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Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

viernes, 3 de abril de 2020

Bendición de la mesa.

Bendicional, 31 de mayo de 1984 (ed. española 19-marzo-2020)

Segunda parte. Bendiciones que atañen a las construcciones y a las diversas actividades de los cristianos.

CAPÍTULO XXVII
BENDICIÓN DE LA MESA

883. El cristiano, antes y después de comer, tanto si lo hace solo como si comparte los alimentos con otros hermanos, da gracias al Dios providente por los manjares que cada día recibe de su bondad. No deja de recordar, además, que el Señor Jesús unió el sacramento de la Eucaristía al rito de un Banquete y que, una vez resucitado de entre los muertos, se manifestó a los discípulos al partir el Pan.

884. El cristiano, cuando se sienta a la mesa, reconociendo en los manjares que le dan una señal de la bendición de Dios, no debe echar en olvido a los pobres que posiblemente carecen del sustento del que él, quizás, disfruta en abundancia.Por eso debe, con su sobriedad, subvenir en la medida que le sea posible a la necesidad de aquellos. Más aún, de vez en cuando los invita de buen grado a la mesa en señal de confraternidad, según las palabras de Cristo en el Evangelio (cf. Lc. 14, 13-14).

885. Los esquemas, textos y fórmulas que se proponen a continuación pueden considerarse como recursos que pueden utilizar tanto las familias como las comunidades en general. Conviene, no obstante, tener en cuenta la tónica y carácter distinto de algunos días o tiempos litúrgicos, para dar a esta bendición de la mesa alguna nota más característica de su índole penitencial o festiva.

- Primer esquema.
- Segundo esquema.
- Tercer esquema.
- Cuarto esquema.

PRIMER ESQUEMA

Antes del almuerzo

886. El que preside dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Todos se santiguan y responden:
Amén.

Luego, el que preside dice:
Todos esperan a que les des comida a su tiempo.
R. Se la das, y la reciben; 
abres tu mano, y se sacian de bienes.

V. Invoquemos al Padre, que vela siempre por sus hijos.

A continuación todos juntos dicen el Padre nuestro y al final añaden:
Tuyo es el reino, 
tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor. Amén.

Luego el que preside, santiguándose a sí mismo y los presentes, si es sacerdote o diácono, dice:
Bendícenos, Señor, a nosotros 
y estos dones tuyos que vamos a tomar 
y que hemos recibido de tu generosidad. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

Después del almuerzo

887.
V. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor.
R. Que te bendigan tus fieles.

V. Te damos gracias, Dios todopoderoso, 
por todos tus beneficios. 
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.

V. Señor, a todos los que por amor a ti se han hecho nuestros
benefactores, dígnate recompensarlos con la vida eterna.
R. Amén.

O bien:

V. Señor, dígnate saciar a todos los hombres
con el necesario sustento,
para que puedan darte gracias junto con nosotros.
R. Amén.

Antes de la cena

888. El que preside dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Todos se santiguan y responden:
Amén.

Luego el que preside dice:
Los desvalidos comerán hasta saciarse, 
alabarán al Señor los que lo buscan.
R. Viva su corazón por siempre.

A continuación todos juntos dicen el Padre nuestro y al final añaden:
Tuyo es el reino, 
tuyo es el poder y la gloria por siempre, Señor. Amén.

V. Protégenos, Señor, Dios nuestro, 
y concédenos el sustento 
que necesita nuestra debilidad. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

Después de la cena

889.
V. Ha hecho maravillas memorables, 
el Señor es piadoso y clemente.
R. Él da alimento a sus fieles.

V. Nos hemos saciado, Señor, 
con los bienes que nos has dado; 
cólmanos también de tu misericordia.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.

O bien:
El Señor es bendito en sus dones,
bondadoso en todas sus acciones.
Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.

V. Señor, a todos los que por amor a ti 
se han hecho nuestros benefactores, 
dígnate recompensarlos con la vida eterna.
R. Amén.

O bien:
V. Señor, dígnate saciar a todos los hombres 
con el necesario sustento,
para que puedan darte gracias junto con nosotros.
R. Amén.

890. Este modo de bendecir la mesa y de dar gracias se observará en todo tiempo, excepto en los días indicados a continuación, en los que se varían únicamente los versículos.

I. Tiempo de Adviento

Antes de las comidas

V. Pastor de tu pueblo, Señor, escucha.
R. Despierta tu poder y ven a salvarnos.

Después de las comidas

V. Llevemos ya desde ahora una vida sobria, 
honrada y religiosa.
R. Aguardando la dicha que esperamos: 
la aparición del Salvador nuestro, Jesucristo.

II. Tiempo de Navidad

Antes de las comidas

V. La Palabra se hizo carne. Aleluya.
R. Y acampó entre nosotros. Aleluya.

Después de las comidas

V. El Señor da a conocer. Aleluya.
R. Su victoria. Aleluya.

III. Tiempo de Cuaresma

Antes de las comidas

V. No sólo de pan vive el hombre.
R. Sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Después de las comidas

V. Han llegado los días de penitencia.
R. Expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.

IV. Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado Santo

Antes y después de las comidas

V. Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte.
R. Y una muerte de Cruz.

V . Octava de Pascua

Antes y después de las comidas

V. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.
R. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

VI. Tiempo pascual

Antes de las comidas

V. Los creyentes comían juntos, alabando a Dios. Aleluya.
R. Con alegría y de todo corazón. Aleluya.

Después de las comidas

V. Los discípulos reconocieron al Señor. Aleluya.
R. Al partir el pan. Aleluya.


SEGUNDO ESQUEMA

I. Tiempo de Adviento

Antes de las comidas

891. El que preside la mesa dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Todos se santiguan y responden:
Amén.

892. Uno de los presentes hace una lectura breve:

Is 58, 10. 11b
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del profeta Isaías.

Cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies al alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el mediodía. El Señor te guiará siempre, hartará tu alma en tierra abrasada.

Palabra de Dios.

893. O bien:

Hch 2, 44-47a
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del libro de los Hechos de los Apóstoles.

Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno. Con perseverancia acudían a diario al templo con un mismo espíritu, partían el pan en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón; alababan a Dios y eran bien vistos de todo el pueblo.

Palabra de Dios.

894. O bien:

2 Cor 9, 8-10
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del apóstol san Pablo a los Corintios.

Dios tiene poder para colmaros de toda clase de dones, de modo que teniendo lo suficiente siempre y en todo, es sobre para toda clase de obras buenas. Como está escrito: «Repartió abundantemente a los pobres, su justicia permanece eternamente». El que proporciona semilla al que siembra y pan para comer proporcionará y multiplicará vuestra semilla y aumentará los frutos de vuestra justicia.

Palabra de Dios.

895. O bien:

Ef 5, 19-20
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del apóstol san Pablo a los Efesios.

Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor. Dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Palabra de Dios.

896. O bien:

1 Tes 5, 16-18
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses.

Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros.

Palabra de Dios. 

897. O bien:

Heb 13, 1-2

Escuchad ahora, hermanos, las palabras de la carta a los Hebreos.

Conservad el amor fraterno y no olvidéis la hospitalidad: por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles.

Palabra de Dios.

898. O bien:

Mt 6, 31ab. 32b-33
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del santo Evangelio según san Mateo.

No andéis agobiados pensando que vais a comer, o qué vais a beber. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura.

Palabra del Señor.

899. Leído el texto bíblico, el que preside añade (haciendo la señal de la cruz, si es sacerdote o diácono):
Oremos.
Dios, Padre misericordioso, 
que, para devolvernos la vida, 
quisiste que tu Hijo se hiciese hombre, 
bendice estos dones tuyos, 
con los que vamos a rehacer nuestras fuerzas, 
para que así, fortalecidos en el cuerpo,
nos mantengamos en vigilante espera 
de la gloriosa venida de Cristo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.

Después de las comidas

900.
V. Llevemos ya desde ahora una vida 
sobria, honrada y religiosa.
R. Aguardando la dicha que esperamos: 
la aparición del Salvador nuestro, Jesucristo.

V. Oremos.
Te damos gracias, Dios todopoderoso, 
que has restaurado nuestras fuerzas 
con los dones de tu providencia; 
te pedimos que, al restaurar nuestro cuerpo, 
fortalezcas también nuestro espíritu. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

II. Tiempo de Navidad

Antes de las comidas

901. Se hace todo como se ha indicado antes, para el tiempo de Adviento, excepto lo siguiente:
V. Oremos.
Bendito seas, Dios y Señor, 
que en la virginidad fecunda de la Virgen María 
realizaste las esperanzas de los pobres; 
te pedimos que, con la misma fe 
con que ella esperó al Hijo que había de nacer, 
sepamos nosotros reconocerlo en los hermanos. 
Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.

Después de las comidas

902. El que preside dice:
La Palabra se hizo carne. Aleluya.
R. Y acampó entre nosotros. Aleluya.
V. Oremos.
Padre santo, cuya Palabra hecha carne 
es el Niño que nos ha nacido 
y el Hijo que se nos ha dado, 
te pedimos que también nosotros, 
imitando esta donación, 
nos entreguemos al servicio de nuestros hermanos 
trabajemos para satisfacer necesidades 
corporales y espirituales. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

III. Tiempo de Cuaresma

Antes de las comidas

903. Se hace todo como se ha indicado antes, para el tiempo de Adviento, excepto lo siguiente:
V. Oremos.
Te damos gracias, Señor, 
porque nos proporcionas estos alimentos;
dígnate socorrer también a los necesitados, 
y haz que nos sentemos un día todos juntos 
a la Mesa feliz de tu Reino. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

Después de las comidas

904. El que preside dice:
No sólo de pan vive el hombre.
R. Sino de toda palabra que sale de la boca de Dios
V. Oremos.
Oh, Dios, que con el ayuno cuaresmal de tu Hijo 
nos enseñas que la vida del hombre 
no sólo se sustenta con el pan, 
sino con toda palabra que sale de tu boca, 
ayúdanos a levantar hacia Ti nuestros corazones. 
y haz que, con la fuerza que de Ti proviene, 
te amemos sinceramente 
en la persona de nuestros hermanos. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

IV. Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado Santo

Antes de las comidas

905. Se hace todo como se ha indicado antes, para el tiempo de Adviento, excepto lo siguiente:
V. Oremos.
(si es sacerdote o diácono, hace la señal de la cruz)
Señor Jesucristo, 
que, para cumplir la voluntad del Padre, 
te sometiste, por nosotros, incluso a la muerte, 
bendícenos  
a los que nos hemos reunido fraternalmente 
alrededor de esta mesa, 
para que, gustando tu mismo alimento espiritual, 
sepamos discernir lo que es la voluntad de Dios, 
lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto. 
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.

Después de las comidas

906. El que preside dice:
Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte.
R. Y una muerte de cruz.
V. Oremos.
Oh, Dios, Padre de todos los hombres, 
mira con amor a esta familia tuya
y concédenos que, así como ahora 
venimos con gozo a esta mesa,
podamos un día compartir la plenitud de este gozo, 
reunidos todos en la felicidad de tu Reino. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

V. Tiempo pascual

Antes de las comidas

907. Se hace todo como se ha indicado antes, para el tiempo de Adviento, excepto lo siguiente:
V. Oremos.
Llenos de alegría te alabamos, Jesucristo, Señor nuestro, 
que, resucitado de entre los muertos, 
te manifestaste a los discípulos al partir el pan;
quédate con nosotros, Señor, 
mientras tomamos, agradecidos, estos alimentos, 
y admite como comensales de tu reino
 a quienes te recibimos como huésped 
en la persona de nuestros hermanos. 
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.

Después de las comidas

908. Él que preside dice:
V. Los discípulos reconocieron al Señor. Aleluya.
R. Al partir el pan. Aleluya.
V. Oremos.
Oh, Dios, fuente de vida, 
derrama en nuestros corazones 
la alegría de la Pascua 
y, pues nos has dado estos alimentos, fruto de la tierra,
concédenos también mantenernos siempre en aquella vida nueva 
que Cristo con su Resurrección nos ha conseguido 
y con su misericordia nos ha comunicado. 
Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.

VI. Tiempo ordinario

Antes de las comidas

909. Se hace todo como se ha indicado antes, para el tiempo de Adviento, excepto lo siguiente:
V. Oremos.
(si es sacerdote o diácono, hace la señal de la cruz)
Señor, Dios nuestro, 
que cuidas de tus hijos con amor paternal,
bendícenos a nosotros y estos dones tuyos 
que vamos a tomar 
y que hemos recibido de tu generosidad, 
y haz, te pedimos, que los bienes de tu providencia 
alcancen a toda la humanidad. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

910. O bien:
V. Oremos.
Señor Dios, que conservas todo lo creado 
y das sin cesar a tus hijos el alimento necesario, 
te bendecimos por esta mesa fraternal 
en la que vamos a tomar 
la comida que fortalece nuestro cuerpo; 
te suplicamos que también nuestra fe, 
alimentada con tu palabra, 
vaya creciendo en la búsqueda de tu reino. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

911. O bien:
V. Oremos.
Oh, Dios, que amas la vida, 
que alimentas a las aves del cielo 
y vistes a los lirios del campo, 
te bendecimos por todas tus criaturas 
y por esta comida que vamos a tomar, 
y te suplicamos, Señor, 
que, por tu bondad,
nadie quede privado del necesario alimento. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

912. O bien:
V. Oremos.
(si es sacerdote o diácono, hace la señal de la cruz)
Dios de bondad infinita, 
que en la fracción del pan 
fortaleces la unidad de tus hijos, 
bendícenos a nosotros y estos dones tuyos 
y concédenos
que la gozosa participación en esta mesa común 
alimente continuamente nuestro espíritu fraternal. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

Después de las comidas

913. El que preside dice:
V. Bendigo al Señor en todo momento.
R. Su alabanza está siempre en mi boca.
V. Oremos.
Te damos gracias, Señor, dador de todos los bienes, 
que, por tu misericordia, 
nos has reunido alrededor de esta mesa; 
te pedimos que este refrigerio corporal 
nos dé nueva fuerza para continuar nuestro camino 
en este mundo, 
y poder un día llegar felizmente 
a la participación del Banquete de tu reino. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

914. O bien:
Oremos.
Señor, tú que alimentas a todo ser viviente, 
conserva en tu amor 
a todos los que nos has concedido sentarnos a esta mesa; 
haz que vivamos atentos al bien de nuestros hermanos, 
para que quienes compartimos ahora un mismo alimento 
volvamos a encontrarnos un día en la mesa de tu reino. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

915. O bien:
Te damos gracias, Señor, 
porque en esta mesa nos has dado nueva fuerza, 
y te pedimos que este alimento corporal 
contribuya también al fortalecimiento de nuestro espíritu. 
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.


TERCER ESQUEMA

Antes de las comidas

916. Reunida la comunidad, el que preside dice:
Bendigamos al Señor por sus dones.
R. Démosle gracias en todo tiempo.
V. Su alabanza esté siempre en nuestra boca.
R. Démosle gracias en todo tiempo.
El que preside añade:
(si es sacerdote o diácono, hace la señal de la cruz)
Te alabamos, Señor, de quien procede todo bien; 
bendice estos alimentos que vamos a tomar 
y concédenos que, 
con espíritu de verdadera fraternidad, 
seamos uno en Ti y perseveremos en esta unidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

Después de las comidas

917.
V. Bendito sea el Nombre del Señor.
R. Ahora y por siempre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Ahora y por siempre.
V. Dios, Padre nuestro, 
te damos gracias por este alimento 
que, reunidos fraternalmente, 
hemos recibido de tu generosidad; 
te pedimos que,
aprendiendo también nosotros a compartir 
con los hermanos 
los bienes que de ti hemos recibido, 
lleguemos a tener parte en el convite eterno.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.


CUARTO ESQUEMA

Antes de las comidas

918. Al comenzar, todos se santiguan, y el que preside (haciendo la señal de la cruz, si es sacerdote o diácono) dice:
Bendícenos, Señor, a nosotros y estos dones tuyos 
que vamos a tomar
y que hemos recibido de tu generosidad. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

919. O bien:
Protégenos, Señor, Dios nuestro, 
y concédenos el sustento que necesita nuestra debilidad. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

920. O bien:
Haz, Señor, que tus dones reparen nuestras fuerzas 
y que tu gracia nos consuele. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

921. O bien:
(si es sacerdote o diácono, hace la señal de la cruz)
De ti, Señor, desciende todo bien: 
te suplicamos que bendigas estos alimentos 
que, llenos de gratitud, vamos a tomar.
R. Amén.

922. O bien:
Bendito seas, Padre todopoderoso, 
que nos das el pan de cada día.
Bendito sea tu Hijo único, 
que no cesa de alimentarnos con su palabra.
Bendito sea el Espíritu Santo, 
que nos ha reunido para esta comida fraternal.
R. Amén.

Después de las comidas

923. El que que preside dice:
Te damos gracias, Dios todopoderoso, 
por todos tus beneficios. 
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.

924. O bien:
Nos hemos saciado, Señor, con los bienes que nos has dado; 
cólmanos también de tu misericordia. 
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.

925. O bien:
El Señor es bendito en sus dones, 
bondadoso en todas sus acciones. 
Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.

926. O bien:
Te damos gracias, Señor, Padre santo, 
por el alimento y la bebida que nos has dado. 
Haz que podamos un día 
sentarnos a la mesa de tu reino
y cantar eternamente tu alabanza. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

927. O bien:
Señor, a todos los que por amor a ti 
se han hecho nuestros benefactores,
dígnate recompensarlos con la vida eterna.
R. Amén.

928. O bien:
Señor, dígnate saciar a todos los hombres 
con el necesario sustento, 
para que puedan darte gracias junto con nosotros.
R. Amén.

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