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lunes, 29 de agosto de 2022

Lunes 3 octubre 2022, Lunes de la XXVII semana del Tiempo Ordinario, feria o san Francisco de Borja, presbítero, memoria libre.

SOBRE LITURGIA

MENSAJE DEL PAPA JUAN PABLO II
PARA LA XX JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES


Venerados hermanos en el Episcopado,
amadísimos hijos e hijas de todo el mundo:


"Yo te haré luz de los gentiles, para que seas la salvación hasta el extremo de la tierra" (Act 13, 47).

"Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen" (Jn 10, 27).

1. Así leemos en las lecturas litúrgicas del IV domingo de Pascua, en el que celebramos la Jornada mundial de Oración por las Vocaciones. Esta es la Palabra de Dios que se nos anuncia para que elevemos nuestro corazón a pensamientos grandes bajo la luz de la fe pascual.

La Palabra de Dios nos revela un misterio que se ha manifestado en la vida de la humanidad. Efectivamente, ha tenido lugar un hecho decisivo: el Señor Jesús, el Cordero de Dios, se ha ofrecido a Sí mismo por la salvación del mundo. A partir de entonces se inicia una nueva historia y la Iglesia de Jesús, con la fuerza del Espíritu Santo, está llamada a llevar este anuncio de salvación a todas las gentes, hasta los confines de la tierra. Es una misión comprometida, confiada a las humildes personas de los Apóstoles, y a sus sucesores y colaboradores escogidos entre todos los pueblos, siglo tras siglo, con la promesa de que ninguna potencia terrena podrá jamás interrumpirla.

El misterio de esta plena continuidad está iluminado por la presencia del Señor Jesús que, aun viviendo en su gloria inmortal, se halla siempre cerca de nosotros: "Yo estaré con vosotros siempre hasta la consumación del mundo" (Mt 28, 20). Él está con nosotros, nos conoce, nos hace sentir su voz, nos llama, nos guía, y no sólo para ofrecer su salvación a cada uno de nosotros, sino también para salvar a los demás por medio de nosotros.

Entre sus múltiples llamadas emergen algunas que suponen una colaboración más estrecha en su misma misión: los ministerios ordenados, la vida consagrada y la vida misionera; un privilegio que, en realidad, corresponde a una ilimitada medida de amor y de sacrificio en la plena donación de sí a Dios y a la Iglesia. ¿Cómo podremos agradecer dignamente al Señor la gran confianza que Él ha depositado en nosotros?

2. Siempre fue para mí motivo de gozo celebrar la Jornada mundial de Oración por las Vocaciones. Deseo participar de un modo especial en la celebración de este año que es la vigésima. Efectivamente, han transcurrido 20 años desde que el querido y venerado Pontífice Pablo VI tuvo la inspiración de convocar a toda la Iglesia, con una "Jornada" especial, para meditar y rezar por las vocaciones especialmente consagradas a la causa del Evangelio. Muchas cosas alegres y otras menos alegres han ocurrido a lo largo de estos veinte años.

Tuvo lugar la feliz conclusión del Concilio Vaticano II, que tanto espacio dedicó a profundizar en la vocación y misión sacerdotal, religiosa y misionera a la luz viva de la Palabra de Dios y de la Tradición cristiana. El Concilio nos ha dejado en herencia un tesoro de doctrina que todo creyente tiene el derecho y el deber de conocer con exactitud, incluso para decidir con mayor lucidez la elección de su vida.

Durante estos años algunas Iglesias han sufrido, no sólo a causa de persecuciones externas, sino también debido a dificultades internas que han procurado a la Iglesia no leves sufrimientos provenientes de parte de aquellos mismos que deberían haberle ofrecido mayor consuelo.

Pero el Señor nos ha reservado también el consuelo de registrar en muchos lugares de la Iglesia el alba de una situación nueva, por el hecho de que son cada vez más numerosos los que responden a su llamada. Por aquel despertar alentador y por esa renovada generosidad, damos gracias al Señor que ha escuchado la oración de su Iglesia.

3. Estos veinte años constituyen un período fecundo de experiencias espirituales y pastorales en lo que respecta a las vocaciones eclesiásticas. Mi predecesor Pablo VI y yo mismo, constantemente y sobre todo con ocasión de estos Mensajes anuales, hemos querido insistir sobre algunos puntos capitales, que quisiera sintetizar aquí, aunque están bien presentes en vuestro ánimo:

— Palabra de Dios y vocaciones. Las vocaciones sacerdotales y consagradas existen en la Iglesia y para la Iglesia según el designio de Dios, que Él, en su amor, se ha dignado revelarnos. Apuntan, por tanto, a una misión específica que no se confunde con ningún otro ideal humano, por muy noble que sea. El Señor Jesús otorgue la gracia de conocer, de creer y de acoger, por la fuerza de su Palabra, estas llamadas, que pertenecen al misterio de su amor misericordioso.

— Oración y vocaciones. La Iglesia es un don de Dios para la salvación de la humanidad. También las vocaciones al servicio total de la Iglesia representan, por tanto, un don especial de Dios. Por ello, sólo a Él lo pedimos, porque Él sólo puede darlo. Lo impetramos con el corazón abierto al mundo entero, atentos al bien de todos los hombres. Recordad que el Señor Jesús nos ha invitado a rezar por las vocaciones, precisamente porque su corazón misericordioso veía el sufrimiento del mundo: "Jesús, viendo a la muchedumbre, se enterneció de compasión por ella, porque estaban fatigados y decaídos como ovejas sin pastor. Entonces dijo a los discípulos: La mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies" (Mt 9, 36-38).

— Testimonio y vocaciones. Os son familiares las palabras del Concilio: "El deber de fomentar las vocaciones sacerdotales -y esto vale para todas las vocaciones consagradas- afecta a toda la comunidad cristiana, la cual ha de procurarlo ante todo con una vida plenamente cristiana" (Optatam totius, 2). El Señor Jesús había hablado de la "tierra buena que dio fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta" (Mt 13, 8). Donde hay fe, oración, caridad, apostolado, vida cristiana, allí se multiplican los dones de Dios. Reflexionemos, hermanos e hijos, sobre nuestra grave responsabilidad.

— Llamada personal y vocaciones. Dios llama a quien quiere, por libre iniciativa de su amor. Pero quiere también llamar mediante nuestras personas. Así quiere hacerlo el Señor Jesús. Fue Andrés quien condujo a Jesús a su hermano Pedro. Jesús llamó a Felipe, pero Felipe llamó a Natanael (cf. Jn 1, 33 ss.). No debe existir ningún temor en proponer directamente a una persona joven, o menos joven, las llamadas del Señor. Es un acto de estima y de confianza. Puede ser un momento de luz y de gracia.

4. Os invito, por tanto, a uniros a mi oración:

Señor Jesús,
en este Año Santo,
en el que revivimos el acontecimiento
y el misterio de tu Sacrificio redentor
por la salvación de la humanidad,
escucha nuestra invocación:

mediante tu Espíritu,
renueva tu Iglesia,
para que pueda con creciente fecundidad
ofrecer al mundo los frutos de tu redención;
mediante tu Espíritu,
fortifica en sus santos propósitos
a aquellos que han dedicado su vida a tu Iglesia:
en el presbiterado, en el diaconado, en la vida religiosa,
en los institutos misioneros o en las formas de vida consagrada;
Tú, que los has llamado a tu servicio,
hazlos perfectos cooperadores de tu obra de salvación;
mediante tu Espíritu,
multiplica las llamadas a tu servicio:
Tú lees en los corazones
y sabes que muchos están dispuestos a seguirte
y a trabajar por Ti;
da a muchos jóvenes, y menos jóvenes,
la generosidad necesaria para acoger tu llamada,
la fuerza para aceptar las renuncias que ella exige,
la alegría de llevar la cruz que supone su elección,
como Tú la has llevado primero,
con la certeza de la resurrección.

Te rogamos, Señor Jesús,
en unión de tu Santísima Madre María,
que ha estado junto a Ti en la hora de tu Sacrificio redentor;
te rogamos por su intercesión,
que muchos de nosotros, hoy también,
tengamos el valor y la humildad,
la fidelidad y el amor para responder "Sí",
como Ella respondió cuando fue llamada
a colaborar contigo en tu misión de salvación universal. Así sea.

5. Confío esta nuestra oración a la misericordia de Dios, para que Él la acoja y la escuche. Nuestra confianza, respecto a esto, crece con motivo del Año Santo, que celebramos como memorial de la redención llevada a cabo por el Señor Jesús. A Él pido la abundancia de la gracia, mientras con gozo imparto la propiciatoria bendición apostólica a todos vosotros, venerados hermanos en el Episcopado, a los presbíteros, a los religiosos, a las religiosas y a todo el Pueblo de Dios, con particular referencia a cuantos están viviendo la propia formación en los seminarios e institutos religiosos.

Vaticano, 2 de febrero de 1983, fiesta de la Presentación del Señor en el templo de Jerusalén, año V de mi pontificado.

JOANNES PAULUS PP. II

CALENDARIO

3 LUNES DE LA XXVII SEMANA DEL T. ORDINARIO, feria o SAN FRANCISCO DE BORJA, presbítero, memoria libre

Misa
de feria (verde) o de la memoria (blanco).
MISAL: para la feria cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5) / para la memoria 1.ª orac. prop. y el resto del común de pastores (para un pastor) o de santos (para un santo), o de un domingo del T.O.; Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. III-par.
- Gál 1, 6-12.
No he recibido ni aprendido de ningún hombre el Evangelio, sino por revelación de Jesucristo.
- Sal 110. R. El Señor recuerda siempre su alianza.
- Lc 10, 25-37. ¿Quién es mi prójimo? 
o bien: cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de feria o de la memoria.

Martirologio: elogs. del 4 de octubre, pág. 593.
CALENDARIOS: Monjas Servitas: Beata María Guadalupe Ricart, virgen y mártir (F). Servitas: (MO).
Guadix: Beato Marcos Criado, presbítero y mártir (MO). Almería: (ML).
Osma-Soria: Santos Ángeles Custodios (MO).
Valencia y Jesuitas: San Francisco de Borja, presbítero (MO).
Canónigos Regulares de Letrán: San Grodegango de Metz, obispo (MO).
Mallorca: Santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia (ML).
Pamplona y Tudela: San Virila de Leyre, abad (ML).
Dominicos: Beato Domingo Spadafora, presbítero (ML).
Málaga: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Ramón Buxarrais Ventura, obispo, emérito (1971).
Huelva: Aniversario de la muerte de Mons. Ignacio Noguer Carmona, obispo, emérito (2019).

TEXTOS MISA

Misa de la feria: del XXVII Domingo del T. Ordinario (o de otro Domingo del T. Ordinario).

Misa de la memoria:
3 de octubre
San Francisco de Borja, presbítero.

La oración colecta es propia, el resto está tomado del común de pastores: III. Pastores; B: Para un pastor 2.

Antífona de entrada Cf. Lc 4, 18
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres y curar a los contritos de corazón.
Spíritus Dómini super me: propter quod unxit me, evangelizáre paupéribus misit me, sanáre contrítos corde.
O bien: Cf. Eclo 45, 16
El Señor lo eligió como su sacerdote, para ofrecer el sacrificio de alabanza.
Elégit eum Dóminus sacerdótem sibi, ad sacrificándum ei hóstiam laudis.

Monición de entrada
Hacemos memoria en esta celebración de san Francisco de Borja, presbítero, nacido en Gandía el año 1510. Muerta su mujer, con la que había tenido ocho hijos, ingresó en la Orden de la Compañía de Jesús, y pese a haber abdicado de su título de virrey y rechazado la dignidad cardenalicia, fue elegido tercer prepósito general de la Orden, y fue memorable por su austeridad de vida y oración. Falleció en Roma el año 1572.

Oración colecta
Señor y Dios nuestro, que nos mandas valorar los bienes de este mundo, según el criterio de tu ley, al celebrar la fiesta de san Francisco de Borja, tu siervo fiel y cumplidor, enséñanos a comprender que nada hay en el mundo comparable a la alegría de gastar la vida en tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Lunes de la XXVII semana del Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par)

PRIMERA LECTURA Gál 1,6-12
No he recibido ni aprendido de ningún hombre el Evangelio, sino por revelación de Jesucristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas.

Hermanos:
Me maravilla que hayáis abandonado tan pronto al que os llamó por la gracia de Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio. No es que haya otro evangelio; lo que pasa es que algunos os están turbando y quieren deformar el Evangelio de Cristo. Pues bien, aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os predicara un evangelio distinto del que os hemos predicado, ¡sea anatema! Lo he dicho y lo repito: Si alguien os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡sea anatema! Cuando digo esto, ¿busco la aprobación de los hombres, o la de Dios?, ¿o trato de agradar a los hombres? Si siguiera todavía agradando a los hombres, no sería siervo de Cristo.
Os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es de origen humano; pues yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 110, 1b-2. 7-8. 9 y 10c (R.: cf. 5b)
R. El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit in sæculum testaménti sui.
O bien: Aleluya.

V. Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
R. El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit in sæculum testaménti sui.

V. Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
R. El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit in sæculum testaménti sui.

V. Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza.
Su nombre es sagrado y temible.
La alabanza del Señor dura por siempre.
R. El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit in sæculum testaménti sui.

Aleluya Jn 13, 34
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Os doy un mandamiento nuevo -dice el Señor-: que os améis unos a otros, como yo os he amado. R.
Mandátum novum do vobis, dicit Dóminus, ut diligátis ínvicem, sicut diléxi vos.

EVANGELIO Lc 10, 25-37
¿Quién es mi prójimo?
 Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».
Él le dijo:
«¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».
El respondió:
«“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza” y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo”».
Él le dijo:
«Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida». Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:
«¿Y quién es mi prójimo?».
Respondió Jesús diciendo:
«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo:
“Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”.
¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?». Él dijo:
«El que practicó la misericordia con él».
Jesús le dijo:
«Anda y haz tú lo mismo».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Del Papa Francisco, Ángelus, 10-julio-2016
¿Nuestra fe es fecunda? ¿Nuestra fe produce obras buenas? ¿O es más bien estéril, y por tanto, está más muerta que viva? ¿Me hago prójimo o simplemente paso de lado? ¿Soy de aquellos que seleccionan a la gente según su propio gusto? Está bien hacernos estas preguntas y hacérnoslas frecuentemente, porque al final seremos juzgados sobre las obras de misericordia. El Señor podrá decirnos: Pero tú, ¿te acuerdas aquella vez, por el camino de Jerusalén a Jericó? Aquel hombre medio muerto era yo. ¿Te acuerdas? Aquel niño hambriento era yo. ¿Te acuerdas? Aquel emigrante que tantos quieren echar era yo. Aquellos abuelos solos, abandonados en las casas para ancianos, era yo. Aquel enfermo solo en el hospital, al que nadie va a saludar, era yo.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario VI

Elevemos, hermanos, fervientes oraciones a Dios nuestro Padre.
- Para que proteja y guíe a su Iglesia santa. Roguemos al Señor.
- Para que el Señor llene de su gracia a los obispos, sacerdotes y ministros. Roguemos al Señor.
- Para que conceda a todo el mundo la justicia y la paz. Roguemos al Señor.
- Para que socorra a los que están en algún peligro. Roguemos al Señor.
- Para que a nosotros mismos nos conforte y conserve en su servicio. Roguemos al Señor.
Te pedimos, Dios de bondad, que te muestres favorable a las oraciones de los que te suplican. Por Jesucristo nuestro Señor.

Misa de la memoria:
Oración sobre las ofrendas
Dios todopoderoso, humildemente imploramos de tu divina Majestad que, así como estos dones ofrecidos en honor de san N. manifiestan la gloria de tu poder divino, del mismo modo nos alcancen el fruto de tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Maiestátem tuam supplíciter implorámus, omnípotens Deus, ut, sicut glóriam divínae poténtiae múnera pro beáto N. obláta testántur, sic nobis efféctum tuae salvatiónis impéndant. Per Christum.

PREFACIO COMÚN I
EL UNIVERSO RESTAURADO EN CRISTO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
A quien hiciste fundamento de todo y de cuya plenitud quisiste que participáramos todos. Siendo él de condición divina se despojó de su rango, y por su sangre derramada en la cruz puso en paz el universo; y así, exaltado sobre todo cuanto existe, es fuente de salvación eterna para cuantos creen en él.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
In quo ómnia instauráre tibi complácuit, et de plenitúdine eius nos omnes accípere tribuísti. Cum enim in forma Dei esset, exinanívit semetípsum, ac per sánguinem crucis suae pacificávit univérsa; unde exaltátus est super ómnia et ómnibus obtemperántibus sibi factus est causa salútis aetérnae.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA II

Antífona de la comunión Mt 28, 20
Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos, dice el Señor.
Ecce ego vobíscum sum ómnibus diébus usque ad consummatiónem saeculi, dicit Dóminus.

Oración después de la comunión
Señor, que los sacramentos que hemos recibido nos preparen a los gozos eternos que mereció san N., tu servidor fiel. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Sumpta mystéria, quaesumus, Dómine, aetérnis nos praeparent gáudiis, quae beátus N. fidéli dispensatióne proméruit. Per Christum.
O bien:
Fortalecidos con el alimento santo, te rogamos, Dios todopoderoso, que, siguiendo siempre el ejemplo de san N., nos concedas servirte con entrega constante y progresar en el amor incansable hacia todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Refectióne sacra enutrítos, fac nos, omnípotens Deus, exémpla beáti N. iúgiter sequéntes, te pérpeti devotióne cólere, et indeféssa ómnibus caritáte profícere. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del 4 de octubre
M
emoria de san Francisco, el cual, después de una juventud despreocupada, se convirtió a la vida evangélica en Asís, localidad de Umbría, en Italia, y encontró a Cristo sobre todo en los pobres y necesitados, haciéndose pobre él mismo. Instituyó los Hermanos Menores y, viajando, predicó el amor de Dios a todos y llegó incluso a Tierra Santa. Con sus palabras y actitudes mostró siempre su deseo de seguir a Cristo, y escogió morir recostado sobre la desnuda tierra. (1226)
2. En Bolonia, ciudad de Emilia-Romaña, también en la actual Italia, san Petronio, obispo, que pasó de las responsabilidades políticas a la función sacerdotal, y enseñó con sus escritos y su ejemplo la realidad del oficio episcopal. (c. 450)
3*. En la región de la Galia Turonense, hoy Francia, san Quintín, mártir(s. VI)
4. En París, de nuevo en la Galia, santa Aurea, abadesa, designada por san Eloy para regir el monasterio que había fundado dentro de la ciudad según la Regla de san Columbano, en el cual llegaron a vivir trescientas vírgenes. (856)
5*. En Nueva Orleans, ciudad de Luisiana, en los Estados Unidos de Norteamérica, beato Francisco Javier Seelos, presbítero de la Congregación del Santísimo Redentor, que, oriundo de Baviera, atendió con todo celo a las necesidades de niños, jóvenes y emigrantes. (1867)
6*. En la aldea de Xaraco, en la región de Valencia, en España, beato Enrique Morat Pellicer, presbítero y mártir, que llevó a término su combate por la fe en tiempos de persecución religiosa. (1936)
7*. Cerca de Gandía, en la misma región española, beato José Canet Giner, presbítero y mártir, que mereció ser asociado al sacrificio del Salvador por su fidelidad a Cristo. (1936)
8*. En el lugar de Bellreguart, de nuevo en la región valenciana, beato Alfredo Pellicer Muñoz, religioso de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, a quien, en la misma persecución, la fe en Cristo lo confirmó hasta alcanzar la palma de la victoria. (1936)

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