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Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

lunes, 15 de febrero de 2021

Misa ritual en la renovación de los votos.

Misal Romano (3ª Ed.), misas rituales.

VIII. EN LA PROFESIÓN RELIGIOSA

Estas misas pueden decirse en el día de la primera profesión, en el día de la profesión perpetua y en el día de la renovación, con vestiduras de color blanco o festivo, en los días en que se pueden celebrar misas rituales
Todas las oraciones que se ponen para varón se pueden adaptar para mujer, cambiando el género; las que se ponen en plural, se pueden usar en singular, cambiando el número.
Las misas en los aniversarios de la profesión religiosa se encuentran entre las misas por diversas necesidades.


3. En la renovación de los votos

Antífona de entrada Cf. Sal 39, 8-9
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas [T. P. Aleluya].

O bien: Cf. Sal 121, 1-2
Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor». Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén [T. P. Aleluya].

O bien: Cf. Sal 65, 13-14
Entraré en tu casa con víctimas para cumplirte mis votos: los que pronunciaron mis labios [T. P. Aleluya].

Oración colecta
Oh, Dios, que mantienes el orden del universo
y gobiernas a los hombres,
mira a estos hijos tuyos,
que desean renovar su oblación;
concédeles que, de día en día,
se unan más íntimamente al misterio de la Iglesia
y se consagren con mayor intensidad
al bien de la familia humana.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración sobre las ofrendas
Mira, bondadoso, Señor,
las ofrendas de tu pueblo,
que estos hermanos nuestros
enriquecen con su renovada oblación
de castidad, pobreza y obediencia;
convierte los dones temporales
en sacramento de eternidad
y conforma el espíritu de quienes los ofrecen
a imagen de tu Hijo.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Prefacio
LA VIDA RELIGIOSA COMO SERVICIO A DIOS POR LA IMITACIÓN DE CRISTO

V. El Señor esté con vosotros. R.
V. Levantemos el corazón. R.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

El cual,
retoño inmaculado de la raíz de una Virgen,
proclamó dichosos a los limpios de corazón,
y, con el ejemplo de su vida,
reveló la grandeza de la castidad.

Él quiso hacer siempre tu voluntad
y, obediente hasta la muerte por nosotros,
quiso ofrecerse como sacrificio perfecto agradable a ti.
Él dedicó al servicio exclusivo de tu majestad
a quienes dejan por ti todas las cosas,
y les aseguró que encontrarían su tesoro en los cielos.

Por eso,
con los ángeles y con la multitud de los santos,
te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

Antífona de comunión Cf. Mc 3, 35
El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre, dice el Señor [T. P. Aleluya].

O bien: Gál 2, 19-20
Estoy crucificado con Cristo; vivo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mi [T. P. Aleluya].

O bien: Sal 33,9
Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él [T. P. Aleluya].

Oración después de la comunión
Después de recibidos los sacramentos del cielo, como
te pedimos humildemente, Señor,
que sean fortalecidos con la virtud de Cristo
y defendidos con la protección del Espíritu Santo
estos siervos tuyos
que han renovado sus esforzados propósitos
confiando solamente en la gracia de lo alto.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

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