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domingo, 27 de noviembre de 2022

Martes 27 diciembre 2022, San Juan, apóstol y evangelista, fiesta.

SOBRE LITURGIA

VIAGGIO APOSTOLICO IN COREA, PAPUA NUOVA GUINEA, ISOLE SALOMONE E THAILANDIA
INCONTRO CON I MALATI
OMELIA DI GIOVANNI PAOLO II

Chiesa di San Giuseppe - Port Moresby (Papua Nuova Guinea)
Martedì, 8 maggio 1984

Cari fratelli e sorelle.

1. La pace di nostro Signore Gesù Cristo riempia i vostri cuori! Sia benvenuta questa occasione di essere tra voi che portate il peso della malattia e del dolore, e di incoraggiarvi a unire le vostre sofferenze alle sofferenze di Cristo.

Quando Gesù incaricò i suoi apostoli di “predicare il Vangelo ad ogni creatura” (Mc 16, 15), promise che certi segni avrebbero accompagnato la loro opera. “Nel mio nome - disse - scacceranno i demoni, parleranno lingue nuove . . . imporranno le mani ai malati e questi guariranno” (Mc 16, 17-18). Queste parole del nostro Salvatore ci rivelano come l’assistenza agli infermi sia strettamente legata alla predicazione del Vangelo e costituisca una parte importante della missione di Cristo nel mondo.

Non può sorprendere, dunque, che i missionari venuti a Papua Nuova Guinea non solo portassero la buona novella della salvezza, ma anche si prendessero cura dei malati. E davvero la loro amorevole compassione per coloro che soffrivano fece un’impressione profonda sui vostri avi. Guardando a questo esempio di carità e fede, essi accolsero benevolmente fra loro i missionari e aprirono le porte dei loro cuori al Vangelo del nostro Signore Gesù Cristo.

2. Con uguali sentimenti io vengo a voi oggi. Vengo a dirvi del mio amore per voi in Cristo, e ad assicurarvi la sollecitudine pastorale dell’intera Chiesa. La Chiesa, come Gesù suo redentore, vuole sempre essere vicina a coloro che soffrono. Essa li eleva al Signore con la preghiera. Offre loro consolazione e speranza. Li aiuta a trovare un senso nelle apprensioni e nel dolore, insegnando loro che la sofferenza non è una punizione divina, né la conseguenza di un maleficio degli spiriti maligni. La Chiesa porta ad esempio Cristo che, attraverso la sua crocifissione e risurrezione, ha riscattato tutta la sofferenza dell’umanità e ha così conferito un senso a questo mistero della umana esistenza.

La Chiesa offre grazia e forza per mezzo del sacramento dell’Unzione degli infermi. Seguendo il rituale descritto da san Giacomo, il sacerdote che amministra questo sacramento prega per la persona malata “dopo averla unta con olio, nel nome del Signore” (Gc 5, 14). In tal modo, il Signore, nella sua misericordia e nel suo amore, aiuta la persona malata con la grazia dello Spirito Santo; la libera dal peccato, la salva e la eleva. Questo sacramento della Chiesa è un’esperienza che conforta, eleva e santifica il malato; è un incontro personale con Cristo, il redentore e guaritore dell’umanità.

3. Cari fratelli e sorelle, voglio che sappiate quanto siete importanti per la Chiesa, perché svolgete un ruolo insostituibile nella sua missione di salvezza. Quando portate le vostre sofferenze in unione con il Signore, nostro salvatore, voi, come dice san Paolo, “completate nella vostra carne quello che manca ai patimenti di Cristo, a favore del suo corpo che è la Chiesa” (Col 1, 24). Unendo le vostre sofferenze al sacrificio di Cristo, aiutate gli altri a prendere parte alla redenzione di Cristo. Cooperate con Cristo nel portare la sua salvezza in Papua Nuova Guinea e nel mondo. Nel cercare di vivere il mistero della sofferenza in unione con Cristo, siate uomini e donne di preghiera. Dice san Giacomo: “Pregate gli uni per gli altri per essere guariti. Molto vale la preghiera del giusto fatta con insistenza” (Gc 5,16).

Provate in modo particolare a incoraggiare e sostenere i vostri fratelli e sorelle che soffrono. Fate che la vostra sofferenza, sopportata nell’amore per Cristo, formi in voi un cuore pieno di compassione e misericordia. Possa il nostro Padre celeste “colmare ogni vostro bisogno secondo la sua ricchezza con magnificenza in Gesù Cristo” (Fil 4, 19). E possa l’amore di Gesù essere sempre nei vostri cuori.

CALENDARIO

27 MARTES. SAN JUAN, apóstol y evangelista, fiesta

Fiesta de san Juan, apóstol y evangelista, hijo de Zebedeo, que junto con su hermano Santiago y con Pedro fue testigo de la transfiguración y de la pasión del Señor, y al pie de la cruz recibió de Él a María como madre. En su evangelio y en otros escritos se muestra como teólogo, habiendo contemplado la gloria del Verbo encarnado y anunciando lo que vio (elog. del Martirologio Romano).

Misa de la fiesta (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Pf. Nav., embolismos props. de la Octava en las PP. EE. Conveniente PE I. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. IV.
- 1 Jn 1, 1-4.
Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos.
- Sal 96. R. Alegraos, justos, con el Señor.
- Jn 20, 1a. 2-8. El otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro.

* Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.

Liturgia de las Horas: oficio de la fiesta. Te Deum. Vísp. como II Vísp. del día 25 y props. Comp. Dom. I o II.

Martirologio: elogs. del 28 de diciembre, pág. 737.
CALENDARIOS: Barcelona: Aniversario de la ordenación episcopal del cardenal Lluís Martínez Sistach, arzobispo, emérito (1987).
Huelva: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. José Vilaplana Blasco, obispo, emérito (1984).

TEXTOS MISA

27 de diciembre
SAN JUAN, APÓSTOL Y EVANGELISTA
Fiesta

Antífona de entrada
Este es Juan, que durante la cena reclinó su cabeza en el pecho del Señor: apóstol bienaventurado, a quien fueron revelados los secretos divinos y difundió la palabra de vida por toda la tierra.
Iste est Ioánnes, qui supra pectus Dómini in cena recúbuit: beátus Apóstolus, cui reveláta sunt secréta caeléstia, et verba vitae in toto terrárum orbe diffúdit.
O bien: Cf. Eclo 15, 5
En medio de la asamblea le abrirá la boca, y el Señor lo llenará del espíritu de sabiduría y de inteligencia, lo revestirá con un vestido de gloria.
In médio Ecclésiae apéruit os eius, et implévit eum Dóminus spíritu sapiéntiae et intelléctus; stolam glóriae índuit eum.

Monición de entrada
Hoy se celebra la fiesta de san Juan, apóstol y evangelista, hijo de Zebedeo, que junto con su hermano Santiago y con Pedro fue testigo de la transfiguración y de la pasión del Señor, y al pie de la cruz recibió de él a María como madre. En su Evangelio y en otros escritos se muestra como teólogo y apóstol que nos anuncia lo que oyó, lo que sus ojos vieron y sus manos palparon, para que nuestra alegría sea completa.

Se dice Gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que por medio del apóstol san Juan nos has revelado las misteriosas profundidades de tu Verbo, concédenos comprender con inteligencia y amor lo que él ha hecho resonar en nuestros oídos admirablemente. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui per beátum apóstolum Ioánnem Verbi tui nobis arcána reserásti, praesta, quaesumus, ut, quod ille nostris áuribus excellénter infúdit, intellegéntiae competéntis eruditióne capiámus. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas propias de la fiesta de san Juan, apóstol y evangelista (Lec. IV).

PRIMERA LECTURA 1 Jn 1, 1-4
Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos
Comienzo de la primera carta del apóstol san Juan.

Queridos hermanos:
Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca del Verbo de la vida; pues la Vida se hizo visible, y nosotros hemos visto, damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis en comunión con nosotros y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto, para que nuestro gozo sea completo.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 96, 1-2. 5-6. 11-12 (R.: 12a)
R. Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini, iusti, in Dómino.

V. El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.
R. Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini, iusti, in Dómino.

V. Los montes se derriten como cera ante el Señor,
ante el Señor de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
R. Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini, iusti, in Dómino.

V. Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.
R. Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini, iusti, in Dómino.

Aleluya
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. A ti, oh, Dios, te alabamos, a ti, Señor, te reconocemos; a ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles. R.
Te Deum laudámus, te Dóminum confitémur; te gloriósus Apostolórum chorus laudat Dómine.

EVANGELIO Jn 20, 2-8
El otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro
 Lectura del santo Evangelio según san Juan.
R. Gloria a ti, Señor.

El primer día de la semana, María la Magdalena echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Del Papa Benedicto XVI, Ex. Ap. Verbum Domini 5.
Juan, a quien la tradición señala como el "discípulo al que Jesús amaba" (Jn 13, 23; Jn 20, 2; Jn 21, 7.20), sacó de su experiencia personal de encuentro y seguimiento de Cristo, una certeza interior: Jesús es la Sabiduría de Dios encarnada, su Palabra eterna que se ha hecho hombre mortal (Cf. Ángelus, 4 enero 2009).13 Que aquel que "vio y creyó" (Jn 20, 8) nos ayude también a nosotros a reclinar nuestra cabeza sobre el pecho de Cristo (cf. Jn 13, 25), del que brotaron sangre y agua (cf. Jn 19, 34), símbolo de los sacramentos de la Iglesia. Siguiendo el ejemplo del apóstol Juan y de otros autores inspirados, dejémonos guiar por el Espíritu Santo para amar cada vez más la Palabra de Dios.

Oración de los fieles
El evangelista san Juan contempló al Señor Jesús en la Palabra hecha carne. Por su intercesión, elevemos al Padre nuestra oración.
Por la Iglesia, para que viva siempre mejor el mandato del amor, recordado y testimoniado por el evangelista san Juan. Oremos.
- Por todos los que anuncian el Evangelio a través de la predicación, la catequesis y los distintos medios de comunicación social, para que puedan hacerlo en todo momento con la sabiduría y profundidad del apóstol san Juan. Oremos.
Por todos los que sufren en el cuerpo y en el espíritu, para que sean fortalecidos por la asistencia maternal de la Virgen María, confiada por Cristo en la cruz a su discípulo amado. Oremos.
- Por todos nosotros, para que, por la intercesión de san Juan, unamos la intimidad en la oración al ardor apostólico en el servicio a Dios y a los hermanos. Oremos.
Padre de bondad, tu Hijo, que quiso acampar entre nosotros, te presenta hoy las súplicas de tu Iglesia. Acógelas en tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Santifica, Señor, los dones que hemos presentado para que, al participar de esta cena, nos abramos al misterio del Verbo eterno que revelaste a tu apóstol san Juan en la misma fuente. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Múnera, quaesumus, Dómine, obláta sanctífica, et praesta, ut ex huius cenae convívio aetérni Verbi secréta hauriámus, quae ex eódem fonte apóstolo tuo Ioánni revelásti. Per Christum.

PREFACIO II NAVIDAD
LA RESTAURACIÓN DEL UNIVERSO EN LA ENCARNACIÓN
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
Porque en el misterio santo que hoy celebramos, el que era invisible en su naturaleza se hace visible al adoptar la nuestra; el Eterno, engendrado antes del tiempo, comparte nuestra vida temporal para reconstruir todo el universo al asumir en sí todo lo caído, para llamar de nuevo al reino de los cielos al hombre descarriado.
Por eso, te alabamos con todos los ángeles, aclamándote llenos de alegría:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Qui, in huius venerándi festivitáte mystérii, invisíbilis in suis, visíbilis in nostris appáruit, et ante témpora génitus esse copit in témpore; ut, in se érigens cuncta deiécta, in íntegrum restitúeret univérsa, et hóminem pérditum ad caeléstia regna revocáret.
Unde et nos, cum ómnibus Angelis te laudámus, iucúnda celebratióne clamántes:
Santo, Santo, Santo…

Cuando se utiliza el Canon romano, se dice Reunidos en comunión propio. Se dice: para celebrar el día santo.

Antífona de comunión Jn 1, 14. 16
El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros; de su plenitud todos hemos recibido.
Verbum caro factum est, et habitávit in nobis. Et de plenitúdine eius nos omnes accépimus.

Oración después de la comunión
Dios todopoderoso, te pedimos, por el misterio que hemos celebrado, que el Verbo hecho carne, a quien anunció el apóstol san Juan, habite siempre entre nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Praesta, quaesumus, omnípotens Deus, ut Verbum caro factum, quod beátus Ioánnes apóstolus praedicávit, per hoc mystérium quod celebrávimus hábitet semper in nobis. Qui vivit et regnat in saecula saeculórum.

MARTIROLOGIO

Elogios del 28 de diciembre
F
iesta de los santos Inocentes mártires, niños que fueron ejecutados en Belén de Judea por el impío rey Herodes, para que pereciera con ellos el niño Jesús, a quien habían adorado los Magos. Fueron honrados como mártires desde los primeros siglos de la Iglesia, primicia de todos los que habían de derramar su sangre por Dios y el Cordero.
2. En Alejandría de Egipto, san Teona, obispo, que fue el maestro y predecesor de san Pedro, mártir. (300)
3. Conmemoración de san Antonio, monje, que llevó vida solitaria y, siendo ya anciano, se recluyó en el monasterio de Lérins, en la región de Provenza, en la actual Francia, donde, amable y docto, murió piadosamente. (c. 520)
4*. En Matelica, lugar del Piceno, actual región de Las Marcas, en Italia, beata Matías Nazzareni, abadesa de la Orden de Clarisas. (1326)
5. En Lyon, en Francia, muerte de san Francisco de Sales, obispo de Ginebra, cuya memoria se celebra en la fecha de su sepultura en Annecy, el día veinticuatro de enero. (1622)
6. En Roma, san Gaspar del Búfalo, presbítero, el cual lucho denodadamente por la libertad de la Iglesia y, encarcelado, no cesó de conducir a los pecadores por el camino recto, principalmente con la devoción a la preciosísima sangre de Cristo, en cuyo honor fundó las Congregaciones de Misioneros y de Hermanas de la Preciosa Sangre. (1837)
7*. En Nápoles, en Italia, beata Catalina Volpicelli, virgen, que entregada a la asistencia de los pobres y enfermos fundó el Instituto de Esclavas del Sagrado Corazón, con la finalidad de que siempre manifestase una caridad activa, adaptada a las necesidades de los tiempos. (1894)
8*. En Kiev, en Ucrania, beato Gregorio Khomysyn, obispo de Stanislaviv y mártir, el cual, en tiempo de persecución de la fe, mereció sentarse en el convite celestial del Cordero (1945).


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