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Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

jueves, 20 de enero de 2022

Jueves 24 febrero 2022, Jueves de la VII semana del Tiempo Ordinario, feria (o misa votiva de la santísima Eucaristía).

SOBRE LITURGIA

FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR
CELEBRACIÓN DE LA SANTA MISA Y ADMINISTRACIÓN DEL BAUTISMO
HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Capilla Sixtina. Domingo 8 de enero de 2012

Queridos hermanos y hermanas:

Es siempre una alegría celebrar esta santa misa con los bautizos de los niños, en la fiesta del Bautismo del Señor. Os saludo a todos con afecto, queridos padres, padrinos y madrinas, y a todos vosotros, familiares y amigos. Habéis venido —lo habéis dicho en voz alta— para que vuestros hijos recién nacidos reciban el don de la gracia de Dios, la semilla de la vida eterna. Vosotros, los padres, lo habéis querido. Habéis pensado en el bautismo incluso antes de que vuestro niño o vuestra niña fuera dado a luz. Vuestra responsabilidad de padres cristianos os hizo pensar enseguida en el sacramento que marca la entrada en la vida divina, en la comunidad de la Iglesia. Podemos decir que esta ha sido vuestra primera elección educativa como testigos de la fe respecto a vuestros hijos: ¡la elección es fundamental!

La misión de los padres, ayudados por el padrino y la madrina, es educar al hijo o la hija. Educar es comprometedor; a veces es arduo para nuestras capacidades humanas, siempre limitadas. Pero educar se convierte en una maravillosa misión si se la realiza en colaboración con Dios, que es el primer y verdadero educador de cada ser humano.

En la primera lectura que hemos escuchado, tomada del libro del profeta Isaías, Dios se dirige a su pueblo precisamente como un educador. Advierte a los israelitas del peligro de buscar calmar su sed y su hambre en las fuentes equivocadas: «¿Por qué —dice— gastar dinero en lo que no alimenta, y el salario en lo que no da hartura?» (Is 55, 2). Dios quiere darnos cosas buenas para beber y comer, cosas que nos beneficien; mientras que a veces nosotros usamos mal nuestros recursos, los usamos para cosas que no sirven o que, incluso, son nocivas. Dios quiere darnos sobre todo a sí mismo y su Palabra: sabe que, alejándonos de él, muy pronto nos encontraremos en dificultades, como el hijo pródigo de la parábola, y sobre todo perderemos nuestra dignidad humana. Y por esto nos asegura que él es misericordia infinita, que sus pensamientos y sus caminos no son como los nuestros —¡para suerte nuestra!— y que siempre podemos volver a él, a la casa del Padre. Nos asegura, además, que si acogemos su Palabra, esta traerá buenos frutos a nuestra vida, como la lluvia que riega la tierra (cf. Is 55, 10-11).

A esta palabra que el Señor nos ha dirigido mediante el profeta Isaías, hemos respondido con el estribillo del Salmo: «Sacaremos agua con gozo de las fuentes de la salvación». Como personas adultas, nos hemos comprometido a acudir a las fuentes buenas, por nuestro bien y el de aquellos que han sido confiados a nuestra responsabilidad, en especial vosotros, queridos padres, padrinos y madrinas, por el bien de estos niños. ¿Y cuáles son «las fuentes de la salvación»? Son la Palabra de Dios y los sacramentos. Los adultos son los primeros que deben alimentarse de estas fuentes, para poder guiar a los más jóvenes en su crecimiento. Los padres deben dar mucho, pero para poder dar necesitan a su vez recibir; de lo contrario, se vacían, se secan. Los padres no son la fuente, como tampoco nosotros los sacerdotes somos la fuente: somos más bien como canales, a través de los cuales debe pasar la savia vital del amor de Dios. Si nos separamos de la fuente, seremos los primeros en resentirnos negativamente y ya no seremos capaces de educar a otros. Por esto nos hemos comprometido diciendo: «Sacaremos agua con gozo de las fuentes de la salvación».

Pasemos ahora a la segunda lectura y al Evangelio. Nos dicen que la primera y principal educación se da mediante el testimonio. El Evangelio nos habla de Juan el Bautista. Juan fue un gran educador de sus discípulos, porque los condujo al encuentro con Jesús, del cual dio testimonio. No se exaltó a sí mismo, no quiso tener a sus discípulos vinculados a sí mismo. Y sin embargo Juan era un gran profeta, y su fama era muy grande. Cuando llegó Jesús, retrocedió y lo señaló: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo... Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo» (Mc 1, 7-8). El verdadero educador no vincula a las personas a sí, no es posesivo. Quiere que su hijo, o su discípulo, aprenda a conocer la verdad, y entable con ella una relación personal. El educador cumple su deber a fondo, mantiene una presencia atenta y fiel; pero su objetivo es que el educando escuche la voz de la verdad que habla a su corazón y la siga en un camino personal.

Volvamos ahora al testimonio. En la segunda lectura, el apóstol san Juan escribe: «El Espíritu es quien da testimonio» (1 Jn 5, 6). Se refiere al Espíritu Santo, al Espíritu de Dios, que da testimonio de Jesús, atestiguando que es el Cristo, el Hijo de Dios. Esto se ve también en la escena del bautismo en el río Jordán: el Espíritu Santo desciende sobre Jesús como una paloma para revelar que él es el Hijo Unigénito del Padre eterno (cf. Mc 1, 10). También en su Evangelio, san Juan subraya este aspecto, allí donde Jesús dice a los discípulos: «Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo» (Jn 15, 26-27). Para nosotros esto es confortante en el compromiso de educar en la fe, porque sabemos que no estamos solos y que nuestro testimonio está sostenido por el Espíritu Santo.

Es muy importante para vosotros, padres, y también para los padrinos y las madrinas, creer fuertemente en la presencia y en la acción del Espíritu Santo, invocarlo y acogerlo en vosotros, mediante la oración y los sacramentos. De hecho, es él quien ilumina la mente, caldea el corazón del educador para que sepa transmitir el conocimiento y el amor de Jesús. La oración es la primera condición para educar, porque orando nos ponemos en disposición de dejar a Dios la iniciativa, de confiarle los hijos, a los que conoce antes y mejor que nosotros, y sabe perfectamente cuál es su verdadero bien. Y, al mismo tiempo, cuando oramos nos ponemos a la escucha de las inspiraciones de Dios para hacer bien nuestra parte, que en cualquier caso nos corresponde y debemos realizar. Los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Penitencia, nos permiten realizar la acción educativa en unión con Cristo, en comunión con él y renovados continuamente por su perdón. La oración y los sacramentos nos obtienen aquella luz de verdad gracias a la cual podemos ser al mismo tiempo suaves y fuertes, usar dulzura y firmeza, callar y hablar en el momento adecuado, reprender y corregir de modo justo.

Queridos amigos, invoquemos, por tanto, todos juntos al Espíritu Santo para que descienda en abundancia sobre estos niños, los consagre a imagen de Jesucristo y los acompañe siempre en el camino de su vida. Los confiamos a la guía materna de María santísima, para que crezcan en edad, sabiduría y gracia y se conviertan en verdaderos cristianos, testigos fieles y gozosos del amor de Dios. Amén.

CALENDARIO

24 JUEVES DE LA VII SEMANA DEL T. ORDINARIO, feria

Misa
de feria (verde).
MISAL: cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5), Pf. común.
LECC.: vol. III-par.
- Sant 5, 1-6.
El jornal de los obreros que habéis retenido está gritando, y los gritos han llegado a los oídos del Señor.
- Sal 48. R. Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
- Mc 9, 41-50. Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la “gehenna”.

Liturgia de las Horas: oficio de feria.

Martirologio: elogs. del 25 de febrero, pág. 178.
CALENDARIOS: Astorga y Bilbao: San Policarpo, obispo y mártir (MO).
Pamplona y Tudela: Beata Ascensión del Corazón de Jesús Nicol Goñi, virgen (ML).
Dominicos: Beato Constancio de Fabrino, presbítero (ML).
Getafe: Aniversario de la muerte de Mons. Francisco José Pérez y Fernández-Golfín, obispo (2004).

TEXTOS MISA

Misa de la feria: del VII Domingo del T. Ordinario (o de otro Domingo del T. Ordinario)

Misa votiva:
De la Santísima Eucaristía A.
Se dice con vestiduras de color blanco.


Antífona de entrada Cf. Sal 77, 23-25
El Señor abrió las compuertas del cielo; hizo llover sobre ellos maná, les dio un pan del cielo; y el hombre comió pan de ángeles.
Iánuas caeli apéruit Dóminus, et pluit illis manna ad manducándum, et panem caeli dedit eis: panem angelórum manducávit homo.

Monición de entrada
El pueblo de Dios, en su larga peregrinación por el desierto, haciendo camino hacia la tierra prometida, fue alimentado por Dios con el maná, el pan bajado del cielo. En nuestra peregrinación terrena hacia la Jerusalén celestial, Dios alimenta a su Iglesia y sostiene nuestra esperanza con la eucaristía, de la cual el antiguo maná era solo figura y profecía. Con toda la Iglesia, celebremos la eucaristía, sacrificio de la cruz y banquete pascual de nuestra salvación.

Oración colecta
Oh, Dios, que por el Misterio pascual de tu Unigénito realizaste la redención de los hombres, concédenos por tu bondad experimentar el aumento continuo de tu salvación a quienes, celebrando los sacramentos, proclamamos con fe la muerte y Resurrección de Cristo. Él, que vive y reina contigo.
Deus, qui humánae redemptiónis opus per Unigéniti tui paschále mystérium implevísti, concéde propítius, ut, qui Christi mortem et resurrectiónem in sacramentórum signis annuntiámus fidénter, salvatiónis tuae contínuum experiámur augméntum. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Jueves de la VII semana de Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA Sant 5, 1-5
El jornal de los obreros que habéis retenido está gritando, y los gritos han llegado a los oídos del Señor

Lectura de la carta del apóstol Santiago.

Atención, ahora, los ricos: llorad a gritos por las desgracias que se os vienen encima.
Vuestra riqueza está podrida y vuestros trajes se han apolillado. Vuestro oro y vuestra plata están oxidados y su herrumbre se convertirá en testimonio contra vosotros y devorará vuestras carnes como fuego.
¡Habéis acumulado riquezas… en los últimos días!
Mirad, el jornal de los obreros que segaron vuestros campos, el que vosotros habéis retenido, está gritando, y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor del universo.
Habéis vivido con lujo sobre la tierra y os habéis dado a la gran vida, habéis cebado vuestros corazones para el día de la matanza. Habéis condenado, habéis asesinado al inocente, el cual no os ofrece resistencia.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 48, 14-15ab. 15cde-16. 17-18. 19-20 (R.: Mt 5, 3)
R.
Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

V. Este es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor.
R. Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

V. Bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura,
y el abismo es su casa.
Pero a mí, Dios me salva,
me arranca de las garras del abismo.
R. Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

V. No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.
R. Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

V. Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con la generación de sus padres,
que no verán nunca la luz.
R. Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Aleluya 1 Tes 2, 13
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Acoged la palabra de Dios, no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios. R.
Accipite verbum Dei, non ut verbum hóminum, sed, sicut est vere, verbum Dei.

EVANGELIO Mc 9, 41-50
Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la "gehenna"
Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la "gehenna", al fuego que no se apaga.
Y, si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la "gehenna".
Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la "gehenna", donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salaréis? Tened sal entre vosotros y vivid en paz unos con otros».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Agustín, de consensu evangelistarum, 4, 6 
De esto se desprende que aquéllos que se consagran al nombre de Cristo, son más útiles aun antes de contarse en el número de los cristianos, que los que llamándose ya así y conociendo bien sus sacramentos enseñan cosas a los demás que los arrastran consigo a las penas eternas. A éstos, pues, bajo la imagen de los miembros corporales como la mano o el ojo que escandaliza, manda el Señor que los separemos del cuerpo, es decir, de nuestra compañía, para que sin ellos lleguemos a la vida antes que ir con ellos al infierno. Son separados de los otros, cuando aquéllos con quienes están no consienten que les aconsejen mal, esto es, que los escandalicen. Pero deben ser separados de un modo manifiesto de toda asamblea y de la misma participación de los diversos sacramentos, cuando por su perversidad se den a conocer a todos los buenos. Empero si esta perversidad no es conocida de la mayoría -aunque lo sea por algunos- deben ser tolerados, con tal que no se participe de su iniquidad ni se abandone por ellos la compañía de los buenos. 

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario XXXIX

Oremos, hermanos, e imploremos la misericordia de Dios, nuestro Padre.
- Para que se acuerde del pueblo rescatado por la sangre de su Hijo. Roguemos al Señor.
- Para que los gobernantes de las naciones promuevan el desarrollo de los pueblos, y desaparezcan la injusticia, la violencia, el paro y el hambre en el mundo. Roguemos al Señor.
- Para que ilumine a los que no conocen a Cristo con la luz del Evangelio. Roguemos al Señor.
- Para que nos conceda a cuantos invocamos su nombre los bienes temporales y eternos. Roguemos al Señor.
- Para que de la luz y el descanso eterno a todos los difuntos. Roguemos al Señor.
Oh, Dios, que sabes que la vida de los hombres está llena de necesidades; escucha los deseos de tu pueblo y concédele benignamente lo que te pide con humildad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Misa votiva:
Oración de los fieles
Oremos a Dios Padre, que da el alimento a todo viviente.
- Por la unión de todos los cristianos en la unidad de la Iglesia de Cristo, para que formemos un solo cuerpo los que comemos del mismo pan. Roguemos al Señor.
- Por la organización eclesial de Cáritas, para que promueva el amor fraterno, la mutua ayuda, la solidaridad. Roguemos al Señor.
- Por los responsables políticos de las naciones, para que fomenten la libertad religiosa y la justicia. Roguemos al Señor.
- Por los que sufren hambre, para que sepamos compartir con ellos nuestro pan de cada día, anuncio del pan de vida eterna. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, invitados a la mesa del Señor, para que el pan de la Palabra despierte en nosotros el hambre del pan de la eucaristía. Roguemos al Señor
Escucha, Señor, la oración de tu Iglesia, u que, observando fielmente el mandato de tu Hijo, celebra el memorial de su obra, hasta que él vuelva. Por Jesucristo, nuestro Señor

Oración sobre las ofrendas
Al celebrar el memorial de nuestra salvación, suplicamos, Señor, tu clemencia, para que este sacramento de piedad sea para nosotros signo de unidad y vínculo de caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Salútis nostrae memoriále celebrántes, cleméntiam tuam, Dómine, supplíciter exorámus, ut hoc sacraméntum pietátis fiat nobis signum unitátis et vínculum caritátis. Per Christum.

PREFACIO I DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA
EL SACRIFICIO Y EL SACRAMENTO DE CRISTO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
El cual, verdadero y único sacerdote, al instituir el sacrificio de la eterna alianza se ofreció el primero a ti como víctima de salvación, y nos mandó perpetuar esta ofrenda en memoria suya. Su carne, inmolada por nosotros, es alimento que nos fortalece; su sangre, derramada por nosotros, es bebida que nos purifica.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, con los tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Qui, verus aeternúsque Sacérdos, formam sacrifícii perénnis instítuens, hóstiam tibi se primus óbtulit salutárem, et nos, in sui memóriam, praecépit offérre. Cuius carnem pro nobis immolátam dum súmimus, roborámur, et fusum pro nobis sánguinem dum potámus, ablúimur.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA II

Antífona de comunión Cf. Jn 6, 51-52

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.
Ego sum panis vivus, qui de caelo descéndi, dicit Dóminus. Si quis manducáverit ex hoc pane, vivet in aetérnum; et panis, quem ego dabo, caro mea est pro mundi vita.

Oración después de la comunión
Te rogamos, Señor, que la participación en la mesa celestial nos santifique para que, por el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, se afiance la unión de todos los hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Sanctíficet nos, quaesumus, Dómine, mensae caeléstis participátio, ut, per Corpus et Sánguinem Christi, fratérnitas cuncta copulétur. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del día 25 de febrero

1. En Perge, lugar de Pamfilia, hoy Turquía, pasión de san Néstor, obispo de Magido y mártir, que en la persecución bajo el emperador Decio fue condenado por el prefecto de la provincia a morir en una cruz, para que sufriese la misma pena del Crucificado a quien confesaba. (c. 250)
2. En Nazianzo, en la región de Capadocia, también en la Turquía actual, san Cesáreo, médico, hermano de san Gregorio Nazianceno. (369)
3*. En Maubeuge, en la Galia Bélgica, santa Aldetrudis, virgen y abadesa. (526)
4. En el monasterio de Heidenheim, en Franconia, Hoy Alemania, santa Waldburgis, abadesa, cuyos hermanos, los santos Bonifacio, Willibaldo y Winebaldo, la convencieron para que fuese de Inglaterra a Germania, donde rigió aquel monasterio, de doble comunidad de monjas y monjes. (779)
5*. En Agrigento, población de Sicilia, en la actual Italia, san Gerlando, obispo, que organizó su Iglesia una vez recuperada de manos de los sarracenos. (1100)
6*. En el priorato de Orsan, en la región de Bourges, en Aquitania, actual Francia, tránsito del beato Roberto de Arbrissel, presbítero, que predicando públicamente la conversión de las costumbres, reunió mujeres y hombres en el monasterio doble de Fontevrault, bajo el gobierno de una abadesa. (1116)
7. En Lucca, ciudad de la región italiana de Toscana, beato Avertano, peregrino, religioso de la Orden de los Carmelitas. (c. 1386)
8*. En Puebla de los Ángeles, en México, beato Sebastián Aparicio, que, siendo pastor de ovejas, se trasladó de España a México, donde reunió con su trabajo una notable fortuna con la que ayudó a los pobres, y tras haber enviudado dos veces, fue recibido como hermano laico en la Orden de los Hermanos Menores, en la cual falleció casi centenario. (1600)
9*. En Lauria, población de la región italiana de la Basilicata, beato Domingo Lentini, presbítero, que en su lugar de origen, y hasta su muerte, ejerció un fructuoso y vario ministerio, cimentado en una vida de humildad, oración y penitencia. (1828)
10*. En el pueblo de Mdina, en la isla de Malta, beata María Adeodata (María Teresa) Pisani, virgen de la Orden de San Benito, que, abadesa del monasterio de San Pedro, con sabia adminisatración de su tiempo, a la vez que cumplía su propia misión, mostró gran interés por los pobres y abandonados, y contribuyó así al bien de la comunidad. (1855)
11. En la ciudad de Xilianxian, en la provincia china de Guangxi, san Lorenzo Bai Xiaoman, mártir, de oficio artesano y neófito, que prefirió ser azotado y degollado antes que negar a Cristo. (1856)
12. En la aldea de Tequila, en el territorio de Guadalajara, en México, santo Toribio Romo, presbítero y mártir, que a causa de su condición sacerdotal fue asesinado durante la persecución religiosa. (1928)
13. Junto al río Beijiang, cerca de Shaoguan, en la provincia china de Guandong, santos mártires Luis Versiglia, obispo, y Calixto Caravario, presbítero de la Sociedad de San Francisco de Sales, que sufrieron el martirio por haber dado asistencia pastoral a las personas que les estaban confiadas. (1930)
- Beata María Ludovica De Angelis (Mar del Plata, Argentina 1880-1962). Virgen, religiosa de las Hijas de la Misericordia.
- Beato Ciriaco Maria Sancha y Hervás (1833- Toledo 1909). Cardenal arzobispo de Toledo. Fundador de la Congregación de las Hermanas de la Caridad del Card. Sancha; con un celo de ardiente caridad se hizo todo para todos. Vivió pobre y murió pobrísimo.
- Beata Rani María Vattalil, en el siglo Mariam (1954- Camino a Indore, India 1995). Religiosa profesa de la Congregación de las Hermanas Clarisas Franciscanas; asesinada por odio a la fe.

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