Ed. española 1979.
CAPÍTULO III
TEXTOS DIVERSOS QUE SE PUEDEN UTILIZAR EN LOS RITOS DE CONSAGRACIÓN DE VÍRGENES
I. OTRA FORMA DE LLAMAR A LAS VÍRGENES
81. Si la consagración de las vírgenes se hace ante el altar, el Obispo se acerca a la sede que se ha preparado allí y se sienta. El Diácono llama por su nombre a cada una de las vírgenes. Cuando ha escuchado su nombre, la virgen se levanta y responde:
Aquí estoy, Señor; tú me has llamado.
o de otro modo. Después se acerca al presbiterio y permanece fuera de de él.
82. Acabada la llamada, el Obispo invita a todas ellas con estas palabras u otras semejantes:
Venid, hijas, que el Señor va a consagrar
vuestro propósito de virginidad,
por mi humilde ministerio.
Las virgenes responden cantando esta antifona u otro canto apropiado:
Queremos seguirte de todo corazón,
te respetamos y buscamos tu rostro;
no nos dejes defraudadas;
trátanos según tu clemencia
y tu abundante misericordia.
II. OTRAS ANTÍFONAS PARA CANTAR DURANTE LA ENTREGA DE INSIGNIAS
83. Las vírgenes van entrando en el templo del Rey. cf. Sal 44, 15-16
84. Mi corazón tiene ansia de ti. Sal 62, 2
85. Escucha, hija: el Rey está prendado de tu belleza. Sal 44, 11-12
86. Mi corazón se alegra siempre en el Dios vivo. Sal 83, 3
87. Mi bien es estar junto a Dios. Sal 72, 28
88. Busco al amor de mi alma. Cant 3, 1
89. Mi amado es mío y yo soy suya. Cant 2, 16
90. No me escondas tu rostro, Señor, déjame oír tu voz. Cant 2, 14
91. Ven, esposa mía, ven que voy a coronarte. Cant 4, 8
92. La llevaré al desierto y le hablaré al corazón. Os 2, 14
93. Quien se une al Señor es un solo espíritu con Él. 1 Cor 4, 17
III. OTRA FORMA DE ENTREGAR LAS INSIGNIAS DE LA CONSAGRACIÓN
94. Para la imposición del velo, que se omite si las vírgenes ya han recibido canónicamente el velo. Terminada la oración consecratoria, el Obispo y el pueblo se sientan. Las vírgenes se levantan, y, acompañadas de dos religiosas o de dos mujeres seglares, se acercan al Obispo que impone a cada una el velo, diciendo:
Recibe el velo, signo de tu consagración a Cristo, el Señor,
y de tu dedicación al servicio de la Iglesia.
La virgen responde:
Amén.
Y recibido el velo, vuelve a su sitio, y permanece alli en pie. Después que han recibido todas el velo, las vírgenes cantan la antifona:
Me consagraré a tus obras, Señor,
en cuerpo y alma.
Si a las virgenes les resultara dificil cantar la antifona «Me consagraré», podria cantarla el coro en vez de ellas, después que una o dos de las vírgenes hubieran recibido el velo. En este caso la antifona se podria ir repitiendo cada dos o más versículos de un salmo o canto apropiado.
95. Para la entrega del anillo. Veladas todas las vírgenes, se entregan los anillos de este modo: las vírgenes se acercan al Obispo, en el mismo orden que antes. Entonces el Obispo entrega a cada virgen el anillo diciendo:
Recibe el anillo, signo de tu desposorio con Cristo;
guarda siempre fidelidad plena a tu Esposo,
para que te pueda admitir un dia
en las bodas de su reino.
Las virgenes responden:
Amén.
96. Para la entrega del libro de oración. A continuación, si se cree oportuno, el Obispo tres cada una de la vírgenes recién consagradas, el libro de la Oración de la Iglesia, diciendo la fórmula siguiente u otra parecida:
Recibe el libro de la oración de la Iglesia;
con él cantaràs siempre las alabanzas del Padre
y orarás a Dios por el bien del mundo entero
La virgen responde:
Amén.
Y vuelve a su sitio.
97. Después que todas han recibido las insignias de la profesión, las vírgenes cantan la antifona:
Estoy desposada con aquél, a quien sirven los ángeles
y cuya belleza admiran el sol y la luna.
Si a las vírgenes les resultara difícil cantar la antifona «Estoy desposada», podría cantarla el coro en vez de ellas, después que una o dos vírgenes hubieran recibido el anillo. En este caso se podría ir repitiendo la antifona Estoy desposada, cada dos o más versículos de un salmo o canto apropiado.
IV. OTRA FÓRMULA DE BENDICIÓN FINAL
98. Al acabar la oración después de la comunión, las vírgenes que acaban de ser consagradas para siempre a Dios se colocan delante del altar y el Obispo, vuelto hacia ellas, dice:
Que Dios, inspirador y causa de los santos propósitos,
os proteja constantemente con su gracia,
para que viváis el don de vuestra vocación con espíritu fiel.
Todas:
Amén.
Obispo:
El mismo os haga testimonio y signo de la caridad divina
en medio del mundo.
Todas:
Amén.
Obispo:
Y mantenga hasta la eternidad
los vínculos, con los que os ha unido a Cristo en la tierra.
Todos:
Amén.
99. Finalmente, bendice a todo el pueblo, añadiendo:
Y a todos vosotros
que habéis estado presentes en esta celebración
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre +, Hijo + y Espíritu + Santo.
Todos:
Amén.
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