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jueves, 30 de diciembre de 2021

Jueves 3 febrero 2022, Jueves de la IV semana del Tiempo Ordinario, feria o san Blas, obispo y mártir,, memoria libre o san Oscar, obispo, memoria libre.

SOBRE LITURGIA

BENEDICTO XVI
AUDIENCIA GENERAL

Castelgandolfo. Miércoles 8 de agosto de 2012

Vida de oración de santo Domingo de Guzmán

Queridos hermanos y hermanas:

La Iglesia celebra hoy la memoria de santo Domingo de Guzmán, sacerdote y fundador de la Orden de Predicadores, llamados dominicos. En una catequesis anterior ya ilustré esta insigne figura y la contribución fundamental que aportó a la renovación de la Iglesia de su tiempo. Hoy, quiero poner de relieve un aspecto esencial de su espiritualidad: su vida de oración. Santo Domingo fue un hombre de oración. Enamorado de Dios, no tuvo otra aspiración que la salvación de las almas, especialmente de las que habían caído en las redes de las herejías de su tiempo; imitador de Cristo, encarnó radicalmente los tres consejos evangélicos uniendo a la proclamación de la Palabra el testimonio de una vida pobre; bajo la guía del Espíritu Santo progresó en el camino de la perfección cristiana. En todo momento la oración fue la fuerza que renovó e hizo cada vez más fecundas sus obras apostólicas.

El beato Jordán de Sajonia, fallecido en 1237, su sucesor en el gobierno de la Orden, escribió: «Durante el día nadie se mostraba más sociable que él... Viceversa, de noche, nadie era más asiduo que él en velar en oración. El día lo dedicaba al prójimo, pero la noche la entregaba a Dios» (P. Filippini, Santo Domingo visto por sus contemporáneos, Bolonia 1982, p. 133). En santo Domingo podemos ver un ejemplo de integración armoniosa entre contemplación de los misterios divinos y actividad apostólica. Según los testimonios de las personas más cercanas a él, «hablaba siempre con Dios o de Dios». Esta observación indica su comunión profunda con el Señor y, al mismo tiempo, el compromiso constante de llevar a los demás a esta comunión con Dios. No dejó escritos sobre la oración, pero la tradición dominicana recogió y transmitió su experiencia viva en una obra titulada: Los nueve modos de orar de santo Domingo. Este libro, compuesto entre 1260 y 1288 por un fraile dominico, nos ayuda a comprender algo de la vida interior del Santo y nos ayuda también a nosotros, con todas las diferencias, a aprender algo sobre cómo rezar.

Son, por tanto, nueve los modos de orar según santo Domingo, y cada uno de estos, que realizaba siempre ante Jesús crucificado, expresa una actitud corporal y una espiritual que, íntimamente compenetradas, favorecen el recogimiento y el fervor. Los primeros siete modos siguen una línea ascendente, como pasos de un camino, hacia la comunión con Dios, con la Trinidad: santo Domingo reza de pie inclinado para expresar humildad, postrado en tierra para pedir perdón por los propios pecados, de rodillas haciendo penitencia para participar en los sufrimientos del Señor, con los brazos abiertos mirando fijamente al Crucificado para contemplar al Sumo Amor, con la mirada hacia el cielo sintiéndose atraído al mundo de Dios. Por lo tanto, son tres modos: de pie, de rodillas y postrado en tierra; pero siempre con la mirada dirigida al Señor crucificado. Los dos últimos modos, sobre los que quiero reflexionar brevemente, corresponden, en cambio, a dos prácticas de piedad vividas habitualmente por el Santo. Ante todo, la meditación personal, donde la oración adquiere una dimensión aún más íntima, fervorosa y tranquilizadora. Al final del rezo de la Liturgia de las Horas, y después de la celebración de la misa, santo Domingo prolongaba el coloquio con Dios, sin ponerse límites de tiempo. Sentado tranquilamente, se recogía en sí mismo en actitud de escucha, leyendo un libro o fijando la mirada en el Crucificado. Vivía tan intensamente estos momentos de relación con Dios que también exteriormente se podían percibir sus reacciones de alegría o de llanto. Por tanto, asimiló en sí, meditando, las realidades de la fe. Los testigos cuentan que, a veces, entraba en una especie de éxtasis con el rostro transfigurado, pero inmediatamente después retomaba humildemente sus actividades cotidianas con la nueva fuerza que viene de lo Alto. Luego, la oración durante los viajes entre un convento y otro; recitaba con los compañeros las Laudes, la Hora media y las Vísperas y, atravesando los valles o las colinas, contemplaba la belleza de la creación. Entonces brotaba de su corazón un canto de alabanza y de acción de gracias a Dios por tantos dones, sobre todo por la maravilla más grande: la redención realizada por Cristo.

Queridos amigos, santo Domingo nos recuerda que en el origen del testimonio de la fe, que todo cristiano debe dar en la familia, en el trabajo, en el compromiso social y también en los momentos de distensión, está la oración, el contacto personal con Dios. Sólo esta relación real con Dios nos da la fuerza para vivir intensamente cada acontecimiento, especialmente los momentos de mayor sufrimiento. Este santo nos recuerda también la importancia de las posturas exteriores en nuestra oración. Arrodillarse, estar de pie ante el Señor, fijar la mirada en el Crucificado, detenerse y recogerse en silencio, no son secundarios, sino que nos ayudan a ponernos interiormente, con toda la persona, en relación con Dios. Quiero llamar una vez más la atención sobre la necesidad para nuestra vida espiritual de encontrar diariamente momentos para rezar con tranquilidad; debemos tomarnos este tiempo especialmente en las vacaciones, dedicar un poco de tiempo a hablar con Dios. Será un modo también para ayudar a quien está cerca de nosotros a entrar en el rayo luminoso de la presencia de Dios, que trae la paz y el amor que todos necesitamos. Gracias

CALENDARIO

3 JUEVES DE LA IV SEMANA DEL T. ORDINARIO, feria o SAN BLAS, obispo y mártir, memoria libre o SAN ÓSCAR, obispo, memoria libre

Misa
de feria (verde) o de la memoria de san Blas (rojo) o de la memoria de san Óscar (blanco).
MISAL: para la feria cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5) / para la memoria de san Blas 1.ª orac. prop. y el resto del común de mártires (para un mártir) o de pastores (para un obispo), o de un domingo del T.O. / para la memoria de san Óscar 1.ª orac. prop. y el resto del común de pastores (para misioneros) u obispos, o de un domingo del T.O.; Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. III-par.
- 1 Re 2, 1-4. 10-12.
Yo emprendo el camino de todos. Ten valor, Salomón, y sé hombre.
- Salmo: 1 Crón 29, 10-12. R. Tú eres Señor del universo. 
- Mc 6, 7-13. Los fue enviando. 
o bien: cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas:
oficio de feria o de una de las memorias.

Martirologio: elogs. del 4 de febrero, pág. 146.
CALENDARIOS: Religiosas de Jesús y María: Santa Claudina Thevenet, religiosa (S).
Segorbe-Castellón: Castellón-ciudad: San Blas (F).
HH. de la Presentación de María: Beata María Ana Rivier, religiosa (F).
Agustinos: Beato Esteban Bellesini, presbítero (MO).
Mínimos: San Nicolás de Longobardi, religioso (MO).
Servitas: Beato Joaquín de Siena, religioso (MO).
Palencia: San Julián, obispo (ML).
Dominicos: Beato Pedro de Ruffía, presbítero y mártir, o beato Antonio Pavoni, presbítero y mártir, o beato Bartolomé Cerveri, presbítero y mártir (ML).
Paúles e Hijas de la Caridad: Beata Josefina Nicoli, virgen (ML).
Orden Premonstratense: Difuntos de la Orden, familiares y bienhechores.
Almería: Aniversario de la muerte de Mons. Rosendo Álvarez Gastón, obispo, emérito (2014).

TEXTOS MISA

Misa de la feria:
 del IV Domingo del T. Ordinario (o de otro Domingo del T. Ordinario).

Memoria de san Blas:

3 de febrero
San Blas, obispo y mártir

La oración colecta es propia. El resto está tomado del común de mártires: I. Fuera del Tiempo Pascual. B. Para un mártir 2.

Antífona de entrada

Este es un verdadero mártir que derramó su sangre por el nombre de Cristo, no temió las amenazas de los jueces y así alcanzó el reino de los cielos.
Hic est vere martyr, qui pro Christi nómine sánguinem suum fudit, qui minas iúdicum non tímuit, sed ad caeléstia regna pervénit.
O bien: Fl 3, 8. 10
Todo lo considero pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte.
Omnia detriméntum fecit ad cognoscéndum Christum, et communiónem passiónum illíus, confórmans se morti eius.

Monición de entrada
Conmemoramos hay a san Blas, obispo de Sebaste, en la antigua Armenia, hoy Turquía, que siguiendo las huellas de Cristo, Buen Pastor, entregó la vida por sus ovejas y fue martirizado durante la persecución del emperador romano Licinio a comienzos del siglo IV.

Oración colecta
Escucha, Señor, a tu pueblo suplicante y, por la protección de tu mártir san Blas, concédenos gozar de paz en la vida presente y encontrar ayuda para la eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
Exáudi, Dómine, pópulum tuum, cum beáti Blásii mártyris patrocínio supplicántem, ut et temporális vitae nos tríbuas pace gaudére, et aetérnae reperíre subsídium. Per Dóminum.

Memoria de san Oscar:
3 de febrero
San Óscar, obispo

La oración colecta es propia. El resto está tomado del común de pastores: V. Para misioneros 1.

Antífona de entrada

Estos son los varones santos, amigos de Dios, insignes en la predicación de la verdad divina.
Isti sunt viri sancti facti amíci Dei, divínae veritátis praecónio gloriósi.
O bien: Sal 17, 50; 21, 23
Te daré gracias entre las naciones, Señor; contaré tu fama a mis hermanos.
Confitébor tibi in pópulis, Dómine, et narrábo nomen tuum frátribus mei.

Monición de entrada
Conmemoramos hoy a san Oscar, obispo de Hamburgo y después también de Brema, en Sajonia, actual Alemania. Nació en Francia. Siendo monje del monasterio de Corbie, donde había sido educado, fue designado por el papa Gregorio IV como legado para todas las tierras del norte de Europa. Anunció el Evangelio a grandes multitudes de Dinamarca y Suecia, consolidó allí la Iglesia de Cristo y, después de superar muchas dificultades, desgastado por sus trabajos murió en Brema, el año 865.

Oración colecta
Oh, Dios, que has querido enviar al obispo san Óscar para iluminar a numerosos pueblos, concédenos, por su intercesión, caminar siempre en la luz de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui ad multas illuminándas gentes beátum Ansgárium epíscopum míttere voluísti, eius nobis intercessióne concéde, ut in tuae veritátis luce iúgiter ambulémus. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Jueves de la IV semana del Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA 1 Re 2, 1-4. 10-12
Yo emprendo el camino de todos. Ten valor, Salomón, y sé hombre
Lectura del primer libro de los Reyes.

Se acercaban los días de la muerte de David y este aconsejó a su hijo Salomón:
«Yo emprendo el camino de todos. Ten valor y sé hombre. Guarda lo que el Señor tu Dios manda guardar siguiendo sus caminos, observando sus preceptos, órdenes, instrucciones y sentencias, como está escrito en la ley de Moisés, para que tengas éxito en todo lo que hagas y adondequiera que vayas. El Señor cumplirá así la promesa que hizo diciendo:
“Si tus hijos vigilan sus pasos, caminando fielmente ante mí, con todo su corazón y toda su alma, no te faltará uno de los tuyos sobre el trono de Israel”».
David se durmió con sus padres y lo sepultaron en la Ciudad de David.
Cuarenta años reinó David sobre Israel; siete en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén.
Salomón se sentó en el trono de David su padre y el reino quedó establecido sólidamente en su mano.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial 1 Crón 29, 10be. 11abc. 11d-12a. 12Bcd (R.: 12b)
R. Tú eres Señor del universo.
Tu, Dómine, domináris ómnia.

V. Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.
R. Tú eres Señor del universo.
Tu, Dómine, domináris ómnia.

V. Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra.
R. Tú eres Señor del universo.
Tu, Dómine, domináris ómnia.

V. Tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria.
R. Tú eres Señor del universo.
Tu, Dómine, domináris ómnia.

V. Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.
R. Tú eres Señor del universo.
Tu, Dómine, domináris ómnia.

Aleluya Mc 1, 15
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Está cerca el reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio. R.
Appropinquávit regnum Dei; pænitémini et crédite Evangélio.

EVANGELIO Mc 6, 7-13
Los fue enviando
 Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. y decía:
«Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos».
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Ángelus 15-julio-2018
Este episodio evangélico se refiere también a nosotros, y no solo a los sacerdotes, sino a todos los bautizados, llamados a testimoniar, en los distintos ambientes de vida, el Evangelio de Cristo. Y también para nosotros esta misión es auténtica solo a partir de su centro inmutable que es Jesús. No es una iniciativa de los fieles ni de los grupos y tampoco de las grades asociaciones, sino que es la misión de la Iglesia inseparablemente unida a su Señor. Ningún cristiano anuncia el Evangelio «por sí», sino solo enviado por la Iglesia que ha recibido el mandado de Cristo mismo. Es precisamente el bautismo lo que nos hace misioneros. Un bautizado que no siente la necesidad de anunciar el Evangelio, de anunciar a Jesús, no es un buen cristiano.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario XXI

Oremos a Dios Padre.
- Por el Papa, los obispos y los presbíteros. Roguemos al Señor.
- Por los gobernantes, los jueces y los legisladores. Roguemos al Señor.
- Por todos los que se encuentran en cualquier necesidad. Roguemos al Señor.
- Por nuestra comunidad (parroquia), por nosotros mismos. Roguemos al Señor.
Atiende a nuestras peticiones y concédenos los dones de tu bondad. Por Jesucristo nuestro Señor.

Memoria de san Blas:
Oración sobre las ofrendas
Dios clementísimo, derrama tu bendición sobre estos dones y fortalécenos en la fe que confirmó san N. con el derramamiento de su sangre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Clementíssime Deus, múnera haec tua benedictióne perfúnde et nos in fide confírma, quam beátus N. effúso sánguine asséruit. Per Christum.
O bien:
Te presentamos, Señor, estas ofrendas en la fiesta de tu mártir san N., a quien ninguna tentación pudo separar de la unidad del Cuerpo de Cristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Hóstias tibi, Dómine, pro commemoratióne beáti mártyris tui N. offérimus, quem a Christi córporis unitáte nulla tentátio separávit. Per Christum.

PREFACIO I DE LOS SANTOS MÁRTIRES
SIGNIFICADO Y EJEMPLARIDAD DEL MARTIRIO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque la sangre del glorioso mártir san N., derramada, como la de Cristo, para confesar tu nombre, manifiesta las maravillas de tu poder; pues en su martirio, Señor, has sacado fuerza de lo débil, haciendo de la fragilidad tu propio testimonio; por Cristo, Señor nuestro.
Por eso, con las virtudes del cielo te aclamamos continuamente en la tierra, alabando tu gloria sin cesar:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Quóniam beáti mártyris N. pro confessióne nóminis tui, ad imitatiónem Christi, sanguis effúsus tua mirabília maniféstat, quibus pérficis in fragilitáte virtútem, et vires infírmas ad testimónium róboras, per Christum Dóminum nostrum.
Et ídeo, cum caelórum Virtútibus, in terris te iúgiter celebrámus, maiestáti tuae sine fine clamántes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA III

Antífona de comunión Cf. Jn 15, 1. 5

Yo soy la verdadera vid y vosotros los sarmientos, dice el Señor; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante.
Ego sum vitis vera et vos pálmites, dicit Dóminus; qui manet in me et ego in eo, hic fert fructum multum.
O bien: Cf. Jn 8, 12
El que me sigue no camina en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida, dice el Señor.
Qui séquitur me, non ámbulat in ténebris, sed habébit lumen vitae, dicit Dóminus.

Oración después de la comunión
Renovados por estos santos misterios te rogamos, Señor, que, imitando la admirable fortaleza de san N., merezcamos conseguir el premio eterno a la perseverancia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Sacris, Dómine, recreáti mystériis, quaesumus, ut, miram beáti N. constántiam aemulántes, patiéntiae praemium cónsequi mereámur aetérnum. Per Christum.

Memoria de san Oscar:
Oración sobre las ofrendas
Dios todopoderoso, mira el sacrificio que te ofrecemos en la fiesta de san N., y concede a cuantos celebramos el misterio de la pasión del Señor imitar lo que realizamos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Réspice quas offérimus hóstias, omnípotens Deus, in beáti N. festivitáte, et praesta, ut, qui domínicae passiónis mystéria celebrámus, imitémur quod ágimus. Per Christum.

PREFACIO DE LOS SANTOS PASTORES
LA PRESENCIA DE LOS SANTOS PASTORES EN LA IGLESIA
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque nos concedes la alegría de celebrar hoy la fiesta de san N., fortaleciendo a tu Iglesia con el ejemplo de su vida santa, instruyéndola con su palabra y protegiéndola con su intercesión.
Por eso, con los ángeles y la multitud de los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Quia sic tríbuis Ecclésiam tuam sancti N. festivitáte gaudére, ut eam exémplo piae conversatiónis corróbores, verbo praedicatiónis erúdias, gratáque tibi supplicatióne tueáris.
Et ídeo, cum Angelórum atque Sanctórum turba, hymnum laudis tibi cánimus, sine fine dicéntes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA III

Antífona de la comunión Cf. Ez 34, 15

Yo mismo apacentaré mis ovejas y las haré reposar, dice el Señor.
Ego pascam oves meas, et ego eas accubáre fáciam, dicit Dóminus.
O bien: Cf. Mt 10, 27
Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, dice el Señor, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea
Quod dico vobis in ténebris, dícite in lúmine, dicit Dóminus, et quod in aure audítis, praedicáte super tecta.

Oración después de la comunión
Señor, por la eficacia de este sacramento confirma a tus siervos en la verdadera fe para que la proclamen de palabra y de obra en todas partes, a ejemplo de san N. que, por ella, trabajó y consagró su vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Huius mystérii virtúte, confírma, Dómine, fámulos tuos in fide veritátis, ut eam ubíque ore et ópere confiteántur, pro qua beátus N. laboráre non déstitit et vitam suam impéndit. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del 4 de febrero

1. En Roma, en las catacumbas de la vía Apia, san Eutiquio, mártir, que durante mucho tiempo fue torturado con privación de alimentos y sin poder dormir, para ser arrojado, finalmente, a una profunda cavidad, venciendo, con su fe en Cristo, todas las crueldades del tirano. (s. inc.)
2. En Perge, lugar de Pamfilia, en la actual Turquía, santos Papías, Diodoro y Claudiano, mártires(s. III)
3. En Alejandría de Egipto, pasión de los santos mártires Fileas, obispo de Thmuis, y Filoromo, tribuno militar, quienes, durante la persecución llevada a cabo bajo el emperador Diocleciano, no cedieron a las persuasiones de sus deudos y amigos para que salvaran su vida, y obtuvieron del Señor la palma del martirio al ser decapitados. (s. IV)
4. En Pelusio, también en Egipto, san Isidoro, presbítero, hombre de profunda doctrina, que, despreciando el mundo y las riquezas, trató de imitar la vida de san Juan Bautista en el desierto, para lo que vistió el hábito monástico. (c. 449)
5*. En Châteaudun, cerca de Chartres, en la Galia, hoy Francia, tránsito de san Aventino, obispo, que había ocupado la mencionada sede de Chartres. (c. 511)
6. En Troyes, en la Galia Lugdunense, también en la actual Francia, san Aventino, que fue servidor de san Lupo, obispo. (c. 537)
7. En Maguncia, ciudad de Franconia, en Alemania, san Rabano, apellidado “Mauro”, obispo, que, siendo monje de Fulda, fue elevado a la sede de Maguncia. Docto en ciencia y elocuente en el hablar, nunca dejó de llevar a cabo todo lo que pudiese redundar a mayor gloria de Dios. (856)
8*. En Constantinopla, hoy Estambul, en Turquía, san Nicolás Estudita, monje, que exiliado repetidas veces por defender el culto de las santas imágenes, terminó sus días como abad del monasterio de Estudion. (868)
9. En Sempringham, lugar de Inglaterra, san Gilberto, presbítero, que fundó, con la aprobación del papa Eugenio III, una Orden monástica, en la que impuso una doble disciplina: la Regla de san Benito para las monjas y la de san Agustín para los clérigos. (1189)
10. En Bourges, en Aquitania, actualmente Francia, santa Juana de Valois, que, siendo reina de Francia, al ser declararse nulo su matrimonio con Luis XII, se dedicó a servir a Dios. Cultivó una especial piedad hacia la Santa Cruz y fundó la Orden de la Santísima Anunciación de santa María Virgen. (1505)
11*. En Durham, en Inglaterra, beato Juan Speed, mártir, el cual, por haber auxiliado a unos sacerdotes, alcanzó, durante el reinado de Isabel I, la palma del martirio al ser decapitado. (1594)
12. En Amatrice, población de los Abruzos italianos, san José de Leonessa, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, quien, en Constantinopla, sostuvo en su fe a los cristianos cautivos y sufrió grandes tribulaciones por haber predicado el Evangelio, incluso en el mismo palacio del Sultán. De regreso a su patria, se distinguió por atender a los pobres. (1612)
13. En Oriur, en el reino de Maravá, en la India, san Juan de Brito, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, que, tras convertir a muchos a la fe, imitando la vida y la conducta de los ascetas de aquellas regiones, terminó su vida con un glorioso martirio. (1693)
- Beato Iustus Takayama Ukon (1552- Manila, Filipinas 1615). Japonés, laico, padre de familia, que renunció a su alta posición social y a sus riquezas por amor a Cristo y que a causa de los maltratos que sufrió en su patria, por quienes odiaban su fe, murió en el exilio en 1615.

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