Ed. española 1979.
TERCERA PARTE
RITO DE LA PROMESA PARA RELIGIOSOS Y RELIGIOSAS
NORMAS GENERALES
NORMAS GENERALES
1. A algunas Congregaciones les parece oportuno que los novicios, al acabar el año de noviciado canónico, no emitan los votos temporales, sino que por algunos años, o hasta la profesión perpetua, se comprometan con el Instituto sólo mediante una promesa especial o mediante otros vínculos temporales (1).
2. Aunque la promesa, o esos otros vínculos temporales se diferencian, por su propia naturaleza, de los votos religiosos, sin embargo, se refieren a los tres consejos evangélicos y, de algún modo, preparan para la profesión. Por lo cual, es muy conveniente que esta promesa vaya acompañada de ferviente oración. Incluso la Iglesia, Madre piadosa, permite de buen grado que la promesa se haga dentro de una acción litúrgica apropiada, como en una celebración de la Palabra de Dios o del Oficio Divino, sobre todo de Laudes o Vísperas o en el mismo sacrificio eucarístico, si lo piden las circunstancias.
3. Al preparar el rito de la promesa téngase gran cuidado de conservar su índole particular y no introducir en él lo que es propio de la profesión religiosa. Asimismo, en la redacción de las formulas, en la elección de las lecturas o en la determinación de los signos litúrgicos, evítese lo que por derecho o por costumbre antigua, pertenece al rito de la profesión religiosa.
4. La emisión de la promesa es un acto reservado, sobre todo, a la comunidad; pues la promesa busca, en primer lugar, que el candidato pueda experimentar por más tiempo la vida religiosa y sea probado por el Instituto Por eso, el rito ha de tener una oportuna sobriedad.
(1) Cf. S. Congregación para los religiosos e Institutos seculares. Instrucción Renovationis Causam, núm. 6, enero, 1969, núms. 2, 7, 34.
(2) Ibid., núm. 7 y 35.
I RITO DE LA PROMESA EN UNA CELEBRACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS
I RITO DE LA PROMESA EN UNA CELEBRACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS
La promesa, por su naturaleza, tiene su lugar dentro de una celebración de la Palabra de Dios, que ilustra la vida religiosa y la indole del Instituto
Ritos iniciales
5. El rito empieza oportunamente con el saludo del Superior o el canto de un salmo o himno apropiado.
6. El Superior pregunta a les novicios si quieren experimentar mas ampliamente la vida religiosa, guardando fielmente la Regia y Constituciones del Instituto.
Queréis, con sincero corazón y prontitud de ánimo
experimentar por más tiempo la vida religiosa,
para seguir a Cristo
por medio de los consejos evangélicos
y guardar fielmente la Regla de nuestra Congregación?
Todos los novicios responden a la vez:
Si, quiero.
El Superior:
El Señor misericordioso confirme con su gracia vuestra decisión.
Todos:
Todos:
Amén.
7. Si parece más conveniente, se omiten las preguntas y se hace la petición del siguiente modo: uno de los novicios, en nombre de todos, dirigiéndose al Superior dice estas o semejantes palabras:
Pasado un año de prueba, deseamos experimentar
durante más tiempo vuestra convivencia,
para emitir con más madurez nuestra profesión religiosa.
Por eso, os pedimos que nos aceptéis en vuestra Congregación,
en la que seguiremos a Cristo
observando los consejos evangélicos
y guardando fielmente la Regla
de esta Congregación religiosa, de N.
durante más tiempo vuestra convivencia,
para emitir con más madurez nuestra profesión religiosa.
Por eso, os pedimos que nos aceptéis en vuestra Congregación,
en la que seguiremos a Cristo
observando los consejos evangélicos
y guardando fielmente la Regla
de esta Congregación religiosa, de N.
El Superior responde:
Dios misericordioso lleve a término vuestra decisión y nos conceda prestaros una ayuda fraterna.
Todos:
Amén.
8. Acabadas las preguntas y la petición, el Superior dice esta u otra oración a Dios Padre:
Oremos.
Y todos guardan silencio durante unos momentos. Luego añade:
Mira favorablemente, Señor, a esta Congregación de N.,
reunida en tu nombre,
y concede a estos hijos tuyos,
que desean continuar su experiencia de la vida religiosa,
descubrir sinceramente tu voluntad
y poder cumplirla con ánimo perseverante.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
Celebración de la Palabra de Dios
9. Se leen textos apropiados de la Sagrada Escritura con cantos escogidos, sobre todo, del salterio. Se pueden escoger también otros textos de documentos de la Iglesia o del Instituto o de los Santos Padres y otros autores probados. La lectura del Evangelio ocupa siempre un lugar principal.
10. El Superior, después, habla a la comunidad y a los novicios sobre la naturaleza de la vida religiosa y la espiritualidad del Instituto o lee un capitulo apropiado de la Regla.
Emisión de la promesa
11. Después los novicios se acercan al Superior y leen la fórmula de la promesa en presencia del Superior, de los testigos y de la comunidad. Si los novicios son muchos pueden leer todos juntos, la fórmula de la promesa, pero cada uno debe pronunciar en singular la frase final, en la que expresa su voluntad personal.
Conclusión del rito
Oh Dios, que nos has dado en tu Hijo
el origen y el ejemplo
de la vida consagrada totalmente a ti y a los hermanos,
te suplicamos que, con tu ayuda,
estos hijos tuyos (N. N.)
cumplan constantemente tus divinos mandatos
y, por la intercesión de la bienaventurada Virgen Maria,
vivan siempre con una voluntad firme,
lo que hoy prometen con ánimo gozoso
y un día profesarán con votos.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
13. El Superior según las circunstancias bendice y saluda fraternalmente a los religiosos que acaban de hacer la promesa y a todos los hermanos, según la costumbre de la familia, religiosa. Entre tanto, se canta un himno o un canto de alabanza.
II RITO DE LA PROMESA EN LA CELEBRACIÓN DEL OFICIO DIVINO
Es también oportuno emitir la promesa dentro de la celebración del Oficio Divino, sobre todo de Laudes y Vísperas, en el que Cristo, nuestro Señor, con su esposa la Iglesia ora al Padre celestial e intercede por la salvación de todo el mundo.
Ritos iniciales
14. La Hora del Oficio Divino empieza de la forma acostumbrada, Al acabar los salmos, el Superior pregunta a los novicios si quieren experimentar por más tiempo la vida religiosa, guardando fielmente la Regla y las Constituciones del Instituto, con estas o parecidas palabras:
¿Queréis, con sincero corazón y prontitud de ánimo
experimentar por más tiempo la vida religiosa,
para seguir a Cristo
por medio de los consejos evangélicos
y guardar fielmente la Regla de nuestra Congregación?
Todos los novicios responden a la vez:
Sí, quiero.
El Superior:
El Señor misericordioso
confirme con su gracia vuestra decisión.
Todos:
Amén.
15. Si parece más conveniente, se omiten las preguntas y se hace la petición del siguiente modo: uno de los novicios, en nombre de todos, dirigiéndose al Superior dice estas o semejantes palabras:
Pasado un año de prueba, deseamos experimentar
durante más tiempo vuestra convivencia,
durante más tiempo vuestra convivencia,
para emitir con más madurez nuestra profesión religiosa
Por eso, os pedimos que nos aceptéis en vuestra Congregación,
en la que seguiremos a Cristo,
observando los consejos evangélicos
y guardando fielmente la Regla
de esta Congregación de N.
Por eso, os pedimos que nos aceptéis en vuestra Congregación,
en la que seguiremos a Cristo,
observando los consejos evangélicos
y guardando fielmente la Regla
de esta Congregación de N.
El Superior responde:
Dios misericordioso lleve a término vuestra decisión y nos conceda prestaros una ayuda fraterna.
Todos:
Amén.
16. Acabadas las preguntas y la petición, el Superior dice esta u otra oración a Dios Padre:
Oremos.
Y todos guardan silencio durante unos momentos:
Mira favorablemente, Señor,
a esta Congregación de N.,
reunida en tu nombre,
y concede a estos hijos tuyos
que desean continuar su experiencia de la vida religiosa,
descubrir sinceramente tu voluntad
y poder cumplirla, con ánimo perseverante.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
Lectura de la Palabra de Dios
17. En lugar de la lectura breve, se lee un texto apropiado de la Sagrada Escritura al que se puede añadir un responsorio que tenga relación con la lectura o con el carácter de la celebración, por ejemplo:
V. Escucha el consejo y acepta la corrección.
R. Escucha el consejo y acepta la corrección.
V. Conserva mis mandatos y vivirás.
R. Escucha el consejo y acepta la corrección.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Escucha el consejo y acepta la corrección.
O bien:
V. Medito tus decretos y me fijo en tus sendas.
R. Medito tus decretos y me fijo en tus sendas.
V. Tu palabra es lámpara para mis pasos.
R. Medito tus decretos y me fijo en tus sendas.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Medito tus decretos y me fijo en tus sendas.
18. El Superior habla a la comunidad y a los novicios sobre la naturaleza de la vida religiosa y la indole del Instituto o lee un capítulo apropiado de la Regla.
Emisión de la promesa
19. Después los novicios se acercan al Superior y leen la fórmula de la promesa en presencia del Superior, de los testigos y de la comunidad. Si los novicios son muchos, pueden leer todos juntos la fórmula de la promesa, pero cada uno debe pronunciar en singular la frase final en la que expresa su voluntad personal
Conclusión del rito
20. En Laudes, se canta el cántico de Zacarías. En Vísperas el cántico de la Virgen María, con sus antífonas.
21. Al acabar el cántico, el Superior dice:
El Señor esté con vosotros
y con tu espíritu.
Y se dicen unas preces apropiadas, de las que aquí se propone un ejemplo, a cada invocación se repite la misma frase que se propone en la monición introductoria o se dice, como respuesta, la secunda parte de la invocación:
Dirijamos nuestra oración a Dios Padre todopoderoso,
que nos ha dado en Jesucristo, su Hijo,
el origen y modelo de toda santidad,
y digámosle:
Danos, Señor, el Espíritu Santo.
Lleva a término en nosotros la buena obra,
- tu que has movido primeramente la voluntad.
Dirige, Señor, nuestras acciones y deseos
- para que podamos consagrarnos plenamente a ti y entregarnos con más intensidad al servicio de la Iglesia.
Enséñanos a seguir la observancia religiosa
- y a que la vida de Cristo sea nuestra ley suprema.
Concédenos hacer buenas obras y hablar la verdad
- para que podamos habitar unidos en tu casa.
En Vísperas:
Para que podamos conocer
y poner en práctica la voluntad divina,
suba hasta el Señor Dios nuestro
esta oración vespertina,
en la que pedimos diciendo:
Santifica a tus siervos en la verdad.
Tu amor, Señor, se realice en nosotros,
- para que nos amemos mutuamente con caridad fraterna.
Derrama sobre nosotros el Espíritu de tu amor,
- para que tengamos un solo corazón y una sola alma.
Danos, Señor, el auxilio necesario.
- para que merezcamos estar a tu servicio.
Lleva, Señor, a nuestros hermanos difuntos a la luz en que habitas,
- y haznos partícipes un día de su misma gloria.
22. Con voz clara recitan todos juntos la oración dominical, a la que se añade la oración del dia, o, según las rúbricas, otras oraciones apropiadas como:
Oh Dios, que nos has dado en tu Hijo
el origen y el ejemplo
de la vida consagrada totalmente a ti y a los hermanos,
te suplicamos que, con tu ayuda,
estos hijos tuyos (N. N.)
cumplan constantemente tus mandatos divinos
y, por la intercesión de la bienaventurada Virgen María,
vivan siempre con una voluntad firme
lo que hoy prometen con ánimo gozoso
y un día profesarán con votos.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
En Laudes:
Dirijamos nuestra oración a Dios Padre todopoderoso,
que nos ha dado en Jesucristo, su Hijo,
el origen y modelo de toda santidad,
y digámosle:
Danos, Señor, el Espíritu Santo.
Lleva a término en nosotros la buena obra,
- tu que has movido primeramente la voluntad.
Dirige, Señor, nuestras acciones y deseos
- para que podamos consagrarnos plenamente a ti y entregarnos con más intensidad al servicio de la Iglesia.
Enséñanos a seguir la observancia religiosa
- y a que la vida de Cristo sea nuestra ley suprema.
Concédenos hacer buenas obras y hablar la verdad
- para que podamos habitar unidos en tu casa.
En Vísperas:
Para que podamos conocer
y poner en práctica la voluntad divina,
suba hasta el Señor Dios nuestro
esta oración vespertina,
en la que pedimos diciendo:
Santifica a tus siervos en la verdad.
Tu amor, Señor, se realice en nosotros,
- para que nos amemos mutuamente con caridad fraterna.
Derrama sobre nosotros el Espíritu de tu amor,
- para que tengamos un solo corazón y una sola alma.
Danos, Señor, el auxilio necesario.
- para que merezcamos estar a tu servicio.
Lleva, Señor, a nuestros hermanos difuntos a la luz en que habitas,
- y haznos partícipes un día de su misma gloria.
22. Con voz clara recitan todos juntos la oración dominical, a la que se añade la oración del dia, o, según las rúbricas, otras oraciones apropiadas como:
Oh Dios, que nos has dado en tu Hijo
el origen y el ejemplo
de la vida consagrada totalmente a ti y a los hermanos,
te suplicamos que, con tu ayuda,
estos hijos tuyos (N. N.)
cumplan constantemente tus mandatos divinos
y, por la intercesión de la bienaventurada Virgen María,
vivan siempre con una voluntad firme
lo que hoy prometen con ánimo gozoso
y un día profesarán con votos.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
23. El Superior, según las circunstancias, bendice y saluda fraternalmente a los religiosos que acaban de hacer la promesa y a todos los hermanos, según la costumbre de la familia religiosa. Entre tanto, se canta un himno o canto de alabanza.
III RITO DE LA PROMESA DENTRO DE LA MISA
Aunque la promesa no tiene un sentido de consagración, motivo por el cual la Santa Madre Iglesia asocia al Sacrificio de Cristo el sacrificio de los profesos, sin embargo, si las circunstancias lo piden, se puede emitir la promesa dentro de la Misa, pues tiene relación con la futura profesión y de algún modo la prepara.
24. Cúmplase con cuidado lo que se prescribe en los números 3-4 de modo que se distinga fácilmente el rito de la promesa del de la profesión religiosa.
Llamada o petición
26. Al acabar el Evangelio, si parece oportuno, el Diacono o el Maestro de novicios llama a éstos por su nombre.
Responden:
Presente
o de un modo parecido, según la costumbre de la familia religiosa y del lugar.
27. Después el Celebrante (o el Superior) pregunta a los novicios si quieren experimentar por más tiempo la vida religiosa, guardando fielmente la Regla y las Constituciones del Instituto:
¿Queréis con sincero corazón y prontitud de ánimo,
experimentar por más tiempo la vida religiosa,
para seguir a Cristo,
y guardar fielmente la Regla de nuestra Congregación?
Todos los novicios responden a la vez:
Si, quiero.
El Celebrante (o el Superior):
El Señor misericordioso
confirme con su gracia vuestra decisión.
Todos:
Amén.
28. Si parece más conveniente, se omite la pregunta y se hace la petición del siguiente modo: uno de los novicios, en nombre de todos dirigiéndose a Superior le dice estas o parecidas palabras.
Nosotros N. y N. con la ayuda de Dios y vuestro amor fraterno hemos pasado en vuestra compañía el tiempo del Noviciado. Ahora, te pedimos humildemente, Padre Hermano), continuar la experiencia de la vida religiosa entre vosotros. Por eso, queremos cumplir nuestro deseo de prepararnos mejor a la profesión y de entregarnos al servicio de Dios y de la Iglesia más plenamente, siguiendo a Cristo por medio de los consejos evangélicos y por la observancia de la Regla de vuestra Congregación.
El Celebrante (o el Superior) le contesta:
Dios misericordioso lleve a término vuestra decisión y nos conceda prestaros una ayuda fraterna.
Todos:
Amén.
Homilía o alocución
29. En la homilía se comentan las lecturas bíblicas o el don de la vocación religiosa para santificación de los elegidos y para bien de toda la Iglesia y de toda la familia humana.
Petición de la gracia divina
30. El Celebrante pide la ayuda divina diciendo:
Oremos.
Y todos oran en silencio durante unos momentos:
Mira favorablemente, Señor, a esta Congregación de N.
reunida en tu nombre,
y concede a estos hijos tuyos
que desean continuar su experiencia de la vida religiosa,
descubrir sinceramente tu voluntad
y poder cumplirla con ánimo perseverante.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
Emisión de la promesa
31. Después los novicios se acercan al Superior y leen la fórmula de la promesa en presencia del Superior, de los testigos y de la comunidad. Si los novicios son muchos, pueden leer todos juntos la fórmula de la promesa, pero cada uno debe pronunciar en singular la frase final en la que expresa su voluntad personal.
Conclusión del rito
32. Es laudable que el rito concluya con la oración universal o de los fieles (se pueden tomar, con las debidas adaptaciones, la monición y las intenciones que se proponen en la parte I, números 94-96, y en la parte II, números 199-201).
Liturgia eucarística
33. Mientras se canta el ofertorio es recomendable que algunos de los hermanos que acaban de hacer la promesa, lleven al altar el pan, vino y agua para el sacrificio eucarístico.
34. Después de decir «La paz del Señor», el Celebrante da la paz. El Superior y los religiosos de la comunidad manifiestan su amor fraterno a los que han hecho la promesa con el abrazo de paz o con otro signo, según la costumbre de la familia religiosa.
35. Después que el Celebrante ha tomado el Cuerpo y la Sangre del Señor los hermanos que han hecho la promesa se acercan al altar para recibir la comunión, que se puede distribuir bajo las dos especies. Después de ellos, pueden recibirla de la misma forma sus padres, familiares y hermanos en religión.
IV RENOVACIÓN DE LA PROMESA
36. Para la renovación de la promesa, pueden seguirse los mismos esquemas propuestos para la emisión, con las debidas adaptaciones. Conviene que el rito se haga con mucha sobriedad, sobre todo si se renueva la promesa frecuente mente o para un periodo corto.
La renovación de la promesa, cuando el motivo de hacerla sea la incertidumbre y vacilación del candidato, conviene que tenga un carácter privado y sin ningún rito litúrgico,
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