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Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

miércoles, 5 de enero de 2022

Miércoles 9 febrero 2022, Miércoles de la V semana del Tiempo Ordinario, feria (o misa por los enfermos).

SOBRE LITURGIA

CARTA APOSTÓLICA (7-octubre-2012)
San Juan de Ávila, sacerdote diocesano,
proclamado Doctor de la Iglesia universal


BENEDICTO PP. XVI
Ad perpetuam rei memoriam.



1. Caritas Christi urget nos (2 Co 5, 14). El amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, es la clave de la experiencia personal y de la doctrina del Santo Maestro Juan de Ávila, un «predicador evangélico», anclado siempre en la Sagrada Escritura, apasionado por la verdad y referente cualificado para la «Nueva Evangelización».

La primacía de la gracia que impulsa al buen obrar, la promoción de una espiritualidad de la confianza y la llamada universal a la santidad vivida como respuesta al amor de Dios, son puntos centrales de la enseñanza de este presbítero diocesano que dedicó su vida al ejercicio de su ministerio sacerdotal.

El 4 de marzo de 1538, el Papa Pablo III expidió la Bula Altitudo Divinae Providentiae, dirigida a Juan de Ávila, autorizándole la fundación de la Universidad de Baeza (Jaén), en la que lo define como «praedicatorem insignem Verbi Dei». El 14 de marzo de 1565 Pío iv expedía una Bula confirmatoria de las facultades concedidas a dicha Universidad en 1538, en la que le califica como «Magistrum in theologia et verbi Dei praedicatorem insignem» (cf. Biatiensis Universitas, 1968). Sus contemporáneos no dudaban en llamarlo «Maestro», título con el que figura desde 1538, y el Papa Pablo VI, en la homilía de su canonización, el 31 de mayo de 1970, resaltó su figura y doctrina sacerdotal excelsa, lo propuso como modelo de predicación y de dirección de almas, lo calificó de paladín de la reforma eclesiástica y destacó su continuada influencia histórica hasta la actualidad.

2. Juan de Ávila vivió en la primera amplia mitad del siglo XVI. Nació el 6 de enero de 1499 ó 1500, en Almodóvar del Campo (Ciudad Real, diócesis de Toledo), hijo único de Alonso Ávila y de Catalina Gijón, unos padres muy cristianos y en elevada posición económica y social. A los 14 años lo llevaron a estudiar Leyes a la prestigiosa Universidad de Salamanca; pero abandonó estos estudios al concluir el cuarto curso porque, a causa de una experiencia muy profunda de conversión, decidió regresar al domicilio familiar para dedicarse a reflexionar y orar.

Con el propósito de hacerse sacerdote, en 1520 fue a estudiar Artes y Teología a la Universidad de Alcalá de Henares, abierta a las grandes escuelas teológicas del tiempo y a la corriente del humanismo renacentista. En 1526, recibió la ordenación presbiteral y celebró la primera Misa solemne en la parroquia de su pueblo y, con el propósito de marchar como misionero a las Indias, decidió repartir su cuantiosa herencia entre los más necesitados. Después, de acuerdo con el que había de ser primer Obispo de Tlaxcala, en Nueva España (México), fue a Sevilla para esperar el momento de embarcar hacia el Nuevo Mundo.

Mientras se preparaba el viaje, se dedicó a predicar en la ciudad y en las localidades cercanas. Allí se encontró con el venerable Siervo de Dios Fernando de Contreras, doctor en Alcalá y prestigioso catequista. Éste, entusiasmado por el testimonio de vida y la oratoria del joven sacerdote San Juan, consiguió que el arzobispo hispalense le hiciera desistir de su idea de ir a América para quedarse en Andalucía y permaneció en Sevilla, compartiendo casa, pobreza y vida de oración con Contreras y, a la vez que se dedicaba a la predicación y a la dirección espiritual, continuó estudios de Teología en el Colegio de Santo Tomás, donde tal vez obtuvo el título de Maestro.

Sin embargo en 1531, a causa de una predicación suya mal entendida, fue encarcelado. En la cárcel comenzó a escribir la primera versión del Audi, filia. Durante estos años recibió la gracia de penetrar con singular profundidad en el misterio del amor de Dios y el gran beneficio hecho a la humanidad por Jesucristo nuestro Redentor. En adelante será éste el eje de su vida espiritual y el tema central de su predicación.

Emitida la sentencia absolutoria en 1533, continuó predicando con notable éxito ante el pueblo y las autoridades, pero prefirió trasladarse a Córdoba, incardinándose en esta diócesis. Poco después, en 1536, le llamó para su consejo el arzobispo de Granada donde, además de continuar su obra de evangelización, completó sus estudios en esa Universidad.

Buen conocedor de su tiempo y con óptima formación académica, Juan de Ávila fue un destacado teólogo y un verdadero humanista. Propuso la creación de un Tribunal Internacional de arbitraje para evitar las guerras y fue incluso capaz de inventar y patentar algunas obras de ingeniería. Pero, viviendo muy pobremente, centró su actividad en alentar la vida cristiana de cuantos escuchaban complacidos sus sermones y le seguían por doquier. Especialmente preocupado por la educación y la instrucción de los niños y los jóvenes, sobre todo de los que se preparaban para el sacerdocio, fundó varios Colegios menores y mayores que, después de Trento, habrían de convertirse en Seminarios conciliares. Fundó asimismo la Universidad de Baeza (Jaén), destacado referente durante siglos para la cualificada formación de clérigos y seglares.

Después de recorrer Andalucía y otras regiones del centro y oeste de España predicando y orando, ya enfermo, en 1554 se retiró definitivamente a una sencilla casa en Montilla (Córdoba), donde ejerció su apostolado perfilando algunas de sus obras y a través de abundante correspondencia. El arzobispo de Granada quiso llevarlo como asesor teólogo en las dos últimas sesiones del concilio de Trento; al no poder viajar por falta de salud redactó los Memoriales que influyeron en esa reunión eclesial.

Acompañado por sus discípulos y amigos y aquejado de fortísimos dolores, con un Crucifijo entre las manos, entregó su alma al Señor en su humilde casa de Montilla en la mañana del 10 de mayo de 1569.

3. Juan de Ávila fue contemporáneo, amigo y consejero de grandes santos y uno de los maestros espirituales más prestigiosos y consultados de su tiempo.

San Ignacio de Loyola, que le tenía gran aprecio, deseó vivamente que entrara en la naciente Compañía de Jesús; no sucedió así, pero el Maestro orientó hacia ella una treintena de sus mejores discípulos. Juan Ciudad, después San Juan de Dios, fundador de la Orden Hospitalaria, se convirtió escuchando al Santo Maestro y desde entonces se acogió a su guía espiritual. El muy noble San Francisco de Borja, otro gran convertido por mediación del Padre Ávila, que llegó a ser Prepósito general de la Compañía de Jesús. Santo Tomás de Villanueva, arzobispo de Valencia, difundió en sus diócesis y por todo el Levante español su método catequístico. Otros conocidos suyos fueron San Pedro de Alcántara, provincial de los Franciscanos y reformador de la Orden; San Juan de Ribera, obispo de Badajoz, que le pidió predicadores para renovar su diócesis y, arzobispo de Valencia después, tenía en su biblioteca un manuscrito con 82 sermones suyos; Teresa de Jesús, hoy Doctora de la Iglesia, que padeció grandes trabajos hasta que pudo hacer llegar al Maestro el manuscrito de su Vida; San Juan de la Cruz, también Doctor de la Iglesia, que conectó con sus discípulos de Baeza y le facilitaron la reforma del Carmelo masculino; el Beato Bartolomé de los Mártires, que por amigos comunes conoció su vida y santidad y algunos más que reconocieron la autoridad moral y espiritual del Maestro.

4. Aunque el «Padre Maestro Ávila» fue, ante todo, un predicador, no dejó de hacer magistral uso de su pluma para exponer sus enseñanzas. Es más, su influjo y memoria posterior, hasta nuestros días, están estrechamente vinculados no sólo con el testimonio de su persona y de su vida, sino con sus escritos, tan distintos entre sí.

Su obra principal, el Audi, filia, un clásico de la espiritualidad, es el tratado más sistemático, amplio y completo, cuya edición definitiva preparó su autor en los últimos años de vida. El Catecismo o Doctrina cristiana, única obra que hizo imprimir en vida (1554), es una síntesis pedagógica, para niños y mayores, de los contenidos de la fe. El Tratado del amor de Dios, una joya literaria y de contenido, refleja con qué profundidad le fue dado penetrar en el misterio de Cristo, el Verbo encarnado y redentor. El Tratado sobre el sacerdocio es un breve compendio que se completa con las pláticas, sermones e incluso cartas. Cuenta también con otros escritos menores, que consisten en orientaciones o Avisos para la vida espiritual. Los Tratados de Reforma están relacionados con el concilio de Trento y con los sínodos provinciales que lo aplicaron, y apuntan muy certeramente a la renovación personal y eclesial. Los Sermones y Pláticas, igual que el Epistolario, son escritos que abarcan todo el arco litúrgico y la amplia cronología de su ministerio sacerdotal. Los comentarios bíblicos —de la Carta a los Gálatas a la Primera carta de Juan y otros— son exposiciones sistemáticas de notable profundidad bíblica y de gran valor pastoral.

Todas estas obras ofrecen contenidos muy profundos, presentan un evidente enfoque pedagógico en el uso de imágenes y ejemplos y dejan entrever las circunstancias sociológicas y eclesiales del momento. El tono es de suma confianza en el amor de Dios, llamando a la persona a la perfección de la caridad. Su lenguaje es el castellano clásico y sobrio de su tierra manchega de origen, mezclado a veces con la imaginación y el calor meridional, ambiente en que transcurrió la mayor parte de su vida apostólica.

Atento a captar lo que el Espíritu inspiraba a la Iglesia en una época compleja y convulsa de cambios culturales, de variadas corrientes humanísticas, de búsqueda de nuevas vías de espiritualidad, clarificó criterios y conceptos.

5. En sus enseñanzas el Maestro Juan de Ávila aludía constantemente al bautismo y a la redención para impulsar a la santidad, y explicaba que la vida espiritual cristiana, que es participación en la vida trinitaria, parte de la fe en Dios Amor, se basa en la bondad y misericordia divina expresada en los méritos de Cristo y está toda ella movida por el Espíritu; es decir, por el amor a Dios y a los hermanos. «Ensanche vuestra merced su pequeño corazón en aquella inmensidad de amor con que el Padre nos dio a su Hijo, y con Él nos dio a sí mismo, y al Espíritu Santo y todas las cosas» (Carta 160), escribe. Y también: «Vuestros prójimos son cosa que a Jesucristo toca» (Ib. 62), por esto, «la prueba del perfecto amor de nuestro Señor es el perfecto amor del prójimo» (Ib. 103). Manifiesta también gran aprecio a las cosas creadas, ordenándolas en la perspectiva del amor.

Al ser templos de la Trinidad, alienta en nosotros la misma vida de Dios y el corazón se va unificando, como proceso de unión con Dios y con los hermanos. El camino del corazón es camino de sencillez, de bondad, de amor, de actitud filial. Esta vida según el Espíritu es marcadamente eclesial, en el sentido de expresar el desposorio de Cristo con su Iglesia, tema central del Audi, filia. Y es también mariana: la configuración con Cristo, bajo la acción del Espíritu Santo, es un proceso de virtudes y dones que mira a María como modelo y como madre. La dimensión misionera de la espiritualidad, como derivación de la dimensión eclesial y mariana, es evidente en los escritos del Maestro Ávila, que invita al celo apostólico a partir de la contemplación y de una mayor entrega a la santidad. Aconseja tener devoción a los santos, porque nos manifiestan a todos «un grande Amigo, que es Dios, el cual nos tiene presos los corazones en su amor [...] y Él nos manda que tengamos otros muchos amigos, que son sus santos» (Carta 222).

CALENDARIO

9 MIÉRCOLES DE LA V SEMANA DEL T. ORDINARIO, feria

Misa
de feria (verde).
MISAL: cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5), Pf. común.
LECC.: vol. III-par.
- 1 Re 10, 1-10.
La reina de Saba percibió la sabiduría de Salomón.
- Sal 36. R. La boca del justo expone la sabiduría.
- Mc 7, 14-23. Lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.

Liturgia de las Horas: oficio de feria.

Martirologio: elogs. del 10 de febrero, pág. 157.
CALENDARIOS: HH. de las Escuelas Cristianas: San Miguel Febres Cordero, religioso (F).
Huelva y Salesianas: Beata Eusebia Palomino Yenes, virgen (MO). Salesianos: (ML).
Orden Premonstratense: Santa Escolástica, virgen (MO).
Burgos: San Sisebuto, abad (ML).
Granada y Málaga: Beato Leopoldo de Alpandeire, religioso (ML).
Lugo: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Alfonso Carrasco Rouco, obispo (2008).

TEXTOS MISA

Misa de la feria:
del V Domingo del T. Ordinario (o de otro Domingo del T. Ordinario)

Misa por los enfermos: el día 11 se celebra la jornada mundial del enfermo.

Por los enfermos

Antífona de entrada Sal 6, 3-4
Misericordia, Señor, que desfallezco, cura, Señor, mis huesos dislocados. Tengo el alma en delirio.
Miserére mei, Dómine, quóniam infírmus sum; sana me, Dómine, quóniam conturbáta sunt ossa mea, et ánima mea turbáta est valde.
O bien: Cf. Is 53, 4
El Señor soportó nuestros sufrimientos, y aguantó nuestros dolores.
Vere languóres nostros Dóminus tulit, et dolóres nostros ipse portávit.

Monición de entrada
En esta eucaristía, nos hacemos eco del grito de dolor de todos los enfermos y pedimos al Señor, varón de dolores, que les dé esperanza consuelo, paciencia, y que les haga comprender la gran eficacia redentora de sus sufrimientos, unidos a los de Cristo en su pasión.

Oración colecta
Oh, Dios, tú quisiste que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades para manifestar el valor de la enfermedad y la paciencia humana; escucha benévolo nuestras plegarias por los hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a Cristo en su pasión para la redención del mundo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui languóres nostros voluísti ab Unigénito Fílio tuo portári, ut infirmitátis et patiéntiae virtútem osténderes humánae, preces nostras pro frátribus in aegritúdine pósitis benígnus exáudi, et praesta, ut, qui dolóribus, aerúmnis aliísve morbis premúntur, et inter eos qui beáti praedicántur se séntiant eléctos, et Christo pro mundi salúte patiénti se sciant unítos. Per Dóminum.
O bien:
Dios todopoderoso y eterno, salvación eterna de cuantos creen en ti, escucha las oraciones que te dirigimos por tus siervos enfermos, para quienes imploramos el auxilio de tu misericordia, para que, recuperada su salud, puedan ofrecer la acción gracias en tu Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Omnípotens sempitérne Deus, salus aetérna credéntium, exáudi nos pro fámulis tuis infírmis, pro quibus misericórdiae tuae implorámus auxílium, ut, réddita sibi sanitáte, gratiárum tibi in Ecclésia tua réferant actiónes. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Miércoles de la V semana del Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA 1 Re 10, 1-10
La reina de Saba percibió la sabiduría de Salomón
Lectura del primer libro de los Reyes.

En aquellos días, la reina de Saba oyó la fama de Salomón, en honor del nombre del Señor, y vino a ponerlo a prueba con enigmas.
Llegó a Jerusalén con una gran fuerza de camellos portando perfumes, oro en cantidad y piedras preciosas. Ante Salomón se presentó para plantearle cuanto había ideado. El rey resolvió sus preguntas todas, pues no había cuestión tan arcana que él no pudiese desvelar. Cuando la reina de Saba percibió la sabiduría de Salomón, el palacio que había construido, los manjares de su mesa, las residencias de sus servidores, el porte y vestimenta de sus ministros, sus coperos y los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor, se quedó sin respiración y dijo al rey:
«Era verdad cuanto oí en mi tierra acerca de tus enigmas y tu sabiduría. No daba crédito a lo que se decía, pero ahora he venido y mis propios ojos lo han visto. ¡Ni la mitad me narraron! Tu conocimiento y prosperidad superan con mucho las noticias que yo escuché. Dichosas tus mujeres, dichosos estos servidores tuyos siempre en tu presencia escuchando tu sabiduría. Bendito sea el Señor, tu Dios, que se ha complacido en ti y te ha situado en el trono de Israel. Pues, por el amor eterno del Señor a Israel, te ha puesto como rey para administrar derecho y justicia».
Ofreció al rey ciento veinte talentos de oro y gran cantidad de esencias perfumadas y piedras preciosas. Jamás llegaron en tal abundancia perfumes como los que la reina de Saba dio a Salomón.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 36, 5-6. 30-31. 39-40 (R.: 30a)
R. La boca del justo expone la sabiduría.
Os iusti meditábitur sapiéntiam.

V. Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho como el mediodía.
R. La boca del justo expone la sabiduría.
Os iusti meditábitur sapiéntiam.

V. La boca del justo expone la sabiduría,
su lengua explica el derecho;
porque lleva en el corazón la ley de su Dios,
y sus pasos no vacilan.
R. La boca del justo expone la sabiduría.
Os iusti meditábitur sapiéntiam.

V. El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él.
R. La boca del justo expone la sabiduría.
Os iusti meditábitur sapiéntiam.

Aleluya Cf. Jn 17, 17b.a
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Tu palabra, Señor, es verdad; santifícalos en la verdad. R.
Sermo tuus, Dómine, véritas est; sanctífica nos in veritáte.

EVANGELIO Mc 7, 14-23
Lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre
 Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 14-23
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre».
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.
Él les dijo:
«¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina».
(Con esto declaraba puros todos los alimentos).
Y siguió:
«Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Discurso 3-marzo-2016
En la Biblia, el corazón es el órgano no sólo de los afectos, sino también de las facultades espirituales, la razón y la voluntad, es la sede de las decisiones, del modo de pensar y de obrar. La sabiduría de las elecciones, abierta al movimiento del Espíritu Santo, compromete también el corazón. De aquí nacen las obras buenas, pero también las que son fruto de una equivocación, cuando se rechaza la verdad y las sugerencias del Espíritu. El corazón, en definitiva, es la síntesis de la humanidad plasmada por las manos mismas de Dios (cf. Gn 2, 7) y contemplada por su Creador con una complacencia única (cf. Gn 1, 31). En el corazón del hombre Dios derrama su propia sabiduría.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario XXVI

Oremos, ahora, esperanzadamente por nosotros y por todos los hombres.
- Para que en la vida de todos haya más amor. Roguemos al Señor.
- Para que en todas las regiones del mundo haya más paz. Roguemos al Señor.
- Para que en las relaciones entre los hombres haya más justicia y más solidaridad. Roguemos al Señor.
- Para que exista un reparto más justo de la riqueza. Roguemos al Señor.
- Para que los que sufren enfermedad o soledad encuentren fuerza y esperanza. Roguemos al Señor.
- Para que Jesucristo sea conocido y amado en todas partes. Roguemos al Señor.
- Para que venga a nosotros el reino de Jesucristo. Roguemos al Señor.
Ven, Señor Jesús.Ven en medio de nosotros y renuévanos. Condúcenos, a nosotros y a todos los hombres, hacia tu reino. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas
Oh. Dios, bajo cuya providencia transcurre cada instante de la vida, recibe las súplicas y oblaciones que te ofrecemos implorando tu misericordia a favor de los hermanos enfermos, y así, quienes tememos por su enfermedad, nos alegremos de su salud. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Deus, cuius nútibus vitae nostrae moménta decúrrunt, súscipe preces et hóstias, quibus tuam pro frátribus aegrotántibus misericórdiam implorámus, ut, de quorum perículo metúimus, de eórum salúte laetémur. Per Christum.

PLEGARIA EUCARÍSTICA D 4

Antífona de la comunión Col 1, 24
Completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, en favor de su cuerpo que es la Iglesia.
Adímpleo, quae desunt passiónum Christi in carne mea, pro córpore eius, quod est Ecclésia.

Oración después de la comunión
Oh, Dios, singular protector en la enfermedad humana, muestra el poder de tu auxilio con tus siervos enfermos, para que, aliviados con el auxilio de tu misericordia, merezcan presentarse sanos en tu santa Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Deus, infirmitátis humánae singuláre praesídium, auxílii tui super infírmos fámulos tuos osténde virtútem, ut, ope misericórdiae tuae adiúti, Ecclésiae tuae sanctae incólumes repraesentári mereántur. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del 10 de febrero
M
emoria de la sepultura de santa Escolástica, virgen, hermana de san Benito, la cual, consagrada desde su infancia a Dios, mantuvo una perfecta unión espiritual con su hermano, al que visitaba una vez al año en Montecasino, en la región italiana de Campania, para pasar juntos una jornada de santas conversaciones y alabanza a Dios. (c. 547)
2. En Magnesia, en la provincia romana de Asia, actual Turquía, santos Calarampo, Porfirio y Daucto, que, junto con tres mujeres, sufrieron el martirio en tiempo de Septimio Severo. (s. III)
3. En Roma, en la décima milla de la vía Labicana, santos Zótico y Amancio, mártires(s. II/IV)
4. Cerca de Terracina, en la región de Campania, en Italia, san Silvano, obispo. (s. IV)
5. En la ciudad de Saintes, en Aquitania, hoy Francia, san Troyano, obispo(c. 550)
6*. En Besanzón, en Burgundia, también Francia actualmente, san Protadio, obispo. (c. 624)
7. En la región de Rouen, en Neustria, de nuevo en la actual Francia, santa Austreberta, virgen y abadesa, que rigió el monasterio de Pavilly, fundado piadosamente por el obispo san Audeno. (704)
8. En la gruta de Stabulum Rhodis, cerca de Grossetto, en la región italiana de Toscana, san Guillermo, eremita de Malavalle, cuya vida inspiró y dio origen a numerosas congregaciones de eremitas. (1157)
9*. En el monasterio premonstratense de Fosses, cerca de Namur, en Lotaringia, actual Bélgica, beato Hugo, abad, a quien su maestro san Norberto, al ser elegido arzobispo de Magdeburgo, le encomendó la organización de la nueva Orden, que rigió sabiamente durante treinta y cinco años. (c. 1163)
10*. En Rimini, ciudad de Emilia-Romaña, en Italia, beata Clara, viuda, que por medio de la penitencia, mortificación y ayunos expió la vida disoluta que había llevado antes y, después de reunir un grupo de compañeras en un monasterio, sirvió a Dios con humildad de espíritu. (1324/1329)
11*. En Avrillé, en las cercanías de Angers, en Francia, beatos Pedro Fremond, junto con cinco compañeras*, mártires, que durante la Revolución Francesa fueron fusilados por su fidelidad a la Iglesia católica. (1794)
*Sus nombres son: beatas Catalina y María Luisa du Verdier de la Sorinière, hermanas; Luisa Bessay de la Voûte; María Ana Hacher du Bois; y Luisa Poirier, esposa.
12*. En Valverde del Camino, cerca de Huelva, en la región española de Andalucía, beata Eusebia Palomino Yenes, virgen del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, que, dando un egregio ejemplo de humildad y evitando toda ostentación, mostró su espíritu de abnegación en las tareas más sencillas y mereció los dones de la gracia. (1935)
13*. En la aldea de Krasic, cerca de Zagreb, en Croacia, beato Luis Stepinac, obispo de Zagreb, que rechazó con firmeza las doctrinas que se oponían a la fe y a la dignidad humana, y por su fidelidad a la Iglesia, después de prolongada prisión, víctima de la enfermedad y la miseria, terminó egregiamente su episcopado. (1960)

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