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viernes, 5 de febrero de 2021

Viernes 12 marzo 2021, Viernes de la III semana de Cuaresma, feria.

CALENDARIO

12 VIERNES DE LA III SEMANA DE CUARESMA, feria
Abstinencia

Misa
de feria (morado).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Cuaresma.
LECC.: vol. II.
La Cuaresma: Amar a Dios sobre todas las cosas.
- Os 14, 2-10. No llamaremos ya “nuestro Dios” a la obra de nuestras manos.
- Sal 80. R. Yo soy el Señor, Dios tuyo; escucha mi voz.
- Mc 12, 28b-34. El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y lo amarás.

Liturgia de las Horas: oficio de feria.

Martirologio: elogs. del 13 de marzo, pág. 205.
CALENDARIOS: OFM Conv.: Beata Ángela Salawa (conm.).
Vitoria: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Juan Carlos Elizalde Espinal, obispo (2016).
Guadix: Aniversario de la muerte de Mons. Juan García-Santacruz y Ortiz, obispo, emérito (2011).

TEXTOS MISA

Viernes de la III semana de Cuaresma.


Antífona de entrada Sal 86, 8.10
No tienes igual entre los dioses, Señor: grande eres tú y haces maravillas, tú eres el único Dios.
Non est símilis tui in diis, Dómine, quóniam magnus es tu et fáciens mirabília; tu es Deus solus.

Oración colecta
Infunde bondadosamente, Señor, tu gracia en nuestros corazones, para que sepamos apartarnos de los errores humanos y secundar las inspiraciones que, por tu generosidad, nos vienen del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Córdibus nostris, quaesumus, Dómine, grátiam tuam benígnus infúnde, ut ab humánis semper retrahámur excéssibus, et mónitis inhaerére valeámus, te largiénte, caeléstibus. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Viernes de la III semana de Cuaresma (Lec. II).

PRIMERA LECTURA Os 14, 2-10
No llamaremos ya “nuestro Dios” a la obra de nuestras manos

Lectura de la profecía de Oseas.

Esto dice el Señor:
«Vuelve, Israel, al Señor tu Dios,
porque tropezaste por tu falta.
Tomad vuestras promesas con vosotros,
y volved al Señor.
Decidle: “Tú quitas toda falta,
acepta el pacto.
Pagaremos con nuestra confesión:
Asiria no nos salvará,
no volveremos a montar a caballo,
y no llamaremos ya ‘nuestro Dios’
a la obra de nuestras manos.
En ti el huérfano encuentra compasión”.
“Curaré su deslealtad,
los amaré generosamente,
porque mi ira se apartó de ellos.
Seré para Israel como el rocío,
florecerá como el lirio,
echará sus raíces como los cedros del Líbano.
Brotarán sus retoños
y será su esplendor como el olivo,
y su perfume como el del Líbano.
Regresarán los que habitaban a su sombra,
revivirán como el trigo,
florecerán como la viña,
será su renombre como el del vino del Líbano.
Efraín, ¿qué tengo que ver con los ídolos?
Yo soy quien le responde y lo vigila.
Yo soy como un abeto siempre verde,
de mí procede tu fruto”.
¿Quién será sabio, para comprender estas cosas,
inteligente, para conocerlas?
Porque los caminos del Señor son rectos:
los justos los transitan,
pero los traidores tropiezan en ellos».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 80, 6c-8a. 8bc-9. 10-11ab. 14 y 17 (R.: cf. 11, 9a)
R.
Yo soy el Señor, Dios tuyo; escucha mi voz.
Ego sum Dóminus Deus tuus: audi vocem meam.

V. Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste en la aflicción, y te libré.
R. Yo soy el Señor, Dios tuyo; escucha mi voz.
Ego sum Dóminus Deus tuus: audi vocem meam.

V. Te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.
Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel!
R. Yo soy el Señor, Dios tuyo; escucha mi voz.
Ego sum Dóminus Deus tuus: audi vocem meam.

V. No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto.
R. Yo soy el Señor, Dios tuyo; escucha mi voz.
Ego sum Dóminus Deus tuus: audi vocem meam.

V. ¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!
Los alimentaría con flor de harina,
los saciaría con miel silvestre.»
R. Yo soy el Señor, Dios tuyo; escucha mi voz.
Ego sum Dóminus Deus tuus: audi vocem meam.

Versículo antes del Evangelio Mt 4, 17
Convertíos –dice el Señor–, porque está cerca el reino de los cielos.
Paeniténtiam ágite, dicit Dóminus; appropinquávit regnum caelórum.

EVANGELIO 12, 28b-34
El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y lo amarás
Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?». Respondió Jesús:
«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos».
El escriba replicó:
«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
«No estás lejos del reino de Dios».
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Ángelus 4-noviembre-2018
Amar a Dios es vivir de Él y para Él, por aquello que Él es y por lo que Él hace. Y nuestro Dios es donación sin reservas, es perdón sin límites, es relación que promueve y hace crecer. Por eso, amar a Dios quiere decir invertir cada día nuestras energías para ser sus colaboradores en el servicio sin reservas a nuestro prójimo, en buscar perdonar sin límites y en cultivar relaciones de comunión y de fraternidad. El evangelista Marcos no se preocupa en especificar quién es el prójimo porque el prójimo es la persona que encuentro en el camino, durante mi jornada. No se trata de preseleccionar a mi prójimo, eso no es cristiano. Pienso que mi prójimo es aquel que he preseleccionado: no, esto no es cristiano, es pagano. Se trata de tener ojos para verlo y corazón para querer su bien. Si nos ejercitamos para ver con la mirada de Jesús, podremos estar siempre a la escucha y cerca de quien tiene necesidad. Las necesidades del prójimo reclaman ciertamente respuestas eficaces, pero primero exigen compartir.

Oración de los fieles
Oremos al Señor, nuestro Dios, que nos llama a caminar por sus sendas, que son rectas y justas.
- Para que se muestre a los que no lo conocen. Roguemos al Señor
- Para que atraiga a Cristo a los alejados. Roguemos al Señor.
- Para que levante y reconstruya la vida de aquellos que han tropezado por el escándalo cometido por parte de los cristianos. Roguemos al Señor
- Para que perdone nuestros pecados y los de todos los hombres. Roguemos al Señor.
Señor Dios nuestro, escucha las súplicas de los que quieren oír tu voz, y concédenos amarte siempre a ti en los hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor

Oración sobre las ofrendas
Mira, Señor, con bondad los dones que te dedicamos, para que sean gratos a tus ojos y nos alcancen siempre la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Réspice, quaesumus, Dómine, propítius ad múnera, quae sacrámus, ut tibi grata reddántur, et nobis salutária semper exsístant. Per Christum.

PREFACIO III DE CUARESMA
LOS FRUTOS DE LA ABSTINENCIA
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú has querido que te diésemos gracias mediante la abstinencia, para que nosotros pecadores, dominásemos con ella nuestro orgullo e imitásemos tu generosidad, dando de comer a los necesitados.
Por eso, con los innumerables ángeles, proclamamos tu grandeza y te alabamos con una sola voz:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Qui nos per abstinéntiam tibi grátias reférre voluísti, ut ipsa et nos peccatóres ab insoléntia mitigáret, et, egéntium profíciens aliménto, imitatóres tuae benignitátis effíceret.
Et ídeo, cum innúmeris Angelis, una te magnificámus laudis voce dicéntes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA III.

Antífona de la comunión Cfr Mc 12, 33

Amar a Dios con todo el corazón, y al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los sacrificios.
Dilígere Deum ex toto corde, et próximum tamquam seípsum, maius est ómnibus sacrifíciis.

Oración después de la comunión
La acción de tu poder, Señor, penetre nuestros cuerpos y almas, para que poseamos en la plenitud de la salvación lo que en esta participación hemos recibido. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Mentes nostras et córpora, Dómine, quaesumus, operátio tuae virtútis infúndat, ut, quod participatióne súmpsimus, plena redemptióne capiámus. Per Christum.

Oración sobre el pueblo
Se puede añadir ad libitum
V.
El Señor esté con vosotros. R.
V.
Inclinaos para recibir la bendición.
Señor, mira a los fieles que imploran tu misericordia, para que puedan difundir por todas partes los dones de tu amor quienes han puesto en ti su confianza. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Implorántes, Dómine, misericórdiam tuam, fidéles tuos propítius intuére, ut, qui de tua pietáte confídunt, tuae caritátis dona ubíque diffúndere váleant. Per Christum.
V. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo +, y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y os acompañe siempre. R.

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