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lunes, 27 de junio de 2022

Lunes 1 agosto 2022, San Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia, memoria obligatoria.

SOBRE LITURGIA

MISA EN EL PONTIFICIO COLEGIO PÍO LATINO AMERICANO
HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

10 de enero de 1982

Amadísimos hermanos,
superiores y alumnos del Pontificio Colegio Pío Latino Americano de Roma:

1. Aceptando la invitación que me hicieron hace algún tiempo los Superiores, con sumo gusto comparto con vosotros la Eucaristía de esta tarde, que nos convida a adentrarnos en el misterio de Cristo, hoy festividad del bautismo del Señor.

He querido hacer una visita al Colegio, que sigue a la realizada hace 19 años por mi Predecesor el Papa Pablo VI, para mostrar así toda la estima que nutro hacia los centros eclesiales de Roma, en los que reciben un complemento de formación intelectual y espiritual tantos sacerdotes llegados hasta aquí, como vosotros, desde muy diversos y lejanos Países de todo el mundo.

Concretamente, al venir a esta casa me parece que vuelvo a pisar de nuevo, como en una visita a cada País, las tierras del continente americano, cuya vida religiosa sigo con especial solicitud por su gran importancia para la Iglesia. Tierras a las que mi misión apostólica me ha llevado físicamente en tres ocasiones, en mis visitas a la República Dominicana, a México y Brasil, y a las que en tantas otras circunstancias me ha acercado mi ministerio de Sucesor de Pedro y Pastor de toda la grey de Cristo.

Hace apenas un mes, celebrábamos juntos, en la basílica de San Pedro, el 450 aniversario de la presencia materna de Nuestra Señora de Guadalupe en el Tepeyac. Ella que es la Patrona de América Latina, me ha abierto el camino del encuentro con los pueblos de ese continente y me ha guiado también hasta vosotros, que procedéis de aquellas naciones de profunda raigambre cristiana y mariana.

2. Sé bien que la historia del Colegio, una obra querida por el Papa Pío IX en 1858, ha estado ligada muy íntimamente, durante sus casi ciento veinticinco años de existencia, a la historia de unos pueblos que van escribiendo, entre el dolor, el gozo y la esperanza, su propio camino de salvación.

Desde que recibieron la fe hace varios siglos, hasta el momento actual.

En ese sendero de salvación en Cristo Redentor, han dejado su huella imperecedera los 18 Cardenales y 298 Obispos que se formaron en este Colegio y que como Pastores de tantas Iglesias locales han continuado su obra de maestros de la Verdad, ministros del amor salvador y defensores del hombre. A ellos se ha unido una verdadera pléyade de sacerdotes, también alumnos de este Centro, que se han diseminado luego por toda la extensión del continente. Como portadores del mensaje evangelizador, sostenedores en la fe de los testigos del Cristo vivo, creadores de esperanza, predicadores de la dignidad de cada hombre, hermano y amado individualmente por Dios.

Esta breve mirada al pasado de vuestro Colegio, ha de ser para vosotros un compromiso frente al futuro, para continuar e intensificar una línea de generosa y fiel entrega a la Iglesia, a la que os empeña vuestra condición de almas consagradas y vuestra libre elección. Son muchas las personas que así lo esperan y que tienen derecho a recurrir a vosotros en demanda de las ayudas que el poder de Cristo pone en vuestras manos por medio de la Iglesia.

3. Para mejor prepararos a esa misión que os aguarda, podéis disponer ahora, liberados momentáneamente de las tareas de un apostolado directo que consumirán luego vuestras energías de cada día, de un tiempo precioso.

Vuestra presencia como estudiantes en este centro de la Iglesia, junto al Sucesor de Pedro, a donde llegan los latidos de todo el orbe católico os ofrece posibilidades insospechadas de abrir vuestras mentes y corazones a esa dimensión de universalidad eclesial que ha de ser una característica en vuestra vida de sacerdotes.

Al mismo tiempo, la mayor cercanía, incluso física, al Papa, que es la vez Obispo de la diócesis que os hospeda durante estos años de vuestra permanencia romana, ha de daros ese más profundo sensus Ecclesiae, ese constante hábito de tomar como punto de referencia, en vuestra vida personal y en vuestro ministerio, las indicaciones del Magisterio de la Iglesia.

Ello contribuirá a mantener en vosotros la conexión íntima con Cristo, centro del misterio eclesial de salvación, y afianzará la base segura de la guía espiritual de los demás, que como pastores de almas estáis llamados a ejercer en vuestros respectivos ministerios.

Ese amplio sentido de Iglesia, en fidelidad a las enseñanzas magisteriales, os confirmará en la imprescindible vinculación con vuestros respectivos Pastores, dentro de la porción eclesial en la que viviréis vuestra concreta inserción en el designio salvador de Dios. En esa delicada y altísima misión como “piezas centrales en la tarea eclesial, como principales colaboradores de los Obispos, como participantes de los poderes salvadores de Cristo, testigos, anunciadores de su Evangelio, alentadores de la fe y vocación apostólica del Pueblo de Dios”.

Este es el fruto que de los años pasados en Roma, en la meditación y el estudio, esperan vuestros Obispos. Así me lo han dicho en la reciente visita que el 7 de noviembre último me hicieran los miembros de la Comisión Episcopal para el Colegio. Y esta es también la confianza del Papa respecto de vosotros, para que así toméis después, con alegre y esperanzadora actitud, vuestra parte de responsabilidad en la guía de un continente de jóvenes, en el que hay que afrontar tantos y urgentes retos.

4. En la línea de esta vasta visión de vuestro futuro ministerio, querría insistiros en algo que es esencial en el mismo: la sólida preparación espiritual, en la que ha de basarse todo lo demás.

En efecto, estos años que ensanchan horizontes culturales en vuestro contacto con las Universidades romanas, ha de dar a la vez un fuerte impulso a vuestro acercamiento a las grandes fuentes de la espiritualidad. Ante todo a la Palabra revelada, fuente directa de luz y de guía divinas; también a los documentos del Magisterio, a la vivencia eucarística y sacramental, a los seguros veneros de los Padres, de la liturgia, de los grandes maestros de la espiritualidad, a los modelos eclesiales de la rica tradición hagiográfica de la Iglesia.

Todo ello en vistas a crear esa actitud existencial que dé una fuerte orientación de fe a la propia vida y al ministerio pastoral. Para valorar justamente las diversas opciones prácticas y saber dar la debida prioridad, desde una clara identidad sacerdotal y evangélica, a la opción por los más necesitados, los obreros, campesinos, indígenas, marginados y grupos afro-americanos.

Comprometiéndose asimismo en la verdadera promoción y defensa de la dignidad de cada hombre y en el empeño por una mayor justicia en una sociedad que tanto la necesita, como bien os enseña vuestra propia experiencia.

5. La palabra de Dios que acabamos de escuchar en el pasaje evangélico de esta Misa del bautismo del Señor, encierra todo un programa y actitud de vida: “Tú eres mi Hijo, el Amado, en quien tengo mis complacencias”. Es la voz del Padre que, en presencia del Espíritu, manifiesta su amor por el Hijo. Ese misterio revelado de amor divino extendido a todo hombre en Cristo, a la escucha del cual debemos permanecer continuamente, para hacerlo vida en nuestra realidad cotidiana y en la de los hombres de nuestro tiempo.

De ese amor del Padre en Cristo Salvador habréis de ser los testigos creíbles en medio de vuestras comunidades. Y esto lo lograréis en la medida en que asumáis con gozo y generosidad vuestra misión sacerdotal. Con una clara visión de la misma en cuanto continuadores de la obra salvadora de Jesús, amados por el Padre, dóciles a la fuerza vivificadora del Espíritu Santo, fieles a la Iglesia que os ha confiado la tarea de servicio en la fe a los hombres, para conducirlos a la liberación integral en Cristo.

6. No puedo concluir estas breves reflexiones sin dirigir una palabra de aliento a los miembros de la comunidad de Jesuitas a los que está confiada la dirección del Colegio y la guía espiritual de los alumnos. Con mi vivo agradecimiento en nombre de la Iglesia por sus desvelos y sacrificios, va también mi cordial exhortación a no desfallecer en su propósito, a fin de que las metas a las que he aludido antes sean una realidad cada vez más consoladora en la vida del Colegio y de sus alumnos.

Ni quiero omitir la expresión de mi sincera gratitud a las Hermanas de la Doctrina Cristiana aquí presentes, quienes con su trabajo oculto y esforzado tanto contribuyen a la buena marcha de esta comunidad presbiteral. Que el Señor las recompense largamente por este meritorio servicio eclesial que prestan. Igualmente manifiesto mi aprecio y saludo en el amor de Cristo a los colaboradores laicos, acompañados en este acto por sus familiares. A todos bendigo de corazón.

Vamos a proseguir la Eucaristía, presentando sobre el altar, por manos de la Madre de Jesús y Madre nuestra la Virgen Santísima de Guadalupe, todas estas intenciones, a fin de que El las acoja, las bendiga, las haga fructificar en abundantes gracias que acompañen en todo momento nuestra vida. Así sea.

CALENDARIO

1 LUNES. SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO, obispo y doctor de la Iglesia, memoria obligatoria

Misa
de la memoria (blanco).
MISAL: oracs. props., ants. del común de pastores (para un obispo) o de doctores, Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. III-par.
- Jer 28, 1-17.
Jananías, el Señor no te ha enviado, y tú has inducido al pueblo a una falsa confianza.
- Sal 118. R. Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
- Mt 14, 13-21. Alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición y dio los panes a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente.
o bien: cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de la memoria.

Martirologio: elogs. del 2 de agosto, pág. 463.
CALENDARIOS: Redentoristas: San Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia (S).
Girona: San Félix, mártir (F).

TEXTOS MISA

1 de agosto
San Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia
Memoria

Las oraciones son propias. Las antífonas están tomadas del común de doctores 1

Antífona de entrada Cf. Eclo 15, 5
En medio de la asamblea le abrió la boca, y el Señor lo llenó del espíritu de sabiduría y de inteligencia, lo revistió con un vestido de gloria.
In médio Ecclésiae apéruit os eius, et implévit eum Dóminus spíritu sapiéntiae et intelléctus; stolam glóriae índuit eum.
O bien: Sal 36, 30-31
La boca del justo expone la sabiduría, su lengua explica el derecho, porque lleva en su corazón la ley de su Dios.
Os iusti meditábitur sapiéntiam, et lingua eius loquétur iudícium; lex Dei eius in corde ipsíus.

Monición de entrada
Celebramos hoy la memoria de san Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia. Nació en Nápoles el año 1696. A fin de promover la vida cristiana en el pueblo, trabajó infatigablemente predicando y escribiendo, especialmente sobre teología moral, disciplina en la que es considerado maestro, y tras muchos obstáculos, fundó la Congregación del Santísimo Redentor, para evangelizar a la gente falta de formación. Elegido obispo, se entregó de modo excepcional a este ministerio, que tuvo que dejar quince años después aquejado por graves enfermedades. Murió el año 1787

Oración colecta
Oh, Dios, que suscitas continuamente en tu Iglesia nuevos ejemplos de virtud, concédenos seguir las huellas del obispo san Alfonso María en el celo por las almas, de modo que consigamos su recompensa en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui in Ecclésia tua nova semper instáuras exémpla virtútum, da nobis in zelo animárum beáti Alfónsi Maríae epíscopi ita vestígiis adhaerére, ut eius in caelis assequámur et praemia. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Lunes de la XVIII semana del Tiempo Ordinario, año par (par).

PRIMERA LECTURA Jer 28, 1-17
Jananías, el Señor no te ha enviado, y tú has inducido al pueblo a una falsa confianza

Lectura del libro de Jeremías.

El mismo año, el año cuarto de Sedecías, rey de Judá, el quinto mes, Jananías, hijo de Azur, profeta de Gabaon, me dijo en el templo, en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo:
«Esto dice el Señor del universo, Dios de Israel: “He roto el yugo del rey de Babilonia. Antes de dos años devolveré a este lugar el ajuar del templo, que Nabucodonosor, rey de Babilonia, tomó de este lugar para llevárselo a Babilonia. A Jeconías, hijo de Joaquim, rey de Judá, y a todos los desterrados de Judá que marcharon a Babilonia, yo mismo los haré volver a este lugar —oráculo del Señor— cuando rompa el yugo del rey de Babilonia”».
El profeta Jeremías respondió al profeta Jananías delante de los sacerdotes y de toda la gente que estaba en el templo.
Le dijo así el profeta Jeremías:
«¡Así sea; así lo haga el Señor! Que el Señor confirme la palabra que has profetizado y devuelva de Babilonia a este lugar el ajuar del templo y a todos los que están allí desterrados. Pero escucha la palabra que voy a pronunciar en tu presencia y ante toda la gente aquí reunida: Los profetas que nos precedieron a ti y a mí, desde tiempos antiguos, profetizaron a países numerosos y a reyes poderosos guerras, calamidades y pestes. Si un profeta profetizaba prosperidad, solo era reconocido como profeta auténtico enviado por el Señor cuando se cumplía su palabra».
Entonces Jananías arrancó el yugo del cuello del profeta Jeremías y lo rompió.
Después dijo Jananías a todos los presentes:
«Esto dice el Señor: “De este modo romperé del cuello de todas las naciones el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, antes de dos años”».
El profeta Jeremías se marchó.
Vino la palabra del Señor a Jeremías después de que Jananías hubo roto el yugo del cuello del profeta Jeremías.
El Señor le dijo:
«Ve y dile a Jananías: “Esto dice el Señor: Tú has roto un yugo de madera, pero yo haré un yugo de hierro. Porque esto dice el Señor del universo, Dios de Israel: Pondré un yugo de hierro al cuello de todas estas naciones para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y se le sometan. Le entregaré hasta los animales salvajes”».
El profeta Jeremías dijo al profeta Jananías:
«Escúchame, Jananías: El Señor no te ha enviado, y tú has inducido a este pueblo a una falsa confianza. Por tanto, esto dice el Señor: “Voy a hacerte desaparecer de la tierra; este año morirás porque has predicado rebelión contra el Señor”».
Y el profeta Jananías murió aquel mismo año, el séptimo mes.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 118, 29. 43. 79. 80. 95. 102 (R.: 68b)
R.
 Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas.

V. Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu ley.
R. Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas.

V. No quites de mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus mandamientos.
R. Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas.

V. Vuelvan a mi los que te temen
y hacen caso de tus preceptos.
R. Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas.

V. Sea mi corazón perfecto en tus decretos,
así no quedaré avergonzado.
R. Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas.

V. 
Los malvados me esperaban para perderme,
pero yo meditaba tus preceptos.
R. Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas.

V. No me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido.
R. Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas.

Aleluya Mt 4, 4b
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. R.
Non in solo pane vivit homo, sed in omni verbo quod procédit de ore Dei.

EVANGELIO (años B y C) Mt 14, 13-21
Alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición y dio los panes a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados.
Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:
«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren comida».
Jesús les replicó:
«No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer».
Ellos le replicaron:
«Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces».
Les dijo:
«Traédmelos».
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Del Papa Francisco, Ángelus, Domingo 3 de agosto de 2014
El prodigio de los panes prenuncia la Eucaristía. Se lo ve en el gesto de Jesús que "lo bendijo" (v. 19) antes de partir los panes y distribuirlos a la gente. Es el mismo gesto que Jesús realizará en la última Cena, cuando instituirá el memorial perpetuo de su Sacrificio redentor. En la Eucaristía Jesús no da un pan, sino el pan de vida eterna, se dona a Sí mismo, entregándose al Padre por amor a nosotros. Y nosotros tenemos que ir a la Eucaristía con estos sentimientos de Jesús, es decir, la compasión y la voluntad de compartir. Quien va a la Eucaristía sin tener compasión hacia los necesitados y sin compartir, no está bien con Jesús.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario II b

Hermanos, en esta oración pública y comunitaria que vamos a hacer, no se limite cada uno a orar por sí mismo o por sus necesidades, sino oremos a Cristo, el Señor, por todo el pueblo.
1b. Imploremos la largueza de los dones espirituales para todos los no creyentes
R. Cristo, óyenos. (O bien: Cristo, escúchanos.)
2b. Pidamos al Señor que gobierna el mundo, tiempo bueno y maduración de los frutos.
R. Cristo, óyenos. (O bien: Cristo, escúchanos.)
3b. Oremos al Juez de todos los hombres por el descanso eterno de los fieles difuntos.
R. Cristo, óyenos. (O bien: Cristo, escúchanos.)
4b. Imploremos la misericordia de Cristo, el Señor, en favor nuestro y de nuestros familiares, confiando en la bondad del Señor.
R. Cristo, óyenos. (O bien: Cristo, escúchanos.)
Atiende en tu bondad nuestras súplicas, Señor, y escucha las oraciones de tus fieles. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Señor, enciende misericordioso nuestros corazones en el fuego celestial del Espíritu, tú que concediste a san Alfonso María celebrar estos misterios ofreciéndose él mismo, por medio de ellos, como víctima santa. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Caelésti, Dómine, Spíritus igne corda nostra cleménter exúre, qui beáto Alfónso Maríae tribuísti et haec mystéria celebráre, et per éadem hóstiam tibi sanctam seípsum exhibére. Per Christum.

PREFACIO COMÚN VII
CRISTO, HUÉSPED Y PEREGRINO EN MEDIO DE NOSOTROS
En verdad es justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios de la alianza y de la paz.
Porque tú llamaste a Abrahán y le mandaste salir de su tierra, para constituirlo padre de todas las naciones. Tú suscitaste a Moisés para librar a tu pueblo y guiarlo a la tierra de promisión.
Tú, en la etapa final de la historia, has enviado a tu Hijo, como huésped y peregrino en medio de nosotros, para redimirnos del pecado y de la muerte; y has derramado el Espíritu, para hacer de todas las naciones un solo pueblo nuevo, que tiene como meta tu reino, como estado, la libertad de tus hijos, como ley, el precepto del amor.
Por estos dones de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con gozo el himno de tu gloria:
Santo, santo Santo…


PLEGARIA EUCARÍSTICA II

Antífona de la comunión Cf. Lc 12, 42
Este es el siervo fiel y prudente a quien el Señor ha puesto al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas.
Fidélis servus et prudens, quem constítuit Dóminus super famíliam suam, ut det illis in témpore trítici mensúram.
O bien: Cf. Sal 1, 2-3
El que medita la ley del Señor día y noche, dará fruto a su tiempo
Qui meditábitur in lege Dómini die ac nocte, dabit fructum suum in témpore suo.

Oración después de la comunión
Oh, Dios, que hiciste a san Alfonso María fiel dispensador y predicador de este misterio tan grande, concede a tus fieles recibirlo frecuentemente y alabarte sin cesar al recibirlo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Deus, qui beátum Alfónsum Maríam fidélem dispensatórem et praecónem tanti mystérii providísti, concéde, ut fidéles tui illud frequénter percípiant, et, percipiéndo, te sine fine colláudent. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del 2 de agosto
S
an Eusebio
, primer obispo de Vercelli, en la Liguria, que consolidó la Iglesia en toda la región subalpina, actualmente Italia, y que por defender la fe del Concilio de Nicea, fue desterrado por el emperador Constancio, primero a Escitópolis y, posteriormente, a Capadocia y Tebaida. Vuelto a su sede después de ocho años, se esforzó con empeño y valentía para restablecer la fe contra los arrianos. (371)
San Pedro Julián Eymard, presbítero, el cual fue primeramente sacerdote diocesano y después miembro de la Compañía de María. Adorador eximio del Misterio eucarístico, instituyó dos nuevas congregaciones, una de clérigos y otra de mujeres, para fomentar y difundir la piedad hacia el Santísimo Sacramento. Murió en la aldea La Mure, cerca de Grenoble, en Francia, donde había nacido. (1868)
3. En África Proconsular, actual Túnez, conmemoración de san Rutilio, mártir, que durante mucho tiempo escapó de la persecución huyendo de un lugar a otro y, a veces, salvándose del peligro con soborno, pero, arrestado finalmente de improviso y presentado al prefecto, recibió la corona de un glorioso martirio al ser torturado con grandes suplicios y arrojado, finalmente, al fuego. (c. 212)
4. En Roma, en el cementerio de Calisto, san Esteban I, papa, el cual para afirmar claramente la unión bautismal de los cristianos con Cristo se cumplía una sola vez, prohibió que los herejes que quisieran volver a la plena comunión con la Iglesia fueran de nuevo bautizados. (257)
5. En la región cercana a la actual ciudad de Burgos, en Hispania, santa Centola, mártir. (s. inc.)
6. En Padua, en el territorio de Venecia, actualmente Italia, san Máximo, obispo, considerado sucesor de san Prosdócimo. (s. III/IV)
7*. En Marsella, en Provenza, región de la Galia, hoy Francia, san Sereno, obispo, que acogió con hospitalidad a san Agustín y sus compañeros enviados por el papa san Gregorio Magno a evangelizar Inglaterra y, mientras se dirigía a Roma, descansó piadosamente en el Señor en Biandrate, cerca de Vercelli, en Italia. (601)
8*. En Chartres, ciudad de Neustria, también en la actual Francia, san Betario, obispo(c. 623)
9*. En Palencia, en la región hispánica de Castilla, muerte de san Pedro, obispo de Osma, que, primero monje y después archidiácono de la Iglesia de Toledo, finalmente fue elevado a la sede de Osma, recien liberada de la dominación mahometana, la cual reorganizó con vivo celo pastoral. (1109)
10*. En Caleruega, población igualmente de Castilla, conmemoración de la beata Juana de Aza, madre de santo Domingo, que, llena de fe, hizo grandes obras de misericordia en favor de los pobres y necesitados. (s. XIII inc.)
11*. En Barbastro, también en España, beatos Felipe de Jesús Munárriz Azcona, Juan Díaz Nosti y Leoncio Pérez Ramos, presbíteros y mártires todos ellos Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María, que, precediendo a otros muchos compañeros, en el furor de la persecución contra la Iglesia fueron fusilados a las puertas del cementerio por milicianos. (1936)
12*. En la misma ciudad, beato Ceferino Giménez Malla, el "Pelé", mártir de raza gitana, dedicado a promover la paz y la concordia entre su pueblo y los vecino, el cual, en la mencionada persecución, al salir en defensa de un sacerdote que arrastrado por las calles por los milicianos, fue detenido y, llevado al cementerio, consumó su peregrinación por la tierra al ser fusilado, mientras sostenía la corona del Rosario en sus manos. (1936)
13*. En la aldea de Híjar, cerca de Teruel, en España, beato Francisco Calvo Burillo, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que padeció el martirio en la misma persecución contra la fe. (1936)
14*. En Madrid, de nuevo en España, beato Francisco Tomás Serer, presbítero de los Terciarios Capuchinos de la Nuestra Señora de los Dolores y mártir, que en la citada persecución mereció derramar su sangre por Cristo. (1936)
- San Giustino María Russolillo (1891- Pianura, Italia, 1955). Sacerdote, párroco y fundador de la Sociedad de las Divinas Vocaciones. Canonizado 2022

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