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Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

lunes, 21 de marzo de 2022

Lunes 25 abril 2022, San Marcos, evangelista, fiesta.

SOBRE LITURGIA

PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL

Biblioteca del Palacio Apostólico. Miércoles, 24 de marzo de 2021

Catequesis 27. Rezar en comunión con María

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy la catequesis está dedicada a la oración en comunión con María, y tiene lugar precisamente en la vigilia de la solemnidad de la Anunciación. Sabemos que el camino principal de la oración cristiana es la humanidad de Jesús. De hecho, la confianza típica de la oración cristiana no tendría significado si el Verbo no se hubiera encarnado, donándonos en el Espíritu su relación filial con el Padre. Hemos escuchado, en la lectura, de esa reunión de los discípulos, a las mujeres pías y María, rezando, después de la Ascensión de Jesús: es la primera comunidad cristiana que espera el don de Jesús, la promesa de Jesús.

Cristo es el Mediador, el puente que atravesamos para dirigirnos al Padre (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2674). Es el único Redentor: no hay co-redentores con Cristo. Es el Mediador por excelencia, es el Mediador. Cada oración que elevamos a Dios es por Cristo, con Cristo y en Cristo y se realiza gracias a su intercesión. El Espíritu Santo extiende la mediación de Cristo a todo tiempo y todo lugar: no hay otro nombre en el que podamos ser salvados (cf. Hch 4,12). Jesucristo: el único Mediador entre Dios y los hombres.

De la única mediación de Cristo toman sentido y valor las otras referencias que el cristianismo encuentra para su oración y su devoción, en primer lugar a la Virgen María, la Madre de Jesús.

Ella ocupa en la vida y, por tanto, también en la oración del cristiano un lugar privilegiado, porque es la Madre de Jesús. Las Iglesias de Oriente la han representado a menudo como la Odighitria, aquella que “indica el camino”, es decir el Hijo Jesucristo. Me viene a la mente ese bonito cuadro antiguo de la Odighitria en la catedral de Bari, sencillo: la Virgen que muestra a Jesús, desnudo. Después le pusieron una camisa para cubrir esa desnudez, pero la verdad es que Jesús está retratado desnudo, a indicar que él, hombre nacido de María, es el Mediador. Y ella señala al Mediador: ella es la Odighitria. En la iconografía cristiana su presencia está en todas partes, y a veces con gran protagonismo, pero siempre en relación al Hijo y en función de Él. Sus manos, sus ojos, su actitud son un “catecismo” viviente y siempre apuntan al fundamento, el centro: Jesús. María está totalmente dirigida a Él (cf. CCE, 2674). Hasta el punto que podemos decir que es más discípula que Madre. Esa indicación, en las bodas de Caná: María dice “haced lo que Él os diga”. Siempre señala a Cristo; es la primera discípula.

Este es el rol que María ha ocupado durante toda su vida terrena y que conserva para siempre: ser humilde sierva del Señor, nada más. A un cierto punto, en los Evangelios, ella parece casi desaparecer; pero vuelve en los momentos cruciales, como en Caná, cuando el Hijo, gracias a su intervención atenta, realizó la primera “señal” (cf. Jn 2,1-12), y después en el Gólgota, a los pies de la cruz.

Jesús extendió la maternidad de María a toda la Iglesia cuando se la encomendó al discípulo amado, poco antes de morir en la cruz. Desde ese momento, todos nosotros estamos colocados bajo su manto, como se ve en ciertos frescos y cuadros medievales. También la primera antífona latina — Sub tuum praesidium confugimus, sancta Dei Genitrix: la Virgen que, como Madre a la cual Jesús nos ha encomendado, envuelve a todos nosotros; pero como Madre, no como diosa, no como corredentora: como Madre. Es verdad que la piedad cristiana siempre le da bonitos títulos, como un hijo a la madre: ¡cuántas cosas bonitas dice un hijo a la madre a la que quiere! Pero estemos atentos: las cosas bonitas que la Iglesia y los Santos dicen de María no quita nada a la unicidad redentora de Cristo. Él es el único Redentor. Son expresiones de amor como la de un hijo a su madre —algunas veces exageradas—. Pero el amor, nosotros lo sabemos, siempre nos hace hacer cosas exageradas, pero con amor.

Y así empezamos a rezarla con algunas expresiones dirigidas a ella, presentes en los Evangelios: “llena de gracia”, “bendita entre las mujeres” (cf. CCE, 2676s.). En la oración del Ave María pronto llegaría el título “Theotokos”, “Madre de Dios”, ratificado por el Concilio de Éfeso. Y, análogamente y como sucede en el Padre Nuestro, después de la alabanza añadimos la súplica: pedimos a la Madre que ruegue por nosotros pecadores, para que interceda con su ternura, “ahora y en la hora de nuestra muerte”. Ahora, en las situaciones concretas de la vida, y en el momento final, para que nos acompañe —como Madre, como primera discípula— en el paso a la vida eterna.

María está siempre presente en la cabecera de sus hijos que dejan este mundo. Si alguno se encuentra solo y abandonado, ella es Madre, está allí cerca, como estaba junto a su Hijo cuando todos le habían abandonado.

María ha estado presente en los días de pandemia, cerca de las personas que lamentablemente han concluido su camino terreno en una condición de aislamiento, sin el consuelo de la cercanía de sus seres queridos. María está siempre allí, junto a nosotros, con su ternura materna.

Las oraciones dirigidas a ella no son vanas. Mujer del “sí”, que ha acogido con prontitud la invitación del Ángel, responde también a nuestras súplicas, escucha nuestras voces, también las que permanecen cerradas en el corazón, que no tienen la fuerza de salir pero que Dios conoce mejor que nosotros mismos. Las escucha como Madre. Como y más que toda buena madre, María nos defiende en los peligros, se preocupa por nosotros, también cuando nosotros estamos atrapados por nuestras cosas y perdemos el sentido del camino, y ponemos en peligro no solo nuestra salud sino nuestra salvación. María está allí, rezando por nosotros, rezando por quien no reza. Rezando con nosotros. ¿Por qué? Porque ella es nuestra Madre.

CALENDARIO

25 LUNES. SAN MARCOS, evangelista, fiesta


Fiesta de san Marcos, evangelista, que primero acompañó en Jerusalén a san Pablo en su apostolado, y después siguió los pasos de san Pedro, quien lo llamó su hijo. Es tradición que en Roma recogió en su Evangelio la catequesis de Pedro a los romanos y que fue él quien instituyó la Iglesia de Alejandría, en el actual Egipto (elog. del Martirologio Romano).

Misa de la fiesta (rojo).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Pf. II Apóstoles. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. IV.
- 1 Pe 5, 5b-14.
Os saluda Marcos, mi hijo.
- Sal 88. R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
- Mc 16, 15-20. Proclamad el Evangelio a toda la creación.

* Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.

Liturgia de las Horas: oficio de la fiesta. Te Deum.

Martirologio: elogs. del 26 de abril, pág. 275.
CALENDARIOS: Astorga: Santo Toribio, obispo (S).
Cataluña y Tarazona: San Jorge, mártir (S-trasladada).
Jaén: Santísima Virgen de la Cabeza (S-trasladada).
Orihuela-Alicante y Segorbe-Castellón: San Vicente Ferrer, presbítero (S). Tortosa (territorio de la Comunidad Valenciana): (F).
HH. de Belén: Santo Hermano Pedro de San José Betancourt (S-trasladada).
Religiosas del Buen Pastor: Santa María Eufrasia Pelletier, religiosa (S-trasladada).
Valencia: Aniversario de la ordenación episcopal del cardenal Antonio Cañizares Llovera, arzobispo (1992).

TEXTOS MISA

25 de abril
SAN MARCOS, EVANGELISTA
Fiesta

Antífona de entrada Mc 16, 15
Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. Aleluya.
Eúntes in mundum univérsum, praedicáte Evangélium omni creatúrae, allelúia.

Monición de entrada
Hoy celebramos la fiesta de san Marcos, evangelista, que primero acompañó en Jerusalén a san Pablo en su apostolado y después siguió los pasos de san Pedro, quien lo llamó su hijo. Es tradición que en Roma, en el siglo I, recogió en su Evangelio la catequesis de Pedro a los romanos y que fue él quien instituyó la Iglesia de Alejandría, en el actual Egipto.

Se dice Gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que enalteciste a tu evangelista san Marcos con la gracia de la predicación evangélica, concédenos aprovechar de tal modo sus enseñanzas que sigamos con fidelidad las huellas de Cristo. Él, que vive y reina contigo.
Deus, qui beátum Marcum evangelístam tuum evangélicae praedicatiónis grátia sublimásti, tríbue, quaesumus, eius nos eruditióne ita profícere, ut vestígia Christi fidéliter sequámur. Qui tecum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas propias de san Marcos, evangelista, fiesta (Lec. IV).

PRIMERA LECTURA 1 Pe 5, 5b-14
Os saluda Marcos, mi hijo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro

Queridos hermanos:
Revestíos todos de la humildad en el trato mutuo, porque Dios resiste a los soberbios, mas da su gracia a los humildes. Así pues, sed humildes bajo la poderosa mano de Dios, para que él, os ensalce en su momento. Descargad en él todo vuestro agobio, porque él cuida de vosotros.
Sed sobrios, velad. Vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle, firmes en la fe, sabiendo que vuestra comunidad fraternal en el mundo entero está pasando por los mismos sufrimientos. Y el Dios de toda gracia que os ha llamado a su eterna gloria en Cristo Jesús, después de sufrir un poco, él mismo os restablecerá, os afianzará, os robustecerá y os consolidará. Suyo es el poder por los siglos. Amén.
Os he escrito brevemente por medio de Silvano, al que tengo por hermano fiel, para exhortaros y para daros testimonio de que esta es la verdadera gracia de Dios. Manteneos firmes en ella.
Os saluda la comunidad que en Babilonia comparte vuestra misma elección, y también Marcos, mi hijo. Saludaos unos a otros con el beso del amor.
Paz a todos vosotros, los que vivís en Cristo.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 88, 2-3. 6-7. 16-17 (R.: cf. 2a)
R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Misericórdias tuas, Dómine, in aetérnum cantábo.

V. Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.
R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Misericórdias tuas, Dómine, in aetérnum cantábo.

V. El cielo proclama tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad en la asamblea de los santos.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos?
R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Misericórdias tuas, Dómine, in aetérnum cantábo.

V. Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh, Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo.
R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Misericórdias tuas, Dómine, in aetérnum cantábo.

Aleluya 1 Cor 1, 23a. 24b.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Nosotros predicamos a Cristo crucificado, fuerza de Dios y sabiduría de Dios. R.
Nos praedicámus Christum crucifíxum. Dei virtútem et Dei sapiéntiam.

EVANGELIO Mc 16, 15-20
Proclamad el Evangelio a toda la creación
 Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:
«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Del Papa Francisco, Ex. Ap. Evangelii gaudium 275.
Si pensamos que las cosas no van a cambiar, recordemos que Jesucristo ha triunfado sobre el pecado y la muerte y está lleno de poder. Jesucristo verdaderamente vive. De otro modo, «si Cristo no resucitó, nuestra predicación está vacía» (1Co 15, 14). El Evangelio nos relata que cuando los primeros discípulos salieron a predicar, «el Señor colaboraba con ellos y confirmaba la Palabra» (Mc 16, 20). Eso también sucede hoy. Se nos invita a descubrirlo, a vivirlo. Cristo resucitado y glorioso es la fuente profunda de nuestra esperanza, y no nos faltará su ayuda para cumplir la misión que nos encomienda.

Oración de los fieles
Confiando en la intercesión de san Marcos, evangelista, oremos al Señor, nuestro Dios.
- Para que la Iglesia conozca siempre más y mejor a Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios, y para que lo anuncie al mundo entero. Roguemos al Señor.
- Para que quienes gobiernan y cuantos ejercen cualquier forma de autoridad lo hagan siempre en servicio del bien de todos. Roguemos al Señor.
- Para que los que sufren en el cuerpo o en el espíritu experimenten el consuelo de Dios y la solidaridad de los hermanos. Roguemos al Señor.
- Para que todos nosotros, siguiendo el evangelio que nos transmitió san Marcos, seamos discípulos fieles de Cristo Jesús. Roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras súplicas, que hace suyas el discípulo y evangelista de tu Hijo, san Marcos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de alabanza, celebrando la gloria de san Marcos, y te pedimos humildemente que la predicación evangélica se mantenga siempre en tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Glóriam beáti Marci venerántes, tibi, Dómine, hóstias laudis offérimus, teque supplíciter deprecámur, ut evangélica praedicátio in Ecclésia tua iúgiter persevéret. Per Christum.

PREFACIO II DE LOS APÓSTOLES
LOS APÓSTOLES, FUNDAMENTO DE LA IGLESIA Y TESTIMONIO PARA EL MUNDO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque has querido que tu Iglesia tenga por fundamento a los apóstoles, para que permanezca en la tierra como signo perpetuo de tu santidad y ofrezca a todos los hombres las enseñanzas del cielo.
Por eso, Señor, con toda la multitud de los ángeles, te aclamamos ahora y por siempre diciendo con humilde fe:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Quóniam Ecclésiam tuam in apostólicis tribuísti consístere fundaméntis, ut signum sanctitátis tuae in terris manéret ipsa perpétuum, et caeléstia praebéret cunctis homínibus documénta.
Quaprópter nunc et usque in saeculum cum omni milítia Angelórum devóta tibi mente concínimus, clamántes atque dicéntes:
Santo, Santo, Santo...


Antífona de comunión Mt 28, 20
Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos, dice el Señor. Aleluya.
Ecce ego vobíscum sum ómnibus diébus usque ad consummatiónem saeculi, dicit Dóminus, allelúia.

Oración después de la comunión
Te pedimos, Dios todopoderoso, que nos santifique el don recibido de tu santo altar y nos fortalezca en la fe del Evangelio que san Marcos predicó. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Praesta, quaesumus, omnípotens Deus, ut, quod de sancto altári tuo accépimus, nos sanctíficet, et in fide Evangélii, quod beátus Marcus praedicávit, fortes effíciat. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 26 de abril
Fiesta de san Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia, que, discípulo de su hermano Leandro y sucesor suyo en la sede de Sevilla, en la Hispania Bética, escribió con erudición, convocó y presidió varios concilios, y trabajó con celo y sabiduría por la fe católica y por la observancia de la disciplina eclesiástica. (636)
2. En Roma, conmemoración de san Cleto, papa, el segundo que rigió la Iglesia Romana después de san Pedro. (88)
3. En el territorio de Gabi, en la trigésima milla de la vía romana de Prenestina, san Primitivo, mártir. (s. inc.)
4. En Amasea, en el Ponto, hoy Turquía, san Basileo, obispo, mártir en tiempo del emperador Licinio. (c. 322)
5. En el eremo del bosque de Crézy, en la región de Amiens, en Neustria, actualmente Francia, san Ricario, presbítero, que, conmovido por la predicación de unos monjes escoceses, se convirtió a una vida de penitencia. (645)
6. En el monasterio de Corbie, también en Neustria, san Pascasio Radberto, abad, que expuso de modo claro y lúcido la verdad sobre el Cuerpo y la Sangre del Señor en el misterio de la Eucaristía. (865)
7*. En Foggia, en el territorio de Apulia, en la actual Italia, santos Guillermo y Peregrino, eremitas. (s. XII)
8*. En el reino de Aragón, beatos Domingo y Gregorio, presbíteros de la Orden de Predicadores, que sin llevar oro ni plata, mendigando cada día el alimento necesario, peregrinaban anunciando a todos la Palabra de Dios. (s. XIII)
9*. En el monasterio de la Transfiguración, en la ciudad de Moscú, en Rusia, sepultura de san Estebanobispo de Perm, que evangelizó a los nativos zyrjani, inventó un alfabeto para su lengua, en la que celebraba la liturgia, destruyó ídolos, erigió iglesias y confirmó las verdades de la fe entre aquellas gentes. (1396)
10*. En el monasterio de san Isidoro de Dueñas, en España, san Rafael Arnáiz Barón, religioso de la Orden Cisterciense, que, aquejado todavía novicio por una grave enfermedad, soportó con gran paciencia su maltrecha salud, confiando siempre en el Señor. (1938) Canonizado 2009
11*. En la aldea de Montjuic, cerca de la ciudad de Girona, también en España, beato Julio Junyer Padern, presbítero de la Sociedad de san Francisco de Sales y mártir, que durante la persecución contra la fe alcanzó por el martirio la gloria de la vida eterna. (1938)
12*. En el campo de concentración de Sachsenhausen, en Alemania, beato Estanislao Kubista, presbítero de la Sociedad del Verbo Divino y mártir, que durante la ocupación militar de Polonia en tiempo de guerra, encerrado en durísima cárcel, entregó su alma a Dios. Con él se conmemora también al beato Ladislao Goral, obispo auxiliar de Lublín, que padeció en el mismo lugar por defender la dignidad de los hombres y de la fe, y falleció en día no precisado, víctima de la enfermedad. (1942)

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