Entrada destacada

Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

martes, 1 de marzo de 2022

Martes 5 abril 2022, Martes de la V semana de Cuaresma, feria o san Vicente Ferrer, presbítero, conmemoración.

SOBRE LITURGIA

PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL

Biblioteca del Palacio Apostólico. Miércoles, 4 de noviembre de 2020

Catequesis 13. Jesús, maestro de oración

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Lamentablemente hemos tenido que volver a esta audiencia en la Biblioteca y esto para defendernos de los contagios del Covid. Esto nos enseña también que tenemos que estar muy atentos a las indicaciones de las autoridades, tanto de las autoridades políticas como de las autoridades sanitarias, para defendernos de esta pandemia. Ofrecemos al Señor esta distancia entre nosotros por el bien de todos y pensemos, pensemos mucho en los enfermos, en aquellos que entran en los hospitales ya como descartados, pensemos en los médicos, en los enfermeros, las enfermeras, los voluntarios, en tanta gente que trabaja con los enfermos en este momento: ellos arriesgan la vida pero lo hacen por amor al prójimo, como una vocación. Rezamos por ellos.

Durante su vida pública, Jesús recurre constantemente a la fuerza de la oración. Los Evangelios nos lo muestran cuando se retira a lugares apartados a rezar. Se trata de observaciones sobrias y discretas, que dejan solo imaginar esos diálogos orantes. Estos testimonian claramente que, también en los momentos de mayor dedicación a los pobres y a los enfermos, Jesús no descuidaba nunca su diálogo íntimo con el Padre. Cuanto más inmerso estaba en las necesidades de la gente, más sentía la necesidad de reposar en la Comunión trinitaria, de volver con el Padre y el Espíritu.

En la vida de Jesús hay, por tanto, un secreto, escondido a los ojos humanos, que representa el núcleo de todo. La oración de Jesús es una realidad misteriosa, de la que intuimos solo algo, pero que permite leer en la justa perspectiva toda su misión. En esas horas solitarias - antes del alba o en la noche-, Jesús se sumerge en su intimidad con el Padre, es decir en el Amor del que toda alma tiene sed. Es lo que emerge desde los primeros días de su ministerio público.

Un sábado, por ejemplo, la pequeña ciudad de Cafarnaún se transforma en un “hospital de campaña”: después del atardecer llevan a Jesús a todos los enfermos, y Él les sana. Pero, antes del alba, Jesús desaparece: se retira a un lugar solitario y reza. Simón y los otros le buscan y cuando le encuentran, le dicen: “¡Todos te buscan!”. ¿Qué responde Jesús?: “Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique; pues para eso he salido” (cfr Mc 1, 35-38). Jesús siempre está más allá, más allá en la oración con el Padre y más allá, en otros pueblos, otros horizontes para ir a predicar, otros pueblos.

La oración es el timón que guía la ruta de Jesús. Las etapas de su misión no son dictadas por los éxitos, ni el consenso, ni esa frase seductora “todos te buscan”. La vía menos cómoda es la que traza el camino de Jesús, pero que obedece a la inspiración del Padre, que Jesús escucha y acoge en su oración solitaria.

El Catecismo afirma: «Con su oración, Jesús nos enseña a orar» (n. 2607). Por eso, del ejemplo de Jesús podemos extraer algunas características de la oración cristiana.

Ante todo posee una primacía: es el primer deseo del día, algo que se practica al alba, antes de que el mundo se despierte. Restituye un alma a lo que de otra manera se quedaría sin aliento. Un día vivido sin oración corre el riesgo de transformarse en una experiencia molesta, o aburrida: todo lo que nos sucede podría convertirse para nosotros en un destino mal soportado y ciego. Jesús sin embargo educa en la obediencia a la realidad y por tanto a la escucha. La oración es sobre todo escucha y encuentro con Dios. Los problemas de todos los días, entonces, no se convierten en obstáculos, sino en llamamientos de Dios mismo a escuchar y encontrar a quien está de frente. Las pruebas de la vida cambian así en ocasiones para crecer en la fe y en la caridad. El camino cotidiano, incluidas las fatigas, adquiere la perspectiva de una “vocación”. La oración tiene el poder de transformar en bien lo que en la vida de otro modo sería una condena; la oración tiene el poder de abrir un horizonte grande a la mente y de agrandar el corazón.

En segundo lugar, la oración es un arte para practicar con insistencia. Jesús mismo nos dice: llamad, llamad, llamad. Todos somos capaces de oraciones episódicas, que nacen de la emoción de un momento; pero Jesús nos educa en otro tipo de oración: la que conoce una disciplina, un ejercicio y se asume dentro de una regla de vida. Una oración perseverante produce una transformación progresiva, hace fuertes en los períodos de tribulación, dona la gracia de ser sostenidos por Aquel que nos ama y nos protege siempre.

Otra característica de la oración de Jesús es la soledad. Quien reza no se evade del mundo, sino que prefiere los lugares desiertos. Allí, en el silencio, pueden emerger muchas voces que escondemos en la intimidad: los deseos más reprimidos, las verdades que persistimos en sofocar, etc. Y sobre todo, en el silencio habla Dios. Toda persona necesita de un espacio para sí misma, donde cultivar la propia vida interior, donde las acciones encuentran un sentido. Sin vida interior nos convertimos en superficiales, inquietos, ansiosos - ¡qué mal nos hace la ansiedad! Por esto tenemos que ir a la oración; sin vida interior huimos de la realidad, y también huimos de nosotros mismos, somos hombres y mujeres siempre en fuga.

Finalmente, la oración de Jesús es el lugar donde se percibe que todo viene de Dios y Él vuelve. A veces nosotros los seres humanos nos creemos dueños de todo, o al contrario perdemos toda estima por nosotros mismos, vamos de un lado para otro. La oración nos ayuda a encontrar la dimensión adecuada, en la relación con Dios, nuestro Padre, y con toda la creación. Y la oración de Jesús finalmente es abandonarse en las manos del Padre, como Jesús en el huerto de los olivos, en esa angustia: “Padre si es posible…, pero que se haga tu voluntad”. El abandono en las manos del Padre. Es bonito cuando nosotros estamos inquietos, un poco preocupados y el Espíritu Santo nos transforma desde dentro y nos lleva a este abandono en las manos del Padre: “Padre, que se haga tu voluntad”.

Queridos hermanos y hermanas, redescubramos, en el Evangelio, Jesucristo como maestro de oración, y sigamos su ejemplo. Os aseguro que encontraremos la alegría y la paz.

CALENDARIO

5 MARTES DE LA V SEMANA DE CUARESMA, feria o SAN VICENTE FERRER, presbítero, conmemoración

Misa
de feria (morado).
MISAL: ants. y oracs. props. [para la conm.: 1.ª orac. prop. y el resto de la feria], Pf. Cuaresma.
LECC.: vol. II.
La Cuaresma: Mirar al Crucificado es vivir.
- Núm 21, 4-9. Los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirar a la serpiente de bronce.
- Sal 101. R. Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti.
- Jn 8, 21-30. Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que «Yo soy».

Liturgia de las Horas: oficio de feria.

Martirologio: elogs. del 6 de abril, pág. 240.
CALENDARIOS: Sacramentinos: Santa Juliana del Monte Cornellón y Beata Eva, vírgenes (conm.).
Familia Franciscana: Santa María Crescencia Höss (conm.).
Tortosa (territorio de la Comunidad Valenciana): no se celebra san Vicente Ferrer por trasladarse al lunes de la semana II de Pascua.

TEXTOS MISA

Martes de la V Semana de Cuaresma.


Antífona de entrada Sal 26, 14
Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.
Exspécta Dóminum, viríliter age; et confortétur cor tuum, et sústine Dóminum.

Oración colecta
Concédenos, Señor, perseverar en el fiel cumplimiento de tu voluntad, para que, en nuestros días, crezca en santidad y en número el pueblo dedicado a tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo.
Da nobis, quaesumus, Dómine, perseverántem in tua voluntáte famulátum, ut in diébus nostris et mérito et número pópulus tibi sérviens augeátur. Per Dóminum.

En la conmemoración:
5 de abril
San Vicente Ferrer, presbítero

Oración colecta propia. El resto de la feria de Cuaresma.

Monición de entrada

Celebramos la memoria de san Vicente Ferrer, presbítero, dominico, nacido en Valencia el año 1350. Fiel al espíritu de santo Domingo de Guzmán, dedicó su vida al ministerio de la Palabra. Su predicación por extensas regiones de Europa conmovía a la gente, que se agolpaba para escucharlo. En Vannes, en la Bretaña francesa, se venera su sepulcro.

Oración colecta
Oh Dios, que hiciste al presbítero san Vicente Ferrer ministro de la predicación evangélica, concédenos el gozo de contemplar a quien él anunció en la tierra como el juez que ha de venir. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui beátum Vincéntium presbyterum minístrum praedicatiónis evangélicae suscitásti, praesta, quaesumus, ut, quem ventúrum iúdicem nuntiávit in terris, beáti videámus regnántem in caelis. Qui tecum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Martes de la V semana de Cuaresma (Lec. II).

PRIMERA LECTURA Núm 21, 4-9
Los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirar a la serpiente de bronce

Lectura del libro de los Números.

En aquellos días, desde el monte Hor se encaminaron los hebreos hacia el mar Rojo, rodeando el territorio de Edón.
El pueblo se cansó de caminar y habló contra Dios y contra Moisés:
«¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náuseas ese pan sin sustancia».
El Señor envió contra el pueblo serpientes abrasadoras, que los mordían, y murieron muchos de Israel.
Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo:
«Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes».
Moisés rezó al Señor por el pueblo y el Señor le respondió:
«Haz una serpiente abrasadora y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla».
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y salvaba la vida.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 101, 2-3. 16-18. 19-21 (R.: 2)
R. 
Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti.
Dómine, exáudi oratiónem meam, et clamor meus ad te véniat.

V. Señor, escucha mi oración,
que mi grito llegue hasta ti;
no me escondas tu rostro
el día de la desgracia.
Inclina tu oído hacia mí;
cuando te invoco,
escúchame enseguida.
R. Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti.
Dómine, exáudi oratiónem meam, et clamor meus ad te véniat.

V. Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones.
R. Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti.
Dómine, exáudi oratiónem meam, et clamor meus ad te véniat.

V. Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte.
R. Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti.
Dómine, exáudi oratiónem meam, et clamor meus ad te véniat.

Versículo antes del Evangelio
La semilla es la palabra de Dios, y el sembrador es Cristo; todo el que lo encuentra vive para siempre.
Semen est verbum Dei, sator autem Christus; omnis qui ínventi eum, manébit in aetérnum.

EVANGELIO Jn 8, 21-30
Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que «Yo soy»
╬ 
Lectura del santo evangelio según san Juan.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
«Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros».
Y los judíos comentaban:
«¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: “Donde yo voy no podéis venir vosotros”?».
Y él les dijo:
«Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis en vuestros pecados: pues, si no creéis que Yo soy, moriréis en vuestros pecados».
Ellos le decían:
«¿Quién eres tú?».
Jesús les contestó:
«Lo que os estoy diciendo desde el principio. Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me ha enviado es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él».
Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre.
Y entonces dijo Jesús:
«Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que “Yo soy”, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo;.porque yo hago siempre lo que le agrada».
Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Homilía en santa Marta 4-abril-2017
Jesús dice a sus enemigos: cuando levantéis al Hijo del hombre, entonces conoceréis. Quien no mira la cruz, así, con fe, morirá en sus pecados, y no recibirá la salvación. Hoy la Iglesia nos propone un diálogo con este misterio de la cruz, con este Dios que se hizo pecado, por amor a mí. Y cada uno puede decir: Por amor a mí. Podemos pensar: ¿cómo llevo yo la cruz? ¿Como un recuerdo? ¿Cuando hago la señal de la cruz, soy consciente de lo que hago? ¿Cómo llevo yo la cruz? ¿Solo como un símbolo de pertenencia a un grupo religioso? ¿Cómo llevo yo la cruz? ¿Como adorno? ¿Como una joya, con muchas piedras preciosas, de oro? ¿He aprendido a llevarla sobre los hombros, donde duele? Que cada uno mire hoy el Crucifijo, mire ese Dios que se hizo pecado para que nosotros no muramos en nuestros pecados, y responda a esas preguntas que os he sugerido.

Oración de los fieles
A Dios Padre, por Jesucristo, levantado en la cruz, dirigimos llenos de confianza nuestras súplicas.
- Para que Dios haga de la Iglesia, que ha brotado del costado de Cristo muerto en la cruz, instrumento de sanación para todos los hombres. Roguemos al Señor.
- Para que consuele a los que sufren y suscite en todos los cristianos una efectiva caridad y entrega al prójimo necesitado, Roguemos al Señor.
- Para que conforte a los abatidos con la fuerza del misterio de la cruz. Roguemos al Señor.
- Para que perdone a los que nos reconocemos pecadores y nos dé un espíritu de sincera conversión. Roguemos al Señor.
Señor Dios, escucha nuestra oración, y lleguen hasta ti los gritos de los que confiamos en tu poder y misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Te ofrecemos, Señor, el sacrificio de reconciliación, para que, compasivo, perdones nuestros delitos y guíes tú mismo nuestros corazones vacilantes. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Hóstias tibi, Dómine, placatiónis offérimus, ut et delícta nostra miserátus absólvas, et nutántia corda tu dírigas. Per Christum.

PREFACIO I DE LA PASIÓN DEL SEÑOR
LA FUERZA DE LA CRUZ
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque en la pasión salvadora de tu Hijo el universo aprende a proclamar tu grandeza y, por la fuerza inefable de la cruz, se hace patente el juicio del mundo y el poder del Crucificado.
Por eso, Señor, nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y con todos los santos, diciendo:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Quia per Fílii tui salutíferam passiónem sensum confiténdae tuae maiestátis totus mundus accépit, dum ineffábili crucis poténtia iudícium mundi et potéstas émicat Crucifíxi.
Unde et nos, Dómine, cum Angelis et Sanctis univérsis, tibi confitémur, in exsultatióne dicéntes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA III.

Antífona de comunión Cf. Jn 12, 32

Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí, dice el Señor.
Cum exaltátus fúero a terra, ómnia traham ad meípsum, dicit Dóminus.

Oración después de la comunión
Concédenos, Dios todopoderoso, que, participando asiduamente en tus sacramentos, merezcamos alcanzar los dones del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Da, quaesumus, omnípotens Deus, ut, quae divína sunt iúgiter ambiéntes, donis semper mereámur caeléstibus propinquáre. Per Christum.

Oración sobre el pueblo
Se puede añadir ad libitum
V. 
El Señor esté con vosotros. R.
V. 
Inclinaos para recibir la bendición.
Oh, Dios, que prefieres compadecerte de quienes confían en ti antes que enojarte, concede a tus fieles llorar justamente los pecados cometidos y merecer así la gracia de tu consuelo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Deus, qui sperántibus in te miseréri pótius éligis, quam irásci, da fidélibus tuis digne flere mala, quae fecérunt, ut tuae consolatiónis grátiam inveníre mereántur. Per Christum.
V. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo +, y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y os acompañe siempre. R.

MARTIROLOGIO

Elogios del 6 de abril
1. En la región de Sirmia, en Panonia, actual Croacia, pasión de san Ireneo, obispo y mártir, que en tiempo del emperador Maximiano, y bajo el prefecto Probo, fue primero atormentado, después encarcelado y finalmente decapitado. (s. IV)
2. En Constantinopla, hoy Estambul, en Turquía, san Eutiquio, obispo, que presidió el II Concilio Ecuménico Constantinopolitano, en el que defendió enérgicamente la fe ortodoxa y, tras padecer un largo exilio, con su muerte profesó la resurrección de la carne. (582)
3. En Roma, santa Gala, hija del cónsul Símaco, la cual, al fallecer su cónyuge, vivió cerca de la iglesia de San Pedro durante muchos años, entregada a la oración, a las limosnas, a los ayunos y a otras obras santas, y cuyo felicísimo tránsito fue descrito por el papa san Gregorio Magno. (s. VI)
4*. En Troyes, de Neustria, hoy Francia, san Winebaldo, abad del monasterio de San Lupo, preclaro por su austeridad. (c. 620)
5*. En la misma ciudad de Troyes, san Prudencio, obispo, que para quienes tenían que viajar preparó un compendio del Salterio, recogió de las Sagradas Escrituras los preceptos para los candidatos al sacerdocio y restauró la disciplina de los monástica. (861)
6. En Velehrad, lugar de Moravia, actualmente Chequia, nacimiento para el cielo de san Metodio, obispo, junto con su hermano san Cirilo, cuya memoria se celebra el día catorce de febrero. (885)
7*. En el monasterio de San Gallo, en la región de Suabia, en Alemania, beato Notkero Bálbulo, monje, que pasó casi toda la vida en este cenobio componiendo numerosas secuencias. Grácil de cuerpo pero no de ánimo, tartamudo de voz pero no de espíritu, fue firme en todo lo divino, paciente en lo adverso, manso para con todos, diligente en la oración, en la lectura, en la meditación y en la escritura. (912)
8*. En el monasterio de San Elías, sobre el monte Aulina, cerca de Palmi, en la región italiana de Calabria, san Filarete, monje, célebre por su vida entregada a la oración. (1070)
9. En la isla de Eskyll, cerca de Roeskilde, en Dinamarca, san Guillermo, abad, que llamado a Dinamarca desde el cenobio de Canónigos Regulares de París, renovó no sin obstáculos la disciplina regular, y al amanecer del domingo de Pascua partió de esta vida. (1203)
10. En Milán, ciudad de la región italiana de Lombardía, pasión de san Pedro de Verona, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, el cual, nacido de padres seguidores del maniqueísmo, todavía niño abrazó la fe católica y, siendo aún adolescente, recibió del mismo santo Domingo el hábito. Dedicado a combatir la herejía, de camino hacia Como cayó víctima de los enemigos, proclamando hasta en el último momento el símbolo de la fe. (1252)
11*. En el monasterio de Santa María, en el Sacro Monte, cerca de Varesse, también en la región de Lombardía, beata Catalina de Pallanza, virgen, que, junto con varias compañeras, llevó vida eremítica bajo la Regla de san Agustín. (1478)
12. En la ciudad de Vinh Tri, en Tonquín, actual Vietnam, san Pablo Lè Bao Tinh, presbítero y mártir, que, aún clérigo, permaneció largo tiempo en la cárcel, y luego, ordenado sacerdote, dirigió el seminario, confeccionó un libro de homilías y un compendio de doctrina cristiana. Finalmente, encarcelado de nuevo, en tiempo del emperador Tu Duc, fue condenado a la decapitación. (1857)
13*. En Verona, en Italia, beato Ceferino Agostini, presbítero, que se dedicó al ministerio de la predicación, a la catequesis y a la instrucción cristiana, y trabajó para ayudar a la juventud, a los pobres y a los enfermos. Instituyó la Pía Unión de las Nuevas Ursulinas Hijas de Santa María Inmaculada. (1896)
14*. En Turín, igualmente en Italia, beato Miguel Rua, presbítero, propagador eximio de la Sociedad de San Francisco de Sales. (1910)
15*. En la localidad de Fiobbio di Albino, cerca de Bérgamo, nuevamente en Italia, beata Petrina Morosini, virgen y mártir, que a los veintiséis años, cuando regresaba a casa desde su trabajo, por defender frente a un joven la virginidad que había prometido a Dios, fue herida de muerte en la cabeza. (1957)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No publico comentarios anónimos.