DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
En el tiempo de Cuaresma
El "Vía Matris"
136. Así como en el plan salvífico de Dios (cfr. Lc 2,34-35) están asociados Cristo crucificado y la Virgen dolorosa, también los están en la Liturgia y en la piedad popular.
Como Cristo es el "hombre de dolores" (Is 53,3), por medio del cual se ha complacido Dios en "reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz" (Col 1,20), así María es la "mujer del dolor", que Dios ha querido asociar a su Hijo, como madre y partícipe de su Pasión (socia Passionis).
Desde los días de la infancia de Cristo, toda la vida de la Virgen, participando del rechazo de que era objeto su Hijo, transcurrió bajo el signo de la espada (cfr. Lc 2,35). Sin embargo, la piedad del pueblo cristiano ha señalado siete episodios principales en la vida dolorosa de la Madre y los ha considerado como los "siete dolores" de Santa María Virgen.
Así, según el modelo del Vía Crucis, ha nacido el ejercicio de piedad del Vía Matris dolorosae, o simplemente Vía Matris, aprobado también por la Sede Apostólica. Desde el siglo XVI hay ya formas incipientes del Vía Matris, pero en su forma actual no es anterior al siglo XIX. La intuición fundamental es considerar toda la vida de la Virgen, desde el anuncio profético de Simeón (cfr. Lc 2,34-35) hasta la muerte y sepultura del Hijo, como un camino de fe y de dolor: camino articulado en siete "estaciones", que corresponden a los "siete dolores" de la Madre del Señor.
137. El ejercicio de piedad del Vía Matris se armoniza bien con algunos temas propios del itinerario cuaresmal. Como el dolor de la Virgen tiene su causa en el rechazo que Cristo ha sufrido por parte de los hombres, el Vía Matris remite constante y necesariamente al misterio de Cristo, siervo sufriente del Señor (cfr. Is 52,13-53,12), rechazado por su propio pueblo (cfr. Jn 1,11; Lc 2,1-7; 2,34-35; 4,28-29; Mt 26,47-56; Hech 12,1-5). Y remite también al misterio de la Iglesia: las estaciones del Vía Matris son etapas del camino de fe y dolor en el que la Virgen ha precedido a la Iglesia y que esta deberá recorrer hasta el final de los tiempos.
El Vía Matris tiene como máxima expresión la "Piedad", tema inagotable del arte cristiano desde la Edad Media.
CALENDARIO
5 SÁBADO. Hasta la Hora Nona:
SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA
Misa de sábado (morado).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Cuaresma.
LECC.: vol. II.
La Cuaresma: Cambiar de vida.
- Is 58, 9b-14. Cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo, brillará tu luz en las tinieblas.
- Sal 85. R. Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad.
- Lc 5, 27-32. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan.
Liturgia de las Horas: oficio de sábado.
Martirologio: elog. prop. del Domingo I de Cuaresma, pág. 43, y elogs. del 6 de marzo, pág. 193.
CALENDARIOS: Huesca y Jaca: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Julián Ruiz Martorell, obispo (2011).
SÁBADO. Después de la Hora Nona:
PRIMERA SEMANA DE CUARESMA
Primera semana del Salterio
Misa vespertina del I Domingo de Cuaresma (morado).
Liturgia de las Horas: I Vísp. del oficio dominical. Comp. Dom. I.
TEXTOS MISA
Sábado después de Ceniza
Antífona de entrada Cf. Sal 68, 17
Respóndenos, Señor, con la bondad de tu gracia; por tu gran compasión vuélvete hacia nosotros, Señor.
Exáudi nos, Dómine, quóniam benígna est misericórdia tua; secúndum multitúdinem miseratiónum tuárum réspice nos, Dómine.
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, mira compasivo nuestra debilidad y, para protegernos, extiende sobre nosotros tu mano poderosa. Por nuestro Señor Jesucristo.
Omnípotens sempitérne Deus, infirmitátem nostram propítius réspice, atque ad protegéndum nos déxteram tuae maiestátis exténde. Per Dóminum.
LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Sábado después de Ceniza (Lec. II).
PRIMERA LECTURA Is 58, 9b-14
Cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo, brillará tu luz en las tinieblas
Lectura del libro de Isaías.
Esto dice el Señor:
«Cuando alejes de ti la opresión,
el dedo acusador y la calumnia,
cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo
y sacies al alma afligida,
brillará tu luz en las tinieblas,
tu oscuridad como el mediodía.
El Señor te guiará siempre,
hartará tu alma en tierra abrasada,
dará vigor a tus huesos.
Serás un huerto bien regado,
un manantial de aguas que no engañan.
Tu gente reconstruirá las ruinas antiguas,
volverás a levantar los cimientos de otros tiempos;
te llamarán “reparador de brechas”,
“restaurador de senderos”,
para hacer habitable el país.
Si detienes tus pasos el sábado,
para no hacer negocios en mi día santo,
y llamas al sábado “mi delicia”
y lo consagras a la gloria del Señor;
si lo honras, evitando viajes,
dejando de hacer tus negocios y de discutir tus asuntos,
entonces encontrarás tu delicia en el Señor.
Te conduciré sobre las alturas del país
y gozarás del patrimonio de Jacob, tu padre.
Ha hablado la boca del Señor».
«Cuando alejes de ti la opresión,
el dedo acusador y la calumnia,
cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo
y sacies al alma afligida,
brillará tu luz en las tinieblas,
tu oscuridad como el mediodía.
El Señor te guiará siempre,
hartará tu alma en tierra abrasada,
dará vigor a tus huesos.
Serás un huerto bien regado,
un manantial de aguas que no engañan.
Tu gente reconstruirá las ruinas antiguas,
volverás a levantar los cimientos de otros tiempos;
te llamarán “reparador de brechas”,
“restaurador de senderos”,
para hacer habitable el país.
Si detienes tus pasos el sábado,
para no hacer negocios en mi día santo,
y llamas al sábado “mi delicia”
y lo consagras a la gloria del Señor;
si lo honras, evitando viajes,
dejando de hacer tus negocios y de discutir tus asuntos,
entonces encontrarás tu delicia en el Señor.
Te conduciré sobre las alturas del país
y gozarás del patrimonio de Jacob, tu padre.
Ha hablado la boca del Señor».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 85, 1b-2. 3-4. 5-6 (R.: 11ab)
R. Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad.
Doce me, Dómine, viam tuam, et ingrédiar in veritáte tua.
V. Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva, Dios mío, a tu siervo, que confía en ti.
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva, Dios mío, a tu siervo, que confía en ti.
R. Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad.
Doce me, Dómine, viam tuam, et ingrédiar in veritáte tua.
V. Piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti, Señor.
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti, Señor.
R. Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad.
Doce me, Dómine, viam tuam, et ingrédiar in veritáte tua.
V. Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
R. Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad.
Doce me, Dómine, viam tuam, et ingrédiar in veritáte tua.
Versículo antes del Evangelio Ez 33, 11
No me complazco en la muerte del malvado –dice el Señor–, sino en que se convierta y viva.
Nolo mortem ímpii, dicit Dóminus, set ut revertátur a via sua et vivat.
EVANGELIO Lc 5, 27-32
No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan
╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos de Jesús:
«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?». Jesús les respondió:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».
«Sígueme».
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos de Jesús:
«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?». Jesús les respondió:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Papa Francisco, Homilía 15 de febrero de 2015.
El camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre y difundir la misericordia de Dios a todas las personas que la piden con corazón sincero; el camino de la Iglesia es precisamente el de salir del propio recinto para ir a buscar a los lejanos en las "periferias" esenciales de la existencia; es el de adoptar integralmente la lógica de Dios; el de seguir al Maestro que dice: "No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores" (Lc 5, 31-32).
Oración de los fieles
Oremos al Señor, nuestro Dios. Él es rico en misericordia con los que lo invocan.
- Para que el papa, los obispos, sacerdotes y diáconos sean luz para cuantos de alguna manera se benefician de su ministerio. Roguemos al Señor.
- Para que los que ejercen algún poder sobre los demás destierren lejos de sí toda forma de opresión, de amenaza, de injusticia. Roguemos al Señor.
- Para que el papa, los obispos, sacerdotes y diáconos sean luz para cuantos de alguna manera se benefician de su ministerio. Roguemos al Señor.
- Para que los que ejercen algún poder sobre los demás destierren lejos de sí toda forma de opresión, de amenaza, de injusticia. Roguemos al Señor.
- Para que los que disfrutan de los bienes de la tierra sepan compartir con los que padecen hambre o necesidad. Roguemos al Señor.
- Para que todos nosotros sepamos construir y levantar las débiles esperanzas de nuestros hermanos y nunca las aplastemos con dureza de corazón. Roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, escucha nuestra oración, atiende a la voz de nuestra súplica. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Señor, Dios nuestro, escucha nuestra oración, atiende a la voz de nuestra súplica. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, este sacrificio de reconciliación y de alabanza; y haz que, purificados por su eficacia, podamos ofrecerte el afecto de nuestro corazón como ofrenda agradable a tus ojos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Súscipe, quaesumus, Dómine, sacrifícium placatiónis et laudis, et praesta, ut, huius operatióne mundáti, beneplácitum tibi nostrae mentis offerámus afféctum. Per Christum.
Antífona de comunión Cf. Mt 9, 13
Misericordia quiero y no sacrificios, dice el Señor; que no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
Misericórdiam volo et non sacrifícium, dicit Dóminus; non enim veni vocáre iustos, sed peccatóres.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que, alimentados con el don de la vida celestial, lo que para nosotros es un sacramento en la vida presente se convierta en auxilio de eternidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Caeléstis vitae múnere vegetáti, quaesumus, Dómine, ut, quod est nobis in praesénti vita mystérium, fiat aeternitátis auxílium. Per Christum.
Oración sobre el pueblo
V. El Señor esté con vosotros. R.
V. Inclinaos para recibir la bendición.
Señor, hazte presente bondadosamente a tu pueblo que ha participado en los santos misterios, para que no se vean amenazados por peligro alguno quienes confían en tu protección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Adésto, Dómine, benígnus pópulo tuo, qui sacra mystéria contígerit, ut nullis perículis affligátur, qui in te protectórem confídit. Per Christum.
V. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo +, y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y os acompañe siempre. R.
MARTIROLOGIO
Elogio propio del I Domingo de Cuaresma
Primer domingo de Cuaresma, en el que, desde el ejemplo ofrecido por Nuestro Señor Jesucristo, comienza el venerable sacramento de la anual observancia cuaresmal.
MARTIROLOGIO
Elogio propio del I Domingo de Cuaresma
Primer domingo de Cuaresma, en el que, desde el ejemplo ofrecido por Nuestro Señor Jesucristo, comienza el venerable sacramento de la anual observancia cuaresmal.
Elogios del 6 de marzo
1. En Tortona, lugar de la región italiana de Piamonte, san Marciano, venerado como obispo y mártir. (s. inc.)
2. En Nicomedia, ciudad de Bitinia, san Victorino, mártir. (s. inc.).
3. En Tréveris, en la Galia Bélgica, actual Alemania, san Quirico, presbítero. (s. IV inc.)
4. Conmemoración de san Evagrio, obispo de Constantinopla, hoy Estambul, en la actual Turquía, que, desterrado por el emperador Valente, descansó en el Señor como confesor eximio. (c. 378)
5. En Toledo, en Hispania, san Julián, obispo, que inició tres concilios en esta ciudad y expuso con escritos la doctrina ortodoxa, dando muestras de caridad y celo por las almas. (690)
6. En Säckingen, en el territorio de Helvecia, actual Suiza, san Fridolino, abad, el cual, oriundo de Irlanda, peregrinó por Francia hasta que en esta localidad fundó un doble monasterio en honor de san Hilario. (s. VIII)
7. En Metz, en Austrasia, hoy Francia, san Crodegango, obispo, que dispuso que el clero viviese como tras los muros de un claustro bajo una ejemplar regla de vida, y promovió de modo admirable el canto en la Iglesia. (766)
8. En Siria, pasión de cuarenta y dos santos mártires, que, apresados en Amorio de Frigia y llevados al río Éufrates, recibieron en glorioso combate la palma del martirio. (848)
9*. En Barcelona, ciudad de Cataluña, en el Reino de Aragón, san Olegario, obispo, que asumió también la cátedra de Tarragona al ser esta antiquísima sede fue liberada del dominio de los musulmanes. (1137)
10*. En Viterbo, lugar de Toscana, en Italia, beata Rosa, virgen de la Tercera Orden de San Francisco, que, asidua en las obras de caridad, a los dieciocho años de edad consumó prontamente el breve curso de su vida. (1253)
11. En Gante, ciudad de Flandes, en la actual Bélgica, santa Coleta Boylet, virgen, quien durante tres años llevó una austerísima vida, encerrada en una pequeña casa junto a la iglesia, y después, tras profesar en la Regla de san Francisco, recondujo muchos monasterios de Clarisas a la forma primitiva de vida, insistiendo principalmente en el espíritu de pobreza y de penitencia. (1447)
1. En Tortona, lugar de la región italiana de Piamonte, san Marciano, venerado como obispo y mártir. (s. inc.)
2. En Nicomedia, ciudad de Bitinia, san Victorino, mártir. (s. inc.).
3. En Tréveris, en la Galia Bélgica, actual Alemania, san Quirico, presbítero. (s. IV inc.)
4. Conmemoración de san Evagrio, obispo de Constantinopla, hoy Estambul, en la actual Turquía, que, desterrado por el emperador Valente, descansó en el Señor como confesor eximio. (c. 378)
5. En Toledo, en Hispania, san Julián, obispo, que inició tres concilios en esta ciudad y expuso con escritos la doctrina ortodoxa, dando muestras de caridad y celo por las almas. (690)
6. En Säckingen, en el territorio de Helvecia, actual Suiza, san Fridolino, abad, el cual, oriundo de Irlanda, peregrinó por Francia hasta que en esta localidad fundó un doble monasterio en honor de san Hilario. (s. VIII)
7. En Metz, en Austrasia, hoy Francia, san Crodegango, obispo, que dispuso que el clero viviese como tras los muros de un claustro bajo una ejemplar regla de vida, y promovió de modo admirable el canto en la Iglesia. (766)
8. En Siria, pasión de cuarenta y dos santos mártires, que, apresados en Amorio de Frigia y llevados al río Éufrates, recibieron en glorioso combate la palma del martirio. (848)
9*. En Barcelona, ciudad de Cataluña, en el Reino de Aragón, san Olegario, obispo, que asumió también la cátedra de Tarragona al ser esta antiquísima sede fue liberada del dominio de los musulmanes. (1137)
10*. En Viterbo, lugar de Toscana, en Italia, beata Rosa, virgen de la Tercera Orden de San Francisco, que, asidua en las obras de caridad, a los dieciocho años de edad consumó prontamente el breve curso de su vida. (1253)
11. En Gante, ciudad de Flandes, en la actual Bélgica, santa Coleta Boylet, virgen, quien durante tres años llevó una austerísima vida, encerrada en una pequeña casa junto a la iglesia, y después, tras profesar en la Regla de san Francisco, recondujo muchos monasterios de Clarisas a la forma primitiva de vida, insistiendo principalmente en el espíritu de pobreza y de penitencia. (1447)
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