Entrada destacada

Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

lunes, 14 de febrero de 2022

Lunes 21 marzo 2022, Lunes de la III semana de Cuaresma, feria.

SOBRE LITURGIA

PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL

Biblioteca del Palacio Apostólico. Miércoles, 20 de mayo de 2020

Catequesis: 3. El misterio de la creación

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Continuamos nuestra catequesis sobre la oración, meditando sobre el misterio de la Creación. La vida, el simple hecho de existir, abre el corazón del ser humano a la oración.

La primera página de la Biblia se parece a un gran himno de acción de gracias. El relato de la Creación está ritmado por ritornelos donde se reafirma continuamente la bondad y la belleza de todo lo que existe. Dios, con su palabra, llama a la vida, y todas las cosas entran en la existencia. Con la palabra, separa la luz de las tinieblas, alterna el día y la noche, intervala las estaciones, abre una paleta de colores con la variedad de las plantas y de los animales. En este bosque desbordante que rápidamente derrota al caos, el hombre aparece en último lugar. Y esta aparición provoca un exceso de exultación que amplifica la satisfacción y el gozo: «Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien» (Gn 1,31). Bueno, pero también bello: se ve la belleza de toda la Creación.

La belleza y el misterio de la Creación generan en el corazón del hombre el primer movimiento que suscita la oración (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2566). Así dice el Salmo octavo que hemos escuchado al principio: «Al ver tu cielo, hechura de tus dedos, la luna y las estrellas que fijaste tú, ¿qué es el hombre para que de él te acuerdes, el hijo de Adán, para que de él te cuides?» (vv. 4-5). El hombre orante contempla el misterio de la existencia a su alrededor, ve el cielo estrellado que lo cubre —que los astrofísicos nos muestran hoy en día en toda su inmensidad— y se pregunta qué diseño de amor debe haber detrás de una obra tan poderosa... Y, en esta inmensidad ilimitada ¿qué es el hombre? “Qué poco”, dice otro salmo (cf. 89,48): un ser que nace, un ser que muere, una criatura fragilísima. Y, sin embargo, en todo el universo, el ser humano es la única criatura consciente de tal profusión de belleza. Un ser pequeño que nace, muere, hoy está y mañana ya no, es el único consciente de esta belleza. ¡Nosotros somos conscientes de esta belleza!.

La oración del hombre está estrechamente ligada al sentimiento de asombro. La grandeza del hombre es infinitesimal cuando se compara con las dimensiones del universo. Sus conquistas más grandes parecen poca cosa... Pero el hombre no es nada. En la oración, se afirma rotundamente un sentimiento de misericordia. Nada existe por casualidad: el secreto del universo reside en una mirada benévola que alguien cruza con nuestros ojos. El Salmo afirma que somos poco menos que un Dios, que estamos coronados de gloria y de esplendor (cf. 8,6). La relación con Dios es la grandeza del hombre: su entronización. Por naturaleza no somos casi nada, pequeños, pero por vocación, por llamada, ¡somos los hijos del gran Rey!

Esta es una experiencia que muchos de nosotros ha tenido. Si la trama de la vida, con todas sus amarguras, corre a veces el riesgo de ahogar en nosotros el don de la oración, basta con contemplar un cielo estrellado, una puesta de sol, una flor..., para reavivar la chispa de la acción de gracias. Esta experiencia es quizás la base de la primera página de la Biblia.

Cuando se escribió el gran relato bíblico de la Creación, el pueblo de Israel no estaba atravesando días felices. Una potencia enemiga había ocupado su tierra; muchos habían sido deportados, y se encontraban ahora esclavizados en Mesopotamia. No había patria, ni templo, ni vida social y religiosa, nada.

Y sin embargo, partiendo precisamente de la gran historia de la Creación, alguien comenzó a encontrar motivos para dar gracias, para alabar a Dios por la existencia. La oración es la primera fuerza de la esperanza. Tú rezas y la esperanza crece, avanza. Yo diría que la oración abre la puerta a la esperanza. La esperanza está ahí, pero con mi oración le abro la puerta. Porque los hombres de oración custodian las verdades basilares; son los que repiten, primero a sí mismos y luego a todos los demás, que esta vida, a pesar de todas sus fatigas y pruebas, a pesar de sus días difíciles, está llena de una gracia por la que maravillarse. Y como tal, siempre debe ser defendida y protegida.

Los hombres y las mujeres que rezan saben que la esperanza es más fuerte que el desánimo. Creen que el amor es más fuerte que la muerte, y que sin duda un día triunfará , aunque en tiempos y formas que nosotros no conocemos. Los hombres y mujeres de oración llevan en sus rostros destellos de luz: porque incluso en los días más oscuros el sol no deja de iluminarlos. La oración te ilumina: te ilumina el alma, te ilumina el corazón y te ilumina el rostro. Incluso en los tiempos más oscuros, incluso en los tiempos de dolor más grande.

Todos somos portadores de alegría. ¿Lo habiaís pensado? ¿Qué eres un portador de alegría? ¿O prefieres llevar malas noticias, cosas que entristecen? Todos somos capaces de portar alegría. Esta vida es el regalo que Dios nos ha dado: y es demasiado corta para consumirla en la tristeza, en la amargura. Alabemos a Dios, contentos simplemente de existir. Miremos el universo, miremos sus bellezas y miremos también nuestras cruces y digamos: “Pero, tú existes, tú nos hiciste así, para ti”. Es necesario sentir esa inquietud del corazón que lleva a dar gracias y a alabar a Dios. Somos los hijos del gran Rey, del Creador, capaces de leer su firma en toda la creación; esa creación que hoy nosotros custodiamos, pero en esa creación está la firma de Dios que lo hizo por amor. Qué el Señor haga que lo entendamos cada vez más profundamente y nos lleve a decir “gracias”: y ese “gracias” es una hermosa oración.

CALENDARIO

21 LUNES DE LA III SEMANA DE CUARESMA, feria

Misa
de feria (morado).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Cuaresma.
LECC.: vol. II.
La Cuaresma: Desconfiar de los privilegios y abrirse a la universalidad de la salvación.
- 2 Re 5, 1-15a. Muchos leprosos había en Israel, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el Sirio.
- Sal 41. R. Mi alma tiene sed del Dios vivo; ¿cuándo veré el rostro de Dios?
- Lc 4, 24-30. Jesús, al igual que Elías y Eliseo, no fue enviado solo a los judíos.

Liturgia de las Horas: oficio de feria.

Martirologio: elogs. del 22 de marzo, pág. 217.
CALENDARIOS: Benedictinos y O. Cist.: Tránsito de san Benito, abad (F). OCSO: (conm.).
Mallorca: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Sebastián Taltavull Anglada, obispo (2009).

TEXTOS MISA

Lunes de la III Semana de Cuaresma.


Antífona de entrada Sal 83, 3
Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo.
Concupíscit et déficit ánima mea in átria Dómini. Cor meum et caro mea exsultavérunt in Deum vivum.

Oración colecta
Señor, purifica y protege a tu Iglesia con misericordia continua y, pues sin tu ayuda no puede mantenerse incólume, que tu protección la dirija y la sostenga siempre. Por nuestro Señor Jesucristo.
Ecclésiam tuam, Dómine, miserátio continuáta mundet et múniat, et quia sine te non potest salva consístere, tuo semper múnere gubernétur. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Lunes de la III semana de Cuaresma (Lec. II).

PRIMERA LECTURA 2 Re 5, 1-15a
Muchos leprosos había en Israel, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el Sirio

Lectura del segundo libro de los Reyes.

En aquellos días, Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, era hombre notable y muy estimado por su señor, pues por su medio el Señor había concedido la victoria a Siria. Pero, siendo un gran militar, era leproso.
Unas bandas de arameos habían hecho una incursión trayendo de la tierra de Israel a una muchacha, que pasó al servicio de la mujer de Naamán. Dijo ella a su señora:
«Ah, si mi señor pudiera presentarse ante el profeta que hay en Samaría. Él lo curaría de su lepra».
Fue (Naamán) y se lo comunicó a su señor diciendo:
«Esto y esto ha dicho la muchacha de la tierra de Israel». Y el rey de Siria contestó:
«Vete, que yo enviaré una carta al rey de Israel».
Entonces tomó en su mano diez talentos de plata, seis mil siclos de oro, diez vestidos nuevos y una carta al rey de Israel que decía:
«Al llegarte esta carta, sabrás que te envío a mi siervo Naamán para que lo cures de su lepra».
Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras, diciendo:
«Soy yo Dios para repartir vida y muerte? Pues me encarga nada menos que curar a un hombre de su lepra. Daos cuenta y veréis que está buscando querella contra mí».
Eliseo, el hombre de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras y mandó a que le dijeran:
«Por qué has rasgado tus vestiduras? Que venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel».
Llegó Naamán con sus carros y caballos y se detuvo a la entrada de la casa de Eliseo. Envió este un mensajero a decirle:
«Ve y lávate siete veces en el Jordán. Tu carne renacerá y quedarás limpio».
Naamán se puso furioso y se marchó diciendo:
«Yo me había dicho: “Saldrá seguramente a mi encuentro, se detendrá, invocará el nombre de su Dios, frotará con su mano mi parte enferma y sanaré de la lepra”. El Abaná y el Farfar, los ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Podría bañarme en ellos y quedar limpio». Dándose la vuelta, se marchó furioso. Sus servidores se le acercaron para decirle:
«Padre mío, si el profeta te hubiese mandado una cosa difícil, ¿no lo habrías hecho? ¡Cuánto más si te ha dicho: “Lávate y quedarás limpio”!».
Bajó, pues, y se bañó en el Jordán siete veces, conforme a la palabra del hombre de Dios. Y su carne volvió a ser como la de un niño pequeño: quedó limpio.
Naamán y toda su comitiva regresaron al lugar donde se encontraba e! hombre de Dios. Al llegar, se detuvo ante él exclamando:
«Ahora conozco que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 41, 2. 3; 42, 3. 4 (R.: cf. 41, 3)
R. 
Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿cuándo veré el rostro de Dios?
Sitívit ánima mea ad Deum vivum; quando apparébo ante fáciem Dei?

V. Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío.
R. Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿cuándo veré el rostro de Dios?
Sitívit ánima mea ad Deum vivum; quando apparébo ante fáciem Dei?

V. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
R. Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿cuándo veré el rostro de Dios?
Sitívit ánima mea ad Deum vivum; quando apparébo ante fáciem Dei?

V. Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.
R. Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿cuándo veré el rostro de Dios?
Sitívit ánima mea ad Deum vivum; quando apparébo ante fáciem Dei?

V. Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío.
R. Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿cuándo veré el rostro de Dios?
Sitívit ánima mea ad Deum vivum; quando apparébo ante fáciem Dei?

Versículo antes del Evangelio Cf. Sal 129, 5. 7bc
Espero en el Señor, espero en su palabra; porque de él viene la misericordia, la redención copiosa.
Spero in Dóminum, spero in verbum eius; quia apud eum misericórdia et copiósa redémptio.

EVANGELIO Lc 4, 24-30
Jesús, al igual que Elías y Eliseo, no fue enviado solo a los judíos
╬ 
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

Habiendo llegado Jesús a Nazaret, le dijo al pueblo en la sinagoga:
«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naámán, el sirio».
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Ángelus 3-febrero-2019
Este Evangelio nos muestra que el ministerio público de Jesús comienza con un rechazo y con una amenaza de muerte, paradójicamente por parte de sus paisanos. Jesús, al vivir la misión que el Padre le confió, sabe que debe enfrentar la fatiga, el rechazo, la persecución y la derrota. Un precio que, ayer como hoy, la auténtica profecía está llamada a pagar. El duro rechazo, sin embargo, no desanima a Jesús, ni detiene el camino ni la fecundidad de su acción profética. El sigue adelante por su camino (cf. Lc 4, 30), confiando en el amor del Padre.

Oración de los fieles
Oremos al Señor, nuestro Dios, para que nos envíe su luz y su verdad.
- Para que la Iglesia permanezca dócil a la escucha de la Palabra de Dios. Roguemos al Señor.
- Para que los hombres sepan descubrir el poder de salvación de Dios en los signos sacramentales de la Iglesia. Roguemos al Señor.
- Para que los cristianos todos vivan con coherencia su bautismo. Roguemos al Señor.
- Para que en esta Cuaresma nosotros sepamos acoger con sincera voluntad de conversión la Palabra de Dios que cada día nos interpela. Roguemos al Señor
Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, en quien reconocemos tu verdadero rostro. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas
Lleva a plenitud, Señor, las ofrendas de tus siervos, haciéndolas para nosotros sacramento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Munus quod tibi, Dómine, nostrae servitútis offérimus, tu salutáre nobis pérfice sacraméntum. Per Christum.

PREFACIO I DE CUARESMA
SIGNIFICACIÓN ESPIRITUAL DE LA CUARESMA
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Por él concedes a tus fieles anhelar, año tras año, con el gozo de habernos purificado, los sacramentos pascuales, para que, dedicados con mayor entrega a la oración y a la caridad fraterna, por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Quia fidélibus tuis dignánter concédis quotánnis paschália sacraménta in gáudio purificátis méntibus exspectáre: ut, pietátis offícia et ópera caritátis propénsius exsequéntes, frequentatióne mysteriórum, quibus renáti sunt, ad grátiae filiórum plenitúdinem perducántur.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:

Santo, santo Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA II.

Antífona de comunión Sal 116, 1. 2

Alabad al Señor todas las naciones, firme es su misericordia con nosotros.
Laudáte Dóminum, omnes gentes, quóniam confirmáta est super nos misericórdia eius.

Oración después de la comunión
Que la comunión en tu sacramento, Señor, nos purifique de nuestras culpas y nos conceda la unidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Tui nobis, quaesumus, Dómine, commúnio sacraménti et purificatiónem cónferat, et tríbuat unitátem. Per Christum.

Oración sobre el pueblo
Se puede añadir ad Iibitum
V. 
El Señor esté con vosotros. R.
V. 
Inclinaos para recibir la bendición.
Señor, protege con tu mano poderosa a este pueblo suplicante; dígnate purificarlo y orientarlo con el consuelo presente, para que tienda sin cesar hacia los bienes futuros. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Tueátur, quaesumus, Dómine, déxtera tua pópulum deprecántem, et purificátum dignánter erúdiat, ut consolatióne praesénti ad futúra bona profíciat. Per Christum.
V. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo +, y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y os acompañe siempre. R.

MARTIROLOGIO

Elogios del 22 de marzo

1. Conmemoración de san Epafrodito, a quien el apóstol san Pablo llama hermano, cooperador y compañero en los combates. (s. I)
2. En Narbona, al sur de la Galia, hoy Francia, en la vía Domitia, fuera de la ciudad, sepultura de san Pablo, obispo y mártir. (s. III)
3. En Galacia, en la actual Turquía, santos Calinico y Basilisa, mártires. (s. inc.)
4. En Ankara, también en Galacia, san Basilio, presbítero y mártir, que durante todo el mandato del emperador Constancio se opuso enérgicamente a los arrianos, y después, bajo el emperador Juliano, por haber rogado públicamente a Dios que ningún cristiano se apartase de la fe, fue apresado y conducido al prefecto de la provincia y, tras numerosos tormentos, consumó su martirio. (362)
5. Conmemoración de santa Lea, viuda romana, cuyas virtudes y cuya muerte recibieron las alabanzas de san Jerónimo. (c. 383)
6. En Osimo, en el Piceno, actual región de Las Marcas, en Italia, san Bienvenido Scotivoli, obispo, que, elegido por el papa Urbano IV para esta sede, promovió la paz entre los ciudadanos y, según el espíritu de los Hermanos Menores, quiso morir sobre tierra desnuda. (1282)
7. En Londres, en Inglaterra, san Nicolás Owen, religioso de la orden de la Compañía de Jesús y mártir, que durante muchos años creó refugios para acogida de sacerdotes, a causa de lo cual, bajo el reinado de Jacobo I, fue encarcelado y cruelmente torturado en el potro hasta exhalar el espíritu, confesando gloriosamente a Cristo Señor. (1606)
8*. En Angers, en Francia, beato Francisco Chartier, presbítero y mártir, que durante la Revolución Francesa fue guillotinado por ser sacerdote. (1794)
9. Conmemoración de san Agustín Zhao Rong, presbítero y mártir, que en la provincia de Sichuan, en China, en tiempo de persecución fue encerrado en una cárcel por su condición de cristiano, y allí encontró la muerte en un día no precisado de primavera. Su memoria se celebra el día nueve de julio. (1815)
10*. En el campo de concentración de Stutthof, cerca de Gdansk, en Polonia, beatos Mariano Górecki y Bronislao Komorowski, presbíteros y mártires, que fueron fusilados durante la ocupación militar de su patria por los seguidores de doctrinas hostiles a la religión. (1940)
- Beato Clemens August Graf von Galen (Alemania 1878-1946) Obispo de Münster (Cardenal desde 1933).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No publico comentarios anónimos.