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Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

jueves, 2 de junio de 2022

Jueves 7 julio 2022, Jueves de la XIV semana del Tiempo Ordinario, feria (o misa votiva de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo).

SOBRE LITURGIA

DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA

La preciosísima Sangre de Cristo

175. En la revelación bíblica, tanto en la fase de figura, propia del Antiguo Testamento, como en la de cumplimiento y perfección, propia del Nuevo, la sangre aparece íntimamente relacionado con la vida, y como antítesis con la muerte, con el éxodo y la pascua, con el sacerdocio y los sacrificios cultuales, con la redención y la alianza.

Las figuras del Antiguo Testamento referidas a la sangre y a su valor salvífico se han realizado de modo perfecto en Cristo, sobre todo en su Pascua de Muerte y Resurrección. Por esto el misterio de la Sangre de Cristo ocupa un puesto central en la fe y en la salvación.

Con el misterio de la Sangre salvadora se relacionan o remiten al mismo:
- el acontecimiento de la Encarnación del Verbo (cfr. Jn 1,14) y el rito de incorporación del recién nacido Jesús al pueblo de la Antigua Alianza, mediante la circuncisión (cfr. Lc 2,21);
- la figura bíblica del Cordero, con una multitud de aspectos e implicaciones: "Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Jn 1,29.36); en la que confluye la imagen del "Siervo sufriente" de Isaías 53, que carga sobre sí los sufrimientos y el pecado de la humanidad (cfr. Is 53,4-5); "Cordero pascual" (cfr. Ex 12,1; Jn 12,36), símbolo de la redención de Israel (cfr. Hech 8,31-35; 1 Cor 5,7; 1 Pe 1,18-20);
- el "cáliz de la pasión", del que habla Jesús, aludiendo a su inminente muerte redentora, cuando pregunta a los hijos de Zebedeo: "¿Podéis beber el cáliz que yo voy a beber?" (Mt 20,22; cfr. Mc 10,38) y el cáliz de la agonía del huerto de los olivos (cfr. Lc 22,42-43), acompañado del sudor de sangre (cfr. Lc 22,44);
- el cáliz eucarístico, que en el signo del vino contiene la Sangre de la Alianza nueva y eterna, derramada por la remisión de los pecados, y es memorial de la Pascua del Señor (cfr. 1 Cor 11,25) y bebida de salvación, conforme a las palabras del Maestro: "el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo le resucitaré en el último día" (Jn 6,54);
- el acontecimiento de la muerte, porque mediante la sangre derramada en la Cruz, Cristo puso en paz el cielo y la tierra (cfr. Col 1,20);
- el golpe de la lanza que atravesó al Cordero inmolado, de cuyo costado abierto brotaron sangre y agua (cfr. Jn 19,34), testimonio de la redención realizada, signo de la vida sacramental de la Iglesia – agua y sangre, Bautismo y Eucaristía -, símbolo de la Iglesia nacida de Cristo dormido en la Cruz.

176. Con el misterio de la sangre se relacionan, de modo particular, los títulos cristológicos de Redentor: Cristo con su sangre inocente y preciosa nos ha rescatado de la antigua esclavitud (cfr. 1 Pe 1,19) y nos "limpia de todo pecado" (1 Jn 1,7); de sumo Sacerdote de los "bienes futuros", porque Cristo "no con sangre de machos cabríos y becerros, sino con su propia sangre entró una vez para siempre en el santuario, obteniéndonos la redención eterna" (Heb 9,11-12); de Testigo fiel (cfr. Ap 1,5) que hace justicia a la sangre de los mártires (cfr. Ap 6,10), que "fueron inmolados por la Palabra de Dios y por el testimonio que dieron de la misma" (Ap 6,9); de Rey, el cual, Dios, "reina desde el madero", adornado con la púrpura de su propia sangre; de Esposo y Cordero de Dios, en cuya sangre han lavado sus vestiduras los miembros de la comunidad eclesial – la Esposa –(cfr. Ap 7,14; Ef 5,25-27).

177. La extraordinaria importancia de la Sangre salvadora ha hecho que su memoria tenga un lugar central y esencial en la celebración del misterio del culto: ante todo en el centro mismo de la asamblea eucarística, en la que la Iglesia eleva a Dios Padre, en acción de gracias, el "cáliz de la bendición" (1 Cor 10,16) y lo ofrece a los fieles como sacramento de verdadera y real "comunión con la sangre de Cristo" (1 Cor 10,16), y también en el curso del Año Litúrgico. La Iglesia conmemora el misterio de la Sangre, no sólo en la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Señor (jueves siguiente a la solemnidad de la Santísima Trinidad), sino también en otras muchas celebraciones, de manera que la memoria cultual de la Sangre que nos ha rescatado (cfr. 1 Pe 1,18) está presente durante todo el Año. Por ejemplo, en el Tiempo de Navidad, en las Vísperas, la Iglesia, dirigiéndose a Cristo canta: "Nos quoque, qui sancto tuo/ redempti sumus sanguine,/ ob diem natalis tui/ hymnum novum concinimus". Pero sobre todo en el Triduo pascual, el valor y la eficacia redentora de la Sangre de Cristo son objeto de memoria y adoración constante. El Viernes Santo, durante la adoración de la Cruz, resuena el canto: "Mite corpus perforatur, sanguis unde profluit;/ terra, pontus, astra, mundus quo lavantur flumine!"; y en mismo día de Pascua: "Cuius corpus sanctissimum/ in ara crucis torridum,/ sed et cruorem roseum/ gustando, Deo vivimus"

En algunos lugares y Calendarios particulares, la fiesta de la preciosísima Sangre de Cristo se celebra todavía el 1 de Julio: en ella se recuerdan los títulos del Redentor.

178. La veneración de la Sangre de Cristo ha pasado del culto litúrgico a la piedad popular, en la que tiene un amplio espacio y numerosas expresiones. Entre éstas hay que recordar:
- la Corona de la preciosa Sangre de Cristo, en la que con lecturas bíblicas y oraciones son objeto de meditación piadosa "siete efusiones de sangre" de Cristo, explícita o implícitamente recordadas en los Evangelios: la sangre derramada en la circuncisión, en el huerto de los olivos, en la flagelación, en la coronación de espinas, en la subida al Monte Calvario, en la crucifixión, en el golpe de la lanza;
las Letanías de la Sangre de Cristo: el formulario actual, aprobado por el Papa Juan XXIII el 24 de Febrero de 1960, se despliega desde un argumento en el que la línea histórico-salvífica es claramente visible y las referencias a pasajes bíblicos son numerosas;
la Hora de adoración a la preciosa Sangre de Cristo, que adquiere una gran variedad de formas, pero con un único objetivo: la alabanza y la adoración de la Sangre de Cristo presente en la Eucaristía, el agradecimiento por los dones de la redención, la intercesión para alcanzar misericordia y perdón, la ofrenda de la Sangre preciosa por el bien de la Iglesia;
el Vía Sanguinis: un ejercicio de piedad reciente que, por motivos antropológicos y culturales, ha tenido su origen en África, donde hoy está particularmente extendido entre las comunidades cristianas. En el Vía Sanguinis los fieles, avanzando de un lugar a otro como en el Vía Crucis, reviven los diversos momentos en los que el Señor Jesús derramó su sangre por nuestra salvación.

179. La veneración de la Sangre del Señor, derramada para nuestra salvación, y la conciencia de su inmenso valor han favorecido la difusión de representaciones iconográficas aceptadas por la Iglesia. Hay dos tipos fundamentales: la que hace referencia al cáliz eucarístico, que contiene la Sangre de la nueva y eterna Alianza, y la que sitúa en el centro de la imagen a Jesús crucificado, de cuyas manos, pies y costado brota la Sangre salvadora. A veces la Sangre inunda la tierra abundantemente, como un torrente de gracia que purifica los pecados; a veces junto a la cruz se representan cinco Ángeles, que recogen cada uno en un cáliz la Sangre que mana de las cinco heridas; esta acción a veces la realiza una figura femenina, que representa a la Iglesia, Esposa del Cordero.

CALENDARIO

JUEVES DE LA XIV SEMANA DEL T. ORDINARIO, feria

Misa
de feria (verde).
MISAL: cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5), Pf. común.
LECC.: vol. III-par.
- Os 11, 1-4. 8c-9.
Mi corazón está perturbado.
- Sal 79. R. Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.
- Mt 10, 7-15. Gratis habéis recibido, dad gratis.

Liturgia de las Horas: oficio de feria.

Martirologio: elogs. del 8 de julio, pág. 404.
CALENDARIOS: Canarias-Lanzarote: San Marcial, obispo (S).
Pamplona-ciudad: San Fermín, obispo y mártir (S). Pamplona-archidiócesis y Navarra: (F). Bilbao: (MO). San Sebastián y Vitoria: (ML).
Urgell-ciudad: San Odón, obispo (S). Urgell-diócesis y Solsona: (MO).
Misioneros del Sagrado Corazón: Beato Pedro To Rot, mártir (MO).
Salesianas: Beata María Romero Meneses, virgen (MO). Salesianos: (ML).
Dominicos: Beato Benedicto XI, papa (ML).

TEXTOS MISA

Misa de la feria: del XIV Domingo del T. Ordinario (o de otro Domingo del T. Ordinario)

Misa votiva:
De la preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesucristo
Esta misa se dice con vestiduras de color rojo.

Antífona de entrada Cf. Ap 5, 9-10
Señor, con tu sangre has adquirido para Dios hombres de toda tribu, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino.
Redemísti nos, Dómine, in Sánguine tuo, ex omni tribu et lingua et pópulo et natióne, et fecísti nos Deo nostro regnum.

Monición de entrada
La sangre de Jesucristo, derramada en la cruz por nosotros, ha sido el precio que Dios ha pagado para rescatarnos de nuestra antigua condición de esclavos del pecado. Esta afirmación de la Escritura nos hace ver el valor inmenso que tenemos a los ojos de Dios, y el costo tan alto de nuestra salvación en el aspecto doloroso y sacrificial de Cristo. El vino de la eucaristía se convierte en la sangre de Cristo, entregada para el perdón de nuestros pecados.

Oración colecta
Oh, Dios, que has redimido a todos los hombres con la Sangre preciosa de tu Unigénito, conserva en nosotros la acción de tu misericordia, para que, celebrando siempre el misterio de nuestra salvación, merezcamos alcanzar sus frutos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui pretióso Unigéniti tui Sánguine univérsos hómines redemísti, consérva in nobis opus misericórdiae tuae, ut, nostrae salútis mystérium iúgiter recoléntes, eiúsdem fructum cónsequi mereámur. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Jueves de la XIV semana de Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA Os 11, 1-4. 8c-9
Mi corazón está perturbado

Lectura de la profecía de Oseas.

Esto dice el Señor:
«Cuando Israel era joven lo amé
y de Egipto llamé a mi hijo.
Cuanto más los llamaba,
más se alejaban de mí:
sacrificaban a los baales,
ofrecían incienso a los ídolos.
Pero era yo quien había criado a Efraín,
tomándolo en mis brazos;
y no reconocieron que yo los cuidaba.
Con lazos humanos los atraje,
con vínculos de amor.
Fui para ellos como quien alza
un niño hasta sus mejillas.
Me incliné hacia él
para darle de comer.
Mi corazón está perturbado,
se conmueven mis entrañas.
No actuaré en el ardor de mi cólera,
no volveré a destruir a Efraín,
porque yo soy Dios,
y no hombre;
santo en medio de vosotros,
y no me dejo llevar por la ira».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 79, 2ac y 3b. 15-16 (R.: 4b)
R. 
Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.
Illústra fáciem tuam, Dómine, et salvi érimus.

V. Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece,
despierta tu poder y ven a salvarnos.
R. Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.
Illústra fáciem tuam, Dómine, et salvi érimus.

V. Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña.
Cuida la cepa que tu diestra plantó
y al hijo del hombre que tú has fortalecido.
R. Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.
Illústra fáciem tuam, Dómine, et salvi érimus.

Aleluya Mc 1, 15
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Está cerca el reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio. R.
Appropinquávit regnum Dei; pænitémini et crédite Evangélio.

EVANGELIO Mt 10, 7-15
Gratis habéis recibido, dad gratis
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios.
Gratis habéis recibido, dad gratis.
No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros.
Si alguno no os recibe o no escucha vuestras palabras, al salir de su casa o de la ciudad, sacudid el polvo de los pies.
En verdad os digo que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra, que a aquella ciudad».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Ángelus 4-diciembre-2016
¿Pero qué es este reino de Dios, reino de los cielos? Son sinónimos. Nosotros pensamos enseguida en algo que se refiere al más allá: la vida eterna. Cierto, esto es verdad, el reino de Dios se extenderá sin fin más allá de la vida terrena, pero la buena noticia que Jesús nos trae –y que Juan anticipa– es que el reino de Dios no tenemos que esperarlo en el futuro: se ha acercado, de alguna manera está ya presente y podemos experimentar desde ahora el poder espiritual. Dios viene a establecer su señorío en la historia, en nuestra vida de cada día; y allí donde esta viene acogida con fe y humildad brotan el amor, la alegría y la paz.
La condición para entrar a formar parte de este reino es cumplir un cambio en nuestra vida, es decir, convertirnos. Convertirnos cada día, un paso adelante cada día. Se trata de dejar los caminos, cómodos pero engañosos, de los ídolos de este mundo: el éxito a toda costa, el poder a costa de los más débiles, la sed de riquezas, el placer a cualquier precio. Y de abrir sin embargo el camino al Señor que viene: Él no nos quita nuestra libertad, sino que nos da la verdadera felicidad.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario XXXI

Dios nos da, gratuitamente, el don de su amor. Por ello presentamos ahora nuestra oración por la Iglesia, por todos los hombres y por nosotros.
- Por nuestra Iglesia, para que Dios todopoderoso perdone sus debilidades, ponga fin a sus divisiones, aumente su valentía, refuerce su fe y expanda su testimonio por toda la tierra. Roguemos al Señor.
- Por la paz en todo el mundo, para que las ambiciones no opriman y el amor crezca en el corazón de todos los hombres. Roguemos al Señor.
- Por el progreso en nuestro país, para que a nadie le falte el pan, la casa, el trabajo o la escuela, el descanso y todo lo necesario para llevar una vida digna. Roguemos al Señor.
- Por los enfermos, ancianos, marginados, para que en sus dificultades sientan la fuerza del Señor y encuentren nuestra ayuda y nuestra comprensión. Roguemos al Señor.
- Por los que nos hemos reunido aquí, por nuestros parientes y amigos, y por los que esperan que nos acordemos de ellos en la oración, para que en todos crezca siempre la fe, la esperanza y el amor. Roguemos al Señor.
Dios y Padre todopoderoso, escucha las oraciones de tu Iglesia y concédenos los dones de tu bondad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

En la misa votiva:
Oración sobre las ofrendas
Al presentar a tu majestad nuestras ofrendas, te suplicamos, Señor, que en estos misterios nos acerquemos a Jesús, Mediador de la nueva alianza, y renovemos la aspersión salvadora de su Sangre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Super oblata
Maiestáti tuae, Dómine, oblatiónis nostrae múnera proferéntes, ad novi testaménti Mediatórem Iesum his mystériis accedámus, eiúsque aspersiónem Sánguinis salutíferam innovémus. Qui vivit et regnat in saecula saeculórum.

PREFACIO COMÚN IX
LA GLORIA DE DIOS ES EL HOMBRE VIVIENTE
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú eres el Dios vivo y verdadero; el universo está lleno de tu presencia, pero, sobre todo, has dejado la huella de tu gloria en el hombre, creado a tu imagen.
Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de la creación y le das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de paz, en Cristo, el hombre nuevo.
Por eso, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con alegría el himno de tu alabanza:
Santo, Santo Santo…


PLEGARIA EUCARÍSTICA II.

Antífona de la comunión Cf. 1 Cor 10, 16
El cáliz de la bendición que bendecimos es comunión de la Sangre de Cristo; el pan que partimos es participación del Cuerpo del Señor.
Calix benedictiónis, cui benedícimus, communicátio Sánguinis Christi est; et panis, quem frángimus, participátio Córporis Dómini est.

Oración después de la comunión
Saciados con el alimento y la bebida de salvación, te rogamos, Señor, que derrames siempre sobre nosotros la Sangre de nuestro Salvador, y ella sea, para nosotros, la fuente de agua viva que salta hasta la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Cibo refécti, Dómine, potúque salútis, Salvatóris nostri, quaesumus, semper Sánguine perfundámur, qui fons aquae nobis fiat in vitam saliéntis aetérnam. Per Christum.
O bien:
Saciados con el alimento y la bebida del cielo, te rogamos, Dios todopoderoso, que liberes del temor de los enemigos a cuantos redimiste con la Sangre preciosa de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Refécti cibo potúque caelésti, quaesumus, omnípotens Deus, ut ab hóstium deféndas formídine, quos pretióso Fílii tui Sánguine redemísti. Qui vivit et regnat in saecula saeculórum.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 8 de julio

1. Conmemoración de los santos esposos Áquila y Prisca o Priscila, colaboradores del apóstol Pablo, a quien acogían en su casa y por cuya protección expusieron sus propias vidas. (s. I)
2. En Heraclea, en Tracia, actual Turquía, santa Gliceria, mártir(s. inc.)
3. En Cesarea de Palestina, hoy Israel, san Procopio, mártir, que en tiempo del emperador Diocleciano fue conducido desde la ciudad de Scytópolis a Cesarea, donde, por manifestar audazmente su fe, fue decapitado de inmediato por el juez Fabiano. (c. 303)
4. En Taormina, en la región actualmente italiana de Sicilia, san Pancracio, mártir, que al parecer fue el primer obispo de esta Iglesia. (s. inc.)
5. En Toul, en la Galia Bélgica, hoy Francia, san Auspicio, obispo(s. V)
6*. En Renania, actual Alemania, san Disibodo, ermitaño, que, habiendo reunido algunos compañeros, fundó un monasterio junto al río Nahe. (s. VII)
7*. En el monasterio de Bilsen, en Brabante, actualmente Bélgica, santa Landrada, abadesa. (690)
8. En Würzburg, ciudad de Austrasia, hoy Alemania, san Quiliano, obispo y mártir, natural de Irlanda, desde donde viajó a esta región para predicar el Evangelio, y en la cual fue martirizado por velar diligentemente para que se observase en ella la vida cristiana. (s. VII ex.)
9. En Constantinopla, actual Estambul, en Turquía, muerte de los santos monjes abrahamitas, que, en tiempo del emperador Teófilo, sufrieron el martirio por defender el culto de la sagradas imágenes. (s. IX)
10*. En Spina Lammberti, en la región italiana de Emilia-Romaña, tránsito del papa san Adriano III, que con gran empeño buscó la reconciliación de la Iglesia de Constantinopla con la de Roma, pero, afectado de una grave enfermedad, murió santamente en un viaje a las Galias. (885)
11*. En Tívoli, en el Lacio, también en la Italia actual, tránsito del beato Eugenio III, papa, discípulo amado de san Bernardo, que, elegido pontífice después de haber sido abad del monasterio de los santos Vicente y Anastasio ad Acquas Salvias, defendió con tesón al pueblo cristiano de Roma de las insidias de los herejes y renovó también la disciplina eclesiástica. (1153)
12*. En Shimabara, en Japón, beato Mancio Araki, mártir, que por haber hospedado en su casa al beato Francisco Pacheco, presbítero, fue encerrado en la cárcel, donde murió consumido por la tisis. (1626)
13. En la ciudad de Youngnian, en Hebei, provincia de China, san Juan Wu Wenyin, mártir, que, siendo catequista, por negarse a renunciar a la fe cristiana y abrazar el paganismo, fue decapitado durante la persecución desencadenada por los seguidores del movimiento Yihetuan. (1900)
Beato Pedro Vigne (Boucieu, Francia 1670-1740). Sacerdote, fundador de las Hermanas del Santísimo Sacramento.

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