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miércoles, 12 de enero de 2022

Miércoles 16 febrero 2022, Miércoles de la VI semana del Tiempo Ordinario, feria (o misa por la santa Iglesia)

SOBRE LITURGIA

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LA COMUNIDAD DEL PONTIFICIO COLEGIO ESPAÑOL DE ROMA

Sala Clementina. Jueves 10 de mayo de 2012

Señores cardenales,
Venerados hermanos en el episcopado,
Querido señor rector, superiores, religiosas,
alumnos del Pontificio Colegio Español de San José de Roma:

Es para mí un motivo de alegría recibiros en la conmemoración de los cincuenta años de la sede actual del Pontificio Colegio Español de San José, y precisamente en la memoria litúrgica de san Juan de Ávila, patrono del clero secular español, y al que próximamente declararé Doctor de la Iglesia universal. Saludo al señor cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, al que agradezco sus amables palabras, así como a los señores arzobispos miembros del Patronato, al señor rector, a los formadores, religiosas y a vosotros, queridos alumnos.

Esta efeméride marca una relevante etapa del ya dilatado itinerario de este convictorio, que comenzó a finales del siglo diecinueve, cuando el beato Manuel Domingo y Sol, fundador de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, se lanzó a la aventura de crear un colegio en Roma, con la bendición de mi venerado predecesor, León XIII, y el interés del episcopado español.

Por vuestro colegio han pasado miles de seminaristas y sacerdotes que han servido a la Iglesia en España con amor entrañable y fidelidad a su misión. La formación específica de los sacerdotes es siempre una de las mayores prioridades de la Iglesia. Al ser enviados a Roma para profundizar en vuestros estudios sacerdotales debéis pensar sobre todo, no tanto en vuestro bien particular, cuanto en el servicio al pueblo santo de Dios, que necesita pastores que se entreguen al hermoso servicio de la santificación de los fieles con alta preparación y competencia.

Pero recordad que el sacerdote renueva su vida y saca fuerzas para su ministerio de la contemplación de la divina Palabra y del diálogo intenso con el Señor. Es consciente de que no podrá llevar a Cristo a sus hermanos ni encontrarlo en los pobres y en los enfermos, si no lo descubre antes en la oración ferviente y constante. Es necesario fomentar el trato personal con Aquel al que después se anuncia, celebra y comunica. Aquí está el fundamento de la espiritualidad sacerdotal, hasta llegar a ser signo transparente y testimonio vivo del Buen Pastor. El itinerario de la formación sacerdotal es, también, una escuela de comunión misionera: con el Sucesor de Pedro, con el propio obispo, en el propio presbiterio, y siempre al servicio de la Iglesia particular y universal.

Queridos sacerdotes, que la vida y doctrina del Santo Maestro Juan de Ávila iluminen y sostengan vuestra estancia en el Pontificio Colegio Español de San José. Su profundo conocimiento de la Sagrada Escritura, de los santos padres, de los concilios, de las fuentes litúrgicas y de la sana teología, junto con su amor fiel y filial a la Iglesia, hizo de él un auténtico renovador, en una época difícil de la historia de la Iglesia. Precisamente por ello, fue «un espíritu clarividente y ardiente, que a la denuncia de los males, a la sugerencia de remedios canónicos, ha añadido una escuela de intensa espiritualidad» (Pablo VI, Homilía durante la canonización de san Juan de Ávila, 31 mayo 1970).

La enseñanza central del Apóstol de Andalucía es el misterio de Cristo, Sacerdote y Buen Pastor, vivido en sintonía con los sentimientos del Señor, a imitación de san Pablo (cf. Flp 2,5). «En este espejo sacerdotal se ha de mirar el sacerdote para conformarse en los deseos y oración con Él» (Tratado sobre el sacerdocio, 10). El sacerdocio requiere esencialmente su ayuda y amistad: «Esta comunicación del Señor con el sacerdote… es trato de amigos», dice el Santo (ibíd., 9).

Animados por las virtudes y el ejemplo de san Juan de Ávila, os invito, pues, a ejercer vuestro ministerio presbiteral con el mismo celo apostólico que lo caracterizaba, con su misma austeridad de vida, así como con el mismo afecto filial que tenía a la santísima Virgen María, Madre de los sacerdotes.

Bajo la entrañable advocación de «Mater clementissima», han sido innumerables los alumnos que han confiado a ella su vocación, sus estudios, sus afanes y proyectos más nobles, como también sus tristezas y preocupaciones. No dejéis de invocarla cada día, ni os canséis de repetir su nombre con devoción. Escuchad a san Juan de Ávila, cuando exhortaba a los sacerdotes a imitarla: «Mirémonos, padres, de pies a cabeza, alma y cuerpo, y nos veremos hechos semejables a la sacratísima Virgen María, que con sus palabras trujo a Dios a su vientre... Y el sacerdote le trae con las palabras de la consagración» (Plática 1ª a los sacerdotes). La Madre de Cristo es modelo de aquel amor que lleva a dar la vida por el Reino de Dios, sin esperar nada a cambio.

Que, bajo el amparo de Nuestra Señora, la comunidad del Pontificio Colegio Español de Roma pueda seguir cumpliendo sus objetivos de profundización y actualización de los estudios eclesiásticos, en el clima de honda comunión presbiteral y alto rigor científico que lo distingue, con vistas a realizar, ya desde ahora, la íntima fraternidad pedida por el concilio Vaticano II «en virtud de la común ordenación sagrada y de la común misión» (Lumen gentium, 28). Así se formarán pastores que, como reflejo de la vida de Dios Amor, uno y trino, sirvan a sus hermanos con rectitud de intención y total dedicación, promoviendo la unidad de la Iglesia y el bien de toda la sociedad humana.

Con estos sentimientos, os imparto una especial Bendición Apostólica, que complacido hago extensiva a vuestros familiares, comunidades de origen y a cuantos colaboran en vuestro itinerario formativo durante vuestra estancia en Roma. Muchas gracias.

CALENDARIO

16 MIÉRCOLES DE LA VI SEMANA DEL T. ORDINARIO, feria

Misa
de feria (verde).
MISAL: cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5), Pf. común.
LECC.: vol. III-par.
- Sant 1, 19-27.
Poned en práctica la palabra y no os contentéis con oírla.
- Sal 14. R. ¿Quién puede habitar en tu monte santo, Señor?
- Mc 8, 22-26. El ciego estaba curado y veía todo con claridad.

Liturgia de las Horas: oficio de feria.

Martirologio: elogs. del 17 de febrero, pág. 166.
CALENDARIOS: Misioneros de la Consolata: Beato José Allamano, presbítero (F).
Agustinos: Beato Simón de Casia, presbítero (MO).
Astorga: Beatos Juan de Santo Domingo, presbítero, y compañeros, mártires (ML).
Santander: Santa Juliana, virgen y mártir (ML).
Dominicos: Beato Nicolás Paglia, presbítero (ML).
O. Cist.: San Pedro de Castelnau, monje cisterciense y mártir (ML).

TEXTOS MISA

Misa de la feria: del VI Domingo del T. Ordinario (o de otro Domingo del T. Ordinario).

Misa por la Santa Iglesia:

Por la Iglesia A

Antífona de entrada Cf. Ef 1, 9.10
Dios nos ha dado a conocer el misterio de su voluntad: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.
Deus notum fecit nobis sacraméntum voluntátis suae instauráre ómnia in Christo, quae in caelis et quae in terra sunt, in ipso.

Monición de entrada
El designio de Dios legará a su realización definitiva cuando la humanidad y todo el universo alcancen su meta y queden perfectamente recapitulados en Cristo, principio y fin de todas las cosas. La Iglesia peregrina, de la cual formamos parte, es germen y anticipo de ese reino de Dios que se realizará plenamente cuando todo lo que está en cielo y tierra tenga a Cristo por cabeza.

Oración colecta
Oh, Dios, que has dispuesto con admirable providencia que el reino de Cristo se extienda por toda la tierra y que todos los hombres participen de la redención salvadora, concédenos que tu Iglesia sea sacramento de salvación universal, y se manifieste a todos los hombres el que es esperanza y Salvador de los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui regnum Christi ubíque terrárum dilatári providéntia mirábili disposuísti, et omnes hómines salutáris éffici redemptiónis partícipes, praesta, quaesumus, ut Ecclésia tua universále sit salútis sacraméntum, et cunctis homínibus revelétur exspectátio géntium et Salvátor eárum. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Miércoles de la VI semana del Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA Sant 1, 19-27
Poned en práctica la palabra y no os contentéis con oírla
Lectura de la carta del apóstol Santiago.

Tened esto presente, mis queridos hermanos: que toda persona sea pronta para escuchar, lenta para hablar y lenta a la ira, pues la ira del hombre no produce la justicia que Dios quiere.
Por eso, desechad toda inmundicia y la carga de mal que os sobra y acoged con docilidad esa palabra, que ha sido injertada en vosotros y es capaz de salvar vuestras vidas.
Poned en práctica la palabra y no os contentéis con oírla, engañándoos a vosotros mismos. Porque quien oye la palabra y no la pone en práctica, ese se parece al hombre que se miraba la cara en un espejo y, apenas se miraba, daba media vuelta y se olvidaba de cómo era.
Pero el que se concentra en una ley perfecta, la de la libertad, y permanece en ella, no como oyente olvidadizo, sino poniéndola en práctica, ese será dichoso al practicarla.
Si alguien se cree religioso y no refrena su lengua, sino que se engaña a sí mismo, su religiosidad está vacía.
La religiosidad auténtica e intachable a los ojos de Dios Padre es esta: atender a huérfanos y viudas en su aflicción y mantenerse incontaminado del mundo.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 14, 2 3ab. 3cd 4ab. 5 (R.: 1b)
R. ¿Quién puede habitar en tu monte santo, Señor?
Quis requiéscet in monte sancto tuo, Dómine.

V. El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.
R. ¿Quién puede habitar en tu monte santo, Señor?
Quis requiéscet in monte sancto tuo, Dómine.

V. El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino.
El que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.
R. ¿Quién puede habitar en tu monte santo, Señor?
Quis requiéscet in monte sancto tuo, Dómine.

V. El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
R. ¿Quién puede habitar en tu monte santo, Señor?
Quis requiéscet in monte sancto tuo, Dómine.

Aleluya Cf. Ef 1, 17-18
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón, para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama. R.
Pater Dómini nostri Iesu Christi illúminet óculos cordis nostri, ut sciámus quæ sit spes vocatiónis nostræ.

EVANGELIO Mc 8, 22-26
El ciego estaba curado, y veía con toda claridad
 Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida.
Y le trajeron a un ciego pidiéndole que lo tocase.
Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó:
«¿Ves algo?».
Levantando los ojos dijo:
«Veo hombres, me parecen árboles, pero andan».
Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía todo con claridad.
Jesús lo mandó a casa diciéndole que no entrase en la aldea.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Jerónimo, Comentario al Evangelio de san Marcos
En la ciencia siempre hay progresos. No puede uno en una hora alcanzar la perfecta sabiduría, por capaz que sea. Nadie puede llegar a la perfecta ciencia, sino después de mucho tiempo y de un largo periodo de instrucción. Primero se quitan las manchas, se quita también la ceguera, y de este modo llega la luz. La saliva del Señor es la perfecta doctrina, la que, para enseñar perfectamente, procede de la boca del Señor. La saliva del Señor, por así decir, es ciencia que procede de la sustancia del Señor. Así como la palabra, que procede de la boca, es medicina, del mismo modo la saliva parece que sale como de algo de Dios, es decir, de su misma sustancia. Aquí, por tanto, lo que dice el Evangelio es esto: que el Señor, con una doctrina más secreta, lava el error de los ojos del ciego
"Y poniéndole saliva en sus ojos, y habiéndole impuesto las manos". La saliva cura los ojos, al tiempo que las manos son puestas sobre la cabeza: la saliva aleja la ceguera, las manos confieren la bendición.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario XXXII

Con la confianza de hijos que suscita en nuestros corazones el Espíritu de Cristo, elevemos la oración común a Dios Padre misericordioso.
- Para que la Iglesia sea siempre más comunidad de fe, de oración y de caridad. Oremos al Señor.
- Para que no falten nunca hombres y mujeres disponibles para acoger la llamada de Dios y ponerse al servicio de sus hermanos. Oremos al Señor.
- Para que los violentos dejen caer las armas, y todas las naciones de la tierra sean lugares de convivencia pacífica y cordial. Oremos al Señor.
- Para que el Espíritu del Señor conceda salud a los enfermos, consuelo a los tristes, esperanza y paz a todo el mundo. Oremos al Señor.
Oh Padre, fuente de todo bien, te hemos expuesto con humilde confianza nuestras intenciones; escucha benigno nuestra oración, movido por tu inmensa bondad. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

Misa por la santa Iglesia:
Oración de los fieles
Hermanos, elevemos unidos nuestras oraciones a Dios, nuestro Padre, por el bien de la Iglesia y de todos los hombres.
- Por la Iglesia, para que esté unida y viva en libertad y en paz en todo el mundo. Oremos.
- Por las necesidades y dificultades que plantea la evangelización según la peculiaridad de cada territorio, para que, cada día, surjan más jóvenes y adultos cristianos decididos a entregar sus vidas en la misión de toda la Iglesia. Oremos.
- Por la paz entre las naciones, para que sus gobernantes promuevan el bien común y el progreso de todos los ciudadanos. Oremos.
- Por nuestros hermanos más pobres, para que el Señor los cubra con su misericordia y encuentren en la Iglesia la mano samaritana y el hogar acogedor que necesitan Oremos.
- Por nuestra comunidad cristiana, para que vivamos unidos en el amor y por la santidad de vida, seamos reflejo de la Iglesia universal. Oremos.
Escucha benignamente las súplicas de tu Iglesia, Señor, para que se realice cuanto antes el deseo de Jesús: que haya un solo rebaño y un solo Pastor. Por el mismo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas
Dios misericordioso, mira complacido las ofrendas del pueblo que te está consagrado, y, por la eficacia de este sacramento, haz que la muchedumbre de los creyentes en ti sea estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de tu propiedad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Plebis tibi sacrátae réspice múnera, miséricors Deus, et per huius sacraménti virtútem concéde, ut credéntium in te multitúdo genus eléctum, regále sacerdótium, gens sancta, pópulus acquisitiónis tibi iúgiter efficiátur. Per Christum.

PLEGARIA EUCARÍSTICA D 1.

Antífona de la comunión Ap 22, 17. 20

El Espíritu y la esposa dicen: «Ven. Amén. Ven, Señor Jesús».
Spíritus et sponsa dicunt: Veni. Amen. Veni, Dómine Iesu.

Oración después de la comunión
Oh. Dios, que alimentas y fortaleces abundantemente a la Iglesia con tus sacramentos, concede a cuantos hemos sido saciados en la mesa celestial que, siguiendo las enseñanzas de tu amor, seamos fermento de vida e instrumento de salvación en la convivencia humana. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Deus, qui tuis Ecclésiam iúgiter pascis et róboras sacraméntis, concéde nobis mensa caelésti reféctis, ut, caritátis tuae documéntis obsequéndo, ferméntum vivíficans et salútis instruméntum humáno efficiámur consórtio. Per Christum.

MARTIROLOGIO

Elogios del 17 de febrero
Los siete santos Fundadores de la Orden de los Siervos de la Virgen María: Bonfilio, Bartolomé, Juan, Benito, Gerardino, Ricovero y Alejo, todos mercaderes de Florencia, en Italia, que se retiraron de común acuerdo al monte Senario para servir a la Santísima Virgen María, y fundaron para ello una Orden bajo la Regla de san Agustín. Son conmemorados en este día, en el que falleció, ya centenario, el último de ellos, Alejo. (1310)
2. En Amasea, en la región del Helesponto, actual Turquía, pasión de san Teodoro, soldado, que bajo el emperador Maximiano, por confesar que era cristiano, fue terriblemente azotado, recluido en la cárcel y finalmente quemado vivo. San Gregorio de Nisa cantó las alabanzas de este santo, en un célebre elogio. (306)
3*. En Tréveris, en la Galia Bélgica, hoy Alemania, san Bonoso, obispo, que, junto a san Hilario de Poitiers, trabajó con celo y sabiduría para que en las regiones de la Galia se mantuviese la integridad de la fe. (c. 373)
4. En Armenia, san Mesrob, doctor de los armenios, que siendo discípulo de san Narsete y escriba en el palacio real, se hizo monje. Creó los signos del alfabeto para que el pueblo pudiera ser instruido en las Sagradas Escrituras, tradujo al armenio los dos Testamentos y compuso himnos y cánticos. (c. 440)
5. En el monasterio de Clúain Ednech, en Irlanda, san Fintán, abad, fundador de dicho cenobio y prestigioso por su austeridad. (c. 440)
6. Conmemoración de san Flaviano, obispo de Constantinopla, que por defender la fe católica proclamada en Éfeso, fue golpeado y pisoteado por los partidarios del impío Dióscoro y, enviado al exilio, falleció poco después. (449)
7*. En Lindisfarne, población de Northumbria, en el actual Reino Unido, san Fian, obispo y abad, célebre por su doctrina y por su celo en la evangelización. (c. 656)
8. En Auxy-aux-Moines, en la Francia actual, sepultura de san Silvino, obispo. (s. VIII)
9*. En el monasterio de Cava de' Tirreni, en la región italiana de Campania, san Constable, abad, que por su eximia mansedumbre y caridad hacia todos, mereció ser llamado justamente “protector de los hermanos”. (1124)
10*. En la localidad de Ratzeburg, en el territorio de Alsacia, en Germania, san Evermodo, obispo, el cual, discípulo de san Norberto en la Orden Premonstratense, se dedicó a evangelizar el pueblo de los wendos. (1178)
11*. En Padua, en la región de Venecia, en la actual Italia, beato Lucas Belludi, presbítero de la Orden de los Menores, discípulo y compañero de san Antonio. (1286)
12. En Pyongyang, en Corea, san Pedro Yu Chong-nyul, mártir, padre de familia, que mientras estaba leyendo los textos saagrados a los fieles que durante la noche se congregaban en el domicilio del catequista, fue apresado y, por su condición de cristiano, azotado hasta la muerte. (1866)
13*. En Rzeszow, en Polonia, beato Antonio Lesczewicz, presbítero de la Congregación de la Compañía de María y mártir, que durante la ocupación militar de su patria en tiempo de guerra, fue entregado a las llamas por los perseguidores de la Iglesia a causa de su fe en Cristo. (1943)
- Beata Elisabetta Sanna (1788- Roma 1857). Laica de la Tercera Orden de San Francisco, madre de familia, miembro de la Unión del Apostolado Católico fundado por San Vicente Pallotti.

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