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Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

miércoles, 17 de agosto de 2022

Miércoles 21 septiembre 2022, San Mateo, apóstol y evangelista, fiesta.

SOBRE LITURGIA

CELEBRACIÓN DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

Basílica de San Juan de Letrán. Jueves 2 de junio de 1983

1. «Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he trasmitido» (1 Cor 11, 231.

El testimonio de Pablo, que acabamos de escuchar, es el testimonio de los otros Apóstoles: transmitieron lo que habían recibido. Y como ellos, también sus sucesores han continuado transmitiendo fielmente lo que recibieron. De generación en generación, de siglo en siglo, sin solución de continuidad, hasta hoy.

Y así, esta tarde, en la emocionante atmósfera de la celebración que reúne en plegaria a los diversos miembros de la Iglesia en Roma, el Sucesor de Pedro, que os habla, se hace eco fiel de ese mismo testimonio: «Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido».

Y lo que los Apóstoles nos han transmitido es Cristo mismo y su mandamiento de repetir y entregar a todas las gentes lo que El, el Divino Maestro, dijo e hizo en la última Cena: «Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros» (1 Cor 11, 24).

2. Al insertarnos en una tradición que dura desde hace casi dos mil años, también nosotros repetimos hoy el gesto de «partir el pan». Lo repetimos en el 1950 aniversario de aquel momento inefable, en que Dios se halló muy cerca del hombre, testimoniando en el don total de Sí la dimensión «increíble» de un amor sin límites.

«Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros». ¿Cómo no experimentar en el espíritu una profunda vibración pensando que, al pronunciar ese «vosotros», Cristo quería referirse también a cada uno de nosotros y se entregaba a Sí mismo a la muerte por cada uno de nosotros:

¿Y cómo no sentirnos íntimamente conmovidos, pensando que esa «ofrenda del propio cuerpo» por nosotros no es un hecho lejano, consignado en las páginas frías de la crónica histórica, sino un acontecimiento que revive también ahora, aunque de modo incruento, en el Sacramento del Cuerpo y de la Sangre, colocados en la mesa del altar? Cristo vuelve a ofrecer, ahora, por nosotros su Cuerpo y su sangre, para que sobre la miseria de nuestra realidad de pecadores se vuelque una vez más la ola purificadora de la misericordia divina, y en la fragilidad de nuestra carne mortal sea echado el germen de la vida inmortal.

3. «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; quien coma de este pan vivirá para siempre» (Aclamación antes del Evangelio). ¿Quien no desea vivir eternamente? ¿Acaso no es ésta la aspiración más profunda que late en el corazón de cada ser humano? Pero es aspiración que desmiente de modo brutal e inapelable la experiencia cotidiana.

¿Por qué? Se nos da la respuesta en la palabra de la Escritura: «EL pecado entró en el mundo, y por el pecado la muerte» (Rom 5, 12), ¿No hay, pues, esperanza para nosotros? No hay esperanza desde que domina el pecado; pero puede renacer la esperanza una vez que el pecado sea vencido. Y esto es precisamente lo que sucedió con la redención de Cristo. En efecto, está escrito: «Si por la transgresión de uno solo, esto es, por obra de uno solo, reinó la muerte, mucho más los que reciben la abundancia de la gracia y el don de la justicia reinarán en la vida por obra de uno solo, Jesucristo» (ib., v. 17).

He aquí por qué dice Jesús: «Quien coma de este pan vivirá para siempre». Bajo las apariencias de ese pan está presente El en persona, el vencedor del pecado y de la muerte, el Resucitado! Quien se alimenta de ese pan divino, además de encontrar la fuerza para derrotar en sí mismo las sugestiones del mal a lo largo del camino de la vida, recibirá con él también la prenda de la victoria definitiva sobre la muerte —«el último enemigo destruido será la muerte» como dice el Apóstol Pablo (1 Cor 15, 26)—, de tal manera que Dios pueda ser «todo en todos» (ib., v. 28).

4. ¡Cómo se comprende, al reflexionar sobre el misterio, el amor celoso con que la Iglesia guarda este tesoro de valor inestimable! ¡Y cómo parece lógico y natural que los cristianos, en el curso de su historia, hayan sentido la necesidad de manifestar, inclusa exteriormente, la alegría y la gratitud por la realidad de un don tan grande! Han tomado conciencia del hecho de que la celebración de este misterio divino, no podía quedar encerrada dentro de los muros de un templo, por muy grande y artístico que fuera, sino que había que llevarlo por los caminos del mundo, porque Aquel a quien velan las frágiles especies de la Hostia, ha venido a la tierra precisamente para ser la «vida del mundo» (Jn 6, 51).

Así nació la procesión del Corpus Domini que la Iglesia celebra, desde hace ya muchos siglos, con solemnidad y alegría totalmente especial. También nosotros dentro de poco comenzaremos la procesión por las calles de nuestra ciudad. Iremos entre cantos y plegarias llevando con nosotros el Sacramento del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Pasaremos entre las casas, las escuelas, los talleres, los comercios; pasaremos por donde hierve la vida de los hombres, por donde se agitan sus pasiones, donde explotan sus conflictos, donde se consuman sus sufrimientos y florecen sus esperanzas. Iremos a testimoniar con humilde alegría que en esa pequeña Hostia blanca está la respuesta a los interrogantes más apremiantes, está el consuelo al dolor más dilacerante, está, en prenda, la satisfacción de la sed abrasadora de felicidad y de amor que cada uno lleva dentro de sí, en el secreto del corazón.

Recorreremos la ciudad, pasaremos entre la gente apremiada por los mil problemas de cada día, saldremos al encuentro de estos hermanos y hermanas nuestros y mostraremos a todos el sacramento de la presencia de Cristo:

«He aquí el pan de los ángeles, / pan de los peregrinos, / verdadero pan de los hijos.»

He aquí: el pan que el hombre gana con el propio trabajo, pan sin el cual el hombre no puede vivir ni mantenerse con fuerzas, he aquí que este pan se ha convertido en testimonio vivo y real de la presencia amorosa de Dios que nos salva. En este Pan el Omnipotente, el Eterno, el tres veces Santo, se ha hecho cercano a nosotros, se ha convertido en el «Dios con nosotros», el Emmanuel. Comiendo de este Pan, cada uno puede tener la prenda de la vida inmortal.

Nuestro deseo, más aún, la oración apasionada, es que en los corazones de todos los que nos encontremos pueda florecer el sentimiento maravillosamente expresado en la secuencia de la liturgia de hoy:

«Buen Pastor, pan verdadero, / oh Jesús, ten piedad de nosotros: / nútrenos y defiéndenos, / llévanos a los bienes eternos / en la tierra de los vivientes.

Tú que todo lo sabes y puedes, / que nos alimentas en la tierra, / llévanos a tus hermanos / a la mesa del cielo / en la gloria de tus santos». Amén.

CALENDARIO

21 MIÉRCOLES. SAN MATEO, apóstol y evangelista, fiesta


Fiesta de san Mateo, apóstol y evangelista, llamado antes Leví, que, al ser invitado por Jesús para seguirle, dejó su oficio de publicano o recaudador de impuestos y, elegido entre los apóstoles, escribió un evangelio en que se proclama principalmente que Jesucristo es hijo de David, hijo de Abrahán, con lo que, de este modo, se da plenitud al Antiguo Testamento (elog. del Martirologio Romano).

Misa de la fiesta (rojo).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Pf. de los apóstoles. Conveniente PE I. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. IV.
- Ef 4, 1-7. 11-13.
Él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, evangelistas.
- Sal 18. R. A toda la tierra alcanza su pregón.
- Mt 9, 9-13. Sígueme. Él se levantó y lo siguió.

* Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.

Liturgia de las Horas: oficio de la fiesta. Te Deum.

Martirologio: elogs. del 22 de septiembre, pág. 568.
CALENDARIOS: Girona: Dedicación de la iglesia-catedral (F).
Asidonia-Jerez: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. José Rico Pavés, obispo (2012).

TEXTOS MISA

21 de septiembre
SAN MATEO, APÓSTOL Y EVANGELISTA
Fiesta

Antífona de entrada Cf. Mt 28, 19-20
Id, enseñad a todos los pueblos, bautizándolos, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado, dice el Señor.
Eúntes, docéte omnes gentes, baptizántes eos, et docéntes eos serváre ómnia quaecúmque mandávi vobis, dicit Dóminus.

Monición de entrada
Hoy es la fiesta de san Mateo, apóstol y evangelista, llamado antes Leví. Al ser invitado por Jesús para que lo siguiera, dejó su oficio de publicano o recaudador de impuestos y, elegido entre los apóstoles, escribió uno de los cuatro Evangelios que la Iglesia reconoce como canónico. Desconocemos su actividad apostólica y las circunstancias de su martirio.

Se dice Gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que te dignaste elegir a san Mateo con inefable misericordia, para convertirlo de publicano en apóstol, concédenos que, fortalecidos con su ejemplo e intercesión, te sigamos y permanezcamos firmemente unidos a ti. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui ineffábili misericórdia beátum Matthaeum ex publicáno Apóstolum es dignátus elígere, da nobis, eius exémplo et intercessióne suffúltis, ut, te sequéntes, tibi fírmiter adhaerére mereámur. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas de la fiesta de San Mateo, apóstol y evangelista (Lec. IV).

PRIMERA LECTURA Ef 4, 1-7. 11-13
Él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, evangelistas
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.

Hermanos:
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados.
Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor, esforzándoos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todos, que está sobre todos, actúa por medio de todos y está en todos.
A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo.
Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelistas, a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al Hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 18, 2-3. 4-5 (R.: 5a)
R. A toda la tierra alcanza su pregón.
In omnem terram exívit sonus eórum.

V. El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.
R. A toda la tierra alcanza su pregón.
In omnem terram exívit sonus eórum.

V. Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los limites del orbe su lenguaje.
R. A toda la tierra alcanza su pregón.
In omnem terram exívit sonus eórum.

Aleluya
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. A ti, oh Dios, te alabamos, a ti, Señor, te reconocemos; a ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles. R.
Te Deum laudámus, te Dóminum confitémur; te gloriósus Apostolórum chorus laudat, Dómine.

EVANGELIO Mt 9, 9-13
Sígueme. Él se levantó y lo siguió
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él se levantó y lo siguió.
Y estando en la casa, sentado a la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y dijo:
«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa “Misericordia quiero y no sacrificio”: que no he venido a llamar a justos sino a pecadores».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Beda el Venerable, Homilía 21
La conversión de un solo publicano fue una muestra de penitencia y de perdón para muchos otros publicanos y pecadores. Ello fue un hermoso y verdadero presagio, ya que Mateo, que estaba destinado a ser apóstol y maestro de los gentiles, en su primer trato con el Señor arrastró en pos de sí por el camino de la salvación a un considerable grupo de pecadores. De este modo, ya en los inicios de su fe, comienza su ministerio de evangelizador que luego, llegado a la madurez en la virtud, había de desempeñar. Pero, si deseamos penetrar más profundamente el significado de estos hechos debemos observar que Mateo no sólo ofreció al Señor un banquete corporal en su casa terrena, sino que le preparó; por su fe y por su amor, otro banquete mucho más grato en la casa de su interior, según aquellas palabras del Apocalipsis: Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos.

Oración de los fieles
En esta fiesta del apóstol san Mateo, oremos a Dios Padre.
- Para que la Iglesia y el mundo entero acojan la palabra de Jesús, que san Mateo, en su Evangelio, nos presenta como el nuevo Moisés y el único Maestro. Roguemos al Señor.
- Para que la Iglesia viva la urgencia de su misión universal para la salvación de los hombres, en la acogida, el diálogo, la comprensión. Roguemos al Señor.
- Para que los jóvenes que sienten la llamada a una entrega radical de su vida en el seguimiento de Jesucristo sean libres y generosos, como san Mateo. Roguemos al Señor
- Para que todos nosotros sepamos expresar y anunciar nuestra fe con hechos y palabras. Roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras súplicas, que san Mateo te recomienda. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Al celebrar la memoria de san Mateo, te presentamos, Señor, nuestras oraciones y ofrendas, pidiéndote que mires con amor a tu Iglesia, cuya fe alimentaste con la predicación de los apóstoles. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Memóriam beáti Matthaei recenséntes, preces et hóstias tibi, Dómine, deférimus, supplíciter exorántes, ut Ecclésiam tuam benígnus aspícias, cuius fidem Apostolórum praedicatiónibus nutrivísti. Per Christum.

PREFACIO II DE LOS APÓSTOLES
LOS APÓSTOLES, FUNDAMENTO DE LA IGLESIA Y TESTIMONIO PARA EL MUNDO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque has querido que tu Iglesia tenga por fundamento a los apóstoles, para que permanezca en la tierra como signo perpetuo de tu santidad y ofrezca a todos los hombres las enseñanzas del cielo.
Por eso, Señor, con toda la multitud de los ángeles, te aclamamos ahora y por siempre diciendo con humilde fe:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Quóniam Ecclésiam tuam in apostólicis tribuísti consístere fundaméntis, ut signum sanctitátis tuae in terris manéret ipsa perpétuum, et caeléstia praebéret cunctis homínibus documénta.
Quaprópter nunc et usque in saeculum cum omni milítia Angelórum devóta tibi mente concínimus, clamántes atque dicéntes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA I o CANON ROMANO

Antífona de comunión Cf. Mt 9, 13
No he venido a llamar a justos sino a pecadores, dice el Señor.
Non veni vocáre iustos, sed peccatóres, dicit Dóminus.

Oración después de la comunión
Hemos participado, Señor, en la alegría de la salvación que experimentó, gozoso, san Mateo al tener como invitado en su casa al Salvador, Concédenos alimentamos siempre con la comida de aquel que no ha venido a llamar a la salvación a los justos sino a los pecadores. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Salutáris gáudii partícipes, Dómine, quo laetus Salvatórem in domo sua convívam beátus Matthaeus excépit, da, ut cibo semper reficiámur illíus, qui non iustos sed peccatóres vocáre venit ad salútem. Qui vivit et regnat in saecula saeculórum.

Se puede decir la fórmula de la bendición solemne de los Apóstoles
Dios que os ha edificado sobre el cimiento de los apóstoles, por la intercesión gloriosa de san N., apóstol, os llene de sus bendiciones.
Deus, qui vos in apostólicis tríbuit consístere fundaméntis, benedícere vobis dignétur beáti Apóstoli N. méritis intercedéntibus gloriósis.
R. Amén.
Quien os ha enriquecido con la palabra y el ejemplo de los apóstoles os conceda su ayuda para que seáis testigos de la verdad ante el mundo.
Et apostólicis praesídiis vos pro cunctis fáciat testes veritátis, qui vos eórum munerári documéntis vóluit et exémplis.
R. Amén.
Para que así obtengáis la heredad del reino eterno, por la intercesión de los apóstoles, por cuya palabra os mantenéis firmes en la fe.
Ut eórum intercessióne ad aetérnae pátriae hereditátem perveníre possítis, per quorum doctrínam fídei firmitátem possidétis.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y os acompañe siempre.
Et benedíctio Dei omnipoténtis, Patris, et Fílii, + et Spíritus Sancti, descéndat super vos et máneat semper.
R. Amén.

MARTIROLOGIO

Elogios del 22 de septiembre

1. En Roma, en el cementerio de Commodila de la vía Ostiense, conmemoración de santa Emérita, mártir. (s. inc.)
2. En Agauno, en la región de Valais, en Helvecia, actual Suiza, santos mártires Mauricio, Exuperio, Cándido, soldados romanos, que, al decir de san Euquerio de Lyon, fueron sacrificados por su fe en Cristo, en tiempo del emperador Maximiano, juntamente con sus compañeros de la misma legión Tebea y el veterano Víctor, e ilustraron así a la Iglesia con su gloriosa pasión. (c. 302)
3. En Roma, en la vía Salaria Antigua, sepultura de santa Basila, mártir bajo Diocleciano y Maximiano. (304)
4. En Levroux, en el territorio de Bourges, en Aquitania, actualmente Francia, san Silvano, eremita. (c. s. V)
5. En el monte Glonna, a orillas del Loira, en la región de Poitiers, en la Galia, también actual  Francia, san Florencio, presbítero. (c. s. VI)
6. De nuevo en la Galia, en el territorio de Coutances, san Lautón o Laudo, obispo. (d. 549)
7. En Laon, lugar de Neustria, asimismo en Francia, santa Salaberga, abadesa, de quien se dice que san Columbano le curó su ceguera y la encauzó al servicio de Dios. (c. 664)
8. En Ratisbona, en Baviera, en Alemania, san Emeramo, obispo, martirizado por su fe en Cristo. (c. 690)
9*. En el monasterio cisterciense de Morimond, en la Galia, Hoy Francia, tránsito del beato Otón, obispo de Freising, en Baviera, muerto con el hábito monacal, que nunca abandonó en todo el tiempo de su episcopado. (1158)
10. En Turín, en la región italiana de Piamonte, san Ignacio de Santhià (Lorenzo Mauricio) Belvisotti, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, asiduo en atender a penitentes y en ayudar a enfermos. (1770)
11*. Frente a Rochefort, en la costa norte de Francia, beato José Marchandon, presbítero y mártir, que, en los días de la Revolución Francesa, por razón de su condición sacerdotal, fue encarcelado en una sórdida nave, donde murió consumido de hambre y enfermedad para volar al Padre. (1794)
12. En Seúl, en Corea, pasión de los santos Pablo Chong Ha-sang y Agustín Yu Chin-gil, mártires. Pablo coordinó la primera comunidad de cristianos durante veinte años de persecución, y el segundo escribió una carta al papa Gregorio XVI pidiéndole presbíteros para Corea. Ambos catequistas fueron decapitados a causa de su fe, después de crueles suplicios. (1839)
13*. En la localidad denominada Montserrat, en la región de Valencia, en España, beato Carlos Navarro, presbítero de la Orden de Clérigos Regulares de Escuelas Pías, y mártir glorioso durante la dura persecución religiosa. (1936)
14*. En la misma población de Monserrat, beato Germán Gozalvo Andreu, presbítero y mártir por el testimonio de Cristo en la misma persecución religiosa. (1936)
15*. En Alcira, también en la provincia de Valencia, en España, beatos mártires Vicente Pelufo Corts, presbítero, y Josefa Moscardó Montalvá, virgen, que merecieron portar la palma de la victoria ante Dios omnipotente durante la referida persecución. (1936)
16*. En Bolbaite, en la misma provincia de Valencia, beato Vicente Sicluna Hernández, presbítero, y mártir en la citada persecución. (1936)
17*. En Corbera, cerca de la ciudad de Valencia, de nuevo en España, beata María de la Purificación Vidal Pastor, virgen y mártir durante la misma persecución, por lo que mereció entrar con Cristo Esposo a las bodas eternas. (1936)

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