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jueves, 4 de agosto de 2022

Jueves 8 septiembre 2022, Natividad de la Bienaventurada Virgen María, fiesta.

SOBRE LITURGIA

DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
AL CONSEJO INTERNACIONAL PARA LA CATEQUESIS

Viernes 15 de abril de 1983

Señor cardenal,
venerables hermanos en el Episcopado,
amados hermanos y hermanas:

1. Agradezco ante todo al cardenal Oddi las corteses y apreciables palabras pronunciadas. Doy mi bienvenida y mi saludo cordial a él y a todos los que habéis venido hasta aquí. Junto a él, me es grato mencionar a los superiores y a los oficiales de la Sagrada Congregación para el Clero, a los miembros de la oficina pastoral-catequística y a todos los que pertenecen al Consejo internacional para la Catequesis, que han venido a Roma desde lejanos países y desde diversos ambientes. Me alegra recordar inmediatamente una bella afirmación del Santo Obispo Ambrosio, que proclama ángel es a aquellos que se comprometen a transmitir la Palabra de Dios y a evangelizar a los hombres: “No se puede callar, no se puede negar: es un ángel el que anuncia el reino de Dios y la vida eterna”: Non est fallere, non est negare: angelus est qui regnum Dei te vitam aeternan anmuniat (De Mysteriis, 1, 6). En realidad vosotros habéis venido aquí, al centro de la Iglesia visible, para traer vuestra cualificada contribución a la solución de problemas tan importantes y graves, que afectan a la evangelización y a la catequesis, según esta en la finalidad de los estatutos del mismo Consejo.

Por mi parte, estoy muy contento de vuestra presencia doy muchas gracias al Señor, que me da la oportunidad de expresar algunas consideraciones referentes a la naturaleza, responsabilidad y finalidad de la catequesis

2. Los trabajos de esta sesión del consejo internacional para la Catequesis en los diversos temas tratados: "La reconciliación y la penitencia en la misión de la Iglesia” y “Schema doctrinae christianae”, han puesto sin duda de relieve que, sin una instrucción y formación religiosa precisa y profunda, no es posible esperar de los fieles una práctica sincera y generosa de la vida cristiana. Esto debe decirse ante todo para una familiar y saludable frecuencia del sacramento de la reconciliación. En efecto, si es necesaria la catequesis en general para los sacramentos, es mucho más necesaria para el sacramento de la reconciliación, cuyo elemento sensible, es decir, la materia del sacramento, es constituida propiamente por los actos del penitente. La evangelización del divino mensaje de la salvación. A este propósito, las tareas y las competencias de cada uno de los Ordinarios, de las Conferencias Episcopales y de la misma Santa Sede, están claramente establecidas en el libro tercero del nuevo Código de Derecho Canónico, y, por lo que se refiere a la preparación y a la publicación de los catecismos, particularmente en los cánones 775 y 827.

La catequesis es sin duda la primera y más comprometida tarea de los presbíteros, que deben ser los agentes más inmediatos y generosos de la evangelización; me agrada recordar aquí también la responsabilidad propia e insustituible de los padres en la instrucción y formación religiosa de los hijos, porque, como ya he dicho en otra ocasión: “La catequesis familiar precede, acompaña y enriquece toda otra forma de Catequesis (Catechesi tradandae, 68).

4. Vuestra reflexión se ha detenido también en otro aspecto fundamental para la catequesis, el de sus contenidos, que a veces puede ser fuente de dificultades y tensiones, si se tienen en cuenta las múltiples implicaciones del problema.

La catequesis es un acto de la Iglesia, que nace de la fe y está al servicio de la fe; ella guía y sostiene al hombre en la nueva existencia en Cristo resucitado. Pero la fe lleva consigo realidades, vive de contenidos vitales que son expresados en las diferentes profesiones de fe. La catequesis, por tanto, debe tener una unión vital con estos contenidos. Transmitir, explicar y hacer vivir integralmente las realidades expresadas en el Símbolo de la Fe es tarea de la catequesis, que es auténtica y cristiana cuando transmite la fe vivida por la Iglesia, en continuidad y fidelidad, cuando es palabra viva y no una idea abstracta, cuando se esfuerza por dar a los fieles certezas sencillas y sólidas, capaces de iluminar y transformar la vida individual y colectiva.

Esta característica de la catequesis cristiana —ser palabra viva— es lo que permite resolver el problema de la relación entre contenido y vida. En efecto, las ideologías y los grandes mitos modernos logran a menudo movilizar y exaltar grandes masas, pero su éxito es inevitablemente la manipulación, y no pocas veces la destrucción de la dignidad, de la libertad, de la vida misma, porque se trata de doctrinas y de fórmulas al servicio de una voluntad de dominio, mientras la Palabra de Dios es comunicación de vida, es relación personal con El, es fundamento de la dignidad del hombre. Esta admirable y única dignidad del hombre se convierte, en un mundo dominado por el anonimato, en una ocasión de vocación personal y única que inserta el hombre, con su plena creatividad y responsabilidad, en el designio de Dios. La catequesis ayuda a descubrir y a alimentar esta vocación de todo hombre y funda así la identidad del creyente en su servicio a la sociedad, que es testimoniar la vida y la verdad y mostrar la vía. La fe, en efecto, es un acto, de libertad humana suprema que se abre a la gratuita iniciativa de Dios Revelante y se da definitivamente a Cristo Redentor con amoroso conocimiento, asumiendo así la verdadera identidad cristiana.

5. Amadísimos: Sabed que llevo muy en el corazón vuestro trabajo. De vosotros, en efecto, depende en gran parte la eficacia del anuncio cristiano, que está destinado a dar frutos en la vida diaria de los bautizados. Por esto, es mi deber recordaros a todos vosotros ante el Señor en la oración, con el fin de que El ilumine vuestras mentes, robustezca vuestras voluntades, fecunde vuestros esfuerzos. La renovación de la catequesis debe ser considerada verdaderamente como un don del Espíritu Santo a la Iglesia (Catechesi tradandae, 3). Al dirigiros mi palabra de ánimo, quiero hablar a cuantos comparten con vosotros la responsabilidad de la búsqueda y de la experimentación, así como también a todos los padres, catequistas y profesores, que humildemente y con alegría ejercen el apostolado catequístico en las casas, en las parroquias, en los grupos.

Que el Señor os bendiga ampliamente, mientras con alegría os imparto mi bendición apostólica a todos vosotros, a vuestros colaboradores y a cuantos de diferentes maneras se beneficiarse de vuestros preciosos trabajos.

CALENDARIO

8 JUEVES. NATIVIDAD DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA, fiesta


Fiesta de la Natividad de la Bienaventurada Virgen María, de la estirpe de Abrahán, nacida de la tribu de Judá y de la progenie del rey David, de la cual nació el Hijo de Dios, hecho hombre por obra del Espíritu Santo, para liberar a la humanidad de la antigua servidumbre del pecado (elog. del Martirologio Romano).

Misa de la fiesta (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Pf. I de la BVM (en la Natividad). No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. IV.
- Miq 5, 1-4a.
Dé a luz la que debe dar a luz.
o bien: Rom 8, 28-30. A los que Dios había conocido de antemano los predestinó.
- Sal 12. R. Desbordo de gozo con el Señor.
- Mt 1, 1-16. 18-23. La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.

* Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.

Liturgia de las Horas: oficio de la fiesta. Te Deum.

Martirologio: elogs. del 9 de septiembre, pág. 543.
CALENDARIOS: Albacete: Nuestra Señora de los Llanos (S).
Canarias: Nuestra Señora del Pino (S).
Ciudad Rodrigo: Virgen de la Peña (S). Salamanca-provincia: (F).
Córdoba-ciudad: Bienaventurada Virgen María de la Fuensanta (S).
Huelva-ciudad: Nuestra Señora de la Cinta (S).
Málaga: Nuestra Señora de la Victoria (S).
Orihuela-Alicante, en la ciudad de Orihuela: Nuestra Señora de Monserrate (S).
Oviedo: Nuestra Señora de Covadonga (S).
Salamanca-ciudad: Santa María de la Vega (S).
Valladolid: Nuestra Señora de San Lorenzo (S).
Urgell (territorio de Andorra): Nuestra Señora de Meritxell (S).
Urgell (territorio de Cataluña): Nuestra Señora de Nuria (S).
Tarragona, Teruel, Tortosa y Albarracín-ciudad: Natividad de la bienaventurada Virgen María (S). Solsona-diócesis: (F).
Ávila y Segovia: Nuestra Señora de Soterraña (F).
San Sebastián-ciudad: Bienaventurada Virgen María del Coro (F).
Mínimos: Nuestra Señora de la Victoria (F).
Orden de San Juan de Jerusalén: Nuestra Señora de Filermo (F).

TEXTOS MISA

8 de septiembre
LA NATIVIDAD DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
Fiesta.

Antífona de Entrada
Celebremos con alegría el Nacimiento de la bienaventurada Virgen María: de ella salió el Sol de justicia, Cristo, nuestro Dios.
Cum iucunditáte Nativitátem beátae Maríae Vírginis celebrémus, ex qua ortus est sol iustítiae, Christus Deus noster.

Monición de entrada
Hoy es la fiesta de la Natividad de la bienaventurada Virgen María, de la estirpe de Abrahán, nacida de la tribu de Judá y de la casa del rey David, de la cual nació el Hijo de Dios, hecho hombre por obra del Espíritu Santo, para liberar a la humanidad de la antigua servidumbre del pecado.
Al nacer la Virgen María comenzó a cumplirse la promesa de salvación que Dios había hecho a su pueblo. La vida de la Virgen María nos enseña a alabar a Dios por las gracias que le otorgó y por las bendiciones que por ella derramó sobre el mundo. Podemos encomendar nuestras necesidades a ella.

Se dice Gloria.

Oración Colecta
Concede, Señor, a tus servidores el don de la gracia del cielo, para que, cuantos hemos recibido las primicias de la salvación por la Maternidad de la Virgen María, consigamos aumento de paz en la fiesta de su Nacimiento. Por nuestro Señor Jesucristo.
Fámulis tuis, quaesumus, Dómine, caeléstis grátiae munus impertíre, ut, quibus beátae Vírginis partus éxstitit salútis exórdium, Nativitátis eius festívitas pacis tríbuat increméntum. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas de la Fiesta de la Natividad de la Bienaventurada Virgen María (Lec. IV).

PRIMERA LECTURA (opción 1) Mt 5, 1-4a
Dé a luz la que debe dar a luz

Lectura de la profecía de Miqueas.

Esto dice el Señor:
«Y tú, Belén Efratá,
pequeña entre los clanes de Judá,
de ti voy a sacar
al que ha de gobernar Israel;
sus orígenes son de antaño,
de tiempos inmemoriales.
Por eso, los entregará
hasta que dé a luz la que debe dar a luz,
el resto de sus hermanos volverá
junto con los hijos de Israel.
Se mantendrá firme, pastoreará
con la fuerza del Señor,
con el dominio del nombre del Señor, su Dios;
se instalarán, ya que el Señor se hará grande
hasta el confín de la tierra.
Él mismo será la paz».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

PRIMERA LECTURA (opción 2) Rom 8, 28-30
Dios predestinó a los que había conocido de antemano

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.

Hermanos:
Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien; a los cuales ha llamado conforme a su designio.
Porque a los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 12, 6ab. 6cd (R.: Is 61, 10)
R. 
Desbordo de gozo con el Señor.
Gaudens gaudébo in Dómino.

V. Porque yo confío en tu misericordia:
mi alma gozará con tu salvación.
R. Desbordo de gozo con el Señor.
Gaudens gaudébo in Dómino.

V. Y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
R. Desbordo de gozo con el Señor.
Gaudens gaudébo in Dómino.

Aleluya
R.
 Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Dichosa eres, santa Virgen María, y muy digna de toda alabanza: porque de ti salió el sol de justicia, Cristo, nuestro Dios. R.
Felix es, sacra Virgo María, et omni laude digníssima, quia ex te ortus est sol iustítiae, Christus Deus noster.

EVANGELIO (forma larga) Mt 1, 1-16. 18-23
La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo
╬ 
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.
Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zará, Fares engendró a Esrón, Esrón engendró a Arán, Arán engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.
David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Abías, Abías engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amós, Amós engendró a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.
Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquín, Aquín engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

EVANGELIO (forma breve) Mt 1, 18-23
La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo
╬ 
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Del Catecismo de la Iglesia Católica
La predestinación de María
488 "Dios envió a su Hijo" (Ga 4, 4), pero para "formarle un cuerpo" (cf. Hb 10, 5) quiso la libre cooperación de una criatura. Para eso desde toda la eternidad, Dios escogió para ser la Madre de su Hijo, a una hija de Israel, una joven judía de Nazaret en Galilea, a "una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María" (Lc 1, 26-27):
El Padre de las misericordias quiso que el consentimiento de la que estaba predestinada a ser la Madre precediera a la encarnación para que, así como una mujer contribuyó a la muerte, así también otra mujer contribuyera a la vida (LG 56; cf. 61).
489 A lo largo de toda la Antigua Alianza, la misión de María fue preparada por la misión de algunas santas mujeres. Al principio de todo está Eva: a pesar de su desobediencia, recibe la promesa de una descendencia que será vencedora del Maligno (cf. Gn 3, 15) y la de ser la Madre de todos los vivientes (cf. Gn 3, 20). En virtud de esta promesa, Sara concibe un hijo a pesar de su edad avanzada (cf. Gn 18, 10-14; Gn 21, 1-2). Contra toda expectativa humana, Dios escoge lo que era tenido por impotente y débil (cf. 1Co 1, 27) para mostrar la fidelidad a su promesa: Ana, la madre de Samuel (cf. 1S 1), Débora, Rut, Judit, y Ester, y muchas otras mujeres. María "sobresale entre los humildes y los pobres del Señor, que esperan de él con confianza la salvación y la acogen. Finalmente, con ella, excelsa Hija de Sión, después de la larga espera de la promesa, se cumple el plazo y se inaugura el nuevo plan de salvación" (LG 55).

Oración de los fieles
Dios, Padre de los pobres y de los humildes, ha elegido a María para templo de su gloria. A él dirigimos nuestra confiada oración.
- Por la santa Iglesia: para que acogiendo con humildad y fe el don de la salvación, sea, cada vez más, canal de gracia y de perdón para la humanidad. Roguemos al Señor.
- Por todos los pueblos de la tierra: para que al compartir los bienes materiales, culturales y espirituales descubran el camino seguro de fraternidad que Dios quiere de nosotros. Roguemos al Señor.
- Por los más necesitados de nuestra sociedad: para que reciban la ayuda y el calor por parte de quienes, como María, consagran su vida al servicio de los demás. Roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, para que el espíritu de gratitud y de alabanza que brilló en la Virgen María nos haga fieles y agradecidos tanto en los momentos de prueba como en los de alegría. Roguemos al Señor.
Padre misericordioso, tú que conoces nuestro corazón, ven en ayuda de nuestra debilidad y, por intercesión de María, Virgen orante, escucha nuestras súplicas. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Sea nuestro socorro, Señor, la humanidad de tu Unigénito, y el que al nacer de la Virgen no menoscabó la integridad de su Madre, sino que la santificó, nos libre del peso de nuestros pecados y vuelva nuestra ofrenda aceptable para ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
O bien:
Al celebrar con gozo el nacimiento de santa María Virgen, te presentamos, Señor, nuestros dones y te suplicamos que nos auxilie la humanidad de tu Hijo, que se dignó encarnarse de la misma Virgen. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Nativitátem beátae Vírginis Maríae cum gáudio recoléntes, tibi, Dómine, múnera nostra deférimus, et súpplices deprecámur, ut Fílii tui nobis succúrrat humánitas, qui ex eádem Vírgine carnem dignátus est suscípere. Qui vivit et regnat in saecula saeculórum.

PREFACIO I DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
LA MATERNIDAD DE MARÍA
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la Natividad de santa María, siempre virgen.
Porque ella concibió a tu único Hijo por obra del Espíritu Santo, y, sin perder la gloria de su virginidad, derramó sobre el mundo la luz eterna, Jesucristo, Señor nuestro.
Por él, los ángeles alaban tu gloria, te adoran las dominaciones, tiemblan las potestades, los cielos, sus virtudes y los santos serafines te celebran unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Et te in Nativitate beátae Maríae semper Vírginis collaudáre, benedícere et praedicáre.
Quae et Unigénitum tuum Sancti Spíritus obumbratióne concépit, et, virginitátis glória permanénte, lumen aetérnum mundo effúdit, Iesum Christum Dóminum nostrum.
Per quem maiestátem tuam laudant Angeli, adórant Dominatiónes, tremunt Potestátes. Caeli caelorúmque Virtútes, ac beáta Séraphim, sócia exsultatióne concélebrant. Cum quibus et nostras voces ut admítti iúbeas, deprecámur, súpplici confessióne dicéntes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA III

Antífona de la Comunión Is 7, 14; Mt 1, 21

Mirad: la Virgen da a luz un Hijo que salvará a su pueblo de sus pecados.
Ecce Virgo páriet Fílium, qui salvum fáciet pópulum suum a peccátis eórum.

Oración después de la Comunión
Que se alegre tu Iglesia, Señor, fortalecida con los santos sacramentos, y se goce en el nacimiento de santa María Virgen, que fue para todo el mundo esperanza y aurora de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Exsúltet Ecclésia tua, Dómine, quam sacris mystériis refecísti, de beátae Maríae Vírginis Nativitáte congáudens, quae univérso mundo spes fuit et auróra salútis. Per Christum.

Bendición solemne. Santa María Virgen.
Dios, que en su providencia amorosa quiso salvar al género humano por el fruto bendito del seno de la Virgen María, os colme de sus bendiciones.
Deus, qui per beátae Maríae Vírginis partum genus humánum sua vóluit benignitáte redímere, sua vos dignétur benedictióne ditáre.
R. Amén.
Que os acompañe siempre la protección de la Virgen, por quien habéis recibido al Autor de la vida.
Eiúsque semper et ubíque patrocínia sentiátis, per quam auctórem vitae suscípere meruístis.
R. Amén.
Y a todos vosotros, reunidos hoy para celebrar con devoción esta fiesta de María, el Señor os conceda la alegría del Espíritu y los bienes de su reino.
Et qui hodiérna die devótis méntibus convenístis, spiritálium gaudiórum caelestiúmque praemiórum vobíscum múnera reportétis.
R. Amen.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y os acompañe siempre.
Et benedíctio Dei omnipoténtis, Patris, et Fílii, + et Spíritus Sancti, descéndat super vos et máneat semper.
R. Amén.

MARTIROLOGIO

Elogios del 9 de septiembre
S
an Pedro Claver, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, que en Nueva Cartagena, ciudad de Colombia, durante más de cuarenta años consumió su vida con admirable abnegación y eximia caridad para con los esclavos negros, y bautizó con su propia mano a casi trescientos mil de ellos. (1654)
2. En Roma, en el cementerio ad Duas Lauros, de la vía Labicana, san Gorgonio, mártir. (d. 203)
3. En el territorio de Sabina, en la trigésima milla desde Roma, san Jacinto, mártir. (s. inc.)
4. En el monasterio de Clonmacnois, a orillas del río Shannon, en Hibernia, hoy Irlanda, san Ciarano (o bien Querano o Kiriano), presbítero y abad, fundador de dicho cenobio. (s. VI)
5*. En Castilla la Nueva, región de España, santa María de la Cabeza, esposa de san Isidro labrador, con quien llevó vida humilde y hacendosa. (s. XII)
6*. En York, en Inglaterra, beato Jorge Douglas, presbítero y mártir, el cual, oriundo de Escocia, maestro de escuela y ordenado sacerdote en París, bajo el reinado de Isabel I sufrió el patíbulo por persuadir a otros a abrazar la fe católica, y emigró, así, vencedor al cielo. (1587)
7*. En Münster, en Alemania, beata María Eutimia (Emma) Üffing, virgen de la Congregación de Hermanas Nuestra Señora de la Compasión, que pasó su vida sirviendo a los enfermos, mostrando su eximia piedad, su benignidad y su olvido de sí misma. (1855)
8*. En Gramat, en la región de Cahors, en Francia, beato Pedro Bonhomme, presbítero, que se distinguió por las misiones populares y la evangelización de los campesinos, y fundó la Congregación de Hijas de Nuestra Señora del Monte Calvario, para cuidar a jóvenes, enfermos y necesitados. (1861)
9*. En Port Louis, de la isla inglesa de Mauricio, en el Océano Indico, beato Jacobo Desiderio Laval, presbítero, que, después de ejercer algunos años de médico, ingresó como misionero en la Congregación del Espíritu Santo, donde llevó a esclavos negros a la libertad de hijos de Dios. (1864)
10*. En Bilbao, ciudad del País Vasco, en España, beato Francisco Gárate Aranguren, religioso de la orden de la Compañía de Jesús, que se santificó practicando la humildad en el ejercicio de portero durante cuarenta y dos años. (1929)
- Beata Alphonse-Marie (Elisabeth) Eppinger, (1814- Niederbronn-les-Bains, Francia, 1867). Fundadora de la Congregación de las Hermanas del Divino Redentor.

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