San Francisco, vendió todos sus bienes, los repartió entre los pobres y sirvió a Dios y al prójimo con espíritu evangélico, humildad y pobreza. (1260)
10*. En la aldea de Saint-Laurent-sur-Sèvre, en Francia, beata María Luisa de Jesús Trichet, que vistió el hábito religioso como primer miembro de la Congregación de Hijas de la Sabiduría, que dirigió con suma prudencia. (1759)
11. En la ciudad de Ninh-Binh, en Tonkín, hoy Vietnam, santos mártires Pablo Pham Khac Khoan, presbítero, Juan Bautista Dinh Van Thanh y Pedro Nguyen Van Hieu, catequistas, los cuales, después de pasar tres años encarcelados y torturados para que renegasen la fe cristiana, finalmente, bajo el emperador Minh Mang, consumaron su martirio al ser decapitados. (1840)
12*. En el campo de concentración de Mauthausen, en Austria, beato José Cebula, presbítero de la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada y mártir, que, de nacionalidad polaca, en tiempo de guerra, fue llevado a esa cárcel por quienes odiaban la fe y sometido a crueles tormentos hasta la muerte. (1941)
13. En Magenta, localidad cercana a Milán, en Italia, santa Juana Baretta Molla, madre de familia, que, esperando un hijo, no dudó anteponer con amor la vida de la criatura a la suya propia. (1962) (Canonizada en 2004).

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