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Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

sábado, 12 de febrero de 2022

Sábado 19 marzo 2022, San José, Esposo de la Bienaventurada Virgen María, solemnidad.

SOBRE LITURGIA

DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA

San José


218. Dios, en su providente sabiduría, para realizar el plan de la salvación, asignó a José de Nazaret, "hombre justo" (cfr. Mt 1,19), esposo de la Virgen María (cfr. ibid.; Lc 1,27), una misión particularmente importante: introducir legalmente a Jesús en la estirpe de David de la cual, según la promesa (2 Sam 7,5-16; 1 Cro 17,11-14), debía nacer el Mesías Salvador, y hacer de padre y protector para Él.

En virtud de esta misión, san José interviene activamente en los misterios de la infancia del Salvador: recibió de Dios la revelación del origen divino de la maternidad de María (cfr. Mt 1,20-21) y fue testigo privilegiado del nacimiento de Cristo en Belén (cfr. Lc 2,6-7), de la adoración de los pastores (cfr. Lc 2,15-16) y del homenaje de los Magos venidos de Oriente (cfr. Mt 2,11); cumplió con su deber religioso respecto al Niño, al introducirlo mediante la circuncisión en la alianza de Abraham (cfr. Lc 2,21) y al imponerle el nombre de Jesús (cfr. Mt 1,21); según lo prescrito en la Ley, presentó al Niño en el Templo, lo rescató con la ofrenda de los pobres (cfr. Lc 2,22-24; Ex 13,2.12-13) y, lleno de asombro, escuchó el cántico profético de Simeón (cfr. Lc 2,25-33); protegió a la Madre y al Hijo durante la persecución de Herodes, refugiándose en Egipto (cfr. Mt 2,13-23); se dirigía todos los años a Jerusalén con la Madre y el Niño, para la fiesta de Pascua, y sufrió, turbado, la pérdida de Jesús, a sus doce años, en el Templo (cfr. Lc 2,43-50); vivió en la casa de Nazaret, ejerciendo su autoridad paterna sobre Jesús, que le estaba sometido (cfr. Lc 2,51), instruyéndolo en la Ley y en la profesión de carpintero.

219. A lo largo de los siglos, especialmente en los tiempos más recientes, la reflexión eclesial ha puesto de manifiesto las virtudes de san José, entre las que destacan: la fe, que en él se traduce en adhesión plena y valerosa al designio salvífico de Dios; obediencia solícita y silenciosa ante las manifestaciones de su voluntad; amor y observancia fiel de la Ley, piedad sincera, fortaleza en las pruebas; el amor virginal a María, el debido ejercicio de la paternidad, el trabajo escondido.

220. La piedad popular comprende la validez y la universalidad del patrocinio de san José, "a cuya atenta custodia Dios quiso confiar los comienzos de nuestra redención" y "sus tesoros más preciados". Al patrocinio de san José se confían: toda la Iglesia, que el beato Pío IX quiso poner bajo la especial protección del santo Patriarca; los que se consagran a Dios eligiendo el celibato por el Reino de los cielos (cfr. Mt 19,12): estos "en san José tienen...un modelo y un defensor de la integridad virginal"; los obreros y los artesanos, de los cuales el humilde carpintero de Nazaret se considera un especial modelo; los moribundos, porque, según una piadosa tradición, san José fue asistido por Jesús y María, en la hora de su tránsito .

221. La Liturgia, al celebrar los misterios de la vida del Salvador, sobre todo los de su nacimiento e infancia, recuerda con frecuencia la figura y el papel de san José: en el tiempo de Adviento; en el tiempo de Navidad, especialmente en la fiesta de la Sagrada Familia; en la solemnidad del 19 de Marzo; en la memoria del 1º de Mayo.

El nombre de san José aparece en el Communicantes del Canon Romano y en las Letanías de los Santos. En la Recomendación de los moribundos se sugiere la invocación al santo Patriarca y, en la misma circunstancia, la comunidad ora para que el alma del difunto, que ha partido ya de este mundo, encuentre su morada "en la paz de la santa Jerusalén, con la Virgen María, Madre de Dios, con san José, con todos los Ángeles y los Santos".

222. También en la piedad popular la veneración de san José tiene un amplio espacio: en numerosas expresiones de genuino folclore; en la costumbre, establecida al menos desde el siglo XVII, de dedicar los miércoles al culto de san José, costumbre sobre la que se desarrollan algunos ejercicios de piedad como los Siete miércoles en su honor; en las jaculatorias que brotan de los labios de los fieles;en oraciones, como la compuesta por el Papa León XIII, Ad te, beate Ioseph, que no pocos fieles recitan diariamente; en las Letanías de san José, aprobadas por san Pío X; en el ejercicio de piedad de la corona de los Siete dolores y los siete gozos de san José.

223. El hecho de que la solemnidad de san José (19 de Marzo) caiga en Cuaresma, en la que la Iglesia se dedica totalmente a la preparación bautismal y a la memoria de la Pasión del Señor, provoca ciertas dificultades de armonización entre la Liturgia y la piedad popular. Por lo tanto, las prácticas tradicionales del "mes de San José" se deben poner en sintonía con el tiempo litúrgico. La renovación litúrgica ha conseguido que el significado del periodo cuaresmal sea más profundo en los fieles. Con las debidas adaptaciones en las expresiones de la piedad popular, se debe favorecer y difundir la devoción a san José, teniendo siempre presente "el insigne ejemplo... que va más allá de los diversos estados de vida y se propone a toda la comunidad cristiana, sea cual sea la condición y tareas de cada fiel".

CALENDARIO

19 + VIERNES. SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA, solemnidad

Solemnidad de San José, esposo de la Bienaventurada Virgen María, varón justo, nacido de la estirpe de David, que hizo las veces de padre para con el Hijo de Dios, Cristo Jesús, el cual quiso ser llamado hijo de José, y le estuvo sujeto como un hijo a su padre. La Iglesia lo venera con especial honor como patrón, a quien el Señor constituyó sobre su familia (elog. del Martirologio Romano).

Misa de la solemnidad (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. prop «en la solemnidad», conveniente PE I. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. IV.
- 2 Sam 7, 4-5a. 12-14a. 16. 
El Señor Dios le dará el trono de David, su padre (Lc 1, 32).
- Sal 88. R. Su linaje será perpetuo.
- Rom 4, 13. 16-18. 22. Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza.
- Mt 1, 16. 18-21. 24a. José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
o bien:
 Lc 2, 41-51a. Tu padre y yo te buscábamos angustiados.

El Hijo de Dios es verdaderamente hombre. Como tal tiene unas raíces, una historia: «El Señor Dios le dará el trono de David, su padre» (1 lect.). Sin estirpe, Jesús habría sido en nuestra historia un extraño y su humanidad podría ponerse en duda. Este es el gran servicio que san José presta desde su fe a la obra de la redención. San José, junto a María, rotura el camino de la fe de toda la Iglesia: «Apoyado en la esperanza creyó contra toda esperanza» (2 lect.). «Hizo lo que le había mandado el ángel» (Ev.) San José es patrono de la Iglesia, transmisora del misterio de Cristo. La oración colecta recuerda la estrecha vinculación de san José con la Iglesia, ya que a su fiel custodia fueron confiados por Dios los primeros misterios de la salvación del mundo.

DÍA Y COLECTA DEL SEMINARIO: Liturgia del día, alusión en la mon. de entrada y en la hom., intención en la orac. univ., colecta. Puede celebrarse también el domingo 21 de marzo.
* Hoy puede utilizarse la música instrumental y se puede adornar el altar con flores.
* Hoy no se permiten otras celebraciones, tampoco la misa exequial.

Liturgia de las Horas: oficio de la solemnidad. Te Deum. Comp. Dom. II.

Martirologio: elogs. del 20 de marzo, pág. 214.
CALENDARIOS: Santo Padre: Aniversario de la inauguración del Pontificado del papa Francisco (2013).
Sigüenza-Guadalajara: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. José Sánchez González, obispo, emérito (1980).
Tarazona: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Eusebio Hernández Sola, obispo (2011).

TEXTOS MISA

19 de marzo
SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA
Solemnidad

Antífona de entrada Cf. Lc 12, 42
Este es el administrador fiel y prudente a quien el Señor puso al frente de su servidumbre.
Ecce fidélis servus et prudens, quem constítuit Dóminus super famíliam suam.

Monición de entrada
Hoy es la solemnidad de San José, esposo de la Bienaventurada Virgen María, varón justo, nacido de la estirpe de David, que hizo las veces de padre para con el Hijo de Dios, Cristo Jesús, el cual quiso ser llamado hijo de José, y le estuvo sujeto como un hijo a su padre. La Iglesia lo venera con especial honor como patrón, a quien el Señor constituyó sobre su familia.

Se dice Gloria.

Oración colecta
Concédenos, Dios todopoderoso, que tu Iglesia conserve siempre y lleve a su plenitud los primeros misterios de la salvación humana que confiaste a la fiel custodia de san José. Por nuestro Señor Jesucristo.
Praesta, quaesumus, omnípotens Deus, ut humánae salútis mystéria, cuius primórdia beáti Ioseph fidéli custódiae commisísti, Ecclésia tua, ipso intercedénte, iúgiter servet implénda. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas propias de San José, esposo de la Bienaventurada Virgen María, solemnidad (Lec. IV).

PRIMERA LECTURA 2 Sam 7, 4-5a. 12-14a. 16
El Señor Dios le dará el trono de David, su padre (Lc 1, 32)
Lectura del segundo libro de Samuel.

En aquellos días, vino esta palabra del Señor a Natán:
«Ve y habla a mi siervo David:
“Así dice el Señor: Cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti. Al que salga de tus entrañas le afirmaré tu reino.
Será el quien construya una casa a mi nombre y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre.
Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo.
Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mí, tu trono durará para siempre”».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 88, 2-3. 4-5. 27 y 29 (R.: 37)
R. Su linaje será perpetuo.
Semen eius in aetérnum manébit.

V. Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dijiste: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.
R. Su linaje será perpetuo.
Semen eius in aetérnum manébit.

V. «Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades».
R. Su linaje será perpetuo.
Semen eius in aetérnum manébit.

V. Él me invocará: “Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora”.
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable.
R. Su linaje será perpetuo.
Semen eius in aetérnum manébit.

SEGUNDA LECTURA Rom 4, 13. 16-18. 22
Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.

Hermanos:
No por la ley sino por la justicia de la fe recibieron Abrahán y su descendencia la promesa de que iba a ser heredero el mundo.
Por eso depende de la fe, para que sea según gracia; de este modo, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la que procede de la ley, sino también para la que procede de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros.
Según está escrito: «Te he constituido padre de muchos pueblos»; la promesa está asegurada ante aquel en quien creyó, el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que no existe.
Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza que llegaría a ser padre de muchos pueblos, de acuerdo con lo que se le había dicho:
«Así será tu descendencia».
Por lo cual le fue contado como justificia.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Versículo antes del Evangelio Sal 83, 5
Dichosos los que viven en tu casa, Señor, alabándote siempre.
Beáti qui hábitat in domo tua, Dómine, in perpétuum laudábunt te.

EVANGELIO (opción 1) Mt 1, 16. 18-21. 24a
José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Cuando José se despertó, hizo lo que le habla mandado el ángel del Señor.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

EVANGELIO (opción 2) Lc 2, 41-51a
Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados
 Lectura del santo Evangelio según San Lucas.
R. Gloria a Ti, Señor.

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.
Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en buscándolo.
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».
Él les contestó:
«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.

Palabra del Señor.
R. Gloria a Ti, Señor Jesús.

PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL, Plaza de San Pedro, Miércoles 19 de marzo de 2014
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy, 19 de marzo, celebramos la fiesta solemne de san José, esposo de María y patrono de la Iglesia universal. Dedicamos, por lo tanto, esta catequesis a él, que se merece todo nuestro reconocimiento y nuestra devoción por el modo en que supo custodiar a la Virgen Santa y al Hijo Jesús. Ser custodio es la característica de san José: es su gran misión, ser custodio.
Hoy quisiera retomar el tema de la custodia según una perspectiva especial: la dimensión educativa. Miremos a José como el modelo del educador, que custodia y acompaña a Jesús en su camino de crecimiento «en sabiduría, edad y gracia», como dice el Evangelio. Él no era el padre de Jesús: el padre de Jesús era Dios, pero él hacía de papá de Jesús, hacía de padre de Jesús para ayudarle a crecer. ¿Cómo le ayudó a crecer? En sabiduría, edad y gracia.
Partamos de la edad, que es la dimensión más natural, el crecimiento físico y psicológico. José, junto con María, se ocupó de Jesús ante todo desde este punto de vista, es decir, lo «crió», preocupándose de que no le faltase lo necesario para un desarrollo sano. No olvidemos que la custodia atenta de la vida del Niño comportó también el exilio en Egipto, la dura experiencia de vivir como refugiados —José fue un refugiado, con María y Jesús— para escapar de la amenaza de Herodes. Después, una vez que volvieron a su patria y se establecieron en Nazaret, está todo el largo periodo de la vida de Jesús en su familia. En esos años José enseñó a Jesús incluso su trabajo, y Jesús aprendió a ser carpintero con su padre José. Así, José ayudó a crecer a Jesús.
Pasemos a la segunda dimensión de la educación: la «sabiduría». José fue para Jesús ejemplo y maestro de esta sabiduría, que se alimenta de la Palabra de Dios. Podemos pensar en cómo José educó al pequeño Jesús en la escucha de las Sagradas Escrituras, sobre todo acompañándolo el sábado a la sinagoga de Nazaret. Y José lo acompañaba para que Jesús escuchase la Palabra de Dios en la sinagoga.
Y, por último, la dimensión de la «gracia». Dice san Lucas refiriéndose a Jesús: «La gracia de Dios estaba con Él» (2, 40). Aquí ciertamente la parte reservada a san José es más limitada respecto a los ámbitos de la edad y de la sabiduría. Pero sería un grave error pensar que un padre y una madre no pueden hacer nada para educar a los hijos en el crecimiento en la gracia de Dios. Crecer en edad, crecer en sabiduría, crecer en gracia: éste es el trabajo que hizo José con Jesús, ayudarle a crecer en estas tres dimensiones, ayudarle a crecer.
Queridos hermanos y hermanas, la misión de san José es ciertamente única e irrepetible, porque absolutamente único es Jesús. Y, sin embargo, al custodiar a Jesús, educándolo en el crecimiento en edad, sabiduría y gracia, él es modelo para todo educador, en especial para todo padre. San José es el modelo del educador y del papá, del padre. Encomiendo, por lo tanto, a su protección a todos los padres, a los sacerdotes —que son padres—, y a quienes tienen una tarea educativa en la Iglesia y en la sociedad. De modo especial, quiero saludar hoy, día del padre, a todos los padres, a todos los papás: os saludo de corazón. Veamos: ¿hay algunos padres en la plaza? ¡Levanten la mano los papás! ¡Pero cuántos papás! ¡Felicidades, felicidades en vuestro día! Pido para vosotros la gracia de estar siempre muy cerca de vuestros hijos, ayudándoles a crecer, pero cercanos, cercanos. Ellos necesitan de vosotros, de vuestra presencia, de vuestra cercanía, de vuestro amor. Sed para ellos como san José: custodios de su crecimiento en edad, sabiduría y gracia. Custodios de su camino; educadores, y caminad con ellos. Y con esta cercanía seréis auténticos educadores. Gracias por todo lo que hacéis por vuestros hijos: gracias. A vosotros, muchas felicidades y feliz fiesta del padre a todos los papás que están aquí, a todos los padres. Que san José os bendiga y os acompañe. Y algunos de nosotros hemos perdido al papá, se marchó, el Señor lo llamó; muchos de los que están en la plaza no tienen papá. Podemos rezar por todos los padres del mundo, por los papás vivos y también por los difuntos y por los nuestros, y podemos hacerlo juntos, cada uno recordando a su padre, si está vivo o si está muerto. Y recemos al gran Papá de todos nosotros, el Padre. Un «Padrenuestro» por nuestros padres: Padrenuestro...
¡Y muchas felicidades a los papás!

Del Catecismo de la Iglesia Católica
437 El ángel anunció a los pastores el nacimiento de Jesús como el del Mesías prometido a Israel: "Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor" (Lc 2, 11). Desde el principio él es "a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo"(Jn 10, 36), concebido como "santo" (Lc 1, 35) en el seno virginal de María. José fue llamado por Dios para "tomar consigo a María su esposa" encinta "del que fue engendrado en ella por el Espíritu Santo" (Mt 1, 20) para que Jesús "llamado Cristo" nazca de la esposa de José en la descendencia mesiánica de David (Mt 1, 16; cf. Rm 1, 3; 2Tm 2, 8; Ap 22, 16).

Se dice Credo.

Oración de los fieles
Oremos a Dios Padre, por la intercesión de san José, a quien puso al frente del hogar de su Hijo, en Nazaret.
- Por la Iglesia, la gran familia de los hijos de Dios. Roguemos al Señor.
- Por los gobernantes, responsables de la institución familiar y de la convivencia de todos los ciudadanos. Roguemos al Señor.
- Por todos los hogares del mundo, en especial por los hogares cristianos y por los padres de familia que han de ser ejemplo de fe y santidad para sus hijos. Roguemos al Señor.
- Por los enfermos y los agonizantes, por los que se sienten angustiados. Roguemos al Señor.
Si hoy se celebra el día del seminario:
- Por los seminaristas que se preparan para recibir el ministerio presbiteral, que descubran pronto, como Jesús, que están llamados a ocuparse solamente de las cosas del Padre. Roguemos al Señor.
- Por los que colaboran en la formación de los futuros ministros de la Iglesia. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, llamados a vivir en la oscuridad y a la luz de la fe, que contemplamos el ejemplo luminoso de san José, cuya vida estuvo escondida con Cristo en Dios. Roguemos al Señor.
Dios, Padre bueno, que encomendaste a san José el cuidado de Jesús y María: haz que siga cuidando de tu familia en la tierra para que lleguemos a heredar tus promesas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que, así como san José se entregó con piadoso afecto a servir a tu Unigénito, nacido de la Virgen María, merezcamos, también nosotros, servir a tu altar con un corazón puro. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Quaesumus, Dómine, ut, sicut beátus Ioseph Unigénito tuo, nato de María Vírgine, pia devotióne desérviit, ita et nos mundo corde tuis altáribus mereámur ministráre. Per Christum.

PREFACIO DE SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
LA MISIÓN DE SAN JOSÉ
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la solemnidad de san José.
Porque él es el hombre justo que diste por esposo a la Virgen Madre de Dios; el servidor fiel y prudente que pusiste al frente de tu familia para que, haciendo las veces de padre, cuidara a tu Unigénito, concebido por obra del Espíritu Santo, Jesucristo, Señor nuestro.
Por él, los ángeles alaban tu gloria, te adoran las dominaciones y tiemblan las potestades, los cielos, sus virtudes y los santos serafines te celebran unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: Et te in sollemnitáte beáti Ioseph débitis magnificáre praecóniis, benedícere et praedicáre.
Qui et vir iustus, a te Deíparae Vírgini Sponsus est datus, et fidélis servus ac prudens, super Famíliam tuam est constitútus, ut Unigénitum tuum, Sancti Spíritus obumbratióne concéptum, patérna vice custodíret, Iesum Christum Dóminum nostrum.
Per quem maiestátem tuam laudant Angeli, adórant Dominatiónes, tremunt Potestátes. Caeli caelorúmque Virtútes, ac beáta Séraphim, sócia exsultatióne concélebrant. Cum quibus et nostras voces ut admítti iúbeas, deprecámur, súpplici confessióne dicéntes:
Santo, Santo, Santo...


Antífona de comunión Mt 25, 21
Siervo bueno y fiel: entra en el gozo de tu Señor.
Euge, serve bone et fidélis: intra in gáudium Dómini tui.

Oración después de la comunión
Defiende, Señor, con tu protección continua a tu familia, alegre por la solemnidad de san José, y, al saciarla con el alimento de este altar, conserva con bondad tus dones en ella. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Famíliam tuam, quaesumus, Dómine, quam de beáti Ioseph sollemnitáte laetántem ex huius altáris alimónia satiásti, perpétua protectióne defénde, et tua in ea propitiátus dona custódi. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 20 de marzo

1. Conmemoración de san Arquipo, compañero del apóstol san Pablo, que le recuerda en las cartas a Filemón y a los Colosenses. (s. I)
2. En Antioquía de Siria, en la actual Turquía, santos Pablo, Cirilo y otros, mártires. (s. inc)
3. En Metz, lugar de la Galia Bélgica, hoy Francia, san Urbicio, obispo. (c. 450)
4*. En Braga, ciudad de Portugal, san Martín, obispo, oriundo de Panonia, conocido por el sobrenombre de "Dumiense" por haber regido primero la sede de Dumio, desde la cual pasó después a la de Braga, donde con su celo y predicación, abandonaron los suevos de esa diócesis la herejía arriana y abrazaron la fe católica. (c. 579)
5. En la isla de Farne, en Northumbria, actual Inglaterra, tránsito de san Cutberto, obispo de Lindisfarne, que en su ministerio pastoral se distinguió por la diligencia que antes había demostrado en el monasterio y en el eremo, y armonizó pacíficamente las austeridades y género de vida de los celtas con las costumbres romanas. (687)
6. En el monasterio de Fontenelle, en Neustria, hoy Francia, sepultura de san Vulframno, quien, siendo monje, fue elegido obispo de Sens y se dedicó a evangelizar a los frisios. Finalmente, vuelto al citado monasterio, descansó allí en la paz del Señor. (c. 700)
7. Conmemoración de san Nicetas, obispo de Apolonia, en Macedonia, actual Albania, que, por dar culto a las santas imágenes, fue enviado al exilio por el emperador León el Armenio. (733)
8. En la laura de San Sabas, en Palestina, martirio de veinte santos monjes, afixiados con humo en la iglesia de la Madre de Dios por los sarracenos, que habían asaltado el monasterio. (797)
9*. En Siena, ciudad de Toscana, en Italia, beato Ambrosio Sansedonio, presbítero de la Orden de Predicadores, que fue discípulo de san Alberto Magno, y aunque eximio en doctrina y predicación, se mostró al mismo tiempo sencillo para con todos. (1287)
10. En Praga, en Bohemia, hoy Chequia, san Juan Nepomuceno, presbítero y mártir, que por defender la Iglesia sufrió muchas injurias por parte del rey Venceslao IV, y sometido a tormentos y torturas, todavía con vida fue arrojado al río Moldava. (1393)
11*. En Mantua, en la región italiana de Lombardía, beato Bautista Spagnoli, presbítero de la Orden de los Carmelitas, que fomentó la paz entre los príncipes y reformó la misma Orden, de la que fue nombrado prepósito por el papa León X. (1516)
12*. En Florencia, ciudad de Toscana, también en Italia, beato Hipólito Galantini, fundador de la Asociación de la Doctrina Cristiana de san Francisco de Asís, que realizó una destacadísima labor en la instrucción catequética de los niños y de la gente sencilla. (1619)
13*. En Ernée, en la región de Mayenne, en Francia, beata Juana Véron, virgen y mártir, que se entregó al cuidado de los niños y los enfermos, y que, por haber ocultado de los perseguidores a sacerdotes durante la Revolución Francesa, fue muerta a espada. (1794)
14*. En Tarragona, en España, beato Francisco de Jesús, María y José Palau y Quer, presbítero de la Orden de los Carmelitas Descalzos, que en el ministerio soportó graves vejaciones y, acusado falsamente, fue relegado a la isla de Ibiza y abandonado por todos. (1872)
15. En Bilbao, ciudad del País Vasco, en España, santa María Josefa del Corazón de Jesús Sancho de Guerra, virgen, que fundó la Congregación de Hermanas Siervas de Jesús de la Caridad, a las que formó especialmente para el cuidado de los enfermos y de los pobres. (1912)
16*. En Lviv, en Ucrania, san José Bilczewski, obispo, que se dedicó con gran caridad a la edificación de las costumbres y a la instrucción del clero y del pueblo de rito latino, y en el atroz tiempo de guerra que asoló aquella región hizo cuanto estaba en su mano para ayudar a los pobres y necesitados. (1923) Canonizado en 2005.

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