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sábado, 5 de febrero de 2022

Sábado 12 marzo 2022, Sábado de la I semana de Cuaresma.

SOBRE LITURGIA

ENCUENTRO CON LOS PÁRROCOS Y EL CLERO DE ROMA
DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Sala Pablo VI. Jueves 14 de febrero 2013

(3) Más conflictivo todavía era el problema de la Revelación. Aquí se trataba de la relación entre Escritura y Tradición. En esto, los exégetas eran los más interesados en una mayor libertad. Se sentían en una situación, digamos, de inferioridad respecto a los protestantes, los cuales hacían los grandes descubrimientos, mientras que los católicos se sentían un poco «obstaculizados» por la necesidad de someterse al Magisterio. Por tanto, aquí entraba también en juego una lucha muy concreta: ¿Qué libertad tienen los exégetas? ¿Cómo se lee bien la Escritura? ¿Qué quiere decir Tradición? Era una batalla pluridimensional, en la que ahora no me puedo extender; pero lo importante es que la Escritura es ciertamente la Palabra de Dios y la Iglesia está bajo la Escritura, obedece a la Palabra de Dios, y no está por encima de la Escritura. Y, sin embargo, la Escritura es Escritura porque existe la Iglesia viva, su sujeto vivo; sin el sujeto vivo de la Iglesia, la Escritura es sólo un libro y abre, se abre a diversas interpretaciones y no llega a una claridad resolutiva.

Aquí, como he dicho, la batalla era difícil, y fue decisiva una intervención del Papa Pablo VI. Esta intervención muestra toda la delicadeza del padre, su responsabilidad por la marcha del Concilio, pero también su gran respeto por el Concilio. Se difundió la idea de que la Escritura es completa, en ella se encuentra todo; por tanto no se necesita la Tradición, y por eso el Magisterio non tiene nada que decir. Entonces el Papa envió al Concilio me parece que 14 fórmulas de una frase que había que introducir en el texto sobre la Revelación, y nos daba, daba a los Padres, la libertad de escoger una de las 14 fórmulas, pero dijo: «Hay que escoger una, para completar el texto». Me acuerdo, más o menos, de la fórmula «non omnis certitudo de veritatibus fidei potest sumi ex Sacra Scriptura», es decir la certeza de la Iglesia sobre la fe non nace sólo de un libro aislado, sino que necesita del sujeto Iglesia iluminado, sostenido por el Espíritu Santo. Sólo así la Escritura habla y tiene toda su autoridad. Esta frase que elegimos en la Comisión doctrinal, una de las 14 fórmulas, diría que es decisiva para mostrar que la Iglesia es necesaria e indispensable, y entender así lo que quiere decir Tradición, el Cuerpo vivo en el que vive desde el comienzo esta Palabra y del que recibe su luz, en el que ha nacido. Ya el hecho del Canon es un hecho eclesial: que estos escritos sean la Escritura resulta de la iluminación de la Iglesia, que ha encontrado en sí misma este Canon de la Escritura; lo ha encontrado, no creado, y siempre y sólo en esta comunión de la Iglesia viva se puede también realmente entender, leer la Escritura como Palabra de Dios, como Palabra que nos guía en la vida y en la muerte.

Como he dicho, esta fue una lucha bastante difícil, pero gracias al Papa y gracias ―digamos― a la luz del Espíritu Santo, que estaba presente en el Concilio, se creó un documento que es uno de los más bellos y también novedosos de todo el Concilio, y que se ha de estudiar todavía más. Porque también hoy la exégesis tiende a leer la Escritura fuera de la Iglesia, fuera de la fe, sólo con el así llamado espíritu del método histórico-crítico, método importante, pero no tanto como para dar soluciones como última certeza; sólo si creemos que estas no son palabras humanas, sino palabras de Dios, y sólo si vive el sujeto vivo al que Dios habló y habla, podemos interpretar bien la Sagrada Escritura. Y aquí, como he dicho en el prefacio de mi libro sobre Jesús (cf. vol. I), hay mucho que hacer todavía para llegar a una lectura de verdad según el espíritu del Concilio. En esto, la aplicación del Concilio no es todavía completa, está aún por hacer.

Y, en fin, el ecumenismo. No quisiera entrar ahora en estos problemas, pero era obvio —sobre todo después de las «pasiones» de los cristianos durante el nazismo— que los cristianos podrían encontrar la unidad, al menos buscar la unidad, pero era claro también que sólo Dios puede dar la unidad. Y seguimos todavía en este camino. Entonces, con estos temas, la «alianza renana» —por decirlo así— había hecho su trabajo.

La segunda parte del Concilio es mucho más amplia. Aparecía con gran urgencia el tema: mundo de hoy, época moderna, e Iglesia; y con ello los temas de la responsabilidad en la construcción de este mundo, de la sociedad; responsabilidad por el futuro de este mundo y esperanza escatológica; responsabilidad ética del cristiano y dónde encuentra su orientación. Y después la libertad religiosa, el progreso y la relación con las demás religiones. En este momento, entraron realmente en discusión todas las partes del Concilio, no sólo América, los Estados Unidos, con un gran interés por la libertad religiosa. En el tercer período, éstos dijeron al Papa: «No podemos volver a casa sin tener, en nuestro equipaje, una declaración sobre la libertad religiosa votada por el Concilio». El Papa, sin embargo, tuvo la firmeza y la decisión, la paciencia de trasladar el texto al cuarto período, para encontrar una madurez y un consenso bastante completo entre los Padres del Concilio. Digo: no sólo entraron con gran fuerza en el dinamismo del Concilio los americanos, sino también Latinoamérica, conociendo bien la miseria del pueblo, de un continente católico, así como la responsabilidad de la fe por la situación de estos hombres. Y también África y Asia, vieron la necesidad del diálogo interreligioso; se habían desarrollado problemas que nosotros alemanes —debo decir— no habíamos visto al comienzo. No puedo ahora describir todo esto. El gran documento «Gaudium et spes» analizó muy bien el problema entre escatología cristiana y progreso mundano, entre responsabilidad por la sociedad del mañana y responsabilidad del cristiano ante la eternidad, y así ha renovado también la ética cristiana, los fundamentos. Pero creció, digamos inesperadamente, fuera de este gran documento, un texto que respondía de modo más sintético y más concreto a los desafíos del tiempo, y es la «Nostra aetate». Nuestros amigos judíos estaban presentes desde el comienzo, y dijeron, sobre todo a nosotros alemanes, pero no sólo a nosotros, que después de los tristes sucesos de este siglo nacista, del decenio nacista, la Iglesia católica debía decir una palabra sobre el Antiguo Testamento, sobre el pueblo judío. Dijeron: «Aunque está claro que la Iglesia no es responsable de la Shoah, los que cometieron aquellos crímenes eran en gran parte cristianos; debemos profundizar y renovar la conciencia cristiana, aun sabiendo bien que los verdaderos creyentes siempre han resistido contra estas cosas». Y así aparecía claro que la relación con el mundo del antiguo Pueblo de Dios debía de ser objeto de reflexión. Es comprensible también que los países árabes —los obispos de los países árabes— no fueran tan entusiastas con esto: temían un poco una glorificación del Estado de Israel, que naturalmente no querían. Dijeron: «Bien, una indicación verdaderamente teológica sobre el pueblo judío es buena, es necesaria, pero si habláis de esto, hablad también del Islam; sólo así estamos en equilibrio; también el Islam es un gran desafío y la Iglesia debe aclarar también su relación con el Islam». Algo que nosotros, en aquel momento, no habíamos entendido mucho, un poco tal vez, pero no mucho. Hoy sabemos lo necesario que era.

Cuando comenzamos a trabajar también sobre el Islam, nos dijeron: «Pero hay también otras religiones en el mundo: toda Asia. Pensad en el budismo, el hinduismo…». Y así, en lugar de una Declaración inicialmente pensada sólo sobre el antiguo Pueblo de Dios, se creó un texto sobre el diálogo interreligioso, anticipando lo que treinta años después se mostró con toda su intensidad e importancia. No puedo entrar ahora en este tema, pero si se lee el texto, se ve que es muy denso y preparado verdaderamente por personas que conocían la realidad, y con pocas palabras indica brevemente lo esencial. Así también el fundamento de un diálogo, en la diferencia, en la diversidad, en la fe sobre la unicidad de Cristo, que es uno, y no es posible para un creyente pensar que las religiones son todas variaciones de un mismo tema. No, está la realidad del Dios vivo que ha hablado, y es un Dios, es un Dios encarnado, por tanto una Palabra de Dios, que es realmente Palabra de Dios. Pero está la experiencia religiosa, con una cierta luz humana de la creación y, por tanto, es necesario y posible entrar en diálogo, y así abrirse el uno al otro y abrir a todos a la paz de Dios, de todos sus hijos, de toda su familia.

Por tanto, estos dos documentos, libertad religiosa y «Nostra aetate», conectados con «Gaudium et spes», son una trilogía muy importante, cuya importancia se ha visto sólo en el curso de los decenios, y todavía estamos trabajando para entender mejor este conjunto entre unicidad de la Revelación de Dios, unicidad del único Dios encarnado en Cristo, y la multiplicidad de las religiones, con las que buscamos la paz y también el corazón abierto por la luz del Espíritu Santo, que ilumina y guía hacia Cristo.

Quisiera ahora añadir todavía un tercer punto: Estaba el Concilio de los Padres —el verdadero Concilio—, pero estaba también el Concilio de los medios de comunicación. Era casi un Concilio aparte, y el mundo percibió el Concilio a través de éstos, a través de los medios. Así pues, el Concilio inmediatamente eficiente que llegó al pueblo fue el de los medios, no el de los Padres. Y mientras el Concilio de los Padres se realizaba dentro de la fe, era un Concilio de la fe que busca el intellectus, que busca comprenderse y comprender los signos de Dios en aquel momento, que busca responder al desafío de Dios en aquel momento y encontrar en la Palabra de Dios la palabra para hoy y para mañana; mientras todo el Concilio —como he dicho—se movía dentro de la fe, como fides quaerens intellectum, el Concilio de los periodistas no se desarrollaba naturalmente dentro de la fe, sino dentro de las categorías de los medios de comunicación de hoy, es decir, fuera de la fe, con una hermenéutica distinta. Era una hermenéutica política. Para los medios de comunicación, el Concilio era una lucha política, una lucha de poder entre diversas corrientes en la Iglesia. Era obvio que los medios de comunicación tomaran partido por aquella parte que les parecía más conforme con su mundo. Estaban los que buscaban la descentralización de la Iglesia, el poder para los obispos y después, a través de la palabra «Pueblo de Dios», el poder del pueblo, de los laicos. Estaba esta triple cuestión: el poder del Papa, transferido después al poder de los obispos y al poder de todos, soberanía popular. Para ellos, naturalmente, esta era la parte que había que aprobar, que promulgar, que favorecer. Y así también la liturgia: no interesaba la liturgia como acto de la fe, sino como algo en lo que se hacen cosas comprensibles, una actividad de la comunidad, algo profano. Y sabemos que había una tendencia a decir, fundada también históricamente: Lo sagrado es una cosa pagana, eventualmente también del Antiguo Testamento. En el Nuevo vale sólo que Cristo ha muerto fuera: es decir, fuera de las puertas, en el mundo profano. Así pues, sacralidad que ha de acabar, profano también el culto. El culto no es culto, sino un acto del conjunto, de participación común, y una participación como mera actividad. Estas traducciones, banalización de la idea del Concilio, han sido virulentas en la aplicación práctica de la Reforma litúrgica; nacieron en una visión del Concilio fuera de su propia clave, de la fe. Y así también en la cuestión de la Escritura: la Escritura es un libro histórico, que hay que tratar históricamente y nada más, y así sucesivamente.

Sabemos en qué medida este Concilio de los medios de comunicación fue accesible a todos. Así, esto era lo dominante, lo más eficiente, y ha provocado tantas calamidades, tantos problemas; realmente tantas miserias: seminarios cerrados, conventos cerrados, liturgia banalizada… y el verdadero Concilio ha tenido dificultad para concretizarse, para realizarse; el Concilio virtual era más fuerte que el Concilio real. Pero la fuerza real del Concilio estaba presente y, poco a poco, se realiza cada vez más y se convierte en la fuerza verdadera que después es también reforma verdadera, verdadera renovación de la Iglesia. Me parece que, 50 años después del Concilio, vemos cómo este Concilio virtual se rompe, se pierde, y aparece el verdadero Concilio con toda su fuerza espiritual. Nuestra tarea, precisamente en este Año de la fe, comenzando por este Año de la fe, es la de trabajar para que el verdadero Concilio, con la fuerza del Espíritu Santo, se realice y la Iglesia se renueve realmente. Confiemos en que el Señor nos ayude. Yo, retirado en mi oración, estaré siempre con vosotros, y juntos avanzamos con el Señor, con esta certeza: El Señor vence.

Gracias.

CALENDARIO

12 SÁBADO. Hasta la Hora Nona:
SÁBADO DE LA I SEMANA DE CUARESMA

Misa
de sábado (morado).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Cuaresma.
LECC.: vol. II.
La Cuaresma: Corresponder a la elección.
- Dt 26, 16-19. Serás el pueblo santo del Señor, tu Dios.
- Sal 118. R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.
- Mt 5, 43-48. Sed perfectos como vuestro Padre celestial.

Liturgia de las Horas: oficio de sábado.

Martirologio: elogs. del 13 de marzo, pág. 205.
CALENDARIOS: OFM Conv.: Beata Ángela Salawa (conm.).
Vitoria: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Juan Carlos Elizalde Espinal, obispo (2016).
Guadix: Aniversario de la muerte de Mons. Juan García-Santacruz y Ortiz, obispo, emérito (2011).

12 SÁBADO. Después de la Hora Nona:
SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA
Segunda semana del Salterio
Misa
vespertina del II Domingo de Cuaresma (morado).
Liturgia de las Horas: I Vísp. del oficio dominical. Comp. Dom. I.

TEXTOS MISA

Sábado de la I Semana de Cuaresma.

Antífona de entrada Sal 18, 8
La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye a los ignorantes.
Lex Dómini irreprehensíbilis, convértens ánimas; testimónium Dómini fidéle, sapiéntiam praestans párvulis.

Oración colecta
Padre eterno, vuelve hacia ti nuestros corazones, para que, buscando siempre lo único necesario y realizando obras de caridad, nos dediquemos a tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo.
Ad te corda nostra, Pater aetérne, convérte, ut nos, unum necessárium semper quaeréntes et ópera caritátis exercéntes, tuo cúltui praestes esse dicátos. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Sábado de la I semana de Cuaresma (Lec. II).

PRIMERA LECTURA Dt 26, 16-19
Serás el pueblo santo del Señor, tu Dios
Lectura del libro del Deuteronomio.

Moises habló al pueblo, diciendo:
«Hoy el Señor, tu Dios, te manda que cumplas estos mandatos y decretos. Acátalos y cúmplelos con todo tu corazón y con toda tu alma.
Hoy has elegido al Señor para que él sea tu Dios y tú vayas por sus caminos, observes sus mandatos, preceptos y decretos, y escuches su voz. Y el Señor te ha elegido para que seas su propio pueblo, como te prometió, y observes todos sus preceptos.
Él te elevará en gloria, nombre y esplendor, por encima de todas las naciones que ha hecho, y serás el pueblo santo del Señor, tu Dios, como prometió».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 118, 1-2. 4-5. 7-8 (R.: 1b)
R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.
Beáti qui ámbulant in lege Dómini.

V. Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la ley del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón.
R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.
Beáti qui ámbulant in lege Dómini.

V. Tú promulgas tus mandatos
para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus decretos.
R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.
Beáti qui ámbulant in lege Dómini.

V. Te alabaré con sincero corazón
cuando aprenda tus justos mandamientos.
Quiero guardar tus decretos exactamente,
tú no me abandones.
R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.
Beáti qui ámbulant in lege Dómini.

Versículo antes del Evangelio 2 Cor 6, 2b
Ahora es tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.
Ecce nunc tempus acceptábile, ecce dies salútis.

EVANGELIO Mt 5, 43-48
Sed perfectos como vuestro Padre celestial
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo’ y aborrecerás a tu enemigo”.
Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Homilía en santa Marta 19-junio-2018
Es una gracia que debemos pedir, la de entender algo de este misterio cristiano y ser perfectos come el Padre, que da todos sus bienes a buenos y malos. Nos vendrá bien pensar en nuestros enemigos, creo que todos los tenemos. Nos hará bien, hoy, pensar en un enemigo -creo que todos tenemos alguno-, uno que nos haya hecho mal o que nos quiere hacer daño o que intenta hacernos mal: en ese. La oración mafiosa es: "Me la pagarás". La oración cristiana es: "Señor, dale tu bendición y enséñame a amarlo". Pensemos en uno: todos los tenemos. Pensemos en él. Recemos por él. Pidamos al Señor que nos dé la gracia de amarlo.

Oración de los fieles
Oremos a Dios Padre, que hace salir el sol sobre buenos y malos y manda la lluvia a justos e injustos.
- Para que la Iglesia sea la esposa fiel a la alianza con su Señor. Oremos.
- Para que los cristianos tiendan a la perfección del Padre, según la meta que nos señaló el mismo Cristo. Oremos.
- Para que las leyes de los hombres reflejen los valores del Evangelio del Señor. Oremos.
- Para que en nuestra vida de cada día podamos distinguirnos por la práctica del amor y de la fraternidad evangélica. Oremos.
Dios, Padre nuestro, haz que seamos hijos perfectos, como tú eres perfecto; misericordiosos, como tú eres misericordioso. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor

Oración sobre las ofrendas
Señor, que estos santos misterios nos renueven y nos hagan dignos de su fruto. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Haec quae nos réparent, quaesumus, Dómine, beáta mystéria suo nos múnere dignos effíciant. Per Christum.


Antífona de comunión Cf. Mt 5, 48
Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto, dice el Señor.
Estóte perfécti, sicut et Pater vester caeléstis perféctus est, dicit Dóminus.

Oración después de la comunión
Asiste, Señor, con tu ayuda continua a los que alimentas con este divino sacramento, y, a cuantos has iluminado con la sabiduría del cielo, acompáñalos con el consuelo de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Perpétuo, Dómine, favóre proséquere, quos réficis divíno mystério, et, quos imbuísti caeléstibus institútis, salutáribus comitáre soláciis. Per Christum.

Oración sobre el pueblo
Se puede añadir ad libitum.
V. El Señor esté con vosotros. R.
V. Inclinaos para recibir la bendición.
Conforta, Señor, a tus fieles con la bendición que imploramos de ti, para que nunca permitas que nos apartemos de tu voluntad y siempre podamos agradecer tus beneficios. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Fidéles tuos, Deus, benedíctio desideráta confírmet, quae eos et a tua voluntáte numquam fáciat discrepáre, et tuis semper indúlgeat benefíciis gratulári. Per Christum.
V. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo +, y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y os acompañe siempre. R.

MARTIROLOGIO

Elogios del 13 de marzo

1. En Nicomedia, ciudad de Bitinia, en la actual Turquía, santos mártires Macedonio, presbítero, Patricia, su esposa, y Modesta, su hija. (s. inc.)
2. En Hermópolis, en Egipto, san Sabino, mártir, que después de varios suplicios terminó siendo arrojado al río. (s. IV)
3. En Persia, actual Irán, santa Cristina, mártir, que, azotada con varas, consumó el martirio en tiempo de Cosroes I, rey de los persas. (559)
4*. En Poitiers, en Aquitania, hoy Francia, san Pientio, obispo, que tanto ayudó a la beata Radegunda en la fundación de cenobios. (s. VI)
5. En Sevilla, en Hispania, san Leandro, obispo, que en España se celebra el día trece de noviembre. (c. 600)
6*. En el monasterio de Novalesa, a los pies del Montecenisio, en el valle de Susa, en Italia, san Eldrado, abad, que, apasionado del culto divino, revisó el salterio y promovió la construcción de nuevas iglesias. (c. 840)
7. En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, pasión de los santos Rodrigo, presbítero, y Salomón, mártires. El primero, al negarse a aceptar a Mahoma como el verdadero profeta enviado por el Omnipotente, fue encarcelado. En el cautiverio coincidió con Salomón, que algún tiempo antes había pertenecido a la religión mahometana, y al ser decapitados ambos a la vez, finalizaro gloriosamente el curso de su combate. (857)
8. En Camerino, en el Piceno, actual región de Las Marcas, en Italia, san Ansovino, obispo. (868)
9*. En el monasterio de Cava de' Tirreni, en la región de Campania, también en Italia, beato Pedro II, abad. (1208)
10*. En Oxford, en Inglaterra, beato Agnelo de Pisa, presbítero, que enviado por san Francisco a Francia y después a Inglaterra, estableció allí la Orden de los Hermanos Menores y promovió las ciencias sagradas. (c. 1236/1275)
11*. En Ernée, de la región de Mayenne, en Francia, beata Francisca Tréhet, virgen de la Congregación de la Caridad y mártir, que, entregada con toda diligencia a la instrucción de los niños y al cuidado de los enfermos, durante la Revolución Francesa fue guillotinada, y completó así su glorioso martirio por Cristo. (1794)

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