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domingo, 14 de febrero de 2021

Misa ritual en la profesión perpetua B.

Misal Romano (3ª Ed.), misas rituales.

VIII. EN LA PROFESIÓN RELIGIOSA

Estas misas pueden decirse en el día de la primera profesión, en el día de la profesión perpetua y en el día de la renovación, con vestiduras de color blanco o festivo, en los días en que se pueden celebrar misas rituales
Todas las oraciones que se ponen para varón se pueden adaptar para mujer, cambiando el género; las que se ponen en plural, se pueden usar en singular, cambiando el número.
Las misas en los aniversarios de la profesión religiosa se encuentran entre las misas por diversas necesidades.


2. En la profesión perpetua B

Antífona de entrada Cf. Sal 65, 13-14
Entraré en tu casa con víctimas para cumplirte mis votos: los que pronunciaron mis labios [T. P. Aleluya].

Se dice Gloria.

Oración colecta
Señor, Padre santo,
confirma en tu bondad
el propósito de tus siervos N. y N.,
y haz que la gracia del bautismo,
que desean fortalecer con nuevos vínculos,
llegue en ellos a su plena eficacia;
si darán el culto debido a tu Majestad
extenderán con ardor apostólico el reino de Cristo.
Él, que vive y reina contigo.

Se dice Credo, si lo exigen las rúbricas, se omite la oración universal.

Oración sobre las ofrendas
Acepta, oh, Dios de clemencia,
las ofrendas de tus siervos
y transfórmalas en sacramento de redención;
ya quienes paternalmente has llamado
para que imiten con mayor fidelidad a tu Hijo,
llénalos de los dones del Espíritu Santo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio
LA VIDA RELIGIOSA COMO SERVICIO A DIOS POR LA IMITACIÓN DE CRISTO

V. El Señor esté con vosotros. R.
V. Levantemos el corazón. R.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

El cual,
retoño inmaculado de la raíz de una Virgen,
proclamó dichosos a los limpios de corazón,
y, con el ejemplo de su vida,
reveló la grandeza de la castidad.

Él quiso hacer siempre tu voluntad
y, obediente hasta la muerte por nosotros,
quiso ofrecerse como sacrificio perfecto agradable a ti.
Él dedicó al servicio exclusivo de tu majestad
a quienes dejan por ti todas las cosas,
y les aseguró que encontrarían su tesoro en los cielos.

Por eso,
con los ángeles y con la multitud de los santos,
te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

En las plegarias eucarísticas, si se juzga oportuno, se hace mención de los profesos o de las profesas.

I. Para varones

1. Cuando se utiliza el Canon romano se dice Acepta, Señor, en tu bondad propio.

Acepta, Señor, en tu bondad,
y santifica esta ofrenda
de tu siervos y de estos hijos tuyos
que te ofrecemos en el día de su profesión,
para que, por tu gracia,
los que hoy te han consagrado su vida,
merezcan participar gozosos de la Pascua eterna
en el advenimiento glorioso de tu Hijo.
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]

II. Cuando se utiliza la plegaria eucarística II, se añade la siguiente intercesión:

... y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.

Acuérdate también, Señor, de estos hermanos,
que hoy se consagran a tu perpetuo servicio,
y concédeles que eleven siempre
el corazón y el espíritu hacia ti,
y glorifiquen tu santo nombre.

Acuérdate también de nuestros hermanos
que durmieron en la esperanza de la resurrección...

II. Cuando se utiliza la plegaría eucarística III, se añade la siguiente intercesión:

... al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
ya todo el pueblo redimido por ti.

Dígnate, Señor,
fortalecer en su santo propósito
a estos siervos tuyos
que hoy se han unido para siempre a ti
con los vínculos de la vida religiosa,
y concédeles manifestar en tu Iglesia
la vida nueva y eterna
que Cristo nos adquirió con su redención.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia...

IV. Cuando no se utiliza el prefacio propio se puede emplear la Plegaria eucarística IV. La mención se intercala en la intercesión Y ahora, Señor, acuérdate.

Y ahora, Señor, acuérdate
de todos aquellos por quienes te ofrecemos este sacrificio:
de tu servidor el papa N., de nuestro obispo N.,
del orden episcopal y de los presbíteros y diáconos,
y de estos hermanos que hoy se han consagrado a ti e
con la profesión religiosa,
de los oferentes y de los aquí reunidos,
de todo tu pueblo santo
y de aquellos que te buscan con sincero corazón.

II. Para mujeres

I. Cuando se utiliza el Canon romano se dice Acepta, Señor, en tu bondad propio.

Acepta, Señor, en tu bondad,
y santifica esta ofrenda
de tus siervos y de estas hijas tuyas
que te ofrecemos en el día de su profesión,
para que, por tu gracia,
las que hoy se han unido más estrechamente a tu Hijo
le reciban con gozo,
cuando venga al final de los tiempos.
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]

II. Cuando se utiliza la plegaria eucarística II, se añade la siguiente intercesión:

... y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.

Acuérdate también, Señor, de estas hermanas,
que han dejado todo por ti
para encontrarte en todas las cosas
y concédeles que, olvidándose de sí mismas,
estén atentas a las necesidades de los demás.

Acuérdate también de nuestros hermanos...

III. Cuando se utiliza la plegaria eucarística III, se añade la siguiente intercesión:

... al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
ya todo el pueblo redimido por ti.

Dígnate, Señor,
fortalecer en su santo propósito
a estas siervas tuyas,
que quieren seguir a Jesucristo,
dando testimonio de vida evangélica
y de amor fraterno.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia...

IV. Cuando no se utiliza el prefacio propio se puede emplear la Plegaria eucarística IV. La mención se intercala en la intercesión Y ahora, Señor, acuérdate.

Y ahora, Señor, acuérdate
de todos aquellos por quienes te ofrecemos este sacrificio:
de tu servidor el papa N., de nuestro obispo N.,
del orden episcopal y de los presbíteros y diáconos,
y de estas hermanas que hoy se han consagrado a ti
con la profesión perpetua,
de los oferentes y de los aquí reunidos,
de todo tu pueblo santo
y de aquellos que te buscan con sincero corazón.

Antífona de comunión Sal 33,9
Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él [T. P. Aleluya].

Oración después de la comunión
La profesión perpetua que hemos celebrado
y la recepción del divino sacramento
nos llenen de alegría, Señor,
para que esta doble ofrenda
mueva los corazones de tus siervos con ardiente caridad
al servicio de la Iglesia y de los hombres.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Bendición solemne al final de la misa

El sacerdote, con las manos extendidas sobre los recién profesos, dice:

Dios, que nos ha inspirado
y ha hecho realidad el santo propósito,
os defienda constantemente con su gracia,
para que podáis cumplir con fidelidad los deberes de vuestra vocación.

R. Amén.

Él mismo os haga partícipes de su amor divino,
y testigos y signo de este amor ante mundo.

R. Amén.

Y los vínculos con que os unió a Cristo en la tierra,
por su bondad, se perpetúen en el cielo.

R. Amén.

Y bendice a todo el pueblo añadiendo:

Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre, Hijo +, y Espíritu Santo.

R. Amén.

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